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La uvas del otro

en Grandes Series

Apenas había entrado en casa cuando sonó el teléfono,tenía puesta su chupa de cuero empapada, hacía dos semanas que no dejaba de llover en París, y el paraguas dormido en algún cajón: era lo peor que tenía París , se ponía nervioso llevar un utensilio que una vez que dejaba de llover tenía que estar acarreandolo durante todo el día: el dichoso paraguas.

-Alo, dígame.

-¿Marc? Soy tu madre- sonó una voz tímida- ¿Marc me oyes? Por supuesto que la oía, simplemente se estaba dando unos segundos para elegir su tono de voz, hacía medio año que no hablaba con ella, y precisamente no fue muy amigable.

-Si madre- Eligió un tono neutro

-perdona si te molesto, pero... Tengo malas noticias-Está vez su tono había disminuido, se convirtió en un fino hilo de seda a punto de romperse, y así fue se oyó el llanto a través del teléfono, apenas recordaba cuando fue la última vez que vio llorar a su madre, lo más lógico a sería preguntarse cuánto tiempo hacía que no la veía, le dolía pero hacía tiempo que se había transformado en un fantasma del pasado.

-¿qué a pasado madre? Si no dejas de llorar no creo que me entere-El llanto disminuyó hasta quedar en susurro.

-Tu padre a muerto, lo siento, lo siento mucho-Un aumentó del llanto hizo que Marc tuviera que apartarse el teléfono pues no podía entender lo que había sucedido.

-Será mejor que regreses. Al escuchar a su madre una tormenta de imágenes le llegaron a la mente, era como un foto montaje.

-¿Por qué madre? Sabes muy bien que mi padre y yo nunca tuvimos relación. La ira se adueñó del tono, como sería posible que después de tanto tiempo lé pidieran volver.

- ¿ Es cosa del abuelo? - Hubo un silencio, como si al otro lado tomará tiempo de responder.

-Era tu padre. Dijo intentando reafirmar sus palabras-no te olvides, a pesar de lo que sientas sabes que la familia está por encima de todas las cosas, por favor vuelve.

De eso hacía dos meses, estaba en el último asiento del último vagón, por la ventanilla se veían pasar los coches, los miraba sintiendo envidia de toda esa gente, llegarían a sus casas abriría la puerta y se encontraría un hogar, su perro o gato mujer e incluso niños, en total un todo lo contrario a él, ni siquiera sabría si lo estarían esperando y por su puesto dudaba de que hubiera mucha alegría en su recibimiento, acababan de apagar las luces en el tren ahora solo estaban las de emergencia, con lo cual se podía olvidar de leer su última adquisición "Dispara yo ya estoy muerto" a pesar de llevar diez años en París y hablar francés a la perfección, le gustaba leer en su lengua materna, era lo único que no habían conseguido quitarle.

-¿Le molesto si quito el apoyabrazos? Sonó desde el otro lado del pasillo - Así estaremos más cómodos ¿No le parece? Era un joven e apenas veinte años, al lado una mujer de unos cuarenta muy bien llevados, el marido de esta tenía la cabeza apoyada contra la ventanilla, el sueño le había vencido.

-Si por supuesto. Contesto ella después de dudar unos segundos, preguntándose si ese muchacho guardaría las distancias, lo vio en la estación, estuvo nerviosa desde ese momento, no podía apartar la mirada de el, notaba como sus ojos azules recorrian su cuerpo y ahora estaba sentado justo al lado, ¿cuantos asientos podria tener ese tren? ¿Cien, doscientos ? Pues allí estaba, su marido no entendería que los dos asientos se hubieran convertido en uno, además era un muchacho más joven que ella<<¡por dios !si podría ser su hijo>>igual eran imaginaciones suyas, y tenía razón estarían más cómodos sin el apoyabrazos, o eso quería pensar ella, el muchacho era bastante guapo¿pero en que estaba pensando? Su marido al lado y ella cuestionando si el primer hombre que se sentará  a su lado era guapo o no.

Marc había tenido suerte, por lo menos el iba solo en su fila, podría echar una cabezada estirado, pero no era precisamente lo que más le apetecía, sabía muy bien que no podría dormir, más bien lo único que lograría sería un dolor de cabeza, pues siempre pasaba, si se empeñaba en dormir sin tener sueño al otro día dolor de cabeza asegurado.

Las manos del muchacho parecían perderse entre los dos asientos, la falda se iba subiendo despacio mientras ella dedicaba una mirada furtiva a su marido asegurándose de que seguía dormido, había escogido una falda a la altura de las rodillas, pues para viajar le pareció lo más cómodo, ahora ese muchacho lo estaba aprovechando para llegar lo más rápido posible al final de sus piernas, sabía que si se movía mucho su marido podría despertarse, y ella había permitido elevar el apoyabrazos:¿Qué no sabías lo que quería ? Sería la pregunta ,notaba cierta humedad entre sus piernas, esa mano firme con destino asegurado la estaba calentando.

