miprimita.com

El vuelo del placer o Paula, la más zorra azafata

en Orgías

Mi actividad profesional me obliga a viajar con mucha frecuencia, desplazamientos que suelen ser por toda Europa. El hecho de residir en Suiza, en pleno centro del viejo continente, hace que esos viajes no resulten demasiado largos y fatigosos. La mayoría de ellos suelen ser a París, Madrid o Londres, ciudades a solo un par de horas de vuelo. Sin embargo esta vez me ha tocado Nueva York.Y, la verdad, no me entusiasma nada la idea de estar metido en un avión durante un montón de horas. Pero, qué remedio?! No tengo elección.

Es martes y, por la poca gente que veo, me da la impresión de que el enorme Boeing 747, al que acabo de subir para el vuelo Ginebra-Nueva York, va a ir medio vacío. Ya estoy acomodado en mi asiento (de ventanilla, por supuesto) desde hace unos minutos y nadie ha venido aún a sentarse a mi lado. Espero no tener que viajar solo durante tantas horas! Aunque es cierto que, a veces, te toca cada pelmazo (o pelmaza) al lado en los aviones que, la verdad, casi mejor estar solo.

Ya estoy pensando si ponerme a leer o encender el ordenador portatil, cuando la veo avanzar por el pasillo, con la tarjeta de embarque en la mano y buscando su asiento. Es una bonita mujer madura, alrededor de 40 años, rubia, de piel cobriza, un tanto rellenita pero que llama enseguida la atención por su elegancia y feminidad. Una mujer, como digo, elegante, hermosa y muy deseable. Llega a mi altura y... se detiene! Estupendo, me digo a mi mismo al tiempo que me levanto para ayudarle a guardar el equipaje de mano en el compartimento de arriba. Y lo hago, claro está, con la mejor de mis sonrisas y una de esas miradas admirativas que las mujeres saben tan bien interpretar y suelen aceptar halagadas. Y así creo que lo entiende ella ya que a su vez me dedica una bonita sonrisa cargada de coquetería y agradecimiento.

Se sienta a mi lado y, de la manera más natural, como si ya nos conociéramos de antes, comenzamos a charlar. Me dice que se llama Graciela y que va a Nueva York en viaje de placer, unas cortas vacaciones para descansar y visitar a una de sus sobrinas que reside en esa ciudad.

Después de varios dias sin tener ningún contacto femenino, el tener a tan hermosa mujer así seantada junto a mí, tan cerca, me empieza a excitar y siento mi pene comenzar a manifestarse, latiendo y poniéndose en estado de semierección. Y es que el generoso escote de su blusa me permite ver el nacimiento de sus voluminosos senos, que adivino grandes y sabrosos, y la faldita, que le remontó al sentarse, deja al descubierto sus macizas piernas a partir de medio muslo. Seguimos hablando y bromeando, yo sin dejar de excitarme más y más con esa bella hembra, hasta el momento del despegue. Graciela, confesándome tener siempre miedo durante la maniobra de despegue, agarra fuerte mi brazo y apoya su cabeza sobre mi hombro, cerrando los ojos.

Que agradable me resulta sentir el dulce calor de sus manos apretando mi brazo y oler el perfume de su pelo!

Tenso un poco los músculos buscando impresionarla, haciéndola sentir el volumen de mis trabajados biceps. Permanecemos así durante todo el despegue y eso provoca que mi erección aumente de manera considerable.

Cuando el avión se estabiliza en el aire, ella libera un poco la presión que ejercía sobre mi brazo y me vuelve a mirar y sonreir. Esta vez con una algo avergonzada sonrisa mezcla de disculpa y agradecimiento. Le ruego que deje su mano sobre mi brazo, coloco la mía sobre la suya, le sonrio y tengo el atrevimiento, que hasta a mi mismo sorprende, de besar tiernamente su mejilla. Seguimos hablando y poco a poco nuestras cabezas se van aproximando, nos hablamos cada vez más suavemente y sin dejar de mirarnos directamente a los ojos. Las cosas van muy deprisa y me siento sorprendido y casi temeroso de que algo venga a estropear tan increible situación, pero sé muy bien que algunas veces, pocas, sucede así, que dos personas se conocen y al cabo de pocos minutos ya sienten esa mezcla de deseo y confianza el uno por el otro que hace que un hombre y una mujer se atraigan irresistíblemente.

