miprimita.com

Brigitt, la amiga de Tamara

en Hetero: Primera vez

Tuve un larguísimo día lleno de actividades diversas a pesar de ser un sábado, para la tarde solo deseaba relajarme escuchando un disco de Arias de ópera con Guadalupe Pineda y tomarme un vodka con jugo de arándano cuando regresara a mi depa-oficina, yo sabía que Julie no estaría en la ciudad pues habría ido a Morelia a ver a su familia por el fin de semana, por lo mismo asumí que Tamara tampoco estaría en Puebla, apenas había cruzado la puerta cuando me sorprendió su llamada a mi celular.

Hola Eduardo!

-Hola princesita, ¿Cómo estás?

- Bien gracias… ¿Qué planes tienes para hoy?

- ¿Por qué me preguntas? este día ha sido pesado… ¿Estás en Puebla? ¿No te fuiste a Morelia con Julie?

-Bueno, te pregunto porque te quiero presentar a alguien, vamos a ir a bailar a La Roka, ¿nos acompañas?

Yo me imaginaba a quien me quería presentar, pues me hablo de una amiga el día que Tamara fue desflorada por mí.

-La verdad estoy algo cansado, pero si quieres te invitare a ti y a quien quieres que conozca mañana a comer.

-Dame un minuto…

Supongo que Tamy estaba consultando la alternativa con su amiga, no tuvieron que pensarlo mucho por lo que ella me respondió pocos segundos después lo siguiente

-No se va a poder, mañana llegan los papas de mi amiga, pero llegamos como en media hora a tu depa, ¿estas allá?

Su comentario me dio la respuesta de a quién me quería presentar, le respondí afirmativamente.

- Si, tendré listo algo para que cenemos. ¿Solo tres?

-Aja, no tardaremos, estamos en Cholula.

Mientras ellas llegaban llame a La Specia Pizzas, les pedí una de sus pizzas de camarón a la mostaza grande, y prepare rápidamente una ensalada a la vinagreta con aceitunas negras, que fue lo más simple que pude preparar ante la premura de la llegada de mis visitas, no es mi especialidad la comida mediterránea pero era lo que tenía disponible.

Julie me había presentado a su hermana menor Tamara hacia unas semanas, de ella siempre me decía que era una "buena niña" y a pesar de eso me la trajo para que perdiera su virginidad conmigo, su experiencia la compartió con una amiga y ahora estaba por conocer a una chiquilla curiosa que posiblemente tenia curiosidad sobre el tema, por lo que no sabía que esperar de la visita de ambas chicas, particularmente por la mentalidad exageradamente conservadora de quienes vivimos en esta ciudad tan religiosa y contrastantemente libertina al mismo tiempo.

Tamy y su amiga llegaron un poco antes que la pizza grande que había yo solicitado, cuando les abrí la puerta y entraron por el corredor su cabello castaño me rozo un poco la piel del brazo despertándome recuerdos recientes de nuestro primer encuentro, sus hoyuelos en las mejillas se marcaron cuando me sonrió, como soy alto tuve que agacharme para recibir su beso de saludo, sus ojos intensamente cafés parpadearon un par de veces mientras me daba un beso en los labios de forma rápida, me presento a Brigitt, su amiga, al principio pensé que ese no era su nombre real porque me parecía muy rebuscado, pero ellas me aseguraron que sí lo era, simplemente me presente.

-¡Hola!- le dije mientras tomaba sus suaves manos entre las mías- soy Eduardo.

-Mucho gusto, tenía ganas de conocerte porque he escuchado mucho de ti- me dijo mientras depositaba un beso en mi mejilla, me sonrió mostrándome su blanca dentadura que dejaba ver los cuadritos metálicos de los brackets dentales en los frontales y caninos, su dentadura no los necesitaba en mi opinión, estaban perfectamente alineados, sus ojos de color miel me miraban con curiosidad, y por un momento me perdí en su mirada, el sonido del timbre me saco de mi absorción.

Era el tipo de las pizzas, por lo que las fui a recibir y ellas se sentaron en la sala, escuche sus risas mientras estaba pagando, se notaba que las chicas querían salir a bailar pues se habían vestido para matar, Tamara traía puesto un vestido de una sola pieza en color negro, o más bien gris muy muy oscuro, de estilo arrugado, se formaban pliegues que se ajustaban a su bella figura especialmente a su culo ovalado, como el de su hermana, respingón, la prenda iniciaba justo debajo de las axilas cubriendo casi en su totalidad sus pechos llegando hasta la mitad del muslo, medias claras, zapatillas negras haciendo juego con su pulsera de acrílico gruesa y su pequeño bolso de mano.

Por su parte Brigitt vestía una blusa rosa amarrada por detrás de su cabeza escondiendo el nudo entre su largo cabello rubio, le dejaba un poco descubierta la espalda, una mini falda tableada color blanco que me recordó a las faldas de las jugadoras de tenis, no traía medias solo calzaba unos zapatitos coquetos con un tacón alto, unas zapatillas con delgadas correas metálicas que daban la impresión de casi estar descalza. Seguramente no la hubieran dejado pasar a la disco porque parecía menor de edad con ese look. Bri dejo su chamarra blanca y su bolso metálico en una de las mesas en la sala.

Como no tengo un comedor nos sentamos ahí mismo en la sala a cenar, aproveche que había vino tinto Merlot y Vodka Stolichnaya para preparar unas sangrías, mientras preparaba las bebidas Tamy trajo platos y los puso en la mesita de cristal que pusimos frente a los sillones de la sala recepción, y pasamos un par de horas de muy amena tertulia en la que no se tocaron temas trascendentales, la mayor parte de la conversación se centró en mis actividades laborales, mi vida familiar, chistes y cosas sin importancia. Hasta que concluimos la pizza y la ensalada, ya íbamos por la tercera ronda de sangrías.

-Tamy, ya es tarde…- Le dijo Brigitt, y en efecto era pasada la media noche por lo que pensé que se retirarían y hasta ahí quedaría el asunto.

-Sipi Bri, te quedas ¿verdad?- Le dijo guiñándome un ojo.

-Sí, quiero charlar contigo Eduardo, espero que no te importe que te robe algunos minutos más.-

Claro que no me importaba, ahora si me imaginaba lo que vendría a continuación, y aunque no pasara lo que imaginaba siempre me ha gustado la compañía de chicas bellas a mí alrededor. Tamara recogió sus cosas y me pidió una chamarra porque ella no traía una, le preste una negra de gamuza y piel, se veía linda porque le quedaba muy grande, antes de irse puso un disco MP3 con música tranquila que a mí me gusta mucho, Enya empezó a sonar inundando con su música todo el departamento, quise acompañar a Tamara a su coche pero ella se negó y me pidió que me quedara con Bri, (así le decía ella) por lo que nos dimos un beso en los labios y nos despedimos.

Yo esperaba encontrar a Brigitt con la misma mirada asustada en la que encontré a Tamara la primera vez que estuvo aquí, pero ella solo me miraba con curiosidad y sonriéndome desde su posición, seguía sentada con los manos juntas en medio de sus rodillas que movía lentamente de un lado a otro mientras echaba su cuerpo hacia el frente.

-¿Te ofrezco otra bebida?- le dije mientras recogía los platos y la caja de cartón que quedo de la cena frugal.

-No gracias… estoy bien así ¿Te ayudo con algo?

