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Trio con Laura y Maijo

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Hermana mayor de Jorge, cuñada de Ana, mas o menos de la edad de mi esposa, les acompañó a casa una tarde, porque les habíamos comentado que Gloria, la persona que nos atendía dos horas por semana la cuestión de limpieza en casa, ya no podía continuar. Gloria es una persona ya mayor y la verdad, por su propia iniciativa, quería dejarlo, mas cobrando su paga de viuda.

Laura es divorciada, bastante activa en su vida, siempre tratando de solucionar cosas para obtener, al menos, una calidad algo mejor en ella. Después de que Mai le mostrara la casa y, le explicara lo que necesitaba sobre ella, sentados en la sala, hablamos de sueldo y tiempo de trabajo.

Acordamos que vendría dos veces por semana, los martes y los viernes, ambos días en horario de mañana, presuponiendo que, con dos horas cada día, podría cumplir sobradamente los trabajos encomendados, para ello acordamos que cobraría a razón de cuarenta euros jornada de trabajo.

Las primeras semanas vino siempre acompañada de su cuñada. Entre ambas lograban terminar en prácticamente la mitad de tiempo y, las cosas se iban poniendo a su mano. Luego al concluir el trabajo, en la sala, charlábamos los cuatro mientras tomábamos café, en casa siempre hemos sido bastante cafeteros, sobre todo Maijo.

Ana guardaba su compostura mientras acompañaba a su cuñada, aunque en ocasiones sus miradas decían claramente que no sólo se encontraba a gusto en casa, sus ojos picarones hablaban de mas cosas, recordando aquella primera noche, que no habíamos repetido aún. Su insipiente barriga, demostraba su preñez y, el resto del cuerpo, incluidas sus acciones, reseñaban su disposición a “dormir” de nuevo en casa.

Aquellas primeras semanas, Laura, siempre vino en pantalones y camiseta, dispuesta al trabajo y los quehaceres domésticos que se le habían establecido, sin embargo, su cuñada en repetidas veces llegó en falda y blusa. Fue mas tarde, cuando ya Ana dejó de acompañarla esas mañanas, que también ella comenzó a usar falda para venir a casa, quizás también influida por mi esposa, que siempre usa ese tipo de prenda y, como ya he explicado varias veces, bastante exiguas de tela, sin embargo le dimos la oportunidad para que buscara ropa de trabajo y ella misma eligió una especie de babero corto, apenas a medio muslo, que modificó luego en su casa, para subirle algunos dedos mas, abotonado al frente con cuatro botones y unos suecos cómodos para trabajar en casa.

Ni que decir tiene de las conversaciones entre Maijo y yo referentes a Laura. Mi esposa hablaba con ella en casa y había notado que se mostraba dispuesta a ganar mas dinero, comentaba que ojalá le surgiera algún otro trabajo por el estilo o similar para así completar el sueldo que ganaba entre la pequeña comunidad que limpiaba y nuestra casa. Cada vez que charlábamos sobre ella, me comentaba que quizás debería de proponerle alguna cosilla extra, para ver si la aceptaba también. Los polvazos con mi mujer, mientras me susurraba preguntando si no me apetecería tener a Laura debajo eran geniales.

Coincidió que un día estando Laura en casa, nuestro vecino de arriba, llamó por la solana, su mujer en la tienda y preguntó a Mai si le apetecía subir un rato a su casa. Por supuesto que mi mujercita no se hizo de rogar y subió a su casa dispuesta a echar un polvete con el vecino. Aproveché cuando comenzó a sonar el cabezal de la cama arriba, para pedirle a Laura que planchara algunas camisas y vestidos en la habitación. De cuando en cuando pasaba por allí, sobre todo para confirmar que se escuchaba bien el repiquetear de la cama contra la pared y que Laura estaba escuchando dicho sonido.

Maijo regresó a casa apenas diez minutos después de que cesara la serenata de golpecitos; alegre y besucona, como suele regresar después de una sesión de sexo. Sin dar importancia, continuó con lo que hacia previamente a su salida, mientras que Laura, iba atando cabos a lo sucedido, aunque nada comentó en esa ocasión concreta.

