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Noche en club liberal de intercambios

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Las conoció en una de sus salidas de ligue. Compartió con ellas algunas copas mientras charlaron sentadas al fresco en una de las terrazas que suelen ponerse en la avenida durantes los meses de primavera verano. Me contó que había sido una reunión divertida, porque ambas eran también bastante liberales, sin embargo, sus maridos por contrario, desconocían de sus andanzas cuando salían ellas solas. La verdad es que me pareció interesante su amistad con ellas, por lo que me relataba.

Cuando decidió traerlas a casa, me sorprendió que ambas fueran tan llamativas. Sonia, de la edad de mi esposa, morena, alta, bien formada, con unos ojos muy expresivos y un cuerpo, casi de infarto, sin hijos, originaria de Venezuela, aunque criada aquí. Mercedes, un año mayor, mulata, colombiana, delgada pero atractiva, madre de una hija, casada con un holandés, de mirada profunda. Las dos bastante cultas en sus maneras y habla.

Aquella tarde en casa, agradable de por si, no entramos en temas demasiado particulares, pero ambas demostraron con sus palabras que eran muy capaces de divertirse bien, en todos los aspectos, conscientes de que debían aprovechar los momentos que se le brindaran, sin hacer demasiada filosofía de las circunstancias.

Quedaron para salir las tres el viernes de esa semana y una vez comprobaron, lo que mi esposa les contara, en cuanto a nuestra forma liberal de ser, le indicaron a mi mujer que irían a visitar un local que conocían, donde se hacían espectáculos en un ambiente tremendamente liberal como ellas mismas.

Al regresar aquella madrugada del sábado, tras la salida con sus amigas, mi esposa me relató que en el lugar visitado se realizaban espectáculos de desnudo, en los que podía participar todo el mundo, incluidos los clientes, además de ser un club de intercambio de parejas, aunque no todos eran acompañados por las mismas, pero si que iban algunas al lugar. Me confesó que las tres se habían divertido de lo lindo y que todas ellas se habían soltado por completo, tras pasar a la parte trasera del local, reunidas con la clientela que estaba ya allí, tuvieron sexo en grupo, teniendo contacto con al menos cuatro hombres cada una.

Por supuesto, mientras me fue contando su velada, me hice una deliciosa paja escuchando como las habían poseído a la vista de todo el mundo. Decidimos esa noche que iríamos juntos a visitar el sitio, cosa que acepté con agrado.

El lunes en la noche, se puso un vestido plateado, muy ajustado, apenas dos dedos de tela en sus muslos, sin sujetador ya que el vestido por si sólo realzaba sus senos y con una pequeñísima tanga, de color blanco que apenas le cubría lo mínimo, los zapatos de tacón alto la dejaron mas que perfecta para la ocasión. La acompañé con un traje sport sin demasiada presunción ya que deseaba que fuera ella el centro de todas las miradas.

Para nuestra desilusión momentánea, no se había fijado cuando estuvo con sus amigas allí, que el local sólo abría los martes, miércoles, viernes y sábados, siempre después de las 21 horas, así que le encontramos cerrado, sin posibilidad de apertura al ser lunes. No obstante ello, ya que nos habíamos desplazado, tomamos la opción de cenar en algún lugar antes de regresar a casa.

Sentados en la mesa del restaurante de uno de los lujosos hoteles de la zona, tras pedir la cena, mientras tomábamos un aperitivo esperando nos sirvieran, mientras charlábamos de forma amena, me indicó que alguien sentado a mi espalda, no le quitaba ojo de encima a ella.

-“Desde que nos hemos sentado, está mirando de continuo.... pero la verdad.... no creo que le conozca”.

-“Bueno, la intención de tu vestido es esa precisamente.... que te miren”.

-“Si, lo se, pero no de manera tan descarada como ese.... que no aparenta mal.... pero.... aun así”.

-“Te fijarías en los camareros cuando entramos.... todos se volvieron a mirar”.

-“Ya, cari... pero... no se”.

-“Yo soy tu marido.... te veo a diario... te disfruto con frecuencia... y aun todo eso.... me tienes con la polla durísima siempre... imagino el resto”.

Estuvimos riendo el comentario un buen rato y notaba como Maijo, continuaba fijándose en la persona que la miraba sin recato, según ella misma.

-“Es que estas realmente buena, cabrona, es lógico que te miren, que te deseen”.

-“Ayyy cariño... no seas tontaina amor”.

-“¿Crees que desde donde está, te puede ver las piernas bajo la mesa?”.

-“Supongo que si... no está exactamente detrás de ti, sino a un lado y.... nada le debe de estorbar para vérmelas”.

-“Ábrete disimuladamente de piernas... a ver como reacciona”.

Me miró directamente a los ojos, sonrió ligeramente y luego, se movió a un lado, como buscando algo en el pequeño bolso de mano que llevaba, se mantuvo así unos segundos, luego regresó a su posición original.

-“Bueno, creo que me debe de haber visto hasta el ombligo”.

-“¿Sólo los muslos o te abriste para mostrarle bien la tanga?”.

-“Separé las piernas, amor”.

-“Perfecto cariño... ahora debes de fijarte.... a ver que hace”.

-“Sigue cenando... haciendo gestos de apreciación con la cabeza... sin dejar de mirarme”.

-“¿Alguien mas te puede ver?”.

-“Hay una pareja en una mesa tras él, pero están charlando entretenidos sin mirar”.

-“Cuando esté mirándote... quiero que se lo muestres todo”.

-“¿Todo?.... ¿A qué te refieres?”.

-“Te abres de piernas y aparta la tanga con una mano... que te vea... mírale fijamente cuando lo hagas y... mantente así todo lo que puedas... mostrándole tu delicioso coño”.

La observé mientras le miraba, su mano derecha bajo la mesa, su sonrisa pícara reflejada en sus ojos, sus labios que se separaron delicadamente durante el intenso rato que duró la estancia de su mano allí. Cuando retornó su mano sobre la mesa le pregunté.

-“¿Cuenta... que ha hecho?”.

-“Ha mirado, sin apartar sus ojos de mis piernas, viendo todo lo que hice... apartar la tanga... abrirme los labios.... mostrarle todo el chocho.... acariciarme la pipa.... todo”.

-“Realmente me encantas así.... una deliciosa zorrita.... me tienes la polla a explotar”.

