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Mi cuñada – 3

en Sexo con maduras

Desde el día del concierto la relación con mi cuñada Paula era fría, no por mi parte, que trataba de actuar de una manera normal, sin embargo, ella cambio mucho. Cuando la veía, no podía evitar en pensar cómo se movía en el concierto mientras mis manos la tocaban. Cuantas pajas me hacía pensando en ella. Mi hermano seguía conmigo como siempre, no sabía nada de lo que había pasado. Yo seguía con mis clases en la universidad y estuve con alguna compañera, pero sin llegar a más.

Una tarde en mi habitación y haciendo un descanso de mi estudio. Me conecté el ordenador y me puse a revisar mis correos, tenía muchos correos. Empecé a leer y había mucha variedad. Llamándome la atención que muchos eran de parejas en la que el hombre era bisexual y exigían que yo también tenía que serlo. También había correos que los gustos eran de tipo escatológico. Todos esos los fui quitando. Lo de los hombres bisexuales los quite porque parecía más que estuvieran buscando directamente un chico joven, me quede con la mosca tras la oreja y ese fue el motivo. Después de eso quedaron ya muy pocos correos por leer. Había varios muy interesantes. Cuando los leí con detenimiento caí en que muchos eran de fuera de A Coruña. Como podía ser si yo había especificado o eso creía yo el lugar. Revise el anuncio y había puesto Galicia. Los deje, porque en principio parecían interesantes. Menos una pareja todas las demás pasaban de los 40. Algunos de los mensajes eran muy claros, eso estaba bien porque no habría confusiones. Pero de todas maneras quería ser cauteloso. Conteste a todos ellos, no fue una contestación igual para todos, pero sí muy parecidos.

Unos golpes en la puerta y la cabeza de mi hermano asomando por la puerta avisándome de que estaba la cena, interrumpieron un momento interesante. Mientras cenábamos me sonreí porque todos los anuncios coincidían en que querían un hombre joven, pero sobre todo bien dotado. Incluso había uno que decía que medianías no interesaban, que no perdieran el tiempo. Mi hermano pregunto si estábamos enfadados, porque últimamente notaba que estábamos muy serios, mi cuñada debía de tener la respuesta preparada, porque contesto al instante, que no, lo que pasaba que él, por mí, estaba todo el día encerrado estudiando o haciendo lo que fuera con el ordenador y ella estaba con los temarios de la oposición. Porque estaba preparando oposiciones a la Xunta. Mi hermano supongo que, con segundas intenciones, me dijo que podía ayudar Paula con algunos de los temas en concreto. Ya que eran parte de la carrera que yo hacía y lo llevaba perfectamente. No me quedo más remedio que aceptar, pero para dar una salida a mi cuñada, les dije a los dos que no era lo mismo saber que enseñar, que lo mismo no enseñaba bien y Paula prefería un profesor, profesor. Mi hermano se quedó contrariado y mi cuñada también, entonces mi cuñada mirando a Ignacio le dijo que por intentarlo no pasaba nada. Puse otra pega para dar una segunda oportunidad a mi cuñada. Era por el tema del horario, yo llegaba normalmente tarde, tendría que ser después de cenar y mi hermano lo solvento diciendo que era mejor, así el niño estaría ya dormido y no molestaría.

