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Y nos mudamos.

en Hetero: Infidelidad

Y nos mudamos.

Hola mis íntimos lectores, acá estoy  para contarles la cuarta parte de mis historias. Espero les guste tanto como las anteriores. Quiero agradecer a todos mis lectores, que dedicaron parte de su tiempo para leer mis intimidades, y también a todos aquellos que  escribieron a mi correo, aun me falta por contestar algunos, pero ya son pocos.

Y para no aburrirlos más, sigamos con la continuación de mis infidelidades consentidas. Como en los relatos pasados, colocare una parte de la última aventura para que retomen el hilo de la historia.

Llegue a casa, me recosté en el sofá y comencé a repasar la aventura que acaba de tener. Mi esposo llego dos horas después y comenzamos a charlar sobre mi aventura, el me noto extraña y me lo hizo saber, luego le dije que tenía un sentimiento extraño en mi cuerpo. Como algo de tristeza mezclado con añoranza, le dije que esta aventura fue diferente y si yo volvía a tener esa verga dentro de mí, unas tres o cuatro veces más, nuestro matrimonio correría peligro.

Termine de contarle toda la aventura con detalles, nos bañamos juntos pero no hubo la excitación que esperábamos. Luego nos fuimos a la cama a dormir, con una clara decisión tomada. No volvería más a ver a ese hombre; las reglas del juego eran muy claras.

Ya habían pasado varios meses desde que el compadre estaba desaparecido, cuando mi esposo llego esa tarde y me contó que él y su esposa se habían separado. Ella fue a hablar con mi esposo para interrogarlo, sospechaba que él, le estaba siendo infiel, pero no sabía con quien.

Mi esposo le dio largas a la charla, pero solo se enteró que mi compadre, el día que estuvo conmigo, llego a su casa con algo de mis flujos en su ropa interior y el característico olor a sexo femenino.

El no supo explicar y su esposa lo boto de la casa; Pasaron barios acontecimientos en nuestras vidas que no son relevantes a la historia. Por eso los contare a grandes rasgos como información.

Debido al incremento de la delincuencia en nuestro barrio. Mi esposo fue despojado varias veces de mercancía tanta propia como de terceros. Era insoportable tratar de entregar los pedidos que le eran encargados. Y el colmo fue un fin de semana que nos quedamos donde mis padres.

Y al llegar a nuestro hogar, habían violentado la puerta y cargaron con más del  60% del material y maquinarias que utilizábamos para trabajar. Por esa fecha, mi hermana se había mudado y la casa donde vivía cerca de mis padres estaba vacía.

En un arrebato de ira. Mi esposo el mismo día, hablo con mi hermana y le compro la casa.

Utilizamos casi todos nuestros ahorros, y como quedamos sin taller, mi marido continúo solo con el empleo que tenia. Transcurrieron dos años, en los cuales decidimos crecer la familia y tuvimos una hermosa niña.

Nuestra situación económica estaba un poco difícil, y aunque tratamos de comenzar de nuevo con el taller, la casa era pequeña para esos menesteres. Un día que estaba buscando a mi sobrino en el colegio, me tope con una compañera de mi época de bachiller.

Charlamos de muchas cosas, y le confesé que me estaba ahogando el encierro en casa sin producir nada. Ella me comento que en la empresa de construcción donde trabajaba, estaban buscando mujeres para que se encargaran de limpiar las oficinas, servir el café, e.t.c.

Le comente a mi esposo del encuentro con mi amiga y lo del empleo. Decidimos que fuese a probar; como la niña ya casi tenía un añito, mi madre me dijo que ella podía ayudarme en el cuido.

Ya tenía varios meses trabajando en la construcción, todo iba muy bien, incluso algunos viernes nos tomábamos unas cervezas después de la salida. Nos quedábamos en la recepción de la constructora y con un par de birras; hablamos de todo lo que nos enterábamos. Como éramos puras mujeres.

Más que todo hablábamos de los chismes de pasillo; hubo un cuento que me llamo mucho La atención, que involucraba a una vigilante de la empresa, ella era una morena de pelo corto y tosca, parecía más bien un hombre, yo llegue a pensar que era lesbiana.

