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Control Absoluto

en Control Mental

Control Absoluto

por Hypnoman

Cuatro amigas, para matar el tiempo mientras sus maridos están fuera de la ciudad por negocios, descubren el poder erótico de la hipnosis y la habilidad del control absoluto.


- ¡No lo puedo creer! -dijo Amanda mientras sostenía su tercer vaso de vino tinto- Yo sabía que la web está llena de pervertidos y de pop-up engañosos, ¿es verdad que.... hay un sitio donde la gente se encarga de hipnotizar a otra gente?

Las risitas llenaron la habitación. Las cuatro mujeres eran buenas amigas. Ellas se conocieron a través de sus maridos y, cuando los hombres dejaban la ciudad por negocios, ellas buscaban el momento para reunirse. Amanda era una pelirroja alta, bien parecida y llena de atractivas pecas, que había sido bien dotada con grandes y sobresalientes pechos. A ella le gustaba el vino y era de hablar en voz alta. Monica era bajita, morena y con un look algo exótico. Su baja estatura era compensada con una piel perfecta, ojos almendrados y una cola para el infarto. Alison era la típica rubia californiana, recién salida de un programa de rehabilitación de la cocaína, pero el cigarrillo y el alcohol aún figuraban entre sus preferidos. De adolescente había sido modelo pero las borracheras y los excesos, a través de los años, habían dejado algunas arrugas en su rostro. Aún así, la mayoría de los hombres que la veían, la deseaban, aunque más no fuera para pasar una noche, ya que su matrimonio era solo por conveniencia. Su marido traía a casa el cheque y ella "abría la puerta", .... no se si soy claro. La última, pero no por eso menos importante, era Lindsay. Trabajaba para la compañía telefónica y era realmente deslumbrante. Tenía una altura promedio, practicaba deportes desde la universidad y, seguramente, era la más tonificada de las cuatro.

Mónica respondió:

- Es verdad, navegando por Internet tropecé con ese site y pensé que podía ser divertido probar, en vez de pasar el tiempo mirando una película pornográfica y despertar al otro día con la misma resaca de siempre.

- La hipnosis no es tan efectiva como te quieren hacer creer -replicó Alison- nunca pudieron hacerme dejar de fumar a través de la hipnosis y eso que he gastado una pila de dinero probando.

- Ahora no te pongas negativa, Alison -dijo Lindsay- ¡Si después de todo a lo único que no eres adicta es a la verga!

Todas festejaron la ocurrencia de Lindsay.

- En serio, hagamos algo salvaje -dijo Mónica- ¿Qué tal si luchamos entre nosotras y la ganadora hipnotiza a la perdedora?

- Hagamos una lucha por noche, en bikini, y ganará quien logre atar a su oponente de pies y manos. Luego podrá poner bajo su control a la perdedora.

- Ya me imagino ganándole a todas ustedes y armándome un harem de esclavas que hagan todas las tareas del hogar, me sirvan de pedicura, masajista, laven mi auto.....es una buena idea, Mónica.

- Hablemos en serio, Lyndsay -dijo Amanda

- ¿Cómo haremos para determinar quién pelea con quién? -preguntó Mónica.

- Escribiremos nuestros nombres en un papel, los colocaremos en una copa y sacaremos al azar las dos primeras contrincantes -dijo Alison.

Las mujeres cortaron trozos de papel y escribieron sus nombres, luego los pusieron en una copa de vidrio. Después de sacudirla unos momentos se animaron a hacer el sorteo.

Las dos "favorecidas" fueron Lindsay y Amanda.

- Ok, dado que es la primera noche, luchen en corpiño y braga ya que no tienen bikini y usen este viejo par de medias para atar a quien resulte vencida -dijo Mónica.

Las participantes se desvistieron y, bastante nerviosas, comenzaron.

- Vas a caer, puta -le dijo Amanda a Lyndsay

- Muy graciosa, colorada, prepárate a ser mía -Lyndsay respondió.