Nos sirvieron la cena poco después. La disfrutamos tranquilamente, aunque mi esposa no dejase de insistir en que la seguía mirando de forma provocadora. Tras retirar los cubiertos usados, nos sirvieron dos copas de brandy, con la indicación expresa de que nos la invitaban desde la barra del bar. Al observar, mi esposa, me indicó que precisamente era quien la miraba desde la mesa que ocupara quien lo hacía. Tras saludar cordialmente desde la mesa, disfrutamos de la copa sin movernos, para luego acercarnos a la persona que nos brindara.

Nos presentamos amablemente agradeciendo en detalle de la invitación y solicitando una nueva ronda, esta vez a nuestro cargo. Nos explicó que se alojaba en el hotel ya que estaba en viaje de negocios, también casado, con su esposa e hijos en Madrid.

Se mostró en extremo amable, nos preguntó si conocíamos el hotel y ante nuestra respuesta negativa, nos invitó a subir a su habitación y tomar una nueva copa allí. Maijo me miró con esos ojos habladores, sabiendo que aquella invitación llevaba agregada otra cosa inseparable, mas con las muestras que ella le había regalado a nuestro interlocutor. Por supuesto aceptamos su invitación.

La amplia estancia que ocupaba, además del dormitorio con la ducha, tenía una pequeña ante sala bien amueblada donde nos sentamos a charlar.

-“Agradezco haber tomado esta noche una mesa en el comedor del hotel... normalmente suelo cenar fuera”.-indicó

-“El ambiente es agradable allí”.-comenté

-“Y las vistas.... fabulosas”.-apostilló

-“Sobre todo si son las piernas y el coño de mi deliciosa esposa”.-le dije sin rubor alguno.

-“Precisamente a ello me refería”.

-“Si lo deseas.... ahora que estamos en la intimidad de tu habitación.... podrías explorar mucho mas de cerca.... las vistas que tenías en el restaurante”.-indicó mi esposa que había permanecido en silencio todo el rato.

-“Nada me agradaría mas, la verdad sea dicha”.

-“Por mi, no existe inconveniente alguno”.-le dije.

-“Me daría una duchita previa para dejarte luego que me explores a placer”.-comentó Maijo.

Tras indicarle el baño, mi esposa se retiró de la salita para tomar la ducha solicitada mientras nosotros continuamos tomando una copa.

-“Realmente tu esposa es provocadora y deliciosa a la vista”.

-“Ahora cuando salga de la ducha, la verás aun mucho mejor.... sin ropa es magnífica”.

-“Me tenía totalmente erecto durante la cena, con sus acciones bajo la mesa”.

-“Ella es así.... me encanta realmente que se muestre de esa manera”.

-“Supongo que ya supondrás que acabaré en la cama con ella”.

-“Es lo que desea tanto ella como yo... que la disfrutes y.... poder ver como lo haces”.

-“Veo que no te molesta que la desee follar”.

-“Ya te he dicho que ella desea que la folles y a mí me apetece que lo hagas, sólo miraré sin interrumpir, salvo que pidáis que intervenga”.

Poco después Maijo llamó desde la habitación, cuando nos acercamos lucía divina, desnuda sobre la cama, tumbada en ella, su vestido, el bolso y la tanga en el sillón, junto a los zapatos, la toalla tirada en la puerta del baño.

-“Hola, chicos”.-dijo al vernos en la puerta.

-“Madre mía, que hermosura de mujer tienes”.

-“No hace falta que me lo certifiques”.

-“Lávate la polla, que te la quiero comer enterita”.-le dijo mi esposa a Julián.

Sentado en el sillón donde colocara su ropa, observé a mi mujer tumbada en la cama, esperándole. Me miraba y lanzaba algún beso al aire, conociendo mi excitación.

-“Pásame los condones, cielo... están en el bolsito”.-me pidió.

-“Enseguida, mi cielo delicioso, enseguida te los paso”.

-“¿Vas a contemplar bien como tu mujercita se abrirá de piernas para que le metan una pollita?”.-

-“Lo estoy deseando, amor”.

-“¿Vas a hacerte una pajita mientras se follan a tu mujercita?”.

-“Me acariciaré, pero procuraré no correrme ahora, si no me lo pides.... quizás cuando regresemos a casa.... te la meto yo”.

-“A lo mejor me apetece chupar tu polla, mientras me dan en el chocho”.

-“Como tu quieras, vida mía”.

Julián regresó a la habitación, totalmente desnudo y erecto, plantado en el lateral de la cama, dejó que mi esposa se deleitara viendo su polla y aquellos dos huevos colgando debajo.

-“Así me tienes desde que te vi en el restaurante”.-comentó

-“Habrá que poner remedio a esa hinchazón.... ¿verdad cariño?”.

-“Tú eres experta en esos problemas, cielo, de seguro que lograrás tu propósito”.-comenté.

Se tumbó en la cama, junto a mi mujer en cuanto ella se lo pidió. Casi de inmediato comenzaron a acariciarse de manera mutua. Sus bocas se unieron mientras que las manos de él exploraban entre los muslos de mi esposa, mientras que ella hacía lo propio con su entrepierna.

Incorporándose en la cama, empezó a lamer su pecho, bajando lentamente con sus labios y lengua buscando su tieso pene. Lo rodeó varias veces, besando y lamiendo por la base, luego se dedicó a aquellos huevos, los besó y lamió golosa al tiempo que, se giró, para poder colocarse con las rodillas a ambos lados de su cara, de esa forma, le puso el coño en su boca, para que se lo comiera.

La vi dejar entrar aquel glande entre sus labios, golosa, comenzó a chupar su polla, sin dejar de mirarme, sentado justamente a los pies de la cama. Me saqué el nabo fuera del pantalón y empecé a acariciarme despacio viendo como chupaba. Por su parte, él, separaba con sus manos las nalgas de ella, mientras le sorbía, besaba y lamía su sexo así expuesto a sus apetencias. Después de varios minutos, soltó aquella polla de su boca mientras emitía un sonoro y grave gemido. Supe que su orgasmo la recorría en ese mismo momento. Luego tras volver a tumbarse en la cama, aun con la voz entrecortada dijo.

-“Cari.... voy a dejar que me la meta.... ¿quieres?”.