Y mi atracción es manifiesta. Mi verga abulta en mi entrepierna de una manera imposible de disimular. Graciela, sin duda, lo vé. Así como mi mirada, que irradia deseo y se inflama cuando le miro la boca, de carnosos labios, que desearía poder besar, los tentadores pechos, que bajo la blusa comienzan a marcar los pezones contra la tela, y esos muslos que tanto me gustaría poder acariciar, y hacer desaparecer mi mano entre ellos, en busca de lugares mas íntimos y placenteros. Seguimos reduciendo la escasa distancia que nos separa, milímetro a milímetro, y nuestras bocas acaban por encontrarse y besarse. El beso no tarda en hacerse intenso y se prolonga durante largos minutos. Nos lamemos los labios el uno al otro, con ternura, nos rozamos las lenguas, las chupamos, y dejamos que la lujuria se vaya instalando, dando rienda suelta al deseo. Busco disimuladamente sus pechos, olvidando que mucha gente nos rodea y puede vernos, y le pellizco, sobre la ropa, con suavidad, sus ya abultados y duros pezones.

Ella, por su parte, aprieta los músculos de mi brazo con la mano que tiene ahí apoyada, y con la otra me acaricia un muslo, acercando cada vez más esa mano a mi abultada entrepierna, acabando por sobarme la polla descaradamente sobre el pantalón. Acerco mis labios a su oido y le susurro… "mmmmm Graciela, como me excitas! Me tienes la verga enorme, la sientes? Desde que te ví ardo de deseo de acariciar y lamer tu cuerpo entero. Me muero por besar y chupar tus pezones, darte placer con la lengua, lamiendo tu sexo que sin duda está ya húmedo y deseoso de ser mimado, me equivoco?" Ella, con apenas un hilo de voz, me responde… "Nooo, no te equivocas, has despertado algo dentro de mí y también me siento ardiente de deseo, desearía que me lamieras, no me suele suceder, me sorprende, pero no me importa, bésame, tócame, haz de mi tu puta en este vuelo…"

Seguimos besándonos y tocándonos un buén rato y tanto como la situación nos lo permite. Quizás un poco más, ya que noto que la señora de la fila de asientos del otro lado no deja de mirarnos. Estoy enormemente excitado y deseo más, por lo que de nuevo le susurro al oido… "Sígueme."

Me levanto y empiezo a andar hacia el fondo del pasillo, intentando disimular, sin conseguirlo muy bien, el enorme bulto que provoca mi rabo erecto. Entro a uno de los pequeños aseos del avión y, mirando por la puerta entreabierta, espero que llegue ella. Cuando entra, volvemos a fundirnos en un apasionado beso, dando rienda suelta a nuestras manos, completamente poseidos por el deseo, y comenzamos a desnudarnos el uno al otro, dentro de lo que la estrechez del compartimento nos permite.

Cuando me agacho y le bajo la braguita, veo que su sexo está completamente depilado. Permanezco agachado y comienzo a ocuparme de esa deliciosa rajita, tan suave y tentadora, de inchados y húmedos labios, que acaricio con mis dedos, con suavidad al principio, acentuando poco a poco la presión intensificando la caricia.

