miprimita.com

El Hechicero

en Jovencit@s

EL HECHICERO. ®

El Maestro Juan, sentado en la vereda afuera de su negocio, contempló a la niña que se acercaba, una preciosa ninfa de 14 años, enfundada en su uniforme escolar, moviendo su exquisito cuerpo delgado y firme. La conocía desde hace tiempo, la había observado y ganado su confianza con pequeños regalos.

Hola Maestro Juan- la voz cantarina de la niña lo saludó con una sonrisa- ¿Me convidará galletas hoy?

El hombre movió la cabeza, sonrió y se dirigió al interior de su almacén. Regresó con una pequeña bolsa plástica que contenía 5 o 6 galletas horneadas, eran una preparación muy especial, dedicada especialmente a Blanca, la hermosa niña que esperaba impaciente.

Acá tienes Blanquita, apúrate o llegarás tarde a tu Escuela- la niña se empinó, estirando su cuerpo perfecto y le dio un suave beso en la mejilla. Unos pasos mas allá volvió su rostro y sonriendo, movió su mano en señal de despedida.

Juan volvió al interior de su almacén, sabía que esa niña llegaría en unos días mas requiriendo sus servicios. Recorrió con la vista los aparadores donde se alineaban distintos tipos de hierbas secas, él conocía los secretos de la naturaleza, el remedio para el cólico, para la hinchazón, para el mareo, para el dolor menstrual de las mujeres, y también para el amor, para la pasión. Un letrero grande colgado en la entrada de su tienda anunciaba: "Almacén Natural- Hierbas para la salud."

Pero el Maestro Juan era mas que un yerbatero, conocía los misterios arcanos del Tarot, sabía leer la borra del café, lanzaba unas conchas de caracoles y adivinaba muchas cosas que la gente quería saber: si el marido la engañaba, si su la mujer le mentía, si habría dinero para ese proyecto, si ese amor era verdadero... Preguntas para las que Juan siempre tenía respuestas y la mayoría de las veces muy certeras.

Cuando las cartas o los caracoles indicaban un engaño, o cuando la mujer era reacia a las caricias, o cuando el varón se dormía muy temprano, el Maestro Juan preparaba brebajes, confeccionaba pequeños muñecos de barro, recibía fotografías que miraba y sobre las cuales lanzaba el espeso humo de su cigarro recitando formulas secretas. Todos en ese barrio, en esa ciudad e incluso mas allá, conocían el oficio del Maestro Juan, sabían que era un poderoso hechicero.

Cuatro días después, cuando la madre de Blanca, se presentó a su tienda, el Maestro Juan ya sabía a que venía. Y no era por su capacidad adivinatoria. Las galletas que le daba a la niña tenían una mezcla de Passiflora, marihuana y crategus, tres hierbas que al relacionarlas causaban progresivamente un decaimiento muy especial, una actitud melancólica y un desinterés absoluto por la realidad.

Maestro Juan – la madre de la niña reflejaba en su rostro la angustia que sentía- He llevado a mi hija al medico, me dicen que no tiene nada, estoy muy asustada, quiero que usted me diga que tiene esta niña, mírela como esta.

Juan sabía como enfrentar esas situaciones, su gran estatura, su pelo largo, que le caía sobre los hombros, su rostro moreno surcado por arrugas que le otorgaban la apariencia de un cacique indígena, esa figura influía poderosamente en sus " clientes", creando un aura de misterio y magia a su alrededor.

Mujer, que has hecho con esta preciosa niña, te has portado mal y es tu hija la que paga las consecuencias- le dijo en voz baja, casi al oído, la mujer lo miró sobresaltada.

No don Juan, no he hecho nada, no he pecado – su voz estaba quebrada por la emoción, en su interior revoloteaba la imagen de ese vecino que al pasar la había besado hace unas semanas y que despertó en ella sensaciones que creía dormidas.-

Juan observaba los ojos de Blanca, estiraba sus párpados, miraba sus fosas nasales, le pedía a la niña que sacara su lengua. La muchacha seguía las instrucciones en completa pasividad y abandono.

Veremos que hacemos- murmuró el hechicero. Sacó desde envoltorios polvorientos pequeñas cantidades de hierbas, las mezcló, hizo un pequeño paquete y lo ofreció a la mujer que esperaba ansiosa.

