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Mis hermanos, mi tío y yo. Su puta 2.

en Amor filial

Hola mis íntimos lectores. Hoy les traigo la segunda parte de una muy buena historia (Mis hermanos, mi tío y yo. Su puta) que me envió otra amiga de las que escriben a mi correo.

Me aseguro que los acontecimientos que me escribe son cien por ciento reales. Les recomiendo leer la primera parte para entenderla en su totalidad.

Coloco algunas fotos de referencia para los juguetes que utilizaron, y algunas fotos de ella en la actualidad. He modificado un poco el relato, pero solo en alguna parte que explique las cosas más detalladamente. Cuando ella lo leyó, le dio el visto bueno y me comento que algunas cosas que escribí, en su esencia eran así pero ella no supo cómo explicarlo. La otra cosa es, que tuve que dividir el relato en dos partes porque hay algunos lectores que no les gusta leer mucho los relatos largos y me lo han hecho saber. Claro que los publicare simultáneamente.

Como último dato. Esta amiga es paisana aunque no somos de la misma ciudad ella es de Venezuela al igual que yo. Ahora les dejo con el relato para que disfruten la aventura de otra esposa puta que se siente orgullosa de serlo.

Segunda parte.

En eso mi hermano ve una donde una chica está mamando verga y me dice que le gustaría probar eso, le digo que está bien pero que luego él tendría que hacérmelo a mí para saber que se siente (nunca le diría que ya había practicado muchas veces con la prima y sabía exactamente que se sentía)

Él se levantó, se recostó de la lavadora y saco su miembro del short, era la primera vez que iba a mamar una verga y era la de mi hermano, le rodé el prepucio y cuando la tenía pelada, le fui pasando la lengua por el glande, no la chupaba, solo se la lamia por todos lados,

─ya, métetela como si fuese una chupeta─. Me dice, y la toma con la mano para guiarla dentro de mi boca, a esas alturas ya la tenía dura

Yo, solo separo mis labios y la dejo abierta para que él lo meta, una vez que está dentro de mi boca, cierro los labios y comenzó a succionar como un caramelo.

─ ¡UUHHHH! Esto se siente rico, dale así!─ me dice y comienza a mover las cintura metiendo y sacando su verga mientras yo le chupaba.

La sensación era distinta que con mi prima, pero me gustaba. Instintivamente comencé a mastúrbalo mientras lo mamada y le lamia el pene.

 

Estuvimos así un buen rato hasta que mi hermano comenzó a decir.

─ ¡dale, dale asii! Y acabo en mi boca mientras le daba su primera mamada. Primera tanto para él como para mí, claro está que por la edad aun no arrojaba semen, así que solo fue terminar sin leche.

─ ¡ahora es mi turno!

Me levanto, como cargaba la falda del colegio, no fue complicado, me subo sobre la lavadora, separo las piernas, aparto las pantaletas a un lado y le digo.

─ ¡ahora te toca a ti…  chúpame!

Comenzó a lamerme y yo a explicarle como, con las practicas que había tomado con mi prima, fue fácil hacerle saber la forma de mamarme y…

─¡AAAHHHH, AAAHHHH MAMA, MAMA, QUE RICO ASI, ASI!.

Y acabe en su boca. Me imagino que el morbo de estar haciéndolo con mi hermano, o solo por el hecho de ser un hombre, me hiso excitar más rápido y acabar enseguida.

Nos acomodamos y seguimos mirando las fotos, había penetraciones en diferentes poses y cada una la detallábamos y comentábamos algo. Yo estaba esperando el momento en que mi hermano viera la penetración anal. Les comento que en las revistas de mi prima había solo dos penetraciones anales, una la tenía ella y la otra era la foto mágica que tenía yo, como ya les comente, esta foto me había turbado desde que la vi porque era la primera penetración por el culo que veía, además de la pose y los contrastes del color de piel, también me asombraba el tamaño de la verga, era exageradamente enorme y esta niña la tenía toda clavada en sus entrañas mientras veía a la cámara con una cara de placer  que daba envidia.

