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Segunda orgía con zoofilia incluida

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Aquella tarde que nos avisó Carmen para que pasáramos por su casa, que nos reservaba una sorpresa, jamás imaginé que se pudiera tratar de un espectáculo como el que nos deparaba. Como era habitual en ella, nos convocó para el sábado en la tarde. Tanto Maijo como yo mismo, sabíamos que esa tarde follaríamos de lo lindo en otra de sus afamadas orgías en su casa, por ello, nos comprometimos a la asistencia a su fiesta particular.

Mi mujer, ya conocedora del sistema, llevó uno de sus vestidos cortos, uno blanco muy ajustado a su cintura, con un escote mas que generoso ya que la abertura de la tela le llega prácticamente al ombligo y, la brevedad por abajo también es mas que contundente, apenas le cubría tres dedos de cada muslo. Una tanga del mismo color y los zapatos tipo sueco de tacón de aguja. Por supuesto, por encima se cubrió con un abrigo negro, cerrado, hasta las rodillas.

Cuando llegamos a casa de Carmen, besos con lengua para mí, por parte de ella y de su hija Luisa, la mayor, recién casada, estaba aun de viaje. Nuestra anfitriona con un vestido trasparente, sin nada debajo de él, mostrando por completo su cuerpo de hembra bien formada y deseosa de macho. Su hija con un pantalón ajustadísimo de color negro, contorneándole los muslos, las piernas, el culo y, por supuesto, su raja que se marcaba maravillosamente en aquella tela. La camiseta morada demostraba también que no usaba sujetador, sus pezones, clavados a la tela y el contorno de sus senos lo hacían evidente, ambas descalzas.

Luisa se pegó a mi mujer y se comieron las bocas en la misma puerta de entrada a la casa.

-“¿Recuerdas a Milagros.... Mari?.- le preguntó a mi esposa.

-“Si, claro que si, estudiamos juntas en la misma clase”.

-“Pues esta tarde vendrá a casa.... hace un tiempo que deseaba que viniera y... por fin ha aceptado”.

-“¿Sigue soltera?”.- indagó Mai

-“No, que va, hace varios años que se casó...... el marido es..... es un pendejo..... la engaña desde el principio y ella lo sabe”.

-“Ahí, la pobre, no me digas eso”.

-“Ella también se los pone bien.... con su mejor amigo”.- rió su propio comentario a carcajadas.

-“Bueno, yo recuerdo que en ocasiones iba a clase sin bragas y se sentaba en el pupitre abriendo las piernas, para que los chicos de delante le pudieran ver el coño cuando se agachaban a mirarla”.- intervino mi esposa.

-”Si, me ha contado de eso, si.... incluso me ha llegado a decir que siempre le ha gustado ser así... algo putilla”.

Cuando llamaron a la puerta, Luisa abrió a Toni, que se nos unió a la reunión, tras saludarnos a todos en general y, especialmente a Maijo, a la que no sólo besó en la boca, sino que aprovechó para meter su mano entre los muslos de mi esposa, que aceptó de buen grado su saludo.

Estuvimos charlando un buen rato todos. Luisa sentada a mi lado, son sus piernas sobre las mías, sin importarle en lo mas mínimo que mis manos recorrieran insistentes sus muslos. Toni se pegó literalmente a mi mujer, sin dejar de observar descarado por el escote de su corto vestido, relamiéndose mientras veía la buena porción de teta que le permitía la tela. Mi mujercita que hablaba con Carmen, pasaba de manera reiterada su mano por la entrepierna de su acompañante, palpando la evidente inflamación que había bajo la tela.

-“Hoy, vendrá acompañada del amigo de su esposo”.- rió de nuevo el comentario.

-“¿Y, es alguien que conocemos?”.- interrogó Maijo.

-“No le debes de conocer, ¿verdad Luisa?”.

-“Segura que no”.- ambas rieron sobre el tema.

-“Es muy dócil.... le tiene bien entrenado”.-dijo Carmen, preguntando a continuación.-“¿A vosotros dos, os gustan las experiencias fuertes también?”.

-“¿En que sentido te refieres, Carmen?”.- preguntó mi esposa.

-“Bueno, Milagros se lo monta con alguien especial.... a ver como te explico.... es el mejor amigo de su marido.... aunque no habla”.-sus risas eran estruendosas en ese momento.

-“Si, la verdad es que nunca se le entiende nada”.-comentó Luisa riendo también

-“Sigo sin entenderte, cariño”.

-“Mira, te diré, que su nombres es.... travieso”.- apostilló Carmen.

-“Joder.... que pezones mas ricos tienes cacho cabrona.... me tienes empalmadísimo”.-comentó Toni, dirigiéndose a mi esposa. La vi como apretaba su polla, con una de sus manos, bajo la tela del pantalón al escucharle.

-“La verdad es que me tienes intrigadísima, Carmen”.

-“Si, boba, a ver.... Milagros.... se folla al pastor alemán de su marido”.

La expresión del rostro de mi mujer, iba entre el asombro y el desconcierto ante el comentario de Carmen. Las risas de esta y de Luisa iban en aumento al verla asombrada. Mi polla no cabía dentro de mis pantalones, entre el calor de las piernas de Luisita en mi regazo, mas lo que escuchaba, estaba a reventar de gusto.

-“¡No me digas que Milagros practica zoofilia con el perro!”.-exclamó mi esposa.

-“Tal como te cuento Mai, lleva al menos un año trajinando con el chucho”.

-“Ahora verás cuando lleguen que bien se lo montan”.-comentó Luisa.

-“Joder.... se me acaba de mojar todo el chocho”.-explicó mi mujercita.

-“Ese conejito me lo quiero comer entero”.-expuso Toni, añadiendo a continuación dirigiéndose a mí.-“¿Me permitirás que se lo coma y se lo folle Eduardo?.

