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Noche cálida

en Lésbicos

Noche cálida.

Había sido una noche cálida, un poco húmeda en la casa. Su habitación estaba demasiado caliente, tendría que mandar a reparar el aire acondicionado, pensó Kendra. Ya se había desnudado, pero ni asi conseguia dormir. Al menos ya era viernes y el sábado era alentador. 

Tal vez el agua fría le ayudaría. Se levantó de la cama. Se puso una larga y delgada camisa blanca que abrazaba su manso cuerpo firme. A los treinta y cinco años aún se  mostraba enteramente preciosa. Sus tetas se abultaban poderosas por un buen pliegue en la parte inferior. Su culo, que empuja un poco la parte baja de la camisa, era firme y en forma de sutil corazón.

Su pelo todavía era rizado, con una maravillosa sombra de color marrón claro. Ella era un verdadero tesoro y a la mayoría les  parecía asombroso que ella estuviera soltera.

Se dirigió a su puerta admitiendo que el calor no era la razón por la que el sueño la evadía. No. En el fondo, sabía que la verdadera razón estaba en la habitación por la que tenía que pasar. Era la habitación de su hija Chelsea de quince años. 

Caminó un poco más cerca de lo normal, junto a esa la puerta. Su oído estaba enfocado y con toda seguridad, sin pretenderlo, lo había escuchado: el ligero gemido de una niña sobresaltada cuyas respiraciones son rápidas. Luego un gemido más, éste un poco más profundo. 

Kendra aceleró el paso y salió del pasillo.

Sabía que seguiría escuchando los intrépidos sonidos, y no se mentía a sí misma sobre lo que eran: sin duda, el sonido de una chica disfrutando del sexo. Esta vez, sin embargo, no es Chelsea quien gime, es Daphne su novia. Creyó estar segura.

Su encantadora hija, Chelsea, era lesbiana.

Chelsea había conocido a Daphne hace varios años. Las dos habían sido amigas de manera instantánea.

Un día Kendra las había sorprendido besándose. Kendra realmente ni siquiera podía decir que realmente aquello la sorprendió. De inmediato se puso a hablar con ellas. Ambas chicas estaban asustadas, pero Kendra les dijo que todo estaba bien. Les explico que incluso todo era una fase por la que estaban pasando. 

Kendra siempre había sido recta, pero, sabiendo que no corrían riesgo alguno, de embarazarse por ejemplo, decidió que las niñas podrían tener en esa casa una zona segura, para explorar su sexualidad, asi ella de sentiria mas cercana y actuaria ante cualquier eventualudad.

Mantuvieron la mayor parte de su actividad fuera de la vista de Kendra, para un poco caricias y tal. La casa estaba bien construida y las habitaciones resultaron ser a prueba de sonido, y realmente los sonidos de las dos chicas disfrutando entre sí nunca la habían molestado. 

Un día los padres de Daphne se enteraron de su orientación, expulsándola de casa, situación que provoco que la novia de su hija de mudara con ellas.

Las niñas habían vivido su relacion como una pareja recién casada por un tiempo. Después de eso, al año, una noche algo tomo a Kendra desprevenida. Las chicas habían invitado a una amiga, otra chica de su edad. Kendra simplemente tomo esto como una simple pijamada, hasta que decidió sorprenderlas a las tres, llevandoles una merienda de nocturna. Ella abrió la puerta, encontrando a Chelsea y Daphne, ambos culos desnudos al aire, con las bocas abiertas, jadeantes y extasiadas, sobre el cuerpo de una pequeña y desnuda amiga. 

Kendra se sintió sorprendida, jamas lo advirtió y retrocedió lentamente. Eso la había sacudido un poco, pero pensó que las niñas tan solo estaban disfrutándose, así que no habria ningún daño potencial. Sin embargo, la escena se había quedado con ella; era particularmente el tipo de expresion en la cara de las chicas. Había sido una mirada de éxtasis sexual a su maximo esplendor.