Hierve todo por media hora, se lo das a la niña, si mañana no está bien debe venir con el padre, deberé tratarla yo, eso será caro, pero quedará bien.

¿Cuánto me costará maestro Juan?- preguntó la madre. Sus ingresos eran mínimos, ese hombre era la solución para su hija y deseaba fervientemente que interviniera con sus artes misteriosas sanando a su pequeña.

Mira mujer, a mí lo que me interesa es que Blanquita esté bien, te cobraré cincuenta mil pesos, por ser a ti.

Trataré por todos los medios de conseguir ese dinero...¿ Cuando debe venir Blanca verlo?- le preguntó.

- Que venga mañana, que la acompañe su padre, vístela entera de blanco, también su ropa interior debe ser blanca- dijo Juan acompañándolas hasta la puerta del negocio. Blanca habia contemplado todo con una actitud distante, como si estuviera en otro mundo, viviendo otra realidad.

Al día siguiente a las 20 Hrs., cuando ya caía la noche, Blanca y su padre Miguel, se presentaron en la puerta del negocio de Juan, que era también su casa habitación. La niña vestía completamente de blanco, una falda y una blusa de ese color mostraba la obediencia a las instrucciones del hechicero.

Pasen, cerraré el negocio y comenzaremos en un instante- Miguel, padre de Blanca y Juan ya se conocían, habían conversado en algunas oportunidades, eran vecinos de barrio.

Se dirigieron al interior de la casa . Una antigua casona de piezas altas y espaciosas. Juan los condujo hasta un dormitorio que parecía especialmente preparado para algún tipo de ceremonia. Había solo dos sillas y una gran cama cubierta con un cobertor blanco, sobre la cama una lámpara colgaba iluminando el centro del lecho, a un lado una mesa y un aparador con varios contenedores plásticos y hojas de diferentes plantas secas.

A ver Blanquita, ven acá niña – llamó Juan. La niña vino a su lado asustada, contemplando toda la habitación con reverente temor. – Miguel, siéntate allí, tu también deberás colaborar en todo esto. Quiero que ambos me prometan algo, lo que vean y lo que suceda en esta habitación deberá ser un secreto para todos, no deben contarlo a nadie o la enfermedad de Blanquita será incurable... ¿ Está claro?

Si, de acuerdo- dijo Miguel, impresionado.

Si – murmuró Blanca, en un susurro.

Bien Blanca, quiero que te coloques encima de la cama y te quites la falda y la blusa- Juan se movía en su aparador lleno de hierbas y frascos con líquidos extraños. Blanca se quedo dudando un segundo, pero un gesto de su padre la apresuró y se desprendió de su blusa y de su falda. El cuerpo perfecto de la niña quedo en exhibición enfundado en un breve calzón blanco y una camiseta corta del mismo color, no usaba sostén, pues sus menudos senos, que recién apuntaban, no los precisaban.

El maestro Juan encendió algunas varillas de incienso aromático y comenzó a mover las humeantes fibras sobre el cuerpo de la muchacha, dejando que el humo recorriera todos sus contornos, por adelante y por atrás, con mucha delicadeza. La niña lo observaba con los ojos muy abiertos, Miguel seguía la ceremonia muy concentrado. El padre de la niña, un trabajador industrial que ya hace mucho tiempo había perdido interés en su esposa, contemplaba quizás por primera vez a su hija semi desnuda, el cuerpo encantador de la pequeña le despertaba incontenibles sensaciones internas, especialmente en esa actitud tan especial que la mostraba como una víctima de esa ceremonia pagana.

Miguel, ven acá- llamó Juan. El padre de Blanca se acercó al borde de la cama.- Esta niña esta enferma por tu culpa, por tus pecados, por la forma en que te has comportado.

No sé... no creo que sea mi culpa – murmuró Miguel muy confundido.

¡ ¡ ¡ Es tu culpa ¡ ¡ ¡ - la voz de Juan resonó fuerte en la habitación.- A mí no debes mentirme, yo conozco todos los secretos , así que no sacas nada con ocultarlo.- Miguel bajo el rostro atemorizado, quizás ese hombre brujo podía leer sus sentimientos. Blanca permanecía de pie sobre la cama, en completa entrega a los movimientos mágicos que practicaba el hechicero.

