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El club de los que no creen en la hipnosis

en Control Mental

El club de los que no creen en la hipnosis

por Hypnoman

Ella no creía en la hipnosis, y pensó en formar un club. Ahora podía demostrar que todo era una farsa ....


Sofía siempre se había interesado en la mente humana. Aunque todavía era una estudiante, ella ya había hecho varios cursos sobre la forma en que trabaja la mente. Cuantos más cursos hacía, mayor era el interés que sentía. Una idea la fastidiaba desde hacía un tiempo. En uno de los cursos a los que había asistido se dijo que la mente humana podía ser manipulada por fuerzas externas. El uso de algunas "sugestiones" serían suficientes para controlarla. Sofía pensaba que eso de la hipnosis no podía ser real. ¿Cómo podía cualquier fuerza exterior controlar algo tan poderoso como el cerebro humano? El profesor de Sofía podía tener muchos argumentos pero nada podía probar que la hipnosis realmente funcionaba. Sofía decidió fundar un club, aunque nadie se uniese, que se encargaría de probar que la hipnosis no era posible.

Cliff era un hipnotista de espectáculos. Él ya estaba harto de la cantidad de gente que iba a sus shows con el sólo propósito de buscar o descubrir algún truco que transformara todo en una farsa, por eso le daba mucha satisfacción hipnotizarlos y hacerlos callar la boca. Hacía bastante tiempo que no se presentaba en público lo cual lo ponía un poco nervioso en vistas del próximo show.

Habían pasado un par de semanas desde que Sofía había fundado el "Club de los que no creen en la Hipnosis" y solo se había afiliado un miembro, su mejor amiga, Macarena. De todas maneras a Sofía no le importaba. Ella quería probar que la hipnosis no era real. Por eso estaba alborozada cuando comprendió que tendría la chance de hacerlo.

El afiche decía: "Cliff, el Magnífico. Un show real de hipnosis se presentará en el teatro McLean mañana por la noche"

- ¡Qué buena suerte!, Macarena. Estamos a punto de probar nuestra hipótesis. ¿No es excitante?

- Si tú lo dices -respondió Macarena

Realmente a Macarena le importaba muy poco. Ella sólo se había unido al club para hacer sentir bien a su amiga. Además, la mayoría de los chicos en la escuela le resultaban atractivos, así que el ser las dos únicas integrantes de un club, haría que todos les prestasen más atención. Y eso era lo que Macarena deseaba.

Sofía llegó muy temprano al teatro McLean para poder reservar los mejores asientos que les pudiesen proporcionar la mejor vista del escenario. Ella no estaba muy contenta con Macarena cuando esta llegó sólo cinco minutos antes que comenzase el show.

- ¿Dónde te metiste? ¡El show está por empezar!

- Bueno, ya sabes, arreglando algunos asuntos

- Ahhh, ya veo. Debes haber estado revolcándote con algunos de esos tontos chicos. Seguro que para tí es más importante que lo que estamos a punto de lograr.

- Tú lo has dicho, no yo

- ¿De manera que no te importa lo que vamos a hacer? -dijo Sofía herida por las palabras de Macarena.

- Bueno, no es tan así .....Bien. Me quedaré y tomaré notas. Te voy a ayudar y no voy a cuestionar tus creencias. -respondió Macarena sintiéndose un poco culpable.

- Gracias. Esto significa mucho para mí.

- ¡Cállense, el show está por comenzar! -dijo un muchacho sentado detrás de ellas.

- Buenas noches, damas y caballeros. ¡Tengo el agrado de presentarles a Cliff, el magnífico! -anunció una voz en off.

La audiencia aplaudió mientras Cliff entraba a escena majestuosamente. Sofía notó algo extraño en sus ojos, pero no podía decifrar que los hacía diferentes del resto.

- ¡Buenas noches a todos! Si no es mucho pedir quisiera que permaneciesen de pie mientras digo mis palabras de apertura. Es parte del acto -comenzó pidiendo Cliff.

Apenas comenzó a hablar, Sofía se compenetró de cada cosa que él dijo. Todo lo que él hacía era importante. Su cabeza de pronto se fue llenando con el sonido de su voz, desechando cualquier otro ruido. A ella le gustaba esa voz. Sus palabras la hacían sentir más liviana que el aire, como si estuviese flotando por encima de todos los demás. Ahora ella podía darse cuenta que era lo que diferenciaban a esos ojos del resto, mientras los suyos se clavaban en los de Cliff. Sus ojos parecían destellar.....destellar... destellar.....

Macarena notó una extraña apatía por parte de Sofía, durante las palabras de apertura del hipnotista. Esta tenía una mirada vidriosa, con una extraña pesadez en los ojos.

- Sofía, ¿te sientes bien? -preguntó Macarena preocupada.

- Me.....siento......maravillosamente..... -respondió una soñolienta Sofía. Su respuesta hizo que Macarena se preocupara más.

- Okay, ahora que he finalizado mi, un poco larga, introducción, le pido a la audiencia que se siente. Sin embargo, si alguno de ustedes quedó hipnotizado por mí, durante la apertura, por favor permanezca de pie. Para aquellos que todavía tengan control sobre su mente, podrán ver porqué mi introducción fue tan larga y como juega en el show -dijo Cliff.

