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Laura 4 : Julia

en Amor filial

Lo primero que hice nada más entrar en el despacho de la tienda fue revisar sus cuentas, un auténtico galimatías, escrito a mano como si fuese hecho por un contable de principios del siglo XX. Así que me pasé los próximos 3 días modernizando la tienda, compré equipos informáticos, tanto para el despacho como para la tienda. Y creando un sistema contable interconectado con todos los ordenadores de la tienda, con lo cual cada venta quedaba registrada en la contabilidad de la tienda. Además adquirí los tarjeteros para que se pudiese pagar con tarjetas de crédito, porque hoy en día cada vez menos gente lleva encima dinero en efectivo.

Como Teodoreo me dijo de sus empleados solo Julia se quedó en la tienda ya que los otros optaron por la jubilación.

 Julia era una mujer de mediana edad, con un halo de tristeza que la rodeaba, dándole un aire melancólico, además parecía mayor de 50 años y no llegaba a los 45. En el aspecto físico era una mujer normal ni alta ni baja, vamos de la media del país. Vestía de forma correcta, es decir un poco pasada de moda, pero no demasiado. Si se cuidase más se vería de mejor ver, el pelo siempre lo llevaba recogido, además se le veían las canas, que no se había tomado la molestia de tintar. Usaba, unas horribles y grandes, gafas de pasta que disimulaban unos bonitos ojos verdes. No era una mujer delgada, aunque su sobrepeso era ligero, una mujer con curvas, pero su forma de vestir hacía que pareciese más gruesa, pues era de las mujeres que lucían un trasero prominente. Para ser claros, era de esas mujeres con cuerpo de botella, entendedme, finas por arriba y redondas por debajo. Unos pechos más bien pequeños, que encima disimulaba llevando camisetas amplias.

El primer día de trabajo me entrevisté con ella.

-         Julia sabes que vas tu trabajo en la tienda a mi lado está, asegurado, te mantendré el mismo tipo de contrato, bueno te lo actualizaré, pues veo que no te han subido el sueldo en cinco años.

-         Gracias por haberme acogido.

-         Ten en cuenta una cosa, no trabajas conmigo porque me lo haya pedido Teodoro, sino porque haces muy bien tu trabajo y eres un gran efectivo para la empresa.

-         Gracias Laura, haré todo lo que esté en mi mano para agradarte.

-         Voy a cerrar la librería tres días, pues van a meterla en el siglo XXI, durante esos días quiero que estés aquí para que aprendas a usar el nuevo sistema informático pues no quiero que tengas problemas con el cuando volvamos a abrir la tienda. ¿Te parece bien?

-         Doña Laura….

-         No me llames doña Laura, solo Laura, como cuando trabajábamos juntas.

-         Muy bien Laura, pues te decía, que yo tengo una cultura informática, completamente nula, pues siempre hemos trabajado a la antigua.

-         Tranquila, además de estos días, durante la primera semana de apertura vendrá un informático dos horas al día para que nos resuelva las dudas que tengamos. Pues es un sistema nuevo y no creas que yo tampoco soy una experta.

-         Además que me gustaría que todo el inventario de la tienda lo tengamos en la tienda y saber de inmediato si nos falta algún libro, para poder pedirlo a la editorial.

-         ¿Y eso lo haremos en tres días?

-         Nosotras no,  uno de los informáticos se pasará los tres días haciéndolo, y nosotras ya lo haremos con todo lo nuevo que entre. Y en este programa no tendremos que hacerlo a mano ya que cuenta con lectores de códigos de barra que con solo pasarlos por ellos meterán toda la información del libro en nuestro sistema.

-         Mucha información me estás dando.

-         Tranquila Julia, poco a poco, lo entenderás. De momento hoy te doy libre la tarde, te invito a comer y después haces lo que te apetezca.

