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Sarah (1: Una vida complicada)

en Hetero: Infidelidad

Mantengo correspondencia con algunas personas que han leído mis relatos, a raíz de eso han surgido encuentros interesantes, algunas experiencias han sido francamente malas, como la de Paola con quien la experiencia prometía mucho pero en el momento decisivo se arrepintió y nada ocurrió, pero han ocurrido otros que me han parecido mucho mas reconfortantes y agradables, y este que relatare hoy me parece digno de contarse.

Lo más curioso de todo, es que a pesar de que trato de ocultar mi identidad y la de las personas involucradas, siempre dejo detalles que ayudarían a identificar a algunos personajes si es que se diera la condición de que alguien nos conociera personalmente, y eso ocurrió en la persona más inesperada de todas.

Sarah era la esposa de mi abogado, como antecedente debo decir que la primera vez que la conocí no le puse mucha atención, pensé que solo era una secretaria o pasante de derecho, porque no me la presentaron directamente, en ese momento ella dijo:

-Oye… Yo te conozco.

En ese momento mi atención se volvió hacia ella, empecé a recorrerla como si fuera un scanner, trataba de registrar algún dato que me refrescara la memoria, pensé en todos los lugares donde podríamos haber coincidido, era más joven que yo, como unos 10 años menos, no lograba encontrar el lugar.

Revise su cabello negro ondulado, su tez trigueña, de dorado color, su mirada de ojos oclusivos detrás de unas gafas de lectura cuadradas y de armazón rojo, sus ojos me recordaban algo, pero no recordaba que o quien, su nariz respingada y labios delgados, nada en su rostro era excepcional, sin embargo el conjunto era muy agradable, si algo destacaba de ella era sin duda sus pechos, ahora entendía porque los chicos de mi equipo de Computo le decían "La generala" tenia "dos pelotones al frente" y un "pelotón mas detrás de ella" su marido Antelmo, ellos estaban más enterados de su situación que yo.

Bien, no paso nada, pasamos un rato tratando de recordar, pero ninguno de los dos logro encontrar el sitio donde habíamos coincidido, hasta que leyó mi apellido en el expediente que estaba en la mesa, mi apellido es uno de los más tradicionales de esta ciudad de Puebla, una de las primeras familias completas españolas que llegaron a colonizar la ciudad en el siglo XVI durante la época virreinal justo unos años después de la fundación de la ciudad.

-¿Tu hermano es Julio?

-Si... claro… ¿lo conoces? – a veces tengo la habilidad de remarcar lo evidente, ella me estaba confundiendo con mi hermano, y por eso pensaba que nos conocíamos, los ojos de ella eran los mismos de su hermano Edgardo, y eso era lo que me recordaba, su hermano y el mío eran amigos desde hacía varios años.

La segunda vez que tuve oportunidad de interactuar con ella, fue una ocasión que le vendimos unos equipos de computo, su marido Antelmo me pregunto si podíamos hacer un intercambio de facturas, la de sus servicios como mi abogado podrían ser amortizados con el importe de la red interna y los equipos de computo que le habíamos vendido, lo pensé unos instantes, la idea era buena, pero yo no tenía que pagar los servicios del abogado hasta terminado el juicio que estábamos llevando, y necesitaba el dinero para pagarle a los técnicos que habían hecho la red, aunque podría resolverlo por otros medios… estaba sopesando la situación cuando ella intervino.

-Podríamos llegar a otro arreglo… ¿te puedo pagar con "Cuerpo-matico"?

La propuesta me tomo por sorpresa… no es que nunca me hayan hecho propuestas directas como esta pero nunca frente a un marido que creo que también parecía agradarle la idea, los mire a ambos de forma incrédula y tartamudee una respuesta que no acabo de salir de mi boca… me sentí francamente estúpido…

Ella se rio y su marido también, sentí como los colores se subían a mi rostro, este tipo de afrentas son aquellas que no se olvidan fácilmente, y lo que más me molestaba es haber caído en el juego perverso de una mujer acostumbrada a provocar a los hombres, pues si bien no era una belleza, por alguna razón llamaba la atención de los hombres cuando se presenta en cualquier lugar, hay algo en ella que atrae, quizá sean sus feromonas porque sigo insistiendo en que no tiene mucho de excepcional.