Pero luego me entere por mis compañeras que la mujer en cuestión era una ardiente ninfómana que no tenía ningún problema para bajar sus pantalones y poner su culo en pompa para el pene de turno. Incluso dijeron que era una cazadora furtiva.

Así transcurrieron los meses y el grupo se fue agrandando, incluso algunos hombres de la constructora se habían unido a los viernes de tertulia.

Ya faltaban pocos meses para la fecha de entrega de la obra; debido a eso, todo el personal comenzó a trabajar sobre tiempo. Incluso yo, llegaba algunas veces cerca de la madrugada a casa.

Por la situación del horario, los viernes comenzábamos más tarde las reuniones. Ya era de obligación que después de varios tragos y como había variedad de sexo, la conversación siempre se encaminaba al sexo, y todos opinábamos sobre el tema.

En el grupo había un chico de 19 años; no mencionare su nombre, pero yo le decía “plomerito”. Su padre era el encargado de la plomería en la obra y el era como su asistente. Este chico era de Barquisimeto, y para visitar a su novia, viajaba los fines de semana a su pueblo. El siempre opinaba que le gustaban las mujeres maduras por la experiencia que ellas poseían.

Yo me daba cuenta que el comentario siempre lo hacía viéndome detenidamente para ver qué opinaba yo. Ya después de varios días, cuando comenzó con su debate sobre las mujeres maduras; yo le dije que lo más probable era que no me aguantaría una buena sesión de sexo.

Después de lanzarle ese reto, cada vez que hablábamos de sexo, el chico comenzaba a decirme cosas sobre cómo le gustaría coger con una mujer madura y las cosas que le haría. Luego ya directamente, a mi me preguntaba cómo me gustaba hacer el amor y mis gustos en cuanto al sexo.

Cada día el plomerito iba tomando más confianza y ya no era solo en las reuniones. Cada vez que nos cruzábamos en los pasillos, me tiraba algún piropo o insinuaciones con doble sentido.

Por esos días me ocurrió una situación que mejoro un poco mi empleo y por supuesto el sueldo. Creo yo, porque no tengo otra explicación, que fue gracias a mi culo. Ahora les aclaro porque: para hacer las obligaciones en la constructora, todo el personal de mantenimiento debía utilizar una bata larga de obrero como uniforme. La parte baja era optativa, podías usar cualquier tipo de pantalón, incluso faldas.

 A mí como me gustaba estar cómoda, siempre utilizaba pantalones tipo pescador, en tela de cotton licra. Estos quedaban ajustados a mi anatomía, ya que mi esposo los hacía justo a mi medida. Es necesario informarles, que por el tipo de tela. Se dibujaba toda la figura de mi coño. Las dos líneas laterales y la central.

Por la parte de atrás, debido a que siempre uso pantis tipo hilo. Nada impedía que la tela del pantalón incursionara dentro de la línea de mis dos nalgas, separándolas ligeramente.

Yo me sentía muy cómoda así, y como la bata era larga, todo quedaba oculto a la vista de los demás.

El asunto es, que un día en la mañana, estaba limpiando la oficina de conferencias. Específicamente la mesa de reuniones; esta constaba de un gran vidrio redondo que descansaba enorme pata central de color plata.

Había terminado de limpiar el cristal y me metí bajo la mesa para quitar el polvo de la base y sacarle brillo. En un momento sentí que había alguien en el umbral de la puerta. Me giro y veo a uno de los ingenieros residentes. Me sobresalte un poco y me dispuse a salir debajo de la mesa, pero el ingeniero me dijo.

-tranquila termine con eso, yo espero –me sonrió un poco-. Luego no va poder hacerlo.

Yo continúe en lo que estaba pero con más prisa, para salir de la oficina. Pero al darme la vuelta… ¿Qué creen? El tipo tenía clavada su mirada sobre mis nalgas, fue en ese momento que me di cuenta; como yo estaba en cuatro bajo la mesa, la separación que lleva la bata en la parte trasera, hacia que cayera a ambos lados de mi cadera y dejaba todo mi culo a la vista del ingeniero.

El disimuló, pero ya lo había visto mirando mi trasero. Salí debajo de la mesa, tome mis utensilios y me fui de la oficina. Luego después del incidente pasaron unas semanas y me llamaron de recursos humanos para darme el puesto de recepcionista, el cargo tenía tiempo bacante.

