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Noche de sexo

en Intercambios

Tras un tiempo fantaseando con mantener sexo con otras personas,  entiendase intercambios, trios.... Le propuse a Mari intentar llevarlos a cabo.

No sin algunas reticencias ella aceptó salir una noche e ir a un púb de intercambios,  en principio solo por curiosidad,  para ver como iba el tema, sin intención de nada más.

Llegó un fin de semana en el que nos venia bien salir y acordamos hacerlo.

Esa noche Mari iba espectacular,  con unos tacones y un vestido atado al cuello, que no le permitía usar sujetador, de color blanco, donde la falda era con vuelo, ajustándose a partir de las caderas hacia arriba,  marcando así su suculenta figura.

Tras tomar unas copas en algún local cercano, para así hacer hora y de camino perder un poco la vergüenza, nos dirigimos por fin al  pub donde esperaba que nuestra vida sexual abriera nuevos horizontes. 

Mari iba un poco subida de tono por las copas que había tomado, pues no bebe alcohol habitualmente,  y de camino le venía bien para deshinibirse.

Tocamos a la puerta del púb, con bastante vergüenza y al poco nos abrió un señor de unos 50 años, vestido pulcramente, que nos invitó a pasar.  Nos preguntó si sabíamos cómo iba el tema a lo que respondimos que si, por no parecer tontos, aunque por ser la primera vez no teníamos ni idea a que se refería. 

El local no estaba demasiado iluminado, cosa que cabía esperar, y no había demasiada gente, desperdigados por  los rincones, no pudiéndose adivinar bien de quien se trataba.

Ocupamos un sitio algo alejados de la barra, en donde una exuberante camarera la atendía.

Pensamos qué tomar y fui a la barra a pedir, dejando a Mari sola en el reservado. Tras pedir un par de copas y entretener mi mirada con el culo de la camarera, que era formidable, se acercaron dos mujeres a donde me encontraba.  

- Hola. Es la primera vez que venís por aquí?  Me preguntó una de ellas, la cual era más o menos de nuestra edad y bastante aceptable físicamente,  aunque no tanto como mi mujer. 

- Si, contesté un poco parco en palabras pues estaba muy cortado.

- Nosotros venimos habitualmente y no nos sonaba el habeos visto por aquí,  añadió la otra chica, un poco más entrada en años, aunque con un cuerpo muy sobresaliente. 

- Es la primera vez que vamos a uno de estos locales y como novatos no sabemos muy bien que hacer, reconocí finalmente. Queremos curiosear y ver como va el tema.

- Pues me parece que no lo estáis haciendo bien, añadió la más joven, a la vez que se reía.

- Por qué?  Pregunté un poco intrigado. 

- Porque cuando quieres ver como va el tema, sin intención, en principio,  o si lo que deseas es ser selectivo con lo que buscas, hay que situarse en la barra, ya que si estáis en los reservados es porque digamos tenéis un poco de prisa y os viene todo bien. Me explicó la más madurita.

- Joder, qué fallo! Contesté yo, haciéndome el simpático. 

- Pues tu mujer no parece pasarlo mal... ya tiene compañía.

Es cierto que durante unos minutos no recordé que la había dejado sola, por lo que enseguida me giré hacia donde la había dejado, poniéndoseme los ojos como platos, y cara de tonto, casi con seguridad, al ver que se encontraba sentada entre dos tíos.

- No te preocupes por ella, son nuestros maridos y no le van a hacer nada que ella no quiera, me dijo la joven a la vez que con una de sus manos rodeaba ligeramente mi cintura.

Mari charlaba muy animada con los dos tíos, parecía pasarlo bien con lo que le decían.

- Estás impresionante, le decía uno de ellos, el más mayor.

- Gracias....

- Estás como para hacerte un favor, le decía el otro. A ambos se les veía físicamente cuidados y su aspecto, aunque informal, era muy aceptable. 

- Exageras.

- Podrías elegir a quien quisieras sin problemas. 

- A mi vosotros me parecéis muy bien. Solo querría saber una cosa y es si fumais, pues no soporto el olor y el sabor del tabaco.

Ni Mari ni yo fumamos y no soportamos el tabaco.

- Ninguno de los dos fumamos, sobre todo cuando venimos aquí. 

- Seguro? Tendría que comprobarlo.... Añadió ella un poco lasciva en su comentario. 

- Eso lo comprobamos ahora mismo si tu quieres, dijo el más joven, a la vez que acercaba su cara a la de ella.

Sorprendentemente Mari abrió su boca en la que no tardó en acoplarse la de éste, comenzando a besarse apasionadamente.  La cosa no quedó ahí pues, una de sus manos tomó lugar en el pecho de mi mujer, acariciándolo con gran pericia.

Yo desde la barra contemplaba entre excitado y sorprendido toda la escena. La madurita comenzó a acariciar mi culo con una de sus manos, aunque yo estaba un poco ajeno observando a mi mujer.

- Ahora te toca la comprobación a ti, le dijo Mari al otro de sus acompañantes,  no tardando este ni un instante en repetir la maniobra de su compañero,  besándola a la vez que con su mano comenzó a tocar la teta que quedaba libre.