-Era una broma Eduardo…- me dijo- y salió de la oficina dejándome francamente incomodo, le dije que si a Tony, y me retire.

En mis consiguientes visitas al despacho conocí a sus hijos, y ella no perdí oportunidad de coquetear conmigo, pero yo ya no estaba en la posición de convertirme en uno más, como sea… mantuve mi distancia, lo cual fue complicado, pues su hermano, mi hermano y todo mundo me preguntaba por ella, como si en verdad fuéramos buenos amigos.

Un día Antelmo me invito a comer, pensé que la comida seria en algún restaurante y acepte, mi hermano también estaba invitado, pero resulto que la comida fue en su casa, ubicada atrás del edificio donde el despacho se ubicaba, y resulto que la comida consistió de pizzas, nada interesante… Tony había dicho que no les había dado tiempo de preparar una comida en forma lo cual era una pena porque su esposa hacia cosas muy ricas con las manos, eran demasiadas insinuaciones.

Durante el café, al término de la comida, mientras mi hermano y Sarah jugaban con los niños en el comedor al fondo de la estancia, yo mientras platicaba con Antelmo, me daba la impresión de que ellos eran un matrimonio Swinger y no quise quedarme con la duda, sin embargo, no quise tratar el tema directamente con Tony, así que tome unos instantes para pensar como formular la pregunta de la manera más diplomática posible, pero el hecho de estar tratando con mi abogado no me dejaba ver claramente la situación, así que le espete la siguiente pregunta:

-¿Te molestaría si saliera un día con tu esposa?

Mi mirada estaba escrutando cuidadosamente las reacciones de Tony durante los instantes de silencio que siguieron, tardo en contestarme y no sabía bien que decirme, yo quería descubrir una señal de aprobación lo cual confirmaría mis sospechas, sin embargo note un ligero mohín de desagrado, decidí explicarme antes de que se pudiera malinterpretar mi pregunta, después de todo, era mi abogado.

-Mira… en ti y en Sarah encuentro actitudes y acciones que solo he visto y conocido en mis amigos swingers, y me da la impresión que tus palabras y tus acciones son una especie de invitación a la realización de un trió o algo así, sin embargo, puede ser que esté equivocado y estoy malinterpretando tu forma de ser y particularmente la de ella.

-No te preocupes Eduardo- me contesto tranquilamente- no es la primera vez que alguien se confunde…

Esa respuesta me dejo un poco más tranquilo pero al mismo tiempo me dejo un poco intranquilo, por forzar una situación incómoda, pero la llegada de los demás con un juego de mesa alivio la tensión causada.

Nada cambio en mi relación con Antelmo, fue muy profesional y finalmente terminamos el asunto legal que nos mantenía en una relación laboral, lo invite a comer para festejar y le dije que podría llegar con quien quisiera, no cocine, lo cite en un Samborns pensando que llegaría acompañado de Sarah, pero trajo a uno de los abogados que le ayudaron en mi caso, asi que pensé que era lo mejor para conservar las relaciones profesionales con Tony.

Un par de días después recibí una llamada en mi celular, en el identificador vi que se trataba de ella, no me sorprendió, ya lo había hecho antes para pedirme documentos, o firmar algo en el despacho y esas cosas, pensé que había que hacer algún trámite que quedo pendiente pero solo era una llamada de cortesía con intenciones de coquetería.

-Hola ¿Eduardo?

-Sí, Eduardo al habla... ¿en qué te puedo servir Sarah?

-En mucho, pero no te animas… ja ja ja!- rio, al tiempo que me preguntaba si no estaba su marido conmigo, porque al parecer su teléfono no tenia batería y había dicho que iba con un cliente y pensó que sería conmigo, me excuse diciéndole que él me iba a confirmar si nos veríamos en la tarde solo para tomar algo, lo cual no era verdad, pero que no recibí su llamada, y que no estaba conmigo.