Kendra siendo honesta consigo misma, estaba celosa. Había pasado mucho tiempo desde que había sentido el toque de un amante. Simplemente, por alguna razon, ya no queria buscar a otros desde que se divorcio del padre de Chelsea. 

A partir de esa noche Chelsea y Daphne, con permisividad de la madre, tuvieron fines de semana ocasionales donde dormían con algunas chicas al azar, unas pocas repetian pero la mayoría de las chicas eran curiosas que venian una sola vez. 

Sin embargo cada vez que una niña se quedaba la noche Kendra, recordaba aquella primera vez, las caras de las niñas, retorcidas en una agonía deliciosa.

La masturbación le empezaba a ayudar cada vez menos. 

Todo esto huyó rápidamente por la mente de Kendra mientras sacaba una jarra de agua fría de la nevera y bebía profundamente. Estaba poniendo la jarra de vuelta cuando ella giró su cabeza, causando un grito de susto.

-¡Oh, Dios mío, señorita Patricks! -Era Vivian, la chica que le tocaba completar el trio esta noche, desprevenida, pues creia no encontrar a nadie porque tan solo llevaba era un par de diminutas bragas amarillas. 

Vivian era una belleza de pelo negro, con piel de crema pálida. Kendra no podía decir su edad, su cuerpo estaba en el apogeo de su desarrollo pero su cara parecía ser más joven incluso que su hija. 

-Lo siento mucho señorita Patricks, pensé que estaba dormida. Venia a tomar un poco de agua -tartamudeó tratando de cubrir sus delgadas tetas desnudas. 

-Relájate, cariño, no es algo que no haya visto antes -Kendra rió entre dientes y entregó la jarra a la chica.

Vivian se relajó al instante y tomó un vaso y vertio el agua. Tomó un trago rápido y unas pocas gotas cayeron por su barbilla hasta sus pechos hinchados. Ella devolvió la jarra y dijo:

-Parece que tuvimos la misma idea.

-Eso parece -replico y tomó otro trago mientras la niña pequeña vestida unicamente con sus calzones esperaba en la barra del fregadero. 

-¿Tiene problemas para dormir? -ella preguntó y Kendra asintió con la cabeza. -Pero es por nuestra culpa ¿verdad?

-No, -mintio Kendra -es sólo uno de los efectos del verano, supongo.

-Ok, -dijo Vivian

-¿Y tu? -consulto la madre de Chelsea

–Bueno, yo, yo vine porque no me gusta estar solo mirando, a una o a la otra. Realmente se aman mucho, ya sabe. Aun no estaba cansada pero la diversión se acabo, es decir, bueno que… usted me entiende. 

Kendra estaba muy segura de lo que había que decir a esta chica bastante abierta.

-Bueno, al menos la pasan bien. Es decir, afortunadamente aquí están mas seguras.

-Sí, mucho más cómodas también. Mejor que la parte trasera de un coche, con un chico tratando de entrar y estar ahi de fisgon -Vivian rió. 

Esto hizo  reir tambien a Kendra.

-Sí, alguna vez me ha pasado. -Ella Se ruborizó al darse cuenta de lo que dijo y se dispuso a cubrirlo. -Chicos. Al menos sabes como son.

-Claro que lo se. Aunque le pueda parecer extraño señorita Patricks igual salgo con chicos, pero también encuentro igual de divertidas a las chicas. Hm... Soy una puta, supongo jaja -dijo ella sin una pizca de vergüenza. -Y Chels y Daph, bueno, me encantaron desde que las conocí y no podía dejar pasar la oportunidad. 

Espero no le moleste mi sinceridad.

-No te preocupes. Dime ¿Ellas, alguna vez, han intentado algo con algun chico? -preguntó Kendra. 

Esto hizo reir a Vivian. -No, ellas dos sólo tienen corazón para ellas mismas. Y bueno, para otras chicas.

-Bueno, supongo que eso es bueno -dijo Kendra -¿Y son igual de intensas con las otras chicas?

-Bueno -dijo Vivian-, supongo que es un sí y un no. Depende.