-“Para eso hemos venido, para disfrutar como la vez anterior, follando a destajo”.-le contesté.

-“¿Y se la mete toda?”.-indagó mi esposa.

-“Ya verás, ya verás, no creo que tarde mucho en llegar ya”.

-“Yo quiero ver como se la mete”.-indicó Mai

-“¿Y tú me la vas a meter a mí?”.-me preguntó Luisa

-“Te meteré lo que quieras, por donde quieras, cariño”.-fue mi respuesta

El ambiente estaba tremendamente caldeado a esas alturas, sin la presencia de la invitada principal, simplemente con los comentarios a lo que posiblemente pudiera pasar a su llegada ya había suficiente calor en la sala de Carmen.

Cuando, por fin llegó Milagros, mas o menos de la edad de mi esposa, rubia, alta, delgada, con un vestido a las rodillas, de cuello redondo, contorneando sus tetas, calzada con unas botas cortas de tacón bajo, acompañada por su perro, un pastor alemán, marrón con pintadas en color negro, bien cuidado su pelo, de ojos nobles y una buena alzada, portando un bozal que permaneció sumiso a su lado en todo momento, sin gesto alguno de agresividad hacia ninguno de los presentes en la sala. Mi esposa, tras el mas que efusivo saludo de su amiga de colegio, me presentó a ella, que me besó, sin el mas mínimo gesto de inquietud por parte de su acompañante. Una vez sentados de nuevo, Luisa preparando algo de café en la cocina, mientras el can nos observaba inmóvil donde su dueña le había dejado, reanudamos la charla en la sala.

-“Carmen me ha estado explicando, pillina”.-comentó mi esposa dirigiéndose a su amiga recién llegada.

-“Ah, te ha comentado ya sobre travieso y yo”.

-“Si, zorra, ya nos ha dicho lo que hay... y.... joder.... me puso muchísimo”.

-“Ya sabes que siempre he sido bastante resuelta en todo”.-comentó riendo.

-“Incluso recordamos cuando íbamos al cole y te presentabas allí sin bragas”.

-“¿Te acuerdas, si?.... me abría toda de patas para que los chicos me vieran el chocho”.

-“Los ponías a todos mal, así no aprobaban las asignaturas, zorra”.-dijo Mai partiéndose de la risa y contagiándonos a todos de su hilaridad.

-“Yo no tenía culpa de eso... sólo iba sin bragas y me gustaba enseñar el higo, nada mas”.

-“A cuantos te abras tirado de ellos.... pendona”.

-“Después de casada.... a mas de la mitad de la clase”.-contestó entre risas.

-“Siempre has sido una zafada Milagros”.

-“Tú tampoco te quedabas corta Pepi... que las bragas las llevabas.... pero todos te las veían siempre”.-luego dirigiéndose a mi, añadió.-“¿Sabías que tu mujer se cruzaba de piernas de forma descarada para que sobre todo el profesor la mirara?”.

-“Vaya, eso no me lo había contado nunca”.-contesté

-“Si, si, éramos unas perversas en esa época”.- aseveró Milagros.

Luisa sirvió el café y regresó a mi lado, recolocando sus piernas de nuevo sobre las mías, con lo que me permitió otra vez poder posar mi mano sobre sus muslos enfundados en aquel pantalón ajustado que llevaba.

-“Ah, mira, ya veo que tu marido no pierde el tiempo tampoco”.-le dijo a mi esposa.

-“No sabes a quien tienes ahí”.-contestó volviendo a reir.

-“Y el Toni, no te quita ojo del escote que llevas”.

-“Desde que llegó anda mirándome las tetas y aguantando la empalmada que tiene”.

-“Siempre hemos sido igual de perras salidas las dos”.

-“Menos mal que mi maridito me consiente todo.... ¿verdad cornudito?”.

-“Ya sabes que siempre me ha gustado que seas así, putita mía”.

-“Ah, sois una pareja como Fede y Consuelo entonces”.

-“Siempre nos contamos las cosas y.... si es menester.... lo hacemos uno delante del otro.... con quien sea.... ¿verdad amorcito?”.

-“Cierto, mi vida.... y es genial Milagros”.-contesté.

-“¿Dejarás entonces que mi travieso la pruebe?”.-me preguntó

Miré a Maijo, que con la boca entreabierta y sus ojos como platos, no sabía como reaccionar hasta que por fin dijo.

-“No se si me atreveré a tanto, Milagros”.

-“Ya verás cuando le presente tu chocho a degustar.... primero la lengua que tiene que te relamerá toda.... a ver si te resistes a que te meta todo el churro en la breva”.-fue su comentario.

-“Yo no pude resistirme”.-aseveró Carmen.

-“¿Ya te ha follado?”.-le preguntó mi mujer.

-“Un par de veces, cariño.... y es.... tremendamente agradable sentirle”.-afirmó Carmen.

-“Voy a tener que cobrar por sus servicios”.-dijo Milagros haciendo que todos en la sala rompiéramos a reír nuevamente.

-“Mírala.... además de puta.... madame”.-comentó Maijo entre las risas existentes.

-“Bueno, Eduardo, yo no aguanto mas la visión de las tetas de tu mujer, así que te parezca lo que te parezca me la voy a follar aquí mismo, en el sofá, que me tiene empalmadísimo con esos pezones duros en punta”.-me soltó Toni entre las risas.

Le vi meter mano bajo la tela de la falda y comenzar a magrearle las tetas allí mismo, para lo que Mai, incluso, se recostó mas hacia el respaldo del asiento, de manera que le facilitó su magreo. Luisa, por su parte, que llevaba rato manoseándome sobre el pantalón, optó por bajar la cremallera de la bragueta y luego soltó el cinturón y el botón en la cintura. Su mano busco bajo el slip lo que buscaba y me sacó la polla erecta que de inmediato comenzó a acariciarme.

