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Marcos y familia final

en Amor filial

Lector, si buscas sexo en cada renglón del relato, lo siento pero no es tu relato, gracias.

 

Sali fuera y me senté al lado de mi madre esperando a que salieran, no tardaron,aparecieron como dos santas, riendo como si se hubieran contado un chiste.

 

 

Creo que mi egoísmo me nubló la vista, estaba tan pendiente de lo que yo quería que no vi la metamorfosis que estaba haciendo mi madre, aquella noche en la casa de María comenzó el cambio, pero entonces no lo vi, el hecho de querer tirarme a María me nubló la vista, Antonio y mi madre estaban creando un vínculo muy fuerte, mi madre se me escapaba entre los dedos y no me di cuenta.

Aquella noche después de que se acabara la cena, Maite y yo volvimos sin que nos vieran mi madre y mi tía a la casa de María, fueron unas horas de sexo entre los tres, directamente nos fuimos a una habitación contigua a la que estaba su marido durmiendo, pero eso no fue lo importante, realmente lo que quizás marcará un antes y un después vendría a la mañana siguiente.

Me levanté cerca de las doce, mi madre se había ido a trabajar dejándome una nota en la mesa de la cocina.

"Marcos, esta noche tenemos que hablar, procura venir pronto. Te quiero"

Eso no era normal, si me hubiese querido decir algo normal me hubiera llamado al móvil, estuve todo el día dándole vueltas, no pude estudiar media hora seguida sin tener que levantarme de la silla, después de todo un día dando vueltas sin sentido apareció mi madre.

-Hola Marcos.-Dijo sopesando las palabras.

En ese momento si me hubiera centrado en ella, me hubiera dado cuenta que su vestimenta ya había cambiado, una falda de tubo demasiado corta, unos zapatos de tacón de aguja y una camisa de cuello en "v" abierta casi hasta el ombligo dejando ver su sujetador, pero no simplemente al verla pensé en lo cómo sería quitarle esa ropa para besarle todo su cuerpo: El árbol no me dejo ver el bosque.

-Hola mamá.-Dije sin dejar de mirar su escote.

-Tenemos que hablar, pero déjame que me cambie primero, ok.-Dos besos fríos, castos de los que no dejaban recuerdos en mis mejillas.

Se encaminaba hacia su habitación como cada noche, yo siempre la seguía, me gustaba ver cómo se desnudaba, era como si cada noche la volviera a descubrir su cuerpo desnudo, siempre dejaba la puerta abierta excepto esa noche, la puerta se cerró detrás de ella dejando mucho más que a mí afuera, entró una anterior mujer y la que saldría sería otra, en el momento lo confundí con que mi madre no se dio cuenta. " Al cabo de los años he aprendido que los pequeños detalles marcan una vida, esa noche ya iban dos", me volví al comedor a esperarla, esperaba verla envuelta en su bata semi transparente, a la media hora apareció con unas mallas y una camiseta, todavía llevaba una toalla enrollada en su cabeza, el aroma de su champú invadió el comedor, se sentó en la silla cruzando sus largas piernas.

-Quiero que me escuches bien y pienses lo que vas a decir.¿lo harás por mí?.-Su cara marcaba la seriedad del momento.

-Si, claro, pero ¿qué pasa mama?

-Antonio me ha pedido que trabaje para el.

-¿Y dónde está el problema?.-Dije asombrado, pues no veía nada transcendental en la noticia.

-Hay más, y esto es lo que me preocupa, piensa que le he dado muchas vueltas.-Sus manos iban a echar fuego de tanto frotarlas.-También me ha pedido que me vaya a vivir con el, pues su despacho está en su casa.-Sus ojos se cerraron como si sintiera que hubiera dado un golpe y no quería ver el daño que había hecho.

-Uf, supongo que ya has decidido. ¿O me equivoco?.-Mi tono se estaba alterando, sentía mi corazón comenzar a latir a toda máquina.

-Dentro de nada harás dieciocho años, pero eso no me importa, Antonio me pidió que te dijera que su casa es tu casa, que puedes venir a vivir con nosotros si quieres, pero si preferías quedarte aquí nos haríamos cargo de que tuvieras una mujer para la faena de casa.