Ahora estaba más cómoda, y el plomerito se dejaba llegar más a menudo por la recepción.  Charlábamos de muchas cosas, pero sobre todo de sexo, como ya nos teníamos mucha confianza. En una ocasión me comento, que como estábamos trabajando full sobre tiempo. No había tenido tiempo de visitar a su novia y estaba súper cargado. Yo reí como si fuese un chiste. El, asiéndose el molesto, me decía que no me burlara, que a veces le dolían los testículos.  

Yo aun reía y le pregunte en un tono inocente.

-¿te duelen mucho?

-si necesito una mujer que me ayude.

Yo sonreía y le dije –buen intento.

En ese momento entro una llamada a la central, mientras yo la atendía él se marcho agitando la mano como saludo. Ya en casa, le conté la ocurrencia a mi marido. El estaba al tanto de todo lo del plomerito, yo le iba contando a diario lo que ocurría, por mínimo que fuese.

Voy a dar otro salto en la historia para acortar páginas y hechos sin importancia.

Ya había transcurrido varios meses y estábamos entrando en las fechas Decembrinas. Por mi parte, gracias a mi esfuerzo y la ayuda que preste en varias oficinas fui aprendiendo mucho del sistema y ya ostentaba el cargo de asistente administrativo.

Con más responsabilidad a mi cargo y una pequeña oficina para mi sola. El ingeniero que en un principio me consiguió bajo la mesa. Tenía a su cargo varias dependencias, incluida, la administración de la empresa. Si bien, yo no trabajaba directamente con él, en alguna que otra ocasión, tuve que redactarle algún documento,  montarle algunas evaluaciones o datos de la constructora.

Teníamos un trato cordial, lo normal. El plomerito era todo lo contrario. Cada vez que podía acercarse a mi oficina, nada más entrar comenzaba a decirme que quería tener sexo conmigo hay mismo en la oficina, o que fuésemos a un hotel y todo cuanto le pasara por la mente.

Era algo divertido pero no pasábamos de las palabras, yo me insinuaba y el respondía. Teníamos un juego como el del gato y el ratón.

Ese día ya en casa. Mi esposo llego cerca de la diez de la noche.

-Hola amor- Dándome un gran beso en la boca-. ¿Recuerdas la mujer qué nos había dicho para comprar la casa?.

-Sí, la costurera.

-Esa, bueno hoy fuimos a ver la casa, y como estaba de cumpleaños, compramos una botella y después de varios tragos, ella se puso mimosa y terminamos cogiendo.

- ¿sí?  Cuéntamelo todo con detalles.

Luego después mientras hacíamos el amor bien rico; me contó toda la historia. Como aun no habíamos hablado de lo mío, le dije.

-Bueno, yo también estoy cocinando algo, y creo que ya está listo.

-Sí y no es bueno que lo dejes mucho sobre la candela porque se puede quemar.

-en eso estaba pensando, ya es bueno que lo baje del fuego y me lo coma.

Me dormí pensando en las piezas que movería al día siguiente con el plomerito. Ya en la empresa se me había ocurrido una idea, y mientras charlaba con él. Para hacer la cosa más interesante, en una ocasión le dije que estaba separada de mi marido por problemas; nos estábamos dando un tiempo. Esto me pondría como una carnada más apetecible, y el, pensaría que estando en abstinencia, estaría más fogosa y con muchas ganas de sexo.

Después de lanzar el anzuelo, ya deje que el diera el próximo paso. El viernes hicimos una pequeña reunión antes de la fiesta de la empresa, pues algunos saldrían de viaje y no estarían presentes; ya en la reunión, el se me acerco y me propuso que fuésemos a otro sitio.

Yo le dije que sí. Entonces el salió disimuladamente y yo después de un rato me despedí de los presentes y salí. Ya en el auto, me pregunto a donde iríamos y yo le dije que nos tomáramos unas cervezas. Fuimos a una licorería cercana, compro seis cervezas y nos estacionamos cerca de la constructora.