-“Si, cariño, quiero que te la enchufe toda, que te folle bien, que disfrutes”.

-“Móntame, ahora”.-le pidió tras colocarle un condón.

Observé como se colaba entre las abiertas piernas de mi mujer, tenía una inmejorable visión desde donde estaba. Mi esposa totalmente espatarrada, él con sus rodillas pegadas a los muslos de ella, me permitían ver claramente el coño ansioso de Maijo y la pulsante polla de él enfilando hacia su entrada. Como un profesional dio con la entrada a la primera, poco a poco se deslizó dentro del chocho de mi mujer, que como siempre, le acogió con un gemido intenso de placer, al sentir como la iba dilatando al entrar.

-“¡Ohhhh.... si..... que rica!”.-exclamó.

-“Joder.... que calentito tienes el conejo”.-comentó él.

-“Estaba ansiosa de sentirte así..... aaaaahhhhh”.-gimió mi mujer.

Les vi copular activamente, moviéndose ambos rítmicamente, sus sexos unidos, los gemidos y jadeos de ambos mientras follaban, sus comentarios soeces mientras disfrutaban en la cama, conmigo de testigo.

-“Joder, zorra, que bien te mueves.... necesitaba una hembra así”.

-“Ahhhhh... tú si que... te mueves bien... me encanta... sigue dándome.... fóllame”.

-“¿Te gusta que te follen delante de tu marido?”.

-“Siiiii.... es riquísimo tenerle ahí.... mirando”.

-“Me pone muchísimo follarte delante de tu cornudo.... joder.... es morbosísimo”.

-“Así, cariño.... métemela toda... así”.

-“Eres toda una putita encantadora.... ¿te gusta mi rabo?”.

-“Dame fuerte.... atraviésame con ella.... aaaaahhhh”.

-“Toma polla... toma polla zorra... toma polla como te gusta”.

-“Ayyyy... cabrón.... que me voy a correr.... que me corro de nuevo”.

-“Si... puta... disfruta de mi manguera.... córrete como la puta que eres”.

Los gritos entrecortados de mi esposa me declararon que efectivamente se estaba corriendo de nuevo, disfrutando de la follada que le estaba sirviendo Julián. Durante algunos segundos estuvo tratando de recobrar el aliento, mientras que él, continuó metiendo con fuerza su naipe dentro de su coño.

-“Espera... déjame poner a cuatro patas... que quiero que me empujes... para chupar a mi maridito”.

-“Por supuesto.... zorra.... me encantará así.... mientras se la comes.... que vea como te empujo con mi rabo”.

Se arrodilló en la cama y me pidió que me acercara a ella para poder saborear mi pinga en su boca. Me acerqué a la cama, por un lateral. Julián colocado detrás de mi señora. Justo me la comenzó a chupar cuando me incliné, separando las nalgas de Maijo, para que él pudiera ver aun mejor en canal que le ofrecía.

-“Métesela”.-le dije

-“¡Que delicia! ¡Me la abres para que entre, genial!”.-exclamó él.

La enfiló y de una sola estacada volvió a penetrar en mi esposa, que me comía la polla sintiendo las embestidas de su amante. Ambos nos mirábamos mientras continuaba poseyendo a Maijo.

-“Que buena zorra te gastas, cabrón”.

-“Dale con ganas, fóllala, haz que se corra de nuevo, que le daré toda mi leche en su boca, empújala con fuerza”.-le pedía a Julián.

-“Lástima que no os conociera hace una semana.... pasado mañana regreso ya... de haberlo hecho antes.... te la abría follado cada noche.....”.

Mi mujer apenas conseguía articular algún gemido mientras me chupaba el nabo, sintiendo como Julián iba y venía continuamente por su canal. Mantenía fuerte su cabeza para que no se desviara de la paja bucal que me proporcionaba.

-“.... pero.... al menos dos veces al año.... vengo a hacer negocios aquí.... y me gustaría poder seguir.... tirándome a tu señora cuando venga”.-culminó.

-“Te dejaremos una forma de contacto.... para que puedas seguir.... follándola cuando estés aquí”.-le informé.

-“Aaaaahhhhh.... cari.... que me corro de nuevo”.-masculló mi mujer soltando mi polla de su boca.

-“Si... putita.... pero sigue chupando que me tienes a punto”.-le contesté.

Una de sus manos, me mantenía a la distancia justa para que no la ensartara totalmente por su boca, mamando mi polla de nuevo, mientras Julián le daba estacadas continuas en su mas que empapado coño. Entre gemidos se corrió de nuevo, apretando mi polla con sus labios.

-“Joder.... que perra mas rica tienes”.

-“Me corro, cariño.... bebe amor.... bebe leche”.-le dije mientras comencé a eyacular en su boca, que gustosamente aceptó mi caliente líquido.

-“No aguantaré mucho mas.... antes de que me corra también”.-anunció Julián.

La nalgueaba ocasionalmente mientras ella me bebía todo lo que le daba en la boca, sin apartarse en absoluto y sin desperdiciar una sola gota.

-“Dale toda la leche.... que note como te corres.... está deseando sentir como se la metes hasta el fondo.... aunque sea en un condón.... córrete”.-le dije a Julián.

Entre gruñidos profundos, empujando con ganas dentro del conejito de mi esposa descargó todo su semen y entre sus embates obtuvo un nuevo orgasmo de Maijo al sentirle empujar aun con mas ansias dentro de su túnel, esta vez sus gritos de placer fueron mas intensos, demostrándonos que su orgasmo la recorría de nuevo.

Tras darnos una ducha y dejar a Julián una fórmula de contacto para cuando regresara, una nueva copa en la antesala y, regresamos a casa satisfechos.

Coordinamos con Mercedes y Sonia esa semana, para que sus maridos no sospecharan invitaron a mi esposa a sus casa, ya que viven en el mismo edificio las dos y de esa manera, les convencieron para repetir la salida de la semana anterior. Quedamos previamente en nuestra casa y, el viernes siguiente, a eso de las siete y media de la tarde, se presentaron en la puerta.

