EL HECHICERO 3. ®
Blanca estaba desmadejada en la cama, su vagina recién estrenada lucia roja, púrpura por el duro combate sostenido. Miguel, agotado quedó recostado a su lado. Juan vino a aliviarlos con un nuevo brebaje, una preparación dulce que tenía un estimulante natural fuerte. Observó a Blanca y con mucha delicadeza limpió su zona vaginal, usando una toalla muy fina y aplicando una crema anestésica de aroma a menta.
Solo estamos empezando, esta niña debe quedar sana esta noche- sentenció Juan. Tomó a Blanca y levantándola la puso sobre sus piernas, la niña quedó boca abajo enseñando al hechicero su precioso culito, blanco y redondo. Juan, usando la misma crema que utilizó en la zona vaginal, comenzó pacientemente a colocar ungüento en la entrada del orificio posterior de la niña, ella se movió inquieta, pero no dijo nada.
- Miguel ven acá Juan llamó al padre de Blanca que se levantó aún amodorrado por el éxtasis de la sesión anterior.
Observa este precioso trasero Miguel, es perfecto dijo Juan recorriendo con su mano las curvas perfectas de Blanca.- Quizás alguna vez la corregiste y debiste pegarle con tu mano en este sitio precioso.
Creo que fueron solo unas dos veces, Blanca nunca fue desobediente- murmuró el hombre mirando extasiado las redondeces de su pequeña.
¿Recuerdas cuando te golpearon acá niña?- Juan bajo su mano y golpeó fuerte con la palma en el trasero de Blanca que se agitó sobresaltada. ¿ Recuerdas cuando lloraste por las palmadas de tu padre?
Siiiii, lo recuerdo dijo Blanca en un susurro, las palmadas de Juan se repetían, fuertes, serenas, dejando la piel de ese culito exquisito en un tono rosado.
Quiero que abras bien este culo para mí niña dijo Juan descargando otra palmada. Blanca movió su cintura y los dos hombres vieron como los glúteos adquirían vida propia, abriéndose como una flor de dos hojas. Se apreciaba perfectamente la entrada posterior y ese orificio parecía estar latiendo, abriéndose y cerrándose, en una invitación silenciosa.
Mírela Miguel, esta pidiendo que le perforen el culo, esta niña ya esta recuperándose- dijo Juan mirando al padre de Blanca.
¿ Lo hará usted?- preguntó Miguel.
Preguntémosle que quiere dijo Juan ¿ Niña quien quieres que te lo meta por acá atrás?
La mano de Juan descendió nuevamente golpeando con fuerza el trasero de Blanca, la niña gimió, pero su cuerpo se movió ofreciendo la flor posterior abierta a más castigo. Mantuvo silencio.
No quieres responderme?- Juan nuevamente castigó a Blanca, la niña gruñó.
- Tú dijo en un murmullo- házmelo tú.
Las manos de Juan trabajaban incansables. Nuevamente su dedo entró en el cuerpo de Blanca, la niña se revolvió inquieta cuando sintió deslizarse ese intruso en su canal posterior. Juan entraba y salía con violencia de esa flor oscura, embadurnó sus dedos con mas crema y fueron dos los que asaltaron ese culito precioso. Blanca emitía pequeños quejidos, se agitaba, respondía moviendo su colita, permitiendo que esos dedos entraran profundamente en su cuerpo.
Juan tomó a la niña y la levantó en vilo, sentándola sobre sus piernas, la niña quedó mirando a su padre que observaba todo nuevamente excitado. El hechicero levantó su gruesa verga y ubicó a la pequeña sobre ella. Blanca sintió ese enorme ariete abrirse paso en su interior desplazando tejidos, abriendo su conducto posterior al máximo. Gimió.
Ayyyy...despacio por favor, que me duele la niña cerraba los ojos, se agitaba. Su cuerpo estaba traspasado por esa barra de carne. Sus movimientos solo provocaron una mayor penetración. Su rostro congestionado, su transpiración, mostraba el dolor que sentía con ese empalamiento feroz.
Miguel vino en su auxilio. Tomó el rostro de la pequeña y lo besó en la boca. Blanca abrió sus labios y recibió la lengua de su padre en su interior. Una especie de locura sexual se apoderó de ella. Juan se movía en su interior entrando y saliendo, la niña cabalgaba respondiendo a los embates, emitiendo quejidos, susurros, pequeños gritos, mientras se mantenía sin desprenderse del beso de su padre.