-Por cierto, me llamo Juan. Se presentó el muchacho susurrando al oído ya con su mano en el triángulo.

-Por favor quita la mano. Dijo ella intentando no con mucha fuerza deshacerse de esa mano. Su voz sonaba entrecortada

-Hasta que no me digas tu nombre no. Decía con una sonrisa

-Por favor, si se despierta mi marido se va a liar.

-Dime tu nombre. Un dedo había vencido el tanga, estaba de camino al clítoris -Dime que no te gusta, dímelo y no continuo. Sentía su boca rozando el lóbulo de su oreja.

La boca de esta permanecía entre abierta dejando ver unos dientes blancos, intentaba mantener la cordura, su mano hacía cada vez menos fuerza permitiendo que fueran dos los dedos introducidos en su vagina. Su ruego cada vez era más débil así como sus piernas se iban abriendo hasta quedar en una perfecta v.

Sintió como le cogía la mano para depositarla entre las piernas de el.

-Sácame la verga, no sólo vas a disfrutar tu. Dijo abriéndose la bragueta para facilitar las cosas.

No tardó en tener esa verga en su mano y comenzar a masturbarlo, los dedos en su vagina hacían que sus caderas se movieran al compás que le marcaban las sacudidas.

 

Al otro lado del pasillo Marc los observaba sin dejar de pensar cuando fue la última vez que hizo el amor con Lú, creía recordar que fue hace seis días, todo iba bien hasta que le comunicó que tenía que regresar a Barcelona, supongo que no se lo esperaba, Marc había retrasado su vuelta dos meses cosa que le hizo albergar alguna esperanza a que renunciara, que se quedaría en París con ella, pero ¿que le podía ofrecer él? Aparte de ser un peso no podía permitirse el lujo de vivir a su costa, hacía más de un año que no conseguía vender un cuadro y los ahorros se habían esfumado con el alquiler del pequeño estudio, su abuelo había cortado cualquier contacto con el cerrando el grifón económico, ese que su padre le mandaba cada mes, quizás por sentirse culpable de haberlo mantenido alejado de su madre, tal vez fuera la única cosa que hiciera sin pensar en el mismo. Pese a todo se resistía a regresar, un día el padre Jean lo citó en un bar, le pareció extraño pues el padre no era de bares, jamás lo vio en uno, aquel día después de ponerse al día pues hacia un mes que no habían hablado, calculo el momento oportuno para convencerme de que mi deber era estar con lo nuestro, aún siendo consciente de lo que para mí supondría el hecho de regresar como un exiliado.-<>

 

Mientras el muchacho tenía apoyada la mano sobre la nuca de la mujer, estaba realizando una felación mientras su marido y prácticamente toda la gente del vagón dormía, todos excepto su compañero de fila, el cual no parecía muy interesado en ellos, hubo una sacudida en el muchacho que indicaba que la sesión daba sus últimos coletazos, manteniendo sujeta la cabeza y con un movimiento de cadera inundó la boca de ella que no pudo hacer más que tragar el semen, una vez terminado volvieron a sus posiciones iniciales, él se arreglo el pantalón mientras ella busco un pañuelo e su bolso para limpiarse los restos de semen que habían quedado impregnando su cara, al ver que no estaba segura de haberse limpiado del todo y temiendo que su marido al despertar lo descubriera se fue al lavabo, una vez allí se acabaría de asear, al cabo de cinco minutos regresaba a su asiento como si no hubiera pasado nada, el apoyabrazos ya estaba en su posición original.

Todavía quedaban cuatro horas de viaje y sus ojos seguían abiertos como platos, le daba tiempo de imaginar cómo entraría en casa de su abuelo, seguramente este estaría en la bodega, no pasaba un día sin que estuviera vigilando las cubas, a pesar de no llevar el negocio siempre estaba al pie del cañón, ese viejo testarudo no se daba por vencido, recordaba aquellas tardes de otoño cuando con apenas siete años le hacía ir con él a la viña de Sant Pere.

-Esta viña es la más antigua y la que mejor uva da.:<< Esta tierra va en nuestras venas, no lo olvides>> decía haciendo desaparecer un terrón entre sus curtidas manos.

Esa era su frase, creía que en cierta manera era cierto, pero dudaba que también estuviera en sus venas, lo dudaba jamás tuvo aprecio a esas tierras, solo le traían malos recuerdos, su padre apenas lo veía, su madre lo único que le importaba era la botella de cualquier licor, lo mejor que le pudo pasar fue ser desterrado al internado de los Maristas en Rubí, allí conoció al padre Jean su auténtico padre, le acompañó los últimos quince años, se convirtió en su ángel de la guarda, cuando se despidió de él mirándolo fijamente mientras le apretaba la mano dejó una frase que le marcó.

