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Neon City, El Dragón Negro, Prologo

en Grandes Relatos

Neon City, El Dragón Negro

Prologo, Noche de caza

(Novela por entregas)

 

Relato escrito por Lord Tyranus para la Antología TRCL

Perfil TR del autor:

http://www.todorelatos.com/perfil/1443019/

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El potente sonido del motor atronaba la quietud de aquella silenciosa noche. Por las inmensas  carreteras de metal que conformaban la red de túneles, aquella moto corría a gran y rabiosa velocidad. Sus ruedas imantadas se aferraban al suelo de aluminio revestido con una capa de acero, impidiendo que el vehículo perdiera el equilibrio y sufriera un accidente. Este no era el lugar por el que le correspondía avanzar a una moto con ruedas, pues se trataba de un túnel de conexión entre los distintos sectores de la gran urbe. Por estas sendas solían viajar transportes automatizados que se desplazaban entre las galerías gracias a los raíles especialmente instalados para ello. Un vehículo con ruedas no estaría diseñado para desplazarse por estas zonas, no porque su viaje se vería dificultado por la superficie metálica, sino porque la energía eléctrica liberada por los raíles se acumulaba en esta zona, suponiendo todo un grave peligro para quien la recorriese en ese mismo instante. Pero ahora, este túnel estaba en desuso, dado el horario, así que no resultaba un problema.

 

La moto continuó su viaje por aquel tortuoso gran conducto de color gris cromado que permanecía engullido bajo la tenue oscuridad. Era como recorrer la garganta de un descomunal Behemot. El camino seguía recto, con alguna que otra leve curva hasta empezar a elevarse. Una pendiente de unos treinta y cinco grados de inclinación servía de antesala a la gran compuerta de forma hexagonal que ahora estaba herméticamente cerrada. La moto, de color azul oscuro, morro redondeado y cuerpo alargado, desplegó de su parte trasera dos propulsores alimentados con nitrógeno y se impulsó a gran velocidad. En un abrir y cerrar de ojos ascendió la pendiente y, antes de estrellarse contra la compuerta, el ocupante del vehículo disparó contra uno de los conductos de ventilación que había al lado de la entrada, rompiéndolo y permitiéndole así entrar por él.

 

Afuera, el sector principal de Neon City se veía en todo su esplendor. Sus grandiosos edificios, compuestos de inmensas torres de metal cilíndricas y otras edificaciones de formas redondeadas y armoniosas se erigían orgullosos como magnificas representaciones de los poderosos logros que el ser humano había llevado a cabo por toda la galaxia. Muchas de aquellas construcciones poseían luces de estroboscópicos colores, entre púrpura, amarillo y azul, todos ellos pertenecientes a luminosos carteles de los distintos negocios que se podían hallar en el sector principal. La gran megalópolis colonial se dividía en siete sectores: el principal ocupaba el centro de la estación espacial donde se erigía la urbe y fue el primero en ser establecido como una base minera para la extracción de rocas y minerales de las proximidades de un planeta rocoso llamado Atlas IV. Alrededor de este primer sector fue erigiéndose el resto. El segundo y tercero se convirtieron en zonas residenciales. El cuarto albergaba las fábricas dedicadas a la producción de robots excavadores. El quinto, sexto y séptimo eran zonas mixtas, entre lugares de negocios y residencias. Algunas de estas partes estaban cayendo bajo la corrupción y la delincuencia. De hecho, los sectores seis y siete se hallaban bajo el control de peligrosas bandas que habían impuesto un dominio de terror y opresión como ninguno podía imaginar. Ello se apreciaba en la presencia, en el sector principal, de varias aeronaves de las Fuerzas de Seguridad Urbana, las cuales volaban entre medias de los gigantescos edificios, atentas a cualquier posible encuentro con algún tipo de organización criminal. Las naves eran alargados prismas de punta triangular y color negro que parecían permanecer en estado de letargo prolongado, aunque en realidad tan solo esperaban el momento oportuno para desplegar los escuadrones de neutralización que llevaban en su interior, compuestos tanto de soldados humanos como de robots, llamados acechadores.

 

Así es como se podía ver la gran ciudad mientras avanzaba por los raíles de transporte por los cuales se desplazaban los transportes automatizados de un sector a otro. El Dragón Negro tenía su capa desplegada y alzada por acción del propio viento al viajar en su moto a tan elevada velocidad. Gracias a ese agitado aire que azotaba su capa, la armadura de color ónice se podía apreciar mejor, aunque, con el manto de oscuridad que lo envolvía todo, apenas era perceptible. La luz procedente del morro de la moto iluminaba con su brillo amarillento el camino que tenía justo delante, guiándole hacia su próximo destino. Apretó el acelerador con fuerza y la moto avanzó más rápido, impulsándose a gran velocidad. Deseaba con ganas llegar a su próximo destino.

Porque esta era la noche en la que el Dragón Negro salía a cazar. Era su hora de adentrarse entre las sombras para ocultarse y esperar pacientemente hasta la llegada de su desafortunada presa. Porque una vez el Dragón la viese, no la dejaría escapar.

 

Así, la moto siguió su camino junto con su conductor, perdiéndose entre las tinieblas de la oscuridad, alejándose del brillo violáceo que la gran urbe emanaba desde lejos.

Continuará

Fecha aproximada de la siguiente entrega: 5-08-2016