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Clara, Clarita, Clara. Madura, madurita.

en Sexo con maduras

Tengo a un buen amigo en la uni que llamare Luis, es de mi edad y desde que nos conocimos nos llevábamos bien. Salimos algunas veces, pero él no era mucho de salir. Más tarde me entere que era por falta de dinero y aunque no es que me sobrara a mí, trate alguna vez de invitarle y lo conseguí pocas veces. Después de las fiestas de navidad, teníamos que presentar un trabajo, lo más importante del trabajo es que fuera realizado por más de una persona. Nosotros nos pusimos 5 personas para hacerlo, a la semana una se quitó y nos quedamos 4. Durante más de 1 mes estuvimos trabajando en él y ahora solo quedaba darle forma. Eso se le daba bien a Luis y se ofreció para hacerlo. Quede en ayudarle y hace unos días me invito a su casa para terminarlo. Me hubiera gustado más hacerlo en la biblioteca, pero insistió y me supo mal decirle que no, porque no quería que lo tomara como un desprecio. Una vez que acepté me di cuenta que poco sabia de él, que tenía un hermano más pequeño, que sus padres estaban divorciados y nada más. Paula cuando se lo conté se reía y me decía que lo mismo le gustaba yo. Yo sabía que no, porque le gustaba una compi de la uni, pero que no se atrevía a decirle de salir por su situación económica.

Se me había ido al traste el fin de semana, el viernes nos fuimos a su casa al salir de la uni. Vivía en un buen barrio y el piso era grande. Me choco con lo poco que me conto. Estábamos solos en la casa y llego el hermano del colegio. Se metió en su habitación y seguimos hablando. En ese momento se abrió más, me conto que el divorcio de sus padres fue muy malo. Abogados, pleitos y al final el piso para su madre de momento, mientras ellos fuesen menores o estuviesen estudiando. Como él era autónomo y con la excusa de la crisis, la pensión que pasaba era una porquería, que no daba para pagar ni los gastos de la casa. Que su madre no le quedó más remedio que trabajar en un negocio, que solo el alquiler del negocio, porque cogió un traspaso, era muy grande. Que trabajaba de la mañana a la noche y solo descansaba los domingos. Según le escuchaba se me ponía mal cuerpo. El drama no termino ahí, resulta que sus padres eran casi familia, que ella se quedó embarazada de él siendo muy joven y el padre más mayor, que se casaron y al final el padre se fue con otra más joven. Yo pensaba que todo había ocurrido hacia poco, pero que va me dijo que 11 años habían pasado ya. Lo que note mucho rencor. Estaba dolido porque por culpa de él y de su hermano, su madre estaba esclavizada para sacarlos adelante, que no recordaba a su madre saliendo ni sola ni con nadie. Un dramón, lo mejor para aceptar otro día una invitación.

Para cambiar la situación de depresión que me estaba entrando, propuse empezar a trabajar un poco y nos pusimos a ello. A las 8,30 en punto, me aviso de que iba a ir preparando la cena, yo con la disculpa del trabajo, me quede en la habitación solo por no escuchar más penurias, no por no escucharlas, es que veía que cuando me las contaba él se ponía peor. Entro en la habitación y me dijo que fuera con él, que su madre había llegado y me la quería presentar. Menudo planchazo me llevé cuando la vi. Era ni más ni menos Clara, la mujer que tenía un bar, al que yo iba casi todos los días por verla y le tiraba los tejos de una forma descarada. Me quede como tonto además de cortado, no sabía que decir. Fue ella la que riéndose me saco del trance, diciendo, hombre si es mi joven conquistador. Luis enseguida pregunto y menos mal que contesto su madre, que dijo que yo era cliente del bar, el más educado y siempre con una palabra bonita. Al oír eso Luis se quedó más tranquilo.

