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Liliana ¡Qué mujer fogoza!

en Hetero: Infidelidad

Liliana ¡que mujer fogoza! (historia real)

Estaba yo muy tranquilo en casa almorzando cuando suena el tel., era Liliana la mamá de Pame.

Hola Gabriel, ¿Cómo estás?

Muy bien, terminando de almorzar.

Te llamo porque no pienso dejar que sigas trabajando gratis, mi hija me dijo que a esta hora generalmente estás en tu casa y quería saber si tenés un tiempito para mí, de paso hablamos de como va Pame en Matemática.

Si no hay problema, podes venir a casa total vamos a estar tranquilos porque estoy solo, igual si preferís que valla para tu casa a mí me da lo mismo.

Yo no tengo problema que vengas pero en casa hay gente, y estoy en la calle prefiero ir a tu casa.

Dale te espero.

Se imaginan como me puse, vendría ese hembrón a casa y no sabía con que intenciones, me metí a la ducha rápido pero llegó antes de lo que pensaba, mientras me secaba tocó el timbre. No la quise hacer esperar y le abrí la puerta envuelto en una toalla.

- Hola Liliana, pasá por favor. Disculpame, por la ropa inapropiada, pero me sorprendiste en la ducha.

No te hagas problema, hace poco que nos conocemos pero pareciera que somos amigos de años y a mi edad no veré nada que me asuste, ¿No te parece?

Seguro, a mí también me pasa que me siento muy bien con vos.

Recién en ese momento presté atención a su ropa, pollera corta negra tableada, camisa blanca con un par de botones desabrochados, cartera y zapatos negros. Me acordé que es secretaria de un estudio jurídico y era evidente que salió del trabajo y se vino. Este hecho me subió la calentura y mis fantasías empezaron a volar en mi cabeza.

Me esperás un minuto que me cambio.

- Si vos estás cómodo podés quedarte así, ¿no somos amigos acaso?

Sí pero, no sé....

Mirá Gabriel, yo vine para que me digas cuanto me sale todo lo que hacés por mi hija, no cualquiera le dedica tanto tiempo a unas adolescentes que sólo piensan en la joda.

Sabés que pasa, para mi Pame es como una sobrina, no puedo cobrarte, además como le voy a cobrar a una amiga. Sentáte y hablamos un rato. ¿querés tomar algo?

Dale, algo fresco puede ser.

¿Gaseosa o cerveza?

Si vos tomás te acompaño con una cerveza.

Nos pusimos a charlar de todo un poco, con la 2º cerveza ella ya estaba más suelta y se acomodaba muy sensualmente en el sillón. Su rostro cambió cuando nombró a su marido, yo me di cuenta y le pregunté que le pasaba.

Es que Claudio anda mal, está loco con su trabajo y desde hace un año que hacemos el amor una vez al mes con suerte, con lo que a mí me gusta hacerlo. Con decirte que hasta se me pasó por la cabeza contratar un striper para que me saque un poco la calentura, o aflojar con mi jefe que me tira directas casi todos los días.

No creo que sea la solución, porque al tiempo vas a estar otra vez igual.

Si tenés razón pero ¿Qué hago? Además jamás le fui infiel a Claudio.

A mí me parece que tenés que bancarlo y buscar la manera que no se vuelva loco con el trabajo. Buscá la manera de seducirlo, sos una mujer muy bonita y con un cuerpo espectacular. Si yo fuera tu esposo me pedirías por favor que te deje en paz porque estaría todo el tiempo tratando de llevarte a la cama para hacerte el amor. Es más en este momento te estaría cogiendo.

Mientras le decía esto último le apoyé la mano en su muslo que estaba al descubierto porque la pollera se le había subido. Enderezó su espalda y cerró los ojos dejando su boca entreabierta, invitándome a que la besara. No me hice rogar, fui muy suave la tomé de la cintura, le di un beso corto y sin lengua. Me separé unos centímetros esperando su reacción que sabía sería positiva. Abrió los ojos y ahora fue ella quien me besó como quien desea al otro desde hace mucho tiempo, sus labios carnosos y aterciopelados se apretaban contra los míos como si quisiera que sean uno solo, su lengua entró a mi boca hurgando todo mi interior. Le fui levantando la camisa para sobar su espalda con ambas manos, luego de unos minutos ya no tenía la camisa ni el corpiño y estabamos recostados en el sillón de tres cuerpos y abriendo sus piernas me dijo: - Desde que te vi sabía que tarde o temprano terminaríamos así porque me gustas y por la calentura que tengo encima, por favor cogeme, necesito tener tu pija adentro.

Estás re-buena y te tuve en mis sueños eróticos más de una vez. Te aseguro que no te vas a arrepentir.

