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La primera vez de Tamara

en Hetero: Primera vez

Mi oficina está ubicada en un departamento a unos metros del periférico ecológico en Puebla, así que al mismo tiempo que lo ocupo para atender potenciales clientes también me sirve como departamento de emergencia, tengo una comodísima cama en una recamara pero la otra está ocupada por mi enorme escritorio, la cocina esta acondicionada para que yo pueda prepararme cualquier cosa que desee pero es más bien un bar pequeño y la sala es propiamente una recepción amplia, no tiene comedor pues no lo necesito para mis labores.

Julia hace las labores de mi secretaria y mi cómplice, yo siempre le digo Julie, he hablado de ella en algún otro relato, llego a mi oficina esa mañana acompañada de su hermana menor Tamara, parte de sus actividades para conmigo era precisamente conseguirme nuevos prospectos para ser entrenados, pero nunca espere que traería a su hermana menor, de quien me decía siempre que era una "buena niña".

Sabía quien era porque alguna vez la vi acompañada de Julie en el Centro Comercial Angelopolís, solo nos saludamos con la mano y seguimos, por lo que la presentación oficial fue en ese momento, recorrí brevemente con la mirada su rostro, en verdad era linda, no hay duda que la belleza de la familia de Julie estaba en las mujeres, su cabello castaño contrastaba con la claridad de su piel, unos hoyuelos se le formaron en las mejillas cuando me sonrió, sus ojos cafés despedían una extraña chispa y jovialidad pero al mismo tiempo me rehuían la vista, parpadeo varias veces, vestía con una blusa color negra en un tipo de tela brillante, la blusa era con cuello blanco y mangas cortas blancas también, la blusa se abotonaba al frente, al no estar abrochados todos los botones se podía ver un pequeño dije que colgaba de una cadena plateada alrededor de su cuello por arriba y su vientre decorado con un pequeño piercing en forma de gecko articulado por la parte de abajo, un pantalón ajustado color negro se abrazaba a sus extremidades dejando ver lo bien cuidado de su cuerpo, finalizaba su atuendo con unas zapatillas de tacón alto en negro con detalles en blanco.

-¡Hola!- le dije mientras tomaba sus suaves manos entre las mías- soy Eduardo.

-Hola Eduardo- Fue su respuesta pero no me dijo nada más, se quedó en silencio por un instante, me desconcertó un poco, porque ni siquiera me dio un beso en la mejilla, pensé que era una chica más extrovertida de lo que me parecía en ese momento.

Fue Julia cuando regreso de la cocina con un par de vasos jaibolitos con refresco Del Valle de toronja y Vodka Stolichnaya, una de mis bebidas preferidas quien me explico luego de poner los vasos en una mesita de cristal a un lado nuestro.

-Mi hermana quiere charlar contigo y yo deseo que le puedas ayudar, sé que aprenderá mucho de ti, por lo que iré a dejar los papeles del ayuntamiento y regresare en un par de horas para que puedan hablar con calma- me dio un beso en la comisura de los labios y tomo su bolso portafolio despidiéndose con un gesto de las manos de su hermana, note que se asustaba su mirada me rehuyó y busco algo con que distraerse para no mirarme directamente.

Ambos sabíamos que los trámites del Ayuntamiento por lo menos le llevarían unas 4 o 5 horas, pero no dije nada, deje que se retirara mirándola desaparecer por el pasillo del departamento hasta que cerró la puerta.

Mi atención regreso a Tamara, estaba viendo un diploma que colgaba de la pared, se estiraba tratando de leer las letras en ruso, se veía muy bien su silueta, desde esta perspectiva resaltaban sus senos, calculaba una copa B+ y pude ver que su culito competía con el de su hermana, paradito y firme, me acerque hasta ella y le ofrecí sentarse para que me explicara su problema, sonrió nerviosamente pero asintió con la cabeza, tome los vasos que Julia nos dejó preparados y me senté junto a ella en el sofá, le ofrecí un vaso y lo tomo, suspiro un instante y me observo esta vez sosteniéndome la mirada.

-Por el placer de tu compañía y que pueda yo serte de ayuda- le dije mientras brindamos.

Chocamos los vasos y bebimos unos sorbos, evidentemente ella no quería tocar el tema directamente, se acabó su bebida mientras permanecimos en silencio por un rato, pudo su vaso a un lado y no decía nada, decidí forzar un poco la situación.

-Bien, ¿qué puedo hacer por ti Tamara?

-Bueno, sé mucho de ti por mi hermana July, he leído su diario y a veces es descuidada con su correo electrónico, me gusta lo que he leído de ti, incluso algunos relatos que le enviaste a ella para que los revisara antes de que los publicaras en internet, en todorelatos, si recuerdo bien.

Empezaba a intrigarme a donde iba todo esto, aunque me empezaba a excitar el hecho, particularmente porque en algunos relatos como dije, he hablado de su hermana Julie.

-Continua… - le dije mientras daba un sorbo más a mi bebida terminándola.

-Y creo que… - dijo tomándome de las manos- ha llegado el momento para mí.

Sus palabras podían ser interpretadas de mil formas, pero no me dejo más dudas sobre lo que quería cuando agrego.

- … para tratar de que… para intentarlo contigo... que me enseñes el amor…

Sus manos eran suaves y cálidas, sus dedos se entrelazaban entre mis dedos largos y nudosos, sentí un breve titubeo, que incluso me recorrió rápidamente una descarga eléctrica por la espalda por la emoción, si lo se… no debería, pero no todos los días venia una chica como está a ofrecer un regalo como el que estaba a punto de recibir.

Tome las dos manos en una sola y puse mi mano izquierda sobre su rodilla, ella salto un poco, fue un movimiento muy leve, pero perceptible, sus manos se apoyaron sobre mi mano en su rodilla y mi mano derecha caía sobre las dos de ella.

-Imagino que sería tu primera vez.- le dije.

Pude ver como se sonrojo por completo, incluso su cuello largo y esbelto se tiño por un instante de un rosado color.

-Si- dijo tímidamente, pero no dejo de mirarme.

-¿Te sientes lista para hacerlo ahora?

- Si… yo creo que sí, porque tú tienes experiencia en esto. Eres un hombre de mundo, es decir… eres experimentado y pienso que… tú eres muy bueno en esto.

En ese momento algo me vino a la memoria como un flash, le pregunte directamente algo que le tomó por sorpresa.

-¿Por qué no lo haces con tu novio? Entiendo que tienes un novio desde la prepa y estarán juntos en la universidad. ¿Terminaron y esto es como una venganza?