Como era una zona en construcción aunque ya había algunas edificaciones, en la noche, el lugar era relativamente solo; nos estacionamos cerca de los edificios y comenzamos a beber y charlar dentro del carro. Estuvimos un buen rato hablando de la empresa, cuando el, como algo normal me pregunta:

– ¿coño desde cuando no haces el amor?

– ¿Por qué? ¿Te importa mucho?—le conteste y aventurándome más, sabiendo la respuesta pregunte–. ¿Quieres hacérmelo?

– tú sabes perfectamente, que desde hace un tiempo deseo hacértelo. Tú tienes algo que despierta ese morbo, te ves sensual, provocativa, tienes un cuerpo muy sabroso.

-jajaja—me rey –.¡Si está bien me trabajaste! ¿Qué, me tienes muchas ganas?

-¡si claro que te tengo muchas ganas!

Mientras me hablaba, se acercó a mí, y montando el brazo por el espaldar del mueble del carro, me tomo por la nuca y me atrajo suavemente hacia él, dándome un beso, me clavo la lengua hasta lo más profundo ¡bien rico! Nos estuvimos dando lengua un ratico, fue muy sabroso. Me acariciaba el cuello y bajaba a mis pechos. En ese momento, yo le agarre el pantalón. Y sentí ese bulto grande y duro.

Luego él, me desabrocho el pantalón y me metió la mano en mí cuca. Al meter su mano, se consiguió con que mi vagina ya era un charco de flujos. Y empezó a masturbarme de una forma muy exquisita ¡AAAHH que rico me masturbo!

Yo también tome acción, le baje el cierre del pantalón y saque su verga. Al acercar su pene a mis labios, sentí su olor a hombre, aroma a verga excitada y dura; me recorrió un escalofrió por todo el cuerpo cuando lo lleve a mi boca, y sentí la cabeza de su pene rozar el cielo de mi paladar.

Comencé a mamarme ese guevo, lo metí hasta mi garganta, le pasaba la lengua y se lo chupaba, se lo chupe bien rico, cuando de pronto ¡aahhh! Sentí que le estaba saliendo su babita saladita. Me lo metí hasta la garganta y se lo chupaba más duro, era muy sabroso sentir el sabor salado de su pre seminal mezclándose con mi saliva en mi garganta.

Luego me incline más sobre él, para poder mamar mejor, se lo seguía chupando, ¡AAhhh que rico se lo mame! Se lo mamaba, se lo chupaba y le pasaba la lengua por todo el cuerpo de la verga, me lo metía hasta la garganta. ¡Ay que rico y sabroso, AAHHH sabroso y morboso!

Me recuerdo y ¡UUFF que divino! Luego el metió sus manos hacia mis nalgas, y sintió mi hilo y me dijo.

-¡ay que rico, que chiquitico como deseo verte esa cuca, esa cuca se siente que es pura carne y bien sabrosa!

Mientras que me masturbaba, bien sabrosito que me estaba masturbando. Yo le seguía chupando su verga, y cuando me lo metí hasta la garganta. Sentí su primera descarga de semen brotar muy profundo en mi garganta, sentí como dejo mi campanilla embadurnada con su semen. Luego él, me levanto la cara y vi como seguía derramándose la leche de su verga, le tome el miembro con mi mano y seguí masturbándolo, toda mi mano se mojó con su semen, corría por entre mis dedos mientras yo la subía y bajaba por su verga.

Luego yo me acomode en el asiento, monte las piernas en el tablero del auto y las abrí bien para que el me masturbara y le dije.

-¡anda dame así, dame que yo también voy a acabar! ¡AAAHHH! ¡AAAHH que sabroso anda así, así mismito dame!

Mientras el me masturbaba yo comencé a lamer el semen que tenía en mis dedos y lo junte con el que ya tenía en mi garganta, con mi lengua, empecé a pasarlo por todo mi paladar. Se escuchaba claramente con ayuda de mis flujos, el movimiento de sus dedos dentro de mi vagina. Me daba con sus dedos dentro de mi cuca mientras nos dábamos besos de lengua, yo le pedía.

-¡ay si mastúrbame rico! ¡aahhh ahí mismo, dame asíaahhhh! ¡Así, así!- en ese momento fue cuando le dije-. ¡Dame que me voy AAhhh, si, si dame, dame que me voy AAAAHHHHH! Rico, como quisiera meterme tu verga de una vez, AAhhiii!

