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Mi cuñada – 15

en Amor filial

En este nuevo relato, tendremos que volver al pasado, aunque es un pasado muy cercano. Mi cuñada Paula había pasado de ser una mujer de relaciones sexuales tranquilas y sin muchas novedades a estar algo desmandada. Se había convertido en una mujer muy sexual, caliente, ardorosa, lasciva y muchas más cosas que podría poner. Me gustaba mucho más así, siempre dispuesta y deseosa. Lo que me hizo de tener un poco de miedo, era que cada vez se controlaba menos. Lo último era que se había empeñado en que folláramos con Ignacio, mi hermano, en la casa. No le valía que fuera en un momento en el que él estuviera dormido, quería que fuera estando despierto, que la excitaba el poder ser sorprendida. Todo esto venia porque mi hermano, debido al estrés de su trabajo y sus nuevas responsabilidades, fallaba un poco en la cama, pero ese poco se fue convirtiendo en una situación habitual. Y en sus polvos mi hermano siempre fantaseaba con que yo, su hermanito pequeño, se follaba a su mujer y le contaba a ella con se suponía que se lo hacía. Lo único que conseguía mi hermano con todo esto, es que ella cada día estuviera más desbocada. Su hermana se había ido de improvisto y mi cuñada un viernes noche me dijo que esa noche, estuviera expectante, que no me perdiera nada.

Me temía que sería capaz de venirse a mitad de noche a follar, pero no era eso y lo descubrí al escuchar. Empezaron con su tonteo habitual, cuando mi cuñada paro de golpe el tonteo y le empezó a decir a mi hermano que no se enfadase.

Ignacio - ¿Por qué me voy a enfadar?

Paula – Es que veo que Rober cada día me mira más. Ya me entiendes que me mira no muy normal. Y si estoy de espaldas, me mira el culo descaradamente que ya lo he pillado varias veces.

Ignacio – No le culpo, si yo tuviera una cuñada sí, me pasaría lo mismo. Que es lo que te digo siempre, que estas muy buena. Es normal mujer.

Paula – Tu lo ves todo normal, que gusto. Aunque no sé si veras tan normal, que cada vez se coge más confianzas y sus abrazos y juegos cada vez son más osados. Hasta el punto que he notado alguna vez como se ponía en erección y cuando te digo que lo he notado es que lo he notado.

Ignacio- No será para tanto.

Paula – Te acuerdas la semana pasada cuando por la lluvia nos subimos todos desde casa de Marisa en la furgoneta. Que me toco ir sentada encima de él, pues se le puso que no era ni normal. Menos mal que fueron pocos metros, sino al final no sé qué hubiera pasado.

Ignacio - ¿No exageras? ¿Tanto se le noto?

Paula – Es que perdona, pero será tu hermano, pero no es normal lo que note.

Mi hermano seguía preguntando y su voz era distinta. Paula de pronto le dijo, pero que cerdo que eres si te has puesto cachondo, mira como la tienes. Ignacio le dijo pues que esperabas, uy si yo soy un cerdo, tu eres la cerda mayor del reino, solo de contarlo y recordarlo tienes el coño calado. Lo que tenías que haber hecho era mover ese culazo que tienes y hacer que se hubiera corrido. Ignacio no juegues con fuego que una no es de piedra, que estas tentando a la suerte y un día te encontraras con la cabeza adornada y por tu hermanito pequeño. Mi hermano con voz temblorosa por la excitación, le decía que todo quedaría en familia, menos peligro de que lo contara por ahí. Pude notar como estaban follando por los sonidos y ella le decía que era muy bruto en lo que le decía, pero Ignacio le decía que me provocara más descaradamente y luego le contara. Acabaron de follar con las protestas de mi cuñada que quería más, un solo orgasmo no le valía ya y mi hermano que le decía que se atreviera y me hiciera una visita.