-Veo que lo habéis pensado todo, por qué supongo que es cosa de los dos¿no?

-¿Qué quieres decir que es cosa de los dos?, tú eres mi hijo, eso está por encima de todo.-Dijo levantándose de la silla para quedarse de pie delante mío mirándome fijamente a los ojos, esos ojos llenos de ternura se habían vuelto amenazantes.

-Solo sé que últimamente Antonio sale en todas nuestras conversaciones, ¿ya le has dicho lo nuestro?.-Al decir aquello sentí que un vacío se había creado, no lo quería decir pero en ese momento fue la única arma que podía usar.

-Si, lo sabe, y eso es otra cosa que tiene que cambiar.-Creo que mi corazón se salió de mi pecho y volvió a entrar.

-¿Qué?, ¿que más va a cambiar? Y ¿por qué?.-Se juntaron un millón de preguntas.

-Antonio...

-Otra vez Antonio, no me jodas.

-Si me dejas hablar, quizás comprendas, si no, pues nos vamos a la cama y ya está.-Dijo volviéndose a sentar.

-Claro, dime, seguro que comprendo todo.-Dije con ironía.

-Antonio lo sabe porque no quiero tener secretos con el, no, creo que me merezco poder estar tranquila sin miedos.Además que creo que es necesario por el bien de los dos, tú necesitas encontrar a alguien de tu edad.

La oía pero no la escuchaba, veía moverse sus labios pero su voz se perdía dentro de la explosión que había en mi cabeza, sentía calor en mi rostro producido por la rabia y el odio que estaba creciendo en mi, me sentía abandonado como un perro en la carretera.

-Marcos, ¿me escuchas?, ¿entiendes lo que digo?.-Mi madre se dio cuenta que hacía tiempo que me había perdido.

-Por supuesto, te has cansado de follar con tu hijo,¿no?

-Todo lo basas en follar, ¿eso es lo que soy para ti? La mama que me tiro cuando quiero, eso está muy bien.-La voz de mi madre salió rota.

- En cuanto cumpla dieciocho me iré a estudiar al extranjero como mi hermano.-La verdad es que nunca lo había pensado, pero en ese momento quería hacerle daño.

-Tu no eres como el.-La notaba muy nerviosa, sus ojos estaban a punto de ceder a las lágrimas.

-No eso seguro, si él estuviera aquí, seguro que no te irías.

-Te equivocas, si él estuviera aquí no le importaría un comino con quien me fuera, para el a diferencia de ti solo fui una madura para follar, y tú sabes que eso no es lo que sientes por mí, ojalá en eso fueras como el, esto sería mucho más fácil.

-¿Se puede saber qué es lo que he hecho ?

-No es culpa tuya Marcos, la culpa es solo mía, jamás debí dejar que pasara, pero es hora de enmendar mis errores, tú te mereces algo mejor que tú madre.-Sentía que me ahogaba.

-No te preocupes, por mí no habrá problema.

-Mira, Antonio me ha dado una llave para ti, tienes tu habitación, tú mismo, de todas formas no tienes que tomar hoy la decisión.-Consiguió decir sin que su voz se rompiera.

-¿Y mi padre?¿lo sabe?

-No me tengo que esconder de nadie, me dijo que podías elegir, quedarte aquí, venirte conmigo o irte con el. Nadie te va a abandonar, tú elige.

-¿ Y cuando te vas?

-Pasado mañana.

-Veo que no pierdes el tiempo, si te descuidas me lo dices por teléfono desde su casa.-La rabia había hablado por mi.

-Me voy a dormir, veo que esto no lleva a ningún lado.-Se levanto y sin mirarme se fue a su habitación.

Todavía no me lo podía creer, no lo entendía, pero que le había hecho Antonio para perder así la cabeza.

Esa noche no pude pegar ojo, me sentía extraño, abandonado, como un juguete roto, a la mañana encontré cajas por medio de la casa, supongo que mi madre tampoco pudo dormir, al verme me esquivo la mirada y continuó empaquetando sus cosas, decidí irme, no lo podía soportar, ni siquiera me despedí de ella,estuve todo el día fuera de casa, me fui al retiro a perderme por el parque, comí una hamburguesa en un garito y sobre las nueve me presenté en casa, al entrar vi a mi madre seguía con las mallas y la camiseta de la noche anterior.