Mientras tanto, Mónica prendió el equipo de música y colocó música techno subiendo bastante alto el volumen. La música llenó la habitación y las mujeres comenzaron a pelear. Al comienzo se estudiaron, pero luego Amanda logró tirar al piso a Lyndsay. Forcejearon tratando de controlarse mutuamente, agarrándose y empujándose. Se notaba que no tenían el mismo estado físico que hace unos años ya que comenzaron a abrir la boca para respirar. Finalmente Lindsay pudo poner a Amanda boca abajo, colocó sus manos hacia su espalda y con el brazo y antebrazo la tomó por el cuello hasta dejarla casi inconsciente. Con Amanda ya indefensa, juntó los pies y las manos de su "víctima" y las ató con las medias que se habían destinado al efecto. Las demás mujeres estaban pasmadas y, por que no decirlo, exitadas.

Amanda, estaba inmovil. El ejercicio y el alcohol habían hecho efecto en ella. No había ninguna señal de resistencia. Lyndsay tomó un pendiente que una de sus amigas le alcanzó. Se sentó frente a Amanda y sostuvo su cabeza colocándola directamente frente a sus ojos.

- Ahora escúchame bien, cuidadosa y completamente, estás exhausta, no tienes más energía. Sólo escucha mi voz y déjate llevar. Relájate. No puedes resistirte, bajo ningún concepto. Yo gané y tú estás exhausta, tienes mucho sueño, estás muy cansada. Tus músculos están fatigados, tu mente está cansada. No puedes pensar, estás demasiado cansada. No quieres pensar, necesitas que yo piense por tí, deja que yo piense por tí. Di que te dejarás llevar...

La indefensa Amanda estaba cansada por el juego, estaba cansada, había tenido una semana estresante y no quería esperar más para poder dormir. Lentamente susurró:

-....me dejo llevar....

Lindsay continuó:

- Ahora te vas a relajar totalmente y vas a bloquear todo sonido, excepto mi voz.

Mónica bajó la música y sólo el sonido de la estática se escuchó en la habitación. Las mujeres estaban fascinadas..¿realmente estaba funcionando?

- Ahora -dijo Lindsay- quiero que cierres tus ojos. No puedes mantenerlos abiertos, se ponen muy pesados y estás muy cansada. Todo lo que quieres hacer, todo lo que puedes hacer, es seguir escuchando mi voz, que invade tu cabeza. Escuchar sólo mi voz, aceptando todo lo que diga. Dime que aceptarás todo lo que diga, ahora.

Amanda respondió:

- Aceptaré todo lo que digas.

Lindsay notó que comenzaba a humedecerse. El poder era excitante.

- Aceptas todo lo que diga y adoras este juego, adoras la lucha y la hipnosis, dilo.

Amanda respondió:

- Adoro este juego, la lucha y la hipnosis...

Las otras chicas estaban atónitas. No podían creer que la hermosa y alta pelirroja estaba atada como un cerdo y sumergida en un profundo trance.

- Cuando tu eras pequeña, mirabas películas o shows de TV que utilizaban la hipnosis, ¿no es cierto? -preguntó Lyndsay

- Sí -respondió Amanda suavemente

- Todo lo que has visto, es verdad. Cuando estás hipnotizada, estás completamente bajo el control del hipnotizador, pensando lo que el hipnotizador quiere que pienses, respondiendo en forma monótona, dirigiéndote a ella como "tu ama". ¿Está claro, Amanda?

Algo sorprendente sucedió, lo que arrancó el asombro de las mujeres que observaban. La voz de Amanda cambió y se hizo monótona y su cuerpo se puso rígido. Para acomodarla, Lyndsay desató sus pies y Amanda quedó sentada, con las piernas abiertas y las manos detrás en su espalda.

- Sí, Ama, lo tengo claro. Escucho y obedezco

Un murmullo sofocado, inundó la habitación.

Lyndsay se colocó al lado de ella. Era realmente sorprendente.

