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Manantial

en Poesía Erótica

¿Qué sientes cuando te escribo? ¿Qué piensas de mí? ¿Cómo reaccionan tus sentidos cuando tus ojos se deslizan por cada letra que te dedico?

¿Me temes? ¿Te molesta la forma tan atrevida en la cual te saludo?

No te culpo, después de todo, hay cada loco suelto que uno ya no puede confiar en nadie. Pero… Además de tu conciencia que no deja de arengarte para que te alejes de mí, ¿Habré sido capaz, aún y cuando fuese sólo por un instante, de despertarte otras sensaciones en tu piel?, y sí así fuese, ¿Me dejarías saberlo algún día? ¿En persona? ¿A través de un e-mail? ¿Acaso podré cautivarte tanto que quizás despierte en ti algo más que la curiosidad?

¿Cómo es tu vida? ¿Estudias? ¿Trabajas? Tienes hijos quizá, novio o esposo, que se yo, ¿Y a caso me importa? No, supongo que no, además, para que desearía yo enterarme de cómo es tu vida diaria, claro, a menos que desees contarme de ti, en cuyo caso estaré siempre dispuesto a escucharte, o leerte, que sería la mejor expresión en este caso. Pero de no ser así, no me preocupo, porque a fin de cuentas, mi labor es sacarte del tedio y la monotonía. Es decir, crearte, crearme, crearnos, un pequeño mundo donde sólo nosotros dos existimos, plenos, sin limites, sin barreras, un sueño, un arte, un juego, un erótico y sensual juego.

Vamos, aún sigo intentado seducir tu piel, te dejo algo de mí esperando que algún día encuentre algo de ti en la red.

Puedo preguntarte algo directo, ¿no vas a enojarte?, después de todo, ni siquiera nos conocemos, ¡Ah! ¿O será que eso es lo que te asusta, la idea e que al final del día termines contándole tus intimidades a un extraño? Ese precisamente, termina siendo el reto, intimar con un desconocido, con alguien que jamás haz visto y que lo más probable es que nunca veraz.

¿Hasta donde has llegado? ¿Cuál es tu límite al momento de amar? ¿Te amarras las manos y cohíbes tu cuerpo?

¿O quizá eres todo lo contrarío y te estoy retando? Quizá eres una fiera escondida en la piel del manso cordero y sea yo quien terminé embrujado por tus dotes de moderna tentadora. ¡Me arriesgo! Bendita la hora en que la vida puso ante mí el cáliz de lo prohibido esperando que lo rechazará en un acto de contrición, porqué bebí su contenido, me extasíe en el vino del camino perdido donde pocos se atreven a andar.

¡Ho si te contará del néctar que he probado! ¿Deseas saber que es? ¿A que sabe? Sí has llegado hasta aquí, y continuas es porque debes tener algún interés; morbo, quizá simple curiosidad, o quizá te estas carcajeando de mí… Mira, al menos ya dibuje en tu rostro una sonrisa, ahora soy parte de ti, porque he alimentado tu alma, sin querer, por un instante me has dejado entrar en tu vida, ahora imagino, no, estoy seguro que deseas continuar, sino, te hubieses detenido dos párrafos arriba.

Del néctar que he bebido, el cáliz de lo prohibido, es el jugo, mezcla de todos los sabores de una mujer, pero no de cualquiera, ¡No! Está bebida es demasiado especial como para que se prepare con los extractos de cualquier mujer, debe ser sumamente especial, como cuando vas a seleccionar un vino, no eliges cualquiera, ni todas las cosechas son buenas, así, para preparar este licor de placer, se necesita… no una mujer, sino LA MUJER, esa que no necesita llevarte al cielo, ni hundirte en el infierno, porque ella es el punto de salvación y condena de tu alma y tu cuerpo, que no te susurra al oído una historia de seducción, porque tan sólo bastan sus labios, para que caigas rendido pidiendo una gota de ella. Mira que a estás alturas si sigues leyendo, al menos habrás de preguntarte como es esa mujer, no te culpo, y te la describiré.

Para que el néctar del placer, el elixir mágico, que ha de corromper, seducir y hacer que cualquier hombre, e incluso mujer se entregue al deseo, la mujer de la que se ha de extraer en combinado, ha de ser, de tu edad, más o menos, porque tú tienes la edad perfecta en que el deseo el aura que ronda y cubre tu piel; y esta mujer habrá de tener más o menos tu complexión, porque necesitamos la geografía perfecta para empezar a emancipar los demonios del recato y el pudor, cadenas que condenan, las verdaderas drogas que envenenan al hombre; sin duda alguna, sino tiene tu talla, o tu tamaño, será inútil preparar el brebaje con ella, porque para que el proceso de extracción se lleve acabo, aquel que ha de ser el "vitivinicultor" debe pasar sus manos y cada parte, cada rincón de su ser por esas precisas curvaturas, y en ese justo tamaño; por sí fuera poco, de nada serviría nuestra mujer si carece de la tersura y tono de tu piel, eso es lo que le da el cuerpo a la bebida; y ya sea de paso, para que sea n verdadero placer, deberemos extraer el néctar de tus labios… ¡¿Ha?! ¿He escrito "tus labios"? acaso es que en verdad será tu boca la puerta misma al nirvana, tu lengua, ¿A que sabe tu lengua? ¿Cómo te gusta moverla dentro de mi boca? ¿Qué partes de mi cuerpo te gustaría cubrir con esa parte de tu cuerpo, a mordidas, o besos?, pero no desviemos el tema, porque viene el punto más importante… sí, la mujer que sea la que provea el néctar de la lujuria, deberá no sólo de tener tu cuerpo, tu cabello, tu boca, tus ojos, tus senos, tu cadera, tu espalda, tu vientre, tus piernas, sino que ha de tener tu mirada, tu sonrisa, tu presencia, tu sensualidad, tu erotismo, tu inteligencia, tu sensibilidad, en pocas palabras, tú.