-No te preocupes, regreso y quitare la mesita de cristal para que podamos platicar con calma.

Cuando regrese ella se ya había acomodado la mesita en su lugar, no dejo de sonreírme y me miraba sin saber que decirme para guiar la conversación al tema que quería ella tocar. Yo decidí ayudarle preguntándole algunas cosas.

-Me dijiste al principio que tenías muchas ganas de conocerme, que habías escuchado muchas cosas de mí, ¿Qué cosas sabes de mí? Nada de lo que te hayan dicho debe ser verdad, a veces la fama aumenta la realidad de las cosas.

-Yo creo que sí, que todo lo que me han contado de ti es verdad, y me lo han dicho personas que te conocen de primera mano- dijo mientras cruzaba sus piernas y se sentaba en el sofá dando la vuelta a su cuerpo para quedar de frente a mí.- Incluso tú mismo.

-Sí yo lo dije entonces si debe ser cierto, pero… Yo no te conocía hasta este día, no sé qué te pude decir esta noche.

- Mucho me ha contado Tamara de su primera vez, además leí el relato que le hiciste, me gustó muchísimo como relataste su experiencia, como ves si se muchas cosas interesantes de ti.

-El relato no ha sido publicado, ¿te lo enseño Tamy? –En esos días acababa de enviar el relato de la primera experiencia de Tamara a todorelatos, pero aún no había sido publicado por lo que me extraño que lo hubiera leído.

- Bueno, si… no le quedó otra, la extorsione un poquito y le pedí que me presentara contigo, te imaginaba diferente, mas bajito, con el cabello corto, me caíste muy bien, además eres guapo, se lo dije a Tamy mientras estabas en la cocina, por eso me dejo aquí contigo, porque yo también quiero que me enseñes.

Vaya con las niñas, entre más pequeñas más peligrosas.

-Mira Eduardo… sé que eres un buen hombre, serio, limpio, maduro, guapo… pero sobre todo, discreto, no quiero que alguien ande diciendo por ahí que se acostó conmigo como si yo fuera un trofeo, sé que tu no dirás nada de eso ahora que te conozco en persona, no me reprocharas mi entrega y me siento muy bien aquí, contigo.

Pero antes de que pudiera yo decir nada más ella me sorprendió nuevamente diciéndome:

-Voy a la recamara, ¿me alcanzas allá?

Se levantó y camino con toda la coquetería que pudo, su faldita ondulaba al compás de sus pasos hasta que desapareció detrás de la puerta de mi recamara, Brigitt sabía muy bien donde estaba mi recamara porque no confundió la puerta con la de mi oficina, Tamy le había dicho la ubicación de todo

Decidí dejarla ahí un par de minutos, fui al baño para deshacerme del exceso de líquidos en mi vejiga, después enjuague mi pene con agua en el lavamanos, abrí la caja del botiquín y saque un par de preservativos, pero después me arrepentí, siempre los uso, pero para su primera experiencia al igual que hice con Tamara lo mejor era que sintiera la piel natural, tome un ovulo anticonceptivo en su lugar. Me cepille rápidamente y use un poco de enjuague bucal, yo tenía puesta una playera tipo polo color negro de manga corta, mis pantalones de mezclilla ajustados con un cinturón negro como mi calzado, me quite la liga que sujeta mi cabello largo en una coleta de caballo, y me saque la camiseta para que cayera libremente, encaminándome enseguida a la recamara.

Abrí la puerta y me encontré a Bri sentada en la orilla de la cama, se había quitado la falda privándome del placer de hacerlo yo mismo, revelando una trusa muy coqueta de un color amarillo pálido, nada extravagante, una prenda de algodón amarilla con un pequeño dibujo de una caricatura de lado derecho, también se había despojado del calzado, esta niña estaba más ansiosa por hacer esto que lo que su amiga lo estuvo antes. Ella cruzo las piernas colocando sus manos sobre la rodilla izquierda, me senté a su lado lanzando el ovulo anticonceptivo al buro junto con mi teléfono celular y puse mis dos manos sobre su muslo, apenas arriba de su rodilla y le acaricie hasta arriba mientras le decía.

-Bueno, hoy tomaremos la inocencia de esta niña…

Brigitte se movió un poco hacia atrás, echando el cuerpo hacia la cabecera de la cama, me dejo acariciarla pero se me quedo mirando de una manera que no supe interpretar, así que regresen mis manos a las rodillas casi junto a las suyas y le dije.

-…si ella quiere.

-Tal vez- Fue su respuesta sin dejar de mirarme con esa sonrisa suya tan coqueta, ahora regreso su cuerpo al frente y se apoyó un poco sobre sus piernas, le solté la pierna y puse mis manos sobre mis muslos, ella continuo con sus manos en su rodilla, le puse la mano izquierda sobre la espalda, en la parte que la blusa todavía cubría y la otra la puse en su antebrazo que me quedaba más cercano.

-¿Estas lista para esto?

-Sí, lo estoy- me dijo sonriente, apretó un poco los labios, sus labios carnosos y grandes, pero bien delineados con lápiz labial color rosa muy brilloso, parecían recién humedecidos.

Sin dejar de mirarla me fui acercando a su cara, nuestras miradas de encontraron hasta estar casi a solo unos centímetros nuestras caras una de la otra.

-¿Segura?- le pregunte.

Por respuesta obtuve un – Hhhmmm…- mientras desviaba su mirada la ventana, no le di mucha oportunidad de pensarlo más, le di un beso en su hombro desnudo, dio un pequeño salto, pero cerro los ojos y me dejo darle algunos besos más bajando por su brazo, su cabello lacio caía libre sobre sus hombros y lo aparte con los dedos, me retire.

-¿Por qué me elegiste para esto? Seguramente opciones no te faltarían.

-Sí, bueno… Yo quería hacer esto desde hace mucho, pero con un profesional.

-¿De veras?… nunca me habían dicho profesional, ahora me siento gigoló.

Una risa cristalina escapo de su boca, trato de contenerla con una mano al tiempo que echaba su cuerpo hacia adelante, yo intente afianzar su hombro pero en ese movimiento de ella hacia el frente mi mano quedo sobre su pecho, Brigitt se echó hacia atrás y por primera vez no vi una sonrisa en su rostro, ella negaba con la cabeza al tiempo que se tomaba de los tirantes de su blusa, quite la mano lentamente.

-Tienes miedo ¿verdad? Te alejas cuando pongo mi mano aquí…

Pose lentamente mi mano sobre su pecho, no lo apreté, solo lo puse ahí para que se acostumbrara un poco al contacto, no hizo un movimiento hacia atrás, pero me dijo.

-Creo que soy un poco tímida para estas cosas.

Y al hacerlo jaló su blusa para taparse la parte que un par de mis dedos tocaban sobre su piel, le quite la mano de ahí pero le recorrí el dorso de mi mano por su mejilla, luego baje un poco más sobre su cuello, tome con dos dedos la parte interior de su tirante de la blusa y continúe mi ruta hacia su pecho. Ella tembló un poco… solté la prenda y la mire, me sonreía nuevamente.