Lo que me ahorre del traspaso lo invertí en gran parte en este sistema, pues quería lo mejor. Además tenía en mente crear una tienda online, pero eso lo dejaría para más adelante. Cerramos la tienda y nos encaminamos a un pequeño restaurante familiar que  estaba situado a pocos metros de la tienda. Empezamos a comer y hablamos de mil y una cosa de cosas intrascendentes, hasta que entré en el tema personal.

-         Julia te voy ha hacer una pregunta de carácter personal, no estás obligada a contestarme y si te sientes incómoda no lo hagas. Estas triste, hace tres años cuando trabajé contigo no lo estabas ¿ Ha pasado algo?

-         Bueno … no se

-         Te lo repito, no te exijo nada, es sólo preocupación, pues pareces algo deprimida.

-         Me vendrá bien contarlo, no tengo muchas amigas y no me puedo sincerar con nadie. Aunque te advierto que es algo largo, si te aburro me lo dices.

-         Tranquila que voy a escuchar atentamente.

-         Yo me case, muy joven casi una cría, no sabía mucho de la vida, en mi casa me inculcaron que el hombre de la casa era el que llevaba las riendas, yo no lo cuestioné y así trascurrieron quince años, sin apenas sobresaltos. Cuando pasé de los treinta y no me quedaba embarazada fuimos a un médico en busca de un tratamiento de fertilidad. Las pruebas pertinentes demostraron que no podía tener hijos. Entonces los siguientes 5 años de matrimonio fueron una pesadilla, mi marido al principio se aficionó a ir al bar a tomarse un par de vinos cuando acababa de trabajar, paulatinamente esos dos vasitos fueron aumentando y al cabo de un año volvía borracho del bar. Yo no sabía qué hacer pues consideraba que la culpa era mía por no ser capaz de darle hijos. Una de esas veces que vino borracho le supliqué que lo dejara y me dio una paliza tremenda. Tras esa primera me pidió perdón, pero a los tres meses me dio otra, de la que no se disculpó, luego otra al mes siguiente y al final acabó dándome una por semana. Empezó a faltar fines de semanas enteros de casa.

-         Dios mío Julia como lo siento, cuando nos conocimos ¿recibías ya esas palizas?

-         Si pero siempre me pegó en zonas que no estuviesen a la vista.

-         Menudo cabrón vaya vida te ha dado.

-         Pero esto, aunque siendo malo, no fue lo peor.

-         ¿No me digas?

-         Si

-         Cuéntame

-         Como dos años después de empezar esas correrías me pegó ladillas, si, es tan asqueroso como suena, allí, si que me planté y le dije que o dejaba de ir con putas, o que de mí se despidiese. Pues al mes siguiente se fue. Desapareció del mapa, en 5 años no lo he vuelto a ver. El problema fue que adquirió unas deudas tremendas, sobre todo en temas de juego, con gente peligrosa. Un día como tres meses después de desaparecer, se plantaron en mi casa dos armarios roperos exigiéndome el pago de 300000, me mostraron pagarés firmados por mi marido.fui a un abogado y me aconsejó que pagara, pues aunque esos pagarés rozaban la ilegalidad, la lente con la que se había endeudado mi ex, eran de los que primero disparan y luego preguntan.

-         Válgame el cielo y ¿Qué hiciste?

-         Pues rehipotequé mi casa, pedí un préstamo personal y dinero a Teodoro. Cuando reuní el dinero les pagué y ya no he vuelto a saber nada de ellos. Pero con mi pequeño sueldo no pude hacer frente a tantos pagos y el banco me denunció. Aunque Teodoro me perdonó la deuda, continuaba sin poder hacer frente a los pagos, por lo que ejecutaron la hipoteca y en dos semanas estaré en la calle. Además como soy una deudora nadie me quiere alquilar un piso y me tendré que ir a vivir a la calle pues yo ya no se qué hacer más.

En ese momento estalló en llantos, estuvo diez minutos llorando sin parar, cuando pudo serenarse, continuamos hablando.

-         Julia ¿Qué no tienes parientes a los que recurrir?

