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Probando

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Probando

Soy Luis un chico hetero y bastante normal en mis tendencias sexuales, o eso pensaba hasta hace unos días. Nunca pude imaginar que llegaría al punto de... bueno, mejor vayamos paso por paso.

Hace una semana me disponía a realizar mis ejercicios en el gimnasio como siempre, cuando de repente entro una tía impresionante, era morena, alta, atlética, su rostro era lindísimo, ojos verdes enmarcados por una medio melena que se cortaba poco antes de sus hombros.

Yo en mi condición de chico relativamente normal, no me plantee ni tan siquiera intentar nada, pero eso no impide echar algún vistazo al material disponible.

Llevaría una media hora ejercitándome en cuerpo y vista cuando note que ella me lanzaba alguna mirada que desde mi punto parecía insinuante, aunque lo achaque a mi mente calenturienta. El resto del entrenamiento transcurrió con normalidad.

Salía del gimnasio sobre las nueve y media de la noche, como siempre había ido andando ya que vivo cerca, pero ese día algo cambiaría la rutina de vuelta a casa. Un pitido de coche repetido hizo girar mi vista, al girarme vi a la hermosa chica llamándome desde su coche con la ventanilla bajada, supuse que me preguntaría alguna dirección así que me acerqué.

-Hola, ¿me has llamado?

-Sí, gracias por venir, quería preguntarte si sabrías indicarme donde esta un bar llamado "Luces y Sombras".

-Me suena mucho, creo que esta en la avenida.. sí, sí, se donde es, te lo puedo explicar aunque está un poco lejos.

-Uy, no se, si está lejos tal vez me pierda, ¿me harías el favor de acompañarme hasta allí?

No podía negarme a esa proposición, con lo cual acepte rápidamente y subí al coche. Todo fue con normalidad durante el camino, era una chica simpática llamada Rocío, hacía bromas sin parar, el hielo se rompió en unos segundos, se hizo muy corto el trayecto, y más rápido de lo que deseaba en aquel momento.

Al llegar la chica me dijo que la esperara en el coche, que solo tardaría un segundo y me acercaría a casa, yo acepte y esperé allí. No tardo más de cinco minutos en volver y ponernos en marcha.

Por el camino me a mi casa me dijo que si no me importaba pararíamos un momento en la suya, por supuesto no puse objeción alguna.

Al llegar allí Rocío me dijo que subiera a tomar algo, más que nada por las molestias, yo aunque deseoso de subir me hice un poco de rogar, pero no demasiado, no quería perder la oportunidad de entrar en su casa.

-Bueno, ¿qué te parece mi choza?

-Es muy chula, la decoración es estupenda- La verdad es que el piso tenía un ambiente muy personal, llena de posters de películas y muebles imposibles, para mi gusto era un piso extraordinario.

-¿Qué quieres tomar? Cocacola, zumo o bebida fuerte? jaja

-Sorpréndeme, ponme lo que te vayas a tomar tu.

Rocío sirvió dos chupitos de tequila y los tomamos de un trago con sal y limón. Después de hablar un poco y otro chupito, me dijo que me iba a enseñar una forma más divertida de tomarlo. Consistía en poner la sal en el cuello del otro y el limón en su boca, de tal modo que se chuparía la sal del cuello, el tequila de un trago y morder el limón de la boca.

Primero lo hizo ella, me lamió el cuello de forma lasciva y de un mordisco de leona me arrancó el limón no sin antes saborear mis labios. La situación me puso a mil, y junto con los chupitos de tequila tan fuertes empezaba a no controlar todas las partes de mi cuerpo.

Era mi hora, mi turno, tenía a Rocío reclinada en el sofá su cuello estirado lleno de sal y la rodaja de limón más jugosa que he visto en la vida en su boca. Me incliné sobre ella empecé a lamer su cuello lentamente dejando que sintiera mi lengua por cada centímetro de él. El tequila desapareció de un solo trago y me dirigí a sus carnosos labios, allí me apoderé de la rodaja de limón mientras trataba de rozar lo más posible su ansiada boca. En ese instante de placer ella mordió con fuerza el extremo de rodaja que aún estaba en su boca, lo corto con los dientes y se abrió paso a mis labios, empezamos a comer nuestras boca de forma sórdida y no tardamos en comenzar a meternos mano y despojarnos de nuestras ropas.