-Que se le va a hacer, bueno… solo quería avisarle que tengo la tarde libre, porque me cancelaron la sesión en el spa por una fuga de gas que están reparando, y por lo que me dices tú tampoco tienes mucho que hacer… ¿me invitas a tomar algo?

Pensé que no debería dejarme manipular por ella, así que le dije que no podía, invente excusas tratando de desanimarla.

-Mira, solo quiero charlar contigo, ¿es acaso que me tienes miedo?

-Cuanta arrogancia de tu parte, la arrogancia se debe ganar, ¿Qué has hecho tu para merecerla? Claro que no te tengo miedo, -en verdad me preocupaba mas las implicaciones de no dejar clara la situación, que de no tomar la oportunidad, asi que le dije donde nos podríamos ver- ¿conoces el Italian Coffee Co. del Antiguo Paseo San Francisco?

-Creo que si… ¿Dónde dices que esta? Si no me equivoco junto hay un hotel city…

-Si, estaré en las mesas de afuera, leyendo un libro y tomando un té.

Colgué.

La sombrilla de la mesa de hierro donde estaba yo sentado era innecesaria, ya estaba atardeciendo y la frondosa arboleda del paseo hacia caer una agradable sombra, a mi derecha podía ver la torre de la iglesia y convento de San Francisco, el cielo estaba pintando de rosa y naranja algunas nubes sobre los volcanes Popocatepetl e Iztacihualt, estaba poniendo mi infusión sobre el vaso con hielos cuando vi su mini Cooper rojo con toldo negro y rayas de rally sobre el capo estacionarse frente a la terraza donde estaban las mesas exteriores del café, en condiciones normales hubiera ido a abrirle la puerta caballerosamente como corresponde, pero no quería darle una posición de ventaja y me mantuve en mi sitio cerrando mi libro, Desmon Morris quedaría para otro momento, continué endulzando mi té.

Sarah salió del vehículo cubierta por un vestido azul halter que le dejaba al descubierto su espalda, no traía sus gafas, un collar de oro con cadena de filigrana haciendo juego con la pulsera y un dije adornaban como accesorios, colgaba de su brazo una bolsa blanca que hacia juego con el cinturón y las zapatillas, era la vestimenta más formal que le había yo visto antes, y no era la manera en que te vestirías para ir a un Spa, ella había planeado el encuentro y yo ingenuamente le había dado entrada a su plan. Siempre he preferido ser el cazador que la presa.

Junto al café hay un bar, que también tiene mesas en la terraza, observe como de las mesas cercanas Sarah atraía las miradas, no es su aroma, no eran sus feromonas, había algo en ella que llamaba la atención incluso a la distancia, su caminar fue acompañado por la mirada de todos los hombres cercanos al lugar, excepto un señor de edad avanzada que seguía leyendo su periódico sin percatarse de su llegada.

Cuando llego a mi mesa me levante cortésmente a saludarla, no se trataba de quedar como un patán, así que le di un beso en la mejilla y me aparte rápidamente pues tal y como me imaginaba ella me trato de besar la comisura de los labios, la chica que llego a atendernos le ofreció la carta, no la acepto pero pidió un café moka frio de cajeta y se acomodo mi lado, tuve que reconocer para mi mismo que se veía muy bien, mejor que otras veces, tanto así que sentía las miradas de envidia de los hombres quienes me rodeaban, iniciamos una charla trivial, platicamos de muchas cosas, hasta que de alguna manera llegamos a lo que yo llamo "mi teoría de las tres vidas" es un poco larga y no la expondré completamente aquí, pero le explicaba que aquello a lo que yo llamo "tercera vida" es aquella parte de ti que no compartes con nadie, solo tú conoces completamente, y quienes saben un poco de esta vida son tus cómplices…

-Por ejemplo- continúe- si nadie supiera que estas aquí, y yo me comprometiera a guardar el secreto de tu escapada esta tarde con un cliente de tu marido, yo me convertiría en un cómplice tuyo, y compartiría una pequeña parte de tu tercera vida, y en la medida de que esas pequeñas complicidades se vayan incrementando nuestra complicidad es mayor, es lo mismo que pasa con los amantes, es todo aquello que nadie pueda saber de ti, y que solo tú sabes con quien decides compartirlo, y se convierte en un pacto entre dos…

Sarah se quedo pensativa, estaba meditando sobre mis palabras, asintió con la cabeza ante mis razonamientos, y después quiso preguntarme algo, pero no formulo la pregunta, así que continúe.