-         Si que los tengo, pero mi marido les pidió dinero a todos y como no he podido devolvérselo no quieren saber nada de mi

-         Pues que sepas que en la calle no te vs a quedar. Mi hermana y yo vivimos en una casa grande y tenemos habitaciones de sobra, así que te vienes a vivir con nosotras.

-         No podría…

-         ¿Cómo que no?

-         No quiero ser una molestia.

-         No serás una molestia mira voy a llamar a mi hermana.

Puse el manos libres del móvil y llamé a Susi.

-         ¿Susi mi amor como estas?

-         Muy bien mi vida.

-         Julia mi empleada, le han desahuciado de su casa y no tiene donde vivir

-         Pues que se venga a vivir con nosotras, tenemos sitio de sobra.

-         Gracias guapa entre guapas.

-         De nada Laura mi tesoro.

Y colgué el teléfono.

-         Con que cariño os tratáis.

-         Desde que nos quedamos sin padres, somos la una para la otra y nos gusta demostrar lo que nos queremos, de hecho dormimos en la misma habitación, para sentirnos más arropadas.

-         Ya me hubiese gustado a mi tener ese tipo de relación, con alguien alguna vez.

-         Aquí tienes una copia de las llaves, cuando quieras haces el traslado. Si lo tengo todo empaquetado, podría hacerlo ahora mismo si tuviese un coche.

-         Te acompaño a tu casa y vamos cargando, hoy traigo el 4x4 y podemos cargar mucho.

-         Que rápido estás solucionando mi problema, me da vueltas la cabeza.

-         Vamos, pues.

Condujimos a casa de Julia, vivía en una casa, antigua en el centro de la ciudad. Al subir a su casa, vi en efecto que ya tenía todas sus cosas personales empaquetadas.

-         Tu ropa y demás utensilios personales podemos cargarlos en el 4x4, pero los armarios y electrodomésticos habrá que contratar a una empresa especializada en traslados.

-         No puedo llevarme los electrodomésticos, los muebles y los todo lo que tiene algún valor está embargado, hasta mi abrigo de piel se lo quedó el banco. Solo puedo llevarme mi ropa, mis útiles de aseo y los álbumes de foto. Bueno y esta cadena de oro con el colgante de plata que conseguí esconder antes de que viniesen los del banco. Es lo único que conservo de mi madre.

-         Pues ale carguemos todo y vayámonos de aquí para siempre, es mejor que no estés aquí cuando vengan a ejecutar la hipoteca.

Tuvimos que hacer varios viajes, pues Julia carecía de ascensor, y hubo que hacerlo todo a pie. Al llegar a casa lo cargamos todo en el ascensor y como Susi ya había llegado de trabajar nos ayudó a llevarlo todo a la segunda habitación más grande de casa, que contaba con baño propio.

-         Julia te dejamos que guardes toda tu ropa en los armarios y te pongas el cuarto de aseo a tu gusto, yo me voy a darme una ducha.

-         Gracias Laura y gracias a ti también Susi.

-         De nada mujer yo también me voy a duchar, que aunque no he cargado tanto también estoy sudada.

Así que nos fuimos a nuestro cuarto, yo me desvestí desmaquillé, me gusta hacerlo desnuda, me encanta ver las tetas rebotar mientras paso la mano por la cara, no es sólo que me pongo cachonda, desde que había recuperado mis curvas y tonificado el cuerpo, me encantaba vérmelo. Cuando me metí en la ducha entró Susi de golpe en la bañera conmigo.

-         Susi mi vida que nos puede oír.

-         Me importa un bledo Laura ando cachonda todo el día y quiero follar.

-         Mira que eres burra ven aquí y bésame.

Nos abrazamos fuerte como si no hubiésemos hecho el amor esa mañana, noté los enormes pezones de Susi clavarse en mis tetas, como adoraba ese contacto, la aprté y empecé a encargarme con ellos, era una delicia jugar con unos pezones tan grandes, lamerlos, besarlos y chuparlos se hacían verdaderamente placenteros. Dentro de mi boca les pasaba la lengua lentamente, mientras Susi respiraba agitadamente (Sólo recordaros que los pezones de Susi eran del tamaño de la mitad del dedo índice).