-¿En serio? ¡No seas tímida!- le dije y su sonrisa se hizo más grande y luminosa, aproveche para tomarle el cuello y atraerla hacia mí, ella desvió la cara pero no me detuve y le bese en la mejilla, un poco más relajada ella puso su mano en mi muslo, yo seguí besando su cara hacia su oreja, mis besos no se detuvieron ahí, continúe besando por su cuello, su mano seguía en mi muslo pero inmóvil, mientras que una de las mías ya estaba en su pecho sin oposición alguna. Su seno en mi mano se sentía muy suave, de pequeño tamaño cabía perfectamente en mis manos grandes, y su protuberante pezón estaba en el centro de mi palma ligeramente endurecido, en ese instante me percaté de que no había un brasier sobre sus pechos, después me diría Tamara que ella se lo quito porque se veía mucho por la espalda el mismo y no era nada sexy.

Nos separamos lentamente, ahora su mano en mi muslo me apretaba ligeramente, empezaba a moverse sobre mi muslo dirigiéndose a mi pene, pero no llego hasta ahí, se detuvo pero en el movimiento nuestros cuerpos quedaron muy cerca, mi rostro estaba a un palmo del suyo, casi podía respirar su aliento, quería besarla pero cometí el error de decírselo.

-¿Puedo darte un beso?

-Si- fue su respuesta con una sonrisa esplendida, nuestros rostros se acercaron lentamente y quedaron a escasos centímetros nuestras bocas, en el último instante ella giro el rostro y mi beso se perdió entre su mejilla y su cabello.

Brigitt se sonrojo por completo, levanto la cabeza mirando al techo y encogiendo el hombro ante mi beso que se volvió una rápida sucesión de ellos, mi mano quedo sobre su vientre y me dedico una nueva sonrisa franca, en ese momento me di cuenta de lo que pasaba, le pregunte algo que era obvio para mi desde que la vi entrar aquí.

-Usas brackets, ¿verdad?

-Si- dijo tímidamente, pero no dejo de mirarme ni de sonreírme.

-Me gusta cómo te ves con ellos, en verdad pareces una adolescente, te ves muy linda con ellos.

Por respuesta Bri me sonrió, se acercó a mi rostro, dio un beso en la boca pero solo fue un beso rápido, fue como si le hubiera quitado de encima el peso de que usara brackets dentales, ella lo sentía como algo que le afeaba y la limitaba, Brigitt no era fea, las chicas rubias siempre llaman la atención, su cabello lacio le daba finura a su rostro ligeramente redondo, sus orejas eran grandes, por eso siempre tenía el cabello suelto sobre sus oídos, un pasador plateado con brillantes le recogía el cabello a un lado para evitar que su cabello le tapara la visibilidad, en verdad era muy linda pero le acomplejaban varias cosas de su propio físico, es delgada, de un cuerpo muy bello a pesar de que su cintura no era muy breve, es pequeña de estatura, con lindas pantorrillas muy bien macadas, incluso sus nalgas son redondas y muy bonitas pese a no ser paraditas, pero ella siempre se comparaba con Tamara en lo físico, se acomplejaba un poco por eso, pero era mutuo, Tamara siempre decía que le gustaría tener el cabello rubio y lacio de Bri. ¿Por qué las adolescentes nunca están satisfechas con lo que tienen y las hace únicas?.

La abrace por detrás y ella me puso las dos manos en mi muslo, le tome de la cintura y la atraje hacia mí pero sin la intención de darle un beso, mi mano ahora estaba debajo de uno de sus senos al tiempo que el brazo la rodeaba.

-Tienes unos senos muy bonitos, lo note desde que llegaste, ¿me dejas verlos?

No podía dejarle pensar la respuesta, mis manos ya estaban jalando sus tirantes de la blusa, que al ser de una tela gruesa y elástica se pegaban muy bien a su figura, ella puso una mano sobre uno de ellos.

–Solo uno- me dijo,

-¿Solo o uno?- repetí- ella asintió con su cabeza, quito la mano y la puso en medio de sus pechos, sobre el hueco del seno que quedaba entre sus protuberancias.

- Esta bien, solo uno…veamos este entonces- le dije descubriendo el que tenía más cerca de mí.

Jale el tirante hacia sus hombros, no había sostén de por medio, ante mi vista apareció su pecho derecho perfectamente redondo, pequeño y firme, la blanca piel de su cuerpo era muchísimo más blanca en esta parte, casi lechosa, una aureola de grandes dimensiones rodeaba al pezón, de una pigmentación suavemente café, como el color del capuchino pero con ligeros tintes rosas, contrastaba enormemente sobre esa piel clara de adolescente casi niña. Al mismo tiempo que sostenía el tirante dos de mis dedos iniciaron un recorrido por el diámetro de su aureola, para después pasar a recorrer el pequeño pezón que ahora se mostraba evidentemente endurecido, así estuvimos un rato, sin decir más palabras, hasta que ella misma rompió el silencio.

-Es muy agradable eso…

- También para mí lo es, tienes un pecho muy bonito.

-Gracias- me dijo con esa sonrisa metálica de niña adolescente.

-¿Puedo darte un beso aquí?- y no espere respuesta aunque escuche que dijo –"Ok"-

Me acerque a su pecho, cuando sintió mi aliento sobre su pezón se retiró dando un brinco, casi involuntario, la mire, ella me sonreía, sentí su temblor, no de miedo, sino de ansiedad, posiblemente sería la primera persona en besarle sus pechos, su sonrisa se convirtió en trémulo gesto de deseo y excitación, cuando abrí la boca para meter todo el pezón ella abrió la suya en un grito que jamás se pronunció y cuando por fin le di el beso chupetón ella echo hacia atrás la cabeza para deleitarse con la nueva caricia y las sensaciones que le provocaba.

Me detuve y la mire, regreso su cabeza abriendo los ojos como si despertara de un ensueño, le sonreí y ahora puse mi lengua en funcionamiento, recorriendo todo el pecho, desde la base hasta la punta de su impúdico pezón que coronaba la cima retándome a tomarlo, así lo hice, esta vez con los dedos de mi mano.

-Están duritos… ¿se te ponen duritos con facilidad?

-Si, a veces…

Regrese a los besos, besaba… lamia… chupaba… era solo un seno pero era un seno virgen nunca jamás antes profanado, de vez en cuando mis labios y lengua recorrían otras latitudes más australes de su seno, y entonces ella se acariciaba su pezón con los dedos, pero si me acercaba los soltaba para dejarme hacer con ellos lo que mi boca deseara.

Al cabo de un rato le mire, Brigitte seguía sonriéndome pero ahora estaba ligeramente enrojecida, detuve mi boca y ahora solo la acariciaba con los dedos de mi mano, su pezón seguía endurecido.

-Eres muy sensible en esta parte

-Sí, creo que si…

-Pero se siente bien, te gusta… ¿vedad?

-Si…

-Sería injusto que tu otro pecho no reciba las mismas atenciones, ¿puedo ver tu segundo pecho?

-Si…

Yo no le estaba pidiendo permiso, era un aviso, baje el otro tirante, ella retiro la mano pero cuando deje al descubierto su pezón ella le puso la mano encima con cierto pudor, aun así fui hacia ahí como si no hubiera una mano encima, le bese en los dedos, me di cuenta que eso le gustaba mucho, así que le di un par de besos y los acaricie con los labios. Fue echando su cuerpo poco a poco hacia atrás, recostándose sobre uno de sus codos y ofreciéndome su pecho, sus dedos se abrieron un poco mostrándome su pezón oculto perfectamente endurecido.

-Empieza a gustarte mucho este juego ¿verdad?

