Claire nunca había llevado a sus hijas de aquella manera. Sí, es cierto que había llevado a las chicas a clase y a otros sitios muchas veces. Pero nunca con gemidos eróticos provocadas por ellas de fondo. Su amo le había quitado el anillo y lo había tirado al jardín. A ella le dio igual, el matrimonio había dejado de tener sentido en su vida. Y Phil estaría bien con la prostituta asiática que su amo había convertido gentilmente en su nueva esposa.
Ella estaba pensando en Gloria. Se lo había callado mucho tiempo, pero estaba claro que le tenía envidia, y que no soportaba que esa mujer más joven que ella fuese su madrastra. No soportaba su actitud, cómo se vestía y que todo el mundo quedase atrapada en sus redes. Y ahora él iba a ponerla de rodillas y a tirársela como una perra.
Los dos vibradores que llevaba bajo las bragas le provocaron un espasmo ante el pensamiento. Y ni tan siquiera tuvo que mirar atrás por el retrovisor para tener un buen merecido orgasmo. Aunque la vista era… bastante atractiva.
Su amo estaba sentado en el asiento de en medio, con los pantalones bajados. Hayley estaba agachada, comiéndole la polla como tanto le gustaba hacer. Alex, a su lado, guiando la mano que él tenía sobre su entrepierna mientras la masturbaba. Se besaban con intensidad.
_ Sabes… Podrías haberle pedido a Gloria que viniese por teléfono…_ Le susurró la hija menor, mientras tomaba la cabeza de su hermana y la obligaba a tragar hasta el fondo el miembro del hombre que ya había aprendido a amar por completo.
_ Oh… pero yo tengo… planes._ Dijo él, ahogando un gemido sin demasiado éxito.
Hayley se incorporó, enseñando la recompensa de su trabajo antes de besar a su hermana para compartir el regalo que él le había hecho. Claire estaba orgullosa.
_ Así que tienes planes._ Alex sonrió.
_ Bueno, tampoco tenía pensado llevarme a Phil y Dylan, pero… Nos hemos divertido con ellos, ¿Verdad
_ Sí, mucho._ Alex se relamió.
_ Pues eso. Vamos, bajaos. Hay mucho trabajo que hacer.
Él desapareció, y Alex volvió a sentirlo dentro de ella. Aunque intuía que iría saltando de una a otra. No era la primera vez. De hecho, después de que empezara la comida familiar, la abandonó. Y fue horrible. Aquella agobiante normalidad la estaba superando.
Pero si él no estaba con ella o le daba permiso explícito, no tenía ningún poder, así que tuvo que aguantar la cháchara de su abuelo, de Gloria… no fue hasta que se dio cuenta de que Mani estaba muy callado que su interés volvió a inflamarse. Se fijó en cómo Hayley le miraba fijamente. Percibió un repentino temblor en la mano de su hermana. Y entendió que le estaba sobando el paquete.
Estuvo a punto de escapársele la risa al ver la cara de su tío, completamente colorada. Pero se contuvo y se quedó en una sola sonrisa. La comida se volvió bastante más interesante.
Jay se marchó al salón y Gloria a la cocina. Su madre salió al jardín, y se quedaron los tres solos hasta que la propia Alex decidió dejar que su hermana se divirtiese. Después de todo aquel era el último día que iban a ver a Mani. Sin embargo, cuando salió a la piscina, se quedó observando. Su madre no estaba sola.
Aquello era lo más pervertido que había visto en su vida. Y no sabía si la asqueaba o la excitaba más de lo que quería admitir. Su abuelo estaba con los pantalones abiertos y una cerveza en la mano. Sólo con la polla libre de la ropa, penetraba a una Claire que estaba gritando de puro gozo.
_ Gloria no te folla así, ¿Verdad?_ Le espetaba mientras se empalaba.
Jay parecía ausente, Tenía una mano sujetando el culo de su hija para guiarla, pero no parecía percatase de que estaba allí mientras se tomaba su cerveza sobre aquella tumbona. Claire estaba empapada. Debía haberse tirado a la piscina antes de aquello. Subía y bajaba, subía y bajaba ante la atenta mirada de su hija. Sus ojos contactaron y la morena le guiñó un ojo y le enseñó el pulgar hacia arriba.
Claire expresó una sonrisa mientras se tumbaba sobre su padre y recibía toda su carga. Pero no se soltó hasta que aquel pene perdió toda su dureza. Se soltó, se lo limpió y se lo guardó en los pantalones.
_ Siempre que quieras Pa-Pi._ Dijo, marcando ambas sílabas.