-Por ejemplo, yo siempre he querido saber… ¿son naturales tus pechos?

Me miro incrédulamente, no esperaba una pregunta directa como esta, se sintió incomoda, ignoro que paso por su mente, pero no parecía muy cómoda con el tema.

-En el hipotético caso de que no lo fueran,- continúe- eso sería un pacto entre tú y quienes lo saben, aunque ese tipo de cosas generalmente se saben por las personas que te conocieron antes, por lo cual quizá escogí un mal ejemplo, porque caería en el supuesto de la segunda vida.

-Que poco tacto tienes para preguntar esas cosas….- dijo Sarah quedamente, levanto sus cabellos con una mano, ¿te apetece dar un paseo por ahí? Me dijo mientras se levantaba, pidió la cuenta y pago.

Guarde mi libro, lo arroje por la ventana de mi coche sobre el asiento del copiloto, oprimí la alarma y los cristales se cerraron al instante, alcance a Sarah en el adoquinado paseo central, no dijimos nada mientras caminábamos por la zona gastronómica del paseo San Francisco, se supone que en esta parte se crearon algunos de los antojitos típicos de la ciudad más tradicionales como las chalupas de salsa verde y roja, ella me tomo de la mano y yo me deje, había algo sombrío en ella desde mi último comentario, ella seguía caminando y me dijo en voz más bien baja.

-Me operaron- apenas pude entender lo que dijo, parecía un poco avergonzada, levanto su mano guiando mi mano a su pecho, -estas son de silicón, no de gel, Tony insistió en que fueran de silicón, insistió mucho en que así fuera, pero no es lo único que me ha cambiado… mi nariz fue lo primero.

Mire su rostro, en esos momentos estábamos cerca del monumento de piedra que es la parte más discreta del antiguo paseo, su pared de cantera gris servía como una protección para las parejas por cientos de años escondiéndolas de miradas indiscretas, el lugar era adecuado para escarceos amorosos, y sin duda por ello me había guiado hacia allá.

Solté sus manos y retire mi mano de sus senos, acaricie su nariz, pequeña, recta, respingada, delineando perfectamente su rostro, aun así seguía pareciéndome una mujer muy ordinaria, tenia presente la ocasión en que me hizo ruborizarme frente a su marido y tartamudee, yo no suelo perdonar ese tipo de bromas, justo cuando ella recobro esa jovialidad que siempre había mostrado, y se rio con esa risa coqueta y cristalina que le caracterizaba, a pesar de la oscuridad de la tarde pude notar que sus ojos brillaban de nuevo.

-Pensé que eras más osado… -me dijo cuando empecé a acariciar su rostro, eso era un desafío directo… puse mis manos en su nuca y la jale hacia mí, me apodere de su boca, sus labios me recordaron los de una niña de 16 años, me sentí transportado a mi adolescencia, un beso arrebatado… la seducción empieza por un beso… era contrastante… unos labios de niña, besando como mujer con sabor a café.

El beso se prolongo por largos minutos, estábamos completamente solos, sin testigos, acaricie su espalda desnuda, me encontré con los listones anudados en su espalda, los solté con un solo movimiento, un seno salió al aire, el fresco de la tarde de inmediato puso erectos su pezones intensamente cafés, contrastantes con su color de piel que recordaba el café capuchino, capuchino y chocolate, pensé… bese su cuello y mis manos aprisionaron sus dos tetas de enorme tamaño, redondas y firmes, las acaricie con firmeza, ella empezó a gemir, sus jadeos eran ahogados, pero perfectamente audibles si alguien estaba del otro lado del monumento, bese su cuello, acaricie con mis labios sus orejas, mordí los lóbulos y sus jadeos aumentaron de intensidad, aunque no de volumen, ahora eran gemidos muy rápidos… yo quería probar sus tetas y me dedique a ellas, las lamí, las bese, las mordí… no fui muy delicado, no me importaba mucho… sin embargo, parecía encantada de ser tratada como una cualquiera, mis dedos acariciaban, buscaban, encontraban, agarre sus nalgas pequeñas y caídas entre mis manos y las apreté, causándole dolor, pero un largo gemido me indico que lo estaba disfrutando.

