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Sexo bajo la regadera

en Lésbicos

Angélica y yo hemos sido amigas desde la infancia, íbamos a todos lados juntas y nunca nos separábamos. Ella siempre supo de mis preferencias sin embargo no le molestaba, al contrario le llenaba de curiosidad y me preguntaba que se sentía hacerlo con una mujer.

Un día decidimos entrar a estudiar gimnasia artística en un centro deportivo de la ciudad, ella es bellísima, rubia, delgada, ojos azules, senos firmes y unas caderas que vuelven loco a todos los hombres.

Yo por mi parte pues no me quedo atrás aunque soy todo lo contrario a ella, blanca, ojos cafés, cabello negro, no tengo mucho busto pero se compensa con mi trasero que bastante trabajo me ha costado moldearlo.

En fin cuando entramos al gimnasio empecé a observar a las chicas de ahí, todas nos veían medio raro. Nos pusimos el uniforme que usaban ahí, a mi me daba pena por que era un leotardo negro de licra, pero en cuanto angélica se lo puso me quede con la boca abierta, se le veía muy bien. Le ajustaba perfectamente al cuerpo.

La maestra empezó a ponernos ejercicios de estiramiento.
Cuando la vi sentada con ese pequeño leotardo y las piernas totalmente abiertas en compás no pude evitar sentirme excitada, fue una imagen muy erótica. El ver sus hermosas piernas, bien torneadas, sus muslos, sus pechos, perfectamente bien marcados por el leotardo, me sentí atraída por ella.

Después nos pusieron un ejercicio para abrir mas el compás, se trataba de sentarse una frente a la otra con las piernas abiertas e ir empujando las de la compañera, me encantaba estar cerca de ella y ella de mí, ya que cada vez nos acercábamos más.
Me di cuenta de que ella me veía con una mirada algo morbosa la entrepierna, lo cual me excitó.

Terminamos el ejercicio y después nos fuimos a los vestidores, nosotras fuimos las ultimas en llegar al vestidor ya que nos quedamos platicando con la maestra acerca del costo de la inscripción y el uniforme.

Al llegar al vestidor solo estábamos angélica y yo, no podía esperar para verla en ropa interior. Primero me desvestí yo, traía un panty en color negro muy bonito y el brassier del mismo color, ella traía un boxer rosa y el brassier blanco, se veía muy bien se me acercó y me dijo que me había visto como la estaba observando mientras ella se abría, yo me sonroje y no supe que contestarle, le di la espalda por que me dio mucha pena el que me haya descubierto y de pronto sentí sus manos al rededor de mi cintura, yo estaba de espaldas y pude sentir sus pechos calientitos cerca de mi, me susurro al oído que le gusto el que yo la estuviera viendo.

En ese momento no supe que hacer, me puse tan nerviosa que me empezaron a sudar las manos. Ella se acerco a mí y me dijo que tenía mucho calor por el ejercicio y me propuso que nos bañáramos.

Había una sola regadera, así que me propuso que lo hiciéramos juntas. Eso era música para mis oídos. Me quito el brassier lentamente mientras recorría sus manos por mis pechos, los apretaba, los masajeaba y pellizcaba mis pezones, al mismo tiempo besaba mi espalda, desde la nuca hasta donde empieza la cadera, pasaba su lengua y saboreaba cada parte de mi.

Yo estaba excitadísima, ella siempre supo que me atraía, pero siempre me detuve por no perder la amistad con ella, ella seguía en lo suyo, empezó a besar mis nalgas, siempre me decía que le gustaba como se me veían cuando caminaba, las acariciaba por encima del panty, yo estaba de frente contra la pared y ella detrás de mi arrodillada besándome y mordisqueando suavemente, mientras yo me masturbaba.

Cerré los ojos y me deje llevar por el momento y la excitación de que nos descubrieran. El agua caía por nuestros cuerpos mientras me volteaba y me daba sexo oral, apoye una pierna sobre su hombro y acercaba su cabeza hacia mi vagina. Al mismo tiempo que me lamía el clítoris metía sus dedos lentamente por mi culo, lo cual me hizo llegar al primer orgasmo.

Acaricio mis piernas y las recorría con su lengua, las besaba y se frotaba los senos contra ellas. Se incorporo y me beso, su lengua y la mía se movían como 2 serpientes librando una fiera batalla, yo acariciaba sus nalgas, besaba su cuello, sus pechos, succionaba sus pezones mientras le metía 2 dedos en su vagina, ella solo se retorcía de placer y gemía cada vez mas fuerte conforme iba aumentando el ritmo de mis dedos, nos empezamos a masturbar mutuamente hasta que llegamos al orgasmo. Pude sentir como sus jugos se escurrían por mis dedos junto con el agua caliente de la regadera, yo no perdí la oportunidad de regresarle el favor y darle el mismo placer oral que ella me había dado, metí mi lengua por su vagina, jugué un poco con su clítoris mientras que con mis manos acariciaba sus senos, no tardo mucho en alcanzar otro glorioso orgasmo.

Su corazón latía con fuerza, sus pezones estaban duros, me veía y me acariciaba el rostro mientras que su respiración se normalizaba, yo respiraba su aliento y ella el mío, me abrazó y pude sentir sus pechos contra los míos, era una sensación indescriptible. Nos acariciábamos de tal manera que pude sentir como cada parte de mi cuerpo se aferraba a ella.

Fue increíble, después de ese momento tan bello me besó tiernamente y cerró la regadera. De ahí en adelante cada vez que podíamos repetíamos la escena en lugares distintos. Nuestra amistad creció y se fortaleció más y nuestras aventuras apenas comenzaban.