<< Recuerda, vigila tu espalda>>.

El llanto de un crío lo despertó, habían pasado la frontera estaban a dos horas de Barcelona, sus vecinos de fila estaban despiertos, no se veía ninguna señal que indicara lo que había sucedido dos horas antes entre el muchacho y la mujer, esta estaba hablando con su marido del transporte que deberían Cojer una vez llegaran a Barcelona, el muchacho se entretenía leyendo un periódico arrugado mientras miraba de reojo en dirección al matrimonio.

Eran las doce cuando entraban en la estacion de Sant, al salir pudo apreciar lo que se parecian Barcelona y Paris, si quitaramos el mar encontraríamos muchos puntos en común, ciudades cosmopolitas de la antigua Europa, vio cómo el matrimonio llamaba a un taxi, el muchacho se habría perdido entre la multitud llevandose el secreto con el.

-¡Marc! ¡Marc! Los gritos venían de una joven que atravesaba el vestíbulo con su mano levantada, llevaba unos tejanos junto con una camiseta de manga corta, sus botas de agua hacia resaltará entre la multitud de personas que estaban en el holl de la estación.

-¿Heres Marc?¿Verdad? La chica preguntaba con cierta timidez temiendo equivocarse.

-Si ¿Tu eres? No conocía a esa muchacha, estaba seguro que si la hubiera conocido no la habria olvidado, sus ojos azules y su melena rubia no se podrian olvidar.

-Soy Andrea, si no te importa vamos saliendo, tengo el coche en doble fila y aquí los guardias no perdonan, le dijo cojiendo una de las maletas de Marc, éste se dejo hacer ofreciendole una bolsa de mano que pesaba menos.

-Bueno, tu...¿Eres? Dijo una vez que habian salido de Barcelona dirección a Capellades.

-Jaja perdona, trabajo en las bodegas como enologa.

-Vaya, pues si que van excasos de personal que mandan a la enóloga.

 Lo dijo con cierta ironía.

-Si llego a saber que te molesta no te hubiera venido a recoger. Se notaba que el comentario la había molestado, <> pensó.

-No me entiendas mal, no lo dije para molestarte, pero supongo que sabrás que no soy precisamente la persona más querida en la bodega. Intentó calmar el tono, ella no tenía la culpa de que su familia fuera "un tanto especial" - Es más te lo agradezco, si no hubieras venido hubiera tenido que Cojer otro tren y con uno por día ya tengo bastante. Dejó escapar una sonrisa esperando que eso hubiera hecho efecto en Andrea, esta tenía fija la vista en la carretera pero sin darse cuenta miraba de reojo a Marc.

-¡Vamos ! no te hagas la dura, creo que podemos ser amigos y yo he comenzado con el pie equivocado ¿Hacemos las paces? Dijo tendiéndole la mano.

-Esta bien, Sr. Casanoves - Dijo tendiéndole la mano -Pero no crea que porque sea "el nieto" puede ir de prepotente conmigo -Dijo estrechando su mano firmemente. Realmente era de carácter fuerte, seguramente se había curtido en bodegas, un mundo todavía de hombres, aunque últimamente las mujeres habían realizado incluso mejores caldos que estos, pero el mundo gira muy despacio y el machismo está incrustado en la sociedad.

-Y si te consuela no he venido especialmente para ti, estaba en Barcelona y me venía de paso. Dijo dejando escapar una sonrisa a la vez que le guiñaba un ojo.- Dime¿Entiendes de vino? Preguntó.

-Apenas, mi mundo con los vinos no pasa de ser de un aficionado, nada que ver con lo profesional. En ese momento pensaba que estuvo mucho tiempo sin probar ni un solo vino, simplemente con verlos le recordaba a su padre, las mismo que con diez años lo mando al internado diciendo que era por su bien, fue Lú la que lo inició en catas, poco a poco fue aprendiendo sobre el mundo de los vinos, un día Jean le obligó a interesarse por ese mundo y le fue presentando a distintos elaboradores de la zona, donde realizó cursos de elaboración llegando a participar en la elaboración de algún caldo, había mentido a Andrea pero la frase de Jean<< vigila tu espalda>> se le había grabado a fuego en su mente, y de momento no sabía nada de Andrea, simplemente que era bellísima y que tenía un carácter fuerte, eso lo noto en el apretón de manos, se sabía que simplemente ese hecho te puede indicar el carácter de la otra persona, él era de los que apretaban y nunca dejaba la mano muerta ya eran dos cosas que odiaba <>

-¿Cuánto tiempo llevas trabajando en las bodegas?-Tenía la necesidad de saber más sobre ella, se iba a meter en un avispero y la información que le pudiera dar ella le resultaría muy valiosa antes de introducirse en el.