La empiezo a penetrar con dos dedos, moviéndolos despacio pero introduciéndoselos completamente, enteros, mientras con la yema del pulgar le masajeo el clítoris, haciéndola retorcerse y gemir de puro placer, sin retención, provocándole casi perder el equilibrio y que deje caer su voluminoso cuerpo sobre la tapadera del WC y quede sentada en él, con las piernas abiertas y el coño adelantado… "Que rico coño tienes, zorra, me encanta, y todo depilado! Te lo voy a comer hasta hacerte gritar de gusto como una furcia en celo, abremelo más…" Graciela, echando la cabeza hacia atrás y gimiendo sin retención, separa más sus piernas mientras se pellizca con fuerza sus gordos pezones.

Comienzo a comerle el coño, me encanta su sabor y la dulce sensación de suavidad al lamer esa piel, afeitada, húmeda y tan tierna. Hundo la lengua lo más profundamente que puedo, moviéndola en su interior, haciéndola dar grititos de placer. Cuando la noto cerca del éxtasis me levanto, dispuesto a penetrarla, quedando mi enorme polla a la altura de su cara. Ella alarga una mano, la atrapa y comienza a meneármela con fuerza, casi haciéndome daño. Con la mirada y la voz distorsionadas por la lujuria, me dice… "Fóllame cabrón, méteme ya la polla entera, no puedo más! Clávame este rabo en el coño ahora mismo, mamón, venga, vén…". No es necesario repetírmelo dos veces. Flexionando las piernas, coloco la punta de la verga en la entrada de su coño y, de un solo empujón, se la meto entera, hasta el fondo. Agarro sus muslos entre mis brazos, levantándolos, y empiezo a bombearle el coño con un casi violento movimiento de mete y saca que, en pocos segundos, le provocan un primer orgasmo, intenso, violento, haciéndola gritar sin retención... "Siii, me corro cabrón, ahhhhhhhhhh, que gusto, Dios!!! Mmmmmm fóllame fuerte, hijo de puta, asiiiiii, oooooh, dame tu polla, ahhhhhhh"

Alguien está llamando a la puerta! Con insistencia y preguntando si ocurre algo. Una voz femenina, debe de ser una azafata. Los gritos de Graciela al correrse debieron alertarla al pasar. Entonces oigo que una llave manipula la cerradura y la puerta comienza a abrise! Apenas tengo tiempo de sacar la polla del coño de mi amante e incorporarme que la puerta se abre completamente!

Y entonces apareces tu.

Graciela está desnuda, sentada y despatarrada sobre el inodoro y aún gimiendo y gozando del orgasmo. Yo me encuentro delante de ella, de pié y con la polla más tiesa y dura que un mástil. Y tú, al ver la situación, cierras la puerta tras de tí rapidamente, ya que algunos pasajeros se acercaron a curiosear al oirte llamar a la puerta y seguramente que algo pudieron ver. Quedas dentro aunque apenas hay sitio para los trés en tan reducido espacio.

Veo la plaquita de tu uniforme con tu nombre… "Sta. Paula", y miro tu carita, dulce, inocente y linda. Pero enseguida adivino que me encuentro frente a una de las putas más insaciables que nunca conocí, al ver tu mirada viciosa clavada en mi erecta verga, y pasando de ella al gozoso coño de Graciela, que ahora se acaricia ella misma, prolongando el placer de su corrida.

Sin que medien palabras, como si fuera lo más normal y natural del mundo, te arrodillas frente a mí y tomas mi polla en una de tus manitas. La empiezas a pajear y con la otra mano comienzas a acariciarte entre las piernas.

No puedo creerlo, este es el viaje más alucinante que nunca realicé!

Atrapas mi glande entre tus labios y comienzas a chuparlo fuerte, succionandolo, chupándolo como si lo quisieras absorber, matándome de gusto, mientras me pajeas el tronco con fuerza. Veo que Graciela se ha incorporado y su mano remplaza la tuya entre tus piernas, por debajo de tu falda.