-“Uyyyy.... vaya herramienta tiene tu marido.... cabrona.... que calladito te lo tenías zorra”.-comentó Milagros que estaba observando a Luisa.

Carmen que había estado muy locuaz antes de la llegada me Milagros, desde que llegara esta, apenas había comentado gran cosa, se había dedicado a acariciar el lomo de travieso, que estaba sentado a su lado.

Viendo que comenzábamos a emparejarnos de manera abierta, Milagros se levantó de su asiento y sin mas, se sacó el vestido que traía por la cabeza. Su cuerpo esbelto, algo delgado, pero llamativo, quedó enfundado en su ropa interior, escueta abajo, se notaba que estaba afeitada también en su coño y sus medianas tetas apretadas en el ajustado sujetador que usaba, tras descalzarse, se desprendió también de las dos piezas que llevaba y se exhibió totalmente desnuda en mitad de la sala. Buen culo, lindos muslos, pezones algo grandes para el mediano tamaño de sus tetas, pero apetecibles y, por supuesto, una sonrisa vertical entre sus muslos que denotaba uso y disfrute.

Me desprendí de la camisa que tenía mientras observaba como Maijo le permitía a Toni que le sacara el vestido a ella, que ya le manoseaba la polla tras sacársela del pantalón. Carmen había hecho lo propio con su vestido trasparente y sentada de nuevo con las piernas dobladas en el sillón que usaba, me mostraba, ya que estaba de frente a mi, su coño abierto, expuesto, perlado de su flujo, dispuesto a que alguna polla la penetrara sin contemplaciones.

Aproveché que Luisa se incorporó para sacarse el pantalón, mostrando que efectivamente nada mas llevaba debajo de él y la camiseta que tenía puesta, para desnudarme por completo, antes de que regresara como su madre la pariera sobre mis piernas. Le manoseaba el chocho mientras ella me masturbaba deliciosamente.

Milagros con un cojín en el suelo, se arrodilló en el. No me había fijado hasta entonces pero ahora pude ver como el perro, aun sentado donde estaba, mostraba claramente una buena porción de su pene rojo fuera ya de su bolsa.

Luisita comenzó a chuparme la pinga cuando Milagros llamó al perro, que se acercó servicial a su ama. Vi como aquella larga lengua se paseaba libremente por el vientre y las tetas de su dueña, mientras ésta, acariciaba los huevos del animal y le hacía masajes en la parte trasera de su miembro que acabó por salir completamente de su cubierta.

Toni medio tumbado en el sofá recibía las lenguas de Carmen y de mi mujer en su empinada manguera, mientras mi esposa, observaba a Milagros y al perro. Milagros se sentó en el amplio cojín, abriéndose de piernas y, su perro, supo de inmediato que su ama deseaba que le lamiera el conejo así expuesto. Sus lenguetadas eran largas y se arrastraban entre el coño de su ama y sus muslos, que ya gemía delicadamente.

Luisa no cesaba de chuparme mientras le metía los dedos en el chocho, hurgando en su interior. Mi mujercita excitada viendo a su amiga, le estaba comiendo totalmente la polla a Toni, al tiempo que Carmen le lameteaba los huevos.

-“Joder, Eduardo, me encanta como chupa tu zorra”.

-“Es muy buena mamadora, lo se”.

-“Coño, es que sorbe la polla con delicia, vaya boquita tiene la cabrona”.

El perro estaba cada vez mas inquieto ante su ama, que seguía ofreciéndole el higo para que la lamiera. Ella se recolocaba a cada instante ofreciéndole su sexo abierto, mojado por la lengua del chucho y por sus propios flujos, entre sollozos y gemidos de placer.

-“No aguanto mas, putita, ven.... ponte aquí.... a cuatro patas.... que te la entierro toda”.-comentó Toni dirigiéndose a mi mujer.

La vi seguir las instrucciones del muchacho, arrodillada le esperó y con un gemido intenso le recibió dentro. Se enterró en mi mujer con una sola estacada, hasta que chocó con sus nalgas y sus huevos golpearon la pipa de mi esposa. Agarrando sus caderas comenzó a bombearla rítmicamente, entrando y saliendo de ella con fuerza mientras sus tetas, colgando, se balanceaban al mismo ritmo que su embestidas.

Milagros se dejaba comer el coño por su perro mientras Carmen le acariciaba ahora la bolsa del chuco, haciendo que su polla bamboleara arriba y abajo, totalmente fuera de su recubrimiento, dispuesto a meterse en el primero conejo que se le ofreciera.

-“Fóllame, fóllame, cabrón, así, fóllame”.-pedía incesante mi mujercita mientras Toni iba y venía dentro de su túnel.

-“Yo también quiero que me follen”.-pidió Luisa mimosa, soltando mi polla de su boca.

-“Si, preciosidad, ven, pongamos aquí en el suelo”.-le dije

El cojín donde estaba sentado nos sirvió de apoyo. La arrodillé allí y me coloqué detrás. Le separé las nalgas con mis manos y acercando mi cara, le besé sonoramente el chocho que me ofrecía, le metí la lengua dentro, saboreando su flujo, luego le lamí el culito antes de acercarle mi rabo tieso e incrustárselo en su jugoso coñito, que me recibió bien lubricado permitiendo que me deslizara sin problema alguno en aquella deliciosa gruta. También la agarré de sus caderas para ajustarme a ella en mis entradas y salidas, comencé a darle polla con ganas, sin perder detalle alguno sobre como Toni se tiraba a mi mujer apenas a dos metros de distancia y como Milagros y Carmen continuaban jugando con travieso ante nuestras caras.

La sinfonía de gemidos, jadeos, suspiros y peticiones estaba en marcha e iba en aumento paulatino.