-No, no es eso… sí, tengo un novio… pero él es… ¿Cómo te explico? Bueno, él es virgen también y yo pensé que…

-No me digas más Tamara, Entiendo lo que quieres decir, tú quieres hacer esto con una persona experimentada porque los vírgenes son muy brutos cuando no saben qué onda con esto.

Me soltó las manos y aplaudió tres o cuatro veces, asintiendo con su cabeza, su cabello le cubrió una parte del cuello ahora.

-¿Cuántos años tienes ahora?

-18

-¿Los acabas de cumplir?

-Sí, justamente hace unos días, eres mi regalo de cumpleaños de Julia. -Y se tapó la boca con las manos justo cuando dijo eso. La verdad es que yo pensaba todo lo contrario, ella era un regalo para mí, mi regalo y no era mi cumpleaños, pero ¿Cómo saberlo? Mis manos quedaron sobre sus piernas cuando ella aplaudió así que empecé a recorrer sus muslos lentamente mientras le preguntaba algunas cosas más

-¿Sabe alguien que estas aquí conmigo además de Julie?

-Claro que no.

-¿Le hablaste de esto a alguien? ¿Alguna amiga?

-Básicamente solo July lo sabe exactamente, pero también lo comente con una amiga mía pero no sabe que estoy ya aquí.

Mis caricias en sus muslos iban haciéndose cada vez más largas, al principio solo eran a un palmo de su rodilla, pero ahora llegaban a medio muslo y regresaban a las rodillas, ella estaba distraída con mis preguntas y esa era mi intención.

-¿Y qué te dijo tu amiga cuando le comentaste tus planes de sexo?

-Pues ella dijo que si tú eras tan bueno, ella vendría contigo también.

-¿En serio? … ¿Es virgen también?

Ella asintió con la cabeza sonriéndome más relajada ahora, le gusta hacer eso, pensé, ella saco su celular y lo apago, dejándolo junto a los vasos vacíos.

-¿Tu novio sabe que vendrías conmigo?

-Por supuesto que no.

-¿Cómo le dirás que no eres virgen? ¿Crees que no se dará cuenta?

Tamara trago un poco de saliva, carraspeo un poco para aclarar su garganta y me dijo con suave voz.

-No, no se dará cuenta, eso creo… él nunca ha estado con una mujer antes y se puso nervioso la vez que lo íbamos a intentar, casi se arrancó la ropa para quedar desnudo y me trato con extrema rudeza cuando intento ayudarme con la mía, me asuste y decidí que mi primera vez no debería ser así, pero no encontraba como decirle que no sin ofenderlo, por fortuna llegó su hermana en ese momento y él se metió al baño para ponerse la ropa, yo me acomode bien un sweater sobre la blusa que me rompió cuando intentó quitarla, fue poco que me pudo quitar y justo unos instantes después sus padres, para entonces ya estábamos normales y en la sala viendo la TV.

-Sí, creo que tienes razón… no se dará cuenta porque no conoce o no sabe que esperar de la experiencia.

-¿En qué punto se encuentran sus relaciones?

-¿Te refieres a hasta donde hemos llegado?

-Sí, precisamente quiero saber que tan lejos han llegado tú y el.- Mis manos llegaban ya en sus caricias desde las rodillas hasta casi unos centímetros de su pubis, mis movimientos se habían vuelto más suaves y lentos pero avanzaban más lejos cada vez.

-Pues nos hemos acariciado, besos, por supuesto.

-¿Qué tipo de caricias? Es decir… ¿cómo las que te hago yo ahora?

-Aja!, si… sobre la ropa… como tú ahora.

Mis manos ahora estaban por la parte exterior de sus muslos, una mano la deslice hacia su pantorrilla.

-¿fue una buena sensación para ti?

-Sí… Lo es.

-¿Quieres sentir como es una caricia sin los pantalones? Quiero que sientas mi mano sobre tu piel

Ella dudo un instante, y dijo: "Bueno, si…" pero no le di oportunidad de pensarlo mucho, mi mano ya estaba en acción, fue a la parte donde su piel estaba expuesta, su vientre, ella me dejo acariciarle un poco, pero después tomo mi mano, le deje por el momento y continúe preguntándole.

-¿Tu novio y tu son compañeros de clases?

-No, él está en otra facultad, yo estudiare Arquitectura, pero fuimos compañeros de clases en la prepa.

-¿Eres buena besando?

-¿Eh?... pues… mi novio dice que sí.

-¿Te gustaría que te dijera mi opinión personal?

Me acerque un poco a ella, solo el torso, lentamente, sentí su tensión pues aún me estaba tomando las manos entre las suyas, ella puso mis manos en sus rodillas y se mojó un poco los labios con la lengua.

-Sí, claro… pero…

-¿pero?... ¿Tienes miedo?

-No, miedo no, estoy nerviosa… creo que vas un poco rápido para mí.

-¿En serio? Así que… ¿Te gustaría mejor solo charlar por ahora?

-Si…- dijo esto bajando un poco su cabeza, como avergonzada.

-Tranquila, por mí está bien.

-Gracias…

Al decir eso trate de levantar su cara con mi mano, pero a medio camino me desvié hacia su pecho, tome su pequeño dije que le colgaba desde el cuello y lo acaricie entre mis dedos dejando que el dorso de mi mano se posara un poco sobre el pecho que subía y bajaba al compás de su respiración.

-¿Esto fue un regalo de cumpleaños?

-Sí, de una amiga. La que te comente antes- me dijo alegremente mientras mi mano recorría ahora la tela de su blusa, introduciendo un par de dedos por el interior de la misma. Me di cuenta hasta ese momento que no tenía braseare, no necesitaba sostén, sus pechos se mantenían perfectamente duritos seguramente producto del ejercicio.

-¡oyee!... me dijo suavemente al sentir mis dedos por la parte interior de su blusa, con esa peculiar forma que tiene ella para alargar las palabras cuando susurraba.

-Tranquila, solo estará por aquí unos instantes… me gusta la tela de tu blusa.

-Está bien…

- Pero me gusta más como se sienten tus bubis…

En ese momento mis manos le tomaron suavemente sus senos y pude sopesarlos a través de la tela, les apreté suavemente para sentir su consistencia, firmes pero suaves a la vez.

-Tienes unos senos hermosos Tamara, de muy agradable tacto.