El mucho tiempo que llevo excitado, la magnífica follada con Graciela y la maravillosa mamada que me estás haciendo provocan que sin poder resistir más comience a eyacular fuertes chorros de esperma dentro de tu boca… "Ohhhhh siiiii zorra, mámamela, me corrooooo, ahhhhhhhh". Para intensificar mi placer, sacas mi rabo de tu boca y lo pajeas fuerte, apretándome los huevos y pellizcándome el glande entre las yemas de tus dedos… "Dioooos, joder que gusto me das, furcia, ahhhhhhh" Mi polla sigue vertiendo semen sobre tu cara, tu pelo y tu uniforme. Tú comienzas a gemir más intensamente, con mi polla de nuevo metida en la boca y los dedos de Graciela en el coño, comenzando a sentir la llegada de tu orgasmo. Pero de nuevo se oye llamar a la puerta con insistencia. Debe de ser una de tus compañeras, alertada por alguno de los viajeros.

Reaccionamos los trés y Graciela y yo nos vestimos como podemos, mientras tú indicas a tu compañara, con la voz rota por el vicio y el deseo, que todo va bien y no hay ningún problema, que una pasajera sufrió un pequeño desmayo pero que ya todo está arreglado. Francamente, nunca una mentira fué más descarada y dificil de créer!

Salimos y regresamos a nuestros asientos. La gente nos mira, tu uniforme está manchado y, tanto los pasajeros que vinieron a curiosear como tu compañera, saben muy bien cual es el origen de esas manchas. Tu estás como ida, presa de tu ansioso vicio retenido. Cuando nos interrumpieron estabas a punto de correrte, pero no pudiste terminar. No dejo de observarte desde mi asiento y veo que, cuando la situación vuelve a la normal y ya nadie te presta atención, te colocas detrás de unos asientos desocupados y tu cuerpo se mueve ritmicamente. No veo contra qué te estás frotando, pero supongo que es contra uno de los apoyabrazos que separan los asientos, con el coño apoyado sobre él y las piernas abiertas. Y al cabo de unos pocos movimientos, veo en tu cara una mueca de placer y tu cuerpo sacudirse al correrte.

 

~*~*~*~*~*~*~*~*~~*

 

Dos horas más tarde, cae la noche y la mayoría de los pasajeros duermen.

Yo me desplazo a la parte trasera del avión, donde quedan algunos asientos vacios. No te perdí de vista durante todo el vuelo. Ya supe lo puta que eres cuando me mamaste la polla en el pequeño aseo, y me lo confirmaste cuando te vi frotarte como una perra en celo contra el asiento hasta correrte.

Te hago un gesto de la mano, solicitando tus servicios y vienes hacia mí. Nada más el ver tu carita de furcia vicosa me hace engordar la polla. Cuando llegas, te digo... "Disculpe que la moleste señorita, pero perdí una lentilla justo aquí delante del asiento y no la consigo encontrar con tan poca luz, si pudiera ayudarme a buscar con una linterna..."

Sacas una pequeña linternita del bolsillo, la enciendes y te arrodillas delante de mí, buscando la inexistente lentilla. En ese momento bloqueo tu retirada con una pierna, agarro tu pelo de un puñado y te digo, con la boca pegada a tu orejita... "Ven aquí furcia, sabes muy bien que no hay ninguna lentilla, verdad? Es usted muy puta, señorita Paula, y me pone la polla a reventar. Antes me la mamaste pero ahora quiero follarte..."

Mientras te digo eso, meto la otra mano entre tus piernas y alcanzo tu sexo, que empiezo a acariciar… "Eres la azafata más puta que jamás conocí, Paulita, vas sin bragas! Y tienes el coño empapado." Te sigo sobando el coño, sin soltarte el pelo, y meto la lengua en tu oreja, te lamo el cuello, la barbilla, la cara, la meto en tu boca.