Me tuve que hacer un par de pajas. En otra situación y si no fuera mi hermano, me hubiera metió en la habitación y me la hubiera follado delante de su marido. Por la mañana la vi en la cocina y mi hermano se estaba vistiendo, ella me pidió que la follase allí mismo, se apoyó en la mesa de la cocina y se levantó el vestido y no llevaba bragas. Me saqué el rabo y se lo metí de golpe sin preámbulos ni historias. Oímos a mi hermano y ella me decía que no me quitase que siguiese, pero al oír cada vez más a mi hermano, me quite, le baje el vestido y me senté en el otro lado de la mesa, cuando llego mi hermano y vio a Paula en esa posición le pregunto qué le pasaba y ella decía que le había dado un calambre en la pierna. Que ya se le pasaba. Ignacio decía que eso con un masaje se le pasaría y ella con voz enfadada decía que la dejáramos. Mi hermano y yo nos miramos como diciendo que mal genio.

Después de comer, mi hermano decidió salirse fuera, había un día de sol, cosa rara por aquí. Estaba sentado leyendo el periódico y le comentaba unas noticias a mi cuñada, que se asomó e intercambiaban opiniones, yo me acerqué agachado y metí mis manos por debajo de su vestido, ella al notarlo se apoyó en la ventana y abrió las piernas. Empecé a tocar su clítoris y su coño metiendo mis dedos. La muy cachonda lo estaba disfrutando y seguía hablando con mi hermano. Me coloque de tal forma que mi boca se pusiera en su coño sin ninguna dificultad. Se lo comía con una excitación inusual para mí, sentir y ver como disfrutaba y como mantenía el tipo ante mi hermano. Paula se puso a hablar en voz baja y le decía a mi hermano que con lo que le contaba ayer noche que la puso muy tontorrona y él le decía algo que yo no podía oír, no distinguía bien lo que decía, pero si oía como ella le decía que era un guarro, un pervertido y que no dijera más que la estaba poniendo muy malita. El seguía diciéndole cosas y lo que si pude oír es que la animaba a que se tocara allí mismo. Ella quito uno de los brazos con los que estaba apoyada en la ventana y lo metió dentro, pero no para tocarse que eso ya se lo estaba haciendo yo muy bien, se dedicó a acariciar mi cabeza y a empujarla contra ella cuando llego al orgasmo. Un orgasmo contenido y silencioso.

Me salí de debajo con mucho cuidado y ella dijo que iba a sentarse con él. Cuando se salió se acercó a mí me dio un beso como nunca y me dijo que había sido un orgasmo único. Le dije que si ella quería no sería el último del día, pero que todo dependería de mí, me miro extrañada. Se salió con mi hermano. Los oía que hablaban, pero no lograba enterarme de nada. Me prepare para salir con ellos, trate de poner cara de enfadado, contrariado. Causo su efecto porque mi hermano fue el primero en preguntarme que me pasaba. Quitando importancia, pero con mi misma cara de disgusto, le conté que me habían dejado tirado para esa noche del sábado. Que un grupo de chavales jóvenes, que tocaban música gallega y celta, nos habían invitado y al final los que iban a ir se habían rajado y me fastidiaba ir solo. Yo sé que a mi cuñada ese tipo de música le gusta y mi hermano no me defraudo, dijo a mi cuñada que fuera conmigo. Ella lo estuvo dudando, mi hermano nos dijo que cenáramos por ahí. Yo le dije que cenar en casa que hasta las 12 de la noche no empezaba y hasta dije donde, porque era cierto que había ese concierto. Paula tardo más de 15 minutos en dejarse convencer, lo hizo como si fuera un favor. Mi hermano fue un momento al aseo y yo le dije a mi cuñada que se vistiera bien guarra esa noche, me sonrió, sus ojos brillaron y me pregunto, ¿Qué se le ha ocurrido al degenerado de mi cuñado? No conteste a su pregunta y me metí dentro de la casa.