-Gracias… me dijo mientras levantaba una mano, pensé que intentaría quitarme las manos de donde estaban, pero solo se acomodó un poco el cabello, esa era una señal de su nerviosismo, pero me dejaba hacer lo que quería.

-Imagino que no has estado desnuda frente a un hombre antes… ¿verdad?

-No, nunca.

-¡Oh dios!…- dije muy bajo cuando observe que ella tenía ahora los pezones erguidos y se destacaban por debajo de la tela que los cubría. - ¿Tampoco has estado desnuda frente a un médico?, por ejemplo…

-Oh si… frente a un médico sí.- Me dijo mientras apoyaba sus manos en la parte de atrás ofreciéndome su pecho ahora, lo acariciaba despacio, en mis movimientos le desabroche un botón de la blusa y no dijo nada.

-¿Ya no estas nerviosa?

-No, ya no mucho.

Mis manos se deslizaron ahora sobre su talle y le tome por la breve cintura, la jale un poco hacia mí, y sin decirle nada más la bese, primero suavemente, bebiendo su fresco aliento, ella abrió la boca y me ofreció su lengua, y entonces supe que ella ya era mía. La seducción siempre empieza con un beso.

Nos besamos por algunos largos segundos, una mano mía estaba sobre su cintura aun y la otra le acariciaba el cabello por debajo de la nuca, ella hizo un delicioso gemido mientras tanto.

Nos separamos lentamente, como no deseando hacerlo, observaba sus reacciones, mis manos se separaron poco a poco de ella, para terminar ahora en sus rodillas nuevamente, justo donde todo empezó.

Ella mantuvo su mirada abajo, pero ahora sonreía, así que acaricie su barbilla y luego baje a recorrer sus pechos que se me ofrecían.

-¿Me los muestras?

-Ok, puedes ver esto, pero son bubis pequeñas…- Me dijo mientras ella misma ponía mis manos sobre su blusa justo encima de sus "bubis".

-Tienen un buen tamaño, son perfectas para ti, van bien con tu cuerpo delgado.

Deje la caricia y ahora desabotonaba su blusa, ella sujeto con sus manos las partes de su blusa que iba yo liberando para que no se abriera la blusa.

-Dime si no te sientes cómoda con algo.

-No, está bien- y bajo sus manos dejándome ver el hueco entre su seno.

Despacio, muy despacio abrí la blusa para deleitarme con la vista de sus senos, ella miro hacia abajo para ver también y parte de su cabello a medio largo le cubrió uno de sus pechos, ella lo retiro con su mano de manera coqueta.

-¡Wow!- le dije, son hermosos.

-Gracias…

Y en verdad lo son, caían ligeramente al perder el sustento de la blusa, las aureolas del pezón eran de un color muy pálido, casi se perdían con el color de su clarísima piel, y sus pezones apenas formaban una protuberancia cónica coronando la parte más alta justo en el centro de cada seno, yo seguía sosteniendo la blusa, pero la solté para acomodarme sobre el sofá recostándome un poco, ella miraba sus senos con una sonrisa, cerró los ojos un poco cuando los volví a tomar con la mano, los acariciaba aun mientras le pregunte.

-¿Tu novio te hace esto? ¿O te lo ha hecho alguien antes?

-No todavía...

-¿y te gusta?

-Siii… -dijo ella casi en un susurro, al tiempo que levantaba la cara y echaba atrás la cabeza. "esto te va a gustar más" pensé yo, y acerque mi cara a sus pechos, ella debió percibir mi aliento cálido en sus sensibles pezones previos al inminente beso que les daría, me di cuenta que sus ojos estaban puestos en mi ahora y cerré mis ojos para disfrutar la caricia que mis labios le dieron a sus pezones succionándolos y degustando su sabor, mi mano izquierda estaba sujetando el contorno exterior del pecho, como si temiera que huyera, y la derecha se posaba sobre su vientre sintiendo como su respiración aumentaba de frecuencia.

Cuando termine mi caricia me separe y abrí mis ojos para verla a ella, Tamara también había cerrado los ojos para concentrarse en la sensación de la nueva caricia, nuestras miradas se cruzaron y le sonreí, ella asintió con su cabeza para decirme que le había gustado, así que le dedique la misma atención a su otro pezón, en ese momento ella se abrió la blusa aún más, dejando ver uno de sus hombros, alterne mis caricias de uno a otro de sus pechos por varios minutos.

Cada vez que cambiaba de uno a otro pezón volteaba a verla para medir su satisfacción, ella mantenía los ojos cerrados, pero acompañaba mis besos y caricias con ligerísimos gemidos apenas audibles, mis manos no estaban quietas, seguían acariciando su vientre, su cintura, ahora su cuello, su hombro izquierdo, toda la piel desnuda disponible.

En un momento dado nuevamente nos cruzamos las miradas.

-Y… ¿te está gustando?

-¡Oh boy!... si…

Me causo gracia su comentario, ella era una niña para mí, continúe con lo que estaba haciendo por algunos minutos más, mis manos ahora acariciaban el contorno de su pantalón, de vez en vez se deslizaban un poco entre la tela y la piel.

Le bese el vientre y jugué un poco con su piercing con mis labios, lamí su piel hasta llegar a su pantalón, con la boca le desabroche el seguro, era de clip y no fue difícil hacerlo.

-¿Qué tipo de panties traes puestas? ¿Puedo ver?

No contesto, me hinque frente a ella y lentamente baje su cierre, el zipper no opuso resistencia, ante mi vista y sin la mínima oposición de ella apareció una braguita blanca, con una mariposa bordada que forma el frente y el resto de la tela que era lisa, se pegaba estrechamente a la piel de Tamara, mis preguntas eran solo una cortesía, más que preguntarle le estaba avisando lo que haría.

-¿Puedo quitarte el pantalón?

No dijo nada, pero sus manos se posaron en los costados del pantalón para bajarlo ella misma, alongó el pantalón para poderlo deslizar pos sus caderas, forcejeo un poco.

-¿Necesitas ayuda?- le dije, pero ya estaba ayudándola el pantalón se pegaba tan estrechamente que cuando llegue a sus pantorrillas tuve curiosidad y le pregunte.

-¿Te pusiste este pantalón especialmente para mí?

- Aja, así es…

-Ya veo, es muy difícil quitarlo… ¿por eso lo escogiste?

-¡ja ja ja!- sonrió abiertamente- ¡Obvio no!, me lo puse porque pensé que te gustaría como me veo con él y no podrías decir que no.

-No me negaría aun si hubieras llegado solo vistiendo con un costal de yute encima.