Su madre se fue a cambiar de calzado y al aseo. Luis me pregunto y no le dije la verdad, me limite a decir que, si solía ir a su bar, porque hacían buenas tapas y se comía bien y por supuesto que su madre era muy amable. Lo que no le dije, es que las últimas conversaciones con su madre fueron de alto contenido sexual, pero no de forma directa y terminando ella siempre las conversaciones de que porque era mayor que yo y porque tenía hijos, que si no. Sin acabar nunca la frase. Lo que nunca hizo fue que le pedí que se pusiera un vestido que llevo un día y no lo volvió a llevar, un vestido que me enloqueció, por su escote, por lo ajustado que le quedaba, por cómo se veían sus piernas. Siempre me decía que lo mismo un día me daba una sorpresa. Y ya estaba harto de que no me diera la sorpresa. Del resto del día no contare más porque no hubo nada destacable, la madre y el hermano pequeño se acostaron muy temprano y Luis y yo seguimos trabajando. Acostándonos un poco más tarde y Luis no había caído en la cama cuando ya estaba dormido y como roncaba, menuda noche me dio.

Por la mañana oí ruidos y me levanté, era Clara que estaba en el aseo, se odia oír el agua y el calentador de gas a pleno funcionamiento. Una vez que paro el sonido, me di un poco de tiempo y fui al aseo, que ya había visto el día anterior que el pestillo no funcionaba. Abrí la puerta como si no supiera que había alguien dentro. Por poco, había tardado más de lo que yo creía, estaba con sujetador, se me quedo mirando y yo mirándola, más bien mirando sus melones, tapados con un sujetador blanco. Tarde en reaccionar y le pedí disculpas, solo dijo que tenía que arreglar el pestillo, volví a cerrar la puerta y me fui a la cama empalmado como un burro. Si no hubiera tardado tanto la hubiera pillado sin pantalones ni sujetador ni nada. Estuvimos trabajando toda la mañana y ya estaba prácticamente acabado todo, por lo que si dábamos un apretón antes de la noche estaría acabado y me podría escabullir para tener una buena noche de sábado.

Cerca de las 2 de la tarde, Luis me dijo que comíamos en el bar. Que así echaba una mano a su madre. Nos fuimos los tres y el bar estaba lleno. Se metió detrás de la barra a ayudar a su madre y luego comeríamos nosotros. Me metí yo también a ayudar. Clara no dijo que no, lo primero que hizo fue pedirme que me llevara unas cajas con botellas vacías y trajera dos cajas de cerveza. Al pasar por detrás de ella y con el espacio reducido que había, me roce un poco con ella y eso que trate de evitarlo. Cogí la caja con las botellas vacías y al volver a pasar y viendo que Luis no me veía, roce con mi paquete bien el culo de su madre que ni se inmuto. Había sido muy osado, pero estaba dispuesto a serlo más. Abajo en la bodega, antes de subir, me coloque el rabo en el centro, que lo tenía para un lado, deje una caja llena en un lado y la otra la lleve para el otro y cuando pase, me roce bien con el culo de clara e hice hasta una paradiña, apretándome bien como si fuera accidental. Estaba que me la follaba sobre el mostrador. Luis iba a entrar cuando su madre le dio un bayeta húmeda para que limpiara unas mesas que habían quedado libres. Yo me busque una excusa para volver a pasar por detrás de la madre. Y la sorpresa fue que cuando lo hice, ella se echó para atrás rozándose más conmigo.

No nos decimaos nada, pero la cosa siguió subiendo de intensidad, como si el contacto entre nosotros fuera accidental. Yo sabía que de accidental nada y esperaba ver que sucedía según trascurría el tiempo y ya la idea de quedarme la noche en su casa me iba pareciendo mucho mejor, las prisas por irme se me quitaron. Que estaría difícil lo asumía y espera ver si ella daba algún paso más importante. Cuando se fue casi toda la clientela, Clara echo los cierres y Luis extrañado le pregunto por ello y ella dijo que cerraría antes que estaba cansada de toda la semana y que total los sábados por la tarde en esa zona había poco trabajo. Nos pusimos a comer y como el hermano pequeño tenía un partido de futbol, la madre le dijo a Luis que llevara a su hermano al partido. Él le decía que primero la ayudaría con las cajas y lo que faltaba, Clara le dijo que el llevara a su hermano y que yo le ayudaría e iríamos directos hasta su casa. Luis se enfadó por comprometerme al decir eso y yo le conteste que no me importaba, que llevara a su hermano, que yo lo entendía y que un momento ayudaba a su madre. Luis me lo agradeció mucho y al terminar los postres se llevó a su hermano.