Como estaba jugueteando con su semen en mi boca, al momento del orgasmo comencé a tragarlo lentamente, y así sentía como iba bajando la leche directo a mi estómago mientras me deshacía en un orgasmo electrificante que recorrió todo mi cuerpo.

Después de tragar todo el semen y recuperarme un poco; nos acomodamos la ropa y  terminamos de beber las cervezas que nos quedaban, claro que ahora no dejábamos de besarnos y acariciarnos.

Después de bebernos todas las cervezas, el me propuso que regresáramos a la construcción, yo le dije que estaba loco, yo ya me había despedido de todos y lo más seguro es que creerían que yo ya estaba en casa. Y de seguro al vernos juntos, pensarían la verdad. Que él y yo estábamos en una de cachos y yo no podía dejar que mi imagen de señora casada y fiel rodara por el suelo. Él me propuso que entráramos al estacionamiento y ahí estaríamos más seguros.

Ya sabía que no me dejaría ir hasta darme una buena cogida, y yo estaba dispuesta a esperar el segundo raund. Ya en el lugar, pude percatarme, que todos los camiones y maquinarias de la empresa. Estaban ya en su sitio, por lo que supuse que nadie llegaría a molestarnos, el condujo y paro el carro entre los camiones y la verdad que ahí, estábamos ocultos de cualquier mirón inoportuno.

Él se bajó y me dijo que ya regresaba, mientras tanto yo fui y me metí entre los vehículos a orinar, luego me senté en la parte atrás del carro a esperar. El regreso con una botella y algo de pasa palos; comimos y empezamos a beber y a meternos mano, yo apretaba su verga por sobre el pantalón y el sobaba mis senos, mi coño y mis nalgas.

El licor que trajo, era una ginebra saborisada de piña, me gustó mucho su sabor y comencé a beberla más seguido, el lívido me subió a mil, y ya muy erótica, comencé a quitarle el pantalón, libre de esa prenda comencé a mamarle de nuevo la verga que estaba terriblemente dura otra vez.

Luego fue mi turno, el me aparto de su miembro y comenzó a quitarme el pantalón, yo me acosté en el asiento para facilitarle la acción. No me quito la panty, supongo que como era un hilo quería cogerme con ella puesta para hacer más morbosa la situación. No me hizo esperar mucho y comenzó a hacer lo que yo estaba deseando desde hacía un buen rato, se acomodó en el asiento, rodo mi panty a un lado y metió su lengua en mi vagina. Me arranco un suspiro de placer y escalofríos por todo el cuerpo.

Yo tome mis rodillas y hale mis piernas hacia mí, separándolas a la vez, dejando expuesta toda mi cuca.

-¡AAAHHH si papi chúpame toda si, así! ¡Bébete toda la leche que me sacaste, AAAHHH!

¡Si amor sigue así!

Mientras me chorreaba con la mamada que me estaba dando, giraba mis caderas restregando toda mi vagina por su cara, luego con una mano me abrí mis labios vaginales y con la otra mano lo tome por la nuca y apretaba su rostro por toda mi cuca. Lo subía hasta mi clítoris para que lo mamara, y luego lo llevaba hasta mi agujero para que bebiera todos los flujos que estaba derramando por su culpa.

Esta fricción, ya me estaba volviendo loca, estaba al borde del orgasmo. Cuando de pronto, el siguió más abajo y comenzó a mamarme el culo.

-¡OOHHH Dios, que rico!-. No me esperaba esto, y la verdad que la sorpresa y placer que se aumentó de golpe, me puso a gritar sin importar que nos escuchara alguien. ¡ssii cariño eso es, mámate ese culo!

-¡Mete tu lengua en mi culo!- Comencé a masturbarme duro mientras él me daba lengua por el culo-. ¡AAHHH me sacas la leche otra vez amor!

Me vine con su lengua en mi culo, dos de mis dedos metidos en mi vagina como un pene y yo dándome durísimo. Aun después de acabar el seguía mamándome, limpiando mis flujos con su legua, besaba mis muslos y me daba leves mordisquitos sobre mi clítoris.

