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Confesiones de una madura

en Hetero: Infidelidad

Tengo que confesar que por puta perdí al verdadero amor , pero antes  de explicar cómo sucedió dejen que les haga un resumen de mi vida, me llamo Maribel, tengo cincuenta años, uso una talla ciento veinte de pecho un poco caído pero aún a pesar de mi edad de muy buen ver, un culo respingón y la vida me regalo un cuerpo sin grasa, es mi constitución viene de familia, a parte que intento mantenerme, pero que le vamos hacer, toda la vida me gusto el sexo, además e sido tan viciosa que no hago ascos a ningún sexo, mi último marido se llama Pedro, la verdad es que ha sido el mejor hombre con el que he estado, no es que le hubiera sido fiel pero si el que más me dolió ,  digo último porque era mi segundo matrimonio, con el primero me casé muy joven tenía dieciocho recién cumplidos, por supuesto que a mis padres no les pareció bien, era su única hija y claro no me entendían, bueno pues con Manuel tarde una hora en ser infiel, sucedió en el mismo banquete de bodas, ahora lo pienso y me río , recuerdo que mientras  estábamos comiendo los camareros no podían quitar los ojos de mi escote, por esa edad ya tenía unas muy buenas tetas y mi vestido era de escote corazón  con lo cual  estando sentada los camareros tenían una buena vista cada vez que me servían, si digo que no lo sabía mentiría , al revés me ponía cachonda pero intentaba centrarme en mi marido, no era plan de ponerle los cuernos el primer día , pero ser infiel va dentro de mis genes, así que una de las veces que fui al lavabo pase al lado de uno de los camareros que me había servido y moviendo mi culo junto a una mirada de zorra le invite a venir, por supuesto  no tardó en seguirme y cuando estaba fuera de la vista me agarro y llevándome como a una despensa bueno no quiero alargarme pues no es la historia principal y si eso otro día lo cuento, digamos que me folló con el vestido puesto y llenándome la boca de semen , pues por entonces no estaba operada de ligamiento de trompas, cosa que hice al cabo de medio año  sin contárselo a mi marido, eso solo fue en el banquete  por qué antes le había comido la polla al fotógrafo cuando vino a mi casa a hacer el típico reportaje de fotografías y con la excusa de que estuviera tranquila hizo que saliera todo el mundo de la habitación y quedándonos pues eso, la verdad es que era un hombre maduro de unos cincuenta años que sabía mover muy bien la lengua y las manos, y a mí me pierde que me toquen las tetas, me enciende y ya estoy perdida,  así  que ya fui a la  iglesia  bien servida.

Con Pedro mi último marido y creo que seguramente sea el último,  cuando me case me juré que no le pondría los cuernos, me dije que no podía seguir así, y de verdad que lo intente pero  eso de que "la cabra tira al monte" en mi caso es verdad, y en un descuido, bueno descuido, descuido no sé, pero si en un mal momento ocurrió de nuevo, era una fiesta que organizaron los amigos de mi marido José , resulta que se había divorciado y era su cumpleaños y según parece estaba bajo de moral ,así  que le prepararon una fiesta para subirle la moral, recuerdo que la hicieron en el jardín de la casa de José, música y mucha bebida, la fiesta se alargó y recuerdo que llevaba  un top sin mangas, una falda de tubo negra y unos zapatos de tacón alto, estos me tenían los pies martirizados  al ser nuevos, le comenté a Pedro de irnos pues era tarde y me dolían los pies, pero no me hizo ni caso y eso que sabía que trabajaba al día siguiente temprano, bueno pues ahí comenzó el principio del fin, me enfadé mucho y le dije que me iba para casa sola, el insistió en quedarse, yo creo que lo hizo para no parecer un calzonazos delante de sus amigos,  cuando me quise dar cuenta estaba saliendo de la casa  muy enfadada y mandándolo a la mierda, y ya se sabe que en río revuelto ganancia de pescadores, apareció  José e insistió en llevarme en coche, yo le dije que no hacía falta, encima estaba me estaba calentando, tengo que reconocer que José estaba de muy buen ver, tenía apenas cuarenta años vaya un yogurin, tenía una piel oscura, de esta clase de piel que hace que uno esté Moreno todo el año, una buena planta digamos que alrededor de un metro ochenta que puesto al  lado mío me sacaba una cabeza, pues yo estoy escasamente y con ayuda de tacones en un metro setenta, pues eso nada más entrar en la fiesta mis ojos se clavaron en el, pero si recuerdan dije que me prometí ser fiel a mi marido, así que durante la fiesta intente no fijarme y ser lo más discreta posible, pero el enfado con mi marido había roto todas mis barreras de defensa, volviendo a caer como cae un alcohólico con un simple vaso de vino, me lo pensé y al final cedí a que me llevara en coche, total nos subimos al coche y yo empecé a ponerme nerviosa, pues intento controlarme.