Pues bueno ya no había otra solución que dar las clases. A mi cuñada le pedí que luego me dejara el temario para saber que tenía que preparar y yo seguí en silencio toda la cena mientras ellos hablaban. Llevaba varias noches sin espiarlos, esa noche volvería a espiar, quería saber porque tanto interés de mi hermano en que le diera clases. Hice que me marchaba a dormir y me acosté. Unos golpes y no se abrió la puerta era mi cuñada preguntando si podía entrar, no conteste y la puerta se abrió lentamente, entrando algo de luz. Mi cuñada muy despacio se acercó y dejo algo en la mesa del ordenador. Luego se quedó mirando a mi cama, pero yo ni me inmute, al final se marchó cerrando muy suavemente. Nada más cerrar me levante, toque lo que dejo y eran papeles. Me puse a escuchar pegado a la puerta, después de dejar de oír ruidos y oír murmullos, abrí despacio la puerta y les podía oír. Mi cuñada le recriminaba el haberme forzado a darle las clases. Ignacio le decía que lo había hecho porque nos veía distantes. Paula volvió a negar y mi hermano le dijo algo en lo que yo no había caído. Que, desde hacía un tiempo, ya no se vestía cómoda en casa. Era verdad. Mi cuñada que se vio pillada, le contesto que es que se dio cuenta un día estando sola, limpiando, que con mucha de esa ropa en el momento que cogía alguna posición normal, se veía más de lo que era buenamente recomendable. Mi hermano le dijo que era tonta, que no le gustaba que fuera tan conservadora. Tuvieron un pequeño conato de enfado, pero como solía pasar lo resolvieron con el sexo. Esta vez todo se desarrolló con la fantasía de que ella se ponía vestida muy provocativa en las clases particulares.

Después de un buen rato de sexo, pero que no fue tan fuerte como otras noches, mi hermano le dijo que había llegado a la conclusión de que ya me había acostumbrado y que ya no era capaz de excitarme y que esa noche había ido vestida de 1 a 5, siendo 5 el máximo de 1. Paula solo dijo eres un imbécil. Tú estás jugando con fuego y estas pidiendo a gritos que te ponga unos buenos cuernos. El entonces se puso serio y le dijo que él no quería eso, que no era lo mismo eso que excitar a alguien para luego ellos pasarlo bien. Ella que pude ver como se medió levantaba y se quedaba sentada apoyada en el cabezo, le quiso hacer ver, que hacer eso era quemarse, porque las cosas podían tomar un cariz muy peligroso. Yo pensaba que le iba a dar la razón y solo dijo que era un riesgo que corrían, pero que era mejor correr ese riesgo y pasarlo como lo pasaban. Ella se tumbó de golpe y le dijo buenas noches con tono de enfado. Me fui a mi cama y no iba caliente, ya me empezaban a aburrir.

Con la disculpa de que había quedado ese sábado por la noche iría a un club de intercambios. Me había empapado de información por internet de como solían funcionar estos clubs. La teoría ya la tenía toda, era fácil. El lugar lo encontré rápido. Cuando llegue a la puerta, toda la seguridad que llevaba desapareció. Allí estaba yo, entonces un chico de un poco más de 18 años, aunque la gente decía que aparentaba un par de ellos más, a punto de meterme en un mundo totalmente desconocido para mí. Cuando abrieron la puerta, que fue una mujer joven, me miro de arriba abajo y me dejo pasar. Me pregunto si era la primera vez que iba a un sitio de esos, mi intención era decir que no, pero salió un sí. Ella muy amablemente me explico todo, me cobro nada más llegar y me dijo que tenía dos consumiciones incluidas. Me pedí un cubata de tequila y lima. Mientras miraba como me lo ponían y de reojo miraba el resto de la barra y algunas de las mesas, me vino un flash que me dio una sacudida en todo mi cuerpo. Antes de salir de casa busque en internet el club para copiar la dirección y no había apagado el ordenador. Sabía que hasta tarde no pasarían por allí ni Paula ni Ignacio, por lo que la pantalla estaría apagada y de todas formas la puerta la había dejado cerrada.

Me pusieron el cubata di un buen sorbo, lo que tuviera que pasar pasaría. Me dedique a observar. Lo que veía era excitante, mujeres como las que me gustan a mí. Delgadas, altas, bajas, gorditas, todas ellas vestidas de manera provocativa. Me encontraba como pez fuera del agua. No sabía cómo actuar. La noche pasaba, yo me daba cuenta como había parejas que se intercambiaban, como se tocaban, estaba un nivel por encima de estar cachondo. Me pude dar cuenta de que había una pareja como merodeando, que llevaban allí ya mucho rato. Se pusieron en la barra junto a mí, hablando entre ellos. El un hombre delgado, vestía muy bien, con cara distraída, así denomino yo a los profesores de universidad, maestros, etc. Si me preguntaran diría que estaba allí por obligación, no miraba a otras mujeres, por lo menos extraño. A ella se la veía más viva. Era más baja que él y él era un poco más bajo que yo. Tenía unos kilos de más, pero bien distribuidos. Yo no les miraba, pero si estaba atento y oía como él le decía que esa noche era una noche perdida que se podían ir ya, que ya quedaba poco para cerrar.