-Estoy mojada- me dijo entre jadeos…

Quise comprobarlo y levante su falta hasta dejar ver sus piernas y una braguita blanca, metí mi mano por la parte superior y me enrede con su pelambrera, pero seguí buscando su cueva, la calidez de su vagina me guio, un rio de flujos calientes me recibió, dos de mis dedos entraron con facilidad, la estuve masturbando un rato… mientras me dedicaba a chuparle los senos, ella negaba, sus gemidos ahora eran –No… no… no…- pero me dejaba seguir haciéndole lo que quería, mis dedos estaban empapándose de sus fluidos viscosos…

Deje de besar sus pechos y mordí uno de sus pezones ligeramente, al mismo tiempo mientras le introducía mis dedos más profundamente mi pulgar agitaba con rapidez su clítoris haciéndola estallar…

-Aaaahhhhh!!! – y dejo de negarse, simplemente dijo- Siiiiiii….

En ese momento la solté, le saque los dedos y me incorpore mirando a los alrededores, nadie a la vista, levante la parte superior de su vestido atándola a su espalda, ella seguía disfrutando los ecos del placer, pero me miraba confundida, para mí no era importante cogérmela, me bastaba saber que podría cogérmela si lo quisiera, así que empecé a caminar de regreso a mi coche, pero muy lentamente, dándole oportunidad de que me alcanzara, se puso a mi lado y me pregunto

-¿Qué te pasa? ¿Hice algo mal?-

-Todo… eres casada, y no me interesa en realidad perder la amistad con tu hermano, es un buen amigo de la familia. Lo de tu marido no es tan importante, pero si me preocupa lo de tu hermano.

-No me digas que no quieres…

-No importaría mucho si quiero o no, no es el lugar adecuado ni el momento adecuado, pero tendremos oportunidad de vernos en otra ocasión, te daré mi número personal, privado, el que tú tienes es el de contactos profesionales, espero verte en la fiesta de mi cumpleaños… una de las cosas intrascendentes que hablamos fue precisamente de mi fiesta de cumpleaños, y siendo mi depa el que su hermano me vendió conocía perfectamente la dirección.

-Si me prometes que terminamos lo que empezamos…

-No podría prometértelo, pero ven, tengo ganas de presentarte a unas personas, te agradaran.

Nos despedimos al llegar a su coche, me abrazo y me beso, fue un beso corto, pero muy intenso, su automóvil salió con toda velocidad perdiéndose entre el trafico del boulevard 5 de Mayo.

No supe nada de ella hasta la noche de mi cumpleaños, mis primos, mi hermano menor al que todos le dicen Pato, dos de los técnicos del negocio de computo y un par de amigas mías estaban en el depa, Julie estaba atendiendo a todos, yo preparaba unas bebidas en la cocina cuando ella llego, tenía la idea de que vendría acompañada de Tony pero no fue así, ella venia acompañada de un tipo llamado Gonzalo, el tipo tenía pinta de vividor, pero no entro, la dejo en la puerta del departamento y se despidió a pesar de que Sarah insistió en que se quedara, apenas vio que el lugar estaba lleno de gente decidió desaparecer, como temiendo ser reconocido.