Y de golpe me empieza a decir que bonita era, que suerte tenía Pedro y que echaba mucho de menos a su mujer, bla bla bla, vamos que una no es tonta y yo sabía lo que quería, bueno no quiero alargar demasiado, les diré que en cinco minutos ya me estaba comiendo las tetas, a los diez estaba prácticamente desnuda y a los quince me estaba follando en el mismo garaje de su casa, ósea resumiendo caí otra vez, ni siquiera me fui a mi casa volví a la fiesta, luego solucione las cosas con mi marido y aquello quedo en un descuido, nunca mas volví a serle infiel bueno tampoco pasó mucho tiempo digamos que cuatro meses justo hasta las pasadas vacaciones.

Y ahora que les he contado un poco mi historia vamos al asunto, un día al llegar de mi peluquería medio muerta pues era finales de Julio y todo el mundo se quiere ir arreglado de vacaciones con lo cual tengo  mucho trabajo, uf me estoy desviando, a ver llegue a casa  encontrando a  Pedro en la cocina trasteando con la nevera.

_Hola cariño, adivina quién me ha llamado.  Para adivinanzas venia yo.

_ Pues no sé, ¿Quien tu madre, tu padre? No tengo ni idea. Le solté un poco borde, pero es lo que me pasa cuando estoy muy cansada.

_ Veo que vienes cansada ¿No? Llamo José ¿Te acuerdas de él? Mi amigo. Pregunto y contesto a la vez cosa que odio, pues si me lo va a decir para qué coño me lo pregunta. Y para no acordarme de él y su garaje.

_ Claro que me acuerdo, ¿qué pasa con él? Conteste manteniendo la calma.

_Se ha juntado con una mujer y le gustaría presentárnosla.  Han alquilado un apartamento en la playa y nos a invitado a pasar unos días con ellos, se ve que Alicia tiene una niña y le haría ilusión que la conociéramos.

La verdad es que nos iba de perlas, pues hacia menos de un año que había abierto la peluquería unisex y andábamos un poco justos de dinero, no habíamos hecho planes esperando a ver si salía una oferta de última hora, lo único que de José no me fiaba mucho, bueno de él  y sobretodo de mi, pero ya se sabe "donde hay una botella allí va un borracho."

_Por mi está bien, nos irá bien salir un poco y despejarnos, llevo unos días de mucho trabajo ¿Cuándo nos vamos? le dije mientras me iba desnudando camino de la habitación.

_ Si te va bien mañana por la tarde, y así llegamos a cenar.

_Perfecto. Grite ya desde la habitación.

En el coche Pedro iba contando las típicas batallaras que había tenido con José su amigo de la infancia, nunca se imaginó que yo también tenía alguna batallita pero de las que no podía hablarle.

Sobre las nueve de la noche y después de perdernos un par de veces conseguimos llegar al destino, era una urbanización  a las afueras de un pueblo costero, el típico pueblo lleno de extranjeros la mitad borrachos y la otra abrasados por el sol.

José salió a recibirnos a la puerta de los apartamentos, en cuanto lo vi mi cuerpo se tensó.

-Por fin habéis llegado.