Me incorpore en el asiento, nos dimos unos tragos de la botella y comenzamos con la metedera de mano otra vez. Nos terminamos de desnudar, yo me quede solo con el hilo. Luego él se sentó en todo el centro del asiento. Y yo me fui colocando sobre él, moví mi panty a un lado, tome su verga y la fui guiando hacia mi vagina, sentí como fue abriendo mi gruta y se fue perdiendo dentro de mí por mi coño.

Era una sensación exquisita, tenía a este chico diecisiete años menor que yo, con toda su verga clavada en mi vagina y yo cabalgándolo con un placer infinito. La verdad que lo estaba disfrutando. Me acomode bien sobre su pene, llenaba toda mi cavidad vaginal, la sentía latir dentro de mí, como un corazón desbocado.

Comencé a subir y bajar lentamente por todo lo largo del miembro, subía hasta sentir el glande rozar mis labios vaginales y luego atacaba la verga, iba en su búsqueda hasta clavarla totalmente dentro de mí.

Mientras estaba en ese proceso, columpiándome sobre él; tome la botella, me di un trago y comencé a darle besitos de lengua cortos, y le decía:

-¿esto es lo que querías verdad? Coger a una mujer que puede ser tu madre, tenerme así clavada en tu estaca de carne.

 Ya me estaba llegando el momento del orgasmo. Me senté totalmente sobre el pene, me apreté sobre el para que me llegara lo más profundo posible, y comencé a girar mis caderas.

-ya vas a ver cómo te voy a sacar esa leche cariño.

El no conocía mi habilidad, los masajes que yo podía hacer con mis músculos vaginales. Por eso, cuando deje de girar mis caderas y comencé a subir y bajar en la verga mientras apretaba y aflojaba rítmicamente mi vagina; él se aferró a mis caderas para bajar la intensidad de mis acometidas, y me miro con sus ojos muy abiertos.

-¡más lento que me vas a sacar la leche rapidito!

-¡jajaja!- reí un poco-. Te dije que no me aguantarías un raund.

-¡sí! Ya veo que eres toda una experta. ¡Qué puta!

-no tanto amor, lo que pasa es que yo tengo mi cosita en forma.

Tomamos un trago de la botella y reanudamos el acto sexual. El orgasmo me rondaba por todo el cuerpo, subía a mi cerebro alborotando mis neuronas para luego recorrer toda mi piel y sujetarse de mis caderas, me hacía girarlas en un torbellino de placer inaudito. Se podía decir que falto poco para desprender su miembro con mis movimientos y luego engullirlo con mi vagina, que su verga quedara parada y dura dentro de mí por siempre.

El clímax nos llegó casi al mismo tiempo, cuando él empezó a eyacular, esa fue la señal para que mi cuerpo se uniera a su placer. La verdad es que estaba bien cargado, a pesar de haber acabado hacia un rato, pude sentir su segunda descarga muy dentro de mi cuando golpeo en mi útero, en ese momento nos dábamos un beso de lengua y yo comencé a chupársela como si fuese un pene; me clave toda la verga lo más profundo que pude y empecé a darle masajes con los músculos de mi vagina, lo podía sentir latir por la venida y termine de exprimir todo el semen que le quedaba.

Nos seguíamos chupando las lenguas. Continúe la cabalgada y comencé a subir y bajar en la verga lentamente, por el movimiento la leche comenzó a salir por los lados de mi coño y mojaba todos mis labios vaginales.

Seguíamos sin despegar nuestras lenguas, enroscadas, chupándonos mutuamente, era un beso interminable. En ese momento me paso una idea por la mente, era algo que quería sentir desde hacia tiempo. Me acerque al oído y le dije.

 -te has portado muy bien, así que te voy a dar un premio.

Subí hasta que la verga salió de mi vagina, la tome con mis mano (ahí, me di cuenta que estaba súper mojada con mis flujos y su semen). La guie a mi retaguardia, y me fui sentando lentamente hasta que se perdió toda dentro de mi culo.

Por el lubricante natural, entraba y salía con mucha facilidad, era como si me estuviera penetrando por la vagina: por fin, otra verga que no era la de mi marido, me estaba partiendo el culo. Reanudamos los besos y comencé a cabalgar su pene.