Jay alzó la cerveza como respuesta, y Claire puso los ojos en blanco. Ni tan siquiera después de llenarle el coño de semen era capaz de dedicarle unas buenas palabras. Bufó y se tiró a la piscina. Decididamente no iba a echarle de menos en absoluto.
Alex lo entendía. Incluso mientras se había estado metiendo los dedos en aquella esquina había sido capaz de apreciar lo mucho que su abuelo ignoraba a su hija. Por suerte, la escena que contempló a través de los cristales después de girarse era bastante más emocional.
_ ¡Hayley, soy tu tío!
Mani estaba contra la mesa, y la mano de Hayley estaba justo sobre su paquete. Se lo apretaba y podía notar lo dura que tenía la polla a pesar de lo mucho que se quejaba. Y… sorpresa, mani estaba mucho más dotado de lo que parecía.
_ Oh… ahora dices eso. Pero sé lo mucho que fantaseabas conmigo cuando eras niño. Decías que estabas enamorado de mí._ Le susurró al oído._ Mani, hazlo… cumple tus deseos. Nadie tiene que saberlo.
_ ¿Nadie?_ Hayley atrapó la polla del latino sobre el pantalón, notando que latía.
_ Nadie._ Repitió, muy bajito y muy cerca de su oído._ Fóllame lo más duro que puedas. Y jamás lo sabrá nadie. Sin compromisos… sin agobios. Sólo tu cuerpo y el mío.
Hayley aferró aquella polla un poco más fuerte y Mani no pudo resistirlo más. La empujó sobre la mesa, abriéndole las piernas. Le levantó el vestido y vio que debajo no llevaba nada. Su depilada y húmeda vulva le estaba llamando casi con desesperación.
_ Tómame…
Mani casi no consigue bajarse los pantalones, que se quedaron atacados antes de conseguir quitárselos. Se sujetó la polla como buenamente pudo y finalmente penetró a su sobrina. Despacio, aunque la falta de resistencia le invitó a acelerar rápidamente y cogerla por las piernas. Sus gritos le animaban a seguir, y no tardó en olvidarse por completo de que eran familia.
Hayley le miró, los ojos ardiendo de lujuria, las caderas en un movimiento mecánico que engullía su polla como si la vida dependiese de ello. Mani aferró aquellos pechos y los estrujó con furia mientras continuaba clavando y extrayendo aquel taladro.
Ella estaba fuera de sí, se incorporó y se sujetó, besándole con intensidad. Aquel sueño que Mani había tenido en su infancia se vio cumplido cuando se corrió en las entrañas de su tía. Y como si fuera demasiado para su mente, se desmayó y cayó al suelo. Hayley no pudo evitar reírse. Pero tuvo el decoro de guardarle su rabo en los pantalones.
_ Eres mala, Hayley. Ni siquiera le has sujetado aunque veías que se caía.
Alex tenía una clara sonrisa mientras pasaba una mano por el trasero de su hermana y se lo sobaba.
_ Bueno, es que él no me ha dejado correrme.
_ Muy precoz para una potra como tú._ Alex le dio un azote._ ¿Vamos a ver qué hace el amo?
_ Sólo si me enculas mientras miro._ Hayley tenía su mejor sonrisa mientras sacaba el strap-on de su bolso.
_ Eres la mejor hermana del mundo. Vámonos._ Dijo Alex mientras se lo ponía.
Encontraron una buena esquina en la que se veía la cocina. Hayley también había sacado de su bolso una gagball, que se sujetó en la boca para no gemir. Alex no se lo pensó mucho y en cuanto vio a su amo entrar empezó a penetrar a su hermana. Su culito estaba estrecho, pero ella iba despacito. No tenía ninguna prisa.
Él acababa de entrar y Gloria se giró porque Stella había empezado a ladrar. Pero la perra no iba a intimidarlo.
_ Escúchame bien, perra. Siéntate y concéntrate en sacar la lengua, que es lo que se te da bien.
Y Stella lo hizo, Se sentó y sacó la lengua animadamente. Pero cuando él le pidió que ladrara, no fue la única. Gloria estaba también sentada cual perra, con la lengua fuera y gimoteando. En cuanto la vio así, con ese enorme escote, gimiendo y moviendo la lengua, se olvidó de todo.
_ Stella, sal de aquí. Y tú, perra, a mamar.
Gloria, que se veía a sí misma como “la perra”, en aquel instante, se acercó a gatas y sin más preámbulos, le abrió la bragueta con los dientes y se metió la polla en la boca. Pero él pareció cambiar de opinión porque se apartó. Gloria intentó acercarse, boqueando en busca de atrapar aquella polla, que sin embargo, no alcanzaba.