Ella sin esperármelo me dijo que se llamaba Toñi, yo por la sorpresa balbucee un poco y le dije que yo Rober. En todo lo que había leído, me ponía siempre que quien se acercaba solía ser el hombre, eso no me lo esperaba. Hablábamos mientras el marido miraba sin decir nada. Le dije que era la primera vez iba a un sitio de esos y su cara se ilumino. Me pregunto que bebía y se lo dije, ella me dijo a qué sabia y yo todo valiente y con mi corazón a toda velocidad, me agaché y le metí la lengua en la boca dándole un beso. Ella respondió con mucha entrega, me relajo que fuera de esa manera. Cuando paramos me dijo que sabía muy bien. Ahora quien se adelanto fue ella, que me palpo mi entre pierna, tocando exhaustivamente mi rabo. Sin dejar de tocarme le dijo a su marido ya he encontrado lo que quería, ella me dijo si la acompañaba, yo no sabía a donde, pero le dije que sí. Fui detrás de ella y nos metimos por un pasillo que había reservados y todos estaban ocupados, a ella le dio igual. Quería follar en cualquier sitio y el marido ponía mala cara, cuando quedo un sitio libre del que salieron dos parejas. Nos metimos dentro y sorprendentemente el marido no entro, me quede desubicado y ella le quito toda importancia. Luego volvió a aparecer y ya se quedó. Nos quedamos en pelotas en un momento, me puse un preservativo y nada de prolegómenos, ella quería que se la metiera ya, estábamos follando ella se la comía a su marido mientras yo la follaba, y se me ocurrió decir que buen culo tenia, que bien lo movía y que bien follaba su mujer. Él me dijo que un respeto. Me dio un palo que me jodía tener que aguantarme, yo soy muy expresivo. Nos corrimos, pero no fue como yo esperaba, había sido todo muy insulso.  Nos acabamos de vestir y cuando me iba ella me dio su teléfono para quedar otro día. Cuando salí a la calle rompí el papel donde estaba el número.

La conclusión a la que llegue que probaría una o dos veces más, pero como todo fuera así, que no volvería. Si esto era si en vivo, como serían los anuncios que puse. Era la gran incógnita. Había follado por decir algo y aunque en la barra todo pintaba que iba a ser pasión, fue frialdad pura. Llegue a la casa de mi hermano y entre sin hacer ruido. Estaba encendida la luz de la entrada de dentro de la casa, me la habían dejado encendida. Subí sin hacer nada de ruido. Mi habitación tenía la puerta cerrada y me acorde del ordenador, di un respiro. Que me duro poco, porque me pude dar cuenta que el ordenador lo habían apagado, la cuestión era quien había sido.

Me levanté y creía que era media mañana, pero cuando vi la hora eran las 2 de la tarde. Me vestí apurado por levantarme tan tarde. Baje y ya estaban preparando la mesa. Mi hermano al verme en plan de cachondeo me decía que por la hora que llegue era síntoma de haber triunfado y varias bromas más. Quería saber quién fue el que apago el ordenador y para no preguntar directamente lo hice de forma indirecta. Me dirigí a mi hermano, diciéndole que esperaba que no hubiera apagado el ordenador directamente que luego al conectarlo costaba encenderlo porque se quedaba como bloqueado. Con cara extraña mi hermano me dijo que él ya tenía bastante con el suyo. Entonces Paula mirándome con coraje me dijo que no me preocupara, que ella sabía poco de ordenadores, pero que había cerrado la aplicación que tenía abierta y luego lo había apagado desde la pantalla. Con que irritación lo dijo.