Fue a la semana siguiente, Pancho, el marido de la cotorra del edificio apareció en casa. Ya me había comentado de que posiblemente subiría a visitarnos, por eso le indiqué como mejor día, precisamente, el martes en que Laura estaba con nosotros. Mientras estuvimos en la sala, charlando con el vecino, ella se mantuvo al margen de todo, en el despachito y el baño del fondo. Mi esposa se prestó a las intenciones de Pancho, que no eran otras mas que probar a mi señora, tal como le indicara en su día, tras sus pesquisas siguiéndola con alguno de sus ligues.

Los dos se fueron a la habitación principal, en esta ocasión, aunque no es costumbre, Maijo cerró la puerta motivado a que Laura estaba en casa. Como he dicho anteriormente, mi esposa, no se corta en lo mas mínimo cuando practica sexo, así que tras la ducha y el ratito previo de juegos, pronto sus grititos y gemidos se hicieron patentes, aun con la estancia cerrada.

Laura, que había venido a la sala, me miraba mientras yo ojeaba la prensa, al tiempo que escuchábamos a Pancho y a mi mujer en la habitación.

-“Caray, tanto mi hermano como mi cuñada, me habían comentado sobre ustedes dos, pero nunca supuse que fuesen así”.- comentó mientras limpiaba un poco la sala.

-“Si... ¿Qué te han comentado?”

-“Oh... bueno.... me hablaron del trato que tuvieron con ustedes y esas cosas....”.- dudó en continuar la frase.

-“En realidad todo fue bastante improvisado, simplemente surgió y todos aprovechamos el momento, nada mas”.-indiqué

-“Ya... ya... si me imagino, pero.... la semana pasada.... bueno cuando Maijo subió arriba... en principio pensé que había alguien en obras....”.

-“Si, si, una buena obra le hacía Fernando a Mai, si”.-intervine

-“... luego caí en lo que era... y.... bueno.... tú me enviaste a la habitación.... ¿Querías que escuchara y me diera cuenta, verdad?”.

-“Así es, Laura, precisamente te envié allí para que escucharas como batía en cabezal de la cama... para que entendieras que Mai subió a su casa para tener sexo con él”.

-“Me di cuenta de ello, vaya que si.... y hoy.... ufffff..... está ahí con ese otro señor.... en el dormitorio de ustedes....”.

-“Si, es vecino del edificio también”.

-“.... y.... también está teniendo sexo con él.... ufffff... estoy realmente nerviosa”.

-“¿Nerviosa?, no debería de ser así, fíjate en mí, sigo aquí tranquilamente, aunque se con absoluta certeza de que Pancho está follando a mi mujer”.

-“Precisamente, por eso.... mis nervios son precisamente por eso.... porque te veo ahí tranquilo mientras ellos andan en la cama”.

Me reí del comentario de Laura, mirando su expresión un tanto asombrada de mi aptitud.

-“Bueno, supongo que Ana y Jorge te comentarían acerca de la noche que pasaran en casa”.

-“Algo me dijeron, si, aunque no me aclararon en exceso nada concreto”.

-“Bien, te explico.... Jorge pasó la noche con Mai.... en nuestra cama y tu cuñada la pasó a mi lado en la otra habitación”.

-“Ufffff.... de eso no me habían dicho.... la verdad.... ¿follando toda la noche?”.

-“Tu hermano y Maijo disfrutaron de lo lindo y Ana, bueno, me aceptó dos o tres veces entre la noche y la mañana siguiente”.

-“Ufffff..... ahora entiendo la carita con la que regresaron a casa ese día”.

La observaba limpiando una bandejita por cuarta vez, mientras charlábamos del tema. No pude evitar la risa al ver que iniciaba la limpieza, por quinta vez. Se dio cuenta de ello y la colocó en su sitio mientras se disculpaba amparándose en sus nervios del momento.

-“Esos nervios que tienes ahora, te hacen.... aparentas.... quiero decir que te hacen ser mas llamativa de lo que ya eres.... ¿no se si me explico?”.

-“Uffff.... es que la situación es en extremo.... morbosa.... saber que ahora mismo tu esposa está con otro.... aquí, en la casa.... y además tu actitud.... joder.... que me ha subido la temperatura muchísimo, vamos”.