-¡ja ja ja ja!, ¿Cómo crees?

Me gustaba su risa, cristalina y franca, como la de su hermana, seguramente Julie le había dicho que mi color preferido era el negro.

Me entretuve un poco cuando logre poner sus pantalones en los tobillos, sería imposible quitarlos sin sacar antes las zapatillas, quite el broche de una de ellas, la cinta de piel negra se aferraba justo debajo de la prominencia que forma el hueso astrágalo en el tobillo, una vez liberada la zapatilla blanco y negro salió sin dificultad alguna. Tomé la zapatilla y la avente al sillón enfrente de nosotros.

Pase a la siguiente zapatilla y repetí la operación, me tome mi tiempo, me gustaban sus pies, aun me gustan, cuando saque la zapatilla yo sostenía sus dos pies en mi mano izquierda, tome la segunda zapatilla y la avente junto con su par, Tamara estaba ahora apoyada en los codos, pues durante mis movimientos para irle sacando el pantalón la fui arrastrando sobre el sofá y ahora sus nalgas estaban casi en la orilla del mueble.

Tome sus pies y con una de las manos lleve uno de sus pies a mi boca, le bese los pies, luego le chupe el dedo gordo, acariciaba yo la región del tarso interior de su pie con los dedos de mi mano, y mi boca siguió besando y acariciando por un rato más.

Me pareció que el otro pie merecía la misma atención a fin de que no se pusiera celoso, y repetí los pasos pero creo que le dedique más tiempo esta vez. Tamara no dijo nada, no escuche nada de ella así que levante la vista para verla y vi que tenía los ojos ligeramente cerrados, disfrutando las atenciones que le brindaba.

Tome ambas de las bocamangas del pantalón y jale hacia afuera sacando la prenda, la lance tomándola de la parte de arriba hacia el mismo lugar donde estaban las zapatillas, quedo fortuitamente extendido sobre brazos del sillón.

Volví a besar sus pies, seguí besando y acariciando hasta que llegue a sus rodillas, pase mis antebrazos por debajo de sus rodillas, y el otro brazo aprovechando la postura que tenía lo pase por entre los brazos y su espalda. La levante y me sorprendió lo ligera que me pareció, Tamara me abrazo mientras la llevaba entre mis brazos hacia la recamara. Me dio un beso en las orejas y luego me dijo en un susurro... "Gracias…"

La deposite sobre el colchón suavemente, mi cama es más o menos alta, pues tiene dos colchones sobre el Box spring, cuando la deposite sobre la superficie de mi cama ella asumió una vez más la postura que tenía sobre el sofá, recostándose sobre sus codos, abrió un poco sus piernas y aprovechando eso continúe besando sus pantorrillas y subí hasta sus rodillas, bese la parte interior avanzando por sus muslos.

Mientras hacía esto mi mano derecha se deslizo por el otro muslo, acariciando, ella se recostó sobre su codo derecho y con la mano izquierda empezó a acariciarse su pecho, cuando mi mano se posó de manera natural (por la caricia sobre el muslo) sobre la mariposa bordada en sus pantis, ella me miro rápidamente y luego volvió a ver lo que mi mano hacia, dejo de acariciarse bajando su mano y colocándola sobre la mía al tiempo que una extraña pulsación en su vientre se hizo patente, razón por la que me detuve.

-¿No?...

-Bueno, espera un poco…- me dijo ella con una sonrisa, aproveche para subirme bien en la cama y me acomode sobre el colchón recostándome más cerca de ella le acaricie el vientre, Tamara se acarició una vez más el cabello.

Reinicie mis caricias y besos con la boca sobre sus pezones, pase la mano izquierda por atrás de su espalda metiendo el brazo hasta acariciar su hombro por detrás.

Así estuvimos por varios minutos, ella empezaba a agitar su respiración, decidí que era momento de volver a intentarlo.

Me levante para mirarla, ella seguía con los ojos cerrados me acerque a su boca y empezamos a besarnos, su novio tenía razón, la chica sabia besar muy bien, tal vez era de familia, mis manos le acariciaban los pechos durante los minutos que nos estuvimos besando, de vez en cuando ella ponía su mano sobre la mía, ambos usábamos solo la mano que teníamos libre, pues apoyábamos la parte superior del cuerpo sobre uno de nuestros codos, y consecuentemente solo teníamos una mano disponible para acariciarnos.

En medio de la sesión de besos volví a posar mi mano sobre la mariposa bordada, ella no dejo de besarme hasta que empecé a hacer movimientos circulares con mis dedos sobre la tela de su prenda interior.

Mis recorridos se hicieron esta vez más largos siguiendo el canal de su vulva por encima de la breve y ligera tela, ella me dejaba hacer, su boca estaba entreabierta y su respiración era acompasada pero aumentaba de ritmo lentamente.

-¿Se siente rico? ¿Verdad?

Tamara solo atinó a decir un breve "siiiii" casi como un suspiro.

Tres dedos iniciaron movimientos circulares encima de su cueva de amor apenas separados de la piel por la delgada tela de seda, solo fueron unos segundos, un par de minutos a lo sumo, después solo use un dedo solamente, casi una señal obscena sobre su braga, en movimientos circulares, me entretuve en este ejercicio un tiempo, pasaba de un dedo a dos, de dos a tres, de tres a uno, a veces era el pulgar, ahora de movimientos largos a lo largo de la tela, movimientos circulares, combinando todo lo anterior…

-¿Te has acariciado esta parte tu misma antes?

-Bueno, si… lo he hecho.

-¿Vamos bien? ¿Cómo te sientes?

-¡Cajum!- se aclaró una vez más la garganta- Vamos muy biieeen…

Cuando mi pulgar era el que acariciaba sus partes sensibles sobre la tela, mis largos dedos le acariciaban la raja del culo, ella gemía suavemente y cerraba sus ojos… sus piernas abanicaban el aire, cerrándose y abriéndose con lentitud.

Me estaba cansando de la postura, así que me recargue en su pecho, y mientras las combinaciones de mis dedos seguían en la parte de abajo sobre la prenda, mi boca apreso uno de sus pechos que tenía al alcance, ella acariciaba el otro que me quedaba un poco más lejano, pero estaba al alcance de su mano libre.

Tamy aprovecho que me acomode un poco sobre la cama para juntar sus piernas y pensé que era una señal de que no habría más sin esforzarme aún más. Pero cuando las recogió levantándolas sobre mi mano me di cuenta que lo que estaba haciendo era ofrecerme sus nalgas para acariciarlas, y en verdad yo quería hacerlo, desde el momento mismo que la vi de perfil había querido palpar sus hermosísimos glúteos.