Juan hizo una seña a Miguel, inclinando su cuerpo hacia atrás, permitió que el padre de la niña observara la vagina abierta como una flor roja. Miguel no lo pensó dos veces. Con su pene nuevamente endurecido penetró a la niña. De esta forma Juan estaba de espaldas en la cama, Blanca de espaldas sobre él, penetrada profundamente por su parte posterior y Miguel se ubicó sobre el cuerpo de la niña entrado profundamente por adelante. El trío se agitó convulsivamente, solo se escuchaban los quejidos de Blanca y los gruñidos de los dos hombres.
Sin embargo Juan aún no quería terminar esta sesión. Suavemente se desprendió del precioso estuche que aprisionaba su verga. Miguel se retiró pensando que todo habia terminado. Pero Juan aún quería disfrutar mas de aquella ninfa perfecta.
Ubicó a Blanca sobre la cama, sus piernas abiertas al máximo, dirigió su enorme miembro a la entrada de esa vagina que aún no había visitado y de un golpe la introdujo hasta la mitad. Blanca gritó al sentir nuevamente su conchita dilatada al extremo, sentía a ese hombre abrirla en dos, separar su cuerpo, sin embargo resistió y colaboró para recibir el gran ariete completamente en su cuerpo. Cuando sintió que los testículos del hechicero golpeaban su piel supo que lo tenía completamente dentro de sí. La niña estaba frenética, se movía, respondía a las clavadas en una batalla feroz.
Miguel solo permanecía al lado de la pareja sacudiendo su verga delgada, contemplando el espectáculo increíble de ver a su niña penetrada por esa enorme herramienta y saber que lo estaba disfrutando.
Ya no puedo masssss gritó Blanca.
Te dejaré llena de semen- gruñó Juan- Esto te sanara completamente. Y usted Miguel déselo en la boca, así el tratamiento estará completo.
Miguel acercó su verga a la boca de la muchacha, ella abrió sus labios recibiéndolo con delicia. Juan gritó y comenzó a eyacular dentro de la niña, Blanca nuevamente grito al sentir esa palpitación de la verga en su interior y respondió emitiendo su propio orgasmo, en un grito que ahogó la verga de su padre, completamente metida en su boca. Miguel sintió como los labios de su hija aprisionaban con mas fuerza su miembro y no resistió mas, lanzó chorros de semen en su interior. Blanca continuó sorbiendo ese elixir hasta que no quedó una gota.
Juan se retiró suavemente, volvió a limpiar a la niña aplicando nuevas cremas, el trío ordenó sus vestuarios y abandonaron la habitación en silencio, todos iban sumidos en los deleites que habían disfrutado, sabiendo que habia sido algo especial y mágico.
La niña esta sana, dile a su madre que solo le de esta bebida, dos veces al día dijo Juan entregando a Miguel una botella con un líquido oscuro En dos o tres días ya estará completamente recuperada.
Miguel abrazó al hechicero, en ese abrazo estaba agradeciendo mucho más que la curación de su niña. Se llevaba cumplidas sus fantasías mas íntimas, sus sueños, y también se llevaba su futuro, la alegría de cada nuevo día.
Padre e hija se alejaron caminando por la acera de ese barrio popular, Juan los observó, la niña caminaba incomoda, su vagina y su culito le molestaban por el trato recibido, ya se le pasaría. Vió a Miguel como abrazaba a su hija . Juan sonrió... su trabajo estaba terminado.
Se dirigió a su habitación. Sintió sonar el teléfono.
Señor, disculpe que lo moleste a esta hora, alguien me dio su teléfono.
Dígame- la voz de Juan respondió con un suspiro.
Somos un pareja de profesionales, tenemos dos hijos, y creo que algo malo sucede con ellos, están adelgazando mucho, duermen mal y andan decaídos, siempre en un estado melancólico, hemos visitado varios centros de salud, pero no han podido determinar la causa de su estado. Un amigo me sugirió que lo llamara, que usted podría ayudarnos, lo que le ruego encarecidamente.
¿Qué edad tienen sus hijos?
Sue tiene 11 años y Pato (Patricio), tiene 10, son unos niños estupendos. Los amamos mucho.
Venga a verme mañana en la tarde- dijo Juan- Deberé acompañarlo a su casa.
Desheredado.