La tarde estuvo desaparecida y a la hora de la cena estuvo como ausente. Mientras mi hermano y yo hablábamos de todo, ella intervino más bien poco en la conversación. Fue cenar y nos dijo que recogiéramos nosotros todo que ella se iba a arreglar. Recogimos todo, yo me subí a cambiar y cuando bajé ella todavía no había bajado. Hicimos bromas mi hermano y yo sobre lo que tardaba. Bajo y la vimos, iba más vestida de lo que a mí me hubiera gustado. Llevaba un suéter de cuello vuelto. una falda de por debajo de la rodilla y botas de suela plana. Yo sabía que a mi hermano tampoco le había gustado, la diferencia que el si lo expreso. Haciéndolo en un tono casi ofensivo, le decía que parecía una señorona mayor. Paula se indignó o se hizo la indignada, se subió a la habitación e Ignacio subió detrás de ella. Volvió a bajar mi hermano, nos sentamos a esperar y al rato bajo Paula. Ahora sí que sí. Venía con una falda de cuero corta que faltaba poco para ser minifalda, una blusa de seda o raso, no sé qué era, con buen escote al llevar varios botones desabrochados y marcando pezones porque no llevaba sujetador. Y medias con unos tacones que yo no sabía cómo podía caminar así y mucho menos conducir, porque se empeñó en que conduciría ella. Yo exprese que no estaba de acuerdo por los tacones y ella me dijo que ella estaba preparada para todo. Mi hermano se reía por nuestra discusión y una vez en el garaje, ella de una bolsa que había en el coche, saco de una bolsa dos zapatillas sin cordones y se las puso, dejando los zapatos detrás. Sí que estaba preparada para todo.

Mi primera pregunta en el coche fue que había pasado, ella riéndose me decía que se había vestido de la otra manera, para provocar a Ignacio, que ella ya sabía lo que se pensaba poner, pero que tenía que hacer que Ignacio se creyera que había sido él. Y riéndose más me dijo y si le hago caso voy hasta sin braguitas ni nada. Yo le dije que vaya hermano que tenía. Ella me dijo que no había acabado ahí la cosa, que le había dicho que me pusiera cachondo para luego contárselo y que le había sugerido incluso, que si quería y me dijo que se lo dijo así textualmente -SI QUIERES LE HACES UNA PAJILLA- yo le decía que no sería para tanto, que lo mismo lo había interpretado mal y ella me decía que parte de hacer una pajilla había interpretado mal. Paula tocándome mi muslo me dijo, que en el coche seria incómodo y que no hacía muy buena noche para eso. Ahora el que me sonreí fui yo que le dije que yo no había dicho nada del coche y ella vacilante me pregunto, ¿es que vamos a ir al concierto ese de verdad? Nuevamente me reí y le dije que ella siguiera mis indicaciones. Una vez que entramos en la ciudad le fui indicando por donde tenía que ir. Llegamos al sitio y le dije que en el primer hueco que viera que aparcase. Nos bajamos del coche y ella se puso un chaquetón que hacia frio. Miraba para todos los sitios como buscando donde era donde podíamos ir. Le señale el sitio y se paró en seco. Me pregunto si eso no sería un local de parejas de esas y le dije que sí. Me dijo que ella no podía ir a un sitio así. Empezando a contarme todo lo que podía suceder si encontrábamos a alguien conocido, etc. Después de mucho tiempo logre convencerla, ante la promesa de ella que ahí no tendríamos nada entre nosotros y mucho menos con extraños.

Entramos en el pub que a mí ya me conocían y ella lo hizo muy nerviosa, era la primera vez que la veía así. Quisieron coger su chaquetón para que estuviera más cómoda y ella se negó, decía que de momento no. Nos pusimos en la barra, por ahí se veían a 6 parejas más, de la edad de ella aproximadamente. Aunque por dentro seguro que había más parejas. Quise enseñarle el sitio y era como si estuviera pegada a la barra. Con voz de enfado le dije que se acabara la copa que nos íbamos, ella me dijo que porque yo le dije que para hacer el tonto mejor nos íbamos. Me dijo que tenía razón y entonces se quitó el chaquetón y el bolso lo dejamos en la taquilla. Estando en la barra otra vez yo vi a mi amigo Samuel, que esa tarde había wasapeado con el diciéndole que iría con una amiga, nada de cuñada, al pub que si estuviera haríamos un trio o lo intentaríamos, que no estaba asegurado, él me dijo que le iban los retos. Samuel era un tío bien plantado y bien dotado, tenía 24 años recién cumplidos. Cuando le dije a Paula que iba a saludar a un conocido, casi le da algo, la tranquilicé diciéndole que era amigo mío, no suyo.