-“Ay, cabrón, que bueno me das.... sigue.... atraviésame con esa pollona”.-pedía mi esposa, jadeando de placer mientras recibía la manguera de Toni.

-“Aaaaaaggggg.... que riiiiiiicooooo.... así, así.... fóllame así”.-me solicitaba Luisita entre sollozos.

-“Muévete así, zorra.... así, aprieta con ese chocho.... que rica putita eres”.-escuché a Toni.

Milagros sólo gemía de gusto sujetando la cabeza del perro entre sus piernas, sintiendo como la lengua áspera recorría sin cesar su abertura vaginal.

-“Carmen.... ven.... ábrete aquí de patas para que te lo coma”.-le escuché

Por supuesto nuestra anfitriona no se hizo de rogar y en apenas unos segundos estaba allí, espatarrada, sentada en el borde del sillón, ofreciendo su higo mojado para que el chucho la mamara entre sus piernas.

Milagros llevó a su can hasta colocarlo entre las abiertas piernas de Carmen y de inmediato cambió el jugo de su dueña por el que resumía del coño que tenía frente a su hocico. La lengua del perro la recorrió entera haciéndola gemir de gozo.

-“Ven cabrona.... túmbate aquí en el suelo.... quiero ver tu cara de zorra mientras te empujo mi polla dentro”.-ordenó Toni a mi mujer.

Carmen continuó recibiendo la lengua del perro entre sus abiertas piernas, al tiempo que Milagros acariciaba insistentemente la bolsa contenedora del tremendo nabo de aquel, me fijé un sus huevos, enormes, apelmazados mientras agitaba su rabo de un lado a otro.

Mi mujercita tumbada en la alfombra, con la cabeza apoyada en otro de los cojines del sofá, abriéndose de piernas para que Toni se colara entre sus muslos, sin dejar de mirar la polla que dirigía hacia su empapado coño, sin dejar de bombear el delicioso conejito que me ofrecía Luisita y donde me deslizaba con rapidez, entrando y saliendo de el, haciendo que mi receptora gimiera continuamente de forma entrecortada, sin apenas articular palabras.

-“Mira, guey.... mira como se la meto a tu mujer.... quiero que veas como me tiro a esta putita que tienes en casa.... que me tiene encoñado desde la otra vez”.- expresó Toni. esperando a que mirase hacia ellos, para clavarse por completo en el coño de Mai, que le recibió de nuevo con un fuerte gemido al sentirle entrar.

-“Ayyyyyy.... cariño..... que buena manguera tiene este hijo puta”.-me comentó mi esposa.

-“Cabrito.... ¿sabes que a la perrita que le estás dando ahora.... la desvirgué yo delante de su madre?.- me preguntó Toni mientras comenzaba a moverse dentro de mi mujer.

-“Si.... joputa.... fuiste tú.... quien me.... desvirgó.... aaaaaaggggggg”.-confirmó Luisa entre sollozos.

-“Míralos, zorra.... míralos ahí jodiendo como perros.... tu marido y la perrita de Luisi”.-le comentó a Mai mientras la embolaba con ganas haciendo que gritara de placer.

-“Lo estoy viendo.... si.... y me gusta.... me encanta verle.... con otras.... y que..... que me vea... follando con.... otros machos”.-fue la respuesta de Maijo.

-“Me vas a ordeñar entero hija de puta.... estoy a punto de correrme.... cacho cabrona”.

-“Si..... dámela.... lléname el chocho de leche.... quiero que te corras ahí.... que me la des toda ahí dentro”.

La observé como después de su expresión y un gemido intenso apretó sus labios con fuerza, dándome a entender, como tantas otras veces, que su orgasmo la recorría en esos momentos deliciosos. Acabó con un intenso gemido seguido de continuos jadeos al tratar de retomar su respiración normal. Aunque Toni continuaba dándole polla con fuerza, insistiendo en entrar mas y mas en el túnel de mi esposa. El continuo golpeteo de sus cuerpos, acompañado de los que le estaba propinando a Luisa en sus muslos y nalgas al alcanzar el máximo en su interior se compaginaban perfectamente.

-“Aggggg.... me voy a correr.... voy a llenar el coño de tu mujer con mi corrida.... cabrón.... quiero que lo veas cuando acabe.... quiero que tu putita te muestre mi leche dentro de su conejo.... aaagggggg.... tómala.... aaaaaaaaaaaaaaaaaggggg”.-dijo Toni, que acabó incrustándose por completo dentro de Maijo, entre espasmos, mientras le iba dando su leche.

Contemplé a mi esposa como se apretaba a él, con sus manos en la espalda del chico y sus piernas totalmente recogidas hacia atrás mientras que recibía su esperma.

-“Así.... así.... dámela toda... así.... córrete bien.... me gusta muchísimo.... así.... que rica leche.... que calentitos chorros.... mmmmmm”.-gimoteaba mi mujercita sintiendo como le iba dejando toda su corrida en el conejito.

Había sentido a Luisa en dos ocasiones estremecerse de placer, agachando la cabeza hasta casi tocar el suelo, mientras me apretaba para que entrase por completo en su coño.

Toni se retiró de mi esposa y ella se sentó en el borde del sillón, abierta de piernas, mostrándome su coño mojado, empapado de sus propios zumos, la observé como hacía fuerzas para que la leche de él asomara por su deliciosa abertura, dilatada de la polla que acababa de estar allí. Vi el líquido espeso, blanco, que resumía de su interior, chorreando por sus labios y deslizándose por el canal hasta la unión con su culo.

-“Mira....cariño.... el Toni se corrió dentro de tu mujercita”.-me dijo, añadiendo.-“mira cuanta leche me ha dado”.