-“Eso es bueno, Laura.... mira... deja eso que haces y.... ven.... siéntate aquí en el sofá”.

Tomó asiento en la otra punta del sofá donde yo estaba. Dejé a un lado la prensa y me coloqué en uno de los sillones individuales, mirando hacia ella. Se mantenía con las piernas juntas, apretadas sus rodillas la una contra la otra. Previamente abrí un poco la cortina del ventanal para que la luz diurna inundara algo mas la estancia.

-“Sólo te preguntaré sin pretensión alguna al respecto, incluso no cambiará nada tras la decisión que tomes..... “.-hice una pausa mientras la miraba, para luego añadir.-“.... se nota que ahora mismo no llevas sujetador.... pero.... abajo.... ¿llevas braga o tanga?”.-pregunté

-“Una... braguita... pequeña”.- contestó titubeando

-“Creo que lo estas deseando.... aun así.... mantengo mi comentario a que no habrá cambio alguno decidas lo que decidas, pero.... ¿Te abrirías de piernas, para mostrarme esa tela de ahí abajo?”.

Guardó unos segundos de silencio, sin gesto alguno. Luego vi como sus pies se movían a los lados, manteniendo sus rodillas y muslos juntos. No me miraba a los ojos ya que su vista se dirigía hacia el suelo, en algún lugar de la alfombra que cubría la zona donde estábamos. Apoyó sus manos sobre las rodillas y luego me miró. La sonreía sin perder detalle alguno. Poco a poco fue separando sus piernas permitiendo que mis ojos las recorrieran hacia el interior y en su totalidad. Al fondo apareció aquella tela blanca acanalada que cubría la unión de sus muslos. Su respiración agitada me hacía ver la excitación que mostraba en el momento. Sus manos en las rodillas, abierta de piernas, sentada en el sofá, nerviosa debido al morbo de la situación, mostrándome su braguita, mientras al fondo, los grititos de Maijo ponían un punto aun mas caliente en el momento.

-“Genial.... estas tremendamente genial, Laura”.- comenté

-“Ufffff.... es que estoy muy excitada.... muy caliente.... nunca me había encontrado en una situación como esta.... uffffff”.

-“Suelta esos dos botones de abajo.... para que puedas abrir mas las piernas.... porque me encanta eso que veo ahí”.

Observé como soltó ambos botones. Sus pechos quedaron aun cubiertos por el baby que llevaba, pero su vientre quedó desnudo a la vista. Luego separó por completo sus piernas y sus manos se deslizaron por los muslos hasta alcanzar los costados de su braguita. Me miraba sin decir palabra mientras me regalaba la soberbia visión de sus piernas abiertas, mostrando su vientre y el interior de sus muslos.

-“Joder, Laura.... estás riquísima.... tienes unos muslos deliciosos y esa mata de pelo que asoma por ahí..... me tiene empalmadísimo”.-comenté

-“Ufffff..... yo estoy cachondísima.... joder que morbo”.

-“¿Quieres ver como me tienes?”.

No respondió, pero una de sus manos pasó sobre su braguita acariciando y presionando sobre lo que cubría con ella. Sus labios ligeramente separados, respirando con agitación mientras sus dedos palpaban sin parar sobre su propio sexo. Sin añadir nada mas a mi pregunta, tras algunos segundos sin respuesta por su parte, solté el cinturón y el botón del pantalón, luego bajé la cremallera de la bragueta. Me levanté y bajé la prenda hasta las rodillas, sentado de nuevo, mirando como seguía acariciando sobre su braguita, sus ojos clavados ahora sobre mi slip, metí la mano por un lateral de la tela y extraje mi erección, incluyendo en ello mis huevos. Separé mis piernas para que observara lo que le mostraba. Sus labios se separaron aun mas y sus ojos iban desde mi sexo a los míos, para retornar de nuevo a mi erecta polla que comencé a acariciar lentamente para que viese bien.

-“Fíjate como me tienes de empalmado, Laura.... y eso... sólo mostrando tus piernas y esa braguita”.-le comenté

-“Ufffff... uffffff.... ufffff.... estoy mojadísima”.-declaró.