En cuanto se fueron sus hijos ella se puso a fregar a mano lo que habíamos ensuciado, porque el lavaplatos del bar ya estaba lleno y funcionando y para no perder el tiempo se puso a fregar. Me pidió que rellenara una cámara que las demás ya estaban y tuve que pasar a coger la caja de bebida, esta vez el roce fue mucho más descarado por las dos partes. Cuando cabe de rellenar la nevera, me pidió que bajara las cajas vacías a la bodega. Cogí las que pude y ella me dijo que ahora bajaba ella el resto. Las coloqué y ya no tenía más sentido hacer tiempo hasta que bajara, las escaleras eran estrechas y ya bajaba ella, venía muy cargada, me ofrecí a ayudarla y cuando cogí varias cajas, el dorso de mis manos rozaron totalmente sus pechos y ella seguía sin decir nada. Una vez en la bodega, que estaba muy bien organizada y muy limpia, colocando las cajas que yo había dejado mal, busque el mismo roce que arriba y ocurrió lo mismo que las otras veces. La diferencia estuvo en que esta vez yo, agarré sus caderas y me apreté bien a ella, Clara lo que hizo fue apoyarse sobre unas cajas. Nuestras respiraciones se hicieron más profundas y ahora lleve mis manos a sus pechos, se incorporó y me facilito que la acariciara, movió la cabeza mirando hacia atrás y nos besamos.

Se terminó de dar la vuelta y el beso se alargó siendo mucho más profundo. En el momento que desabroche su pantalón, metí mi mano y llegue a su coño, se acabó la tranquilidad, ella empezó a desabrochar el mío y se le notaba falta de práctica. El pantalón era tan ajustado que me costaba poder meter mi mano, lo que hizo que de manera apresurada ella se descalzase y se quitase le pantalón. Yo la imite y en un momento estábamos los dos desnudos. Lo más llamativo era el coño de ella, estaba muy poblado de vello, hasta ahora a todas las mujeres con las que había estado, de una manera u otra el coño lo tenían bastante escaso de pelo. Clara era una mezcla de ansiedad, inquietud, excitación y sin esperármelo y sin decir nada, mientras chupaba uno de sus pezones, ella que había colocado el pantalón sobre una caja, se sentó sobre él y me empujo muy discretamente mi cabeza hacia abajo, hasta llegar a su coño y mego un grito, que en esa bodega resonó haciendo casi eco. El orgasmo tardo poco en llegar y fue más estruendoso que el grito de antes y parecía que le costaba hasta respirar. Cuando me incorporé mi rabo quedaba a la altura justa de su boca y ella me la empezó a chupar, le tuve que decir tranquila, porque o no se había comido nunca un rabo, tenía mucha necesidad o hacia mucho que no lo hacía. Enseguida empezó a hacer una mamada de categoría especial.

La quería follar ya, la levante y antes de hacer nada, me dijo que o me ponía algo o no había nada que hacer, que no quería quedarse preñada, le dije que lo podíamos hacer por otro sitio y no habría problemas. Clara dando una pequeña carcajada me dijo, que esa era una de las grandes discusiones con el cabrón de su ex, que no quería por ahí, aunque luego se fue enterando que era de lo as normal, pero que por ahí no. Sin contestar metí la mano en mi pantalón y saqué un preservativo, entonces sí, se dio la vuelta y se colocó. Me aproxime para metérsela y me dijo que, con tranquilidad, que hacía mucho que no lo hacía y que yo la tenía bien hermosota, que con tranquilidad. Ni tranquilidad ni nada parecido, una vez que se la empecé a meter, que se notaba mi rabo apretado en ese coño, los dos nos movimos con prontitud, yo empujando y ella culeando. Teníamos los dos, buen ritmo, parecía una carrera, lo único que estábamos mudos, me apetecía decirle muchas cosas, pero me cortaba que fuera la madre de mi amigo y que a ella solo se le oyera respirar fuerte y gemir. No me sentía cómodo y me lie la manta a la cabeza, le di un pequeño azote diciéndole, vamos puta menea más ese culo que me tienes cachondo desde hace mucho tiempo, no te puedes imaginar las pajas que me he hecho a tu salud. Se movió más rápidamente mientras yo hablaba y tuvo otro orgasmo muy fuerte y no se relajó siguió moviéndose y me pregunto si era verdad lo de las pajas, le dije que sí y no le mentía, era cierto. Se lo volví a contar con más detalles y notaba como a ella le gustaba que le hablara fuerte. Le pregunte que cuanto tiempo llevaba sin follar y cuando me contesto no sabía si me mentía o no, porque me dijo que desde que se separó. Oírle eso me puso más burrote y la folle con más ganas. Una vez nos corrimos juntos, Clara dijo de apresurarnos que, aunque donde jugaba al futbol el hijo pequeño, Luis estaría a punto de llegar a casa, porque luego al pequeño lo traía unos vecinos. Mientras nos vestíamos quise saber si era verdad lo que me acababa de decir.