El público que pudo sentarse aplaudió, asombrado y divertido, mientras miraban a seis o más personas que permanecían paradas, indefensas e hipnotizadas por el hombre que se encontraba sobre el escenario. Macarena también lo encontró divertido hasta que miró a su derecha. Allí, parada a lado de ella, estaba Sofía con una sonrisa tonta dibujada sobre su cara y una mirada vidriosa en sus ojos.

- Sofía, ¡esto no es divertido, siéntate ahora mismo!. Tú no creías en la hipnosis, así que no puedes estar hipnotizada -exclamó Macarena desconcertada.

Pero ella terminó de convencerse cuando miró a Sofía detenidamente. La manera en que sus ojos nunca se despegaban de la figura del hipnotista, la expresión en su cara....

Sofía había sido hipnotizada. La hipnosis verdaderamente era real.

- Okay, para continuar este acto, debo pedirles a aquellos que están bajo hipnosis que se unan a mí en el escenario -ordenó Cliff.

Sofía, obedientemente, pasó a través de la fila de asientos, subíó las escalinatas y se paró, bien erguida, al lado del hipnotista. En todo el trayecto y ahí mismo, sus ojos nunca dejaron de buscar los ojos de él.

Mientras observaba todo con asombro, Macarena coincidió en la mirada con el hipnotizador. Sus ojos parecieron taladrar su craneo. Ahí se dio cuenta que él estaba intentando hipnotizarla a ella también.

- No -pensó para sí misma- Pelearé contra sus poderes. Sofía quizás no pudo darse cuenta de lo que le estaba pasando, pero yo sí. No dejaré que me controle.

Incluso diciéndose a sí misma esas palabras, sentía que comenzaba a debilitarse. Sus ojos eran tan chispeantes, brillando sutilmente...no podía desviar la mirada.....se sentía tan ....... maravillosamente .......era tan asombroso. Pero tan pronto como comenzó, finalizó. Macarena pareció salir del trance. Creyó que el hipnotista se había resignado y la había liberado. Podía ser...

Macarena decidió que debía advertir al resto de la audiencia que la hipnosis era peligrosa y que deberían protegerse de sus poderes. Se puso de pie y enfrentó al público. Trató desesperadamente de persuadirlos. Pero, cada vez que ella hablaba, unos extraños sonidos salían de su garganta que no tenían nada que ver con lo que quería decir. Además, la gente respondía con carcajadas y ella parecía no darse cuenta lo que estaba pasando.

- ¡Suficiente! Jovencita, unete a nosotros. Sube al escenario -dijo Cliff.

Una nueva hipnotizada y obediente Macarena respondió en el acto.

Ahora que ambos miembros del club estaban en trance sobre el escenario, no había nadie que pudiese probar que la hipnosis no era real. Pero, eso ya no le importaba ni a Sofía ni a Macarena. En efecto, la única cosa que las mantenía ocupadas era tratar de obedecer a las órdenes de su Amo. Ambas se sentían maravillosamente. Sofía no podía creer que ella había desconfiado de la hipnosis. Era una experiencia que todo el mundo debía probar, pensaba. De inmediato, el hipnotizador chasqueó sus dedos y todos los que estaban en el escenario salieron del trance hipnótico.

- Gracias, han sido un público maravilloso. Buenas noches -exclamó Cliff.

Mientras unas, todavía aturdidas, Sofía y Macarena vagaban por allí sin animarse todavía a dejar el escenario, se les acercó un asistente

- Dado que ustedes han participado de las actividades de esta noche, quiero invitarlas a un agasajo que se hará aquí detrás del escenario junto con las otras "víctimas"

Ambas coincidieron en que ir a la fiesta sería grandioso. Tan pronto como bajaron y fueron detrás del escenario, se sintieron perdidas.

- Debe ser aquí -dijo Sofía al ver una puerta

- Sí -dijo Macarena mirando la misma puerta.

Ambas abrieron, entraron y se dieron cuenta que estaban solas. Sin embargo a ninguna de las dos les dio ganas de abandonar el lugar, como si ellas tuviesen que estar allí.

- Bien....veo, chicas, que están buscando un poco más de acción

Ambas se dieron vuelta y se encontraron con el hipnotizador. Casi inmediatamente, las muchachas cayeron en un profundo trance.

- Me alegra ver que aquellas pequeñas sugestiones extras permanecieron en sus mentes -dijo un Cliff visiblemente complacido.

Luego, procedió a hacer muchas cosas con las chicas, incluso múltiples sesiones de hacer el amor con ambas.

- Debo admitir que ustedes dos son las primeras "víctimas" en mucho tiempo por las que me he sentido atraído fisicamente -les dijo.

A ninguna pareció preocuparle. Las dos estaban extasiadas al estar nuevamente bajo su control.

Inexplicablemente, ambas abandonaron la escuela la siguiente semana. Las dos argumentaron "oportunidades de negocios" como justificativo para dejar la escuela. Ninguna se dio cuenta que eso era otra sugestión post-hipnótica.

Sofía, nunca más cuestionó la hipnosis. Ya no tenía razón, considerando que Cliff la hipnotizaba diariamente, convirtiéndola en su pequeño juguete sexual. Tanto Sofía como Macarena ahora salían de gira con Cliff y las chicas realmente disfrutaban la hipnosis.

Él ahora las controlaba. Y lo disfrutaba mucho.

FIN

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