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Mi cuñada – 14

en Amor filial

Después de lo sucedido sabía que la hermana de mi cuñada estaba en muy buena disposición para hacer con ella lo que quisiera, su cara viendo como follaba a mi cuñada su hermanita, la había dejado prendida, se había masturbado seguro. Bajo a ayudar a su hermana en la cocina, me puse con ellas y la miraba con todo el descaro que podía. Eso la ponía alterada, de tal manera que se cortó con un cuchillo, hice que viniera conmigo al aseo, porque el botiquín estaba allí. Se sentó sobre el borde de la bañera y de una forma muy recatada. Con una gasa apreté un poco el corte para que parara de salir sangre, que tampoco es que saliese mucha. Con el mismo descaro de antes, la miraba desde arriba, viendo su escote y ella al darse cuenta me sostuvo la mirada. Acaricié su mejilla y metí mi dedo pulgar en su boca medio abierta. Se quiso quitar, pero no la deje, fui consiguiendo que su rechazo se convirtiera en aceptación, note como lamio mi dedo un par de veces y cuando reacciono se lo quito de la boca.  

A la hora de la comida le pedí a mi cuñada que comiéramos en la mesa más pequeña que era redonda, ella me echo una sonrisa. Mientras comíamos, de vez en cuando tocaba el muslo o bien de mi cuñada o el de Xisela. Ninguna de las dos se daba cuenta de que hacía lo mismo con la otra. Nada más terminar de comer, Xisela se bue al aseo, lo que aproveche para toquetear a mi cuñada que se encontraba muy excitada como pude comprobar, cuando toque su coño. Me decía que la tenía todo el día igual, totalmente alterado su coño. Xisela tosió y volvió a tomar café, se notaba que se había echado agua en la cara.

Estuve así varios días, no la acosaba, porque cuando yo la evitaba ella me buscaba con cualquier excusa. La provocaba y nunca trataba de rematar la faena, era necesario que lo desease, que no se pudiese aguantar. Ese día llego el fin de semana, Olalla se quedaba sola, el marido salía a trabajar el fin de semana, que era cuando más le llamaban, para hacer sustituciones. Se quedaría con nosotros. Fui a ayudar a traer sus cosas y en el camino, ella estaba molesta por estar Xisela y yo le pregunté que cual era el motivo y ella me dijo, que como si yo no lo supiera, que no tendríamos nada de juerguecita. Yo le decía que porque ella quería y en ese momento le dije que todo era cuestión de meter a la hermana dentro de la ecuación. Paro de andar y me dijo, quieres decir que en vez de tres seamos cuatro, es eso y yo le dije que sí. Espere que me dijera algún improperio, sin embargo, me dijo que no era mala idea, pero que como le íbamos a poner el cascabel al gato. Con la ayuda de la hermana y la tuya, Olalla me dijo que la suya estaba garantizada, pero la de la hermana, la veía más difícil, casi imposible, yo para animarla le dije que era cuestión de convencerla entre los dos.

Tanto Olalla como yo poníamos caliente a mi cuñada, pero yo también ponía a la hermana. Al final del día estaban las dos hermanas más que ardiendo. Durante la cena la mano de Olalla se cruzaba con la mía, tocando a mi cuñada, que estaba espatarrada para darnos más facilidades y tapada con el mantel. También recibía lo suyo Xisela, pero solo por mi parte y encontrando muchas menos facilidades que con Paula. Xisela tenía la cara rosada y la mirada perdida en algunos momentos, era normal, ella sabía que entre nosotros tres había lo que había y que, si ella no estuviera allí, esa noche estaríamos follando seguro.

Terminamos de cenar y Paula me encargo que encendiera la chimenea del salón. Como Olalla estaba embarazada, Xisela vino a ayudar con la leña. En el garaje que era donde estaba también la leñera, me puse detrás de ella, le pegue mi rabo en su culo y presentí que era lo que ella deseaba y le dije, ahora no toca, pero esta noche iré a tu habitación y mi rabo te follara por todos tus agujeros, que ya sé que llevas mucho tiempo sin que te follen. Cogió un poco de leña y se fue. Encendimos la chimenea y cuando fuimos a la cocina, Paula le pregunto a su hermana que le pasaba y ella le dijo que los calores de encender la chimenea, no dando Paula mayor importancia. Mi cuñada ya tenía una bandeja preparada con botellas de aguardiente de hierbas y de café. Dos botellas sin estrenar. Xisela nos quería dejar solos para irse a dormir y no la dejamos. Entramos rápidamente en calor, entre la chimenea y el alcohol. Olalla llevaba la iniciativa y yo la seguía, hasta que empezaron a hablar de sexo. Que los jóvenes ahora lo tenían más fácil, etc. Hasta que me preguntaron a mi como era eso de ligar, lo de tener novia y todo eso.