-He notado que con algunas terminan agotadas, mientras que con otras solo se la pasan jugueteando.

-Bueno, desde que todo el mundo en la escuela sabe que son lesbianas,  aquellas chicas que tienen dudas, empezaron a consultar a Chelsea y Daph y bueno, ellas les ayudan, ya sabe de que modo. Yo lo he hecho por unas cuantas chicas y en realidad es un gran alivio para alguna de ellas, la mayoría solo es cosa de una vez y otras finalmente aprenden lo que quieren. 

Kendra estaba un poco aturdida. Ella se sentía orgullosa de sus chicas. Se había preocupado de tal vez tomar ventaja de la situacion de las chicas, pero ahora se encontró que ambas ayudaban a otras.

Vivian leyó el silencio. -Señorita Patricks, ¿cuando tenía nuestra edad nunca se pregunto o se enamoro de alguna chica?

-Huh -Kendra recopilaba sus pensamientos. -Bueno, no, en realidad, quiero decir que para ser honesta, me han gustado siempre los hombres, -se burló. -Supongo que yo también fui una puta en ese sentido jaja. 

-¿Y lo sigue siendo? -preguntó Vivian atentamente. -Tus secretos están a salvo conmigo.

-Eres un poco descarada, ¿verdad? -preguntó Kendra. 

Vivian sólo sonrió, como el travieso ser que su cuerpo sugeria. 

Kendra no había querido decir que el último y para cubrir su vergüenza ella se volvió hacia el frigorífico para poner el agua de vuelta. Estando de espaldas escuchó a la pequeña ninfa en topless.

-Bueno, gracias por hablar conmigo -dijo Vivian, -eres una madre muy guapa, muy atenta, la mía no lo haría tan bien como tu.

Kendra se puso de pie pero no se dio la vuelta. Fue hasta que sintió los brazos de Vivian deslizarse alrededor de su cintura. 

-Ya sabes, es una pena que tengas a esas dos teniendo toda la diversión en esta casa -dijo Vivian y ella se presionó en la espalda de Kendra pasando las manos sobre su estómago.

Kendra sabía que debía detenerlo, pero la sensación de ese cuerpo cálido en su contra era demasiado buena y antes de que Kendra pudiera reaccionar las delicadas manos de Vivian, ahuecó sus pechos aun cubiertos. Los dedos de la niña pincharon los pezones erectos y sensibles de Kendra.

El tacto era como una corriente viva transitando directamente al coño solitario de Kendra. Se sentía mojada. Kendra estaba paralizada por las sensaciones. Se quedó allí, dejando a Vivian rodar por sus tetas suaves. Sólo cuando sintió que la mano de Vivian se deslizaba por su costado y tiró del dobladillo de la camisa, Kendra encontró la voluntad de protestar:

-No. Tenemos que parar -dijo Kendra y tomó la muñeca delgada de Vivian. 

-¿Por qué? ¿Es porque soy una niña? -preguntó Vivian con una mueca. -Porque a estos no parecen no  importarle -y con eso le dio otro pellizco al pezón de Kendra. 

Kendra no podía hacer nada para detener el gemido que provenía de élla. 

-Incluso si quisiera una mujer -ella finalmente dijo, -eres la amiga de mi hija, eres demasiado joven, podría ser tu madre.

-Mi madre nunca me ha parecido tan caliente y deseable como usted señorita Patricks -dijo Vivian-. 

-Kendra, llámame Kendra -le dijo la voluptuosa mujer, de manera un poco tonta. -¿De donde vino eso? Pensó. No era tiempo de cortesías. Vivian todavía tenía sus brazos alrededor de ella y Kendra podía sentir los pechos jovenes presionándose en su espalda. 

-Bueno, Kendra, no serías la primera mujer mayor con la que he estado. Ya te dije, soy una puta, así que no es actues como si estuvieras haciendo algo para aprovecharte de mi. No estoy haciendo nada que no quiera hacer.