-         Laura mi vida acaríciame el clítoris lo necesito urgentemente.

-         Vaya si que estas cachonda, tus deseos son órdenes, para mí.

Mientras la besaba apasionadamente, uniendo nuestras lenguas, metí dos dedos en su coñito con uno le acariciaba el clítoris y con el otro la penetraba.

-         Méteme otro dedo mi vida, que así es como me gusta más.

-         Muy bien Susi.

En el momento que le metí el segundo dedo se corrió de tal forma que todo el cuerpo le convulsionó, perdió fuerza en las piernas y cayó de rodillas en la bañera.

-         Laura me encanta como me haces correr.

-         Pues Susi favor con favor se paga.

Así que me abrí de piernas y Susi comprendiéndome a la primera, empezó a comerme el coño, nadie jamás me ha comido el coño como lo hace mi hermana, es tan buena que en pocos minutos hizo que me corriese dejándome totalmente extasiada.

-         Laura mi luz yo aún estoy cachonda.

-         Date la vuelta mi vida.

De uno de los aparadores de la bañera cogí un dildo y tras lubricarlo, se lo metí de un solo empujón. El contraste entre placer y dolor hace que se vuelva loca y me pidió que le follase el culo brutalmente. Y así lo hice, como os podéis imaginar, ese enorme castigo en su ano no pudo soportarlo mucho tiempo y en apenas cinco minutos volvía a correrse, y esta vez se quedó más que satisfecha.

Tras esto nos duchamos la una a la otra como nos gusta hacer y salimos a secarnos.

-         Laura y que pasará ahora, tendremos que vestir más recatadas en casa?

-         No  Susi esta es nuestra casa y es ella quien ha de adaptarse.

-         Menos mal, porque sabes que yo en casa no soporto llevar mucha ropa, además estoy empezando a plantearme seriamente el ir sólo con bragas.

-         Hoy no lo hagas, por ser el primer día que está aquí julia, pero perfectamente, se lo puedes comentar y ver la reacción que ella tiene.

La verdad es que Julia resultó ser más abierta de mentes de lo que me imaginé en un principio y en apenas dos semanas las tres íbamos ya solo en bragas por la casa. Pasado este tiempo un día mientras veíamos la tele, Julia nos dij.

-         Que envídiame dais.

-         ¿Porque?

-         Verás Laura tanto Susi como tu tenéis un aspecto divino, sois tan guapas, tenéis unos cuerpos tan tonificados, que la envidia se ha apoderado de mi.

-         Mujer pon tu algo de tu parte.

-         ¿A que te refieres Susi?

-         Pues que siempre vas con esos horribles moños, el pelo para tintar, maquíllate mejor, cambia de gafas y ven al gimnasio con nosotras.

-         Yo no me puedo permitir ahora esos lujos, sabéis que aunque me han desahuciado, el banco aun me exige que pague la parte del préstamo que no cubrió la venta del piso. Si no fuese por el aumento de sueldo que me dio tu hermana y que no me cobráis nada por vivir aquí, no podría comprarme ni bragas.

-         Pues eso no puede seguir así mañana, que es sábado y por la tarde no abrimos, nos vamos las tres de compras y a la pelu.

-         Pero si no lo puedo pagar Laura

-         No aceptamos un no, lo pagaremos nosotras.

Lo primero y más urgente era ir a la Pelu, como las dueñas eran amigas de Susi nos hicieron un hueco y nos atendieron sin cita previa, pero tuvimos que ir a las 2 nada más cerrar la tienda, por lo que comimos en la misma peluqueria. Tinte mascarillas y hora y media de tratamiento volvieron su pelo gris a un negro azabache espectacular.

-         Ni de joven he tenido el pelo tan bonito.