Ambas venían muy modosamente vestidas, como para realizar una visita a una amiga. Sin embargo, tras la primera copa que tomamos, pasaron a una de las habitaciones con las bolsas plásticas que traían. Al regresar a la sala donde esperábamos, su cambio radical era impresionante. Sus vestimentas serias de visita habían sido sustituidas por vestidos cortos, provocativos, mostraban sus piernas y una mas que deliciosa porción de sus muslos. Sonia con un vestido amarillo claro, escotado, cortísimo, con aquellos zapatos de tacón de aguja, alta de por si, aun mucho mas estilizada con el calzado, su pelo suelto negro sobre sus hombros desnudos enmarcaban su rostro de forma agradable. Mercedes con una blusa suave blanca, en short ajustados, también en color blanco contraste divino con su oscura piel mulata y, sus botas hasta casi las rodillas de color negro. Realmente era difícil el poder fijarse sólo en una, porque las dos estaban mas que apetecibles. Mi esposa con el mismo vestido que usara el lunes anterior y yo con mi traje de sport sentados en el sofá de la sala, recreando nuestra vista con sus dos nuevas amigas.

-“Bueno... ya estamos listas para ir a putear un ratito”.-dijo Mercedes con una sonrisa.

-“Guauuu... vaya cambio”.-comenté.

-“No podemos salir así de casa, diciendo a nuestros maridos que vamos a salir con una amiga”.-dijo Sonia.

-“Ya me imagino.... sería de estúpidos si lo hicierais así”.

-“Ojos que no ven.... cuernos.... que no se sienten”.-expuso Mercedes arrancándonos a todos una carcajada.

Durante el trayecto en coche, ellas iban charlando entre si, haciendo previsiones de si encontrarían a este o a aquel otro que ya conocían de veces anteriores, aunque siempre aclararon que los viernes, normalmente se encontraba a chicos solitarios que deseaban encontrar pareja para acceder al interior del local, aunque no fuera requisito previo para las chicas que asistían al lugar. Aparcamos dentro de la zona habilitada del local y desde que bajamos del coche, las miradas hacia nuestro grupo eran mas que evidentes. Del brazo de mi esposa y flanqueado por aquellas otras dos hembras, caminamos el pequeño paseo hasta la puerta de entrada del club.

Sonia se detuvo a saludar a alguien en un pequeño grupo de la entrada y al poco se unió a nosotros con un chico de su brazo también. Mercedes, en cambio, aceptó de buen grado el saludo de uno de los caballeros, algo mas maduro que se encontraba en el interior, en el pequeño bar de la entrada. Ya formalizadas parejas completas, entramos al local principal.

Ambiente agradable, música suave relajante, la tenue luz indirecta hacía el efecto adecuado cubriendo lo justo, pero sin esconder nada, algunas parejas en la barra del bar interior, un escenario pequeño a ambos lados del amplio local, cada uno de ellos con una bailarina sobre el, ambas desnudas. Nos sentamos en una mesa las tres parejas y casi de inmediato se nos acercó la propietaria del local, que nos saludó y dio la bienvenida al grupo, luego una a una saludó a las chicas y luego al llegar a mí, me dijo que mi mujer había sido todo un éxito el pasado viernes.

-“Encantada de conocerte.... tu mujer, triunfó el viernes que estuvo aquí.... ¿te contó?... hasta mi marido comentó que es una señora deliciosa la tuya”.-me dijo.

-“Si, si, Mai me contó con detalle”.-le respondí.

-“Es grato para nosotros el tenerles de nuevo aquí, tan pronto, además”.

-“Bueno... precisamente fue Mai quien convenció a nuestros mariditos para dejarnos salir de nuevo hoy”.-aclaró Mercedes.

-“Delicioso, eso es realmente delicioso... hoy tenemos como veis algunas parejas aquí”.

-“Nos encantaría probar hoy el pasillito, ¿le tenéis preparado?”.-preguntó Mercedes.

-“Si, claro que si, ya está ultimado, por fin”.-confirmó Alejandra.

Pedimos unas copas y marchó a servirlas. Mi mujer no me quitaba ojo de encima, la propietaria del local, vestida con un vestido de malla, sin nada debajo de el, aun con sus cuarenta largos, mantenía un cuerpo agradablemente llamativo, sus senos, con los pezones fuera de la malla y su coño, rasurado, hacían que los ojos volaran por todos lados.

-“¿Sabes que el pasado viernes... tu mujer estuvo con cuatro hombres aquí.... entre ellos el marido de Alejandra?”.-me preguntó Mercedes.

-“Ayyy.... que puta.... como si tú no hubieras probado a los mismo cuatro”.-dijo Maijo.

-“No, cariño.... a mi coño entraron cinco el pasado viernes”.-aclaró Mercedes.

-“Joder, Merche.... ¿les gané a las dos?.... yo anduve con alguno mas”.-añadió Sonia.

Las risas en la mesa casi se hicieron escandalosas ante los comentarios de las chicas. Eso llamó la atención de alguno de los grupos de la barra, que al poco, se unieron al nuestro tras algunas presentaciones, entre ellos Raúl, el propietario del local, que saludó a todos, especialmente a las chicas.

-“Les vi cuando entraron, pero no podía dejar atrás a los amigos con los que estaba, es todo un placer, recibirles de nuevo aquí”.-comentó junto con su disculpa.

-“Le hemos preguntado a Alejandra por el pasillito”.-dijo Mercedes.

-“Ya está preparado, chicas, se puede usar perfectamente”.-aseguró.

“Si, si, ya nos ha contado tu señora”.-añadió relamiendo sus labios.

-“Hoy podréis pasarlo bien ahí”.-dijo Raul.

-“Mamaremos pollas hoy.... mmmmmm.... que rico”.-dijo Sonia.

-“Y luego.... las follaremos”.-intervino Mercedes.

-“¿Me reservarán alguno de los polvos?”.-preguntó Raúl, mirando hacia mi esposa.

-“A mi marido, le ha gustado tu mujer”.-le dijo Maijo.

-“Pues arreglado.... un intercambio.... en la misma cama”.-propuso Raúl.

-“¿Qué te parece, cari?”.-me preguntó Mai.

-“Estupendo, amor, ya sabes como soy”.

Alejandra nos envió las consumiciones solicitadas y al mismo tiempo anunció a todos los presentes que el famoso pasillo francés que tanto preguntara Mercedes estaba abierto para todos.

Las chicas, junto a algunas mas de las que estaban en el local, con sus vasos en la mano, salieron con Alejandra. Raúl permaneció junto a los hombres que estábamos en el local, esperando las indicaciones de su propia esposa, que unos minutos mas tarde nos comunicó que las chicas estaban ya preparadas.