-Dos años y medio-Ahora se le notaba más relajada, la tensión creada prácticamente en sus primeras frases se había diluido.

-¿Estás con mi tío Grabiel? Intentó estirar un poco más del hilo, sabía perfectamente que su tío era enólogo y Sommelier.

-Pues sí y no - Su voz sonó con desdén- Estamos en el mismo campo pero en departamentos diferentes.

-No se te ve muy contenta - Había encontrado un hilo por donde estirar, intentaría tirar de él haber a donde llegaba.

-Si, claro que estoy contenta, tengo veinticinco años y soy enóloga de unas de las mejores bodegas de Cataluña sino de España ¡ Pues claro que estoy contenta!_ No le gustaba cómo estaba llevando la conversación "El nieto" bastante que hacía de niñera para que encima le tuviera que estar contando su vida.

 Será mejor que afloje el sedal o se partirá la línea. Pensó Marc.

<< La gata muestra las uñas>>

-¿ Te gustan los caracoles? Preguntó Marc, tenía que sacarla de ese estado para que a si se relajara.

-¿Caracoles? Su voz sonó incrédula -¿A qué viene eso?- dijo ella quitando la vista de la carretera.

-Te invito a comer, y así me cuentas un poco más de las bodegas, hace mucho que no veo a mi familia y la verdad que estoy un poco nervioso.

<< Lo que me faltaba, tener que poner al día "Al nieto">> Pensó.

-Veras, tengo trabajo acumulado y voy bastante retrasada, además no sé si eso entra dentro de los planes del Señor Carlos. -Se le notaba nerviosa, le habían ordenado recogerlo y llevarlo directamente a la casa grande.

- Vale entiendo que estés algo molesta por hacer de niñera, pero por las órdenes que hayas recibido no te preocupes, ya soy un poco mayor para hacer lo que quiera, si a ti no te apetece pues nada, llévame al matadero.- la miro con cara de cordero degollado- piensa que tienes el honor de llevar a la oveja descarriada al rebaño, a parte yo asumo toda la culpa.

-No me gustan los caracoles, pero si quieres conozco un lugar donde los hacen muy buenos.

Ese mocoso tenía el don de convencer a la gente, más le valía estar preparado pues << entre lobos el cordero siempre sale perdiendo>> no sé cómo se lo tomaría Carlos, aunque ella sabía cómo se cobraba los errores, las llamadas al despacho de este significaban tener que hacerle una mamada mientras su mujer observaba masturbandose viendo como su marido disfrutaba de una joven de veinticinco años debajo de su escritorio, así era la vida en las bodegas Casanoves, los errores los pagabas con sexo.

Todavía recordaba el día que fue a la entrevista de trabajo, jamás se hubiera pensado lo que le sucedería, tenía veintitrés años, acababa de salir de la academia y tenía una oportunidad de trabajar en una de las principales bodegas, era una oportunidad única, además recomendada por su amiga Susana, secretaria de Carlos, esta le había comentado que buscaban a una persona para ese puesto y ella tenía confianza con el jefe:<< la confianza ganada a base de follar con el>> pero eso lo supo después, allí estaba ella en aquel despacho esperando a que la recibiera, el aire acondicionado estaba puesto demasiado alto haciendo que sus pezones se marcarán en su camisa blanca, había escogido falda negra y camisa blanca con un sujetador de encaje blanco, un bolso negro a juego con sus zapatos de medio tacón.

La puerta se abrió y Carlos entro quedándose parado a su espalda, recuerda que se quedo helada pues no se atrevía a volverse, sentía como la estaba observando sin decir nada.

-Señorita Andrea, perdón por el retraso. Su voz sonó suave

-Buenos días Sr. Carlos - Dijo dándose la vuelta para observar a aquel hombre - No se preocupe.

Una vez sentado en su sillón haciendo de él como un balancín, su mirada iba de su currículum a sus senos descaradamente.

- ¿Qué nos puede ofrecer? Y ¿Qué aspiraciones tiene? Su voz había cambiado de tono, ahora eran duras, el lobo estaba acosando al cordero.

-Tengo unas de las mejores notas de mi curso, puedo ofrecer frescura a sus vinos aportándoles unos conceptos que podrían poner todavía más si cabe a la bodega por delante de sus competidores.¿Aspiraciones? No tengo techo con lo cual no se las podría decir.

En ese momento se vino arriba, había conseguido la mejor nota de su promoción y eso tenía un precio, además creía que los vinos Casanoves estaban un poco anticuados, habían sido los mejores en los últimos veinte años, pero surgieron pequeñas bodegas elaborando vinos de autor que estaban provocando un giro en el consumo de vino. Observaba como la estaba mirando, como si tuviera la vista perdida, suponía que un hombre como él tenía demasiadas cosas en la cabeza como para estar escuchándola, aquello no era más que puro formalismo.