-“Mueve esa braguita a un lado.... me encantaría ver ese chochito tuyo”.-le dije

Sus ojos clavados en mi polla mientras me acariciaba. Sus labios abiertos tratando de respirar con normalidad, aunque continuaba agitada. La mano que acariciaba sobre su braguita se deslizó a un lateral y tomó el borde de la tela. Mordisqueando su labio inferior, fue desplazando la tela lentamente hasta mostrarme al completo toda su pelambrera y aquellos gruesos labios que contorneaban su coño. No dijo nada en absoluto, observaba mi mano que subía y bajaba a lo largo de mi polla mientras me acariciaba.

-“Guauuu.... que hermoso coño tienes.... peludo, pero apetecible”.-dije, masturbándome con mas fuerza aún.

-“Ufffff.... si, tengo que quitarme algo de pelo.... ufffff... tienes una polla riquísima.... así tuvo que disfrutar mi cuñadita.... ufffff”.- comentó.

-“¿Te soltarás todos los botones para verte mejor?”.

Con la mano que acariciaba su muslo, sin apartar la otra de los labios de su vagina, soltó los dos botones que aun quedaban abrochados en su baby. Tras abrir la tela, me mostró sus senos redondos, coronados por sus pezones endurecidos de excitación. Se acarició apretando sus pechos, al tiempo que separó los labios de su conejito para titilar con un dedo sobre su abultado clítoris, gimiendo mientras lo hacía.

En el dormitorio había cesado el jaleo, así que le indiqué a Laura que sería mas conveniente que pasara a la habitación de invitados, al menos, hasta que Pancho se retirase a su casa. Se levantó, acercándose a mi lado. Arrodillada frente a mi, se agachó y pasó su lengua por el cabezón de mi polla, lo rodeó varias veces antes de dejar que entrase en su boca, aprisionándole con los labios. Luego al levantarse añadió a su gesto.

-“Estaré ansiosa esperando en la cama”.

Me recompuse la ropa y apenas cinco minutos mas tarde, mi esposa y Pancho salieron del dormitorio. Maijo se me acercó y me besó, metiendo su lengua en mi boca. El vestido corto enterizo que llevaba aun me excitó mas de lo que ya estaba. Sus tetas apretadas en la tela y lo escueta de la falda me pusieron la polla a reventar. Le indiqué donde estaba Laura y lo que necesitaba en apenas un susurro, se despidió de Pancho y se marchó a la habitación de invitados. Tras servirle una copa a nuestro vecino, charlé con él en la sala.

-“Joder, Eduardo, si llego a saber esto, antes habría pasado a visitarles”.

-“¿A que está riquísima mi mujer?”.

-“¿Riquísima?... joder.... está genial y.... ¡como chupa la cabrona!”.

-“Dímelo a mi, que cada vez me la come mejor, amigo Pancho”.

-“Eso es un conejo delicioso, Eduardo. Te felicito por la espléndida yegua que tienes en casa.... por no llamarla cabra.... la jodida me ha ordeñado de lo lindo”.

-“Debo confesarte que me encanta que sea así de putita, me alegro que hayas disfrutado con mi esposa”.

-“Me aficionaré a ese chocho rico, así que me tendrás a menudo por aquí para disfrutártela.... a ver si la pendeja que tengo en casa, no me atosiga ni se entera de nada de esto.... sería un desastre para mí si ocurriera eso”.

-“Te garantizo que nosotros nada le diremos a ella, así que ya sabes, Maijo siempre está dispuesta, si puede, a una polla que la penetre y la haga disfrutar”.

Charlábamos amistosamente mientras saboreábamos las copas, mientras veía a mi esposa que iba y venía a la habitación de invitados donde estaba Laura.

-“Coño tío, tu mujer folla que es una maravilla, de veras te lo digo y... la puta encima es que lo disfruta de verdad”.

-“Lo se, vaya que si lo se... he sido testigo presencial de ello y lo conozco perfectamente, Pancho”.

