miprimita.com

Mi cuñada – 10

en Amor filial

Parecía que mi hermano se lo olía, desde el día en que estuvimos los tres juntos, no fue a trabajar, se quedaba en casa trabajando. Mi cuñada rabiaba igual que yo y le pregunte por lo raro de la situación, eso de que mi hermano se quedara en casa a trabajar y ella lo daba como algo normal, que lo hacía de vez en cuando, normalmente era por tener algo gordo entre manos del trabajo. A la semana justo Ignacio estaba muy contento porque había terminado el trabajo que estuvo haciendo y se iba fuera a presentarlo, estaría como una semana fuera. Esa noche mi hermano quería juerga y Paula no le apetecía mucho. Ignacio le protestaba, porque había estado con la regla y no habían hecho nada. Mi cuñada después de oírle le decía lo mismo, que estaba rara que no estaba con ganas, que lo mismo había cogido hongos o una cistitis, que no lo tenía bien (para entendernos, que tenía molestia en sus partes) pero mi hermano no cejo y le dijo que lo podían hacer por detrás y ella le dijo que no, que por detrás ya sabía que no. Mi hermano se fue rabiando a su habitación.

La alegría de que mi hermano se iría una semana me duro poco cuando oí a mi cuñada. Me vio y se dio cuenta de que lo había escuchado. Vino hacia mí para decirme, que estuviera preparado que se estaba reservando para mí. Que pájara que era. Cuando yo me iba a la uni, mi hermano terminaba de preparar las cosas. Esta vez se iba en tren y lo llevaba mi cuñada. Una clase se suspendió y aproveché para ir a la biblioteca, no a estudiar, estuve revisando mis correos. Llevaba un tiempo sin atenderlos, tenía varias respuestas a mi anuncio y a otros que yo había contestado. Como otras veces había de todo, hice una limpia y me quedé con 11, de esos 7 contestaban los hombres y 4 las mujeres. Eso es lo que ponían por lo menos. Todas parejas maduras y algunos, aunque yo no pedí fotos, me enviaron algunas muy interesantes, pero sin mostrar el rostro o con el tapado. Leí atentamente lo que me contaban y los conteste, muchos de ellos, decían que eran una experiencia nueva que querían probar. Otros que ellos querían ver a sus mujeres con otro hombre, que no querían participar solo mirar y las 4 mujeres que contactaron conmigo fueron muy explicitas, querían alguien joven, con aguante y muy bien dotado, sobre el marido decían que estaba de acuerdo.

Estas 4 mujeres en particular me hicieron darme cuenta que al igual que Rosalía la amiga de mi cuñada, hacían lo que querían con los hombres. Pensé y pensé, llegando a la conclusión de que sería yo quien mandara sobre Paula y Olalla. Era cuestión de usar más la cabeza de arriba que la de abajo. A las siete de la tarde estaba ya en casa, esperaba encontrarme a mi cuñada sola con el niño y nada más entrar oí voces y risas. Paula estaba con Olalla y 3 mujeres más que conocía de vista, eran vecinas, salude correctamente y deje mis cosas. En ese momento me entere de que Olalla pasaría la noche en casa de Paula, seria nuestra invitada, su marido salía esa noche con un transporte y como no se encontraba muy bien se quedaría con nosotros. Yo me puse a hacer cosas mías hasta que vinieron a despedirse de mí, se iban todas incluida Olalla, que iba a despedir a su marido y luego venia, había dicho que cenáramos tranquilamente que ella vendría cenada.