Estando hablando con Samuel me dieron un toque por detrás me gire y era un gran amigo mío y compañero de la universidad, era un año mayor que yo se llama Jasir y es un chaval africano que fue adoptado de bebe. Negro como un tizón, así se definía el mismo, no le gustaba que le dijeran de color. A mí me llamaba el blanquito, pero chistoso y buena gente como nadie. Era un portento físico, un deportista nato y no probaba nada de alcohol tabaco ni otras cosas. Yo no lo esperaba ahí y por lo que me conto era asiduo. Le presente a Samuel y le dije que estaba con una amiga, cuando le indique quien era, solo me dijo, que era una madura que se veía muy rica. Regresé con mi cuñada y le dije que no me había encontrado con un amigo, si no con dos. Ella inmediatamente quiso saber si le había dicho que era mi cuñada y les dije que era una amiga de fuera, eso era verdad. Se quedó un poco más tranquila.

Les hice una seña y se acercaron, por petición de mi cuñada la presente con otro nombre. Le dieron dos besos y nos pusimos a hablar, en un principio ella un poco tirante, pero luego se reía sobre todo con las bromas de Jasir y el cuarto negro, que decía que el, ahí tenia ventaja y chistes sobre eso. Notaba como se relajaba mi cuñada y con mucho tacto yo acariciaba su culo, sin muchas pegas por su parte, hasta que por la raja trasera que tenía el vestido, metí mi mano y empecé a tocarla, ella me agarro mi mano y la quito. Hasta que ya una de las veces no sé si por aburrimiento o porque me dejo. En cuanto mi mano llego a su coño, la humedad me dijo porque me había dejado. Propuse irnos a una de las mesas a sentarnos y nos fuimos los 4. Los asientos eran de dos, ella se sentó conmigo y Samuel en otro asiento y Jasir en otro. Al ser asientos bajos su falda quedo más subida, pero la poca luz no dejaba tampoco ver mucho, era más lo que se podía imaginar que lo que se podía ver.

De tanto insistir acecido a que le enseñara el local mientras ellos nos esperaban. Por donde pasamos o bien fimos a parejas juntas follando o las oímos por estar en sitios cerrados. En una de las paradas en las que nos quedamos mirando yo le metí mano a ella que se dejó sin decir nada, luego giro su cabeza y nos besamos de forma efusiva. Paula cuando dejo de besarme me pregunto si esos reservados se podían cerrar por dentro para que nadie se metiese y nos molestase le dije que sí y me dijo que fuéramos a uno de ellos los dos solos. Le dije que muy bien pero que me sabia mal dejar a mis dos amigos ahí solos y ella muy seria me dijo que ella no quería follar con nadie más, que conmigo tenia de sobra, para no forzar mucho la situación y viendo su firmeza le propuse que los dejara ver, que solo eso, que sería morboso, vi como dudo y el di un beso de gracias como si me hubiera dicho que sí. Fui a por ellos y se vinieron rápidos, les dije que hasta que no estuviera todo muy avanzado que ni se les ocurriera.

Paula estaba en la puerta de uno de los reservados esperando para que nadie lo ocupara y cuando nos vio llegar se metió dentro y a los otros fue como si los ignorara. Delante de ellos me dijo a mí, pero con la intención que ellos lo oyeran, mirar, pero no tocar. Nos fuimos desnudando ella y yo, llevaba un tanga tan pequeño y ajustado que realzaba su culo. Llevaba medias hasta el muslo, cuando se las iba a quitar le dije que no, que se quedara con ellas puestas y con los tacones. Yo desnudo me tumbe en la cama de tal manera que cuando ella me mamara el rabo su culo pudiera quedar a la vista de mis dos amigos. Al principio ella me lo mamaba de lado y al caer su melena, ellos poco podían ver, con mucho tiento hice que se moviera quedando su culo a plena vista de ellos, que hacían señas del buen culo que tenían. Se desnudaron los dos. A Samuel ya le había visto el rabo otras veces porque ya habíamos estado con otras mujeres juntos, pero lo de Jasir, hacia fama a lo que se dicen de los negros, era el que tenía mejor rabo de los tres.