Dejo de acariciarte y huelo mis dedos... "Mmmmmm cerda ramera, te huele el coño a puro vicio, te corriste varias veces ya desde que estamos en vuelo, verdad? y no te lavaste aún." Te ordeno ir al baño y lavarte el coño, lo quiero bien limpito para lamerlo y penetrarlo después con mi verga. Tu obedeces y, mientras espero tu vuelta, veo que dos o trés individuos a nuestro alrededor se han despertado y dado cuenta de nuestro juego. Los adivino excitados y veo mirar de reojo, esperando tu regreso y tocándose los rabos sobre los pantalones.

Vuelves al cabo de unos minutos y te quedas plantada frente a mí, con esa carita de zorra viciosa y un poco sin saber que hacer. Me abro el pantalón y lo bajo liberando mi erecto pene… "Ven zorra, vuelve a arrodillarte aquí." Tu obedeces y, sin que sea necesario darte más instrucciones, comienzas a tragarte mi verga entera. Mientras me comes la polla, veo que nuestros vecinos se frotan las suyas cada vez más fuerte sobre la ropa. Miran ya descaradamente y con cara de vicio. Decido hacerlos sufrir más y te digo en voz un poco más alta, para que puedan oirme... "Así putita, me la chupas muy bien. Sacatela de la boca, mójala mucho con tus babas y pasa la lengua sobre ella, de arriba abajo, como si fuera un helado. Siiiii, así, muy bien, chupa y lame también mis huevos, siiii furcia, que gusto me das, ahhhhh, que bien me la mamas, vuelve a metértela entera en la boca, zorra..."

Los otros tios están ya que se les salen los ojos de las órbitas, y ya se sacaron las pollas y las pajean libremente. Tiro de tu pelo hacia atrás y mi verga sale de tu boca. Te hago sentar en el asiento y te levanto y separo las piernas. Con furia y deseo hundo mi cabeza entre tus muslos y comienzo a lamerte intensamente la empapada rajita, metiendo la lengua lo más profundo que puedo y lamiéndote fuerte sobre el clítoris. Tu gimes y te pones un puño en la boca, que muerdes, intentando evitar que tus gemidos de furcia gozosa sean escuchados, pero nuestros vecinos no pierden detalle y se levantaron de sus asientos para venir a colocarse a nuestro alrededor y pajearse mirándonos. Noto que estás apunto de correrte y yo también deseo hacerlo. Me incorporo y, agarrándote de los tobillos, levanto y abro aún más tus piernas, dejo tu coño completamente levantado y expuesto, y está tan mojado que de una sola embestida mi polla entra entera dentro, hasta que los huevos me impiden ir más lejos y aún así sigo empujando. Tú no puedes aguantar más... "Si cabrónnnn ahhhhhhhh clavamela fuerte, asiiiiiiii, uffffffffffff, me llenas el coño, siiiiii, fóllameeeee, ahhhhhhhhhh..." Entonces empiezo un rápido mete y saca, a follarte fuerte sabiendo que los dos estamos al borde del orgasmo y no es necesaria ninguna retención. Al cabo de solo un par minutos de tan intensa follada nos corremos juntos, gimiendo... "ahhhhhhh furcia, que gusto, mmmmmmm, me corroooooo, mmmmm, toma mi leche, putaaaaa, ahhhhhhhh".

Cuando termino de vaciarme dentro de tí, me lavanto y te ordeno quedarte como estás. Entonces me aparto e indico a los otros trés tíos que no sean tímidos y vengan a terminar sobre tí... "Venid y escupid vuestra leche sobre esta furcia, lo está deseando, verdad puta?" Tú, como queriendo confirmarnos lo puta que eres, levantas una pierna y la colocas en el asiento de al lado, dejando tu coño visible y abierto, del que va saliendo mi semen, que cae goteando sobre el asiento. Comienzas a meterte dos dedos dentro, haciéndote una paja rápida y profunda, lubricada por la mezcla de tus jugos y de mi esperma. Los hombres se excitan tanto viéndote que, lanzando gruñidos de deseo animal, se colocan a pocos centímetros de tu cara de furcia y comienzan a pajearse las pollas como si se las fueran a partir. Enseguida se corren y vierten sobre todo tu cuerpo los chorros de su esperma caliente. También tu te corres pajeándote y tu boca abierta recibe algunas de las lanzadas de esperma. Acabas duchada de semen, te resbala por el pelo, sobre la cara, y tu uniforme está totalmente manchado.

