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Una dama en el metro

en Confesiones

Resulta que iba una vez en la linea verde, de Miguel Angel de Quevedo a Hidalgo. En Coyoacán se subió una señora que, válgame dios. Trata un vestido largo, largo, pero super pegado; la señora era de talla media, con muchas curvas, sobre todo, una tetas y unas nalgas, que Dios guarde la hora; su vestido era de una tela super ligera, se le marcaba todito, la verdad yo pensé que, o era trans, o era prosti, porque aunque le llegaba a los tobillos, era de tiritas, y se notaba que el escote llegaba apenas arriba de sus pezones.

La señora Entró al vagón y obvio todos se le fueron encima, al principio no dijo nada, pero apenas unos segundos después (y es que la verdad si se vieron muy manchados, así como buitres o perros carroñeros), la señora grito –, ¡¿Qué les pasa salvajes?!– y empezó a jalonearse. Como no, claramente vi como al menos 5 o 6 tipos le metieron mano descaradamente; yo creo que la señora pensó que la iban a violar o le iban a arrancar el vestido. 

La verdad si hubiese podido, hasta yo hubiera metido mano, pero me quedó muy lejos; sin embargo cuando vi su reacción, yo que iba pegado a la puerta que no se abre, me moví y le dije que pasará, haciendo un hueco para que ella quedará recargada de la puerta.

La señora ya con una cara de molestia me agradeció y se pasó, yo quedé frente a ella, recargando una de mis manos en la puerta para que no me fuesen empujando, pero en la siguiente estación, o sea Zapata, se metió un buen de gente y tantito que si me ganaron los empujones y tantito que quería verle y sentir las tetas de la señora, me renegué de ella tratando de que pareciera un accidente. La señora cuando vio como "intentaba ponerme fuerte", me dijo que me acercara o me iban a aplastar, que aún quedaba algo de espacio, obvio no era verdad pero ni repelé (a quien le dan pan que llore).

En cuando me acerqué, lo dicho, sentí ese par de tetas y los pezones en mi pecho, se me paró casi de inmediato; yo la veía y sonreía y ella me devolvía la sonrisa, y todos los hombres que iban al lado la miraban descaradamente. Más allá de ser bella, era muy jodidamente sensual, lo más impresionante era que ella no decía que no, al contrario, parecía como si se me pegara más y más. La verdad es que no quería arriesgarme, por el altercado de hacía apenas unos momentos, pero al final terminé por recargarme con todo el antebrazo de la puerta, y le apreté un poco. Me disculpé pero ella dijo que iba comoda, y como no, sí cuando pude ver, el otro tipo que iba a un lado de ella le iba masacrando las nalgas por encima del pantalón. Entonces dije, de aquí soy, subí mi mano con cualquier pretexto, y me quedó justo a la altura de sus pezones, y se los empecé a sobar, ella solo gimió ahogada y empezamos, entre el chico que iba a un lado y yo, a darle candela a la señora. 

Afortunadamente, el hombre que iba del otro lado, que por cierto iba en la pendeja, sino hasta a él le hubiese tocado, se bajó en la siguiente estación, por lo que yo quedé justo a un lado de ella, del lado del asiento reservado, ella en medio, el otro chico del otro lado y frente a nosotros, un hombre muy obeso que nos daba la espalda, pero nos servía para cubrirnos con todos lados.

Cuando la doña notó todo eso, se acomodó, me dio la espalda y bajó su mano. El tipo aquel y yo empezamos a manosearla bien sabroso, y ella empezó a masturbarlo primero al otro, que la verdad sí estaba galán, y así nos fuimos; en otro momento, se volvió contigo y me manoseo, la neta no sé si el compa se vino, vino, yo no pude. Lo que sí es que cuando iba a bajar, se volteo y me dijo. Es que de verdad, que les cuesta ser tantito caballerosos, hasta les iría mejor.

Y se bajó, el otro chico fue tras ella, yo no pude. 

Me acuerdo y me pongo como lumbre.

Saludos