-Sí…- Bri ahora era una chica de pocas palabras, bajo la mano y finalmente pude apreciar sus dos pechos a la vez, tome posesión de ellos con mis manos, le dije que eran muy bonitos y me lo agradeció su mano no se había retirado del todo, estaba deteniendo la curva inferior de su pecho, escoltándolo como guardaespaldas en caso de emergencia.

- Esta celosa por que no ha recibido la misma atención que su gemela, así que démosle un beso también.

Abrí mi boca acercándome lentamente a su pezón, pensé en engullirlo de un solo bocado, ella abrió su boca sin proferir sonido alguno, cerré mis labiosa a escasos centímetros de su pezón sin tocarlo, ella imito mis movimientos cerrando los suyos, nuevamente abrí la boca y ella tomo su pecho empujándose hacia mi boca, me lo estaba entregando voluntariamente, eso era lo que estaba buscando, invitarla a participar, era un pequeño paso pero muy importante.

Pase un muy buen rato con ese pecho, de vez en cuando regresaba al otro, ella mientras tanto inicio caricias sobre su cuerpo, cerraba los ojos y abría y cerraba sus labios sin decir nada, ocasionalmente se oía un gemido sin sentido, un "hhm", "sss" o "mss" era todo lo que decía, lo disfrutábamos ambos, y era solo el preludio.

Detuve mis actividades para verla acariciarse, como estaba apoyada sobre uno de sus codos solo lo hacía con una mano, se recorría el vientre y luego un poco las piernas. Ella tenía uno de mis brazos atrapado bajo su cuerpo, por lo que mis caricias se limitaban la mano que me quedaba libre, la pose en su vientre, que era muy suave, ligeramente abombado, sensible, muy sensible para ella, ambos estábamos recostados con nuestros pies cayendo fuera del colchón de la cama.

Mi mano libre quedo en su cintura, suave y cálida en un momento dado, desde ahí los dedos índice y anular formaron piernas y empecé a caminar subiendo hacia su ombligo, desde su vientre hacia su pecho, ella se echó a reír, le bese los pezones nuevamente y ella echo la cabeza hacia atrás, pero la regreso al frente para mirarme cuando sintió que mi mano iba rumbo a su monte de venus, me detuvo con una mano, no tenía intenciones de ser brusco, pero ella no lo sabía, la mire.

-Espérate tantito… me dijo casi en una súplica.

-¿Por qué? ¿No es lo que quieres?- le dije mientras le acariciaba ahora sus pechos y atraía su cuerpo hacia mí con mi brazo bajo ella.

-Si… pero todavía no… ¿puedes esperar un poquito?- Por toda respuesta solo le sonreí con benevolencia.

-Por favor… no tan rápido… - Suplico nuevamente.

-Ok, solo quiero ver… -Mi mano estaba en el resorte de su panty, lo tome con dos dedos, ella asintió pero yo ya estaba levantando el resorte para ver lo que había escondido ahí debajo de la tela elástica amarilla, ni siquiera puse atención a la caricatura estampada en la tela, jale el elástico para ver su montículo que esperaba ver cubierta de un suave pelaje castaño, no encontré nada, quise bajarlo un poco pero ella sostuvo una de las orillas para impedirme hacerlo.

-¿Te dijo Tamara que te rasuraras ahí?

-No, desde los 13 años me hicieron una depilación láser, nunca me ha crecido desde entonces…

-¿Porque te depilaron? ¿Cómo convenciste a tus padres de que te dejaran hacerlo?

-Fue idea de mi papa, yo entrenaba natación con los escualos del club Alpha en La Paz, y mi papa me dijo que se me salían los pelitos por los lados del traje de baño, y que se veía muy mal, yo ni cuenta me daba de esas cosas, pero él me llevo a que me depilaran permanentemente.

-Creo que es lo mejor, se verá muy bonita tu panochita así. Ven, recuéstate en la cama, déjate caer y relájate un poco ¿Ok?

Ella se dejó caer sobre la cama diciéndome "Ok" mis labios buscaron sus pezones, un mano de ella ya había acaparado uno, así que me dedique a gozar del otro, me gustaba que ella misma se explorara, mientras esto pasaba le acaricie desde la parte de su blusa que ahora estaba enrollada en su cintura más bien hacia arriba justo debajo de sus pechos. Cuando mis manos se dirigieron a su vientre ella soltó su pecho, como preparándose para detener mi mano si intentaba ir a explorar sus partes depiladas, pero no hubo nada que hacer ahí, seguí derecho y acaricie sus muslos, y así estuvimos un rato, de sus muslos a su vientre, y mi boca de un pecho a otro.

En una pausa, justo cuando la sinfonía de sonidos inconexos que profería Brigitte era melodiosa y constante deje de besar sus pecho y me dirigí a besar a su vientre, ella seguía entretenida con su pezón, lo jalaba y lo apretaba mientras mis largos besos ahora se desparramaban sobre todo su vientre, de vez en vez Bri levantaba su cabeza para mirarme, se le formaba una pequeña papada cada vez que lo hacía, pero no le di importancia a su constante vigilancia, mis manos estaba recorriendo sus blancos muslos, así que regresaba a su posición y a su goce personal, hasta el momento yo no le había quitado ninguna prenda, todas se las había quitado ella, salvo su sostén que Tamara se encargó de quitar.

Mis labios se prendieron del elástico de su panty, y lo baje un poco, hice lo mismo del lado opuesto, entonces le di unos cuantos besos sobre su montículo de venus, ella me puso una mano sobre el hombro.

-¿Qué estás haciendo?

-¿No te gusta lo que te hago?

- Pueeees… siii…- me contesto arrastrando las palabras por el placer.

Lamí su raja con la lengua por encima de la renda, ella cerró un poco más sus piernas, decidí atacar un poco más directamente, puse un dedo sobre la línea que se dibujaba bajo la tela humedecida no solo por mi saliva, sino también por sus flujos que llegaban a mi olfato despertando mis más básicos instintos. La masturbe un poco y su cuerpo se aflojo al instante, le di un poco más de dedo y se arqueo sobre su espalda ante el goce recibido, pero una de sus manos pequeñas me detuvo al tiempo que exhalaba un profundo suspiro.

-¿Qué ocurre?

-Tengo miedo…

-Entiendo- le dije pero no deje de mover mi dedo por encima de la tela siguiendo su rajita, Bri abrió sus piernas conforme mis caricias le calentaban, así que mis recorridos cada vez eran más abajo, en una de esas ella brinco, justo cuando pase mi dedo sobre la pequeña protuberancia de su clítoris que de marcaba sobre la tela de su panty.

-¿Qué pasa?

-Nada, pero me dolió…

En realidad no le había dolido, pero no supo cómo definirlo, así que eso fue lo que me dijo.

-¿Te dolió? Creo que deberíamos intentarlo sin las pantis.

-Ok, intentémoslo.- fue su respuesta, que me sorprendió por la manera tan sencilla en que lo acepto.

Levanto una pierna sobre la orilla del colchón, y levanto su pelvis ofreciéndome la oportunidad de quitárselos yo, lo hice con calma, muy despacio, recorriendo lentamente cada palmo que ganaba bajando su prenda, aun no le había dado un beso y estaba avanzando en otras áreas, esta sí que era una ocasión diferente en muchos sentidos.