-¿Susana puedes traerme la carpeta de Andrea? Dijo apretando la tecla del interfono, al otro lado se escuchó el sí de Susana.

Al momento apareció esta con una carpeta marrón y la depositó encima de la mesa, y dejando una sonrisa como despedida volvió a salir.

-Sabes que somos la mejor bodega del país, no nos podemos permitir errores, todas las demás bodegas esperan nuestros fallos para sacarle beneficio ¿Entiendes eso, no?

- Por supuesto - su voz salió con cierto temor, por primera vez tubo miedo, esa bodega era como jugar en primera división, no cabían los errores.

Carlos se levanto de su silla y comenzó a andar por el despacho siempre a la espalda de Andrea dejando que ella no supiera que estaba haciendo, el silencio se había apoderado del despacho haciendo que aún se pusiera más tensa.

- No nos gustan las sorpresas dime ¿Tienes algo que me pueda sorprender? Su voz se hacía más autoritaria. -Tu profesor era Manuel Jiménez ¿verdad?

No sabía dónde llevaba esa conversación, pero no creía que el supiera lo que había pasado con Manuel.

-Si, así es ¿Lo conoce?

- Andrea, yo conozco a mucha gente, y a gente que conoce a mucha más gente. Dijo sentándose en la mesa del escritorio delante de ella, desde esa posición podía ver la abertura de su camisa, Andrea empezó a dudar de sí misma: ¿ Sabría lo nuestro?

Carlos se giró para coger el sobre marrón y mostrándoselo a ella.

-Aquí tengo tu vida completa, gustos, aficiones, novios, familia toda tu vida está dentro de este sobre, te vuelvo a preguntar¿ Me llevaré alguna sorpresa? Dijo mirándola fijamente.

En un segundo toda su vida paso por su mente haciendo un repaso de cosas que pudieran perjudicarle, lo único había sido aquello con Manuel pero era imposible que lo supiera, y solo fue una vez.

-Tranquilo, no hay nada de lo que sorprenderse, de verdad. Dijo con cierto temor a que se le hubiera escapado algo.

- Bueno pues vamos a ver lo que tenemos aquí, aparecieron un puñado de fotos,desde luego que se habían molestado en seguirla -¿Qué piensa de que los profesores se acuesten con las alumnas?

Aquella frase cayó como una losa que la estaba aplastando como si de una hormiga se tratara: Lo sabía.

-¿Qué relación tenias con tus profesores? Una sonrisa marcaba sus rostro, sus ojos negros parecían atravesarla dejándola indefensa, se sentía una muñeca apuntó de ser destripada.

-No sé a qué se refiere.- Si lo sabía- era un buen profesor y nos llevábamos bien, no sé qué más decir.

Otra vez aquel silencio, los ojos de él ya recorrían su cuerpo, ninguna parte de el se había escapado a su inspección, empezó a mostrarle las fotos detenidamente.

-Aquí salís muy bien ¿No crees? -Era una foto de los dos besándose en el coche de Manuel en un descampado. -Supongo que serían clases particulares, pero espera tengo otra, haber... - Hacía como si la estuviera buscando haciendo más lento el momento de dar su estacada final - Esta es mi favorita. - Dijo mostrando a Andrea una foto, estaba realizando una mamada a su profesor en el mismo descampado pero esta vez fuera del coche.

- Sabes lo que pasaría si las bodegas se enteraran de esto ¡Vamos! Un profesor follando con una alumna, tus notas quedarían en entredicho, y para Manuel sería el fin como profesor.

- No se pueden meter en mi vida.. -Su voz se entrecortaba. -No tienen derecho.

-"Es mi vida" " No tienen derecho" Una mierda, mira en el mundo de los negocios no hay vida, ni tampoco derechos. ¿Dime qué hago ? En media hora  ya me has mentido. - Decía mientras agitaba la foto delante de ella. -¿Me puedo creer algo de ti?

Notaba como las lágrimas recorrían su cara, estaba hundida, se había equivocado con Manuel, fue un descuido, un maldito descuido, siempre tubo los pies en el suelo pero aquella vez se dejó llevar por su maestro, la ayudaba le enseñaba que ella podía conseguir cosas nuevas, descubrir nuevos coupage que sorprenderían al mundo, sin darse cuenta cayó en sus manos, a la mañana siguiente se dio cuenta del error que había cometido y zanjó el asunto con Manuel, solicitó el cambio de aula y lo enterró en su pasado, pero aquel día se dio cuenta que por mucha tierra que se echara sobre el, siempre vuelve como el ave fénix.

Tenía las manos cubriéndole la cara, no se atrevía a levantar la vista, no tenía el valor de enfrentarse a aquel hombre.

- Aquello...no influyó en mis notas. Consiguió que las palabras salieran lo más convincente posible.