Cuando llegamos a ella, mi hermano levanta la vista hacia mí.

─ ¡mira, como lo hacemos nosotros!

─¡pero! ¿No ves la diferencia?─. Le contesto, ─ ¡tú la pones entre mis nalgas y ella la tiene clavada por el culo!

─!si, es verdad! ¿Probamos así? ¿Y no saldrá llena de caca?

─no se… yo creo que no─. Estaba segura que cuando lo hice con mi prima, la perinola no se ensucio nada.

─ ¿lo hacemos?

─ ¿ahora?─. La verdad que estaba entusiasmada con la idea pero me daba un poco de nervio, si quería saber que se sentía tener un miembro real enterrado en mi agujerito. Pero eso no dejaba de darme temor.

─Mejor esperamos a la noche que todos duermen es más seguro─. Le digo.

Ya noche, esperamos a que todos se acostaran y yo me aliste para recibir mi primera enculada.

Me lave bien y me puse un poco de crema humectante en el culo, tuve especial cuidado de meter el dedo bien adentro para que todo quedara lubricado como me lo había hecho mi prima. Me puse mi bata de dormir sin nada debajo y espere acostada a que todo comenzara.

No sé cuánto tiempo paso hasta que sentí a mi hermano entrar en la cama, se acomodó detrás de mí y yo levante mi bata para dejarle mi culito a disposición.

Siento cuando separa mis nalgas, coloca su verga cerca de mi culo y comienza a apretar contra mi esfínter lentamente. No entraba, así que tomo su miembro con la mano, coloco el glande exactamente en mi agujero y empujo mis caderas hacia atrás mientras guio la verga y la empujo para que entre por mi esfínter.

─ ¡AAHHH!─, Exhalo un suspiro cuando la verga por fin entra en mi cuerpo.

Con la crema, una vez que la cabeza del pene franqueo mi esfínter, se fue todo para adentro.

─ ¡hay sí, ya entro!─, Le aviso a mi hermano. El dolor era fuerte, cuando él me toma por las caderas, y comienza su mete y saca muy despacio. Como disfrutando esa nueva sensación. Yo le digo que pare porque me dolía.

Estuvimos hacia un rato hasta que el malestar fue desapareciendo.

─  ¡ya le puedes dar! ─ le digo y el comienza a moverse otra vez muy despacio. ─ ¿te gusta?─. Le pregunto.

─ ¡si me gusta!

─ ¡Dale más rápido!─, le digo

El, ya confiado, pone su mano sobre mi coño y me aprieta contra el haciendo presión sobre mi vagina. Yo por mi parte, quiebro la cadera hacia atrás para que entre lo más profundo que pueda.

Comienza a bombearme más fuerte y yo a disfrutar las arremetidas de verga de mi hermano. 

─ ¡AAAHHHH! ¡se siente rico! ¡Mueve tus dedos anda!─. Como tenia su mano directo sobre mi vagina, movía los dedos entre mis labios y clítoris. Con la penetración y el masaje, me estaba llevando directo a la gloria.

─ ¡OOOHHHH! ¡OOOOHHHH! ¡AAAAAAAA! ¡Dame así, mas rápido, así... ¡AAAAAAAAAAAAA!

Daba círculos con mi cadera y acompasada con sus envestidas, las movía adelante y atrás  para encularme yo misma también. Y vino mi primer orgasmo con un miembro real enterrado en mis entrañas…

El duro un poco mas y cuando estaba a punto, la empujo toda dentro de mí y hacia pequeños movimientos empujando solo hacia adentro, como queriendo meterme hasta los testículos.

Nos quedamos un rato así, recuperándonos de tan maravilloso orgasmo. El no la saco de mí. Seguía meciéndose lentamente, y así estuvimos un rato hasta que su verga se puso flácida.