-         ¿Te gusta como vas maquillada?

-         Siempre lo he hecho así y nunca me plantee cambiarlo.

-         Aquí tienen una esteticién que te puede enseñar a realzar tu belleza, voy a preguntar si nos puede atender.

-         Laura no quiero que te gastes una fortuna conmigo.

-         ¿No te hemos dicho que no puedes opinar?

-         Bien Susi estoy en vuestras manos.

La estaticen la enseñó a realzar los ojos colorear sus pómulos sin exageración y un maquillaje que entonase con su color de piel. Tras lo cual fuimos a la óptica. Nada más entrar el optometrista que era un antiguo compañero de instituto nos soltó.

-         Madre mía del amor hermoso, cuanto tiempo sin verte Laura y Susi, por dios estáis estupendas

Si es gay y pierde aceite a raudales, lo que es una pena porque es guapo como un modelo y una gran persona.

-         Veras Ricardpo veníamos por nuestra amiga, haz algo con sus gafas, que no me gustan nada.

-         Madre mía si son horrorosas, trae que te las tire a la basura no sea que tengas la intención de volvértelas a poner.

-         ¿Que nos recomiendas cariño?

-         Déjame que haga unas pruebas Susi.

Estuvimos tres cuartos de hora probando gafas hasta elegir unas Armani de vista, además de otras de repuesto de la marca de la tienda, y otras raiban de sol.

-         Mañana las tendrá, te mando un mensajero a casa para que te las lleve.

-         No Ricardo llévamelas a la librería que ahora es mía y estamos allí trabajando.

-         Eso se avisa antes, pienso recomendársela a todos mis amigos, os quiero amores.

Y así nos despedimos, el resto de la tarde fue una lujuria de compras la equipamos con ropa y complementos a juego, al igual que una colección completa de botas, botines y zapatos.

Casi a la hora de cerrar llegamos al gimnasio, cargadas como burras, donde nos encontramos a Mika, la mujer de Sergei.

-         Chicas os veo la mar de cargadas.

-         Mika venimos a pedirte un favor.

-         Soy todo oídos Laura.

-         Verás Julia, nuestra amiga aquí presente, quiere apuntarse, al gimnasio.

-         Laura ya sabes que estamos completos, me es imposible.

-         Julia, ¿me harías un favor?

-         Si claro lo que quieras Susi.

-         ¿Puedes llevarte todas las bolsas a casa? Toma las llaves de mi coche está fuera aparcado.

-         Como tu quieras.

Las cuatro ayudamos a guardar las ropa en el coche, yo algo intrigada ante el comportamiento de Susi, perol mi confianza es ciega en ella, como ella la tiene en mi, así que no la cuestioné. Al marcharse

Susi y yo estuvimos hablando con Mika de cosas intrascendentes, mientras el gimnasio se iba vaciando. Cuando se vació por completo Sergei vino a por Mika.

-         ¿Chicos no hay nada que podamos hacer para que admitáis a Julia?

-         Susi ya te he dicho que estamos completos

-         Pero si nos haceis este favor, nosotros os lo agradeceríamos

-         ¿A que te refieres?

-         ¿Habeis follado alguna vez con dos hermanas?

-         La verdad es que a diario, vivimos en una comuna que llamamos la manada, donde el sexo es libre.

-         Vaya y yo que os quería convencer a base de sexo.

-         Susi eso lo podemos arreglar.

En ese momento Mika le dio un beso de tornillo que quitaba la respiración, y yo hacía lo mismo con Sergei, mientras le pasaba la mano por encima de la bragueta.

-         Joder menuda polla tienes, es gordísima y enorme, menuda delicia

-         ¿Que Laura te van las pollas grandes?

-         Para diario no pero de vez en cuando quien amarga un dulce.