-¿Va a ser siempre así?.-Me dijo nada más verme.

-¿El que?.-Sabía muy bien a lo que se refería, pero la rabia no me permitía hablar con cordura, ese fue otro de mis fallos, sin darme cuenta estaba dejando sola a mi madre, tampoco era fácil para ella, en ese momento me necesitaba pero mi egoísmo no me dejo verlo.

-Déjalo, al final hasta tú eres como tu padre, un maldito egoísta, pero sabes, si es eso lo que quieres, pues por mi que no sea.-Dijo levantándose, al momento sentí el golpe de la puerta de su habitación.

A la mañana siguiente oí voces en el comedor y ruidos de cajas, suponía que eran los de las mudanzas, salí para ir a la cocina no sin miedo a encontrarme con mi madre, no sabría cómo reaccionaría, pero lo que me encontré fue a los hijos de Antonio acarreando cajas, dos chicos más mayores que yo, Toni era el grande tenía veinticuatro años y Juan veintidós, al entrar se quedaron mirándome, mi madre estaba estaba en la cocina y salía en el mismo momento, hubo unas décimas de segundo en que juraría que se paró el mundo, nadie sabía cómo reaccionar a la situación, mi madre rompió el silencio.

-Marcos, estos son Toni y Juan, los hijo de Antonio, han venido a echarme una mano con las cajas, chicos este es mi hijo.

Toni y Juan dejaron lo que estaban haciendo para estrechar mi mano, creo que fue el saludo más frío de toda mi vida, al momento volvieron a las cajas, supongo que para ellos no era más que un trámite, "lo saludamos y ya está " pensarían, pero para mí era entregar a mi madre a gente extraña, no los había visto en mi vida y ahora estaban vaciando mi casa literalmente.

-Te he dejado la nevera llena y dinero en mi tocador, si te parece bien hablamos mañana de cómo vamos a funcionar, también te he dejado las llaves y la dirección de la casa de Antonio, por si te lo piensas y decides venir, solo dímelo y vengo a por ti.Ni la escuche, me di media vuelta y volví a mi habitación. Al cabo de dos horas sentí como se iban Toni y Juan, yo estaba tumbado en la cama pensando en mil cosas e intentando resolver miles de preguntas, oí como tocaban en mi puerta para a continuación abrirse y apareciendo mi madre.

-Me voy, te llamaré esta noche.

-Olvídame, vete a follar con tu Antonio.-Creo que el grito se escuchó a dos manzanas de mi casa, saque todo el aire de mis pulmones.

-No sabes el daño que me haces Marcos, solo espero que algún día te des cuenta de tus acciones.-En ese momento no lo podía ver, pero mis decisiones no solo me afectaron a mí si no que mi madre en cierta manera también salió perjudicada.

Pasó un mes en el cual hable dos veces con mi madre, pues no acababan muy bien, por supuesto que por mi culpa con lo cual mi madre llego a un punto en el cual se rindió. Mi vida se centró en mis estudios, cada vez la idea de irme a estudiar al extranjero se imponía más, Maite encontró un trabajo en Valencia como directora de una sala de fiesta, con lo cual me quedé solo, cosa que hizo que me abandonara, lo único que me importaba era sacar mis estudios para poder irme pronto de la jaula que se había convertido mi casa, "mi casa", en verdad yo era mi propia jaula.

Un día recibí la visita de mi tía Sofía, era un Sábado por la tarde, apareció con el semblante preocupado.

-¿Cómo estás Marcos?

-Bien Sofía ¿Qué haces aquí?.-Mi tono era desafiante pues me imaginaba que la había mandado mi madre.

-Estoy aquí para ayudarte, ósea tranquilízate, yo no soy la culpable de tus problemas.-Su voz autoritaria hizo que me centrará, ella no tenía la culpa.

-Eso ya lo sé, pero no necesito niñera, ¿se lo podrás decir a mi madre?

-Díselo tú, pero no e venido para discutir, sé que quieres estudiar derecho, puedes hacer prácticas en mi oficina y así te preparas, y si quieres vente a casa una temporada, tu tío tiene que dar unos cursos en Londres y estará un tiempo fuera,¿Qué te parece?.-La verdad es que no estaba mal, necesitaba ponerme a estudiar y que mejor sitio que en casa de mi tía.