Nos levantamos y seguimos al dueño del sitio, que nos acompañó a uno de los laterales de la sala, haciendo que pasáramos al famoso pasillo. Las paredes perfectamente acolchadas, mostraban los oportunos huecos que conformaban los glory hole del pasillo.

Sabía perfectamente que tras alguno de aquellos agujeros de la pared, separados entre si lo suficiente como para conformar habitáculos al otro lado de la misma, se encontraba mi esposa, sus amigas y las otras hembras que aceptaron la propuesta de Alejandra.

A medida que fuimos entrando en el pasillo, cada uno de los hombres, acercándose a alguno de aquellos agujeros, tras extraer su polla del pantalón, la introdujo en el orificio. Hice lo mismo y casi de inmediato sentí una mano suave, que acariciaba mi pene al otro lado. Supuse que una toallita húmeda me limpió el glande y la porción de rabo que pudiera quedar al otro lado, tras algunas caricias con dedos y uñas, noté el cálido agujero que aceptó mi pene erecto, unos labios y una lengua me la chupaban, sin saber de quien era ni, por el otro lado, conocer al dueño de la polla presentada así. Todo quedaba a sentir, sin saber nada mas, recibiendo una deliciosa mamada de alguna de las chicas. Debo decir que quien estaba al otro lado lo hacía perfectamente. Rotamos al poco y de esa forma, todos usamos el completo de los hoyos que estaban disponibles en esos momentos, algunos vacíos, permanecían cerrados. Así que en algún momento tanto mi esposa, como Sonia o Mercedes, incluida Alejandra, me habían estado chupando la polla, al igual que al resto de los hombres que disfrutamos esos deliciosos momentos de recibir, sin conocer quien nos ofrecía tan delicioso servicio.

Regresamos al salón principal y al poco todas las chicas también regresaron. Sus ropas habían desaparecido, simplemente las tangas que usaban eran la única prenda que traían de vuelta del pasillo. Miré al grupo que se acercaba, Mercedes, Alejandra, Sonia y mi propia esposa. Había probado en todos los agujeros de la pared, así que sabía con total certeza que aquellas cuatro bocas, en algún momento, habían tenido mi polla en ellas, como la de todos los hombres que participaron en el juego. Veían riendo y comentando entre ellas.

-“Yo probé como doce o trece rabos”.-decía Sonia.

-“Uyyy... pues yo conté quince”.-le explicó mi esposa.

-“Pues sólo éramos nueve los hombres que estuvimos allí”.-aclaré cuando estaban sentadas de nuevo.

-“Alguno repitió entonces en alguno de los agujeros”.-decía Alejandra.

-“Es que algunas mamadas eran deliciosas”.-intervino José, que acompañaba a Sonia.

-“Si, es cierto.... algunas bocas chupaban estupendamente”.-confirmé.

-“¿Probaste en todos los agujeros?”.-me preguntó Alejandra.

-“Por supuesto que si.... todas vosotras habéis tenido en algún momento mi polla en la boca”.

-“Luego, me dejarás probarla bien”.-comentó Alejandra.

-“Todo lo que desees”.-le dije.

Mientras charlaba con Alejandra y bebíamos lo que aún quedaba en las copas, mi esposa y Mercedes desaparecieron del grupo, por supuesto Paco, el acompañante de Mercedes salió con ellas.

-“Mi hija Lourdes y su marido Enrique, pronto acabarán su turno de trabajo y se unirán a la fiesta”.-informó Alejandra.

-“No sabía que trabajasen aquí”.-comenté.

-“Si, la morenita del bar y el chico que os sirvió las bebidas antes”.-me indicó ella.

Observé con detenimiento, tratando de averiguar mas sobre Lourdes, aunque tras la barra del bar, apenas podía ver mas allá de su rostro y parte de su torso.

-“Sígueme y te muestro el resto de actividades que tenemos”.-me dijo.

Mientras me iba mostrando las diferentes estancias del interior, me explicaba el uso que le daban a cada una, de esa forma conocí los vestuarios y duchas, por supuesto en una zona mixta para chicas y chicos. Una serie de habitaciones individuales para tener intimidad, quien lo deseara así. Una amplia zona grupal con varias camas de agua en el suelo. Cuando pasamos a la segunda zona de grupo, con diferentes sofás en los laterales dominando la escena central de una cama enorme, expresa para el sitio, descubrimos a varios chicos, algunos acompañados en los sofás, mirando lo que sucedía sobre la cama. Mercedes, acompañaba a una pareja que copulaba con energía sobre aquella cama central, besaba a la chica que, debajo del macho, totalmente abierta de piernas, se entregaba a la acelerada follada que le daban. Sorprendido de manera agradable, vi que era mi esposa la que estaba follando con el acompañante de Mercedes.

-“¡Ah, mira!.... creo que tu mujer encontró entretenimiento ya”.-me dijo Alejandra.

-“Si, si, ya veo.... y parece que un buen entretenimiento, si”.-contesté.

-“Mí marido me ha comentado que ha sido de las pocas chicas que ha conocido aquí que le sacaran toda la leche de una sola enchufada.... y él es de los que son exigentes en la cama”.-me dijo.

-“Maijo es una folladora excelente, te lo garantizo, además.... es algo que le encanta”.

-“Y... tú.... ¿qué tal eres follando?”.-preguntó.

-“En cuanto lo desees.... te lo demuestro.... así valoras por ti misma”.

-“Ok... ok.... en cuanto se nos una mi marido.... me lo demostraras”.

-“Si... quedamos en un intercambio... mi mujer sólo está haciendo un aperitivo”.

Nos reímos del comentario mientras observábamos la montada que le estaba haciendo el muchacho, acompañado de los gemidos de gusto de mi esposa. Mercedes se acariciaba el coño sin reparo alguno observando en primera línea.

La siguiente estancia, dedicada a BDSM aun estaba en proceso de organización. Fue aquí donde se lanzó a mi cuello y metió su lengua en mi boca, restregando su cuerpo con el mío, apretando su bajo vientre para sentir como estaba de erecto en esos momentos.

-“Esta noche quiero un macho que me la meta bien y me folle a destajo”.-me dijo

-“Te meteré lo que quieras, donde quieras, por donde quieras”.-contesté

-“Esta polla que siento aquí abajo, bien metidita en mi chirla”.