Los acaricie, los palpe, los apreté un poco, quise darles una nalgada, pero no sabía cómo lo tomaría Tamara por lo que me abstuve de hacerlo. Mi boca regreso a ese delicioso pezón suyo que me retaba erguido a seguir con la labor que mi lengua hacia ahí. Sus gemidos eran ahora más seguidos… muy queditos… pero continuos.

-¿En verdad eres virgen?

-¡Mjummmm!

-¿Puedo ver tu himen?

Risitas nerviosas de ella fueron la respuesta, pero como ya dije, no era una pregunta, era un aviso de lo que iba a hacer a continuación, tome los dos extremos de sus pantis blancas y los deslice no sin cierto esfuerzo recorriendo todo el camino de sus largas extremidades hasta que salieron por los pies.

Ahora ella estaba recostada sobre la cama con solo su blusa abierta cubriéndole un poco el hombro izquierdo. Lance la prenda sobre mi tocador. Por segunda ocasión sus pies quedaron en mis manos, volví a besar la parte interior de las rodillas ella levanto más sus piernas juntas, puse una mano sobre su vientre y con la otra acaricie la parte inferior de sus muslos hasta llegar a una nalga.

Entre beso y beso pase la mano a la otra nalga, acaricie hasta que llegue a la rodilla y entonces deje de besar sus piernas para con suavidad pero firmemente abrir sus piernas dejándome ver su tesoro de amor, poso sus pies sobre la orilla de la cama y me miro con una sonrisa cómplice.

Lentamente, como un telón de teatro sus piernas se abrieron para dejarme ver sus rosadas partes íntimas, no pude evitar soltar un silbido… la vista era espectacular, y yo era el primer hombre que veía esto.

-¡Fiiiuuu! ¿Te rasuraste todo esto tu misma?

-Si

Ante mi vista se dejaba ver su monte de venus perfectamente rasurado, acaricie su monte de venus suavemente, como si estuviera revisando su trabajo de rasurado.

-Hiciste muy bien, se ve lindo, bellísimo.

Al tiempo que decía estas palabras, mis dedos recorrían el borde de sus labios vaginales exteriores, pose mis dedos en la parte superior y repetí mis combinaciones anteriores pero esta vez sin una tela de por medio, Tamara sacudió la cabeza echándola un poco hacia atrás, lo que llamo mi atención hacia sus pechos, mi boca regreso a su agradable trabajo, chupando y besando sus pezones, lamia con calma, no había necesidad de apresurar las cosas, ella sacudía de vez en vez su cabeza, lo que provoco que la única prenda que le quedaba deslizara sobre sus hombros y cayera atrás aun cubriendo apenas los brazos apoyados en la cama.

Ahora que mis dedos estaba sobre su vulva, mis movimientos eran más descarados, en un momento dado le hice rápidos movimientos circulares, deje los pezones para concentrarme en esta operación, mis movimientos eran rápidos y constantes, ella levanto una mano y acaricio el pezón que acababa de dejar vacante, sus jadeos eran ahora más rítmicos, poco a poco disminuí la velocidad hasta que solo era una muy lenta caricia circular y ella se levantó un poco para sacar su blusa que al parecer le limitaba los movimientos para acariciar sus pechos. La prenda quedo sobre mi cama.

Deje de acariciarla y me acomode mejor sobre la cama, cuando hice esto puse su pantorrilla sobre mi pierna y con las dos manos abrí sus labios vaginales internos, me deleite un poco en la visión de su himen, ahí estaba, una fina tela de color blanquecino a unos centímetros de la entrada.

-¿Puedo ver mi himen? ¿Tienes un espejo?

Era increíble, en todo el depa solo tenía dos espejos, uno empotrado en la pared del baño y el otro sobre el tocador de la recamara, ni pensar en cómo ponerla a ella para que se viera su himen, saque mi celular del bolsillo de mi pantalón y le dije que le mostraría una foto.

Con una mano opere la cámara del celular, mientras con la otra abría los labios de su vagina para tomar la imagen, no creo que haya sido mi mejor fotografía pero sirvió para satisfacer su curiosidad, y a mí como un recuerdo.

 

Avente mi celular después de tomar la foto hacia uno de los burós, por varios minutos seguí acariciándola alternando los tiempos, ella se acariciaba los pechos y en un momento dado bajos su mano hacia su vientre.

-Muéstrame como te acaricias tu misma.

-Ok.

Saco su blusa de donde estaba y se recostó cobre la cama, abrió las piernas colocando las plantas sobre el cobertor, recostó la cabeza sobre la cama y su abundante pelo castaño oscuro se desparramo por la superficie de la cama, me miraba como pidiéndome permiso, asentí con la cabeza y ella emprendió sus caricias en el pecho con una mano en movimientos circulares, mientras que con la otra puso su dedo corazón sobre su clítoris, se empezó a acariciar con lentitud, muy despacio, disfrutando el momento, cerraba sus ojos de vez en vez y los abría para mirarme, su respiración acompasada hacia subir y bajar sus pechos casi al mismo ritmo que las caricias que ella misma se propiciaba.

Por mi parte no me quede ocioso, mi mano le acaricio la parte interior de los muslos, ella no dejo de hacer lo suyo, ahora mi mano estaba en su otro pecho,

Cuando llegue al pecho ella levanto un poco la cabeza, llevo su otra mano a su vagina y acaricio su piel con rumbo a sus nalgas sin dejar los movimientos que el dedo hacía en su clítoris.

-¿Se te ocurrió esta manera justo ahora?

- Si…

-¿En serio?

-Sí, se siente muy bien, como tú me lo hiciste.

-Lo haces muy profesionalmente, es bueno verte hacerlo.

Tamy solo rio, se levantó un poco acomodándose otra vez sobre un codo. Momento que aproveche para mojarme un dedo con saliva y ponerlo sobre su clítoris, si el dedo está seco puede quedar pegado al húmedo clítoris y causaría un pequeño dolor al retirarlo. Retome el trabajo que Tamara dejo inconcluso, pero ahora ella giro medio torso para buscarme, me estire hacia ella y nos besamos, no deje de mover mi dedo durante los primeros minutos que estuvimos besándonos pero al cabo de un rato ya estaba otra vez recorriendo su piel, sus muslos, la parte baja de sus nalgas, ya no recuerdo que más, en verdad estaba disfrutando su manera de besar.