-Me lo pienso y te digo.-Mi orgullo habló por mi, a veces me hubiera gustado poder tragármelo.

-Vale, pero no tardes, yo no soy tu madre, no me gusta esperar y a ti te iría muy bien salir de esta casa pronto, si no al final te vas a volver majareta.-Dijo dándome un abrazo, sentí sus pechos estrellándose en mi pecho, desde luego era lo más cercano a mi madre.

Le pedí a mi tía que de momento me gustaría que mi madre no supiera que iba a hacer prácticas con ella en su despacho, algo dentro de mi quería que mi madre supiera lo menos posible de mi vida, supongo que era una manera de castigarla, de apartarla de mi vida.

Al los dos días estaba instalado en casa de mi tía, me presento a Arturo, este era el socio del despacho, a petición mía no le dijo que era su sobrino, pues no quería que me trataran de diferente manera a los demás, era un gran despacho en el cual trabajaban diez personas entre abogados, secretarías y demás, éramos tres becarios entre ellos estaba Carmen una chica de veintiún años, con la que trace un gran amistad, no era muy atractiva pero era buena gente, desde un principio estuvo encima mío echándome una mano hasta que me hiciera con todo, se extrañaba que siendo tan joven ya estuviera haciendo prácticas.

La vida con mi tía me ayudó a sacar la ira que tenía desde que mi madre se fue de casa, consiguió que pudiera hablar con ella sin enfadarme, mi madre me contaba que estaba preparando mi cumpleaños, que le gustaría que estuviéramos todos, yo le decía que como quisiera.

Un día estando en el despacho arreglando el archivador vi a mi madre con un maletín, me quedé alucinando, llevaba una falda corta de cuero roja que le marcaba su culo, una camisa blanca abierta en su espalda dejando claro que no llevaba nada debajo de esta, sus tacónes  replicaban en las baldosas haciendo que todo el mundo la mirara, llego a recepción.

-Buenos días, ¿en qué puedo ayudarla?.-La saludo Esther, la recepcionista, la cual se sintió cohibida por la presencia de esa mujer.

-Arturo Pérez, tengo una cita con el.

-Segundo piso, despacho cuatro.

-Gracias.-Se movía dejando que sus caderas hablaran por ella.

Al escucharlo cogí las escaleras para llegar antes que ella, quería verla, no sé el porqué lo hice, hubiera sido más fácil saludarla como mi madre que era, pero son esas cosas que luego te arrepientes.

Sabía que Arturo cooperaba con Antonio en algunos casos, pero no me esperaba que viniera mi madre, aunque era lo normal pues si trabajaba con él en algún momento tendría que verla, pero no me la imaginaba que fuera de esa manera, esa no era mi madre, jamás la había visto vestirse de esa manera, a no ser que fuera una boda o algún evento, siempre vestía muy normal, principalmente porque era una persona que le gustaba pasar desapercibida.

Conseguí verla entrar en el despacho, mi cabeza dudaba si esperarla y saludarla o ignorar que había venido, así que decidí olvidarme y volver al trabajo.

A la media hora salió del despacho y la volví a ver en recepción, había intentado olvidarme de ella, pero algo me lo impedía, se despidió de Esther y abandonó el despacho, en ese momento decidí saludarla, ya estaba bien de tonterías y porque no, me había puesto malísimo verla así, al salir detrás de ella vi que iba caminando deprisa, quería observarla un poco antes de saludarla, cuando vi a los dos hermanos apoyados en la pared hablando entre sí, al llegar a su altura se paró, Toni fue el primero, la beso en los labios, la soltó para cedérsela a su hermano que no se conformó con solo besarla abriendo su boca para encontrar su lengua, si no que su mano fue a su nalga agarrándola con fuerza cosa que mi madre acepto pegando su cuerpo más al suyo, al final se fueron andando los tres, mi madre pasó sus brazos por la cintura de ellos, Toni le pasó un brazo por los hombros mientras Juan le cogía de la mano, y yo allí viendo cono se iba en medio de los dos en un extraña postal, sus caderas se movían haciendo que todo el mundo se girará para ver a aquel extraño trío.