-“Y si la quieres también en ese delicioso culo que tienes, la tendrás”.

Regresamos a la sala común donde mi esposa acababa de terminar con Paco mientras que Mercedes le extraía el condón precisamente. Alguna otra pareja estaba en la cama follando también, llevados por el espectáculo que les ofreciera mi mujer con el chico que la había poseído. Se acercó mimosa a mi lado y abrazándome comentó

-“No pude resistirme, cariño.... quería polla y..... bueno..... ya viste antes”.

-“Me encantas así, putita mía..... verte follar con otro es para mí todo un placer”.

-“Es que te adoro por ser así..... cabrito.... esta noche la pasaremos genial”.

-“Espero y deseo que te dejes dar polla por la inmensa totalidad de machos que desees, mi amor”.

-“Esta noche... tu mujercita... será la mas puta del local.... te lo prometo.... procuraré que todas las pollas presentes.... prueben esta chochita”.

-“Sabes perfectamente que ese chocho es mío... aunque me gusta que lo usen otras pollas, mi amor”.

-“Y por mucho que lo usen otros machos.... siempre será tuyo, al igual que esta churra rica.... es mía.... por mucho chocho diferente que pruebe”.-dijo mientras me pasaba la mano sobre la bragueta del pantalón acariciando mi erección.

Una segunda pareja se había unido a la primera en la cama, los gemidos y jadeos, así como los deliciosos choques de los cuerpos eran evidentes en la habitación, cuyo ambiente se caldeaba por momentos, todo acompañado por la suave música ambiental.

-“Mira.... ésta es Azu, mi hija y, su marido Javier”.-me presentó Alejandra.

La hija, morenita, no demasiado alta, pero muy llamativa, su blusa de uniforme trasparente dejaban ver la deliciosa forma de sus senos, medianos, firmes, de pezones pequeños, rosados y luego la minúscula falda que permitía observar la rotundez de sus muslos y piernas torneadas, con aquellos zapatos cómodos, aun de tacón que la hacían aparentar algo mas alta de lo que era. Javier, musculado, bastante alto, tomando de la cintura a su mujer, sin camisa, enfundado en aquellos pantalones de cuero negro, con sus botas, apetecible a la vista de cualquiera de las féminas que estaban en la sala.

De nuevo los saludos, tras las presentaciones oficiales, el beso de ella, cálido, en la boca, usando la punta de la lengua en el, su marido un apretón firme de manos.

-“Ya hay ambiente en la sala”.-comentó Azucena.

-“Si, buen ambiente, el que todos aquí deseamos”.-aclaró su madre.

Sonia llegó acompañada de su pareja del momento, junto a los que llegaba también Raul, todos pasaron directamente a la sala. Las duchas estaban en marcha continuamente en el habitáculo, colocadas estrategicamente en la pared de entrada, no eran visibles desde la puerta. Entre acompañado de Alejandra en el lugar y tras desvestirnos, pasamos a una de las duchas, los que habían ido llegando previamente también estaban en ellas.

Envueltos en toallas, tomamos asiento en uno de los mullidos sofás. Mientras Alejandra me acariciaba la polla directamente, observé a mi esposa que tras acercarse a Raúl, le estaba practicando una mamada arrodillada ante él. El marido de Azucena, se estaba comiendo a Sonia que tumbada en uno de los lados de la cama, le ofrecía totalmente abierta de piernas lo que Javier deseaba y saboreaba en esos momentos. Azucena se había liado con otro de los chicos que estaba en la sala, en el extremo opuesto a donde estaba con su madre. Bailaba desnuda ante él, que la miraba mientras se acariciaba la erecta polla. Mercedes trataba de poner de nuevo en forma a su pareja que tras el polvo con mi esposa, permanecía algo flácido aún, se empleaba a fondo para ello, chupaba con ansia su pene, que poco a poco crecía de nuevo.

La orgía estaba comenzando a ponerse en marcha a buen ritmo, las bolsitas de condones estaban disponibles a cada pocos metros de distancia, para que se fueran surtiendo a medida que eran necesarios.

-“Chúpame los pezones”.-pidió Alejandra, mientras me ofrecía sus tetas.

Lamí con deleite sus duros y tiesos pezones, tal como me pidiera, sin dejar de mirar como mi esposa, le seguía comiendo la polla a su marido. Sonia y Javier se acababan de acoplar y él la cabalgaba a buen ritmo tras enfundarse un condón en su miembro. Las ávidas manos de Alejandra me tenían la pinga a reventar con sus caricias, justo cuando me pidió que nos acercáramos a la cama. Naturalmente fuimos junto a nuestras respectivas parejas. Tumbado junto a Raúl sentí como su mujer se apoderaba de mi polla con su boca una vez mas, mientras que Maijo continuaba chupando la suya con deleite.

-“Que rico chupa tu esposa”.-me dijo mirándome

-“También se emplea riquísima la tuya”.-le aseguré.

-“Me gustará ver como te montas a mi señora”.-me informó.

-“Y yo ver a Maijo ensartada por ti”.

Los sonidos que producían las dos bocas mientras nos chupaban el sable a cada uno de nosotros era delicioso a nuestros oídos. Una rubia que andaba cerca de nosotros, se colocó sobre la cara de Raúl, que de inmediato comenzó a saborear la almeja que le ofrecían, sin embargo, la pareja con la que estaba la chica, pronto vino a por ella y sacándola del rostro de Raúl, la tumbó en la cama, ensartándola sin contemplaciones mientras le decía que él le daría polla.

-“Digámosle a las dos que se tumben aquí”.-me dijo Raúl.

Prácticamente al unísono, tanto su esposa como la mía subieron a la cama, recostándose en ella, ambas abiertas de piernas, ofreciéndonos sus delicadas entradas que por supuesto, saboreamos con nuestras lenguas antes de abrirlas totalmente con las erguidas pollas.

Le comía el coño a Alejandra, escuchando como Raúl se lo chupaba a Mai, justo a mi lado, ambas se retorcían placenteramente mientras hurgábamos en el interior de aquellas grutas. Me apretaba la cabeza con sus muslos cuando le sorbía el clítoris, que sobresalía abultado de su capuchón.