Yo sin poder aguantarme la risa les decía que se habían quedado en la prehistoria y ellas me abuchearon. Les hablé de las folla-amigas y ellas no se lo podían creer, me decían que mentía y ya de paso les conté las aplicaciones que había en la red para todo ese tipo de cosas y otra vez que no me creían y vi llegado mi momento y más con la ayuda inestimable de Olalla. Las rete a que quien no tuviera la razón, se tendría que desnudar. Olalla me apoyo al segundo porque decía que no perdería, sin embargo, Xisela dijo que eso era muy fuerte que no y Paula tuvo que apoyar a la hermana. Olalla no se rindió y propuso que el que ganase diera un beso en condiciones a los perdedores. Después de la otra propuesta está la vieron más sencilla. Hasta que Xisela dijo que eso no valía, porque fuera el que fuera el resultado ocurría lo mismo y yo dije que quien ganase decía la duración, al final aceptaron, me fui a por mí móvil.

Delante de ellas me descargué la aplicación y se la enseñé, todas a la vez me dijeron que eso no quería decir nada. La aplicación yo creo que era la más conocida y al momento delante de ellas empecé a contactar con chicas. No se lo podían creer y por fin aceptaron que habían perdido. Xisela quiso echarse atrás y Olalla le dijo que ella en lo que se comprometía lo cumplía y Paula pensando que la cosa no iría a más le decía a su hermana que era un beso, que no era nada. De una manera incomoda dio al final el sí, puso la condición de que hubiera menos luz, que con tanta luz le daba mucha vergüenza. Paula se levantó encendió un par de velas aromáticas y apago todas las luces, quedando el amiente idóneo. La primera fue Olalla nos pusimos de pie y fue un beso tremendo se le notaba la misma necesidad que yo tenía. Fue un beso prolongado con lengua, pero más corto de lo que quisimos, no queríamos que Xisela saliera corriendo. Luego Paula, que nos besamos con muchas ganas, pero me clavo un dedo para que para y lo hice. Xisela antes de levantarse nos dijo, que ella no tenía por qué cooperar como ellas dos, que se dejaría, pero no participaría. Empecé a besar esa boca que me atraía mucho, ella era como un soldado, completamente firme y como una estaca. Costo meter mi lengua en su boca, la abrace con fuerza para que notara mi empalme y sin esperármelo que manera de besar, me agarro la cabeza y todo, un portento.

Terminamos y Xisela fue a la despensa a por unas pastas. Me levante para ir detrás de ella y antes de irme les dije que ellas fueran empezando y Paula dijo que no. Llegue a la cocina y Xisela estaba apoyada sobre la mesa con sus brazos, como tranquilizándose. No me oyó llegar y la agarre por detrás. Yo espera resistencia, se incorporó y echo su culo hasta que toco con mi rabo. Me suplicaba que la dejara, que éramos unos locos, decía todo esto mientras yo tenía mis manos en sus pechos notando sus duros pezones y ella moviendo su culo contra mi rabo. Nada más decía eso y me quite le di la razón y ahora se quedó contrariada, fui a la expensa cogí la caja de pastas y antes de irnos ella me pidió perdón, por si había hecho algo que diera pie a un mal entendido. Me acerque le di un suave beso en los labios, lo que se dice un leve toque de labios, la tranquilice y fuimos para el salón. Ella iba delante y yo mirando su caminar, esa noche me la fallaría. Freno en seco cuando entro al salón, no me choque con ella de milagro. Estaban Paula y Olalla dándose la paliza, que manera de besarse, estaban medio desnudas. Me puse de medio lado, quería ver la cara de Xisela, que estaba mirando excitada lo que pasaba. No quise decir nada para no estropear el momento y suavemente acaricie su culo, su silencio lo interprete con un sí. Fui de forma tranquila metiendo mi mano debajo d su falda, tocaba suavemente sus muslos y poquito a poco subía mi mano y llegué a sus bragas y ella movió sus piernas, aparte un poco las bragas y estaba muy mojada.

Me quito la mano y se quiso ir, pero no la deje, agarre su mano y nos fuimos a sentar junto a mi cuñada y Olalla, que nos sonrieron con cara de estar muy cachondas. Se acercó Paula y se puso de rodillas entre nosotros dos, acaricio la cara de su hermana y luego me desabrocho el pantalón y me hizo que levantara un poco el culo para quitármelo junto al slip. Cogió de manera firme mi rabo y le dijo a Xisela, si es que ya no sabía cómo tratar un buen pollón, paso su lengua por todo mi rabo, estaba de lado y mirando a su hermana. Al final la hizo ponerse junto a ella y le costó que acercase su boca a mi rabo, pero una vez que sus labios tocaron mi rabo, fue como con el beso, empezó a comérselo de una manera colérica. Ya estábamos donde quería, mientras yo me terminaba de desnudar, Olalla y mi cuñada, desnudaban a Xisela, que se dejaba hacer sin dejar mi rabo.