-Bueno tu amigo se a perdido un par de veces. -Contesté

-Nada, no te preocupes un par de vueltas.-Por supuesto que mi marido no podía reconocer que nos habíamos perdido, eso no es para hombres.

-Joder Pedro, haberme llamado.-Dijo José cogiendo mí maleta mientras me daba el primer repaso con la mirada, cosa que hizo que mis pezones despertaran debajo de mi sujetador.- Pero vamos para dentro que os presento a mi pareja y su hija, están deseando conoceros, les he hablado mucho de vosotros.

Al entrar en el apartamento aparecieron Alicia y su hija Vanesa, la verdad es que casi no se podía saber cuál era la madre y quién era la hija, parecían nórdicas con un pelo tan rubio que parecía blanco, luego supe que los abuelos de Alicia eran finlandeses, Alicia de un metro setenta ataviada con un fular que le servía de falda junto a una camiseta cortada por encima del ombligo la cual guardaba dos bonitos pechos y su hija en bañador como única vestimenta despertaron todas mis hormonas, un par de besos un tanto largos por parte de Vanesa cosa que no me importó, todo un recibimiento.

Los hombres se fueron a buscar la cena y nosotras nos dedicamos a hablar de ellos, cosa normal, unas copas de vino y más de una mirada perdida por mi parte hacia aquellas dos mujeres.

Estábamos en la mesa cenando y no podía dejar de mirar hacia los tres, no sabía cuál de ellos me gustaba más, Vanesa y Alicia me franqueaban mientras los hombres estaban juntos hablando de tiempos pasados, notaba como Vanesa me miraba mi escote, yo me había puesto cómoda y como que allí iban en bañador pues nada todos iguales, Alicia era muy habladora, no dejaba de explicarme cómo era su vida, mientras la mano de Vanesa se apoyó en una de mis piernas mientras que sonreía y intentaba entrar en la conversación que dominaba su madre, yo tenía la piel de gallina pues no sabía el significado de esa mano, la verdad que no sé si entre el vino el calor o la mano estaba subiendo la temperatura de mi cuerpo, miré a Vanesa a los ojos intentando descubrir que estaba buscando y un guiño apareció en su cara, yo continuaba escuchando a Alicia para intentar seguir la conversación de la cual mi subconsciente me filtro dejándome muchas lagunas, la mano se situó directamente en mi coño por encima del bañador, mientras los de la mesa continuaban a lo suyo aquella muchacha me estaba magreandomé el primer día, abrí las piernas para darle más juego, si quería jugar jugaríamos, no desaprovechó la ocasión para meter un dedo por el costado y tocarme directamente, me pareció ver una sonrisa en Alicia haciéndome creer que ella estaba al tanto de todo, mientras los hombres seguían con lo suyo y como no una cerveza detrás de otra.Alicia destapó sus cartas y acercándose a mi oído.

-Eres toda una guarra, y a mí me gustan las guarras.-Diciendo esto se levanto de la mesa.-Vamos hacer café nos acompañas Maribel y así dejamos a los hombres que hablen tranquilos.

Por supuesto que las acompañe, nada más entrar en la cocina Alicia se lanzó a mi boca mientras su hija me bajo el bañador dejándome desnuda de cintura para abajo. Alicia parecía querer devorarme mientras Vanesa me abría las nalgas metiendo su cabeza entre ellas.

-Que putas que sois.-Conseguí decir a la vez que sujetaba a Alicia por el cuello mientras mi mano le sobaba las tetas.-¿Cuál de las dos es más puta? Dime.-Decía mientras apretaba con fuerza el pezón de Alicia.

-No lo sé dímelo tú.-Dijo Alicia antes de que le cayera un guantazo, les gustaba el sexo fuerte.

Agarrándola de los pelos la dirigí hacia mi coño juntándose madre e hija.

-¿Cómo van los cafés?-Se oyó gritar desde el comedor.

-Ya van.-dijo Alicia separándose de mi coño.

Se levantaron, nos dimos un beso y preparamos el café, había comenzado bien las vacaciones.