miprimita.com

Julie: Mi regalo de día de Reyes

en Grandes Relatos

Julie me despertó la mañana del 6 de enero cerca de las 10, me trajo un pequeño automóvil Bellair 1952 a escala como regalo de día de reyes, ella sabe que tuve uno del año 1953 pero no encontró del mismo año, así que cuidando de no despertarme lo puso en mi zapato.

Yo suelo despertar más o menos en etapas, por lo que Julie sabiendo eso puso en un bajo volumen mi radio-despertador que no había encendido porque no tenía planes de ir a reportarme a la gerencia esa mañana, primero puso las noticias en el radio, y al cabo de un tiempo me llevo una taza caliente de café para que su aroma terminara de despertarme… abrí mis ojos ubicándome en el lugar donde estaba, no siempre despierto en el mismo lugar, en ocasiones me quedo en casa de alguno de mis hermanos o en mi propia recamara en la casa de mis padres, suelo ir alla para acompañar a mi madre desde que enviudo hace unos años, por eso a veces me cuesta ubicar en donde estoy cada mañana, levante mi torso y al ver la taza con café en la mesita tome la misma y le di un sorbo a la bebida de intenso color oscuro, era un muy buen café de la región de Veracruz, creo que de Coatepec o de Misantla… me acomode recargándome sobre las almohadas para tomar el café y escuchar los comentarios de Pedro Ferriz que en ese momento entrevistaba a Francisco Martín Moreno.

-¿No piensa usted ir a trabajar mi señor?

Su voz cristalina y aguda siempre lograba despertar emociones en mí, me sentí estimulado de inmediato, al voltear a la puerta de la recamara me quede impactado con la vista, mi mujer se había quitado el traje blazer que llevaba esa mañana para evitar arrugarlo, y ahora estaba ante mi solo vestida con una camisa blanca mía de manga larga que ella llevaba puesta con su gracia de siempre, debajo de la delgada tela se apreciaba la falta de brasier y se apreciaba por abajo como sobresalía su tanga de lencería negra de catalogo con algunos brocados tipo encaje, aquella que hacía unos días yo mismo la escogí.

Me estire para darle un golpe al radio-reloj despertador y apagarlo, no quería que nada me distrajera de ella, mi atención era de ella en ese instante.

Mi pequeña Julie estaba en la puerta recargada con una taza de café de la que ella bebía sorbitos, le imite y tome café de mi taza de la que bebí un par de sorbos largos de mi café y deje mi taza en el buro, ella dejo su café a un lado del mío y se medio recostó en la cama a mi lado, sentándose justo en medio de la cama con apenas medio trasero, me dio un beso largo, con sabor a chocolate y café, y no me hice del rogar… besar a Julie es una aventura cada día, sus besos pueden ser arrebatados o tiernos, largos o cortos, suaves o agresivos… esta mañana sus besos fueron una ráfaga de tiernos besos consecutivos, al mismo tiempo su mano recorrió mi pecho desabrochando la camisa de franela gris, suelo dormir desnudo pero cuando hace frio como en estos días me pongo la pijama de dos piezas, mi pecho quedo descubierto de inmediato al soltarse los tres botones que lo cerraban, y yo quite los botones de la camisa que ella llevaba puesta para dejarla abierta y ver sus pechos pequeños pero antes de tomarlos con mis manos sus labios bajaron por mi barbilla que beso repetidamente, cerré los ojos disfrutando cada uno de sus besos, por mi cuello, por mi pecho, sus manos cálidas y suaves en mi pecho, beso mis pezones lamiéndolos quedamente, chupándolos y succionándolos con amor y devoción, y continuo su camino hacia abajo, abrí mis ojos cuando ella se detuvo en el elástico del pantalón de la pijama, ella me observaba ahora estaba prácticamente hincada en el suelo y esperaba que la viera para continuar, levante las caderas y ella jalo el pantalón sacándolo de mis piernas.

