miprimita.com

En el pub de verano

en Orgías

EN EL PUB DE VERANO (1ª parte)

Ese fin de semana salimos con otras dos parejas: como casi siempre con Juan y Mari y, como novedad, Miguel y Cari.

Estos últimos eran novios desde hacía poco tiempo, y les auguraba menos tiempo aún pues eran muy diferentes, aunque cualquiera sabe, ya que si bien Cari era una chica muy extrovertida y le iba la marcha a tope, su novio era muy soso, y para colmo, un calzonazos pues entraba por el aro a todo lo que su novia le pedía, y tal era así que no tenía ni carnet de conducir siquiera y tenía que ser llevado por su novia a todos los sitios.

Estuvimos tomando unas cervezas y vinos, a gusto del consumidor, por los bares de la zona, pero ya llegó el momento de las copas, de ir en serio. Ya íbamos un poco subidos en la tasa de alcohol por lo que las bromas y las risas eran cosa fácil. Yo en particular tenía ese punto justo en el que eres consciente de todo perfectamente, y en donde consigues que cualquier culo hace que te suba el paquete a las nubes.

Llegamos a un pub de verano en donde no había mucha gente y, por el contrario, era muy amplio. Ocupamos un lugar en la barra, para estar a la mano de los camareros y pedir las copas según demanda.

Tras un par de copas, todos estábamos “muy a gusto” en todos los aspectos, y fue cuando comenzó todo. Cari se me acercó y me dijo que le pidiera una copa a lo que repuse pícaramente qué me daba a cambio, pues no en vano esta chica está bastante bien:

-          ¿Qué quieres?

-          Al menos me tienes que dar un beso.

-          Bueno, eso es poca cosa, añadió a la vez que me daba un beso en los labios, tras comprobar que la mirada de su novio no estaba atenta a ella.

-          Eso es demasiado light, añadí con toda la mala intención que pude.

-          Pues no me voy a achicar ¿sabes? Y me volvió a besar metiendo su lengua dentro de mí, explorando y jugando con mi lengua.

-          Ehhhhhhh! ¿Qué estáis haciendo? Se sorprendió su novio que vio como Cari me estaba besando delante de él.

-          Cállate tonto, que estamos entre amigos y esto no tiene importancia, le respondió Cari, haciendo que, como siempre, este obedeciera.

De cualquier forma todo quedó ahí, pues le pedí su copa y todos seguimos bromeando, sobre todo con lo ocurrido, por lo que la conversación cada vez era más caliente.

Juan fue a los servicios a desalojar un poco de líquido y hacerle sitio al que próximamente llegaría. Cari, muy atenta a todo a pesar del alcohol, le pidió a Vero que la acompañara pues ella también tenía que ir a los aseos, dirigiéndose a estos, que se encontraban al otro lado justamente del pub.

Minutos después, vimos como los tres regresaban de hacer sus necesidades, aunque lo que más nos sorprendió es que venían juntos y por si fuera poco, Juan iba agarrado a la cintura de las dos chicas, mientras estas, que también venían agarradas a él, compartían unas risas muy extrañas.

Una vez todos juntos le pregunté a mi mujer:

-          ¿Qué pasaba para tanta risa?

-          Pues, que hace tiempo le comenté a Cari que habíamos hecho un trio con Juan, y que este tenía la polla más enorme que había visto en mi vida, y ahora, al ir a los aseos, ha acelerado el paso para llegar a la vez que este, tirando de mí y obligándome a entrar junto a ella y  Juan, al aseo de los chicos, comentándole que dada la fama que yo le había otorgado a su miembro, era justo que ella comprobara que era verdad, y que se la enseñara para corroborarlo. Y como no, a Juan la idea le ha encantado y no se ha hecho de rogar para mostrarnos su miembro que aun estaba flácido, y que Cari se ha encargado de que se pusiera bien duro tras cogerlo y menearlo unas cuantas veces, de tal manera que ya era imposible que Juan pudiera apuntar bien para no hacérselo fuera del inodoro.

-          Y tú qué, ¿te has estado quieta, porque no me lo puedo creer?

-          Yo la he ayudado un poco con mi lengua, aunque la muy egoísta en seguida me ha apartado y ha seguido ella.

-          ¡Qué par de putas sois!

-          Si, ¿a qué te gusta?

-          Por supuesto. No cambies nunca, le respondí a la vez que la besaba.

Cari se acercó a nosotros pues se imaginaba de lo que estábamos hablando y, apartando sutilmente a mi mujer me pidió apoyarse un poco sobre mí, que tenía en ese momento la única banqueta que había disponible en la barra, argumentando que le dolían ya las piernas de estar de pie.

Tras conseguir que yo abriera las piernas se apoyó contra mí, de modo que su culo quedaba contra mi paquete, no tardando en, con todo el disimulo del mundo,  moverlo de modo que sintiera mi polla contra ella, haciendo que en pocos segundos esta aumentara de tamaño y dureza.

-          ¿Qué te pasa marrano, te has puesto tieso? Me dijo lascivamente.

-          Tú tienes la culpa, le dije a la vez que sentí como con la mano que pegaba a la barra, Cari comenzó a tocarla por encima de mi pantalón, haciéndome sentir que me iba a reventar la polla. Como sigas así te voy a arrastrar al aseo y te voy a follar como un loco.

-          No va a hacer falta porque yo te voy a follar antes, me contestó.

Pero cuanta no fue mi sorpresa cuando a continuación Cari le dijo a Miguel:

-          Cariño estoy muy cansada, vamos que te lleve a casa.

-          Vale, lo que tú digas mi vida, le respondió, como era natural, él.

-          Voy a llevarlo a su casa y ahora vengo. Esperadme que no tardo.

Y tras esto se marcharon, quedando nosotros allí esperando su regreso y comentando qué podíamos hacer cuando volviera.