-“Y uno con la mierda que tiene en casa.... joder.... menos mal que nosotros apenas jodemos un par de veces al mes, porque ahora tendré que cerrar los ojos y procurar no escuchar sus gilipolleces.... mas después de haber probado a tu mujer.... me cago en....”.

-“¿Te dejó que probaras su culito?”.

-“No, tío, sólo la follé como la hembra que es... pero ya le repasaré ese otro canal”.-indicó

-“Verás cuando le des por el culo a Mai, como vas a alucinar”.

-“Repito, Eduardo, te felicito por la estupenda hembra que tienes en casa.... ahora me marcho.... no sea que esa.... se ponga a averiguar donde demonios me he metido”.

-“Bueno, si lo hace.... ya sabes.... dile que te has metido en el conejo de mi esposa”.

Reímos mientras terminamos de saborear la copa. Acto seguido le acompañé a la puerta y nos despedimos con un apretón de manos. Dudé en acercarme al dormitorio y al final decidí que era mejor esperarlas a ellas, así que retomé la lectura, sin concentrarme en ella puesto que, no podía apartar de mi mente la visión de las tetas de Laura y aquel coño peludo que me mostrara. Me dolía la polla de lo empalmado que continuaba, incrementado todo por la charla con Pancho.

Las vi entrar y salir varias veces de la habitación, luego, las dos entraron en la principal y desde allí escuché como mi mujer me solicitaba.

-“Cari.... ¿puedes venir, amor?”.

-“Si, mi vida.... ahora mismo voy”.- respondí levantándome del sillón donde estaba y dirigiéndome a la habitación. Al entrar la visión fue exquisita. Ambas, desnudas, sobre la cama, con las piernas recogidas hacia atrás, sus pies apoyados en el colchón impidiendo que viera entre sus piernas, sin embargo, sus senos desnudos coronados con aquellos ricos pezones en punta eran toda una invitación.

-“Colócate ahí, mi amor, frente a las dos.... queremos que veas algo”.

A los pies de la cama, aproximadamente entre ambas, en pie, observándolas sin pestañear. Notando la creciente excitación que mostraba sobre todo Laura, pero, consciente de que Maijo también estaba igual. Precisamente fue ella la que abrió sus piernas de par en par mientras me decía.

-“Mira el chocho de tu mujercita.... donde hace un ratito estaba metidita la pollita de Pancho.... follándolo”.

-“Me ha felicitado por tener a una hembra como tú en casa, mi amor”.

-“Te diré que aun teniendo una polla normalita, en la media.... tu mujercita se corrió con él”.

-“Sabes que para mí es todo un placer que te corras cada vez que follas, mi cielo, me encanta que lo disfrutes siempre”.

-“Lo se, cabroncito mío, por eso te lo digo.... cornudito delicioso que eres”.

-“Pancho me ha dicho que eres una excelente mamadora y que le has ordeñado como nadie, aunque ambas cosas las conozca, siempre es agradable para mí escucharlo de otro macho”.

-“Laura me ha dicho que quiere mostrarte una cosita que ella tiene para ti”.

Miré hacia ella, acostada junto a mi esposa. Respiraba de manera entrecortada sin dejar de observarme, luego, lentamente separó sus piernas para dejar a mi entera visión su coño, rasurado salvo en la parte superior donde Maijo había hecho un bonito trabajo de retoque, dejando una especie de flecha hacia abajo que señalaba justo el inicio de su delicioso corte vertical. Se veía mas que apetecible flanqueado por sus tersos muslos.

-“¿Por qué sigues aun vestido, amor?”.- fue la pregunta de Maijo- añadiendo a ello –“nosotras dos, desnuditas para ti, expuestas sobre la cama.... y tú aun con la ropa”.

Me fui desnudando mientras las veía besarse, dándose la lengua la una a la otra. Sus manos acariciándose mutuamente, mi esposa con una de ellas entre los muslos de Laura, que gustosa, aceptaba los dedos de Maijo entre los labios de su húmedo chocho. Me metí en la cama, entre ambas, que de inmediato se apoderaron de mi polla tiesa. Sus bocas recorriendo mi pecho, lamiendo y mojando mi piel mientras descendían lentamente hacia mi palo tieso.