- Amanda, la frase gatillo que te llevará directamente a este estado de trance será "Reina Lindsay" ¿Has entendido?

- Sí, mi Ama

Lindsay desató a Amanda

- Amanda, ahora estás completamente bajo mi control, y seguirás mis instrucciones todo el fin de semana. Todo lo que desees y quieras hacer será lo que yo te diga que hagas, ¿Aceptas esto?

- Sí, mi Ama

- Cuando yo te toque la mejilla, te despertarás, no recordarás haber estado hipnotizada, pero responderás absolútamente cuando use la frase gatillo. Al despertar tendrás muchísimo hambre y buscarás comer algo que usualmente no te gusta... ¿Qué clase de comida no te gusta?

- A mi no me gustan los pickles, Ama.

- Ahora adorarás los pickles, no te cansarás de comer y por cada uno que comas sentirás el mismo efecto que si hubieses tomado dos copitas de tequila, ¿me has entendido?

- Sí mi Ama

Entonces la despertó...

Amanda observó desorientada.

- Que pasa, chicas. ¿Por qué me están mirando raro?. Dios, necesito un pickle.

Todas rieron mientras Amanda abría la heladera y tomaba un recipiente. Lo observó lujuriosamente y tomó un pickle

- Mmmm.....Oh, mi Dios, esto está buenísimo.

En unos instantes comenzó a tener hipo. Comió otro, otro y otro. Se sentó con la mirada un poco perdida, como si estuviese bajo los efectos de varias copas de tequila.

- ¿A que no te paras y caminas un minuto Amanda? -dijo Lindsay desde el otro lado de la habitación.

Amanda se incorporó, ante la risa de todas las presentes y trató de acercarse a Lindsay. Ella estaba BORRACHA, invadida por una gran borrachera....de pickles.

Todas estaban atónitas. Alison dijo:

- Esto es demasiado, no puedo esperar hasta la semana que viene para ver una nueva pelea. La cantidad de dinero que hubiese ahorrado en drogas si hubiese conocido esta diversión hace unos años.

Mónica intervino:

- Ok, esto fue divertido, por cierto que no fue una típica noche de cartas, pero antes que Amanda vacíe mi heladera es mejor que demos por terminada la reunión. ¿Alguien está en condiciones de conducir?

Nadie contestó y todos observaron a Amanda.

- Ok, Lindsay, dado que Amanda está totalmente "borracha" para conducir, llévala a su casa y déjala allí, ¿ok?

Lindsay sabía que dejar a Amanda en su casa era lo último que iba a hacer. Ella tenía la frase maestra para esclavizarla y estaba preparándose para pasar un fin de semana encantador, con su nueva sirvienta. Alguien que cocinaría para ella y obedecería todos sus pedidos.....

- Ehhh, seguro, la dejaré en su casa y haré que te llame cuando hayamos llegado. Hasta el Lunes.

Lindsay y Amanda fueron hasta el auto de Lindsay y se marcharon.

- Woow, no puedo creer que los pickles me hayan mareado tanto. Nunca pensé que podían hacerme sentir así -dijo Amanda mientras viajaban.

- Reina Lindsay -dijo Lindsay de pronto y Amanda quedó en silencio, con la mirada fija en el camino. Lindsay estacionó el auto al costado del camino y se dirigió hacia Amanda:

- Amanda

- Si, mi Ama

- Quiero que hables como si no estuvieras hipnotizada, con tu voz normal, y le dirás a Mónica por teléfono que has llegado sana y salva a tu casa, y que estás por irte a dormir. Luego le dirás buenas noches y hasta el Lunes.

- Sí, Ama -contestó Amanda con tono de voz normal.

Lindsay tomó el teléfono celular de Amanda y marcó el número de Mónica. Amanda dijo exáctamente todo lo que le había ordenado Lindsay. Cuando terminó le devolvió el teléfono a Lindsay.

- Reina Lindsay -dijo Lindsay nuevamente.