 

Ya habíamos consumado el acto. Incesto puro con todas las de la ley.

Después de esa experiencia. Se repitió casi que todas las noches, con diferentes variantes pero con el mismo final, la verga de mi hermano enterrada en mi culo arrebatándome tremendos orgasmos. Se puede decir que era raro que no lo hiciésemos, salvo algún evento fortuito que impidiera nuestra estadía en el cuarto a la hora acordada.

Nunca nos atrevimos a hacerlo en otro lugar por temor a ser descubiertos. El cuarto era nuestro espacio de confort y por ende allí nos sentíamos seguros.

Po la asiduidad en nuestros encuentros, fuimos tomando confianza y dejamos de reparar en los demás que compartían la habitación con nosotros y esto derivo en un desenlace inesperado.

Un buen día estando todos haciendo nuestros deberes escolares en la mesa del comedor, Jesús (nombre ficticio de mi hermano morocho)  me pasa un pedazo de papel donde escribió: « sé lo que hacen todas las noches».

Me entraron unos nervios terribles. Me pare de la mesa como disparada por un resorte y llamo a mi hermano a la cocina. Una vez los dos allí, trato de calmarme.

─ ¿de qué estás hablando? ¿Qué es eso de todas las noches?

─no te hagas la tonta… tu sabes perfectamente de lo que estoy hablando.

Ya no había dudas, mi hermano nos pillo cogiendo y no sabía cómo utilizaría esa información. Necesita tiempo y ver como remediar la situación, así que lo tomo de la mano.

─ ¡por favor… no le cuentes nada a mama! ─. Le digo─ te ayudo en tus tareas, los deberes en la casa, pero por favor… no se lo cuentes a nadie.

Me pongo a su disposición para lo que sea. Pero el solo tenía una petición. ¡Quería participar!

¡Diosss! Ahora tendría sexo con dos de mis hermanos… por el momento sabia la manera de tener el control… ¡pero yo no tenía en mente la idea de coger con todos mis hermanos!

─ está bien… pero yo te aviso, déjame arreglar las cosas.─ claudique al final.

─bien, espero por ti hermanita─, pasándome la mano por el pelo.

Regresamos al comedor a continuar con los deberes, pero yo ya no pude tranquilizarme más.

Solo pensaba en la situación y en como haría la repartición de mi culo. Aun no sabía si sería uno primero y el otro después o uno un día y después el otro al día siguiente o los dos al mismo tiempo.

El asunto fue que termine mis deberes casi sin reparar en ellos y me dispuse a buscar el momento de hablar con José (nombre ficticio de mi otro hermano con el que tenia sexo).

─tenemos un problema, Jesús nos descubrió.

─¿se lo va a contar a mama?

─ ¡no!... pero tengo que hacer algo a cambio.

─¿Qué te pidió?

─ ¡quiere hacer lo mismo que haces tú conmigo!

─ ¿eso? ¿Y tú que le dijiste?

─de momento le dije que si… ¡no se! ¿Qué piensas tú?

─ El también es tu hermano… ¿y si yo puedo porque él no?

─ ¡viéndolo así!... ¿pero no te molesta?

─ ¿Por qué?

─ ¿Por qué yo pensaba que éramos como novios?

─ ¡y lo seguimos siendo! Pero no hay otra solución.

Ya que José estaba de acuerdo solo quedaba preguntar…

─ ¿y cómo lo haremos?

─ ¡no sé!... Mejor hablo con Jesús y vemos que sale ¿vale? Yo te aviso.

Se marcho y me dejo allí sola, sumida en mis pensamientos. Después de meditar un rato sobre mis probabilidades de salir airosa del atolladero.

Me dispongo a buscarlos para ver que hacían. Los consigo charlando tranquilamente en la sala, hacían como que veían la televisión, pero estaba segura que eso era lo que menos hacían.

Ellos me miran y José viene hasta donde estoy y me dice que ya todo está listo, que esperara a la noche como siempre.