Apretaba el esfínter mientras subía y bajaba, para sentir más rica esa sensación como taladraba mi culo. Luego el me retiro un poco y comenzó a mamar mis senos, chupaba mi pezón y lo lamia, luego pasaba al otro, y le daba las mismas caricias, después los unió y mamaba los dos a la vez mientras yo le decía.

_ Aahh, así papi, dame verga, dame verga por el culo, aayyy párteme el culo, aaayyyy hhaaayyy dale, dame duro que me voy, dame verga que me voy.

Podía sentir como salía la leche que estaba en mi cuca y caía en su ingle,  sonaba como un chapoteo y se regaba toda por los labios de mi vagina, mi coño estaba literalmente bañado en semen. Los dos explotamos en un orgasmo intenso y volví a sentir los latidos de su verga, esta vez descargando todo su semen dentro de mi culo, inundando mis intestinos con su leche.

Esa es la sensación que me vuelve loca, sentir que otro hombre esta descargando todo su semen dentro de mí, me hace sentir la puta que soy, la que escondo, la que sale a flor de piel cuando estoy cogiendo con un desconocido, que disfruta de mi cuerpo y yo disfruto también.

Después de descargarnos, nos quedamos así, yo con esa verga clavada por el culo, y el dejando que su pene soltara hasta la última gota de semen que le quedara.

Ya culminado el acto, cuando me siento satisfecha. Me dan unas ganas enormes de correr al lado de mi marido, es como si perdiera el interés de lo que estaba haciendo en el acto. Quiero llegar a su lado y contarle todo lo que he hecho, y que él, me haga el amor mientras escucha mi relato.

Le dije al plomerito que ya teníamos que irnos, y él me dijo que estaba bien. Nos terminamos de vestir y el me llevo cerca de la casa. Les cuento que cuando me estaba colocando la ropa. En verdad tenía mi entrepierna súper mojada en semen, arregle mis bragas para que no dejaran salir lo que me quedaba dentro. Y subí mi pantalón para que limpiara lo que quedaba por mis piernas.

En el camino, comenzamos a hablar de lo que habíamos hecho, y yo le dije que no se preocupara que fue un simple desahogo, que los dos lo necesitábamos, que era solo sexo nada más sin ningún compromiso.

Me dejo a media cuadra de la casa, no quería que mis vecinos vieran a un extraño llevándome a casa. Ya sabría yo lo que dirían ellos. Nos despedimos con un besito en la boca y comencé a caminar a casa.

Con cada paso que daba, sentía como los fluidos seminales comenzaban a salir de mis agujeros, apreté mis nalgas y mi vagina, no quería dejar escapar el regalo que llevaba en mi interior.

Llame a mi marido al celular para avisarle que ya estaba llegando. Él me estaba esperando ya listo, bañado y en bata.

-hola amor-le dije y dándole un gran beso de lengua, agregue-. Hoy te traigo un gran trofeo.

Cerramos todo, apagamos las luces y nos fuimos al cuarto. Me comencé a desnudar mientras mi esposo me observaba, de pronto me dice.

-¡Epa! ¿Estuvo rudo el hombre?

Hizo señas hacia mis senos. Y vi que tenía un pequeño morado cerca de la aureola del pezón que no había notado hasta ahora. Me termine de quitar el pantalón y el cuarto se impregno de olor a sexo. El característico aroma a semen, sudor y flujo vaginal.

Me monte en el centro de la cama, me coloque en cuatro, luego baje la cabeza sobre la cama de forma que mi trasero quedara levantado. Ya en esta pose, le dije a mi esposo que podía revisar mi coño y mi culito para que viera la sorpresa que le traía.

Él se desnudó y se me acerco por detrás. Puje un poco y comenzó a salir por mis agujeros el resto de semen que quedaba dentro de mí. El hizo a un lado, el hilo de mí panty y comenzó a ver cómo me derramaba.

-¡vamos amor métemela por el culo!- le dije-. Tengo ganas de sentir tu verga dentro.

No espero mucho, guio su pene a mi culo y comenzó a introducirlo lentamente, con la cantidad de semen entraba que era una delicia.

-¡AAAHHH! Si amor métela toda, coge a la puta de tu esposa que viene recién cogida de la calle. ¡ssiii, aaahhh!

