... Dejé la lengua quieta, y Nina, moviendo la pelvis de abajo arriba y de arriba abajo, entre dulces gemidos, se corrió en mi boca.
Cuando aquella cosa comenzó a subir, y a subir, y a subir, y a subir... y a aumentar de velocidad, la polla se me agachó entre los huevos, y...
Luis, cómo su tía le daba la espalda, se puso de lado, y con el dedo medio le acarició el ojete haciendo círculos sobre él durante dos o tres minutos.
Al sentir sus tetas en la espalda, mi polla volvió a levantar la cabeza... -¿Estás empalmado, tío? Le mentí. -No. Una de sus manos bajó a mi paquete y se encontró con mi polla dura cómo una piedra...
-¿Te corriste alguna vez al comerte el culo mientras te masturbaban? ¿Sentiste la sensación que produce la punta de la lengua en el ojete al tener un orgasmo...?
La Divina arqueó la espalda. Su respiración se aceleró. Cogió las sabanas con las manos, y le dijo:
Cuando el maduro sintió que Dulce ya estaba perra, le preguntó a Vicenzo: ¿Quién le folla el culo, tú o yo?
Después cogió la verga con la mano y jugó un rato con ella en la entrada del coñito y del ojete, sin llegar a meterla en ninguno de los sitios.
Antes de comenzar a volar, lo miró con sus preciosos luceros, y le dijo: -Mira cómo se corre una mujer.
¿Y si me quisieras? ¡Uuuuuuuuuuuy que me voy a correr! Dime... ¿Cómo me querrías si me quisieras?
A Diana, ese día le apetecía pasar un buen rato, y que mejor que con un ginecólogo, por eso le dijo:
-Te veía cómo una estrella. ¡Hombres! Sólo piensan en una cosa -¡Y vosotras en coquetear!
Diana se sacudía como azotada por un ciclón. Sus ojos se pusieron en blanco y su preciosa cara parecía un poema. Tuvo un orgasmo brutal.
Enrique, viendo caer gotitas de jugo del coñito de Ariadna, le llenó el culo de leche.
-¡Saca la polla, saca la polla que me corro! Rosa, no la sacó, siguió follando a su abuelo. Sus corridas se juntaron dentro del coño
Se pusieron en pie. Samanta le levantó el hábito y le quitó las bragas mojadas.Se las colgó en la polla a Hugo...
En resumen, lo he elegido para que me desvirgue el culo y el coño y morirme de gusto mientras lo hace.
-¿No prefieres meter un poquito en el culo? -¿Y por qué no en el coño? -Me gusta más por el culo.
Metí mi cabeza entre sus piernas, le abrí el chochito con dos dedos y vi que el agujero de su vagina era poco más grande que la cabeza de un alfiler
Anabel aceleró aún más los movimientos de lengua. Un grito salió de la garganta de Lara: ¡¡Me corro!!
-Prefiero que me siga follando. -se puso a cuatro patas- Así nunca me folló su hijo, y además estoy indefensa. Con eso le había dicho que se la podía meter en el culo cuando quisiese.
-¿Me dejas que te la meta en el culo, Teri? Con la verga dentro de su coño, sonrió y me dijo: ¡Qué cochino!
-Sí, vi como a Pura le salía leche a presión de la boca. Bebía con ganas, pero eso no evitó que le quedara el vestido empapado de leche. Creo que la leche de la corrida del burro llenaba una jarra de las de litro
-Venga, tía, no te hagas la ofendida. Me llamaste para echar un polvo. Hace tiempo que me tienes ganas. No lo negó. -¿Y tu amigo a qué viene? Le respondió Toni. -Yo soy maricón y vine para romperte el culo.
-Bésame, por favor. Ni puto caso, desprecié sus labios y le volví a tirar de los pelos atrayendo su cabeza hacia atrás mientras le clavaba la verga con fuertes golpes de riñón.