Ver el cuerpo de Rocío desnudo era más que una bendición, sus pechos eran de tamaño medio y firmes y turgentes como los de una diosa. Su sexo estaba totalmente depilado dejando una pequeña ralla que indicaba el camino hasta el deseado agujero, era un cuerpo sin igual. No con esto digo que no estuviera a la altura yo, también voy depilado y mi físico no esta nada mal, el gimnasio hace sus efectos, pero he de admitir que esos efectos son más visibles en ella que en mí.

Comencé a lamer sus pezones mientras con mis dedos jugaba en su coño. Ella chorreaba como nunca había visto, no pude resistir bajar hasta la fuente de dicho elixir a beber de ella.

Estando en pleno apogeo de mi lengua, se abrió la puerta de salida, era un chico delgado pero atlético a la vez, bien parecido, de pelo castaño y ojos claros.

Yo no sabía que hacer, lo primero que pensé fue que era su novio, y no me equivocaba.

El chico se acercó donde estábamos con toda tranquilidad y nada sorprendido.

-Hola cariño, ¿qué tal? veo que bien acompañada no?

-Hola José, mira te presento, este que me come el coño es Luis

-Hola Luis

-Hohoho..la José

-Jaja, no te preocupes hombre, nosotros somos muy abiertos para estas cosas, tu sigue a lo tuyo que el coño de Rocío esta bien bueno

Yo sorprendido, cortado y cachondo a la vez ni me lo pensé, seguí comiendo su coño, la verdad es que me excitaba mucho que me mirasen, y el hecho de saber que era su novio aun más.

Ha José pareció que le ponía mucho también porque no tardó en pedir permiso para unirse, me dio mucho morbo que me pidiese permiso para follar con su novia.

Ambos lamíamos las tetas, el coño y el culito de Rocío, ella estaba en un mar de placeres. Entonces comencé a penetrarla y puesto en la situación dije a José que se la metiera por el culo, él obedeció sin pensar.

La escena era guarrísima, ambos bombeabamos dentro de la zorra con todas nuestras fuerzas. Rocío comenzó a pedir que le penetraramos el coño los dos a la vez, pero ambos esperaban mi decisión. Yo no tardé en acceder y entonces José se quedó echado en el sofá, Rocío se colocó encima y se la metió sin problemas, y por último yo me coloqué encima de ambos y comencé a meterla.

Nunca había hecho algo así, en cierto modo me follaba a los dos, ya que Rocío era un recipiente en el que se encontraba José sin poder moverse y yo penetraba a ella y lo frotaba a él, el placer que sentía José no era por estar en Rocío, era por sentir mi polla contra la suya.

Todo esto me lo planteé en tan solo un segundo, que valió para ponerme aún más, aunque no soy bi la situación era muy morbosa, ver como los dos gemían a cada golpe de mi cadera.

El coño de Rocío parecía ir a reventar, pero creo que sí otra polla hubiera entrado la hubiera aguantado sin problemas, Yo por mi parte comencé a centrarme en lo que sentía mi polla, en la diferencia entre meterla solo y notar otro pene duro contra el mío, en aquel momento no hubiera querido cambiar.

En pleno éxtasis hice que ambos se levantaran y puse a Rocío de rodilla para que se comiera las dos vergas a la vez, nuevamente la sensación de choque entre el nabo de José y el mío, añadía morbo al asunto.

Rocío pidió que la volviésemos a follar, que la tocáramos, yo le dije que la única forma de que dejara nuestras pollas era que su novio la sustitullera, mi intención era solo prevalecer como líder, pero para mi sorpresa José se clavó de rodillas y comenzó a chupármela. José estaba bien afeitado con lo cual la diferencia en ese sentido era mínima, pero la chupaba mejor que Rocío y el añadido de ser un tío hizo que sorprendentemente mi polla creciera aún más en su boca. Yo por mi parte me senté en el sofá y comencé a comer el coño de Rocío.