Sarah me entrego un monito de peluche, que puse después en mi coche, hacía mucho tiempo que no me regalaban muñecos de peluche, estuvimos bebiendo y jugando Jenga, en algún momento tuvimos una buena charla Sarah y yo, me platico que andaba con el tipo que llego, y me explico cómo lo conoció y que era algo así como su pareja formal, quise decirle que no estaba de acuerdo pero llego Pato y Julie por una bebidas y nos fuimos todos a la sala a beber las piñas coladas, después jugamos Conquest y otros juegos de mesa, el alcohol hizo mella en una buena parte de los invitados, y cuando solo quedábamos siete personas y uno de ellos estaba muy borracho, le indique a los muchachos de mi equipo que me hicieran el favor de llevarlo a su domicilio, solo nos quedamos mi hermano menor, Julie, Sarah y yo.

Mientras mi hermano Patricio se llevo algunos trastes a la cocina, se entretuvo lavando algunos vasos, yo estaba sentado en un sofá charlando con Sarah cuando llego Julie, se sentó junto a mi pero de inmediato se recostó en mi pecho cerrando los ojos, llevaba toda la noche atendiendo a mis invitados y estiro las piernas colocándolas a lo largo del sofá, Julie no era celosa, porque nuestra relación siempre se ha basado en la sinceridad absoluta, algunos dirían que soy cínico con ella, pero la verdad es que funciona muy bien para ambos, Sarah imito a Julie y se recostó en mi hombro izquierdo, las acaricie a ambas, ellas cerraron los ojos, se dejaban acariciar por mí con total libertad, les metí las manos en los pechos, sentía la diferencia entre los senos pequeños pero naturales de Julie y los enormes balones de Sarah pero rellenos de silicón, al tacto no parecía haber muchas diferencias, salvo que al parecer los de Sarah eran más sensibles, o eso parecía… encontré las cicatrices hábilmente ocultas en la base de sus senos, Sarah dijo que tuviera cuidado… que eran muy sensibles mientras Julie empezó a gemir quedamente… apreté sus pezoncitos…

-Mmmhh…. Este es tu sueño guajiro verdad Eduardo…- me dijo Julie, siempre había fantaseado con la posibilidad de tener dos mujeres conmigo en la cama y ella lo sabía muy bien, sonreí, saque mis manos de ellas y le dije.

-No mi amor… no es un sueño… es mi realidad…

Mi hermano llego en ese momento, y se sentó enfrente de nosotros, sonreía pero no parecía impresionado, supongo que mientras estuvo en Rusia o Francia tuvo oportunidad de extender su mente a conceptos más liberales que los nacionales.

Solté a Sarah, abrazando a Julie… y acaricie su vientre… Sarah no conocía a mis amigas, pero encajo con el grupo fácilmente, se dio cuenta que mis amigas son bellas e inteligentes, comprendió que no me ofrecía nada que no tuviera ya, se levanto y le dio la mano a mi hermano quien se levanto pensando que lo estaba invitando a bailar con la tenue música de fondo que en ese momento era José José quien interpretaba "te quiero así" a dúo con Lanni Hall, no dijeron nada y se fueron a la recamara, al tiempo que apagaron la luz dejándome a Julie y a mí a oscuras, estuve platicando con Julie, al mismo tiempo que le acariciaba su vientre, ella me pregunto si me había cogido a Sarah, le dije que si así hubiera sido ella lo sabría, nunca le ocultaba mis aventuras y escarceos, pero que tenía que decirle algo.

Le conté lo del Paseo San Francisco, mientras ella me soltaba el cinturón y abría mi pantalón, Julie me interrumpió para decirme que hoy no podía quedarse, pero que no quería irse sin tomarse su "lechita" antes de irse a dormir, empezó a acariciarme, ahora estábamos acomodados en el sofá extendidos me había movido al extremo para darle espacio y Julie se acomodo completamente recostada mientras me sacaba la verga y la empezaba a besar, acaricio mis huevos y me empezó a chupar el pene mientras yo terminaba de platicarle los detalles de aquel encuentro con Sarah.