Llegada la hora. «Nervios, ansias y excitación» a pesar de todo ese relajo de sentimientos en mí, me prepare como siempre y me dispuse a esperar la hora de la contienda y ver qué ocurriría.

A la hora convenida, ellos vinieron a mi cama y me dijeron que era mejor colocar el colchón en el suelo para no hacer ruido ya que seriamos tres sobre mi cama. Así lo hicimos y me dispuse a esperar como actuaban, pero ellos solo se limitaron a sacar sus vergas y colocarlas frente a mi cara.

Y ahí me encontraba yo, una pequeña niña con dos penes rosando mis labios…. Pero no crean, yo estaba dispuesta a mamármelos lo dos y disfrutar mucho al hacerlo. Así que tome uno en cada mano y comencé a pasarles la lengua alternándolos. Lamia y chupaba uno y luego pasaba al otro.

 

Nunca se me ocurrió meterlos los dos a la vez en mi boca, nunca lo había visto y por eso no se me ocurrió. Pero igual lo disfrute y los hice disfrutar a ellos. Después de un rato, les comente que yo también quería mi ración de lengua, y José que ya estaba más experimentado. Bajo a mi entrepierna y comenzó a mamarme la cuca.

Aunque no me hizo acabar, me mantuvo en un delirio constante hasta que Jesús decidió que ya era hora de probar mi culo. Así que cambiaron de posición, José metió su verga en mi boca y Jesús se acomodo tras de mí. Yo estaba de medio lado, así que mientras con una mano me habría las nalgas para hacerle camino, con la otra tome su pene y la guie al esfínter para que me penetrara sin dificultad.

Hizo presión y su verga se fue directa a mis entrañas. Le fue fácil ya que después de estar con mi prima, tenía la precaución de colocarme un poco de aceite en el agujero para que entrara bien y no me irritara.

 Cuando comenzó con el mete y saca, lo deje de su cuenta y me concentre en mamar la otra verga.

Estuvieron cogiéndome por la boca y el culo un buen rato. Cuando me llego el orgasmo, las contracciones musculares hicieron apretar mi esfínter involuntariamente y me imagino que esta sensación hizo que mi hermano también acabara, porque luego de eso, solo saco su verga de mi culo, acomodo su ropa y se retiro a su cama.

Luego fue el turno de José, ya teníamos una posición especial para nosotros. Consistía en hacerlo al estilo misionero pero me la encajaba por el culo mientras chupaba mis diminutos senos. Así que nos acoplamos y comenzamos a darnos placer mutuamente, el me daba y chupaba mis senos y yo acariciaba su cuerpo y rodeaba su cintura con mis piernas.

Me llego el segundo orgasmo y José de deshacía en convulsiones anunciando que también había disfrutado de la faena al igual que yo.

Lo que en un principio pensé que sería un problema, se había convertido en  una orgia de placer para mí. Pues desde ese día, tendría placer al doble y sin ningún problema con mis hermanos.

Después de esa noche siempre estaban los dos sobre mí a la hora convenida y yo solo disfrutaba de uno y de otro, las posiciones y postura fueron variando con el tiempo pero el final siempre era el mismo. Mi culo taladrado con la verga de José o Jesús.

Pasaron varios meses, y la intensidad de mis hermanos no disminuía. Yo pensaba en algunas ocasiones «que pensaría mi madre si en esos momentos se le ocurría revisar mi cuerpo y ver que mi culo ya casi no se le notaban los pliegues radiados del ano, pegaría el grito al cielo y mas al saber que mis propios hermanos me lo tenían así»  después de un tiempo había algo que ya me empezaba a perturbar, y eran las ganas de sentir una verga entrando por mi coñito virgen.

Claro las fotos en las revistas tenían un poco de culpa, ya que cuando podía masturbarme con ellas, cada vez que veía esos coños penetrados y me imaginaba que era el mío. Me subía un escalofrió por la espina dorsal llevándome en instantes a un orgasmo intenso y glorioso.