-¿Seguro? ¿Cómo te puedo creer? Sé que me has mentido hace un minuto, ¿Dime? ¿Qué parte me tengo que creer? Dijo excavando más en la herida.

- Perdóneme por haber le echo perder su tiempo. - Dijo levantándose.

- ¿Te rindes? Creía que eras más que fuerte. Dijo irónicamente.

-¿A qué se refiere? Contestó.

-Ni siquiera me has preguntado qué por qué te he hecho venir si ya sabía todo esto.

- La verdad es que no lo entiendo, ni se lo que busca, pero no se preocupe no molestaré más. Dijo caminando hacia la puerta:Todavía le quedaba algo de orgullo.

-Necesito a alguien de confianza para crear un nuevo caldo. Soltó haciendo que se detuviera de golpe.

-Sabe mi historia, no sé qué más quiere saber de mí. Dijo sin girarse.

-Sabes, necesito alguien con ambición, que sea mis ojos y mi mano allí donde no llegue. Se había levantado colocándose pegado a su espalda, podía notar su respiración en su cuello.

-No entiendo nada ¿Porque yo? Sentía una mano subiendo por la espalda, su cuerpo estaba tenso, aún sabiendo que buscaba ella no hizo el mínimo movimiento.

- Tu eres ambiciosa, lo puedo notar, nunca podrás trabajar en otro sitio mejor que aquí. Su mano le apartó el pelo dejando el cuello descubierto, sus labios lo rozaban mientras ella apretaba fuertemente los puños. -No me digas que no te emociona el hecho de crear tu propio vino, de ser la jefa de tu departamento. Una de sus manos estaba acariciando sus nalgas por debajo de la falda.

- ¿ Y si digo que no? Lo dijo con un hilo de voz.

-No sería una buena opción, no puedo permitir que trabajes para la competencia ¿ Me entiendes, no? Su mano había salvado el tanga rozando el ano - Los negocios, nada personal- un dedo había conseguido llegar a la vagina introduciéndose, estaba mojada permitiendo la entrada fácilmente.

- ¿ Esto es chantaje? Dijo intentando mantener la voz serena, aunque le era casi imposible mantener las piernas firmes, en cualquier momento se caería de rodillas.

- Llámalo como quieras, pero mañana te quiero aquí, y para ser el primer día ven con falda, y puedes dejarte las bragas en casa, mañana quiero estrenarte, la soltó y dándole una palmada en las nalgas la invito a salir :A partir de ese día todo cambió.

 

 

-Por mí está bien. Dijo Marc -Sorpréndeme-. Hace mucho que no piso estas tierras.

Al llegar al pueblo de Piera tomó un desvío para llegar a Hostalets, todo lo que se podía ver eran viñas, sin duda era la tierra de la vid, era época de vendimia, uno de los meses más ajetreados del año a la vez peligroso, un cambio de temperatura o una pedrada podía arruinar el trabajo de un año, se veían cuadrillas de vendimiadores recogiendo la uva, era un trabajo duro que soportaban de sol a sol, los capazos podían llegar a pesar unos ocho kilos que una vez llenos se lo subían al hombro para transportarlo al tractor, se veían bastantes mujeres realizando el mismo trabajo que los hombres no había diferencia salvando que ellas normalmente cobraban menos.

- ¿Qué uva es esa? Preguntó sabiendo de sobra que era Muscat y Xare-lo, se dio cuenta que para estar a principios de Octubre no se veía mucha uva en las cepas.

-Muscat y Xare-lo dos de las tres clases que se usa para realizar el cava. -¿Qué planes tienes? Si no quieres no me contestes, igual me meto en algo que no debo. Quiso arreglarlo.<> la frase de su jefe le venía a la mente, seguro que en cuanto llegara tendría que informar.

-De momento quiero descansar y aclimatarme a la situación, pero la verdad no lo sé ¿cómo va la cosecha este año? No quería dar mucha información de sus planes, sobretodo por qué no sabía que tenía preparado su abuelo para el.

-Ha sido un año muy duro, el tiempo no ha acompañado, pero nuestra bodega no tendrá problemas cosa que los pequeños bodegueros tendrán muchas pérdidas.

Andrea giro para entrar en una pista rodeada de vid, preguntándose qué Marc o era un inútil o desconfiaba de ella pues no conseguía sacarle ni una palabra, lo llevaría a ver a Carles, a parte de ser un buen amigo con derechos, era un buen cocinero y podría preparar un buen plato de caracoles, haber si así se le soltaba la lengua.