Noté como Maijo tiraba de su pareja hacia arriba, que tras su señal y después de enfundarse un condón, la tomó de las piernas, alzándolas para acercar su empalmado miembro al mas que mojado coño de mi esposa. La escuché gemir de gusto mientras me estaba enfundando el preservativo. Alejandra me recibió totalmente abierta de piernas, deseosa de que hundiera mi estaca en su sabroso conejo.

Los jadeos de los cuatro iban casi al unísono. Mientras Maijo con su respiración entrecortada recibía los envites de Raúl, yo le proporcionaba con buen ritmo continuas embestidas a Alejandra, que gemía ante la atenta mirada de su marido.

-“¿Te gusta como folla mi mujer?”.-preguntó Raúl

-“Está bien ajustada aún, riquísima”.-respondí

-“Es que tu yegua lo tiene que me calza a la perfección... así me ordeñó el pasado viernes”.-me aseguró.

Las exclamaciones de gusto de Maijo mientras nos escuchaba eran perfectamente audibles por todos en la sala. Se la veía pletórica debajo de Raúl mientras que la hacía suya. La miraba disfrutando de la manguera de Raúl, que entraba y salía en ella deslizando todo su tronco en el túnel mas íntimo de su cuerpo. Se corrió aullando como una perra en celo mientras el orgasmo la recorría de arriba abajo. Fue entonces cuando Raúl la puso a cuatro patas en la cama. Penetró de nuevo en ella, bombeando con fuerza su empapado coño. Javier se acercó y se plantó ante mi esposa, que mantenía su boca, abierta en parte, de forma que apenas le costó nada meter un buen trozo de su polla para que Maijo la chupara mientras su suegro la follaba, observando al mismo tiempo como su suegra continuaba debajo de mí, encajada por mi ariete.

Azucena se acercó a nosotros, acostándose junto a su madre, para mirar como se la chupaban a su marido mientras que su padre seguía dándole polla al chocho de mi mujer.

-“Uyy... veo que este folla bien... por tu expresión... yo quiero también”.-le comentó a su madre.

-“Me está.... matando de.... gusto... cariñito”.-respondió Alejandra.

Me miraba escuchado a su madre viendo como le empujaba mi erección dentro de su cuerpo. Al levantar la vista de los ojos de Alejandra, pude ver como Sonia se encontraba en mitad de la cama, empalada por dos machos a la vez, que se compaginaban para meter sus pollas en los dos agujeros bajos de aquella hembra. Mercedes, como mi esposa, arrodillada también recibía polla de alguien en su breva al tiempo que chupaba otra, mientras la rubia que le pusiera el coño en la cara de Raúl, debajo del grupo, lamía los huevos de la pija que chupaba aquella.

-“Me corro... me corro.... cabrón que me corro toda.... ayyyy.... que me corro”.-declaró Alejandra.

Mientras la sentía estremecerse en su orgasmo, Raúl se salió de mi mujer con su condón lleno de leche, hueco que de inmediato fue ocupado por otro macho que esperaba su oportunidad para entrar en ella.

-“Me vas a matar de placer”.-me comentó Alejandra.

-“Descansa un poquito, mamá, deja que tome yo el relevo”.-dijo Azucena.

-“Si, será lo mejor.... fóllate a mi niñita ahora un poco”.-me dijo.

Raúl que acababa de refrescarse bajo la ducho, llegó justo en el momento en que estaba entrando en su hija, observó a su mujer, con su cara de placer y luego como Azucena me recibía en su interior gimiendo al sentir como la dilataba con mi miembro erecto.

-“Tu mujer.... ha vuelto a hacerlo.... me ordeñó de nuevo”.-me comentó.

-“Lo vi... como la sacabas recién corrido.... con todo el condón lleno”.-le informé.

-“Joder, es que es una verdadera máquina de joder”.-dijo

-“Dímelo a mí... que la he visto.... con cuatro a la vez.... sin darles tregua”.-le contesté mientras bombeaba en el interior de su hija que jadeaba recibiendo mi manguera.

-“Joder, es toda una zorrita, entonces”.-comentó Alejandra.

-“Buenísima zorra es”.-aclaró Raúl.

-“Organicemos un combate entonces”.-propuso Alejandra.

-“¿Combate de resistencia?”.-preguntó su marido.

-“Claro, cariño, así veremos quien es la mas zorra esta noche”.

Mientras follaba a Azucena, su madre anunció el nuevo evento a realizar, que fue acogido con algunos aplausos inclusive. Al pedir voluntarias para ello, Maijo, se prestó al juego, igual que sus dos amigas y alguna que otra de las presentes en la sala.

-“Entonces daremos libre a los machos que esperan fuera para poder entrar, además, la hora ya está próxima para ello, la adelantaremos un poco nada mas”.-dijo Alejandra, que de inmediato dio la orden oportuna a una de las empleadas del local.

La corrida de Javier en la boca de mi esposa fue evidente, entre gruñidos de placer, pude ver como mi mujercita bebía la leche que el marido de la hembra que me recibía jadeando bajo mi peso.

Al poco el local estaba lleno de machos, que esperaban pacientemente a que les dieran entrada al no tener pareja. Entre los propietarios del negocio y algunos empleados, se habilitaron cinco camillas individuales, de masaje, aunque bastante mas bajas para proceder al evento organizado.

Me corrí como un condenado sintiendo como Azucena me apretaba la polla con su coño, al tiempo que su marido, a nuestro lado, me jaleaba para que la follara bien.

Después de una ducha de refresco, me senté a observar como se habían organizado en la sala. Las camillas separadas apenas para que pasaran dos personas juntas entre ellas, ocupadas ya por Mercedes, Azucena, Sonia, Maijo y una morena jovencita que no había visto hasta el momento. Frente a cada camilla una pequeña fila de caballeros con su herramienta en ristre y a la cabecera de cada una de ellas, otra chica de las no participantes para ir registrando cada follada.

Según comenzó el evento, las cinco participantes acogieron al primero de los machos que esperaban en su fila respectiva, comenzando a copular con ellos. Apenas cuatro minutos mas tarde, Mercedes había terminado con su primer follador, acogiendo al segundo en la fila. Poco a poco, todas las hembras iban haciendo que sus montadores fueran corriéndose para ir recibiendo al siguiente.

A medida que los machos salían de las camillas, se duchaban y pasaban a sentarse para tomar nuevas fuerzas.