Tenía tiempo pensando en cómo resolver ese problema y ya casi estaba listo, solo me faltaba el día y la voluntad para hacerlo.

No quería que fuese algo aparatoso, porque había escuchado que dolía, así que tome la decisión de hacerlo yo misma con calma y cariño.

Para esa tarea tome un desodorante vacio que tenia la forma bastante parecida a un pene.

 

Ya tenía todo listo. Aprovecharía el día que mi madre hacia las compras del mercado, la casa quedaba casi que sola, tenía que hacerme cargo de mis hermanos menores pero eso no era mucho problema.

Llego el día. Una vez deje mis hermanos viendo televisión. Me encerré en el baño con el pretexto de bañarme. Me quite la ropa saque mi pene artificial y me metí en la regadera, deje correr el agua por mi cuerpo y cerrando los ojos comencé a mamar el desodorante imaginando que era una verga, pero no la de mis hermanos. Imaginaba que era la verga del negro que le partía el culo a la diminuta catira.

Lo lamia, lo ensalivaba y sobaba mi coño al mismo tiempo, alargaba el momento, esperando decidirme. Después de un rato, me dije «ya listo hazlo de una vez o no saldrás nunca de esto». Cerré la regadera me acosté en el piso, separe las piernas y lo guie justo al orificio de mi vagina. Hice presión y aunque me dolía un poco, creo que eran más mis prejuicios y la contracción involuntaria de los músculos pélvicos por los nervios, lo que impedía que entrara.

Lo intente un par de veces y luego pensé otra forma de hacerlo. Salí de la regadera, lo puse sobre la tapa del wáter, luego me situé sobre de él, con las piernas a ambos lados del wáter, afloje los músculos, flexione las piernas y una vez que lo tuve a la altura de la entrada de mi vagina. Me deje caer de un solo golpe.

─ ¡UUUFFFFF!

 

Me queje muy bajito para que nadie escuchara. Aunque he escuchado de muchas que dicen que el dolor es intenso, para mí no fue gran cosa y el sangrado fue mínimo, casi que no hubo. Hoy día supongo que por tanto dedo, ya el virgo casi que desfallecía y yo lo termine de matar con esa estocada directa al centro de mi agujero.

Me levante, revise mis partes como pude, el desodorante casi que quedo todo incrustado en mi coño. Limpie la tapa del wáter, y así con el desodorante clavado en mi coño. Entre de nuevo en la regadera, abrí el agua, me tendí en el suelo y me puse de forma que el agua callera sobre mi barriga y parte de mi vagina.

Tome el desodorante y comencé a sacarlo y meterlo en mi coño, muy despacio, no me dolía, era más bien como una sensación de irritación. Pero como era algo nuevo para mí, quería sentir y disfrutar cada sensación nueva que estuviera sintiendo en mi cuerpo.

En pocos minutos si llego el placer y como siempre, serré mis ojos y me imagine al negro que venía a mi encuentro. Pero esta vez metía su tranca directo en mi coño. Ahora si me estaba cogiendo como era debido, me estaba dando duro.

─¡ASI NEGRO! ¡REVIENTAME! ¡ME PARTISTE EL VIRGO Y AHORA ME ESTAS COGIENDO DURO! ¡ASI, ASI ASI!

Y en el momento que me viene el orgasmo, imagino que derrama toda su leche en mi coño.

─¡AAHHHHHHH! ¡AAAHHHHH! ¡DAME TU SEMEN! ¡DAME TU SEMEN!

Murmurando esas frases muy bajito, me derretí completica por el coño. Acabe como nunca lo hice antes, quede desarticulada y sin fuerzas, unos cuantos minutos tirada en el piso de la regadera.