Fue demasiado para mi a esas alturas. Ver a mi esposa allí sentada, abierta de piernas, mostrándome la evidencia de la corrida que le había dado el muchacho, indicándome que la mirara mientras la leche de él se escurría de su coño me hizo explotar también. Le di cuatro o cinco empujones fuertes a Luisa agarrando con fuerza sus caderas, hundiendo mi polla en su chocho y descargué toda mi leche allí dentro, entre bufidos y guturales gemidos.

-“Bien, cabrón, bien.... llena ese coño.... déjale bien adentro toda tu lefa... que la putita anda deseándola también”.-indicó Toni.

Estuve dentro de mi pareja unos segundos mas tras descargar todo mi cálido líquido en su interior antes de separarme de ella, que gemía sin cesar mientras recibía mi regalo. Cuando me salí de su interior, Toni la obligó a girarse un poco hacia mi esposa que vio también como mi leche comenzaba a fluir del interior del dulce conejito donde me acababa de correr.

-“Mira putita... tu marido se ha dado gusto también con esa zorrita”.-le indicó a Mai, que seguía mirando como mi leche se escurría del coñito de Luisita.

Los cuatro sentados en el sofá, descansando de esa primera faena entre nosotros, nos dedicamos a observar como Milagros manipulaba a su perrito, que continuaba comiendo el coño abierto de Carmen.

Mi mujer sentada a mi lado, mientras acariciaba a Toni. Luisa al otro lado había vuelto a colocar una de sus piernas sobre mis muslos, con lo que permanecía abierta, dejando que mis dedos titilaran suavemente sobre su higo, mojadísimo y pringado de nuestros fluidos.

-“Haz que se la meta.... Mili”.-indicó Luisa

-“Si.... por favor.... que me la meta.... quiero tener ese trozo.... dentro... que me viole con ese.... pedazo... que me folle”.-aseveró Carmen.

Sentada como estaba en el borde del sillón, totalmente expuesta al hocico y a la lengua del perro. Milagros hizo que el perro se incorporara, apoyándole sus patas delanteras a ambos lados de Carmen, sobre el sillón. De inmediato comenzó a hacer movimientos de avance y retroceso, sin haber acertado aun a encajar aquel gordo y enrojecido pollón que mostraba. Carmen le acariciaba el lomo, esperando a sentir como se metía dentro mientras Milagros, agachada a los pies de Carmen, trataba de dirigir la polla del animal al higo deseoso de ser embestido.

-“Aggggg.... me la metióoooo!”.-exclamó Carmen cuando se sintió penetrada una primera vez por el chucho, aunque en sus embates aleatorios volviera a retirarse de ella.

Milagros continuó con su quehacer, tomó la polla de su perro, por detrás y le acercó a su amiga. Poco a poco logró que enfilara la entrada de Carmen y le mantuvo hasta que la afilada cabeza de la pinga del animal, entró en el coño. Le mantenía de manera que el pedazo del chucho fuera deslizándose en si amiga.

-“Ahora si... ahora si.... ayyyyy que riiiiiiica.... ahora si que me la metió”.-Carmen gemía mientras el chucho le encajaba su nabo en el conejo.

Se apartó de delante, para que todos pudiéramos ver perfectamente como travieso se había colado dentro de Carmen, que comenzó a retorcerse gustosa ante las embestidas controladas por Milagros.

-“Joderrrrrrrr..... vaya metida le ha dado”.-comentó mi esposa sin perder detalle.

-“Buffff... se la encajó toda, cari”.-le contesté

-“Mira como travieso se folla a mamá”.-decía Luisa a mi lado

Los gemidos de Carmen iban en aumento mientras que el perro la embestía sin cesar bajo la atenta mirada y el control de Milagros, arrodillada a su lado, tratando de que la bola del final simplemente se acercara y retirara al coño de Carmen, mientras el resto del enrojecido nabo del chucho entraba y salía de allí.

-“Me está.... me está.... me está mojando toda”.-decía Carmen entre gemido y gemido.

-“Eso sabes que es lo normal... ya te la ha metido mas veces.... deberías de conocer que es su flujo”.-la tranquilizó Milagros.

-“Es que.... me gusta.... sentirme así.... llena de carne.... mojada”.-decía Carmen mientras recibía continuamente los envites de travieso.

Mi polla estaba de nuevo tiesa como un garrote y Toni tampoco se quedaba atrás con la suya, excitados ante la soberbia visión de la follada del animal. Mi mujercita, con sus pezones en punta de nuevo, demostraba que igualmente estaba excitadísima viendo el espectáculo que nos ofrecían y, Luisita, se andaba manoseando ella misma el coño ante la visión de su madre acoplada al chucho.

-“Así como estás te encajaría ahora mismo toda mi polla, Milagros”.-indicó Toni.

-“Atrévete”.-fue su respuesta.

Nada mas hizo falta, Toni se incorporó de donde estaba y se dirigió detrás de Milagros, que permanecía arrodillada, controlando las embestidas de su perro. Primero le pasó la polla por entre los muslos abiertos, golpeando repetidas veces con ella, los labios de aquella hembra, que se ofrecía cada vez mas a que se la metiera. Luego buscó su entrada para colocar su cabezón hinchado en ella y sin mas, se la metió lentamente ante los gemidos de la propietaria del abierto higo.

-“Ya estás encajada, cariño”.-comentó el muchacho.

-“Oh, si, así.... folla”.-dijo ella.

Tanto mi mujer como Luisa, ambas como en un estado de compenetración exacta comenzaron a manosear mi paquete, luego, tras mirarse unos segundos, ambas se agacharon para comerme la polla y los huevos. Sus labios y lenguas al unísono recorriendo mi empinado miembro. Observaba a Toni follando a Milagros y como la mano de ella, aun en plena cópula, mantenía controlada la pinga del perro, que seguía perforando a rachas ahora el conejo abierto de Carmen, que le seguía recibiendo gustosa.