Volví lleno de preguntas envueltas en la rabia, pero algo dentro de mí me dijo que tenía que superarlo y no podía dejar que eso me nublara la vista, me propuse averiguar qué estaba pasando, a partir de ese momento sería el buen hijo.

Llame a mi madre, estaba nervioso por cómo se tomaría que quisiera pasar con ella un fin de semana, pues nunca me ofrecí a ello, e igual notaría algo extraño que de golpe me ofreciera a ello.

-Hola Marcos¿cómo estás ?.-Su tono era de sorpresa.

-Hola mamá, bien...nos podíamos ver este fin de semana si quieres.

-Perfecto, me encanta que me hayas llamado, ¿donde quieres que nos veamos?

-Si quieres voy a casa de Antonio y así la conozco, ¿puedo?

-Por supuesto¿te quedarás a dormir?, es una pena que Antonio está fuera por trabajo, pero bueno están sus hijos.-Sus hijos, esa palabra me martilleo en la cabeza, Antonio fuera y sus hijos dentro solos con mi madre, no sé cómo se tomarían que fuera a fastidiar ese fin de semana con mi madre.

-Si queréis si.

-No, es si tú quieres Marcos, si quieres te quedas¿vale?, te prepararé una habitación y tú decides.

-Vale, te dejo un beso.

Lo había conseguido, la verdad es que no sabía que quería ver o saber, ya sabía que entre ellos había algo, por muy duro que me fuera tenía que admitirlo.

El sábado llegue en un taxi a la dirección que me habían dado, era una mansión en la sierra madrileña, el verde predominaba en la finca, un inmenso jardín en la cual no faltaba la piscina ya preparada, estábamos en el mes de Julio, y el tiempo acompañaba para darse un buen baño, al picar notaba como me corría el sudor por la espalda a la vez que mis manos temblaban, no sabía que me encontraría en esa casa.

Me abrió Juan vestido con pantalón corto y sin camiseta.

-Hola Marcos¿cómo estás?.-Dijo mirándome de arriba a bajo.

-Hola Juan.-Nuestras manos se estrecharon.

-Pasa, tú madre esta duchándose.-Mi cabeza empezó a imaginarse situaciones, ¿se ducharía sola o con los dos?¿estaría ahora follandose a Toni en la ducha?

Entramos en el salón con vistas al jardín.Juan me ofreció café y diciéndome que me pusiera cómodo desapareció por unas escaleras dirección a la planta de arriba, eche un vistazo en el cual comprobé que la planta de abajo estaba compuesto por una gran cocina, dos lavabos, un despacho y un cuarto trastero. Al cabo de media hora oí como replicaban unas sandalias en los peldaños de la escalera, de la cual apareció mi madre envuelta en un fular que le cubría el cuerpo.

-Hola Marcos.-Dijo abrazándome fuerte, su aroma me invadió, casi pierdo la cabeza y la beso en esos labios carnosos, pero me detuve y simplemente fueron dos besos castos, de madre e hijo.

-¿Has traído bolsa?.-Su mirada busco la posible bolsa que hubiera podido llevar.

-No, no te preocupes, seguramente no me quedaré a dormir.

-Tu mismo, no quiero que te sientas presionado, ven te enseñaré tu cuarto, solo si tú quieres.

Subimos a la parte alta de la casa, ella aprovechaba para hacerme una visita guiada por aquella mansión, al pasar por las habitaciones me iba indicando, pero algo la traicionó, las habitaciones de los hermanos la cama estaba completamente intacta, y al llegar a la suya la cama estaba completamente desecha, una de dos o ellos se levantaban muy pronto y lo primero que hacían era su cama o habían dormido todos en la misma cama, mientras estábamos en lo que sería mi habitación oí la puerta del baño que estaba junto a mi habitación, era Toni, pasó por delante de la habitación completamente en bolas, al verlo mi madre note como sus mejillas se sonrojaron.

-Toni, por favor puedes dejar de ir desnudo.-Le dijo con un tono de madre enfadada, pero yo la conocía muy bien, y lo único que representó fue el papel de ofendida.

-Hola Marcos, perdona salgo de la ducha.-Dijo sin alterarse ni un solo momento.-Nos vemos ahora.- dijo perdiéndose de nuestra vista.