Como hacia buen día mi hermano quería tomar el café en la terraza de fuera y se llevó al niño. Yo prepare una bandeja para sacar el café, mientras Paula lo preparaba. Cuando nos quedamos solos y con voz más tranquila me dijo que tenía que tener cuidado con los sitios donde iba que podía coger cualquier cosa. Yo le dije que si eso era lo que le preocupaba solo podía decirle que era la primera vez que iba y que había sido todo un fracaso, que no había pasado nada, ella se acercó y mientras llevaba la bandeja me paso la mano por la cabeza y me dijo te tenía que dar unos azotes, yo en plan de broma, me pare y eche el culo para atrás y ella me dio un tortazo en el culo y me adelanto. Ahora sería buen momento de preguntarme a que había venido eso y si quería decir algo, lo que hice fue dejarlo pasar. Una vez terminado el café mi hermano me dijo que iban a casa de unos vecinos, que Vivian a pocos metros de allí, me dijeron de ir con ellos, rechace la oferta, porque quería estudiar y porque como le dije a mi hermano yo no pintaba nada con ellos. Antes de irse mi cuñada me dijo que si tardaban que no esperase para cenar que tomara cualquier cosa que ellos conociendo a los vecinos vendrían cenados. Y así ocurrió volvieron cenados y el niño durmiendo. Yo estaba estudiando en la planta baja, porque había una mesa más grande y me venía mejor para poner las cosas. Yo ya me había comido un bocadillo y una bolsa de patatas fritas. Mi cuñada subió al niño a su habitación. Cuando volvió a bajar mi hermano con bastante maldad le dijo a Paula que aprovechase y estudiase algo conmigo. Yo sin la maldad de mi hermano dije que me vendría bien, ya que había estado toda la tarde mudo. Mi cuñada dijo que iba a por sus temarios y yo que me iba a poner cómodo.

Me cambié, me puse un pantalón corto y una camiseta. Ella ya estaba con sus temarios esperando. Mi hermano dijo que estudiáramos que así podría ponerse lo que quería en la televisión sin que nadie le incordiara con el mando. La televisión estaba en una parte del salón, ubicada en un mueble de pared. Y luego alrededor dos sillones de dos plazas en cada lado y uno de tres plazas en el centro, pero todos ellos d espaldas al resto del salón. La mesa donde yo estaba sentado estaba pegada al respaldo del sillón de tres, que era una mesa que se podía abrir si los comensales eran muchos. Mi hermano cuando bajo, lo hizo en pijama y le dijo a mi cuñada que se fuera a poner más cómoda. Ella trato de no cambiarse y yo los deje solos mientras iba a la cocina por agua. Me quede escuchando y mi hermano la animaba para que se pusiese el camisón cortito que tenía, que me pusiera como hacía con sus amigos Marcelo y Seve. Ella se resistía y al final acepto a regañadientes y le volvió a repetir lo de otras noches, estas comprando todas las papeletas para que te ponga unos buenos cuernos, yo me quede atónito con lo que a continuación le dijo mi hermano y creo que ella también. Y si fuera así que malo tendría. Por el ruido de los pasos supe que mi cuñada se movía y venia en mi dirección, pero se paró y le contesto a mi hermano, ahora me doy miedo yo, porque como abramos esa puerta no sé qué podrá pasar. Se subió a su habitación y yo volví con mi hermano que mientras no empezaba un programa que él quería ver, estaba viendo un programa de resúmenes de la jornada de liga.