Cuando su panty salió ella cruzo las piernas y puso sus dos manos en su vagina ocultando su intimidad de mi vista, por un momento pensé en apagar las luces, pero me gustaba lo que veía, las deje así… ella me sonrió una vez más.

-Bueno, déjame ver…

-¡No!- me dijo mientras me dedicaba una sonrisa de niña traviesa.

-¿Por qué no?

- ok, ok… - Brigitte subió una pierna a la cama, abrió lentamente las piernas pero no quito las manos de su panocha, la mire seriamente y ella quito las manos para dejarme ver su joya de amor, me acerque hincándome en el suelo para ver su rajita, veía unos labios externos gordos y carnosos, escondían todo el tesoro dentro de una profunda grieta que se formaba entre ellos.

-Muéstrame que en verdad eres virgen.

Bri abrió sus labios internos con sus propios dedos, su interior era exageradamente rosado de una intensidad tal que casi diría que es de un rojo pálido, un botón se destacaba, su clítoris, que a diferencia de otros que he visto, este podría compararse con la mitad de una esfera del tamaño de las monedas de 10 centavos mexicanos, o un centavo de dólar americano, era más grande de la mayoría de los que había yo visto antes.

Me acerque para mirarlo más de cerca, no alcanzaba a ver el interior de Brigitte, quería ver su membrana blanquecina en el interior de su vagina, su aroma suave y dulzón me dio de lleno en mi nariz, sus jugos hacían que la cueva pareciera brillante.

-¿Lo puedes ver?

-Sí, justamente lo veo aquí- Le dije mientras me acercaba a darle un beso en su vagina, ella cerro las piernas inmediatamente aprisionando mi cabeza entre sus muslos, pero justamente ahí es donde quería estar, mi boca y lengua estaban al alcance de su íntima cueva por lo que le di besos cortos, lamidas, etc. Mis manos se posaron en sus nalguitas, la atraje un poco más hacia mí, sus piernas se abrieron un poco… no me detuve, seguí mi labor, tenía que acabarme el abecedario, el alfabeto y hasta en kanjis si era necesario.

- ¿Qué estas haciendooooo?

No le respondí… sus piernas ahora estaban completamente abiertas… ahora Bri se acariciaba a sí misma en un pezón, de vez en cuando sobre su monte de venus, y ocasionalmente me empujaba muy suavemente como haciendo un intento muy tímido y prácticamente sin ninguna convicción, fueron varios minutos de saborear literalmente sus jugos, ya me había cansado así que me detuve y decidí continuar con un dedo, pero lanzo un grito ahogado…

-¿Qué pasa?

-Tengo miedo…

-No tengas miedo… voy a darte unos besos aquí para que te sientas más tranquila.

Reinicie el cunnilingus con mi boca, pero ella ya estaba demasiado inquieta como para disfrutarlo como lo había hecho hacia apenas unos minutos.

-No… no… no… noo…

-¿No que?

- Me va a doler…- No era una pregunta, era una afirmación, Brigitte estaba asegurando que le iba a doler.

- Si, un poquito, pero no dudes que te va a gustar, lo disfrutaras mucho.

-No… me va a doler.

-Haremos algo diferente… déjame mostrarte algo… tal vez te gustara mas esta parte.

Me puse de pie y acerque mi pelvis a su cara, para medir su reacción, ella se quedó mirando mi abultado paquete que a todas luces pregonaba una erección, empecé a quitarme el cinturón, ella no quitaba la vista de mi entrepierna, así que le tome una mano y se la puse sobre mi pantalón en la parte donde mi pene se manifestaba más violentamente, al principio volteo la mirada pero me dejo conducir su mano, cerró los ojos cuando sintió mi pene en el pantalón, pero inmediatamente después empezó a explorar lo que tenía en la mano con sus dedos, volteo a mirarlo haciendo gestos de desagrado, pero con curiosidad, ahora estaba sonriendo nuevamente.

-¿Te gusta? ¿Cómo se siente?

-Sí, me gusta… se siente muy bien.

-Te va a gustar más cuando lo tengas en la boca, ¿crees que estas lista para verlo?

-No lo sé… -dijo ella, pero al mismo tiempo busco el zipper para bajarlo, el botón superior estaba libre, me soltó y se abrazó a si misma esperando que yo hiciera lo demás. Tome el pantalón por las caderas y lo baje al mismo tiempo que los calzoncillos, mi pene suele tender a golpearme el vientre así que cuando se liberó hizo un movimiento de trampolín oscilando hacia arriba, apuntando al cielo.

Brigitte no pudo reprimir una risita nerviosa, le tome la mano para que lo tomara, ella negaba con la cabeza pero dejo conducir su mano hasta mi pene, lo toco, lo sintió, lo palpo, sus manos pequeñas no alcanzaban a abarcarlo completo, lo miraba embelesada, le solté la mano y deje que ella lo explorara a su gusto y discreción lo cual hizo por varios minutos.

-¿Te acuerdas lo rico que sentiste cuando estaba yo besando tu vagina? ¿Por qué no le das un beso?

-¡Yaugh!- dijo al tiempo que cerraba los ojos y soltaba mi pene.

-Vamos… no seas tímida, dale un besito.

Ella se acercó con cautela, como si fuera un animal extraño que le pudiera morder, le dio un rápido beso y se alejó. Esto no iba a funcionar así, aun así me causo gracia.

-¿Eso fue un beso?

-Sí… uno chiquito.

-Bueno, intenta darle uno largo, muy largo, de lengüita.

-Es que yo no sé…

- Yo te enseño, abre tu boca.

Mojo sus labios y abrió la boca, le puse el pulgar en la comisura de los labios y le dije que los cerrara, cuando lo hubo hecho le pedí que succionara suavemente, moví mi pulgar dentro de ella, como Bri tenía los ojos cerrados con la otra mano me baje los pantalones totalmente, y en un movimiento de los pies me saque el calzado y el pantalón también, ella abrió los ojos al sentir mis movimientos pero no dejo de succionar, le indique que usara su lengua y así lo hizo, le ordene que lamiera un poco, como un helado, que chupara como una paleta, que besara como si fuera a tomar un algodón de azúcar con los labios… hizo todo y le saque el dedo húmedo cuando ella me dedico una nueva sonrisa.

-Ahora vas a repetirlo pero con algo más grande.

No dijo nada, pero se acercó un poco a mí pene, pero no hizo más, le tome la mano y le enseñe a masturbarme, de arriba hacia abajo, lentamente y rápido, luego en espirales, cuando lo creí oportuno le dije que le diera un largo beso. Abrió la boca y se acercó, por un instante pareció que lo iba a engullir entero, pero solo saco la lengua y le dio una lamida que me gustó mucho, pero no era lo que esperaba, le di nuevas instrucciones para que lo hiciera mejor esta vez.

-Cierra tus ojos, piensa en un dulce que te guste mucho, eres una niña que se ha portado muy bien y en recompensa te daré un dulce que vas a chupar porque está muy rico, y lo vas a saborear, y te va a gustar, lo deseas, te gusta, abre la boca.

Brigitt obedeció con los ojos cerrados, en cuanto le puse mi miembro en su boca lo apreso con sus labios, al no verlo solo se dejaba llevar por las sensaciones, fueron unos pocos minutos solamente, puse mis manos en su cabeza sosteniéndola del cabello para ayudarle a llevar el ritmo, y casi involuntariamente empecé a mover mis caderas al punto que en un movimiento profundo le dieron arcadas y abrió los ojos sacándose mi verga de su boca.