_ Gloria, despierta.
La latina recuperó la consciencia y se dio cuenta de que había un hombre desconocido en su cocina con el miembro fuera. En un acto reflejo cogió el cuchillo de cocina y le amenazó.
_ ¡No sé quién eres pero…!
_ Relájate, Gloria. Suelta el cuchillo.
El cuchillo cayó al suelo y Gloria se sintió repentinamente calmada. Él se acercó y la tomó de la cintura, susurrándole al oído.
_ Gloria… a partir de este momento vas a estar muy caliente. Vas a ser la mujer más zorra sobre la faz de la tierra. Completamente insaciable. Siempre insatisfecha. Así vas a ser a partir de ahora. Y harás todo lo que te diga. Es lo único que te satisfará.
La lujuria comenzó a relampaguear en sus ojos. Y de repente aquel desconocido empezó a parecerle bastante diferente. Le cogió por la camisa y le besó profundamente en los labios. Se sentó sobre la mesa y se subió el vestido. Él le arrancó las escuetas bragas y la penetró de un solo golpe.
El movimiento fue tiránico y cruel. Él no tenía compasión, y ella sólo ansiaba continuar. Su coño había sustituido a su cerebro y había una única orden que acatar. Continuar follando, intentar satisfacer. Era lo único que podría aliviarla.
Ella notó un orgasmo fuerte, pero eso no la detuvo, porque él estaba aún dispuesto a seguir bombeando. De un tirón hizo que los pechos, aquel enorme par de tetas, escapara de la prisión de su vestido, y Se los mordió.
Fue entonces cuando, mientras le acariciaba la espalda a su señor, las vio. Alex estaba penetrando el culo de su hermana en la entrada de la cocina. Sus ojos se tropezaron y Alex tuvo la desfachatez de saludarla. Fue entonces cuando tuvo su segundo orgasmo, acompañado de la descarga de él, que la llenó y la dejó caer al suelo.
Alex se acercó y miró a su amo. Él asintió.
_ Debes obedecer todas las órdenes que Alex te dé.
_ Hayley, pásame lo que te dije para esta ocasión.
Hayley sacó una correa de perro, y un collar. Alex se lo puso a Gloria con una expresión de absoluto poder.
_ Escúchame bien, perra. Eres mi mascota. Esta correa es una marca de cómo te dominio. Y el collar una muestra para todos de que eres mía.
La empujó y la tiró al suelo. Gloria respondió con sumisión. Se dio cuenta de lo que su dueña pretendía y puso el culo en pompa ante un tirón de la correa. Alex escupió directamente en su ano y se lo penetró de una sola estocada.
_ Pero qué dilatadito está… está claro que eres una guarra. Dime la verdad. ¿Cuánto te dan por el culo?
_ Todos los sábados dejo que tu abuelo me lo folle._ Dijo, gimiendo y haciendo sonidos propios de un animal. Se había tomado en serio el ser la perra.
_ Oh, pero eso se acabó. A partir de ahora tu cuerpo nos pertenece y te lo follaremos cuando queramos._ Alex tenía los ojos entrecerrados mientras perforaba, su mente estaba despejada._ Eres… nuestra…
_ Soy vuestrggr
Su confesión se vio interrumpida por la polla de su amo, que le llenó la boca una vez más. Esta vez no se retiró y continuó mamando, boqueando como una posesa, buscando llenar por completo su garganta. Él la tomó del pelo sin respeto y empezó a follarla. Hayley se acercó y se entretuvo besando a su señor y sobando las tetas de su hermana, pues no quería quedarse a un lado. Movía las caderas, masturbándose con el cuerpo de la latina.
El amo ejerció su poder, y el orgasmo que sufrieron los cuatro a la vez fue tan intenso que hizo que se tambalearan. Él tuvo que sostenerse sobre la encimera.
_ Vaya, veo que os habéis divertido.
Claire le dio una patada a su madrastra, que gimoteó sin responder.
_ Calma, mamá. Ya te follarás a esta puta. El amo tiene un nuevo destino para vosotros y Gloria se viene…_ Cogió a su madre del cuello y le dio un beso en los labios._ No estés celosa.
_ Está bien, está bien. Seré paciente.
_ Nos trasladaremos a la mansión, Amo. Yo me haré cargo de todo tal como esperas.
_ Esa es mi chica._ Dijo, besándole la mejilla._ Bernadette va a estar encantado contigo. Tengo otros sitios a los que ir. Otras chicas que conocer. Pero estaréis bien. Nadie hiere a mis zorritas.