-         Pues si te gustan los dulces aquí tienes un pirulo, chúpalo todo lo que quieras

Y le saqué la polla venosa de su prisión, No era tan larga como la Teodoro, pero si más gorda. Y empecé con auténtico placer a darle una soberana mamada, es lo mejor de este mundo chupar pollas, estaría horas haciéndolo,  me da igual el tamaño, su textura su olor, su sabor, me vuelven loca.

Mientras tanto MiKa y Susi se habían desnudado mutuamente, y estaban repartiéndose besos caricias, mordiscos en los pezones.

-         Susi tienes los pezones, más grandes que he visto en mi vida, y mira que he visto muchos.

-         Muérdemelos como estas haciendo hasta ahora y veras que aún crecen más.

A los diez minutos de mamarle la polla me arranqué la ropa y se la arranqué a Sergei, necesitaba el contacto piel con pile, estaba tan cachonda que la ropa me quemaba, mira que soy puta. Me puse a cuatro patas y le grité a Sergey.

-         Demuéstrame que eres un hombre y empálame de una sola vez.

Y de una sola vez lo hizo el dolor que me provocó, fue tan intenso que casi pierdo el conociemto, no pienso volver a hacerlo en la vida. Pero ya tenía ese inmenso pollón en el coño, cabía casi justo, notaba el coño ensanchado a su máxima capacidad.  En pocos minutos hizo que me corriese.

-         Chica no me has durado nada.

-         Lo siento Sergei pero esa polla ha podido conmigo, tengo el coño ardiendo.

-         Ven  Sergey que acabaré lo que ha empzado mi hermana, pero a mi encúlame.

A Susi le metió la polla más despacio, y desde el momento que le entró el glande Susi empezó a berrear de placer y no paró en ningún momento.

-         Mika tu marido es una bestia follando.

-         Lo se es genial, su fuerza es como la de un toro bravo

-         Ven que te calmaré el escozor de tu coño

Con una expertísima lengua, me sacó hasta el último resto de mi corrida y tras coger un tubo de crema me lo extendió por toda la zona enrojecida, el efecto fue casi inmediato,, en pocos minutos ya no me dolía nada en absoluto.

-         Mika que tiene esa crema estoy empezando a calentarme otra vez

-         Es un ungüento de Alegría, además de calmar el dolor es un potentísimo afrodisíaco

-         Estoy más burra por momentos.

-         Quieres que avise a Sergey

-         Ni de coña no volveré a meterme una polla descomunal en la vida.

-         Bueno yo puedo ayudarte.

-         No se como porque necesito una polla con urgencia.

-         Déjalo en mis manos.

Salió un momento de la sala donde follábamos y volvió con un arnés equipado con una polla mediana. Nada más verla me mojé, mentirá el coño se me encharcó, como si de el manara un manantial.

-         Mika déjate de preliminares y métemela polla sin piedad.

-         Como tu ordenes.

Me mteió la polla de una sola vez y me corrí como una perra, entonces ella empezó a meterla y sacar, aquella polla de plástico y yo a encadenar orgasmo tras orgasmo, hasta desmayarme de placer.

Me despertaron los gritos de clemencia de Susi.

-         Por dios Sergei sácame la polla que mi culo ya no puede más, te lo suplico, no te lo imploro, por lo que más quieras para.

Sergey aunque es una bestia follando, también demostró ser muy respetuoso, pues nada más decir esto, sacó la polla del culo de mi hermana. Os juro que podía meter mi puño en el culo de mi hermana del enorme agujero que la polla de Sergey le había dejado. Mika aparecío en ese momento y dijo.

-         Este par de hermanitas no son lobas así que te tendré que calmar yo.

-         Gracias mi amor.

-         Chicas, sabed que SErgey no es el macho alfa de la manada, aún hay otro que folla mejor y tiene más resistencia que el, no le habríais durado ni media hora.

Tras decir esto empezaron a follar y estuvieron media hora más haciéndolo como conejos, nosotros utilizamos esa media hora para recuperarnos, no volvimos a follar con ellos, otra sesión así y acabamos en el hospital. Pero conseguimos que admitiesen a Julia en el gimnasio

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