Juan fue hasta su aparador y en dos vasos sirvió un líquido que contenía unas hierbas molidas flotando en suspensión. Extendió los vasos a Blanca y Miguel.

Beban esto, les hará bien a ambos, así comenzaremos el tratamiento.- Blanca y su padre bebieron con desconfianza el brebaje, una preparación que contenía miel, ron, passiflora y marihuana molida. Bebieron en silencio, la bebida tenia buen sabor, acabaron completamente sus vasos. Juan volvió a llenar ambos depósitos y los apremió a beber nuevamente.

Si queremos limpiar la sangre deben beber suficiente, depende de ustedes – sentenció. La niña y su padre retomaron las bebidas, esta vez con mas confianza, la mezcla de alcohol y drogas los hacia liberarse rápidamente. Blanca en un momento empezó a sonreír ya relajada, su padre le hacia gestos cómicos y ambos se reían.

- Bien Blanquita- dijo Juan – Ya estamos limpiando tu sangre, ahora debemos limpiar tu cuerpo, quítate toda la ropa – lo dijo de modo casual, con un tono aburrido, como si lamentara tener que ejercer ese pesado oficio de hechicero. La niña dudando, miró a su padre que le devolvió la mirada. Miguel se encogió de hombros y le hizo un gesto a Blanca apremiándola. La niña se desprendió de su calzón y su camiseta quedando en completa desnudes sobre la cama. Su cuerpo muy blanco acentuaba su hermosura por la luz que caía sobre ella desde la lampara que colgaba sobre el lecho.

Miguel quedó asombrado de la belleza de su hija, el cuerpo precioso de Blanca se exhibía en una perfección extraordinaria, la droga y el alcohol bebidos en la pócima hicieron un efecto casi inmediato, no pudo reprimir a su naturaleza y sintió su miembro ponerse duro bajo su pantalón.

 

(Continuará)

 

 

Desheredado.

Mas de desheredado

¿Está seguro que desea eliminar a este contacto?

Web cam (4)

Web cam (3)

Web cam (2)

Web cam

Caribe (5)

Caribe (4)

Caribe (3)

Caribe (2)

Caribe

Down (6)

Down (5)

Down (4)

Down (3)

Down (2)

Down

Gogo dancer (2)

Gogo dancer (4)

Gogo dancer (3)

Gogo dancer

Fuga a la felicidad (6)

Fuga a la felicidad (5)

Fuga a la felicidad (4)

Fuga a la felicidad (3)

Fuga a la felicidad (2)

El Hechicero (3)

El Hechicero (2)

Fono pasión

Modelita (5)

Modelita (6)

Modelita (4)

Modelita (3)

Modelita

Modelita (2)

La casa de la ventada redonda (6)

La casa de la ventada redonda (5)

La casa de la ventada redonda (4)

La casa de la ventada redonda (3)

La casa de la ventada redonda

Vecinos y amigos (4)

Vecinos y amigos (5)

Vecinos y amigos (6)

Vecinos y amigos (3)

Vecinos y amigos (2)

Vecinos y amigos (1)

La isla (8)

La isla (5)

La isla (3)

La isla (4)

La isla

La isla (2)

La adivina

Modelo fotográfica (4)

Modelo fotográfica (5)

Modelo fotográfica (3)

Modelo fotográfica (1)

Modelo fotográfica (2)

Los Chicos del Cereal (4)

Los Chicos del Cereal (3)

Los Chicos del Cereal (1)

Los Chicos del Cereal (2)

Chamanes (4)

Chamanes (5)

Chamanes (3)

Chamanes

Chamanes (2)

La decisión de Pilar (1)

La decisión de Pilar (2)

La insaciable Nicole

La insaciable Nicole (2)

Papa voyeur (4: Las fotos en la red)

Pescando con papa (2: Ayudando a papa)

Papa voyeur (3: Sesión de fotos)

Papa voyeur (2)

Papa voyeur

Pescando con papa

La violación de Andrea (II: Juego de cartas)

La violación de Andrea

Bailarina

Excursión a la playa