Paula estaba revolucionada, baño y dio de cenar al niño. Luego cenamos todo muy deprisa. Lo hacia todo deprisa, subí a mi habitación y me fije que había llevado a su mesilla de noche un frasco de lubricante, no quería usar otra vez aceite de oliva. Lo tenía todo preparado, incluso puso como un pañuelo tapando la lámpara de noche, dejando un ambiente muy agradable. Me vio mirando y se apoyó en mi espalda y me dijo que como el ultimo día sin hacer nada entre ellas. Le respondí que ya se vería, que no sería llegar y ya está, que había que poner un poco de morbo. Ya estaba todo preparado y Paula se vino al salón donde estaba viendo la televisión. Cuando llego Olalla y se quitó el abrigo, no venía vestida nada erótica, traía unos pantalones anchos, el jersey ancho. Antes de que pudiera hacer ningún comentario Paula dijo de ponerse cómodas y se fueron al piso superior. Bajaron rápido y menudas dos, traían pintas de furcias. Mi cuñada con un pijama más descarado que nunca y Olalla con un camisón, que dejaba a la vista todo. Las dos sin nada de bajo.

Se sentaron provocándome, está muy claro que me querían poner loco de deseo, me levanté y fui a un mueble, abrí un cajón y las dos miraban sin entender nada. Coja una baraja de cartas y más desconcertadas estaban. Mientras se ponían una copa, dije que jugaríamos a la carta más alta y pagaríamos prenda. Ellas me dijeron que un en una mano que perdiera se quedaría desnuda y la otra en dos. Muy serio me plante diciéndolas que eso es lo que había, que si no les parecía bien que me lo dijeran que me iría a dormir y no perdería el tiempo. Al final tragaron. Se dispusieron a jugar ya y les dije que mejor en la habitación, que sería más cómodo. Subimos a la habitación con las cartas y las bebidas. Al llegar ya se habían bebido sus copas y se pusieron otras. Las normas no podían ser más sencillas, las puse yo, una persona ganaba y dos perdían, en caso de empate se sacaban cartas hasta quedar solo uno. Increíblemente Olalla gano las dos primeras manos. Yo perdí 2 prendas de las 5 que llevaba, me quité el jersey y los calcetines, ante las protestas de ellas porque no lo consideraban una prenda, pero se tuvieron que aguantar. Mi cuñada se quedó en pelotas y mirándonos dijo que ahora que pasaba, yo le informe que tendría que pagar una prenda, la que fuese. Que si alguna se rajaba yo me iba. Gano Paula, Olalla se quedó como mi cuñada y yo me quite la camisa. Olalla ganadora de nuevo, ya me empezaba a escamar, porque hubo un momento que perdí la baraja de vista. Me quite los pantalones y Olalla puso como prenda a Paula, que tenía que dar un beso en la mejilla. Le dio uno a Olalla y otro a mí, vaya porquería de prenda.

Gane la primera, mi rabo asomaba por arriba de mi slip. Las dos estaban pendientes de que prenda les pondría, a mi cuñada le puse que tenía que dar un buen beso, lo que se dice uno con lengua y nada de corto. Vino a mí y nos dimos un buen beso, se nos notaba la calentura. Cuando iba a Olalla las dos se cortaron, no se decidían, me levanté de la cama y les dije que si no se atrevían que no pasaba nada que lo dejábamos y ya estaba. Estaba la una muy cerca de la otra, pero no daban el paso final, necesitaban un empujoncito y yo se lo di, cuando les di las buenas noches haciendo que me marchaba a dormir. Las dos saltaron a la vez que me esperara y al final mi cuñada beso los labios de Olalla, pegaron los labios, pero nada más, hasta que les dije que era con lengua y lo hicieron, vaya que, si lo hicieron, les costó, pero una vez que empezaron lo hicieron muy bien. La prenda a Olalla fue chupar los pezones, vino a mí y me los chupos, lo hizo muy bien y a diferencia de mi cuñada, ella no dudo se puso a comer las tetas de Paula, que se mordía los labios del gusto que estaba sintiendo. Acabaron de darse ese beso tan frenético y recuperaron sus sitios, Paula esperaba que dijera la prenda que le tocaba, dude entre hacer que comiera el coño de Olalla y mi rabo, cambie de opinión y dije que tenía que hacer durante un rato una paja a cada uno.