Los trés "invitados" regresan a sus asientos y volvemos a quedar solos. Te susurro... "Ve a lavarte zorra, arregla como puedas tu lamentable aspecto y vuelve rápido. Quiero que me sirvas un whisky y traigas algo de comer." Y, dando media vuelta, vuelvo a mi sitio.

Pasan unos minutos y me traes una bandeja con el whisky y unos sandwiches. Me bebo la copa y te hago una seña con el vaso vacío en la mano para que me traigas otro whisky. Al traérmelo, susurrándome al oido, me dices… "que sabroso será chuparlo enbebido en whisky. Aunque tal vez no sea buena idea, pues podría emborracharme!" Eres realmente una auténtica perra en celo! Me vuelves a excitar con tus palabras y tu vocecita de niñita inocente, alargo la mano para pellizcar uno de tus pezones sobre la blusita del uniforme, y añades… " Tengo que hacer una recorrida por el avión, pero en 20 minutos, cuando termine de comer, lo espero en el último baño. Usted entenderá señor, este es el último traje que tengo y no puedo arruinarlo, por lo tanto deberé esperarlo desnuda, a Ud. y a su amiga por supuesto."

Disfruto del whisky, relajado y satisfecho, mientras te veo moverte por el pasillo del avión. Tu delicioso cuerpo de putita caliente atrae mi mirada como un imán y me mantiene en un estado de permanente excitación. Después, como despacio los sandwiches que me trajiste mientras mi vecina de asiento duerme profundamente. Quedó muy satisfecha, la muy zorra, con la follada en el pequeño aseo, y duerme desde entonces.

No soy el único en el avión que admira y desea tu cuerpo, muchos de los pasajeros ya notaron lo puta que eres y me divierte ver las miradas cargadas de vicioso deseo que algunos hombres y mujeres te dedican al pasar.

Vas muy linda con tu uniforme, cuya faldita te queda divina y marca maravillosamente tu apetecible trasero. Ese culito delicioso en el que desearía hundir mi cara y poner mi boca, lamerlo... mmmmm, empiezo a sentir mi verga engordar y endurecer, y mi mano va a colocarse, casi inconscientemente, sobre el muslo de Graciela, que empiezo a acariciar bajo la falda. Ella sigue durmiendo pero, en su sueño, reacciona a mi caricia separando un poco las piernas y permitiendo que mi mano le acaraicie la parte interna de los muslos y llegue a rozar con los dedos los labios de su rasurado coño. Poco a poco voy intensificando mi caricia y ella, sin abrir los ojos, separa más las piernas y me permite penetrar su ya húmeda rajita.

Cuando pasas a la altura de nuestros asientos, empujando un carrito con bebidas y café, de un gesto de cabeza te hago acercarte y te muestro lo que le estoy haciendo a la zorra de Graciela. Mientras, ella se despatarró y mis dedos le follan el coño profúndamente, penetrándole hondo en la vagina y arrancándole suspiros de placer. Tu le levantas la falda y admiras con una mirada viciosa esa raja mojada y toda afeitada follada por mis dedos. Graciela, todavía con los ojos cerrados, nota tu presencia y se excita más sabiéndose observada, adelanta y levanta el coño y gime como una perra en celo. Tú, también excitada y ocultándonos un poco con el carrito de las bebidas, le pellizcas los marcados pezones, sobre la blusa primero, y pasando la mano por dentro después. Tantos mimos le damos entre los dos que enseguida se corre, empapando mis dedos con sus jugos, apretando fuerte con una de sus manos las tuyas contra sus gordas tetas y tocándome la polla sobre el pantalón con la otra.