Su lengua invadía mi boca, jugaba con mis dientes, exploraba, me chupaba la lengua, sus besos eran muy dinámicos y así pasaron otros tantos minutos… ignoro cuantos. Su manera de besar me recordaba la forma en que Larissa Riquelme beso a uno de los presentadores de Fox Sport México en una entrevista.

Dejamos de besarnos cuando ella se cansó de sostener el peso de su cabeza solo con su cuello, así que se recostó poniendo sus brazos a los lados como en posición de "¡Firmes!" aproveche el descanso para quitarme los zapatos con un rápido movimiento de mis pies y dado que no tenía puestos calcetines subí los pies sobre el cobertor, me acomode a un lado de Tamara.

Ella acariciaba sus nalgas desde atrás, así que me dedique a masturbarla un poco y ella se unió a mi labor con una mano, ahora éramos los dos los que nos turnábamos para las caricias en su parte más sensible.

Deje que ella continuara la labor, mientras me desabrochaba el pantalón, no se dio cuenta porque tenía los ojos cerrados, pero los abrió en cuanto escucho el zipper de mi pantalón, no dejo de acariciarse, mi pene había estado erecto casi desde el principio de los juegos eróticos, si bien puedo mantener una erección por varias horas, el liberarlo de su prisión fue muy satisfactorio, ya me estaba doliendo tenerlo guardado con una erección plena.

Asomo mi pene su cabeza y luego salió el resto, ella lo miraba con curiosidad pero no decía nada, seguía masturbándose suavemente, tenía su mano más cercana a mi libre, así que se la tome y aunque al principio se puso un poco rígida, al punto de detener su masturbación, lentamente le guie la mano hacia mi pene, mantuvo los dedos apretados, pero conforme nos íbamos acercando su mano se abrió, para cuando estaba a un centímetro sus dedos estaban completamente abiertos para recibir mi trozo de carne palpitante.

En el preciso instante que lo toco se volvieron a cerrar rápidamente, como si sus dedos fueran pétalos de la planta de venus carnívora, acerque su mano un poco más y sus dedos se abrieron nuevamente, esta vez se asieron lentamente como una enredadera alrededor de mi verga.

-¿Qué piensas?

No me dijo nada, su mirada se tornó nuevamente asustada, como cuando entro al depa, me miraba y después miraba la verga que tenía en sus manos, seguía recostada y ahora acariciaba su pecho y no su clítoris.

Le tome la manos y le enseñe a masturbarme a mí, lentamente subimos y bajamos la longitud de mi pene, en cuanto tomamos un ritmo más o menos lento pero agradable para mí, le deje, y empecé a masturbarla yo, esta chica era muy intuitiva, sus caricias ahora eran helicoidales, girando sus manos conforme subían y bajaban, aumentaba un poco el ritmo y después lo bajaba, no tuve duda que sería una gran amante en el futuro.

Me recosté lentamente sobre ella, acaricie su cabello porque ahora ella era la que se masturbaba a si misma y a mi, aun parecía asustada por lo que le di un beso en la frente, y eso le relajo un poco, me recosté sosteniendo mi cabeza sobre la palma de mi mano, apoyado sobre un codo. Los siguientes minutos me dedique a disfrutar su trabajo.

-¿Quieres probarlo?

Esta vez sí era una pregunta, pero ella ya se había acostumbrado a que mis preguntas eran más bien indicaciones, se levantó y estiro su cuello, lo hizo girar un par de veces, yo me ocupe de sacarme los pantalones junto con mi ropa interior, quede solo vestido con mi sweater ligero de cuello de tortuga color negro, para ese instante Tamara ya estaba de rodillas, de cuatro, como decimos en México, tomo mi pene con la mano izquierda y se acercó lentamente, se detuvo y me pregunto.

-¿Qué hago?

-¡Bésalo!

Y eso hizo, se acercó y le dio un beso, solo un beso, como se lo darías a un amigo en la mejilla.

-Es evidente que no has hecho esto antes

-No, nunca.

-Bueno, debes intentar darme una buena mamada, tu novio se volverá loco si aprendes a hacer esto bien, hará lo que tú quieras por una mamada tuya.

Eso pareció animarla de nuevo, sus ojos recuperaron su brillo y dejo el temor atrás…

-Dime ¿Qué hago?

Bueno, para empezar…

Y ese "para empezar" se convirtió en una lección completa de BLOWJOB, le enseñe a rodear con sus dedos mi pene, a subir y bajar los movimientos acompasados que ella ya había desarrollado, y después le indique como debía poner sus labios para succionarme el pene con suavidad, a jugar con su lengua alrededor de mi tronco, sobre el glande, por mis huevos, a veces acariciaba mis testículos con una mano suavemente mientras su lengua recorría mi verga, otras eran sus labios solamente, chupo, beso, lamio, succiono, en un par de ocasiones me lastimo con sus dientes, pero aprendió rápido a no usarlos para no causarme dolor con ellos, fue la mejor clase que he dado y una de mis mejores alumnas en este placer.

Durante todo este tiempo yo le acariciaba de vez en vez, sus muslos, sopesaba sus pechos que colgaban, le daba indicaciones, acariciaba sus nalgas, estaba yo muy a gusto, pero ella se cansó, y era evidente que la felación no podía continuar indefinidamente, me pidió un descanso así que me deslice a un lado, ella quedo con su cabeza hacia abajo y su cabello cubriéndole totalmente el rostro y una parte de la cama, se apoyó sobre sus codos y sus rodillas, yo aproveche esa postura para colocarme a un lado y acariciarla por las nalgas, para besarle la espalda, para tomarle los pechos, tenía las piernas ligeramente abiertas, así que también le recorrí toda la raja hasta que me puse en la parte de atrás y le di un beso a su vagina, ella dio un pequeño respingo involuntario, le di una rápida sucesión de besos y luego le recorrí toda la raja con la lengua, mi húmeda y cálida caricia le hizo dar un largo gemido de placer.

-¡Aaaahhhhh!