A estas alturas empezaba a quererlo todo, y podía tenerlo puesto que yo mandaba, no quería quedarme sin saber lo que era penetrar el culo de un tío, así que en un arrebato cogí a José por los pelos y le di la vuelta, se la clave sin miramientos y a él no pareció importarle. Se la metía con fuerza, con tanta que cualquier tía me hubiera hecho parar, pero él quería más, me aguantaba como podía para no correrme pero era difícil ya que Rocío comenzó a lamer mis huevos y meterme un dedo en el culo. Nunca había entrado nada en mi culo, pero el placer era grandioso.

Noté que a José no le faltaba mucho, no quería perderme su corrida así que le hice tumbarse boca arriba, cuando vi su polla tan hinchada me entraron unas gans terribles de probarla, no quería quedarme sin saborearla también, así que empecé a lamerla, y nunca hubiera creído que aquello me ocasionaría tanto gozo, me costaba aun más aguantar mi corrida que cuando me lo follaba, para colmo Rocío volvió a jugar con mi culo. Yo quería experimentar todo, mandé a Rocío por algo para que me penetrara, ella trajo rápido un consolador y comenzó a meterlo y a sacarlo con fuerza mientras yo se la mamaba a José. El consolador era pequeño, yo necesitaba algo más gordo, le pedí otra cosa y ella fue a la cocina y trajo un enorme pepino que no tardo en introducir en lo más profundo de mí.

Por estos momentos mi tranca estaba hinchadísima pero quería volver a follarme el culo de José antes de terminar. Deje de comer y mandé a Rocío a que lo hiciera. Metí nuevamente mi polla en José, estaba tan gorda que me costó algo pero no demasiado.

Volví a golpear fuerte su culo con mis pelotas, él casi estaba ya, yo quería que se corriera solo con mi penetración así que dije a Rocío que no se la chupase, que solo abriese la boca para que le cayera dentro.

En pocos segundos José empezó a correrse como un caballo, la boca de Rocío rebosaba de leche blanca y entonces yo la cogí de los pelos y le hice pasarmela a mi boca mientras que José seguía corriendose tan fuerte que él mismo probó su leche.

Tras esa corrida quise terminar también con Rocío así que cogí el consolador y el pepino y se los metí a la vez por el coño, una vez ahí la abrí de piernas pirando hacia mí y le penetré el culo, con lo cual empujaba con mi pubis el consolador y el pepino hacía dentro de su coño.

La muy puta se corrió en muy poco, yo por mi parte había aguantado tanto que ya no sabía si podría correrme, pero fuera como fuese quería terminar con esa guinda. Sin dejar descansar a ninguno de los dos, me puse de pie y los coloqué de rodillas ante mí para que me la comieran a dúo, ellos usaron sus últimas fuerzas para hacerlo, Rocío además se adueño del pepino de nuevo para meterlo en mi culo, estando en esa posición parecía de mayor grosor, pero el efecto también era mayor.

En un par de minutos inundé sus caras del más puro néctar de mi ser y ambos tragaron hasta la última gota.

Rendidos los tres nos echamos por la habitación.

A la mañana siguiente desperté aún allí, estaba sobre el sofá, al incorporarme vi a Rocío salir con una toalla, iba hacía la ducha, me dijo que José se había ido temprano y que si quería acompañarla a la ducha. Yo con el sabor del semen de José aún en la boca me acerqué a ella y le comí la suya, fuimos a la ducha a echar un último polvo antes de mi ida.

Al despedirme Rocío me miró y me dijo

-¿Seguiremos en contacto?

-Eso no lo dudes

Hoy hace una semana, y hoy volveremos a vernos, lo que pase de hoy en adelante tal vez algún día os lo cuente...

 

FIN