Ahora estábamos yo prácticamente desnudo sobre la cama, apenas mal cubierto por mi camisa de la pijama completamente arrugado como un trapo, las sabanas y el edredón ya estaban en el suelo junto con mi pijama que Julie había llevado hasta allá al mismo tiempo que me sacaba de las cobijas, desde esa posición empezó a subir muy despacio acariciándome con sus pezones las piernas, rozo mi pene con sus tetas y de inmediato reaccione levantando el pene, como una nariz buscando el origen de un aroma.

Me volvió a besar en la boca y después bajo a mi pene jalando lo que aun me cubría de mi camisa de franela dejándome desnudo por completo, sentí su cabello castaño oscuro deslizándose suavemente sobre mi vientre y su cálido aliento en mi glande aun antes de sentir su boca aprisionando con sus labios mi pene, me engullo de una sola vez, y me empezó a succionar con avidez… tome su cabellera entre mis manos ayudándole a dar un ritmo a sus mamadas, una mano acariciaba la base de mi pene, como tratando de marcar un tope natural para no meterse todo, y la otra me acariciaba el muslo, recorriendo con sus dedos la longitud de mis piernas largas.

Con mis manos le baje la camisa, ella hizo un movimiento rápido para quitársela sin dejar de mamar, ya sin la camisa pude apreciar la breve tanga negra se ajustaba perfectamente a la piel de Julie, contrastando con la clara piel de mi bella sumisa, su culito respingón y levantado resaltaba con la prenda, le di la indicación de que subiera a la cama, como una cachorrita obediente dejo de mamar y con pequeños brincos dio la vuelta a la cama para quedar a mis pies, muy lentamente, sabiendo que la miraba embelesado y con deseo ella subió desde ahí a mi cama, besándome ahora desde los dedos, el pie, la pantorrilla, mis rodillas, enterró un poco las uñas en mis muslos mientras subía, no pude reprimir el ahogado gemido de placer que me provoco.

-¡Oummmhhh!-

Ella dejo de besar, se quedo quieta, como un zorro que escudriña su entorno al salir de la madriguera esperando unos instantes.

-No te he dicho que pares… continua- le dije.

Ella volvió a cerrar los ojos y reanudo su labor, besando, arañando, subiendo hasta encontrar de nuevo el pene que brillaba debido a la saliva de su boca, con la luz matinal se veía cálido, y lo estaba, me dio varios minutos de chupada, mientras ella se entretenía en mi pene le acaricie la espalda, como se acaricia a una yegua en un potrero, como acicalarías a tu perra, al cabo de un rato empecé a jugar con el elástico de su tanga, mis dedos recorrían su borde, jalando un poco, bajando, hasta que la deje con la prenda en las rodilla, desde esa posición perpendicular en la que ahora estábamos mi mano no tuvo problemas para llegar hasta su cueva, sentí el calor de su entrepierna en mi mano aun antes de tocarla, un dedo recorrió los labios exteriores recogiendo en su camino las gotas de roció sexual que ella ya había condensado en sus pétalos abiertos para mí.

Uno, dos… tres dedos entraron en ella, agradeciéndole de esta manera el placer que me proporcionaba, y al cabo de un rato su cueva empezó a contraerse deliciosamente, decidí que era el momento de penetrarla, dos nalgadas sonoras le indicaron mis deseos, dejo de mamar… y le dio un beso a mi glande, para después dejarle caer un poco de saliva, no era necesario, su vagina ya emanaba de efluvios ansiando mi entrada, ella me miro pensando en cómo acomodarse para mí.

- Acuéstate boca arriba- le indique al tiempo que me levantaba.

Ella hizo gala de su flexibilidad al rodar sobre la cama y abrir las piernas extendiéndolas cuan largas son, las puntas de sus dedos se crisparon cuando sintieron mi verga que le daba golpecitos en la entrada, como anunciando su llegada, las manos de mi esclava sexual se aferraron de sus pantorrillas para abrirse aun mas… y entonces cerré los ojos para sentir y disfrutar de la forma en que la flor de Julie me tomaba, cual planta de Venus, cerrándose ante la llegada de un intruso, deje ir mi verga hasta sus profundidades, para luego de un instante que me pareció más largo que el breve instante que fue, empezar a bombearla… en ritmo lento cual si de ir al paso se tratara, siguiendo acordes suaves… para después pasar a un trote suave y luego combinar una franca cabalgata con ritmo de carga ligera… y mis esfuerzos eran acompañados por sus gemidos suaves y agudos… con esa vocecita de anime que tanto me gusta en ella cuando hacemos el amor.