Me la estaban mamando cuando pude ver como el perro en uno de sus embates erráticos se separó de Carmen, su polla colgaba, mojada, goteando. La toalla que Carmen había colocado sobre el sillón se notaba empapada y su coño resumía líquido del interior, del flujo continuo del perro.

El chucho se quedó unos instantes observando como su ama era poseída por Toni y como Carmen trataba de que subiera de nuevo al sillón, sin embargo, se vino hacia nosotros. Olisqueó nuestros pies indeciso, luego su lengua lamió las piernas de Maijo, que gimió al sentir su lengua.

-“Ya sabes lo que debes hacer, Carmen”.-dijo Milagros.

-“Si, si, ya voy a lavarme el interior”.-aclaró aquella.

Notaba la excitación de mi mujer, con la lengua del animal en sus piernas, me apretaba los huevos con sus labios tratando de ahogar sus gemidos.

-“Ábrete de piernas, Mai”.-le susurré.

Mientras Luisa me comía la polla con deleite, mi mujer, separó sus piernas recostándose un poco en el amplio sofá que ocupábamos, subiendo uno de sus pies al mismo, de manera que mantuvo el otro en el suelo y se ofreció pegada al borde. La escuché en un gemido profundo cuando la lengua de travieso alcanzó lo que buscaba.

-“Ayyyy.... joder.... que me lo está lamiendo”.-escuché de sus labios mientras veía perfectamente como la lengua la recorría.

-“Déjale así... es el olor de tu coño, con tus flujos, con la leche de este cabrón que me folla lo que le atrae... déjale que lama”.-dijo Milagros que seguía recibiendo la polla de Toni en su chochito.

Mi esposa se agitaba ante las lamidas del perro en su vagina, apretaba una de mis manos con las suyas, con fuerzas, mientras de vez en cuando trataba de levantar la cabeza para ver al animal comiéndole el conejo.

A veces el perro se separaba de ella, como queriendo ir a visitar otros coños, pero acababa retornando de nuevo tras un ligero escarceo por la sala entre los abiertos muslos de mi mujer, para relamer tantos sus piernas como el excitado higo de Mai.

-“Acaricia su lomo cuando te lama, verás que así se quedará mas rato”.-le indicó Luisita tras soltar unos segundos mi polla de su boca.

Carmen regresó con una toalla secándose entre sus muslos. Observó la sala sonriendo y dirigiéndose a mi mujer le dijo.

-“Creo que hoy vas a salir de casa con una experiencia nueva.... acabarás recibiéndole dentro.... ya te veo venir”.

-“Joder.... estoy cachondísima.... a punto de correrme.... joder con su lengua”.

-“Milagros y el pendejo de su marido, le cuidan bien... tiene todo en regla, es de buena raza, con su pedigree y además, sus vacunas y cuidados en el veterinario son continuos.... y lo mas importante.... los únicos coños que conoce son los nuestros... nunca le han dejado con hembras de su especie”.-apostilló Carmen.

-Me corro.... me corro.... joderrrrr.... me corro”.-gritaba mi esposa mientras apretaba aun con mas fuerza mi mano.

El perro relamió con fuerza mientras Maijo chillaba de gusto corriéndose de placer. Milagros se levantó y se acercó a nosotros tras separarse de Toni, que de inmediato vino a buscar a Luisa, la tomó de la mano y girándola hacia él, le plantó su polla en la boca para que se la chupara, mientras mi mujer gemía de gusto, la dueña del can se colocó a horcajadas sobre mis rodillas, mostrándome su coño, recién follado por Toni, mojado y totalmente abierto.

-“Me apetece muchísimo probar esta polla tuya”.-me dijo.

La miré a los ojos viciosos que me mostraba, mientras mis manos se lanzaron a aquellas deliciosas tetas medianitas, sus pezones, algo grandes para el tamaño, estaban endurecidos. Sin esperar mas, subió sobre mi regazo, se apoderó de mi tieso naipe, le guió y se acopló a mí, deslizándose en mi tronco, acogiéndole en el interior de su húmedo cuerpo.

Ambos gemidos casi al unísono mientras mi pene erguido se introducía dentro de Milagros, bajo la atenta mirada de mi esposa, que continuaba recostada a nuestro lado.

-“Joder, zorra.... que calladita te lo tenías.... que polla mas rica tiene tu maridito”.

-“¿Es mejor que la que tienes en casa, puta?.-preguntó Maijo

-“Y tanto que si.... la del pendejo de mi marido apenas es nada comparada a esta”.

Subía y bajaba a buen ritmo montada en mi palo, apretando su cuerpo al mío con sus manos apoyadas sobre mis hombros, se impulsaba con sus rodillas dobladas a ambos lados de mis muslos.

-“Si, la verdad es que la de tu marido deja mucho que desear, no sólo en tamaño, sino además en su uso”.-apostillo Carmen desde el otro lado de la sala.

-“Ya se que se la has probado, zorrona, pero me da igual sabes... nosotros dos casi no hacemos nada... se la reserva para esa otra putona... la Magda esa con la que anda”.-aseguró Milagros, sin dejar de subir y bajar en mi ariete.

-“Todo el barrio conoce lo puta que eres Mili... sabemos que te buscas la manera de poder echar un polvo”.- comentó Carmen.

-“Como tú cacho zorra.... que aprovechas a todos los machos.... sabiendo que el cornudo de tu marido.... anda trabajando como el cabrón que es.... fuera del país.... para mandar dinero a casa.... mientras aquí su mujer y sus hijas.... joden a destajo”.

-“Bueno, no se peleen... hemos venido a pasarlo bien.... a disfrutar.... follando”.-comentó Toni, que continuaba dándole polla a Luisa en su boca.

-“Tienes razón, cariño... pero hoy nos faltan machos aquí... así que me dejaré montar por mi negra favorita”.-dijo Carmen, al tiempo que se metía en el coño la larga y gruesa polla plástica negra que había traído antes consigo.