-¿Estas bien?

-Si… es que lo tienes muy grande.

-¿Cuántos penes has visto?

-Bueno, es el primero, pero me parece muy grande o mi boca es pequeña ¿lo hice bien?

-Bueno, podrás mejorar, mira, pon tu mano aquí- le dije mientras ponía su mano más cerca de la cabeza- así tu puedes controlar cuanta verga te metes, mueves tus manos al mismo ritmo de tu boca y no te metes más de lo que te cabe.

-Déjame probar…

Y así estuvo, haciendo pruebas bajo mi supervisión por muy largos minutos, lo mejor de las chicas que nunca han hecho mamadas o blowjobs es que le ponen muchas ganas cuando quieren aprender, y yo estuve encantado todos esos minutos.

Varias veces detuvo sus mamadas, pero no dejaba de masturbarme, se sacaba uno que otro pelo mío que le quedaba por ahí y continuaba su adiestramiento, se acariciaba un pecho, se lo acariciaba yo, le desanude los tirantes de la blusa que tenía amarrados aun cerca de la nuca, ahora su blusa era una tela informe enredada en su cintura, ella nunca dejo de masturbarme con una mano y el dedo meñique levantado, en una de sus pausas me miro y me dijo.

-Así es como lo hacen en las películas porno, ¿verdad?

-Si, pero tendrás que mejorarlo un poco, la practica te ayudara, deberás de practicarlo mucho.

-¿Te puedes venir en mi boca? Como las pelis

Eso en verdad me asombro, no que haya visto películas porno, sino que quisiera que me viniera en su boca, generalmente pasa un buen tiempo antes de convencer a una chica que acepte eso, algunas nunca lo intentan siquiera.

-Tendré que enseñarte más cosas sobre las chaquetas, mira, pon tus dos manos aquí, ahora hazlo así… con las dos manos, una masturbación sola a veces no es suficiente para hacerme venir, mira… ahora haremos esto…

Por casi una hora Brigitt estuvo masturbándome y mamándome el pito, ya había olvidado su ¡Yaugh! Que injurio cuando conoció mi pene, ahora disfrutaba la mamada mirando mi cara de placer, supongo que con una hora más de mamadas habría podido hacerme venir en su boca, pero yo quería probar otros huecos de esta niña.

-Creo que ya es momento de que probemos en tu cuevita, vamos a intentarlo ahora.

-No lo sé… me da miedo

-¿Por qué? Ya comprobaste que es muy rico.

- Es que me da miedo que me lastimes, me va a doler. ¡La tienes grande!

-En realidad mi pene es pequeño, así que es mejor para ti que sea uno del tamaño del mío, te mentiría si te dijera que no te va a doler, porqué si te va a doler muy poquito, será solo un breve instante, pero también sé que lo disfrutaras mucho el resto del tiempo como ya lo hemos disfrutado ambos en este tiempo.

Siguió mis palabras asintiendo con su cabeza, me saque la playera porque ya estaba muy acalorado y quede desnudo, al mismo tiempo que la acomode sobre la cama, ella abrió las piernas mostrándome impúdicamente su vagina, estaba muy lubricada, mamarme le excitaba mucho.

-Mira… estas muy mojadita, eso significa que estas lista para que yo pueda entrar.

No dijo nada, abrió más las piernas y puso una de ellas en mi hombro izquierdo, mientras tanto me moje los dedos de la mano con un poco de saliva y empecé a acariciarle despacio, lentamente, ella disfrutaba ahora ser masturbada por mí, pensé en ponerle el ovulo anticonceptivo en ese momento, me acerque un poco al buro donde lo había colocado.

-No quiero que te pongas condón, no es necesario.

-¿Por qué no es necesario?

-Tomo pastillas anticonceptivas por prescripción médica, me ayudan a regular mi flujo que de otra manera es muy irregular y me pone de al humor todo el mes.

Pues si la razón de ser tan risueña y feliz eran sus pastillas anticonceptivas deberían recomendárselo a todas las mujeres del planeta, le seguí masturbando, por algunos momentos le ponía su mano guiándola para que ella aprendiera a tocarse también, cambiaba de ritmos, sobaba, acariciaba, pero no intente meter mi dedo, no quería asustarla, como tenía su pierna en mi hombro le bese la pantorrilla, y ella dio un largo gemido de placer, Brigget tenía puntos sensibles por todo su cuerpo y ni siquiera lo sabía, yo estaba dispuesto a encontrarlos todos.

-¿Sientes este punto especial aquí?- le pregunte poniendo sus dedos en su abultado clítoris

-Sssiiii…- contesto ella alargando mucho la palabra

-Tócalo así, despacio, después tu podrás darte el mismo placer en la casa, cuando estés sola y necesites sentirte mejor. ¿Se siente rico? ¿Verdad?

-Sssiii…-Se siente muy bien, como tú me lo hiciste.

-¿Puedo darte un beso?

-No… por favor no.

-Vamos a tener sexo pero ¿No podemos darnos un beso?

-No es el momento… - Claro que no, pensé yo el momento era hace dos horas y media que empezamos con esto.

-¿No?...

-Bueno, espera un poco…- me dijo ella con una sonrisa, esa sonrisa casi permanente en ella.

La tome de la cintura y la jale hacia mí, le dije que entonces iba a darle un beso en otra parte y estuve besando su cuevita por varios minutos, después me levante y la acomode abriéndole más las piernas, puse mi pene en su entrada y le acaricie con la punta a lo largo de su raja, estaba ansiosa por que se la metiera, pero cada intento mío se echaba hacia atrás, en eso estuvimos por varios minutos, ella empezaba a agitar su respiración, decidí que era momento de volver a intentarlo pero más seriamente, esta vez seria definitivo, pero ella me detuvo con las manos en mi cadera.

-¿Cómo te sientes? ¿Vamos bien?

-Bueno, si… pero tengo miedo de que me duela mucho.

Me acomode de nuevo mientras le recorría la raja con mi pene, ella se giró un poco para mirarme, abrió mucho los ojos pero no parecía asustada, le puse el glande en su entrada, solo un poco, los jugos de su vagina parecían succionarme hacia adentro, era difícil no meterla, pero me detuve ahí.

-¿Esto te duele o tienes miedo?

No contesto, movió su cabeza diciendo si y se recostó de lado, una de sus manos encontró mi camisa polo que quedo en el colchón y la tomo, la paso por detrás de mí cintura, y la sujeto con la otra mano haciendo una especie de brida, respiro hondo y me dijo algo muy despacio que no alcance a escuchar, le pedí que lo repitiera.

-¡Dame un beso!

La seducción siempre empieza con un beso. Y todo pasó en instantes simultáneamente, me acerque a darle su beso y fue un gran beso, nos besamos por algunos largos segundos, mis manos estaban a los costados de su cintura y mi pene acariciando la entrada de su vagina, en eso Brigget jalo la brida que hizo con mi playera y me hizo introducirle mi verga unos centímetros más topándose con su himen intacto, entendí la intención y empuje mis caderas introduciéndome hasta el fondo al tiempo que ella dio un largo y delicioso gemido ahogado por mis labios sobre los suyos.

-¡AAAAAhhhhhhmmmmmggggg!!