-¡Ahhhhhhh…! -¡ohhhhhhh…! ¡ahhhhh…! ¡ahhhhh…! ¡ohhhhh…! ¡ahhhhh…! ¡ahhhh…! ¡ahhhh…!

Cuando me canse fui disminuyendo paulatinamente mis embestidas hasta dejarme caer sobre ella, ella se aferro a mí con todas sus extremidades, sus piernas me abrazaron al tiempo que sus brazos rodeaban mi cuello atrayéndome a ella para un nuevo beso, arrebatado, rodamos en la cama, quede boca arriba y Julie se acomodo encima de mí, con cuidado se volvió a introducir mi pene y esta vez fue ella la que empezó a moverse introduciéndose mi verga de manera agitada, sus embates eran acompañados de rítmicos gemidos…

¡Oummm!... ¡ah!... Oah…¡ahummm!... ¡Aah!... se escuchaba en la recamara mientras ella cerraba los ojos para disfrutar más, parecía como en éxtasis repitiendo un mantra que solo ella parecía comprender completamente.

-¿Cómo estas mi cielo?- Le pregunte suavemente al oído…

-¡Ge… genial!- Me respondía en medio de suspiros de deleite y placer.

Aprovechando mi postura le acaricie sus pechos, apreté sus pezones, amasé, y acompañe sus gemidos de placer con mis propios sonidos que evidenciaban lo placentero que era para mí, Julie hacia péndulos con sus caderas y de repente cambiaba para hacer remolinos sobre mí, aumentaba su ritmo o lo pausaba a placer, me cuestionaba con esa vocecita aguda que le salía solo cuando hacíamos el amor.

-¿Así está bien mi señor? – decía mientras movía lentamente su cadera sacándose mi verga un poco y levantando su hermosa cola, para después volverme a cuestionar…

-¿Le gusta mas así mi amo? – ahora estaba haciendo un movimiento más rápido al tiempo que se apoyaba en mi pecho para darle poder hacer sus movimientos libremente.

-¿Esta mejor para mi dueño que lo haga de esta manera?- Ahora estaba haciendo esos movimientos circulares que me encantan en ella, y así me mantuvo varios minutos.

-Tu dueño reclama tu culo…- le dije.

No hubo protestas, no hubo el más mínimo asomo de duda ante mi petición, lentamente se saco mi pene de su cueva y fue al buro, de un cajón saco un pequeño frasco de aceite de almendras y regreso a mi lado, ya estaba yo sentado en la orilla de la cama a donde ella se inclino hincándose a mis pies, lamio mi pene, lo acaricio, lo chupo, lo beso y después le puso un pequeño chorro de aceite a lo largo de su longitud, al mismo tiempo que lo distribuía con su mano sobre todo el tronco, el aroma de almendras inundo la habitación completamente.

Se levanto despacio, se dio media vuelta sonriéndome, sabedora de lo mucho que su culo me gusta me lo mostro con orgullo y con los restos de aceite en sus dedos empezó a introducirse un par de dedos por su culito apretado, era espectacular, esos glúteos redondos y paraditos, con un culo como este mi mujer no necesita pechos grandes, pararía el trafico con solo este atributo pero se bien que no es lo único hermoso en ella.

Lentamente se acerco a mí y puso mi verga entre los cachetes de sus nalgas, recorri el espacio entre ambas carnes antes de que la punta se colocara en su asterisco apenas abierto esperando mi estocada. No tarde mucho en introducírselo porque ella se dejo caer sobre mi tronco sentándose sobre mí y mi pene entro en su interior con cierta facilidad gracias a la lubricación del aceite de almendras.