Dudo bastante más que Olalla y empezó conmigo, me agarro bien el rabo y lo movía con energía, cuando se animó más con la otra manita me agarraba mis cojones, los acariciaba con mucha suavidad. Corte rápido, quería más ver lo que pasaba con Olalla que lo que me hiciera a mí. Miro a Olalla que igual que antes, se la vio más decidida, se apoyó en el cabecero de la cama, abrió bien sus piernas y miraba a Paula. Que estaba vacilante, empezó a tocar con pocas ganas y se fue animando, Olalla no disimulaba la calentura y soltaba gemidos sin parar. Eso hizo que Paula con dos dedos le diera bien fuerte sobre su clítoris. Hasta que sin nadie esperarlo, Paula se acercó más a Olalla y se besaron de nuevo. Aunque a mí me quedaba el slip, ya me lo había sacado. Esta vez gano Olalla y sonriente nos dijo que la prenda la haríamos a la vez, intuía que sería vernos follar a mi cuñada y a mí, hasta que dijo que la prenda era que se la metiera por el culo a Paula y que Paula le comiera su chochito mientras yo lo hacía. A mí me pareció una prenda muy buena, pero a Paula no le gustó nada ninguna de las dos, protesto mucho y finalizo diciendo que no haría ninguna de las dos cosas. Yo no me podía quedar con el rabo así, pero tampoco podía permitir que Paula no cumpliera, lo único que se me ocurrió fue decirle a Olalla que se viniera a mi habitación y que continuáramos el juego nosotros solos. A Olalla le pareció bien y mi cuñada volvió a protestar diciéndonos que esa era su casa. Esta vez quien le contesto fue Olalla, que le dijo que no se hubiera esperado nunca esa contestación y que por eso nos iríamos a su casa a follar sin nadie que molestase.

Cuando hicimos amago de irnos Paula nos pidió de forma desesperada que la perdonáramos. Que aceptaba. En ese momento fue cuando me di cuenta de lo malvada que era Olalla, no era como yo creía, y de lo sumisa que era Paula. Como me había equivocado con las dos. Olalla ordeno a Paula que se diera la vuelta quedando el culo para ella y que me comiera la polla para que estuviera bien mojada. Paula lo hizo tal como le había dicho y se puso a comerme mi rabo. Estando yo en la gloria, no me fijaba en nada, hasta que oí plass, plass, plass. Era Olalla que le daba tortazos en el culo a Paula y esta no se atrevió a decir nada. Yo no salía de mi sorpresa y menos cuando me miraba Olalla sonriendo y luego se inclinaba y comía el culo y el coño de Olalla. Esa no era la primera vez que Olalla estaba con una mujer, lo tuve claro, no así mi cuñada.

Me encontraba un poco desconcertado por la actitud que había tomado Olalla, pero me gustaba. Sobre todo, cuando dijo, Paula eres muy buena puta, ahora cómeme el chochito mientras Rober te revienta ese culo de puta que tienes. Paula que parecía hechizada obedeció. Estaba de rodillas con el culo preparado. Yo ya tenía el lubricante, mi cuñada estaba muy mojada, pero me puse un poco de lubricante y se lo fui poniendo en el culo con un dedo, ella apretaba un poco y se fue relajando, el dedo costaba metérselo incluso relajada, pase a intentar meter dos dedos y era casi imposible, me di cuenta de que sería bastante complicado follarme ese culo tan prieto. Una vez bien pringado mi rabo de lubricante, empecé a darle por culo. No había nada más que empezado, cuando se quejó gritándome que me parara, solo había metido un poco y dejo de comerse el coño de Olalla. Quería intentar tranquilizarla, pero Olalla, le dijo a mi cuñada que la mirara y cuando lo hizo, le dio una torta bien fuerte en la cara y le decía que nada de protestar, que no volviera a dejar de comer su chochito y que aguantara toda mi polla en el culo. Casi se me baja la erección de mi rabo, viendo como actuaba Olalla, pero cuando vi que mi cuñada se resignaba, me quedé conforme y me puse a follar el culo de mi cuñada, que ya no volvió a expresar ningún dolor ni ningún rechazo.