Amanda se puso rígida y clavó nuevamente su mirada.

- Tu entrarás en un trance cada vez más profundo cada vez que yo te ponga en mi poder. Más profundo y más poderoso. Irás perdiendo el deseo de pensar por tí misma y sentirás placer y exitación cada vez que estés bajo hipnosis. Es muy adictivo estar hipnotizada, especialmente por mí. Siempre tuviste una tremenda atracción hacia mí, me has admirado mi piel morena, mi voz. Siempre tuviste el deseo secreto de hacer cosas para mí, entregarte a mí de pies y manos. Desde que me conoces que has estado esperando que yo utilice tus habilidades como diseñadora de interiores para hacer cosas en mi casa, en forma absolútamente desinteresada. Nunca te opondrás a un pedido mío, ¿has entendido?

- Sí mi Ama.

- Durante la semana, hasta el próximo encuentro con las chicas, estarás a mi disposición, dispuesta a hacer todo lo que yo te pida, ¿está claro?

- Sí, Ama

Lindsay pensó que esto iba a estar muy entretenido. Ahora era el momento de continuar dentro de la casa.

- Amanda, cuando yo chasquee mis dedos tu saldrás del trance y no estarás más mareada, pero sabrás cual es tu deber cuando estemos solas. Así que comenzarás cargando mis cosas hasta dentro de la casa.

Lindsay chasqueó sus dedos y Amanda, obedientemente, tomó las cosas y las condujo hacia la casa de su querida amiga, Lindsay.


El marido de Lindsay estuvo afuera todo el fin de semana y Lindsay no hizo ninguna tarea de la casa ya que su amiga, era una excelente oportunidad para probar a su nueva mucama.

Se dirigió hacia Amanda, que se encontraba al lado de ella y le dijo

- Te pido disculpas Amanda, por el lío en que se encuentra mi casa, pero se que te las arreglarás para dejarla brillante

- Hey, espera un minuto. Pensé que me ibas a llevar hasta mi casa. ¿O estoy confundida?

- Epa, eso no se hace, no debes desobedecerme, Reina Lindsay.

Amanda cayó en trance, esta vez más profundamente que la anterior. Para asegurarse Lindsay caminó alrededor de ella. Luego se detuvo y permaneció unos instante mirando a la alta y adorable pelirroja, con la vista perdida en el vacío, en un profundo y más poderoso trance que las últimas tres o más veces que la había hipnotizado esa noche. ¿Hasta donde llegaría Lindsay?

Ella alternativamente despertó y volvió a dormir a Amanda con la frase gatillo una y otra y otra y otra vez hasta que perdió la cuenta. Uno de las mejillas de Amanda ya estaba colorada de las pequeñas cachetadas que le daba para sacarla del trance. Amanda entraba y salía constantemente del estado hipnótico. Lindsay decidió probar cuan profundamente estaba bajo su control.

- Amanda, ¿puedes escucharme?

- Si, Ama -fue la muy monótona respuesta. Estaba especialmente distante, su cuerpo parecía un cadaver por la rigidez. Ella estaba reaccionando como en esas películas de la infancia donde se magnificaba el poder de la hipnosis, tal como se lo había ordenado Lindsay.

- Tu trance es muy pero muy profundo

- Sí, mi Ama

- No deseas pensar por tí misma, hacer nada por tí misma, todo se hará bajo mis órdenes. Tu deseas que yo piense por tí, así tu puedes dedicarte a obedecerme, complacerme totalmente, absolutamente bajo mi control, ¿No te excita pensar que tu mente solo quiere almacenar los pensamientos que yo te imponga, las órdenes que yo te de.

- Sí, mi Ama. Yo quiero estar a tu disposición y darte el control absoluto -fue la respuesta de Amanda.