Tu voz es casi un susurro y tiembla de vicioso deseo. Mirando el hinchado bulto de mi entrepierna, me dices que me esperas en el baño y me suplicas venir pronto. Te veo alejarte hacia el fondo del pasillo y le pregunto a Graciela, la cual sigue sobándome la polla... "Te corriste agusto, zorrita? Mira como me pusiste el rabo con tus gemidos de puta en celo, vayamos al baño, nos espera Paula, la azafata, y ahora te toca a tí darnos placer a nosotros".

Nos levantamos para ir a tu encuentro. Veo al pasajero que viaja sentado detrás de mí, un baboso viejo, gordo, calvo y barrigón, con la polla en la mano y pajeándose. El muy cerdo siguió el capítulo de la paja y corrida de Graciela y menea su flácido y gordo rabo como puede bajo la masa de grasa de su barriga. A su lado duerme la que imagino es su esposa, una vieja de descuidado físico, nada atractiva, sebosa, una mujer realmente muy poco (o nada) deseable. El me mira casi suplicante y hace como para levantarse, manifestando su intención de venir con nosotros, pero se detiene al ver mi gesto negativo de cabeza y mi mirada, amenazadora y cargada de asco y desprecio.

Llegamos al aseo y veo la lucecita roja encendida, indicando que está ocupado. Golpeo suavemente la puerta con los nudillos y ésta se abre unos centímetros. Te veo comprobar quién llama y abrir la puerta un poco más al ver que somos nosotros. Entramos y te encontramos completamente desnuda, tu uniforme bien colocado en una percha y suspendido en el colgador de la pared. Hasta la braguita te quitaste ya... "Hola putita, ya te desnudaste? Ya no aguantas más de ganas de ser follada, verdad zorra?" Vuelves a poner tu carita de princesita inocente y me explicas que es el único uniforme limpio que queda en el avión, ya que tuviste que cambiarte dos veces los uniformes manchados de esperma. Te agarro un pecho y comienzo a apretarlo en la mano y pellizcar suavemente el pezón entre mis dedos. Me vuelvo hacia Graciela y le ordeno desnudarse ella también.

Mientras lo hace, te hago sentar sobre la tapadera del inodoro, me agacho delante de tí y te empiezo a masajear el coño, ya empapado, y a meterte dos dedos profúndamente en la vagina. Nada más metértelos la primera vez, gimes y te retuerces de placer, como la ninfómana viciosa que eres. Graciela, ya desnuda, comienza a pellizcarse los pezones y pasarse la mano sobre el coño, mirándonos. La hago arrodillarse delante de tí... "Mira que delicioso coño, quiero verte lamerlo, zorra, chúpalo, húndele la lengua dentro, hazla gemir, y cómele también el culito, lame ese lindo agujerito rosado...". La muy puta no se hace de rogar, agarra y separa tus muslos con sus manos y comienza a darte lametones por toda la raja. Te lame intensamente, abriéndote bien el coño con sus dedos y follándolo con la lengua, metiéndotela dentro, bien profunda. Y prolongando sus lamidas por toda la raja del culo, parándose a mojar y acariciar con la punta de la lengua el pequeño agujerito de tu ano.

Tu ya no gimes, gritas de placer! "ahhhhhhhh siiiiii mmmmm que riiiiiiico me comes el coño, guarra, asiiii, ohhhhhhhhh". Yo me coloco a tu lado, me quito el pantalón y libero mi polla que está completamente erecta y dura, marcando todas la venas y con la cabeza gorda y rojísima, vertiendo ya abundante líquido transparente. Volteo tu cabeza y coloco la verga sobre tu boca, sugiriéndote con ese gesto que me la mames. Tampoco tu te haces de rogar puesto que la agarras fuerte con una mano, la empiezas a pajear y te la introduces en la boca... "ahhhhh pedazo de puta, que bien la mamas, mmmmm que gusto me das, eres buena zorra comepollas, ahhhhhhhh, asiiiii..."