¡Aaaaahhhhssssssiiii! Mi amor…- fue la exclamación que Julie me dedico indicándome el placer causado con la entrada de mi verga en su interior, su cara era una mezcla de un rictus de dolor pero con una amplia sonrisa de placer, las dos caras de la sodomización…

Julie se levanto apoyándose ahora en mis rodillas para volverse dejar caer sobre mi verga, y repetir la operación por varios minutos, ahora era ella quien ponía el ritmo, y yo me aferre a su cintura para ayudarle a seguir el ritmo… mi orgasmo estaba llegando y no quise que detuviera su ritmo…

-¡No te pares…! ¡ya voy a llegar!- le dije…

Fue como una indicación para que pusiera un empeño mayor si es que eso era posible, y sus gritos de placer se intensificaron aun mas en ese instante.

-¡Ahhhhhhh…! ¡ahhhhh…! ¡ahhhhh…! ¡ahhhh…! ¡ahhhh…!

No había un placer más intenso, mi tranca en el espectacular culo de Julie, su aroma mezclado con almendras, su concierto de gemidos de placer… su cintura en mis manos… y mi verga empezó a palpitar… mis pulsaciones fueron cada vez más fuertes, y me vine en chorros de leche que inundaron el interior de mi esclava sexual al ritmo de las palpitaciones de mi corazón que ahora estaba muy acelerado.

Si el Valhalla, sí el Nirvana, sí el paraíso, si el cielo, existen… deben ser muy parecidos a esto.

La apreté sobre mi verga, sintiendo la manera en que su esfínter se apretaba a mi verga, así estuvimos hasta que mi pene flácido se fue saliendo poco a poco y un poco de mi semen escurría ligeramente de su culito enrojecido.

Me estire para tomar unas toallitas húmedas, le limpie cuidadosamente y poco a poco su esfínter recobro su postura natural cerrándose, Julie ahora estaba parada y yo seguía acariciando sus nalgas, mordí una suavemente y después le di una nalgada a la otra, un leve quejido fue el acuse de recibido.

Julie se volvió hacia mi, tomo las toallas húmedas y procedió a limpiarme el pene, lo hizo con mucho cuidado y dedicación, al cabo de un rato recogió las toallas usadas y las fue a tirar al cesto de basura del baño, regreso con un poco de gel antibacterial del baño y termino la limpieza con el gel, se hinco una vez más para revisar si lo había hecho bien, una vez satisfecha de su labor, me beso el pene, lo lamio, lo chupo, ya estaba nuevamente endurecido con esas caricias bucales de mi amada amante, por lo cual me sentía listo para darle un segundo round por lo que la tome por las axilas levantándola suavemente del suelo, una vez de pie la tome por la cintura y la levante para arrojarla sobre la cama y sin mucha delicadeza le meti la verga nuevamente mientras le decía:

-Eres una zorra insaciable, ¿esta verga es la que quieres?

-Si mi señor…. ¡ah…! Siiii… soy su zorra… su mascota… lo que usted deseeee….

Ahora estaba yo encima de ella, sus pechos se movían siguiendo el compas de las embestidas, la cama crujía, el colchón golpeaba la pared y mis manos se apoyaban sobre los blancos muslos de mi sumisa mujer, de esta manera mantenía abiertas completamente sus piernas casi en perpendicular a su cuerpo, me encanta la flexibilidad de este cuerpo que es mío, es mía…

-Abrete mas… como la perra que eres…

Y ella se tomo por los tobillos para abrir aun mas sus piernas ofreciéndose al mismo tiempo que sus gemidos aumentaban de intensidad.

-¡Ahhhhhhs…! ¡assihhhhh…! ¡aaohhhhh…! ¡aahhhh…! ¡aahhhh…!

Una vez sus piernas abiertas completamente me dedique a su depilado monte de Venus, por algunos minutos más le dí un mete saca intenso y le acaricie su suave protuberancia sintiendo apenas los pequeños pelos que retoñaban tras la depilación de hacía unos días.