Me entretuve en besar sus labios vaginales, le metí lengua alrededor, prácticamente jugué con su forma de besar pero en su propia vagina, le di besos suaves pero persistentes, muy largos, su sabor es suave, como maridaje de complejos sabores, pero muy agradable, su aroma se abrió cuando empecé a introducir mi lengua en su interior, como el whisky cuando lo sirves sobre el hielo, y de la misma manera en que el vaso se humedece con gotitas de condensación su vagina soltaba fluidos de lubricación como preludio a la esperada estocada de mi verga, bebí sus jugos, los deguste con fruición, y aun recogí algunos más con mi dedo, que se unió al concierto de sensaciones ya intensas en ella, le masturbe solo con un dedo sin detenerme en mis felaciones, un nuevo gemido me indico que venía un orgasmo, y el gemido se volvió en un verdadero bramido de placer…

-¡AAAAAhhhhhhggggg!!

Y un estremecimiento le acompaño, yo tenía una mano sobre sus nalgas para apoyarme por lo que sentí claramente sus tremores de placer, Tamara estaba ahora solo sobre las rodillas había estirado sus manos para aferrarse a una almohada y había quedado en una muy obscena posición ofreciéndome sus nalgas, su culo y su vagina.

Ahora mis caricias bajaron su intensidad, deje de hacerle el trabajo con mi boca, y ahora solo le daba un lento masaje y muy suave, la deje descansar unos instantes hasta que vi que su respiración había vuelto a la normalidad…

-¿Lo intentamos ahora?

-Ok- dijo ella volviéndose a poner en cuatro, yo la estuve acariciando y besando por algunos minutos, regrese a darle lamidas a su vagina, le ensalivé toda la parte y después le bese la espalda hasta que estaba yo encima de ella, al llegar a su cuello subí y me abrí paso por entre la selva de su cabello para alcanzar su oído que bese y le susurre…

-¿Tomaste pastillas? Si quieres me pondré un condón…

-julia… jmm, Julie me inyecto antier… quiero sentirte…

Julie era muy eficiente, no habría ningún problema de concepción, eso liberaba a Tamy de una preocupación, no habría consecuencias y ella se sentía libre y segura conmigo.

Regrese por su espalda hasta que me coloque en su parte de atrás. Ahora le recorría la raja con mi pene, ella se giró un poco para mirarme, abrió mucho los ojos pero no parecía asustada, en su mirada no había miedo.

-¿Esto te duele o tienes miedo?

No contesto, solo negó con la cabeza, se acostó y puso su mano derecha en una nalga para abrirla más, puse mi mano izquierda en la otra nalga y con la derecha me sujete firmemente el pene para dirigirlo a la entrada de su cueva.

La cabeza entro un poco, le recorrí un poco más, ella empezó a respirar agitadamente, sus pulmones se expandían al máximo tratando de hiperventilarse.

-¿Te lastima esto?- le pregunte al tiempo que le introduje un poco más mi pene en su interior.

-Bueno… duele un poco…

-¿Segura que me quieres dentro?- La respuesta sobraba, pero fue una gran satisfacción a mi ego y vanidad cuando Tamara me dio por respuesta un "Si" muy despacio…

Abrió más sus nalgas con su mano, decidí que no había razón para incrementar su ansiedad, solté mi verga y me apoye en su cadera para jalarla hacia mí, ella se dejó venir, prácticamente Tamara fue quien se introdujo mi verga en su interior…

-Ahhhhh!, Ahhhh!, Ahhhh!

Su mano en su nalga ahora estaba agarrada a su glúteo casi arañándose, no se dio cuenta de eso, le solté la mano y de inmediato ella se agarró al cobertor como si de eso dependiera su vida, tenía yo mi verga dentro, y ella no dejaba de gemir, no me estaba moviendo, quería que su estrecha vagina se acostumbrara a mi presencia en su interior, pero ella no estaba conforme con esa pasividad, empezó a moverse al ritmo de sus propios gemidos,

-Ahhhhh!, ahhhh!, ahummm! ahhhh!

Pero hasta ese momento no se había introducido mucho de mi verga, apenas la mitad, por lo que en uno de sus vaivenes me impulse en sentido contrario para introducirle el pene hasta la base de mis testículos que rebotaron en ella volviendo a colgar.

-¡¡¡Aaaaahhhhh!!!

El grito no fue más fuerte que los anteriores, pero si más intenso, Tamy dio un fuerte suspiro, sabía que ya no sería virgen nunca más, nos quedamos un instante así, ella seguía respirando muy rápido, pero ya estaba disminuyendo su intensidad, se tomó su nalga de nuevo y yo le saque la verga muy despacio, ella dio un leve quejido de alivio.

Mi pene salió de su interior como un gladiador triunfante del coliseo, erguido orgullosamente y ensangrentado, me di la vuelta para que lo viera y sus ojos se abrieron mucho al verlo.

-Ya no eres virgen nunca más-

No hubo respuesta, regrese a su parte de atrás, ella estaba aún de cuatro, le metí un poco la punta, movió su cuerpo hacia atrás, y en suaves vaivenes le fui metiendo nuevamente la verga en su interior, al principio yo le marque el ritmo con mis manos sobre sus caderas, pero muy rápido ella tomo su propio ritmo, quite mis manos para ver eso, ella se introducía mi verga en un rítmico vaivén, sus gemidos eran ahora cacofónicos, aleatorios, y seguí dándole por atrás por mucho rato, con breves pausas para besarle la espalda, para acomodarme un poco, para retozar en sus pechos, para tomarle los tobillos, las pantorrillas, todo lo que tenía a mi alcance.

-¿Quieres intentar una nueva posición?

-Ok.

Salí de su interior y me acomode un poco, al tiempo que me quite la última prenda que llevaba puesta, mi sweater negro salió volando y cayó encima de su blusa.

-¿Ya no te duele?

-No… ya no…

-Ven aquí, cerca de mí…

Yo estaba recostado de lado, Tamara se rodó a un lado y levanto una pierna para ofrecerme espacio, le introduje una vez más la verga, ella recostó su cabeza sobre su brazo y yo entre en su interior, mis movimientos estaban siendo acompañados de su sinfonía musical de gemidos ahogados, me gusta el sonido de los gemidos de una mujer, y en un volumen bajo producto de su modestia es sumamente erótico para mí, Tamara además tenía un timbre suave y agudo que me era realmente fascinante.

La estuve cogiendo por varios minutos, al grado que ahora estábamos de lado sobre la cama, en las constantes embestidas habíamos ido girando hasta quedar perpendiculares a la posición en que iniciamos, ahora ella estaba sobre su espalda sujetándose con un brazo por encima de su cabeza del cobertor, y con el otro sostenía su pierna levantada para facilitarme la entrada a su cavidad.

-¿Me puedo subir en ti?- me pregunto cándidamente, la respuesta era evidente.