La camisa de noche de Kendra había sido demasiado corta para empezar y con todo el retorcimiento había subido mucho, dejando su coño expuesto. Vivian atacó con su mano, la que Kendra pretendía sostener por la muñeca; era ya de ella.

Era el contacto más ligero. Un mero tanteo de dedos suaves, como la textura de unas suaves plumas, a través de los labios exteriores de Kendra, pero eso era suficiente. Kendra dejó escapar un leve gemido que le hizo debilitar  las rodillas. 

-¿Por qué no llevamos todo esto a tu habitación? ¿No queremos que ninguna otra niña sedienta nos interrumpa  verdad?

Kendra estaba indefensa. Ella no tenía poder para luchar contra el deseo, contra esta tentadora jovencita. 

-Sí, vamos -fue todo lo que pudo responder. 

Se dirigieron por el pasillo al cuarto de Kendra. Vivian la condujo por la mano. Una vez dentro, por el resplandor de la luz nocturna, Vivian la abrazó esta vez desde el frente. Ella atrajo a Kendra hacia un profundo beso de lengua hasta el fondo de sus mejillas desnudas mientras dejaba que sus manos vagaran por la espalda de la treintona, por debajo de su camisa de noche.

Cuando sus manos encontraron la piel desnuda, Vivian se retiró con una sonrisa y dijo:

-Veo que has venido vestida para la ocasión.

Luego regresó para proporcionarle más impetuosos besos. 

Vivian entonces atrajo a Kendra a la elegante y acogedora cama tamaño King-size. Encamino a Kendra a su espalda y empezando por sus caderas, comenzó a besar ese camino hacia arriba mientras se quitaba la camiseta de dormir, pulgada por pulgada. 

Ella, acomodo su posición, tomándose su tiempo, besó su estómago plano y luego por los amplios senos, de forma agonizantemente lenta al exponer los pezones de Kendra. Primero hacia la izquierda, lo tomó en su boca, hallandolo compretamente erguido,  y lo amamantó con dedicacion. Luego continuo a su derecha e hizo lo mismo. 

Finalmente,  la habia frágilizado, Kendra echo la cabeza hacia atras. Con ello atacó el cuello de Kendra y los lóbulos de las orejas con besos y mordeduras de amor.

Sus manos seguían jugueteando con los pezones de Kendra y finalmente con un dedo empezó a trazar su camino hasta el coño hiperactivo de Kendra, deteniéndose justo antes de esa humeda raja y trazando diminutos círculos. 

-No soy una delicada obra de arte, señorita Patricks, siéntase libre de tocarme -dijo Vivian justo antes de volver a mordisquear el cuello de Kendra-. 

Kendra tomó la invitación y tentativamente puso su mano sobre el pecho expuesto de la joven. Eran pequeños, pero los pezones eran tan duros como los suyos. Kendra estaba asombrada por la pura emoción erótica que recibió de jugar con los pechos hinchados de Vivian. Sólo tenía que ir por más. 

Empujó a Vivian lo suficiente para que su boca llegara a esos suculentos y pequeños montículos adolescentes. Con un placer creciente, Kendra chupó un nudo rosado y hinchado en su boca. Ella fue recompensada al escuchar a Vivian soltar un gemido bajo.

-Muy bien, asi, asi, mi vida, solo déjate llevar. -dijo Vivian mientras se sentaba a horcajadas sobre Kendra, dando a la mujer mayor un mejor acceso a sus imberbes melones. 

Kendra procuro con lamidas, besos y mordiscos las tetas de Vivian. No pasó mucho tiempo antes de que Vivian estuviera retorciéndose y restregando su coño en el estómago de Kendra. 

Por su parte, Vivian amasó y pellizcó los pechos grandes, firmes de Kendra. Se inclinó y acarició el cuello de Kendra. Con más fuerza que antes, ella poso los labios en el delicado cuello y chupó con fuerza, dejando una marca latente. Kendra gritó de placer. 

-¿Estás lista para el evento principal, mi amor? -Y comenzó a besarse y lamer el cuerpo de Kendra. No había error en su objetivo.