Graciela, mientras te come el culo y el coño, se mete varios dedos en el suyo y, al cabo de pocos minutos, estamos ya los trés para corrernos. Os ordeno deteneros y sentaros en el suelo... "Al suelo furcias, follaos el coño la una a la otra..." Al instante las dos estais juntas en el suelo. Con las piernas abiertas, levantando el culo, apoyadas sobre piés y manos y frotandoos los coños la una a la otra. Con lascivos movimientos, apretais vuestros cuerpos mutuamente y gemís como furcias posesas. El veros así me hace sentirme poseido de un deseo salvaje. Mientras os restregais los empapados coños, voy pasando de la una a la otra, metiéndoos la polla en la boca y pellizcando vuestras tetas, chupando vuestros pezones, sin cesar de hablaros... "Si furcias, frotaos fuerte, así, muy bien, frotad bien esos coños de putas, chafaos los clítoris mutuamente, quiero oiros gritar de gusto, correos follándoos, siiii, sois unas perras y os voy a escupir mi leche, putas!"

De repente las dos comenzais a gritar, vuestros cuerpos sufren sacudidas de placer y gemís, gritais vuestro vicioso placer, os correis como rameras en celo y yo, mientras tanto, me pajeo fuerte y siento que también me voy a correr. Agarro tu pelo, completamente cegado por el deseo animal que me posee y meto de nuevo la polla dentro de tu boca. Siento tu receptiva boca acogerme y tus manos atrapar y apretar mis nalagas contra tu cara empujando mi polla más adentro de tí. Que gusto me haces sentir tragándote entera toda mi enorme polla! Ahhhhhhh furcia, siiiiiii, ohhhhhhhh, me corroooooooo, ahhhhhhhhhhh". Los chorros de mi leche caliente empiezan a ser escupidos por mi polla dentro de tu boca, profúndamente en tu graganta, y grito sin retención el enorme placer que siento corriéndome tan maravillosamente. Necesitando respirar, sacas mi verga de tu garganta y las últimas lanzadas de mi leche aterrizan sobre tu carita. Ordeno a Graciela lamerte la cara y tragar esos restos de semen. Así lo hace y vuestras lenguas lubricadas con mi esperma se entrelazan y chupan. Os acerco mi polla y seguís chupándola a duo un rato más, gimoteando como furcias satisfechas, mientras aún sigue erecta y húmeda.

Lentamente nos vestimos los trés y salimos a continuación del pequeño local. Las personas sentadas a proximidad del mismo, nos miran con ojos envidiosos y sonrisas delatoras de que oyeron lo ocurrido y nuestros gritos de placer al corrernos.

De nuevo nos instalamos en nuestros asientos y Graciela y yo, aún temblorosos de gozo, con las manos enlazadas y las cabezas apoyadas el uno en el otro, nos dejamos ir a un dulce y profundo sueño que solo será interrumpido, horas después, por el anuncio por megafonía del inminente aterrizaje en el aeropuerto JFK de Nueva York.

 

~*~*~*~*~*~*~*

 

Fué el final del más increible y maravilloso viaje de toda mi vida, que hoy, aquí, me ha parecido volver a vivir. Pero solo supuso el primer capítulo de la excitante serie de encuentros que desde entonces, cada vez que podemos, disfrutamos juntos en nuestro inseparable trio.

Los protagonistas de este relato somos, Graciela (una maravillosa mujer, muy deseable y hermosa), Paula (la más viciosa y caliente de todas las azafatas, mpp1002@yahoo.com.ar ) y Antonio (narrador e incansable adorador de sus dulces cuerpos de zorras antalicge@hotmail.com) Y si deseas enviarnos algún comentario, estaremos encantados.