-“¿Te gusta la polla de mi marido, Laura”.

-“Uffff.... la tiene riquísima.... antes se la chupé un poquito y.... mmmm....”.

-“Ahora se la comemos entre las dos y verás que rica se pone...”.

-“Es que estoy.... super ansiosa por probarla, hace mas de dos años que no pruebo polla alguna”.

Las dos lenguas allí abajo. Los labios, sus dedos, besaban, lamían, acariciaban, no sólo el tronco de mi nabo, también los huevos, me hacían retorcer de placer, las dos bocas al unísono, escuchaba los chasquidos de las lenguas. Me incorporé un poco viéndolas en pleno ejercicio bucal, en ocasiones se mezclaban entre ellas, e incluso se buscaban para un segundo después retornar a la mamada que me hacían. Fue Maijo la que indicó que me la chupara por completo y, Laura, se lanzó a su propuesta. Su boca acogió en el interior todo el cabezote y una buena porción de mi rabo, chupando con fervor mientras subía y bajaba la cabeza, bajo la atenta mirada de mi esposa, que viendo como me la mamaba, se incorporó, colocándose a horcajadas sobre mi cara mientras me acercaba su chocha a la boca para que se la comiera.

-“Toma cari.... mete la lengua dentro y saborea a tu mujercita”.

Entre gruñidos de placer con la chupada que me hacía Laura y el sabroso coño de mi mujer en la boca, apretándose para que le hurgara con la lengua me encontraba en la gloria.

-“Así, así, mi vida.... saboréame así.... se que te gusta recién folladito... como está ahora después del polvo con Pancho.... sigue así, que me encanta... cornudito”.

Laura me chupaba con fuerzas al tiempo que me estaba masajeando con una de sus manos y el conejo de mi mujer destilaba ese juguito delicioso fruto de su flujo. Se retiró de mi boca al poco y se acostó por un lado de la cama al tiempo que solicitaba a Laura que se tumbara a su lado. Hice sitio para ella y me arrodillé a los pies de ambas. Las observé acariciarse de nuevo. Sus lenguas se entrelazaron una vez mas mientras que Maijo hizo que Laura recogiera las piernas doblando las rodillas, apoyando los pies en la cama.

Me acerqué y acaricie sus piernas desde abajo, parándome en las rodillas, con una mano en cada una de ellas. Se comían la boca mutuamente. Mantenía los muslos apretados, sus pezones coronando aquellos redondos senos me atraían.

-“Laura.... tienes una piernas bonitas.... ¿nadie te ha preguntado nunca cuando abrían?”.- pregunté

Me miró sonriendo sin dejar de acariciar el cuerpo de mi mujer, al mismo tiempo que le hacía presión con mis manos en direcciones opuestas, para ir separando sus muslos. Luego cuando la coloqué en la posición que deseaba, tomé sus pies en la cama y de igual manera los separé por completo, para colarme entre sus piernas. Su cabeza girada hacia mi esposa, para poder darse mejor la lengua una a otra. Me acerqué arrodillado a su vientre. Pasé mi rabo por aquel corte delicioso que se me ofrecía, deslizándolo despacio hacia arriba hasta que mis huevos se apoyaron sobre su mas íntimo lugar y de igual manera retrocedí, para que sintiera mi empalmada polla. Gemía mientras repetía una y otra vez aquella acción.

Apoyé mi glande en su abertura y presioné ligeramente hasta que se abrió paso en aquel túnel de placer. Me acogió placenteramente con un pequeño gemido al notar como mi cabezona entraba en su cuerpo.

-“Te la voy a meter despacito.... para que la sientas toda”.-le dije

Poco a poco me deslicé en su interior, notando como me aceptaba por completo. Una vez dentro esperé algunos segundos antes de retirarme igual de lento que al entrar. Mantenía su boca entreabierta mientras la lengua de mi esposa rebuscaba en el interior de ella. Sólo la cabeza de mi polla estaba en su gruta. Comencé a meterla de nuevo lentamente, deteniéndome a la mitad, retrocedí unos centímetros y entonces sin previo aviso se la clavé entera de un solo estocado. Arranqué un gemido profundo de su garganta al sentirme entrar de esa forma. Sus piernas recogidas hacia arriba me permitieron recostarme sobre su cuerpo. Notaba su duros pezones en mi pecho, su respiración agitadísima y sus movimientos pélvicos al compás de mis entradas y salidas.

