Cuando ya estaba perra le dio la vuelta y cogiéndola en alto en peso se la clavó en el coño. Adela, rodeando el cuello de su padre con sus brazos y el cuerpo con sus piernas, le dijo: -¡Me gusta tu lado salvaje!
Al moro no le gustó que le llamara negro. Dejó de comerle el coño. La agarró por la cintura. La levantó en alto en peso y le metió la verga en el culo. -¡¡Ayyyyyyyyy! ¡Hijo puta!
-¿Te excita ver cómo me masturbo, papá? -Mucho -le tocó con la polla húmeda en los dedos, muchísimo, hija
Mordieron sus tetas y sus pezones hasta que Jaqui se retorció de dolor. Jaqui estaba en manos de tres salidos empalmados que amenazaban con romperle el coño, el culo y quien sabe que más
Cuando cogió mi polla y la acercó a su coño presentí la tragedia. Empujó con el culo y lo rompió todo, su himen y mi frenillo...
Ariadna supo que lo tenía. Le metió el dedo medio en la boca. Enrique se lo chupó. Luego mirándolo a los ojos le metió el dedo en el culo al tiempo que lo masturbaba cada vez más aprisa.
Me cuesta creer lo que me acabas de contar. No puedes seguir así. Tienes que decirle que no te corres. Que es un negado.
El maduro asintió con la cabeza y sacó la lengua. La joven venezolana le puso el coño en la boca y movió el culo hacia delante y hacia atrás y de atrás hacia delante mientras tres de sus dedos acariciaban su clítoris. Estaba demasiado caliente cómo para hacerlo durar. En nada le preguntó:
La monja le comió la boca al monaguillo. Anastasio le llenó el culo de leche. A Débora también le vino. Al correrse se aferró con las manos a la sábana y mordió la almohada. Sacudiéndose ella y con temblor de piernas él disfrutaron cómo dos condenados... El obispo, no llegó a correrse...
Puse mi polla entre sus tetas, las apretó con las dos manos y se las follé. De vez en cuando soltaba las tetas, dejaba que mi polla entrase en su boca, la mamaba y volvía a apretarlas.
Ya era tarde. La puse sobre mis rodillas. Pataleaba cómo una gata. Era igual, le levanté el vestido, le bajé las bragas y le calenté sus duras nalgas.
Rosa, a cuatro patas, cogió mi polla, la metió en la boca y me la mamó. ¡Joder cómo mamaba! Virgen era, pero polla no era la primera que mamaba.
Con el primer chorro de leche se me cerraron los ojos, al abrirlos vi que Ariadna tenía sus pupilas clavadas en las mías. Estaba viendo mi mirada llena de gozo y sentía cómo mi polla dentro de su coño latía y soltaba leche calentita...
Una playa nudista, un cura, su sobrina y lo inevitable.
Una mujer habla en un parque con un extraño y acaba follando con él.
A un cuarentón rico y divorciado le pide su hijastra que la pervierta y le cumple el deseo.
Doce relatos en un relato en los que vas a encontrar de todo, lésbico, anal... Polvazos de todos los colores.
Una jovencita, muda, recibe una carta erótica y busca que le hagan lo que le dicen que le harán después de secuestrarla.
A ti, mujer, a ti te digo que te follaría hasta que te quitara las ganas tuvieras quien tuvieras al lado.
La historia de un incesto entre un padre y una hija muy especial
De un golpe de riñón le metí la cabeza. De su garganta salió un grito de dolor: ¡¡Ayyyyyyy!! Rompió a llorar...
Saqué la polla del culo, y sin condón, y sin importarme que anduviese con la regla, se la clavé e el chochito hasta las trancas.
La belleza morena, la que parecía un angelito era una loba, una loba que había perdido la virginidad, pero que nos iba a dejar secos a los seis...
Una mujer viuda lleva veinte años sin follar y su sobrino se muere por meter. Se pusieron a hablar y la cosa acabó cómo tenía que acabar.