-Perdónalo, digamos que es el rebelde de la familia.-Dijo intentando disculparse.-Hay unos bañadores de Juan, igual te quedan bien, te cambias y nos vemos en la piscina, he encargado comida para las dos, pero venga no perdamos el tiempo.

Yo estaba en la frontera del querer saber o hacerme el idiota y fingir que no tenía ni idea de lo que estaba pasando, al salir con un bañador que me iba un poco grande pero hacia la función, estaba Toni y Juan hablando en un rincón del jardín, mi madre no estaba todavía, ellos no me habían visto, así que decidí retroceder y salir por otra parte de la casa que me acercara más a ellos sin ser visto.

-Joder con el niño.-Le decía Juan a su hermano.-Para un finde que el viejo no está viene el niñato.

-Pues si, pero esta noche a sido una pasada, joder.

-Joder, como folla es impresionante, no tiene fin.

-Pues no sé tú, pero hoy me la vuelvo a follar, con niñato o sin el.-Era Juan.

-Hombre a ver cómo va el día.

En ese momento tome la decisión más difícil que he tomado en mi vida, aquello no podía seguir así, no me iba a meter en medio de ellos y mi madre, me acerqué a ellos, los cuales se quedaron parados al verme pues desconocían lo que podía haber llegado a oír.

-Tranquilos, ya lo sabia.

-Marcos, nosotros.-Dejó su frase a medias, pues supongo que la situación no era fácil para ninguno de los tres, Juan miro a Toni buscando ayuda para acabar aquella frase atragantada en su garganta.

-No te preocupes, solo os pido una cosa, no le digáis que lo sé, eso pondría las cosas difíciles para todo, y no quiero ser una molestia para nadie, ya es mayor para decidir lo que quiere, pero me gustaría que me contéis como empezó.

Se quedaron mirando sin comprender el hecho de que no me importara lo que sucedía con mi madre. Entonces Toni me indicó un rincón escondido del terreno, no quería que mi madre no supiera nada de lo que hablábamos.

-Si lo quieres saber te diré que no fue cosa nuestra, mi padre está al tanto de lo que pasa, lo digo para que no te creas que le pone los cuernos.

Todo empezó prácticamente cuando conoció a mi padre, en mi familia siempre hubo relaciones abiertas, mi madre se lo impuso a mi padre y supongo que eso hizo mella en el, así que poco a poco fue introduciendo a tu madre, si la ves, no es la misma que cuando conoció a mi padre, eso lo habrás notado, mi padre la empezó a convencer para cambiar, le hizo vestir como se merece una mujer como ella, incluso hizo que se exhibiera en lugares públicos, cuando le contó la relación que tenía contigo, ya me entiendes, no le gustó pues le dijo que aquello era pasado, ella era una nueva mujer y lo vuestro lo único que podía hacerle era perjudicarla, así que tú madre cada vez se iba distanciando más, hasta que llegó la hora de venirse a vivir aquí, recuerdo que se pasó todo el camino llorando, tú eras lo único que le quedaba de su anterior familia, y se sintió sola, pero te puedo decir que te quiere mucho, siempre habla de ti muy bien, del buen estudiante que eres.

-Ósea, tu padre a convertido a mi madre en una sumisa¿eso es lo que me quieres decir?.-No sé cómo me pude aguantar sin echar a correr o de soltarle un puñetazo.

-No, de ninguna de las maneras, mi padre no la obliga a nada, es más, fue ella quien comenzó a jugar con nosotros, primero conmigo y luego con Juan, incluso ella fue quien a organizado algún trío. Aunque te he de decir que aconsejada por mi padre.No es la primera vez que compartimos novias los tres.

Oí o como salía mi madre de la casa , con lo cual dejamos la conversación, aunque yo ya tenía suficiente, cada vez me sentía más vacío, era como si te vaciaras por dentro, me sentía cada vez más solo, ellos habían creado un vínculo en el cual no estaba invitado, no reconocía a mi madre pero sin embargo no me atrevía a juzgar, era su vida, se había pasado la vida encerrada en casa cuidando de nosotros y ahora simplemente había volado como ave con la puerta de su jaula abierta.