Me molestaba al principio un poco al tenerlo tan apretado, pero luego me daba mucho gusto. El orgasmo de Olalla fue muy sonoro. Se quitó y se puso a mi lado, nos besamos mientras me follaba a Paula. Después de varios besos, le dije que se metiera debajo y le comiera el coño a Paula, ella me contesto que no. Me entro rabia y decidí hacer lo que ella, le di una buena torta en la cara, se quedó mirándome y tocándose la cara, donde había impactado mi mano y sin decir más, me pidió perdón y se metió debajo. Se notó cuando le empezó a comer el coño a Paula porque mi cuñada empezó a moverse de manera distinta y a gemir más y más deprisa. Las dos tuvieron un orgasmo a la vez, yo saqué mi polla del culo y me corrí en la boca de Paula y les hice besarse a las dos que compartieron mi corrida y eso me excito mucho. Estábamos con sed y hambre. Paula se ofreció a bajar por alguna cosa de comer y beber. Aproveche cuando nos quedamos solos.

Yo – Tu no es la primera vez que estas con una mujer ¿verdad?

Olalla – Pues no, de jovencita hice mis pinitos con tres amigas y veo que no se me ha olvidado.

Yo - ¿Por qué no me lo contaste?

Olalla - Esas cosas no se cuentan, se hacen o no se hacen así de simple.

Yo – Y lo de la torta a Paula, el insulto, el ordenar.

Olalla – Me ha sorprendido hasta a mí. Nunca lo había hecho, pero en las conversaciones con tu cuñada, me confeso alguna vez, que una de sus fantasías era esa y de pronto me vino a la cabeza y no me pude aguantar. Y ahora te pregunto yo a ti, ¿Por qué me la has dado a mí?

Yo – Porque desde que te conocí, te he visto igual que a ella, sois muy iguales. Y si a ella le ha gustado a ti también y ahora cuéntame todas las fantasías de Paula.

Olalla – Lo que te he dicho, que le gustan las fantasías donde la dominan, la atan etc. esas cosas.

Paula venía con una bandeja bien cargada de bebida y unos pequeños bocadillos, montaditos. Estábamos comiendo esos montaditos, recuperando fuerzas. Los tres estábamos ya mas relajados y en un estado normal. Era un buen momento para decir lo que quería y obtener una respuesta no influenciada por el fragor del sexo.

Yo – Escucharme un momento. He estado pensando, que hemos pasado ya varias líneas rojas. Los tres estamos en otra dimensión distinta a la que estábamos. A mí no me importa y, es más, me gusta esta nueva situación. ¿A vosotras?

Paula – Ha habido cosas que me han dado vergüenza en un principio, pero ahora ya no. Y si tu pregunta más exacta es si y yo hablo por mí, es si quiero que continuemos con esta nueva vida, yo te digo que sí, siempre que no se entere nadie más de los que estamos aquí.

Olalla – A diferencia que Paula, a mí no me ha dado vergüenza nada, primero porque no era mi primera vez y segundo porque os tenía ganas a los dos. Y claro que quiero seguir así y en lo último estoy contigo Paula, sin que salga de nosotros tres, salvo que los tres por unanimidad estemos de acuerdo en otra cosa.

Paula - ¿Tu ya habías estado con otra mujer?

Olalla – Con otra no, con otras.

Paula – Yo te he contado de todo y tú de eso no me has dicho nunca nada.

Yo – Vale, eso luego lo habláis. Ahora solo queda un fleco y es que ya sé que soy el más joven y eso me da igual. Lo que quiero que tengáis claro es que el que manda soy yo y se hará lo que yo diga sin rechistar.

Paula - ¿Qué quieres decir con eso o a que te refieres?

Olalla – Que cortita eres algunas veces Paula. Que a partir de ahora el será nuestro amo, señor o lo que quiera y nosotras sus obedientes, putas, zorras. Yo creo que no hace falta que te conteste, lo sabes de sobra seré eso y lo que quieras.

Yo – Que dices Paula que te has quedado muda.

Paula – Que también es obvia mi respuesta.