Ella me agarro de las caderas para jalarme aún más hacia sí misma, mi verga estaba completamente en su interior… soltó mi playera y me abrazo, no dejo de besarme, su beso era como una ráfaga de pequeños besos concatenados, me clavo los dedos de sus manos en la espalda y me aprisiono con sus piernas rodeándome, mientras separábamos nuestras bocas.

-Ya no eres virgen más, ¿Cómo te sientes?

-Me duele… pero es poquito, así quédate… ohhhm! Quédate adentro…

Muy lentamente le fui metiendo más mi pene, hasta que mis huevos estaban tocando su entrada, ella no dejaba de gemir suavemente, como el murmullo de una cascada en la lejanía. -Ahhhhhmm!, ahhhhmm!, ahummm! ahhhhm! - Bri seguía respirando dando bocanadas grandes llenando con intensidad sus pulmones. Nos besamos nuevamente y yo le saque la verga muy despacio, ella dio un leve quejido de alivio. Una vez más mi instrumento aparecía como una daga que sale de una herida, erguido orgullosamente y ensangrentado, al sacarlo ella lo busco con la mirada.

-¿Esa es mi sangre?

-Sí, sangraste un poco, pero ya no lo harás mas, ¿aun te duele?

-Cada vez menos, entra en mi otra vez… por favor.

¿Cómo me podía y negar si me lo piden por favor? Lo introduje nuevamente, esta vez más despacio, pero ella levanto las caderas para engullirlo nuevamente, ahora era mi turno de ponerle ritmo a esta coreografía, empecé el mete saca a medio ritmo, subiendo de intensidad por algunos minutos, mis bombeadas estaban acompañadas de sus jadeos.

-Ahhhhh!, Ahhhh!, Aaaaaahhhh!

-¿Te duele?

-No… ya no… Ahhhhh!,! creo… Ahhhhmm… creo que tenía tanto miedo… que pensé que iba a doler muchísimo… pero estoy bien… sigue… no te pares…

Y era verdad, Brigitt había sido educada en las mejores escuelas católicas de Puebla, tenía muchas ideas preconcebidas sobre la virginidad contra las que tuvimos que trabajar, pero ahora que se había liberado de eso estaba disfrutando enormemente la experiencia.

Yo me di tiempo para ir de lento a rápido, de superficial a profundo, y no tuve que enseñarle como moverse, lo hacía de manera natural, le tome por una de sus piernas aferrándome a su tobillo, se lo bese y lamí sin dejar de bombearla, ella se rio un poco cuando sintió cosquillas en su pie… Paramos y considere oportuno cambiar de posición.

-Ven aquí, acerca más a mí… - me dijo mientras cambiaba su posición, estaba sobre su espalda pero ahora se recostó sobre su costado derecho, Yo me acomode atrás de ella levantándole la pierna izquierda por la parte interior del muslo con mi mano, metí mi otra mano por debajo de su espalda y me agarre a uno de sus pechos, mientras ella movía la cadera buscando mi pene para metérselo nuevamente, me acomode colocándole la punta en su entrada que estaba muy pero muy mojada, poco pocas veces he encontrado una panocha así, ahora estaba agarrándole su glúteo para levantarle la pierna, ella se agarró de las cobijas casi arañándolas, no se dio cuenta de eso pero aun tenia resabios de prejuicios sobre el sexo, le metí un poco la punta, movió su cuerpo hacia atrás, le fui metiendo nuevamente la verga en su interior, lentamente se la fui empujando y entro con una facilidad inesperada, tenía yo mi verga dentro disfrutando la calidez de su interior, no me estaba moviendo, quería que su estrecha vagina se acostumbrara a mi presencia en su interior, pero ella no estaba dispuesta a quedarse inmóvil, empezó a moverse al ritmo de un acompasado metrónomo.

Solo estuvimos así por unos pocos minutos, luego regrese a un ritmo más rápido y luego más lento, entrando lo más profundo que me era posible, este ritmo se prolongó muchísimo más tiempo. Sostuve la parte interna de sus muslos con mis manos, retomamos el ritmo y continuamos gozándonos por un rato más, se escuchaba un ligero chapoteo cuando entraba o salía, producto de la enorme cantidad de flujos que ella producía, a eso se unieron sus propios gemidos de placer, en esta posición yo podía entrar un poco más profundamente y seguí dándole desde atrás por mucho rato, de vez en cuando hacia breves pausas para besarle el cuello, lamer su oído, besarnos, sentir la calidez de su espalda en mi pecho, ya estaba cansado de sostenerle la pierna abierta por lo que le hice cruzar la pierna y así, cerradas le seguí dando, esta nueva postura debió ser muy agradable para ella porque sus gemidos se hicieron más intensos hasta que ella tuvo las primeras contracciones de su primer orgasmo. Sentí como las paredes de su vagina me apresaron de inmediato, tuvo unas ligeras contracciones y ella se detuvo, por lo que yo retome el ritmo a fin de que ella pudiera disfrutarlo, pude alcanzar a ver que Brigitt abría la boca pero no salía ningún sonido, el placer era tan intenso que literalmente la había dejado sin palabras, hasta que por fin salió un grito tan largamente contenido…

-¡¡¡Aaaaaaaaahhhhhmmmm!!!-

Tras de lo cual siguió moviéndose luego de un breve instante de haberse congelado, su cuerpo tembló producto de la intensidad de las sensaciones tan placenteras que se habían acumulado en ella hasta que una vez más su velocidad fue disminuyendo hasta el punto que se detuvo por completo.

-Estuvo muy rico…- me dijo y enseguida se revisó viendo la gran cantidad de flujos que en su entrepierna había -¿Te veniste adentro?

-No, todo eso es tuyo, un poco de sangre y tus jugos.

- ¿No te has venido? ¿Qué hago?

Salí de su interior y me acomode un poco sin responderle su pregunta, Bri se rodó a un lado dejándome en la cama, yo me recosté sobre mi espalda cerrando mis ojos, de repente sentí sus manos en mi pene, me estaba masturbando tratando de hacerme venir, yo le acaricie el cabello, dejándome consentir por sus manos, le acariciaba los muslos, la espalda, los pechos…

-¿Cómo fue tu primera vez? -Me pregunto

-Fue hace mucho tiempo, me dolió, pero lo disfrute mucho.

-¿Te dolió? No pensé que a ustedes también les doliera.

-Bueno, nos duele eyacular por primera vez, ¿Te dolió mucho a ti?

-Bueno, fue duro… dolió un poquito, pero me gusto mucho.

-Y… ¿Cómo fue tu primer orgasmo?

- ¡Fue genial! Lo repetiré después con mi novio

-¿Tienes novio?

-Si… -Me dijo un poco apenada por no haberlo mencionado antes, pero no dejo de masturbarme

-¿Y que le dirás cuando se dé cuenta que no eres virgen?

-No lo sé aun, no quiero pensar en eso.

-Eres una chica muy mala… ahora tendrás que… No me dejo terminar, el tema era incómodo para ella así que me dio un beso para silenciarme y obligarme a no pensar en ello. Después de eso bajo a hacerme una nueva mamada, combinaba muy bien la masturbación con la mamada, ahora estaba limpiando con su lengua mis huevos que estaban humedecidos con sus flujos, hizo una pausa y me dijo.

-¿Sabes? Estoy muy contenta de haber venido a hacer esto con un profesional, fuiste muy lindo.

-Todavía no acabamos, yo también quiero terminar.

-¿Me puedes salpicar de blanco? Ándale… como en las pelis…

-¿En verdad quieres que me venga en tu cara?