-¡Solo las putas se rasuran completamente su pubis!- le dije en un falso reclamo.

-Soy su puta, su zorra, su esclavaaa…

Arremetí con un poco mas de fuerza esta vez, pensé en cambiar de posición porque me estaba cansando pero sus contracciones vaginales me indicaron que estaba llegando a un nuevo orgasmo… me fatigué y el ritmo no pude mantener, pero le di con el dedo sobre el clítoris, ella se movió soltando sus piernas y apoyándolas en el colchón, para de inmediato levantar repetidamente sus caderas para mantener el ritmo que no había sostenido yo, al mismo tiempo que explotaba en un violento estallido de placer… su orgasmo llego en un chorro de fluidos y de emociones…

Me abrazo, me acerco a su boca y nos dimos un larguísimo beso con ligero sabor a café, el mismo que ahora estaba frio en las tazas junto al buro.

-¿Lo hice bien mi amo?

A veces me preguntaba cosas como esta, como si dudara de lo maravilloso que es para mí hacer el amor con ella, no pude más que asentir con la cabeza.

Tras bañarnos juntos, y un pequeño faje húmedo bajo la regadera, Julie salió antes que yo del baño dejándome disfrutar de la caricia del agua caliente, tenía que ir a una cita para dejar un contrato con uno de los clientes de fondos de inversión, por lo que tuvo la precaución de quitarse su traje blazer antes de despertarme de forma tan agradable, cuando termine de vestirme ya estaba una nueva taza de café caliente esperándome y una especie de empanadas triangulares hechas con pasta para hot cakes cubiertas de mantequilla y mermelada de arándano.

Mientras desayunamos, Julie me conto de sus actividades en la maestría, y otras trivialidades hasta que menciono que había visto a mi antiguo abogado, lo conoció una ocasión que nos topamos en Plaza dorada, fingió no verme y no respondió a mi saludo que le hice a la distancia con la mano, posiblemente porque en esa ocasión no iba con Sarah y aún estaban casados, el episodio nunca lo comente con Sarah, pero para Julie fue curioso que no me respondiera el saludo, por lo que me pregunto de quien se trataba, le explique que era mi abogado (en esa época aun lo era) siendo ella de Michoacán le saco un poco de onda que alguien no te salude en esta ciudad (lo que por otra parte es una práctica común en los poblanos) ella volteo a verlo de manera detenida.

-¿Estás segura? No tuviste oportunidad de conocerlo personalmente.

-Si… le reconocí por su voz, - Julie y Sarah se conocieron por teléfono, pues ambas hacían las veces de secretarias y en varias ocasiones Julie tomo las llamadas del abogado Antelmo, - pase junto a él cuando iba a abordar su coche, uno blanco… y no dejo de decirme que tenía un culazo que si un pedo mío le rompería el pito y guarradas por ahí, cuando reconocí la voz voltee a verlo con severidad y dejo de decirme cosas porque pensó que le iba a reclamar, se subió a su Sentra y fingió hacer una llamada por su celular.

Si, seguramente había sido Tony, mi antiguo abogado, lamente que un malentendido hubiera terminado mi relación laboral con él pero para ser sinceros no era un buen abogado, las mejores ideas de nuestro juicio salieron de la mente de Sarah, por lo que creo que no perdí mucho con el cambio de abogado por abogada.

-¿Un Sentra blanco?... –le dije en voz baja- Julie manejaba un Nissan Sentra de color dorado aunque del modelo antiguo, conocía muy bien el modelo y era poco probable que ella hubiera confundido el vehículo en cuestión.

-Aja, - me respondió Julie- me llamo la atención, me gusta el modelo más reciente, ¿Por qué? ¿Te gusta el modelo nuevo? ¿Ya no te gusta el Renault?

-No pienso cambiar el Megane por ahora Julie, es solo que estaba recordando algo que paso en la madrugada.

-¿Mientras andabas de ayudante de los Reyes Magos?

-Si… pero te contare después de eso, tienes que ir a ver a nuestro cliente.