Escuchaba los jadeos de mi esposa junto a nosotros, porque el perro insistía en lamerle la breva, recién corrida. Milagros me apretaba con sus manos los hombros sin dejar de sacudirse montándome, por supuesto Luisa continuaba su práctica de felación en la pinga de Toni que gemía sin parar, al tiempo que Carmen, observando a su hija chupar, se masturbaba con aquella polla negra de latex.

-“Ayyyy.. cabrón.... que me tienes a punto.... de venir.... ¿quieres.... que te moje.... toda la.... polla?”.-me preguntó.

-“La polla, los huevos y lo que haga falta, empápame”.-le respondí.

-“Pero... no te corras.... que no estoy... tomando nada por ahora”.

Sus uñas se me clavaban en los hombros, viéndola boquear, jadeando y con la respiración totalmente agitada. Alzó la mirada hacia el techo y con un grito profundo noté su orgasmo, se apretaba totalmente a mí y se contoneaba con energía mientras se corría de gusto. Luego, tras unos segundos me besó y se separó de mí haciendo que me moviera a un lado, para sentarse junto a Maijo. Carmen al verme tieso aun, se acercó rápidamente a nuestro lado.

-“¿Quieres culo, cariño?”.-me preguntó y sin esperar respuesta me expuso su trasero para que lo usara. Por supuesto no lo rechacé, simplemente me incorporé, me acerqué a ella, que se apoyaba en el respaldo de una silla con una mano, mientras que la otra separaba una de sus nalgas, guié mi tieso rabo a su entrada posterior, mojada de si misma con su masturbación, mas lo empapada que iba mi polla después de la corrida de Milagros, bastó un poco de presión para que la cabezota entrara en aquel estrecho túnel, una vez dentro, el resto se deslizó sin esfuerzo en el culo de Carmen.

Toni y Luisita se habían acoplado también en el sillón que antes ocupara la madre de ella y, allí la tenían enganchada por el coño, bombeando sin parar entre los jadeos de ambos.

Al mismo tiempo que le daba por el culo a Carmen, ella se masturbaba usando la polla plástica, que metía y sacaba de su coño, aunque no la dejaba entrar entera.

-“¿Te apetecería joder con travieso?”.-escuché la pregunta de Milagros, a mi espalda, dirigiéndose a mi esposa.

El silencio de Maijo me dijo todo, la conozco perfectamente y se cuando desea algo aunque no se atreva, en ocasiones, a pedirlo abiertamente.

-“Se que lo estas deseando, zorrita, se te ve en los ojitos.... atrévete.... verás que cosa mas rica cuando te la meta”.-insistía Milagros.

Poco a poco fui girando para poder observar a las dos hembras que charlaban sobre el sofá. Despatarradas las dos, Milagros recibiendo las lamidas de su perro entre sus muslos, mientras mi mujer, continuaba acariciando el lomo del animal. Me vio girar mientras seguía dando polla en el culo de Carmen. Sus ojos viciosos no cesaban de buscar una aprobación por mi parte a los comentarios y preguntas de Milagros, sin embargo, nada le dije, deseaba que decidiera ella.

-“Le controlaré para que no entre demasiado, para que no te meta la bola y se quede pegado a ti.... vamos... atrévete.... dime que si, que deseas sentir su polla ahí dentro”.

Observaba la tremenda excitación de mi esposa en esos momentos, su boca entreabierta, tomando aire que la relajara en parte.

-“Está limpio... no ha jodido perras de su especie.... sólo a nosotras.... que... la verdad... nos gusta sentirnos.... perras también.... vamos... perrita... vamos... dime que deseas que te la meta”.-insistía Milagros.

-“Cari.... ¿qué hago, cari?... dime porfa”.-me preguntó.

-“¿Quieres que te coja?, ¿Quieres que te meta esa churra, amor?”.-le pregunte a su vez.

-“Si”.-fue su contundente respuesta, esta vez sin duda alguna.

-“Pon la toalla debajo.... siéntate en el borde... y.... ábrete de patas”.-le dijo Milagros

-“¿De verdad me dejas, cari?”.

-“Prueba amor, que no te queden ganas.... sería peor eso.... déjale que te la meta y.... disfrútala”.

-“No te preocupes... sólo siente... yo le controlaré... verás que rico es cuando te ensarte”.-le explicó Milagros.

-“Estoy mojadísima”.

-“Mejor así... aunque el te inundará con su flujo también... no debes de preocuparte”.

Observé a mi esposa seguir las instrucciones que su amiga le había dado, sentada en el borde del sofá, con la toalla debajo, separó sus piernas para que el chucho se colara entre ellas. La olisqueó de nuevo y volvió a lamerla, luego su dueña, tal como hiciera con Carmen, colocó sus patas delanteras a ambos lados de la cintura de mi mujer que le acariciaba el lomo de nuevo.

-“Voy a pasarla primero un poco por fuera, para que la notes”.

-“Si, si, por favor, hazlo”.-pedía mi mujer

La vi como manipulaba con el animal entre los abiertos muslos de mi mujercita y como esta gemía a cada contacto que notaba con la churra del perro. No podía desde donde estaba ver exactamente la posición real de aquella polla, pero supe con absoluta claridad cuando entró en mi esposa al declararlo ella misma.

-“Aggg... aaaaaggggg.... joder.... que me la ha metido….. aaaaaaagggg”.

-“No le aprietes demasiado, déjale hacer... sólo siente como te jode”.-le dijo su amiga.

-“Joderrrrr.... cariño.... que me la está metiendo.... mira como me la mete”.-decía mi esposa, añadiendo para su amiga.-“Le noto... me chorrea dentro del chocho... lo noto todo”.

-“¿A que es rico, perrita?”.-le preguntaba Milagros, mientras mi mujer se deshacía en gemidos y grititos de placer.