El primero, habiéndose quedado sin la boca de ella, decidió ocupar la suya en otra tarea.... Apartó el vestido dejando la teta que le correspondía al descubierto,  introduciéndola en su boca, comenzando a chuparla. Mientras, su mano abandonó el antiguo lugar, ahora ya ocupado, para bucear bajo la falda de Mari, acariciando su pierna y subiendo progresivamente hasta, con seguridad, llegar hasta su coño.

Mari aceptaba todo aquello con un gesto de placer en su rostro y abriéndose un poco de piernas para que su nuevo amigo accediera sin dificultades al lugar que buscaba.

Yo estaba con la boca abierta y la polla totalmente dura con lo que veía, cuando sentí sobre mí paquete la mano de la más joven, que lo comenzó a acariciar, proporcionandome gran placer.

Por el movimiento de la mano del chico que metía mano a mi mujer, deduje que le tendría un dedo en el coño, haciéndole una paja. El otro imitó a su amigo descubriendo la otra teta y comenzando a chuparla, introduciendo una de sus manos también bajo la falda.

Mari los detuvo y, en un instante, con gran rapidez se desprendió del tanga, tomando posición en el reservado muy abierta de piernas de manera que aquellos dos tíos pudieran seguir masturbandola ahora más fácilmente.  Su cara traducía un placer total, que no tardó en convertirse en un órgasmo, retorciéndose de gusto. Se comía literalmente las bocas de sus acompañantes.

Cuando al fin se calmó, uno de ellos le comentó el ir a un lugar privado del que disponía el local y que si quería,  que además podíamos ir los seis, a lo que Mari, ocultando por el momento sus tetas, aceptó.  Nos hicieron un gesto con la mano pidiéndonos que los acompañáramos, por lo que sus dos chicas me agarraron por la cintura y me dirigieron a una zona al fondo del local donde había una puerta y que daba acceso a un dormitorio provisto de una cama enorme.

Nada más entrar los dos chicos desnudaron a Mari, que por la poca ropa que llevaba fue rápido.

La llevaron a la cama en donde esta se sentó en el filo mientras ellos se desprendían de los pantalones y camisas. Sus pollas quedaron expuestas y ofrecidas a mi mujer, que tomó una con cada mano, meneando una y chupando la otra, alternándolas periódicamente. 

Mis dos chicas no perdieron el tiempo. Mientras una se desnuda la otra hacia lo propio conmigo, mientras nos besabamos y tocábamos. Una vez desnuda, la otra cambió el lugar con su amiga, que se desnudó, mientras yo metía mi mano en el coño, totalmente mojado, de la más joven.

Ya desnudas las dos, yo seguía tocando el coño y las tetas de una, mientras la otra se arrodilló delante de mi comenzando a hacerme una manada impresionante.  Su amiga la imitó, y me encontré de pie con las dos tías comiéndome la polla y los huevos, alternándose en una sincronización perfecta, a la vez que podía ver lo que los dos chicos hacían a Mari.

Mi mujer estaba tumbada boca arriba, abierta de piernas mientras uno le estaba comiendo el coño y, el otro, le tenía la polla metida en la boca. Estaba recibiendo una manada en toda regla.

Las chicas me tumbaron junto a mi mujer y copiaron lo que sus parejas le hacían a Mari. Una me la chupaba y la otra se sentó sobre mí cara para que le comiera el coño.

Tras unos minutos, las chicas cambiaron de lugar, alternándose ahora las respectivas faenas.

Conseguí ver como Mari había cambiado de postura. Estaba a cuatro patas chupandosela a uno mientras el otro, tras darle unos lametones en el coño, dirigió su polla hasta el coño donde se la colocó de un fuerte empujón que hizo que la polla que tenía en la boca se le metiera totalmente, provocandole una arcada incluso. El amigo la follaba a un ritmo y un vigor asombroso lo que hizo que en unos instantes mi mujer se corriera, quedando ahogados sus gritos por la otra polla.

Mientras, una de las chicas ya cabalgata sobre mí mientras le comía las tetas a su amiga que continuaba sobre mí cara pero ahora al revés, una frente a la otra. Mi excitacion era ya casi insoportable.  Cambiaron las chicas de lugar,  follandome ahora la otra. 

Pude ver como Mari tenía a un chico a cada lado de su cabeza, los cuales se estaban masturbando, mientras ella los atraía hacia sí por sus culo. Casi simultáneamente, ambos se corrieron sobre su cara y boca, la cual abría a un lado y otro para tratar de recibir en su interior las descargas. Quedó con el rostro inundado de semen, el cual recogía con sus manos para llevarlo a su boca y comerlo. No conforme, las metió en su boca, primero una y después otra, dejándolas totalmente limpias.

Aquello fue demasiado para mi. Me iba a correr sin remedio.  Avise a las chicas que me pidieron mi leche. Me incorporé y me vacié sobre sus caras. Imitando a mi mujer ambas se emplearon en dejarla sin ningún resto.

Tras un breve descanso, nos vestimos, salimos de la habitación, tomándonos otra copa en la barra, intercambiando impresiones sobre lo sucedido.

Desde aquel día hemos quedado con ellos en varias ocasiones, añadiendo la variante del sexo entre las tres chicas, anal, etc. Y nos hemos hecho asiduos clientes de estos locales, habiendo mejorado nuestra vida sexual a límites que nunca hubiéramos imaginado.