Después de recuperar el aliento, termine de asearme y me fui a vestir. Pase por la sala, vi que mis hermanitos aun veían televisión

─se quedan ahí tranquilos que voy a vestirme y luego les hago la comida.─ Les dije, y seguí rumbo a mi cuarto.

Ya encerrada en mi habitación, busque un espejito de maquillaje y me vi bien el estado de la vagina, separaba los labios y los habría bien para verme el agujero.

Como les dije anteriormente, no había casi sangrado pero sí estaba algo roja, lo que si paso, fue que el toqueteo me prendió de nuevo y tuve que hacer uso de mi nuevo juguete, y por supuesto mi vagina recibió la segunda cogida del día.

Listo, me acomode, salí, le hice el almuerzo a los chicos y ese secreto lo guarde un par de semanas mientras disfrutaba a solas dándome placer por mi ahora desvirgado coño.

Cambie de juguete un par de veces, cada vez que veía algo parecido a un pene me entraba el morbo y si podía meterlo en mi vagina. Era seguro que lo probaba para ver como se sentía.

Llego el momento esperado, como ya mi coño estaba listo para el uso. Era el momento de darle la sorpresa  a José.

Como quería disfrutar el momento sin mucho ajetreo, le dije que me siguiera a nuestro escondite.

El pensaba que sería el sexo como de costumbre y no sabía lo que le esperaba. 

Ya venía con la verga fuera, masturbándose, cuando me volteo.

─¡espérate!─. Le digo, y me siento ─ ¡mámame primero la cuca! Me levanto la falda escolar y hago a un lado mi panty para facilitarle el trabajo.

Se agacho y comenzó a comerme deliciosamente. Cuando ya me tenia al borde del orgasmo, le digo que se detenga, que saque su verga y venga hacia mí. Para su sorpresa, tomo su verga y la guio a mis labios vaginales, los sobo un rato contra su glande y luego lo coloco en mi entrada vaginal y le pido que la empuje dentro de mí.

El no estaba muy seguro, pero me hizo caso y lo fue metiendo lentamente. Sentía el recorrido, como iba entrando dentro de mi coño conquistando hasta el último lugar inexplorado de mi vulva por un pene.

La experiencia era súper exquisita, por primera vez, «no sé si fue la posición, o lo que estábamos sintiendo en ese momento». Nos empezamos a besar, eran besos inexpertos, solo juntamos nuestros labios y lo restregábamos de un lado a otro, mientras yo movía mi cadera y mi hermano hacia un mete y saca despacio dentro de mí.

Nos demoramos bastante en llegar al orgasmo, pero por mi parte fue la experiencia más maravillosa que había tenido hasta ese momento.

─ ¡HAY SI HERMANITO, DAME DURO! ¡ANDA QUE ME VAS A HACER ACABAR! ¡SI, SI, SI, RICOOOO!

Explote ahí mismo, y sentía como latía la verga de mi hermano en mi interior, avisándome que el también había disfrutado metiéndola en mi coñito.

Ahora a esperar la noche, las tácticas del juego cambiarían un poco. Teníamos tiempo que lo hacíamos todo como mecánico, pero esa noche sería distinto, quería disfrutar y que ellos disfrutaran también.

 

Así que cuando el colchón ya estaba en el piso, y listos para empezar a jugar. Los hice pararse uno al lado del otro, siempre desnudos de la cintura para abajo, así que me fue fácil tomar sus penes y comenzar a masturbarlos mientras los iba mamando, los alternaba y dedicaba a darles una buena mamada. Las lamias a lo largo, los besaba y succionaba el glande. Pasaba de uno a otro dándome mi tiempo para disfrutarlos a ambos y sabia que ellos también lo disfrutaban.

Solo me tomaban de la cabeza y acariciaban mi pelo, pero sus movimientos de cadera como cogiéndome por la boca, me confirmaban que lo estaba haciendo bien.