La lengua del perro jadeaba fuera de su boca, sobre el vientre de mi esposa, mientras le veía hacer aquellos movimientos enérgicos de entrada y salida, desesperado, cogiendo el coño de Maijo, que gemía incesantemente mientras le sentía en su interior.

-“Déjame ver como se chinga a mi mujer”.-pedí a Milagros, que de inmediato se apartó sin soltar aquel trozo rojo que entraba y salía del delicioso chocho, permitiéndome de esa manera ver como se la metía hasta la bola, entrando y saliendo acelerado, casi como un poseso.

-“Joder.... que me encanta... me llena toda.... me encharca.... me gusta, cari, me gusta que me joda así... aggggg.... que rica es”.-explicaba Maijo mientras el perro le daba polla.

-“Bienvenida al club de las perritas, Mai”.-le dijo Milagros.

Me parecía increíble, mi mujer, disfrutando con un perro, con toda su salchicha roja blanquecina dentro del coño. Le estaba dando con unas ganas enormes al culo de Carmen, que se agitaba gimiendo. Escuché a mi esposa gritando cuando aseveró que se corría. No apartaba la vista de su coño, abierto, enrojecido, mostrando su pipa erecta perlada de su flujo y del perro, agitando sus caderas mientras se la montaba. Las piernas abiertas de Milagros, sentada ahora a su lado, también me mostraban a la perfección aquel conejo que probara antes, con su pipa saliendo entre sus labios, excitada viendo a mi mujer disfrutar con su chucho.

-“Te voy a llenar el culo, Carmen”.

-“Si, si, dame leche cabrón... haz que me tenga que ir al baño para no cagarme aquí”.-pidió entre bufidos de placer.

-“Joder.... me está matando de gustooooo.... ayyyy que pollaaaaaaaa”.-gritaba mi mujer.

Jadeando y gruñendo como un animal continué follando el sabroso culo de mi anfitriona, sin apartar la vista de las dos hembras del sofá.

-“Coñoooo.... me voy a correrrrrr.... joder.... que gustooooo”.-chillaba mi esposa.

Descargué por completo, apretando aquellas nalgas ricas, bien encajado en el estrecho canal donde estaba, la corrida fue monumental. Carmen gritaba de gusto sintiendo mi leche en su intestino y mi mujercita no paraba de jadear tratando de tomar aire mientras la recorría su orgasmo.

Me salí de aquel goloso culo y su propietaria salió hacia el baño. Exhausto me senté en el cojín del suelo, observando como el perro continuaba jodiendo a mi mujer. No podía apartar los ojos de su coño abierto, viendo como entraba y salía aquella polla. Me pidió que me sentara a su lado y como pude así lo hice, me apretaba la mano nuevamente mientras jadeaba de gusto.

-“Ayyy que me va a matar de gusto”.-declaró mi mujer.

-“Eres una buena perra, puta, cabrona”.-le indicó su amiga.

-“¿Te gusta, cari.... te gusta ver como me mete su salchicha?”.

-“Me encanta que disfrutes.... guarra.... con cualquier macho.... mas si encima tengo la oportunidad de follar con otra hembra, estando a tu lado”.

-“Ya me he corrido dos veces, amor.... es tan nuevo esto... que me mata el morbo de hacerlo con el perro y además... que tú me veas así”.

-“Lo se, putita deliciosa, lo se.... y te juro que la corrida que le he dado a tu amiga Carmen en el culo.... ha sido.... increíble”.

-“¿Sabes zorra?.... travieso.... también se ha corrido.... te ha dado su leche en este higo tuyo, perrita”.-declaró Milagros.

-“¿Se corrió dentro?”.-preguntó Mai.

-“Si, ves que no se mueve.... que permanece quieto.... es que te está goteando su leche ahí dentro aun”.

-“Joder.... sácalo ya.... joder”.-pidió mi esposa

-“Espera que acabe puta.... no pasa nada, no te va a preñar, déjale que se desahogue y luego vas y te das una ducha vaginal, para que salga todo”.

-“Hablando de preñadas.... ¿ya sabéis que Consuelo lo está?”.-intervino Carmen recién llegada del baño.

-“Oh, que bien, deben de estar contentos”.-dijo mi esposa.

-“Ella, desde luego y, el consentidor de Federico... bueno... se aguanta”.-expuso Carmen.

-“¿Qué acaso no lo quería?”.

-“Es que... lo que venga... no es suyo”.-apostilló Carmen.

-“No me digas eso.... ¿quién la preñó entonces?”.

-“Bueno, ellos, durante estos tres últimos años, han estado teniendo en casa, dos meses de cada verano, a un muchacho holandés... una especie de intercambio de estudiantes... preparando para si en el futuro alguna de sus hijas quiere hacer algo similar... el caso es que, este ha sido el último verano que podrían tenerle en su casa y, la muy zorra, ha desplazado a su marido durante todo este tiempo a la habitación de invitados, manteniendo al chico en su cama los dos meses.... follando prácticamente cada noche.... incluso cuando tuvo la primera falta.... continuó para que no sospechara nada.... ahora que ya ha regresado a su país.... ha confirmado que está preñada de mes y medio ya”.-nos informó Carmen.

El perro acababa de salirse de mi mujer mientras nos contaban sobre Consuelo, de inmediato marchó al baño para darse la ducha que le aconsejara su amiga.

-“¿Te gustó ver a tu mujer así... con mi perro?”.

-“Ha disfrutado como una loca”.-aseguré.

-“Pues a ver cuando me invitáis a vuestra casa... para que se la monte de nuevo... mientras tú me follas a mí... otra vez”.

Esa noche en casa, se lo hice a mi esposa, mientras recordábamos la visita a Carmen. Maijo ha probado tres veces mas con travieso desde entonces, siempre satisfactoriamente.... aunque eso será para otro relato.