-Si… porfis…

- Bueno, pero con la condición de que te comas todo lo que salga.

-Ok… ¿Qué hago ahora?

-Súbete en mí, vamos a coger un rato y cuando este por venirme te aviso para que me des una buena mamada como lo has estado haciendo.

No lo dudo, paso las piernas sobre mí para que pudiera acomodarse mejor y ella se arrodillo a mi lado sin meterse mi verga de su interior, puso las manos a un lado de mis costillas y emprendió con mucho fragor la labor de meterse mi verga en su interior, aumento mucho la velocidad y sus gemidos eran igualmente rápidos acompañando sus acciones, en un momento dado ella costo su cabeza en mi pecho y su rubio cabello lacio me acaricio, pero lo que me provocó una reacción mayor fueron sus pezones rozándome el vientre, se detuvo porque se había resbalado un poco sobre la colcha, acomodo sus piernas a los lados de mis caderas y se acomodó para seguir con lo que estaba pero ahora estaba encima de mí con las manos a los lados sobre el colchón.

Brigitt había encontrado su propio ritmo, de vez en cuando echaba su cabeza hacia atrás y se acariciaba sus pechos cuando no lo hacia yo, sus gemidos volvieron a ser suaves y rítmicos, se estiro a lo largo sin dejar de moverse conmigo dentro de ella, estiro los brazos y luego se tomó de los pechos para acariciárselos nuevamente. Ocasionalmente se apoyaba en mi pecho y me acariciaba,

Ella inicio esos pequeños espasmos que anteceden a un nuevo orgasmo, no se detuvo y yo tampoco, seguí embistiéndola hasta que ella se agarró los pechos y en espasmos que contrajeron su vagina ella dejo escapar un larguísimo grito de placer que esta vez no supo o no quiso contener…

-¡¡¡Aaaaaaaaahhhhhmmmm!!!... ¡perdón!… ya me vine de nuevo…- me dijo disculpándose…

-No te pares… sigue moviéndote- le conteste

Y así seguimos por algunos minutos más… yo sentía mi orgasmo cerca por lo que le hice saber que tenía que estar preparada para recibirlo.

-¿Lista para que me venga?

Ella lo tomo como una indicación para salirse, lo hizo con rapidez tomándome de improvisto, no me dio tiempo de decir nada porque cuando me di cuenta mi pene estaba al aire y un instante después sentí la calidez de su boca en mi pene, esa pequeña sensación de su húmeda vagina al aire templado y luego a su cálida boca fue fenomenal, a eso se unió su mano que me empezó a masturbar haciendo movimientos helicoidales hizo un buen esfuerzo por varias horas, pero aun asi no pudo hacerme venir.

Me levante apoyándome sobre mis codos, ella dejo de mamarme y me pregunto

-¿No lo estoy haciendo bien?

-Ven, te voy a dar una ayudadita, híncate en el piso

Y así lo hizo, su carita estaba feliz, radiante, puso sus manos sobre sus muslos y me puse enfrente de Bri, estaba a unos centímetros de su cara, yo empecé a masturbarme enfrente de su cara.

-¿Dónde quieres mi lluvia blanca?

-Me pediste que me la comiera, pero… ¿Cuáles son las opciones?

-Te lo puedo poner en el pecho, en la cara o en la boca.

-Creo que lo quiero probar, en la boca como quedamos.

Y mientras yo me masturbaba Brigitt abría la boca y sacaba la lengua, siempre sonriéndome, con esos ojos color miel mirándome con coquetería, verla así, a mis pies esperando mi leche, como una esclava sexual me excitaba mucho, no estaba muy dispuesta a esperar demasiado, me dio un par de lamidas en los huevos, y estos se contrajeron hacia mi cuerpo preludio de mi orgasmo, ella empezó a chuparme la cabeza, pero solo fue in instante, volvió a ponerse en posición de esperar y saco la lengua ansiosamente.

-¿Tienes miedo?

-No, nada- me respondió con una sonrisa y moviendo enérgicamente la cabeza, volvió a sacar la lengua abriendo su boca.

Mi venida se estaba haciendo esperar, ella mojo sus labios con su lengua recorriéndola, trago un poco de saliva y abrió mas la boca suplicando mi corrida, acelere mis movimientos y sentí la primera contracción baje mi pene que estaba apuntando al techo hacia su boca y en la siguiente contracción mi leche salió disparada hacia su boca, creo que llego directamente a la garganta porque cerro la boca y el segundo chorro le pego en la cara sobre los labios y parte del cachete, volvió a abrir la boca apresando mi pene entre sus labios, solté mi verga al tiempo que sus manos se aferraban a mi tronco para masturbarme más rápidamente y golosamente estuvo succionado mi semen que brotaba al ritmo de mis pulsaciones sanguíneas.

El chorro que le pego en el cachete y los labios se estaba desparramando por efectos de la gravedad, cayeron como lagrimas blancas de su cara y se posaron sobre sus pechos, finalmente había obtenido las tres opciones en una sola venida.

-¿Cómo estuve?

-Estuviste muy bien Brigitt, tienes semen en el pecho

Ella volteo la cara para mirarlo, lo tomo con un dedo y se lo metió a la boca, yo tome un poco del que le quedaba en la cara y se lo di a comer con un dedo que ella sorbió y succiono con mucho deleite.

-¿La pasaste bien?

-¡Genial!

-¿Te gusto el sabor?

-No sé, es raro… nunca había comido nada que sepa a esto.

- Seguramente no ¿Qué le platicaras a tu amiga?

-Creo que ella te preguntara a ti antes que a mí…

- Ya es tarde ¿Quieres que te lleve a tu casa?

- No… Tamy va a venir por mí en la mañana, en eso quedamos… ¿no te molesta si me quedo a dormir un rato contigo?

-No creo que vayamos a dormir mucho…

-Gracias… eres muy bueno en esto… en verdad te agradezco mucho.

Hizo una reverencia muy graciosa desde donde estaba y se abrazó a mí por mi cintura, estuvo así un rato hasta que se levantó para darme un beso y después me hizo la misma pregunta que me formulo Tamara hace algunas semanas.

-¿Escribirás un relato con mi experiencia?

Sonreí, le puse la misma condición que a su amiga, ser el primero en metérsela algún día por el culo, pero agregue también que le hablara de mi a sus amigas vírgenes.

-No tengo amigas vírgenes, pero seguramente les dejarías una muy bonita experiencia, este será uno de los mejores momentos en mi memoria, es seguro que no decepcionarías a nadie, me tuviste mucha paciencia, lo disfrute mucho, te haría propaganda si conociera a alguien que te necesitara como te necesite yo.

- ¿No crees que escribir un relato seria como andarlo diciendo a todo el mundo? Algún día alguien lo puede leer en Internet y si te conocen podrán saber que eres tú.

- Todos me conocen por mi primer nombre, además si lo leen sabrán que fue muy lindo, y sinceramente, nadie de mi edad lee mucho. Tienen mucho que aprender aun.

-Ven aquí, pequeña, vamos a descansar un poco y te enseñare más antes de que Tamara regrese por ti.

Tome mi celular antes de meterme a la cama con Bri y escribí un breve mensaje, estaba dedicado a Tamara:

GRACIAS POR EL REGALO, PERO AUN ASI, ME DEBES QUE TE LA META POR EL CULO.