Después de un rato, me recosté en la colchoneta para dejarlos hacer lo suyo y que me hicieran disfrutar. Como era costumbre, José siempre se apoderaba de mi coño y Jesús al último se encargaba de mis tetas y cualquier parte del cuerpo que se le antojara lamer o besar en ese momento.

Ahora yo le di la primera sorpresa a Jesús, porque cuando estaba besando mi cuello, lo ale hacia mí y le di un beso en la boca. Para mi asombro, el si utilizo su lengua y comenzamos a besarnos enroscando las lenguas.

Nos degustamos nuestros labios y lenguas un rato y luego le digo al oído.

─ ¡es hora de que me mames! ¡Quiero que tu también lo hagas o si no... No hay culito!

Se apresuro a mover a su hermano y tomar su lugar, y José tomo posesión de las partes que el antes está disfrutando. Comenzó por los senos, y al igual que a Jesús. Lo atraje a hacia mi boca y comenzamos a comernos a besos.

Yo estaba chorreando flujos y a las puertas del orgasmo, así que fue poco lo que necesite de la lengua de Jesús para venirme en un sonoro orgasmo el cual amortigüe el quejido, gritando dentro de la boca de José.

Que convulsionaron las piernas como si me hubiesen electrocutado y me deje llevar por las sensaciones hasta que quede de nuevo en calma.

Jesús siempre bromeaba con José, que él era unos segundos mayor que él, porque él fue el que salió primero cuando mi mama los pario. Así que en todo el debía ser siempre el primero, incluso, cuando los dos comenzaron a cogerme juntos el siempre iba de primero al encularme. Me dispuse en la posición habitual, de lado sacando el culo para facilitar la penetración, y así el otro se colocaba frente a mi cara para que lo fuese mamando y así disfrutábamos los tres a la vez.

Aquí venia la segunda sorpresa para Jesús. Cuando él se coloco en posición para meter su verga en mi culo, yo pase la mano por entre mis piernas, tome su verga por la cabeza y la guie a la abertura de mi coño.

─¡empuja!.─ Le dije y el solo obedeció. Tardo un poco en darse cuenta que estaba cogiendo a su hermanito por el coño. Metió la mano como para tantear y asegurarse de lo que estaba pasando.

─ ¡la tienes metida por el coño!─, Me dijo, como asegurándose que yo sabía lo que estaba pasando.

─ ¡SSIIIII! ¡¿NO TE GUSTA… NO SE SIENTE MAS RICOO?!

─ ¡sí, me gusta!

─ ¡entonces dame duro… quiero que lo disfrutemos los dos!

Las embestidas de Jesús fueron más fuertes que las de me había dado José, se sentía distinto, alborotaron mis hormonas y en menos de un santiamén ya estaba de nuevo volando por las nubes del placer. Mamaba la verga de mi hermano mientras el otro me destrozaba el coño a vergajazos.

 Como siempre, Jesús al terminar se retiraba a su cama y nos dejaba a José y a mí, solos para que termináramos lo nuestro.

Nuestra posición habitual, misionero. Pero esta vez seria cogida por el coño mientras me daba de lengua con mi hermano. Nos acoplamos y comenzamos a coger rico. Yo dejaba mis quejidos en su boca y él me daba duro. Lo rodee con mis piernas y…

─ ¡HAY ASI PAPI, DAME DURO! ¿TE GUSTA? ¡YO LO ESTOY DISFRUTANDO UN MUNDO! ¡MMMMMMM! ¡AAAHHHHHH! ¡ME VENGO, ME VENGO!

Estuvimos un rato así hasta que llego mi tercer orgasmo del día, y había sido tan bueno como los dos primeros. Arreglamos todo y nos fuimos a dormir. Esta vez mi hermano José, se quedo durmiendo conmigo y ya en la madrugada, me hecho otro polvo riquísimo.

Aunque disfrute mucho la nueva experiencia con el sexo, el que mi culo no hubiese recibido ninguna atención esa noche, me dejo algo extraña. Era como si el reclamara su ración  de verga y sexo. Incluso me toco darme un rato con mi juguete para calmar la calentura que tenia.