-“¿Te gusta la polla de mi cabrón?”.

-“Ufffff.... joder.... que cosa mas rica.... ufffff.... me encanta..... aaaaaaggggg joder”.-respondió entrecortadamente.

-“Vas a ser una buena cabrita, Laura, verás como mi macho deseará cubrirte de continuo mientras su zorrita jode con algún otro”.

La conversación entre ambas me estaba poniendo a mil, notaba como mis huevos se contraían, síntoma previo a una inminente descarga de leche, así que retirándome de Laura con lentitud le dije.

-“Ahora que lo tienes abiertito.... voy a meter la lengua dentro.... para saborearte bien”.

Bajo lamiendo su vientre, deslizando mi boca con celeridad por su piel. Colocado justo sobre deseaba, deposité mis labios en aquel chocho empapado, besé y saboreé sus pliegues, buscando con la lengua su entrada y perforándola luego. Su sabor agrio fue delicioso, notaba como subía y bajaba sus caderas para que la chupara mejor, las piernas de mi esposa enlazadas a las mías mientras continuaban besándose entre ellas y yo me deleitaba en el abierto higo que me ofrecía Laura.

Entre gemidos y suspiros se corrió en mis labios, mi nariz presionaba sobre su botón mágico al tiempo que mi lengua la recorría interiormente, noté fluir su zumo, que me empapó la cara, mientras sus muslos me aprisionaban la cabeza durante todo el tiempo que duró su orgasmo.

Tras su desahogo, continuó jugando con mi esposa. Ambas ahora sentadas en la cama frente a frente, apretándose los coños mientras se restregaban rítmicamente. Sus muslos entrecruzados para que sus sexos se unieran aun mejor, tocándose las tetas una a la otra, mirando ambas con caras de vicio extremo, como me masturbaba observándolas. Jadeaban al tiempo que se satisfacían mutuamente.

-“¿Nos vas a regar.... cariño?”.

-“Si, mi amor.... enseguida me correré para daros leche en la cara a ambas”.

-“Mmmmmm..... el cabrón de mi marido.... nos va a dar lechita Laura”.

Continuaron gimiendo entre si, al tiempo que me hacía el pajote viéndolas. Sabía que Mai estaba a punto de correrse también, por la expresión de su rostro, por como se mordía nerviosa la comisura de los labios y por sus pequeños grititos de placer. Así que me preparé para tratar de eyacular mientras ella se venía.

Sus gemidos cortos fueron la señal, mi mujer se estaba corriendo, así que me acerqué lo máximo que pude a las dos indicándoles que ya casi estaba listo. Ambas se giraron hacia mí, mostrando sus rostros y sus bocas abiertas, preparadas para mi leche. Gruñendo como un cabrón, comenzó a fluir mi esperma, a borbotones, en lanzamientos largos, salpicando sus rostros, acertando incluso en la boca de Laura y en el pelo de ambas. Se relamían de gusto mientras yo me corría como un condenado.

Se dieron las bocas y mi esposa tomó algo de leche de la de Laura, me miró golosa y se la tragó, luego relamió su rostro buscando mas y al final sorbió parte de la que Laura tenía en su cara.

-“Rica.... rica, la leche de mi cornudo.... sabrosa, como siempre”.

-“Ufffff.... joder.... que bueno ha sido todo esto.... mmmmm.... llevaba mucho tiempo sin correrme así”.-comentó Laura.

-“Y mas polla que te he de dar, zorrita.... a ti.... a tu cuñadita.... y a esta deliciosa putita cachonda que tengo en casa”.

-“Mmmmmm, cariño.... me encanta cuando me llamas así.... porque sabes que si que lo soy.... tu putita.... sólo tu putita.... a la que consientes por completo.... por eso te adoro y te prometo que siempre seré lo que quieras que sea”.

Nos duchamos juntos esa primera mañana de sexo con Laura en casa.