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¿Es Real?

en Hetero: General

¿¿Es Real??

No me lo podía creer al fin la tenía entre mis manos, era la mujer más sensual que jamás vi, su figura se deslizaba entre mis manos dejándome experimentar el placer del tacto en todo su esplendor.

Al llevar la mano a la cremallera de su vestido me tembló cuál chico virgen de quince años, a pesar de mi experiencia me era imposible controlar mis sensaciones en ese momento. Misis, el nombre de mi objeto de deseo, tenía un cuerpo imponente que parecía hecho para los placeres carnales, sus turgentes pechos bajaban como un río para remontar en su desembocadura, dejando que sus duros pezones miraran al cielo desafiando cualquier ley gravitatoria. Al tocarlos por primera vez con suavidad, note su piel sedosa con las yemas de mis dedos, al instante las aureolas de sus senos encogieron y remontaron los pezones hasta quedar durísimos y lascivos.

Mi boca empezó a bajar por su cuello con una clara dirección, mi cuerpo se manejaba solo, perdía la mente por momentos y antes de darme cuenta lamía sus pechos rodeando la zona más sensible, impidiendo que sintiera ese placer, Misis lo deseaba, pero mi cuerpo quería provocar al suyo. Lentamente mi boca pasaba a escasos centímetros de las duras cimas, ella podía sentir mi aliento tan cálido que le hacía arder en deseos de sentir mis labios jugando con ellas. Mis manos empezaron a jugar con sus pechos sin dar tampoco el placer máximo y cuando la tensión era lo más grande que podía aguantar mi lengua salió poderosa de su escondite para arrancar un gemido de la garganta de Misis.

Mientras mi mano izquierda jugaba con uno de los pezones mi lengua hacía símil con el otro, pronto mis dientes quisieron morder también la ansiada carne, pequeños y compasados mordisquitos con ágiles movimientos de lengua, el dolor en su justa medida aliviado por una reconfortante caricia.

Pronto noté un olor provinente de más abajo, donde las piernas guardan su tesoro. La fragancia era embriagadora, mis sentidos se nublaron aún más, mis manos empujaron a Misis sobre la cama, mis dientes se acercaron a su tanga y lo deslizaron por sus suaves piernas, al sacarlo mis ojos se deleitaron cuando ella dejo ver su tesoro. Mi cara subió sigilosa por entre sus piernas, disfrutando cada palmo de piel, hasta que al fin mi boca se encontró frente a sus otros labios, ansiosa por besarlos quiso empezar por morder junto a ellos, después lamió con pasión mientras mis manos se situaban sobre sus pechos de nuevo, y entonces mi lengua toco por primera vez su sexo, Misis volvió a gemir, ese sonido angelical daba más vitalidad a mi lengua que empezó a abrirse paso hacia su interior, olía su fragancia mientras bebía su jugo, el placer me rodeaba, note con mi lengua un montecito abultado, no quería dejar de probarlo, así que mis labios lo agarraron fuertemente y empezaron a succionarlo y soltarlo rápidamente, Misis no aguantaba quieta tal sensación, se retorcía de placer mientras mis dientes y lengua entraban también en juego, mordiendo lo justo y lamiendo con fuerza, mi lengua quiso presumir y pasó su piercing por el clítoris sin pensarlo, Misis se lo agradeció con un nuevo gemido. No pude evitarlo por más que quise pero en esa situación tuve un orgasmo sin tan siquiera rozarme, nunca me había pasado algo así, pero no importó porque mi erección no desapareció ni por un instante.

Mi polla no aguantaba más sin entrar en ella, así que el resto de mi cuerpo se echó encima y nos fundimos en uno, en una postura tan simple y que tanto placer me daba a la vez. Misis disfrutaba de la experiencia pero yo aún más, no lo quería así quería igualar las cosas, quería que ella llegara más lejos aún, así que salí de ella y la puse boca abajo, mi cabeza tomó el mando por esos segundos pero al ver su culo tan prieto y duro de nuevo perdí el control, mi boca bajó por su espalda, mi lengua lamió sus glúteos y volvió a su sabroso sexo, pero esta vez desde atrás. descaradamente mi lengua salía del sabroso coño y rozaba el agujero de su hermoso culo, parecía que ponía a prueba a Misis, buscando que ella le diera paso, Misis no pareció negarse y pronto mi lengua se centró solo en el nuevo agujero, Misis no pareció disgustada con el cambio, y desde luego el sabor no tenía nada que envidiar al de su orificio compañero. Entre gemidos y sensaciones me perdía en placeres, pronto mi polla quiso entrar de nuevo en Misis, así que mi lengua subió por su espalda y quedé colocado tras ella. Por un momento mi falo dudo donde meterse, así que probó un poco de cada y se quedó donde oyó el gemido mayor.

Misis a cuatro patas rompía en morbo, mi mano se lanzó agarrándola del cabello y tirando de él, la otra mano agarró uno de sus pechos y mi sexo entraba y salía de ella con fuerza, pronto mis dos manos se situaron en sus caderas para dar más agilidad a los movimientos de mi cuerpo y mientras entraba y salía de ella, Misis empezó a.. de..jar de contro.. larss..e y.. en... po...coooo, se, ah se, ah.h. per..dioooó ... en un or.ags mooo ahhhhhh!!

El alarido de placer que salió de sus labios hizo que mi cuerpo se estremeciera en su interior y la acompañara en su gozo, ahhhh.

Ambos caímos sobre la cama, lentamente la saqué de ella experimentando placer en cada centímetro que salía y luego caí junto a ella pensando que no podía ser real.

¿Lo es?