Yo - ¿Clara de verdad llevas tantos años sin hacer nada?

Clara – No te iba a mentir. Primero llego la separación de forma traumática. Se te quita las ganas de todo y más con dos hijos pequeños. Luego el divorcio que ya hace que veas que es definitivo y luego las trampas económicas. Todo eso me llevo a una depresión o algo similar, que me la tuve que quitar trabajando como una mula.

Yo – Sí que fue fuerte el asunto entonces. Lo que no entiendo con lo buenorra que estas, que nadie se te acercara.

Clara – Si acercar si se han acercado hombres y hasta una mujer.

Yo – ¿Y ninguno te gusto?

Clara – Si gustar si me gusto alguno, pero los que me gustaron tenían un defecto, que estaban casados. Y no quería problemas. Tuvo más posibilidad la mujer.

Yo – No me lo creo.

Clara – Pues créetelo, yo sabía que le gustaba, pero nunca se decidió a dar el primer paso, si lo hubiera hecho, no sé qué hubiera pasado. Y luego estas tú, que siempre andabas con tus dobles intenciones, pero muy joven para mí y no te tenia calado si lo decías por cumplir o que, porque tampoco pasabas de las picardías. Hasta hoy, que he visto que estabas muy lanzado.

Yo – me lo creo, me lo creo. Aunque sigo sin entender cómo has podido aguantar.

Clara – Por mi falta de decisión, porque tanto por internet, como viendo películas porno. Siempre me he dicho voy a hacer de todo, pero al final siempre me he echado para atrás, soy bastante cobarde.

Yo – Me gustaría vernos en otro sitio distinto y con más tranquilidad.

Clara – Ya veremos, ya veremos.

Llegamos a su casa y ya estaba Luis, que cuando me vio me dio las gracias, porque decía que, seguro que su madre me había liado en hacer algo más, que era muy típico de ella, primero colocar una caja, luego son 14. Le quieté importancia y le dije que no pasaba nada. En el trayecto hasta su casa ya me había advertido que en su casa no quería ni una mirada fuera de lugar, por sus hijos. Así que decidí seguir con mis planes y marcharme esa noche. Invite a Luis a venirse y con la excusa de rematar el trabajo, que él era un perfeccionista, rechazo la invitación. Luis fue al WC y Clara me dijo que desde el lunes 26 al 8 de enero, ella estaría sola, que sus hijos se iban fuera con su padre y me dio una tarjeta de su bar y por detrás el número de su teléfono móvil. Como llego Luis, al despedirme y de forma clara, le dije que yo me iba la semana siguiente a pasar la nochebuena y la navidad con mis padres y que esperaba estar aquí el 26 o 27. Luis puso mala cara y me dijo que en esas fechas estaría con su padre, que, aunque era mayor de edad y no tenía obligación de estar con él, no quería dejar a su hermano solo. Y m dijo delante de su madre, que como yo sabía dónde estaba el bar ya que lo conocía de antes, que, si pasaba alguna vez que le echara una mano a su madre y aunque ella me dijo que ni una mirada, mirándola a ella le dije a Luis, no te preocupes que en el momento que pueda me pasare por allí y le echare una mano a tu madre, le costó mantenerse firme, porque al final se le escapo una pequeña sonrisa.

Ya me iba y estábamos los 3 en la puerta cuando Luis me dijo que esperase un momento, que se acaba de acordarse de una cosa que me quería dar. Mientras no veía y pasando de lo que me había dicho, le agarre bien el culo y le dije en bajito, que como quería probar todo yo sería quien se lo enseñase y empezando por ese estupendo culo, Clara me quito la mano y le di un beso en la boca, que ella me correspondió fugazmente. Luis lo que me trajo era un diseño que había hecho el de un programa para ordenador, para que lo viera y le diera mi opinión, que ya me había dicho muchas veces que me lo dejaría.