Una vez desnuda del todo, Olalla se colocó detrás de ella y le comía por detrás, Xisela se agitaba de una manera anormal, Paula se terminó de desnudar y me comía los cojones mientras su hermana seguía con mi rabo. Lo dejo y se fue detrás de Olalla y le hacía lo mismo que hacia ella a su hermana. Xisela era la que tenía el cuerpo más exuberante y los pechos más grandes y caídos, pero se veían muy apetecibles. Se paraba en su mamada, estaba cerca del orgasmo y se quitó, se sentó sobre mi polla de forma abrupta, agresiva se podía decir. Olalla y su hermana se quedaron sin saber qué hacer, hice que se acercaran y a Olalla no le dije nada porque se puso en un lado y le lamia un pecho. Mi cuñada me besaba frenéticamente y la boca le sabia a coño. Quise que le comiera el pecho a su hermana, pero se resistía, le agarre fuerte y la hice bajar hasta pegarla al pecho y lo conseguí, se lo mamaba con decisión y deseo. El orgasmo de Xisela fue escandaloso y muy largo. Al acabar le saltaron las lágrimas, le dio la risa y nos dio las gracias. Olalla no perdió el tiempo y cuando Xisela se levantó, se puso de espaldas y ante el asombro de Xisela ella misma se metía mi rabo en el culo y cuando lo tenía todo dentro, miro a Xisela para decirle, no mires así y comete mi chochito que me hace mucha falta, se agacho y se lo comía, Xisela miro a mi cuñada para decirle, Paulita este zorrón se ha comido ya más de un chochito, vaya manera de comerlo, ni tu ni yo juntas lo hacemos tan bien.

Paula se sentó a mi lado y mientras nos veía empezó a hacerse un dedo. La más lanzada ahora era Xisela que sin nadie preverlo, se fue hacia su hermana y se lo comía de forma desmedida. Yo le pregunte, cuñadita tiene razón Olalla y no nos respondía, solo gritaba hasta tener un orgasmo que coincidió con el de Olalla y con el mío. No era tarde, Olalla decía que se iba a dormir, que llevaba mucho sin hacerlo y el culo ahora estaba para el arrastre, Xisela decía que también se iba y mi cuñada les dijo, pues Rober y yo vamos a continuar, que me ha sabido a poco.

Como la habitación se quedaba con la puerta abierta, le dije si le daba igual y ella ni me contesto, me limpio bien mi rabo y se puso a comérmelo, consiguiendo otro empalme. Estábamos haciendo un 69 cuando sonó la musiquita del móvil, era el tono que tenía para mi hermano, ella lanzando insultos atendió la llamada. Me puso muy cachondo, verla boca abajo, apoyada sobres sus codos y hablando. La tentación pudo conmigo. Empecé a meter mi lengua por sus cachas hasta llegar a su culo. Mi cuñada abrió bien las piernas, le estaba poniendo tan cachonda como a mí. Con todo su morro le dijo a mi hermano, que justo cuando llamo estaba haciéndose una paja, ya que su hermana y Xisela estaban abajo. Eso debió de animar a mi hermano y ella quiso cortar la llamada porque así con la mano ocupada no podía seguir. Ignacio le dijo que usase el altavoz. Lo puso y nosotros seguimos, él iba dándole indicaciones de lo que tenía que hacer, de vez en cuando le preguntaba a ella y una de esas veces ella le decía, que ahora estaba fantaseando que él estaba mirando y llegaba un hombre y de forma violenta, se la metía por el culo.

Ignacio animaba para que siguiera contando. Se colocó en posición y me acerque con el rabo todo tieso y note alguien detrás de mí, era Xisela, que me pasaba la lengua por la espalda, fui metiendo mi rabo como quería ella de forma violenta y ella gritaba, diciéndole a Ignacio que así gritaría. Que era un portento de hombre quien la daba por el culo. Fuerte y potente. Xisela, acerco su boca a mi oído y de una forma casi inaudible me dijo, que ahora venía lo mejor. Me lamia el cuello y me metió dos dedos en el culo, que bruta y que puta que era, pero me estaba gustando. Me deje llevar, lo único que me hubiera gustado poder hablar. Mi cuñada que mientras follaba su culo se hacía un dedo decía que estaba muy cerquita ya y oímos como mi hermano se corría llamándola puta, guarra y más cosas. Mi cuñada se corrió detrás. Me extraño la forma de despedirse, fue un simple hasta mañana. Yo seguía follándome el culo y Xisela paro de follar mi culo, le dijo a su hermana que le dejara meterse debajo que se iba a enterar, mi cuñada con segundas le pregunto qué cuantas veces se había comido algún chochito y Xisela con total naturalidad, le dijo que desde que se casó no se había comido ninguno, pero que hasta entonces, los había probado de todo tipo, jóvenes y mayores.

Se colocó debajo de la hermana se colocaron en un perfecto 69 y follamos los tres juntos y esta vez nos corrimos juntos mi cuñada y yo, Xisela todavía no, mi cuñada seguía y yo me aparte, corriéndose otra vez mi cuñada y detrás Xisela. Cuando se separaron, Xisela con mucha socarronería le dijo que le tenía que enseñar a comer un coñito en condiciones.