A la hora de la comida los vi unidos, mi madre de vez en cuando me miraba con sus ojos marrones intentando que me uniera a ellos, pero no podía, era como estar con desconocidos, no entendía sus bromas o sus silencios, en ese momento decidí que me tenía que ir, yo no pertenecía esa casa, ya nada me era familiar.

Al acabar la comida salimos al jardín a tomar café, nos sentamos en las hamacas, mi madre estaba flanqueada por los dos quedándome en una punta, en un momento entre en la casa para beber un poco de agua, pero en verdad quería dejarlos solos, me sentía un estorbo, al entrar oí que mi madre les decía.

-Lo sabe ¿verdad?.-Su tono soñó con tristeza.

-Si, ya lo sabia, pero nos pidió que tú no lo supieras, no quiere hacerte daño, es un buen chico.

-Lo he sabido desde hace tiempo.-Dijo mi madre mirando hacia la casa, aunque no me podía ver ella sabía que yo estaría escuchando.

-¿Desde cuándo .-Preguntó Juan.

-El día que fuimos a la oficina de mi hermana nos vio, y sé que ha venido a confirmarlo.

Las lágrimas caían por mi cara, intente mojarme la cara para disimular, pero sabía que sería imposible que no se diera cuenta.

-¿Que quieres que hagamos?.-Preguntó Toni.

-Darle lo que ha venido a buscar.

-¿A qué te refieres?.-Está vez fue Juan el que no sabía por dónde iban los tiros.

-El ha venido a confirmar que me follais los dos, y si eso es lo que quiere se lo daré.

Mi madre se levanto, miro hacia la casa y comenzó a quitarse el bañador sin dejar de mirar en mi dirección, le indicó a Toni que se levantara y arrodillándose le bajó el bañador descubriendo una verga ya morcillona, comenzó a mamar haciendo que este se tensará por el placer que mi madre le estaba dando, Juan se levanto y poniéndose al lado de su hermano ya con la verga en la mano se la ofreció a mi madre, mi madre alternaba entre la una y la otra, no tenía prisa, quería que disfrutara del espectáculo, mis lagrimas apenas me dejaban ver la escena, pero yo solito me lo había buscado, la tumbaron y Toni se puso entre sus piernas buscando la entrada de su vagina, mi madre llevaba los tiempos, todo sin prisas, un empujón y allí estaba recibiendo la verga de Toni, mientras Juan la besaba a la vez que jugaba con sus pezones, Toni sin sacarla le dio la vuelta para que mi madre quedara arriba, se notaba que no era la primera vez que lo hacían, Juan se puso detrás y empezó a lamer su culo, supongo que lo estaría dilatando, la distancia y las lágrimas me ponían difícil saber exactamente lo que hacían, mi madre cabalgaba a Toni sin dejar de mirarme, ella estaba segura que los estaba viendo, en un momento dado Juan empezó a apuntar su verga en el ano de ella, y suavemente fue introduciéndola, mi madre estiró la cabeza hacia atrás para fundirse en un beso con el, como agradeciendo el acto, un momento de pausa y comenzaron a bailar los tres con lentos movimientos, sentía a mi madre gemir entre los bufidos de los hermanos, estuvieron como quince minutos hasta que los gemidos indicaron que habían llenado a mi madre.

En ese momento llamé a un taxi, al cabo de diez minutos estaba camino de Madrid, no pude despedirme.

Hable con mi tía de lo sucedido y me confesó que ella hacía tiempo que lo sabia, tanto ella como mi tío eran liberales y habían compartido cama con Antonio y mi madre, que intentaron decírmelo pero no me veían muy receptivo y luego yo me adelante, le comente lo de estudiar en el extranjero y estuvo de acuerdo en que sería lo mejor para mí, me echó la bronca por no haberme despedido de mi madre, pero que en el fondo lo entendía.

Hoy en día vivo en Estados Unidos, estoy casado y con dos hijos, creo que esa parte está enterrada dentro de una caja, pero les mentiría si no les dijera que muchas noches me siento delante de la ventana esperando que llegue un taxi del cual baje mi madre, mi amor verdadero,mi amante.

Siento que en este relato no haya prácticamente sexo, pero necesitaba centrarlo en mis sentimientos, gracias por compartir una parte de mi vida.