-“Jopé... vaya tías tenemos esta noche aquí”.-comentó alguien a mi lado.

-“Están buenísimas todas”.-le respondió su amigo.

-“Coño, follé con la negra y me corrí enseguida”.-dijo el primero.

-“Pues no veas como folla la morenita de este lado”.-comentó el otro.

-“Y usted... ¿no participará?”.-preguntó el primero dirigiéndose a mí.

-“Ya lo hace mi señora”.-respondí.

-“¡Ah!....¿su mujer está en ese grupo?”.-preguntó nuevamente.

-“Así es.... creo que es la morenita a la que se refiere su amigo”.-le comenté.

-“¿Esta morenita de aquí?”.-preguntó el otro señalando hacia mi esposa.

-“La misma, si, esa es mi señora”.-le indiqué.

-“Bufff... caballero... pues su señora folla que es una delicia... incluso creo que repetiré con ella... si a usted no le molesta, claro”.-me dijo

-“Está ahí... participando... ahora mismo es la mujer de quien la monta... no veo donde esta el inconveniente de volver a meter tu polla en ella”.-fue mi respuesta.

-“Deberías de probarla Jacinto”.-le dijo a su amigo.

-“La montaré, la montaré, desde luego que la probaré, con el permiso de su marido”.-respondió

Las chicas continuaban follando a destajo mientras los hombres iban girando en la sala tras cada polvo con alguna de ellas. Algunos mostrando deseos de repetir cambiando a la pareja.

Los dos chicos que conversaban a mi lado, tras follar de nuevo, ambos con Maijo, regresaron a sentarse junto a mi.

-“Caballero... el conejo de su mujer.... es de los mejores que he probado”.-comentó el primero de ellos.

-“Se que lo usa estupendamente”.-le confesé.

-“Lo sabe utilizar de forma magistral... además esa toallita que tiene a su lado... para secarse en parte... bufff... entras en ella y tiene la humedad justa... sin excesos”.-

-“Es toda una experta, lo reconozco”.-le dije.

Tras levantarme, me coloqué en la fila de Sonia, apenas tenía a dos delante. Mientras esperaba, observaba a Maijo, en la siguiente camilla, que cogía con uno de los machos apretándole con sus muslos sobre los suyos. El traquetear de las camillas, los jadeos, los golpes de los cuerpos, los gemidos, los suspiros, las exclamaciones de placer hacían que los que esperábamos a follar mantuviéramos una mas que aceptable erección en nuestros penes, conocedores de que quien nos recibiría estaba en esos momentos siendo participe de alguno de los gritos placenteros que se escuchaban.

Antes de acoplarme con Sonia, mi esposa despachó a dos de los que esperaban en su fila y cuando por fin, se la encajé, Maijo andaba con un tercero en plena faena.

-“Coño.... como jode.... tu mujer.... vaya.... máquina de..... ordeñar pollas”.-me dijo Sonia mientras copulaba con ella.

-“Es la práctica que tiene, cariño”.-le contesté dándole con ganas.

-“Si continua.... así.... ganará la.... maratón.... esta noche”.-me dijo.

-“Tú también follas deliciosamente”.-la alenté.

-“Gracias... pero... ya casi.... no puedo.... mas”.-me confesó.

-“Seguro que sí que resistirás”.

-“Llevo... como veinte y.... tantos.... polvos.... ya... y me.... he.... corrido.... como.... siete u.... ocho veces”.-me indicó.

-“Entonces.... te dejo ahora.... para aprovechar a Merche un ratito”.

-“Pero... no me.... contará.... si no te.... corres”.-me informó.

-“No debes de.... preocuparte”.-le dije con un gruñido, mientras llenaba el condón con mi leche.

Me retire de ella, mostré el condón con mi esperma en su interior y me retiré a darme una pequeña ducha. Tras solicitar una nueva copa, me volví a sentar para tomar un respiro, justo en esos momentos tanto Sonia como Azucena se retiraban incorporándose de sus camillas.

Mi mujer continuaba jodiendo con los que tenía en su fila, la morenita también iba a buen ritmo y Mercedes, algo mas lenta que ellas, trataba de mantenerse a la altura. Mientras saboreaba mi bebida, Sonia vino a sentarse a mi lado, también tras su ducha y servirse una copa.

-“Ayyy... Eduardo.... tengo en coño al rojo.... como para que a tu tocayo esta noche cuando llegue a casa, se le ocurra pedirme guerra también”.-me comentó.

-“Pues nada, cariño, si te pide sexo, bastará con que te metas debajo de él, sufrir un poco y no demostrarle que has follado tanto ya”.

-“La cabrona de tu mujer.... vaya... que modosita aparenta y.... la madre que la parió... menuda resistencia tiene”.

-“Y te prometo que cuando lleguemos a casa, según se acueste a mi lado, pienso follarla a tope también”.

Justo estábamos en esa conversación cuando tanto Maijo como Mercedes, se incorporaron de sus camillas, dejando sola a la morenita. Tras la oportuna ducha de ambas vinieron a sentarse. Alejandra dio por concluido el evento y tras comprobar las anotaciones de cada persona a la cabecera de las camillas, declaró que Susana, así se llamaba la morena era la vencedora, seguida por mi esposa, con dos polvos menos que ella.

Fue una velada agradable, interesante e intensa. Cuando regresamos a casa sobre las cuatro y media de la madrugada, tanto Sonia como Mercedes, tras cambiarse de ropas de nuevo, partieron para sus casas, no sin antes indicar a Mercedes que cualquier otro día deseaba darle lo que le faltó esta noche. Con una agradable sonrisa, indicó que sería genial venir de visita alguna que otra vez.

Ya en la cama con mi mujercita, charlando sobre la noche vivida, me contaba que le había gustado muchísimo la velada y que deseaba repetir la experiencia.

-“Sabes.... me siento orgulloso de ti.... esta noche has probado muchísima pollas y... has estado genial”.-le dije.

-“Gracias cornudito mío... tú también te lo has pasado bien... que te he visto”.

-“Estoy empalmado, mi amor.... ¿te giras y.... te meto una cosita?”.

Haciendo una cucharita rematamos la alocada noche que habíamos pasado en el local.

Casi las dos de la tarde cuando recuperamos el sentido tras el descanso.