Le arranque la bombacha, sólo quedó su pollera y los zapatos, me deleité con sus grandes pechos bien parados, a pesar que supera los 35 años, los chupé y mordisquié hasta que no aguantó más.

Basta ponémela por favor que mis jugos ya recorren mis glúteos.

No desesperes preciosa, tranquila tenemos toda la tarde disfrutemos uno del otro, yo también deseo metértela.

Tomé mi palo en la mano y lo llevé hasta la puerta de su concha jugosa y de labios grandes por lo que había sentido al tacto. Con sólo apoyarle la cabeza se estremeció.

Siiiii... por fin dale empujá.... por favor no aguanto...

Pero aún no era momento, guié con la mano mi pene hasta su clítoris que a esta altura era muy fácil de encontrar porque parecía una uva de tan hinchado que estaba, comencé a darle un masaje en su botón con la cabeza de la pija que hizo que me mordiera el cuello de la desesperación (por suerte no quedó marca), su cuerpo se movía al compás de mis masajes pene-clítoris y cuando menos lo esperaba, saqué mi mano y empujé hasta el fondo, pegó un gemido de enorme placer y aumentó el ritmo de sus movimientos

Guacho de mierda, me pusiste loca, estoy que exploto, no pares, partime al medio, dale fuerte, dale...

Así te gusta loca, mi loca linda, a vos si que te gusta coger, loca te voy a dejar sin aliento, tomá...

Si papito seguí que te acabo, se viene un mar de jugos preparate, sii...., aahhh....... aaayyyy..... que placer ......, seguí que quiero volver a acabar, ahí viene dale...., si......, que bueno guacho...

Seguí arriba porque sentía que seguía teniendo orgasmos, no tan intensos pero que la arrancaban gemidos respetables.

Le pedí que me cabalgue un poco porque me encanta chuparle las tetas mientras me coge, así lo hizo, su ritmo era infernal por lo que se me hizo muy difícil de aguantar sin acabar, la dejé unos minutos y la detuve.

Quiero acabarte de atrás con esa pollerita de secretaria puesta (nunca se la había sacado).

Si dale, como me gusta tu idea, llename de leche, quiero mi conchita rebalsando.

Se puso en cuatro, como una puta y me ofreció su vagina chorriando jugos y su cola bien redonda, estaba para un cuadro. Antes de volver a penetrarla le apoyé la pija en el ano para ver que me decía, jugué un poquito haciendo una leve presión, no encontré mucha resistencias, supuse que su marido la cogía por el culo, pero preferí dejar eso para otra ocasión, ahora mi mayor deseo era cogerla por la vagina y llenarla de leche. Ni bien se la metí me dijo con vos de puta.

¿Qué pasó no me vas a hacer la colita? ¡A mí me encanta!

Lo dejo para la próxima, porque supongo que nos vamos a volver a ver.

Ni loca te dejo, si gocé como nunca, esta noche voy a dormir como un ángel.

Las palabras se le entrecortaban porque mis sacudones eran fuertes, y estaba muy cerca del éxtasis. Ella se cayó la boca y comenzó a gemir nuevamente, la tenía bien fuerte de la cintura y no podía más.

TE acabo mi loca, siiii, te lleno de leche, mamita linda, como me gustas, que conchita preciosa tenés mi vida, si....., ahh...., que largo es..., si....., es muy fuerte.......

Si, dale mi potro, que leche calentita, seguí acabando dale....

Caímos los dos sin fuerzas en el sillón, después de un ratito la invité a que nos duchemos juntos. Aceptó con gusto, la ducha con el agua tibia fue hermosa, la disfrutamos mucho, porque abundaron los besos, masajes suaves y caricias dulces. Cuando vio que se me estaba parando me dijo:

Me encantaría que comencemos el segundo tiempo pero pasaron ya tres horas desde que llegué y debo regresar a casa. Realmente la pasé bárbaro, si bien venía preparada para hacer el amor con vos si las cosas se daban no creí que me iba a gustar tanto. Tenías razón no me arrepiento de serle infiel a mi marido, por lo menos por ahora. Gracias.

No tenés nada que agradecer, si para mi no fue ningún sacrificio, al contrario no puedo creer haber estado con una mujer tan bonita como vos.

Nos secamos, vestimos y se despidió con un beso amoroso, esos que te dejan el ansia de encontrarla pronto para volver a tocar esos labios. Todo esto me tiene mal en el sentido que mi esposa es una mina de fierro y no se merece que el marido se encame con otra, por más que sea algo pasajero. Yo la amo más que el primer día y cuando hacemos el amor disfruto como no logro hacerlo con otra mujer, pero la tentación de las dos pendejas y del terrible minón de Liliana por ahora puede más que mi conciencia.

Si querés escribirme hacelo a gabriel_03_01_74@yahoo.com