- Eres totalmente mía cuando estás en trance, Amanda. No pensarás en nada, salvo en lo que yo te ordene. Cuando obedezcas, inmediatamente te prepararás para obedecer la próxima orden y así sucesivamente hasta que hayas hecho todo lo que yo te haya mandado. Obedecerme te excita al punto de humedecerte. Cada tarea que completes aumentará tu placer y tu deseo de servirme. Si yo me aburro de darte órdenes o estoy preparando cosas para que tú hagas, podrás permanecer inmóvil hasta que yo te vuelva a dar órdenes, sin pensar absolutamente en nada. Tu único objetivo, cuando estés sola conmigo, es obedecerme, servirme, como un robot viviente. Esperar a que te diga lo que debes hacer. Cuando estemos con las otras chicas, actuarás como siempre, en lo exterior. Pero interiormente estarás desesperada, deseando, necesitando que te hipnotice porque así es como te sientes mas completa, estando bajo mi poder. ¿Aceptas y entiendes? -dijo Lindsay humedeciéndose de la exitación al darse cuenta el poder que tenía sobre Amanda.

- Sí, mi Ama. Entiendo y acepto -fue la respuesta de Amanda.

Lindsay levantó algo que se encontraba tirado en el piso. Se trataba de un par de medias largas y arrugadas. Las sostuvo frente a Amanda. Colocó la entrepierna de la media frente a la nariz de Amanda.

- Inhala profundamente y llena tu cuerpo de excitación a través de esta esencia, ahora! -ordenó Lindsay

Amanda inhaló la especial esencia de la media y sintió como su cuerpo respondía. Lindsay tomó el pie de la media y lo puso bajo la nariz de Amanda.

- Este olor te recordará que siempre estarás a mi disposición, a mis pies, satisfaciendo mis deseos. Esto reforzará tu obediencia y es algo que harás a menudo cuando tengas que lavar mis prendas. Ansiarás hacerlo aún cuando no estés en trance, avergonzándote de tu secreta adoración a este olor, lo cual te provocará más excitación y placer.

Luego Lindsay levantó sus brazos y colocó su axila contra la cara de Amanda. Estaba un poco "picante" después de una noche de pelea.

- Este aroma te excitará muchísimo, querrás lamerlo hasta que haya desaparecido pero no podrás, no lo tendrás permitido. Hará que tu cuerpo tiemble de placer, y te mantendrá a punto de orgasmo, pero no podrás ni siquiera liberar un gemido de placer.

La lengua de Amanda, instintivamente resbaló contra la parte posterior de sus dientes, deseando poder pasarla, aunque sea una vez, por el bello de la axila de su Ama.

Lindsay, mientras tanto, pensaba que esa sugestión de olores podría resultarle divertida para su próxima pelea.

- La próxima vez que luchemos, darás todo de tí por ganar, hasta que te topes con alguno de estos "adorados aromas". A partir de allí se te hará muy difícil luchar y adorarlos a la vez.

Observó a Amanda: Pelo largo perfecto y lacio. Su piel no presentaba ni un defecto y mantenía sus manos y pies al cuidado de expertas manicuras y pedicuras. Siempre usaba ropa de alta costura y perfumes carísimos. "¡Qué hija de puta!" pensó "Debería tener una experiencia totalmente diferente"


Lyndsay observó el desorden que había en la habitación. Bombachas por todos lados, medias, ropa de gimnasia, ropa interior, etc.

- Amanda, limpia todo esto mientras me doy una ducha -le ordenó

- Sí, Ama, limpiaré todo este desorden -repitió Amanda

Con absoluta devoción comenzó a juntar todo aquello que se encontraba tirado. Lo que estaba sucio lo separó para lavarlo, apiló la ropa que debía guardar, puso la ropa del marido de Lyndsay en una pila, para que cuando llegará encontrara todo en orden. Levantó cada par de zapatos y los observó con total admiración mientras los acariciaba, mientras observaba de reojo hacia la ducha para asegurarse que Lyndsay seguía bañándose.