La hice parar y que se quitara el tanga, ella no se giraba ignorando a los otros dos. Pero la hice girar y vio los dos rabos que se estaban pajeando a su costa, la tumbé sobre la cama y empecé a comer su coño. No hizo como solía hacer siempre que se lo comía, que era quedarse tumbada completamente, acariciarse sus pezones y tener los ojos la mayor parte del tiempo cerrados y cuando los abría solo era para mirar mis ojos. Esta vez, levantaba un poco la cabeza, haciendo un esfuerzo con su cuello, sus ojos se iban a los rabos de mis amigos. Se mordía los labios y veía como se apretaba bien los pezones. Pero no decía nada ni daba señales para que pasara nada. Tuvo un gran orgasmo. Me tumbe en la cama e hice que se sentara sobre mí. Mi rabo entro mejor que nunca, ellos veían su espalda y como mi rabo entraba en su coño, con la diferencia que ella lo hacía más descaradamente que otras veces, se notaba que se estaba exhibiendo ante sus dos mirones.

Una de las veces en las que nos besábamos, le pregunte si no le gustaría tener un rabo de esos, esta vez no hablo nada, mirándome de forma intensa, me dijo que no con la cabeza. Pero ya no fue un no tan seguro. Les hice una ligera seña y ellos se acercaron con los rabos bien tiesos el de Jasir daba hasta miedo. Cada uno se puso a un lado y ella cuando los vio, se puso bien estirada follándome con un ritmo lento. Miraba de reojo los rabos y luego me miraba a mí. En ese momento sabía que íbamos a follar los cuatro, lo único que a ella le costaría pedirlo, sería cuestión de facilitárselo. Jasir sin que yo dijera nada, extendió uno de sus musculosos brazos y acaricio la cabeza de Paula, que no dijo nada, pero note como se contrajo su coño. Al no recibir un rechazo tanto Jasir como Samuel empezaron a tocar los pechos de Paula, que se limitó a cerrar los ojos. El siguiente paso fue que los dos se agacharon y se metieron sus pezones en sus bocas.

Todo había sido en mucho silencio hasta que Paula dijo, ya está bien, alguien quiere follar mi culo de una vez. Jasir ni lo pensó, se puso un condón y se colocó detrás, haciendo que ella se agachase un poco. Notaba como tocaba su culo y le dije, Jasir méteselo ya no andes con tonterías, que esta es muy puta y su culo está bien estrenado. Jasir coloco su rabo y empezó a metérselo, la cara de Paula era tremenda y mirándola le dije, que puta te lo están abriendo otra vez, ella solo decía que si con la cabeza mientras resoplaba. Si quieres le digo que pare y ella con los ojos muy abiertos, sonriendo movió la cabeza diciendo que no. Veía las manos negras de Jasir agarrando las tetas de mi cuñada, que por lo que se ve ya tenía todo metido dentro. Nos movíamos despacio y ella nos dijo vamos hijos de puta que se note que sois hombres y no maricones, que sabéis follar a una puta zorra como yo. Ese desafío o reto fue aceptado al momento, nos la follábamos con ganas y Samuel se puso de pie sobre la cama, segundos tardo Paula en llenarse la boca. Si mi hermano lo viera, una pajilla, su mujer, su dulce y tímida mujer, follada por todos sus agujeros y bien follada, por tres buenos rabos. No lo sé seguro, pero se corrió tres veces seguidas y luego nos corrimos Samuel y yo. Ella se lo trago todo. Aunque me costó me quite, no me quería perder ver el culo de mi cuñadita con semejante rabo. Yo estoy fuerte, fibrado, pero era un espectáculo ver esa musculatura brillando, agachado sin estar de rodillas sobre el culo de mi cuñada que estaba a cuatro patas y como la penetraba. Mi cuñada se corrió dos veces más y en la última lo hicieron los dos juntos.