Una masia apareció en frente de ellos, se veía un hombre de unos treinta años acarreando unas cajas, los ladridos de los perros avisaban a su dueño de que tenían visita, haciendo que este detuviera su trabajo, al reconocer el coche levanto la mano a modo de saludo, era Andrea, por mucho que rezara algo crecia en el cuando la veía,  sabia que cometía pecado, su alma estaba perdida, el bien mayor bien merecia su alma,hacía tiempo que no podía arrimarse a esa mujer, recordaba sus pechos entre sus manos recorriendo esos pezones rosados, era una mujer caliente a pesar de su juventud demostraba una gran experiencia en la cama. Se tocó el antebrazo cubierto por la manga de su camisa y susurrando hizo su credo.

¡Oh glorioso arcángel San Miguel!

el más próximo a la Divinidad

y el más poderoso defensor celestial,

símbolo de la lucha y la victoria sobre el mal,

arcángel puro y perfecto,

haz que permanezcamos fuertes ante la adversidad,

para que sepamos encontrar nuestra luz interior,

guíanos y protégenos en nuestros caminos

y con tu virtud ampáranos todos los días de nuestra vida..

Te rogamos nos ayudes: 

En unión con los Serafines

obtennos la gracia de abandonar el pecado

e inflama en nuestros corazones el Santo Amor de Dios. 

 

Vio que llegaba con compañía su semblante cambio y apareció una sombra, no sabía quién era pero seguro que tendría que aplazar sus intenciones.

-Bon día Carles. Dijo Andrea saliendo del coche.

-Bon día preciosa¿Qué se te ha perdido? Contesto con una sonrisa.

-Te traigo una visita. Le decía a la vez que le daba dos besos haciendo que sus pechos tocaran el pecho de este, cosa que creó un escalofrío en todo su cuerpo.

-Carles este es Marc Casanoves. Hizo las presentaciones mientras las manos de estos se unían en un saludo, Carles mantuvo su mano firme a la vez que clavaba su mirada en este, era "el nieto" el desconocido ereu.

-Hemos pensado que podrías hacernos¿ caracoles?_ lo dijo apoyándole las manos sobre el pecho de este, conocía perfectamente los puntos débiles de ese hombre, lo tenía enamorado y no dudaría en hacer lo que ella quería_ sabes los caracoles de Carles son los mejores de la comarca. _ decía usando su voz dulce haciendo que este se derritiera como un azucarillo.

-Bueno eso lo dice ella, no creo que sea verdad pero bueno lo podrás comprobar por ti mismo, pasad y poneos cómodos.

Los acompaño a la masia, era muy antigua y seguramente habría pertenecido a una familia acomodada, se podían ver los establos cosa que delataba la posición de los dueños, la clase mas humilde tenian los establos integrados en la misma casa,debía de tener cerca de cien años, pero se veía muy bien conservada.

Al entrar se apreciaba un gran salón, una chimenea que seguramente sería mas de adorno pues la calefacción en estos tiempos eran de gasoil, una estatua de San Miguel Arcangel colocado encima de esta hacia como de guardian de la sala, un olor a cera reinaba en el aire.

-Ya se que tu no bebes, pero ¿No tendras algo de vino para los invitados? Le insinuo Andrea.

Por un segundo Marc pudo ver una mueca de desagrado en la cara Carles: Sin duda no le había hecho mucha gracia el comentario de Andrea.

Desapareció por una puerta que sin duda llevaría a las bodegas.

-Me parece que no le a hecho mucha gracia tu comentario. Le comunicó a Andrea.

-Es un poco raro a lo que se refiere al alchol, pero es buena gente -Dijo sonriendo- siempre tiene un buen vino para las visitas, pero el no prueba una sola gota.

A los cinco minutos aparecio con una jarra de porcelana blanca y dos copas.

<< Eso si que era antiguo>> pensó Marc.

Sirvió el vino sin dejar de mirar a Marc, una mirada extraña de la cual no se podían sacar conclusiones, a éste no le acababa de convencer ese hombre, su mano no fue firme cuando lo saludo, y esa mueca que vio despues del comentario de Andrea lo tenia inquieto.

-Vamos a cocinar los caracoles, ya sabes Andrea como si estuvieses en casa. Dijo dirigiéndose hacia un pasillo que debería llevar a la cocina.

No habían padado ni dos minutos que apurando su copa de vino. -Voy a ver si me deja echarle una mano_ dijo levantándose para dirigirse hacia la cocina.

 

Tenía que comunicar que "El nieto" ya había llegado, se pondrían contentos con la notícia, el por fin sería recompensado.

Los caracoles estaban en una especie de jaula, le gustaba tenerlos sin comer uno o dos días, así se limpiaban y así lo habían hecho en su família durante mas diez generaciones.

Sintió unas manos agarrandole por la cintura, y al momento sintió unos pechos pegados a su espalda.

-No parece que te alegres de verme. Le decia mientras sentia sus manos bajando hacía su bragueta.

-Vamos a ver si es verdad.-El ruido de una cremallera delataba lo que se avecinaba.