-¡ufff amor! Se ve que te dieron duro por el culo, lo tienes bien abierto y hueles como una puta. Esto está demasiado rico.

-¡si papi dale duro a tu puta!, siente como otro hombre le abrió el culo a tu esposita. Amor dame así, dame duro, dame toda tu leche en el culito cielo.

Bastaron esas freces para que mi esposo comenzara a darme duro por mi retaguardia, quería sentir la descarga de su semen en mi culo. Sentir la descarga de dos hombres dentro de mí.

-¡sii dame así mi amor! ¡Me gusta así cielo!-mi esposo seguía como una metralla bombeándome a toda velocidad y yo-. ¡AAHHH! ¡Dale papi, dale papi! ¡AAAAAYYY!, si así, así papa.

-¡ya te va la leche puta! Me voy dentro de ti amor.

-¡si papa, dámela toda, toda por el culoo!

Se vino dentro de mí y yo me descargue con un orgasmo muy satisfactorio.

Luego vino la parte más importante de nuestro ritual. Mi marido se sentó en la cama, recostándose del espaldar y yo, antes de montarme sobre su verga, me acerque y le di una pequeña chupada, quería probarla mojada con la leche de mi amante y la de mi esposo juntas.

Me acomode sobre el pene de mi esposo y lo fui metiendo en mi vagina mientras comenzaba a contarle la aventura que recién había tenido con mi amigo.

Me movía sobre la verga y con mis labios cerca del oído de mi esposo le confesaba todo. El solo atinaba a tomarme por las caderas y me envestía muy duro por mi vagina. Le iba explicando lo que había hecho con el plomerito y también le hacía lo mismo a  él.

-¡así papi! ¡Así le di en la verga al plomerito!

-¡si amor se ve que le diste duro! ¡Estas full de leche!

-¡pobrecito amor! Estaba súper cargado, lo ayude a desahogarse, la verdad que fue una ricura ayudarlo descargarse y lo bueno es que no se perdió nada del semen que tenía. Lo dejo todo dentro de mí.

Llegamos los dos al mismo tiempo, a un orgasmo candente e intenso. Toda la excitación que aumento en mi cuerpo, se desbordo por mi vagina como un torrente de interminables espasmos de placer que recorrieron toda mi piel, dejándome una sensación de plenitud como signo inequívoco de que fue una acabada espectacular.

Al levantarme, comenzó a salir el semen de mi coño. Yo estaba segura que gran parte de esa leche, era la de mi amante, que unida a la de mi esposo, se convertían en confidentes de mis aventuras y deseos. Dos rufianes que disfrutaron de mi cuerpo sacándome los orgasmos más grandiosos, llevándome a los placeres más recónditos de mi ser.

Sentir y saber que muy dentro de mí soy una puta, es lo mismo, me gustan las vergas y sabiendo que mi esposo es cómplice y confidente de mis revolcones, le da un grado de morbosidad y placer indiscutibles. Yo disfruto mucho del sexo con mi esposo, pero las aventuras extramatrimoniales le dan a nuestra relación una pasión distinta y muy placentera. Invito a mis íntimos lectores, que si alguna vez en la vida, pueden disfrutar de una aventura similar. No la dejen pasar, disfrútenla y verán el placer que sentirán los dos.

Continuara.

P.D. con este relato,  enviare nuevas fotos. Ahora sí, cuando pidan las fotos, especifiquen si son del primer, el segundo, el tercero ò cuarto relato. Voy a enviar fotos recientes y una de un pepino, para que vean como quedo con mis ejercicios vaginales. Besos, mi correo es:

bernarda3000@hotmail.com

Quiero pedirle encarecidamente que no me escriban por otro medio que no sea mi correo. No contestare a ningún otro. También quiero dar las gracias, a todos los que me mandaron fotos de sus vergas.  También los que me enviaron fotocorridas. Mi colección ha crecido, pero no duden en mandarme más. Quiero masturbarme con sus vergas y fotocorridas. A los que ofrecieron las fotos y nunca las mandaros. También les doy las gracias por leerme. Un gran beso para mis íntimos lectores. Les prometo que mi próximo relato será más corto y lo publicare más rápido. Ahora si besos, besos muchos besos para ustedes mis íntimos lectores.