Cuando estuvo segura inhaló profundamente e inmediatamente se llevó la mano a su concha. Susurró levemente "servir a Lindsay" y su cuerpo tembló. Hizo lo mismo con las medias y los zoquetes. Cuando tuvo entre sus manos la ropa interior y las pantys volvió a temblar de excitación. Deseaba fervientemente hundir su cara en ellas, para expresar su admiración, su sumisión, pero no quería ser descubierta. Estaba tan humedecida que sus fluidos atravesaban su ropa interior. Una vez que la habitación estuvo en orden, ella pegó un último vistazo y dijo en voz alta:

- Limpié este desorden.

Entonces quedó inmovil, en trance y en silencio, esperando su próxima orden.

Lindsay tomó una larga y placentera ducha, se tomó su tiempo y no se preocupó por Amanda. No estaba segura cuanto tiempo le llevaría arreglar la habitación así que se despreocupó totalmente. Quería ver que sucedía cuando Amanda terminara de cumplir la orden. ¿Saldría del trance o se quedaría esperando por la próxima orden? ¿Cuan profundo la había llevado en una sola noche? Se miró al espejo aún si haber comenzado a secarse. Aún tenía una buena figura, su marido adoraba su culo y le daba muchas muestras de atención y deferencias. Observó su cuerpo húmedo y miró sus manos y sus uñas. Era hora de una manicura y de una pedicura y también de planificar un buen masaje. ¡Cómo no se le había ocurrido! La obediente perra que se encontraba en su habitación bajo hipnosis podría utilizar sus propios recuerdos y experiencias como clienta para repetir el tratamiento en su Ama.

- Amanda, ven aquí, ahora -gritó desde el baño. Amanda, inmediatamente pasó de una pose de estatua a una agil respuesta obedeciendo al instante. Estar parada frente a la desnuda y húmeda Lindsay era todo un honor para ella.

- Arrodíllate ante mi.

Amanda se puso de rodillas ante su Ama. Levantó la cabeza y la observó con intensa admiración.

- Comienza a secarme, comenzando por los pies -dijo Lyndsay

Amanda obedeció. Mientras tanto Lyndsay observaba por el espejo como su esclava se esmeraba con total devoción en quitar toda gota de humedad en su cuerpo.

- Aplícame crema hidratante, ahora -dijo Lyndsay y Amanda nuevamente obedeció sin chistar.

Terminada la tarea Lyndsay se dirigió a su habitación y se tiró en la cama

- Amanda, masajeame mis pies

Amanda se colocó a los pies de la cama. Se arrodilló y comenzó a masajear el pie de Lindsay. Era maravilloso. Era consciente de lo que estaba haciendo y estaba totalmente concentrada en ello ya que era la única cosa que tenia en su mente. Complacer a Lindsay, servirla. Estaba donde correspondía, a sus pies, obedeciendo.

- Ahora, probablemente me duerma mientras me das el masaje, así que cuando eso suceda y tu te asegures que estoy dormida te quedarás inmóvil, observándome, cuidándome, pensando en mí. Repetirás el siguiente mantra en tus pensamientos: "Cuando estoy en trance existo solamente para servir a la Reina Lyndsay, soy su humilde sirvienta, solamente necesito sus pensamientos en mi cabeza y estoy absolutamente bajo su control. Cuando estoy en trance le pertenezco y me convierto en su robot viviente. Le permito que controle mi cuerpo y mi mente. Pertenezco a la Reina Lindsay. Cuando no estoy en trance, me imagino estar siendo hipnotizada para poder sentir satisfacción total"

Luego de permanecer en silencio unos segundos para que la sugestión penetre en el cerebro de Amanda, continuó:

- Cuando despierte a la mañana, comenzarás a masajear mis pies nuevamente y continuarás con todo el resto de mi cuerpo. Cuando te ordene que te detengas, inmediatamente te irás a la cocina y me prepararás el desayuno. A mi me gusta que me sirvan el desayuno en la cama. Ahora continúa masajeándome.

- Sí, mi Ama

Lindsay comenzó a sentir sueño.

FIN