¡Oh glorioso arcángel San Miguel!

el más próximo a la Divinidad

y el más poderoso defensor celestial,

símbolo de la lucha y la victoria sobre el mal,

arcángel puro y perfecto,

haz que permanezcamos fuertes ante la adversidad,

para que sepamos encontrar nuestra luz interior,

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y con tu virtud ampáranos todos los días de nuestra vida..

Te rogamos nos ayudes:

En unión con los Serafines

obtennos la gracia de abandonar el pecado

e inflama en nuestros corazones el Santo Amor de Dios.

Repitió su credo apretando el cuchillo que estaba usando para cortar un poco chorizo.

Andrea había sacado su verga que ya mostraba todo su tamaño, tomandola con sus pequeñas manos comenzó un movimiento de muelle haciendo que este tubieta que tirar su cabeza hacia atras debido al placer.

-¡Ups!Pues creo que si esta contenta de verme._ Ella sabía como nanejar e un hombre en pros de su interés, y Carles era importante para sus intereses, el sabía mucho de la competencia, y a ella no le importaba tener sexo " Nada personal solo negocios" se repetia en su cabeza, hacía dos años que jugaba con los grandes, y para ello tenia que usar toda su artillería, de momento le había funcionado.

Haciendo que se girará se agachó para saborear esa verga, necesitaba tenerlo contento, ella ya era toda una experta en la materia, comenzó suabe para aumentar la velocidad, no duraría mucho, las manos de el se apoyaron en el marmol sintiendo como se venía en la boca de la muchacha, esta al sentirlo aumento mas la velocidad, podía ver como se retorcia, sonreía para sus adentros no se equivocaba en cinco minutos tenía la faena hecha, trago todo y apurando con sus labios para que saliera toda limpia se la saco y mirandolo.

-¿Te gustó? Le preguntó manteniendose arrodillada.

Un movimiento de la cabeza afirmativo, fue lo único que en ese momento salió de el.

-Te toca ¿Cuantos kilos? Toda la sensibilidad había desaparecido, su tono se volvio autoritario.

- Los Russinyol este año estaran alrededor de una tonelada y media, todos los demas no llegarán a la tonelada. ¿Vosotros? -La miró esperando la respuesta.

-Sabes que ese no es el trato Carles. Ya te he pagado y muy bien ¿No crees? -Ella no daba respuestas, no se podía permitir una filtración, le costaría caro, le dio un beso en la mejilla y volvió al comedor.

Marc habia estado mirando por un gran ventanal, la casa estaba rodeada de viñedo, era cabernet souvignon, no era facil localizar viñedos de esa uva, sobre todo era zona del cava y practicamente toda la producción de esa zona se destinaba a su uso.

- ¿Te gusta lo que ves? Era Andrea, no se había dado cuenta de su presencia.

-¿Que uva es esa?

-Dijo dirigiendo su mirada al exterior

- Cabernet souvignon ¿ la conoces?

-No -Volvió a mentir-

-Se usa para hacer vinos de guarda.

-Es curioso que un hombre que no le gusta el vino, este rodeado de viñedo ¿Es productor? -Le había entrado curiosidad sobre Carles, su instinto le decía que algo ocultaba.

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Desde que piso tierra en España le venia a la mente esa frase, era como una señal, un Stop en la carretera que aunque no hubiera circulación uno se detenía, estaba en guardia constantemente.

-Ya te he dicho que es especial, el dice que por respeto a sus antepasados quiere mantener la viña, que el hecho de tenerla le da fuerza, aunque no haga uso de ella pues tampoco vende la cosecha.

-Ya tenemos aquí la comida, comprobemos haber si es verdad que hago los mejores caracoles de la comarca.-Dijo señalando una fuente llena de caracoles.

La comida termino sobre las cuatro de la tarde, Andrea apuro a Marc para salir lo mas pronto posible hacia la casa grande, Carlos no tendría que estar muy tranquilol, así que se despidieron.

Al verlos marchar Carles hizo la llamada, sus dedos se movian torpemente por los nervios de este, no sabria el humor del señor, esperaba que la notícia valiera la pena, si no sabia que sería castigado. Marcó el numero y permaneció a la espera.

-Díme. Esa voz hacia que su garganta quedara seca automaticamentem.

-Ha llegado "El nieto". Rezó por que no se molestará. Hubo un silencio que se le hizo eterno.

-¿Cuando? Esta vez sonó con cierta impaciencia.

-Hace dos horas. Se dio cuenta por el tono que al señor le había gustado la noticia.

- Ya sabes lo que tienes que hacer.

- Si señor, comenzaré a trabajar.

- Ire manu i manu et vinum peccatum.-Se oyó al otro lado de la línea.

-Ire manu i manu et vinum. Repitió con voz ceremoniosa.

FIN DEL PRIMER CAPÍTULO