Paso u buen rato y Paula se disculpó por la tardanza, pero ya había aprovechado y se había dado una pequeña ducha. Verla me dio hasta hipo, venía con un camisón cortito, dejando ver sus piernas, pero como si se estuviera exhibiendo ante Ignacio, una vez que la habíamos visto de sobra, se cerró con un lazo, una bata que le llegaba hasta los tobillos que, hacia juego con el camisón, mi hermano se pondría cachondo, pero yo me fui rápido a la mesa a sentarme y poder protegerme con la mesa de mi rabo empalmado. Mi cuñada se sentó y me puse a explicar toda duda que me preguntaba, ya que en una hoja traía escrita un montón de preguntas. Paula con medio disgusto le dijo Ignacio que bajara el volumen de la televisión que así no se podía concentrar. Entones él se levantó y se puso unos diminutos cascos para escuchar la televisión, que paz encontramos. Mientras Paula hacia un ejercicio, yo miraba si lo hacia bien, pero me di cuenta de que tenía cruzada sus piernas, abriéndose la bata y quedando sus piernas y un poco más a mi vista. Yo sabía de sobre que mi hermano estaba pendiente de lo que hablábamos Paula y yo. A la cabeza me venía lo del concierto, lo que había visto y oído tantas noches, la última conversación y el que ella se hubiera puesto el camisón, aunque luego se tapase con la bata. Todo eso me hacía hervir la sangre de excitación y mi rabo ya me dolía de estar tanto tiempo empalmado.

A la mierda con todo. Empecé a tocar las piernas de Paula, que se quedó con el bolígrafo clavado en el papel. No me miro, simplemente cogió mi mano con su mano libre y la quito. Como no podía, me pellizco con fuerza el dorso de mi mano, aguante como pude. No pare hasta que conseguí meter mi mano entre las piernas cruzadas, metí un poco lo que eran las puntas de los dedos. Yo sabía que ella no montaría un escándalo, pero cogió un papel y me puso déjalo por favor, para. Le cogí el papel y le puse una sola vez un momento y paro. Seguí insistiendo y ella al final descruzo las piernas y supe porque tanta resistencia, no llevaba nada debajo. Cuando mis dedos llegaron, me di cuenta rápidamente como estaba, estaba a punto de nieve. Empecé a tocar con suavidad y ella no decía absolutamente nada, hacia como el día del concierto como si no quisiera, pero su cuerpo decía otra cosa. Incluso se echó un poco para adelante, lo que me facilito el que pudiera tocar más y mejor. Ella se puso a escribir muy rápido, déjalo por favor, no más, se puede dar cuenta. Debía se r su cordura que la había recuperado, pero yo la mía no y le puse si lo dejo ahora mañana por la mañana hacemos lo que yo quiera. Ella puso un gigantesco no en la hoja. Por tanto, seguí con mis dedos tocándola. Con la otra mano me saque por arriba del pantalón el rabo completamente y ella miro boquiabierta. Cogí su mano y la puse en mi rabo. Me lo tocaba como con reparos, pero llego un momento que lo hacía decidida, hubo un momento que la soltó, echo saliva en cantidad en su mano y volvió a tocar mi rabo, que bien se deslizaba ahora la mano, era toda una artista.

Estábamos absortos en lo que nos hacíamos, yo miraba su cara, viéndola de perfil porque ella no me miraba. Ignacio sin esperarlo ninguno y al tener los cascos puestos hablo con voz más alta y nos llevamos un susto. Exactamente dijo Paula ¿te gusta? Nos paramos los dos a la vez y veíamos la cocorota de mi hermano, pero no nos miraba. Cuando añadió si le gustaba como le enseñaba. Paula, continúo haciéndome la paja y le dijo un si estremecedor. La muy cachonda añadió tu hermano es grandioso enseña muy bien, es grande muy grande. Ignacio inocentemente le pregunto ¿te entra todo bien? Y ella apretando mi rabo fuertemente dijo que de momento no sabría qué decir. Cuando ella estaba cerca de llegar al orgasmo, se levantó de su sitio con cara descompuesta. Ahora si me miro de forma penetrante. Se había quedado a medias y a mí me había dejado de igual manera. Le hice señas de subirnos arriba, pero ella se fue junto a Ignacio, que cuando la vio pregunto y ella dijo que le dolía la cabeza un poco. Yo me despedí con un enfado grande y me fui a mi habitación. No tardaron mucho en subirse a dormir y yo tampoco tarde en espiar. Según lo que oía, mi cuñada tenía ganas de guerra, pero mi hermano estaba enfadado le recriminaba el haber llevado bata, que lo había hecho para no darle a él el gusto. Al final mi cuñada malhumorada dijo que se bajaba a ver la tele, que ya la había cabreado. Se levantó de golpe y casi me pilla espiándolos.