Me acomode, recostándome a lo largo de la cama, estaba un poco cansado así que me vino bien la propuesta, abrí mis brazos a lo largo de la cama, ella se puso a horcajadas sobre mí, se apoyó en mi vientre con las dos manos y se dejó caer sobre mi verga, lo hizo muy bien, controlaba ella el ritmo, la frecuencia, la intensidad, la profundidad, y eso me dio varios minutos de reposo y de intenso placer.

Ahora ella se estaba cansando, por lo que le sujete de sus tobillos, ella se apoyó en mi pecho con una mano y con la otra se acarició un pecho. Seguimos así hasta que sentí un temblor en sus piernas ya cansadas, apenas se podía sostener.

-¡Ya me canse! Me dijo con una magnifica sonrisa.

Solté sus tobillos para que Tamy pudiera acomodarse mejor y ella se arrodillo a mi lado sin sacarse mi verga de su interior, puso las manos a un lado de mis costillas y emprendió con mucho fragor la labor de meterse mi verga en su interior, aumento mucho la velocidad y sus gemidos eran igualmente rápidos acompañando sus acciones, en un momento dado ella costo su cabeza en mi pecho y su cabello me acaricio, pero lo que me provocó una reacción mayor fueron sus pezones rozándome el vientre, Casi sentí que me iba a venir, pero su pequeño dije quedo entre nuestros cuerpos y una de sus aristas se me enterró en el pecho causándome un pequeño dolor que me distrajo del placer que por otra parte sentía.

La empuje un poco y la presión cedió, ella dejo de moverse y me miro como queriendo saber que pasaba.

-¡Ouch! Le dije señalando la parte enrojecida de mi piel sobre el pecho. Comprendió lo que paso al instante, ella se miró, y vio una pequeña abrasión, nada grave, acomodo sus piernas a los lados de mis caderas y se acomodó para seguir con lo que estaba pero ahora estaba encima de mí con las manos a los lados sobre el colchón.

Tamara había encontrado su propio ritmo, su dije rebotaba de vez en cuando por su pecho, sus gemidos volvieron a ser suaves y rítmicos, se estiro a lo largo sin dejar de moverse conmigo dentro de ella, estiro los brazos y luego se tomó de los pechos para acariciarse. Ocasionalmente se apoyaba en mi pecho y me acariciaba, hasta que una vez más su velocidad fue disminuyendo hasta el punto que se detuvo por completo.

-En verdad ya me canse…- me dijo.

Yo ya me sentía bastante repuesto, así que nos giramos así como estábamos y le recosté sobre la cama, ahora era yo quien estaba encima de ella, su cabello caía como cascada en el borde de la cama, puso sus brazos a los lados de su cuerpo como yo lo hice hacia un rato, pero los encogió un poco formando una "W" con ellos sobre la cama.

Mis brazos le levantaron las piernas y luego me apoye sobre la cama, sus muslos quedaron en mis antebrazos y sus pies al aire, empecé a darle una rapidísima sucesión de metidas, casi con furia, ella ahogo un grito con una mano que llevo a su boca para evitar el grito de placer que estaba por proferir.

Solo estuve así por unos pocos minutos, luego regrese a un ritmo más lento, entrando lo más profundo que me era posible, este ritmo se prolongó muchísimo más tiempo. Sostuve sus muslos con mis manos, suavemente, pero con firmeza.

Tamara apoyo las plantas de sus pies en mi pecho, ella no se quedaba pasiva, ahora Tamy estaba acariciándose un pecho, ya se acariciaba las pantorrillas, ya se acariciaba sus muslos, me encantaba esa manera de auto explorarse que tenía esta niña y ¡aún era su primera vez!.

Me apoye en la parte interior de sus rodillas, y mis embestidas se volvieron más intensas, incremente la intensidad de mis embestidas, sentí los pequeños espasmos de mi orgasmo previos a la eyaculación y aumente la velocidad de mis embestidas.

Ella inicio esos pequeños espasmos que anteceden a su orgasmo, me vine en su interior en una deliciosa corrida la cual se desbordo por las orillas de sus labios vaginales inferiores que escupieron el exceso de esperma, pero no me detuve, seguí embistiéndola porque sabía que si suspendía mi labor Tamy no iba a alcanzar su orgasmo, seguí por unos minutos más, hasta que ella se agarró los pechos y en espasmos que contrajeron su vagina ella dejo escapar un larguísimo grito de placer…

-¡¡¡Aaaaaaaaahhhhh!!!

Me detuve poco a poco, y me deje caer sobre ella lentamente, nuestros cuerpos sudorosos se encontraron compartiendo su calor, deje que mi pene se saliera de ella poco a poco una vez que perdió su firmeza, ella lo alcanzo con una mano y lo acaricio suavemente, no le importó que mis fluidos y los suyos se pegaban entre sus dedos, me acariciaba aun con los ojos cerrados, entre las embestidas la había yo empujado hasta que su cabeza caía ahora por la orilla de la cama y su cabello alcanzaba el suelo.

La abrace por los hombros y la jale de nuevo hacia la cama, ella me abrazo por el cuello y nos besamos largamente.

-¿La pasaste bien?

-No… -dijo con sus ojos cerrados que se abrieron radiantes al decir las siguientes palabras- ¡la pase estupendo! ¡Fue Genial!

-¿Te dolió mucho?

-No realmente, fue solo un instante, el resto fue muy placentero

-¿Qué le platicaras a tu amiga?

-No lo sé… quiero ser egoísta…

- No deberías ¿olvidas a tu novio?

- Si, tienes razón… le diré que vale la pena venir contigo…

Hizo una pausa y se abrazó más a mí, luego me beso y después me pregunto algo que es la razón por la cual volví a escribir relatos aquí después de un tiempo.

-¿Escribirás un relato con mi experiencia?

Sonreí, le dije que solo si ella me lo pedía y me dejaba ser el primero en metérsela algún día por el culo.

-Bueno, pero quiero leerlo antes de que lo envíes, yo te corregiré los detalles y hacemos que quede como en verdad fue.

Asentí con mi cabeza, me gustaba la idea, y así lo hicimos… ese medio día nos quedamos abrazados en la cama, esperando la llegada de Julie, a quien ambos teníamos mucho que agradecerle.

-Envidio a Julia…

-¿De verdad?

-No, creo que no… en verdad me agrada que te tenga a ti… ¿lo repetimos?

Y no hubo dudas, lo repetimos esta vez en la ducha… pero eso, sin duda será para otro relato.