Oh, Dios mío, pensó Kendra, realmente voy a hacer esto. ¿Realmente voy a permitir que otra mujer, oh, una niña? ¿Voy a permitir que una chica de edad de mis hijas lama mi coño? Kendra sabía la respuesta. Había llegado tan lejos y siendo honesta consigo misma, era la experiencia sexual mas erotica de su vida. Así que sin vacilar un momento, extendió sus largas piernas, revelando su glorioso coño afeitado a su joven amante. 

-Oh, eres tan hermosa -dijo Vivian. Se acercó lentamente hasta que pudo oler la excitación de Kendra. Entonces lentamente tocó su lengua a los labios exteriores y lamiéndole arriba y abajo hasta que los espasmos de la madura florecieron para ella.

Durante varios minutos Vivian trabajó con la lengua alrededor de la rendija de Kendra. Ella chasqueaba su clítoris y al chuparlo, ella usó su dedo para abrir a su amante, para conseguir un contacto más profundo y más firme. Kendra arañó las sábanas, gimiendo y mordiendo, tratando de tragarse sus gritos. No podía creer lo que esta joven le estaba haciendo a su sexo. Después de varios minutos más de este asalto oral, Kendra no pudo más, su cuerpo se sujetó y un grito se desgarró de su garganta. El mundo giró y Kendra fue atisbada por olas de orgasmos que la derrumbaban. 

Sus jugos escapaban y Vivian las absorbian siseando y pidiendile mas a su amante.

Después de un tiempo la niebla brumosa de extasis se levantaba y Kendra sintió a Vivian todavía jugando con su cuerpo. 

-Hmm… Eso ha sido increíble -Kendra jadeó. 

Vivian se movió hacia su cara y le plantó un profundo beso de lengua. Kendra podía probar su propio coño en la boca de la chica. 

-Bueno, ahora es tu turno -dijo Kendra. -Nunca he hecho esto antes, pero voy a dar lo mejor de mí. 

Vivian pasó la mano por el cabello de Kendra. 

-Hazlo como mas te parezca, solo dejate llevar -Era difícil creer que a pesar de ser más joven, Kendra era la que se notaba virgen. 

Vivian extendió sus piernas, delgadas, jóvenes, se,retiro el pequeño calzoncito y mostró su coño, premio de dieciséis años. Era una creación de absoluta belleza, toda rosa, brillosa, mojaca. Un pequeño mechón de cabello de Kendra se mantienia encima del suave  y desnudo coño.

Kendra no sabía qué pensar, pero la visión de este coñito tierno, suave y tan femenino le hizo querer correrse de nuevo. Colocó su lengua en la parte superior de la hendidura y trazó el contorno, ensalivando los labios hasta que estuvo a punto de cosquillear el pequeño y enrarecido brote rosado de Vivian. Propinó una nueva, larga y lenta lamida, su lengua se deslizaba entre los labios vaginales esta vez. El sabor del coño de la chica era increíble. Encontró el clítoris de Vivian y lo atacó con su lengua sin piedad, con severo ritmo, mientras Vivian se retorcia de alegría. 

Era como un momento surrealista para Kendra, desde que había visto a Chelsea y Daphne, habia deseado algo parecido, y ahora, si tan solo la vieran devorar esa rosada panocha, seguro la envidiarían.

El orgasmo golpeó Vivian como un camión descontrolado. Kendra encontró su boca inundada de la corrida, al tiempo que Vivian la empujó lejos de su sexo absolutamente complacido. 

Kendra se movió para acostarse junto a la pequeña traviesilla sexual. Compartieron algunos besos más, cuando Kendra se acercó a ella. 

-No tienes ni idea de lo grandioso que ha sido para mí, ha sido espectacular -dijo Kendra mientras acariciaba suavemente a los pequeños pechos de Vivian. -Supongo que ha sido una gran coincidencia que tuviéramos sed al mismo tiempo. 

Vivian rió y se acurrucó más contra su madura amante. 

-Sí, señorita Patricks. Aunque debo decirle que nunca tuve sed.