Y eh aquí donde viene lo mejor, quien ha de ser y como ha de extraer esos jugos de tu cuerpo para formar la bebida de la pasión.

Eres… Eres manantial, sí, no encuentro otra palabra para describirte, no existe, y sí existe, ahora mismo, embelezado imaginándote desnuda, dispuesta a mis modos para hacerte mía y extraer de ti y formar contigo mi preciada bebida, no recuerdo cual sea esa palabra.

Tu cuerpo es el cáliz de donde habré de probar los resultados de mi trabajo, y ese será, la mezcla del néctar de tus labios, que tomaré de ti en un largo beso apasionado y tierno, pero muy largo, tomándote de tu cuello, rodeando tu cintura con mis manos, mordiendo primero uno y luego el otro labio, introduciendo lentamente mi lengua en tu boca para que exploré y extraiga de ti el primero de los ingredientes y con el, saldrá un primer gemido de tu parte, una primer contracción, y un primer deseo… "Más", y ahí, en ese punto será donde en verdad halla extraído de ti el ingrediente de tus labios. Luego caminare con mis dedos tu cuerpo, empezando por tus hombros, besando tus oídos y tu cuello, resbalando mis dientes por tus pechos, primero uno y luego el otro; de ellos beberé el segundo de los jugos de ti mujer, haciendo de tus pechos el biberón del que salga, y con ellos vendrá el segundo gemido, un poco más fuerte, un poco más intenso, el endurecimiento de tus pezones, que se me ofrecerán por sí mismos esperando que no les arrebate de mi boca, y con ello, el segundo deseo "Sigue". Será momento de continuar, de hurgar en el tercero de los puntos de donde habré de tomar los ingredientes de mi licor, el sudor que se mezcla con el aroma de deseo en tu piel es aquel que ha de ser el tercer ingrediente de la pasión, ese lo obtendré, drenándolo de la punta de tus pies hasta el último mechón de tus cabellos, y entonces vendrá el tercer movimiento de tu cuerpo, cuando mi lengua pase por tus muslos y suba por tu cadera y rodee hasta debajo de tu vientre, entonces me ofrecerás tu sexo para que mis labios lo encuentren, más aún no será el momento, pero habré hecho nacer en ti la primer plegaría y el tercer deseo "Hazlo". El cuarto ingrediente será el que obtenga cuando mis labios se introduzcan en cada punto de tu sexo, jugaré con tu clítoris, y me levantaré victorioso colocando mi bandera de conquista sobre tu monte de Venus, aquí empieza a emanar el primero de los compuestos que formaran buqué de mi bebida, cuando seas tú quien me abra las piernas y me ordené que te tome, que lo haga y que no paré. Y finalmente, el último de los ingredientes, el más difícil de obtener, pero el que quizá es, el más importante... Duele obtenerlo, pero de nada serviría está bebida sin el.

Entonces me detendré, me vestiré y te dejaré desnuda y con las piernas abiertas ofreciéndome tu cuerpo, ardiendo en deseos, y sí lo hice bien, si fue un buen vitivinicultor, entonces cuando lo haga, extraeré de ti el último ingrediente, porque te levantaras desnuda y querrás detenerme, más no lo harás; entonces lloraras, y me volveré para beber una lagrima, esa que derrama por tu mejilla, y habré obtenido de ti todos los supuestos, y entonces, entonces seré yo el que implore y suplique, el que pida y exija, que me dejes amarte, y demostrarte lo que en mi provocas, y entonces estarás lista para ser bebida, para ser tomada, porque entonces habré creado entre tu y yo un lazo que va mucho más allá del cuerpo, de la carne, no sólo habré bebido tu cuerpo, sino que también me habré alzado con tu alma.

Y sí lo logro, entonces, cuando regrese y te beba, habrás de descubrir por que es que muchas mujeres buscan ser como tú, el manantial del placer y del deseo, de la lujuria y de la pasión: porque entonces sentirás el orgasmo más pleno de tu vida, porque entonces serás el manantial de donde he de beber mi amor.

Por eso es que te he dicho que esa bebida, cuando finalmente se prepara es el licor más fino que existe, porque si tan sólo para crearlo me he arriesgado a escribirte, querida desconocida, ahora que a penas estoy tratando de conquistarte, imaginare ahora lo que provocaras en mí cuando te tenga y luche por conservarte.

Y como veo que has llegado hasta está parte, entonces espero que respondas, porque ahora no creo, estoy cierto que al menos algo de mí, en ti se ha quedado.