Ella se quedó tumbada, hubiéramos seguido porque los tres estábamos dispuestos a mas, pero ya era tarde, se suponía que el concierto ya había acabado, les hice una seña y se fueron. En una mesa había pañuelos de papel y se los pase a mi cuñada, que me miro sin decir nada, pero su cara era radiante. En ese momento lo único que me dijo fue que condujera yo la vuelta. Nos despedimos y después de pasar ella un rato por el WC nos marchamos. En el coche con su sonrisa perversa me dio las gracias por la sorpresa, que había sido muy buena y le conté que lo de Jasir no había sido planeado lo demás sí. Y ella me dijo lo malo es que me ha sabido a poco. Le dije que estaba hecha toda una puta. Ella tocando mi rabo y poniéndomelo duro me pregunto, ¿Cuándo subiré a la categoría de putón? Me desabrocho el pantalón se agacho y me estuvo comiendo el rabo hasta que me corrí en su boca.

Mi preocupación, mi inseguridad, llamémosle X, era que mi hermano estaría esperando para follarse a la zorra de su mujer y se daría cuenta salvo que fuese muy tonto y eso no lo creía. Así se lo dije a mi cuñada, que la veía muy tranquila y me tranquilizo diciéndome, que era todo mucho más sencillo. Llegaría a casa le contaría que me había puesto muy cachondo y que yo también me había puesto un poco, que lo tocaría mientras se lo contase y duraría poco. Porque seguro que desde que nos fuimos no había dejado de pensar en eso y si no se había corrido ya, que estaría a punto y esperando. Que estuviera pendiente que ya vería como era así. Cuando ya faltaba poco para llegar mi cuñada me dijo, Rober lo que tienes que tener muy claro es que tarde o temprano tu hermano se dará cuenta o nos pillara. Yo creo que será mejor follar delante de él, pero eso sí, ante la insistencia de él, si yo me quedaba más tranquilo, o que ella se encargaba de todo, que lo pensase.

Mi hermano nos estaba esperando viendo la TV, el irnos a la cama todos fue rapidísimo. Pude escuchar todo. Mi cuñada y en un tono para que yo no me perdiera nada, le decía a Ignacio que como estaba así de empalmado y le decía la cantidad de guarradas que habría pensado. El reconoció que, si llegamos a tardar un poco más, se hubiera corrido ya. Le conto una historia de que yo me había restregado contra ella, que había notado mi empalme sobre su culo, que luego fui al WC y que se colocaron dos chavales jóvenes detrás que le metieron mano, que todo eso lo que paso conmigo y luego con esos dos desconocidos le había puesto muy cachonda. Mi hermano le pregunto qué ya que había venido conduciendo yo porque no me había hecho una paja y ella le dijo que ahora no que luego se lo contaba y siguió contándose cosas sobre el concierto, hasta que mi hermano se corrió con la paja que le hacía. No quedo ahí la cosa, ella le dijo que venía muy cachonda que no la podía dejar así, que se bajara y se lo comiera. Al rato oí como mi cuñada se corría y le decía que nadie usaba la lengua como él. Mi hermano le dijo que le había sabido distinto su coñito y ella le dijo que era de lo cachonda que había estado toda la noche, cuando la realidad es que mi hermano había probado mi corrida con la de ella.

Oí como se iba al aseo. Mi hermano alzando la voz un poco más quería volver al momento del coche y ella le mando callar, diciéndole que yo podía oírle. Tendrá morro la zorra. Cuando volvió y ya en frio mi hermano le pregunto porque no se atrevió a hacerme nada y ella muy seria le dijo, mira Ignacio eso es jugar con fuego y con un fuego que nos quemaríamos. Ya sabes como soy tú me dices una pajita, pero sabes que cuando empiezo no paro y que no sería una pajita, que sería una mamadita como mínimo o una folladita, que eso es como solo la puntita, ¿te acuerdas? Luego vendrían los reproches. Mi hermano con la misma seriedad le dijo que ella sabía que no le reprocharía nada. Mi cuñada dio la estocada definitiva, no quiero que me contestes ahora, lo harás si quieres mañana por la noche aquí mismo, antes no querré oír nada. ¿Quieres que me folle a tu hermano? En caso de que si ¿Quieres que sea delante de ti? Esas dos preguntas me las contestaras mañana en frio nada de estando los dos calentitos. Y según lo que me contestes, yo te responderé.