Las noches siguieron igual pero ahora era mi coño el que recibía las arremetidas de verga hasta que un día… paso lo inevitable llego la primera doble penetración pero se puede decir que fue por accidente.

En estas que están mis hermanos discutiendo a quien va primero. Ya Jesús tenía su posición habitual para tener sexo conmigo: consistía en que yo me montaba sobre él, y lo cabalgaba. En eso estábamos cuando siento que José me empuja hacia delante sobre Jesús y sin esperar respuesta de mí, me ensarta la verga por el culo.

 

─ ¡ESPERA, ESPERA! ¡AAHHHHHHHYYY! CON CUIDADO, ESPERA QUE…! ¿QUÉ HACES? ¡ME VAS A MALTRATAR!

Era más el susto que yo tenía que otra cosa,  mi esfínter se distendió rápido y se ajusto a la verga de mi hermano, el malestar se fue enseguida. Sin darme cuenta comencé a mover las caderas por inercia y me acople de forma que mientras iba al encuentro del que tenía en la vagina, el del culo salía un poco, y luego repetía la operación pero a la inversa, metía el que estaba en mi culo y salía el de la vagina.

Así estaba, como un pistón bien sincronizado.

─ ¡no se muevan!, ─ Y comencé a batir mis caderas

Aunque los quería besar me era imposible, si me movía de la posición, alguno se saldría de su agujero y eso era lo que menos quería.

─ ¡AAAHHHH! ¡ESTO SI ME GUSTA! ¡DEJENME A MI MOVERME!

Era tan grande el placer que estaba sintiendo, que en un momento movía mis caderas en un torbellino tan fuerte, que mis hermanos tuvieron que tomarme de las caderas para no salirse de mí.

─ ¡MMMMMMMMHHHH! ¡AAHHHHHH! ¡RICO, RICOOOO! ¡AHI ME VIENE, ME VIENE! ¡UUFFFFFFF!

Me vine, seguía meneando mis caderas, quería sacar todo ese orgasmo completo de su escondite, fue fantástico. El problema era cada nueva experiencia sexual me iba gustando más que la anterior. Ahora fui yo la que les pedí a mis hermanos que descansáramos un poco para repetir.

Nos dimos besos y nos metimos mano un rato, y cuando ya estábamos listos, de nuevo a la faena. Mis hermanos cambiaron de puestos pero el resultado fue el mismo… ¡UN ORGASMO EXTRAORDINARIO!

Como siempre ocurría, después de incorporar una nueva posición a nuestros encuentros, era la que más se utilizaba, así que imaginaran que siempre terminaba empalada por ambos agujeros con las vergas de mis hermanos.

Estaba súper feliz, a mi corta edad había disfrutado del sexo de la manera más inverosímil que pensé. Nos volvimos expertos y disfrutábamos los tres de nuestros encuentros. Siempre juntos, salvo alguna escaramuza que nos encontráramos solo dos en casa porque el otro tuvo que salir y aprovechábamos para disfrutarnos.

Como adolecentes que éramos, había muchas cosas que no tomábamos en cuenta y una de ellas nos pillo por sorpresa.

Estaba yo mamando la verga de mis hermanos, poniéndolas listas para que me penetraran y… siento algo viscoso en mi lengua, ¿y qué creen? Escupo en mi mano y veo de qué se trata. ¡Leche!, pues sí. Mis hermanos ya estaban arrojando semen. ¡Qué susto! Ahora teníamos que tener mucho cuidado con lo que hacíamos…

Para las fotografías de ambos relatos y los otros, pueden escribir a mi correo solicitándolas. Gracias por sus comentarios, les acoto que me escriban a mi correo porque yo no reviso mucho el correo de todo relatos y cuando entro a publicar, se me olvida revisarlos.

Bernarda3000@hotmail.com

Besos

Continuara.