Estuvimos así un rato, ya habían pasado varios minutos cuando escuche mi teléfono celular sonar, el timbre me indico que era el teléfono de contactos profesionales, estaba sobre mi escritorio, era más de las dos de la mañana, ni siquiera sabía qué hora era, nadie me llamaría a esa hora, pensé que serían los muchachos para avisar que ya habían dejado a mi amigo en su domicilio, pero en cualquier caso no preste más atención al teléfono, insistió pero yo estaba más entretenido disfrutando las mamadas de Julie, cerré mis ojos dejándome llevar, ella arrecio sus chupadas y al mismo tiempo empezó a masturbarme con la mano, yo le acariciaba sus cabellos castaños con una de mis manos mientras que con la otra alcanzaba sus nalgas, que tanto me gustaban de ella, las acariciaba yo por encima de sus ajustados pantalones negros.

El timbre de mi teléfono volvió a sonar, reconocí nuevamente el timbre del teléfono de contactos profesionales por lo que no me importo mucho el apresurarme a contestar, si era un cliente no me llamaría a esa hora para tratar asuntos oficiales, y si era en verdad importante me localizarían en mi número celular privado.

Julie acelero los movimientos de su mano sobre mi tronco, al tiempo que golosamente succionaba con sus labios mi pene, no me pude contener esta vez, me deje ir… le llene su boca con una eyaculación abundante, y ella se apresuro a tragarla con ansiedad, no lo hacía con frecuencia, seguramente era mi regalo de cumpleaños, trago golosamente cada gota, no dejo de mover sus manos, hasta dejarme vacio de mis fluidos… en eso se abrió la puerta de la recamara y Sarah salió apenas cubierta con una blusa, salvo eso estaba prácticamente desnuda y me asuste, sé que mi hermano es medio sátiro también pero no creía que pudiera hacer algo que provocara esta reacción en Sara…

-¿Que paso? Le pregunte al tiempo que ella encendía las luces de la sala, Julie apenas tuvo tiempo de esconder mi pene entre mi bóxer, por toda respuesta Sarah me dio su teléfono al tiempo que decía: "Contéstalo" tome el celular al tiempo que ella se daba media vuelta para regresar a la recamara.

-Bueno… Eduardo al habla… - conteste.

-¡Hola Eduardo! ¿Cómo la estas pasando?- me dijo la voz familia de Antelmo.

-Bien, gracias Tony…- Muy extrañado se me agolparon las ideas de las razones por las que esta llamada tenía lugar justo a esta hora, pensé que Antelmo solo quería verificar si su esposa estaba en la fiesta conmigo como dijo, o para disculparse por no haber llegado a la pachanga.

-Que bueno, ¿hubo muchos invitados?

- Pues no, pero seguramente conoces a algunos, estuvieron… - le conté un poco de las actividades, de los invitados, de los bocadillos que se prepararon para la ocasión y le ofrecí que la próxima vez le prepararía unos porque esta ocasión los tragones de mis primos habían arrasado con las botanas, en fin… la charla parecía de lo más ameno, Julie aprovecho para darme un beso y despedirse con una sonrisa y un ademan de la mano, paso al baño a retocarse y mientras tanto Antelmo tomo el hilo de la conversación…

-Que bueno, pero déjame decirte que hoy te tengo un regalo por tu cumpleaños-

-No es necesario Tony, te agradezco la intención…- quise decirle que me había extrañado que no nos acompañase en esa ocasión, pero no me dejo continuar, su voz se lleno de rencor y me dijo.

- Al contrario… déjame insistir… mi regalo para ti es Sarah… ya que como bien has de saber coge muy rico la cabrona.

-Tony, ¿Qué estas insinuando?

-Yo sé bien que le traes ganas desde hace mucho, y sé también que anda saliendo mucho y muy sospechosamente siempre contigo, déjame darte una primicia… nos estamos divorciando… así que no tengas remordimientos por cogértela, es una maestra en la cama, se mueve riquísimo, aprieta muy rico y es el mejor regalo que puedo hacerte…

Yo trataba de explicarle que no tenía que preocuparse de mí, sino del maestro de karate de sus hijos, el tal Gonzalo, pero no pareció escucharme, seguía su soliloquio, seguía con su monologo sin escuchar mis recomendaciones, pero en eso llego Sarah ya vestida y se hinco a mis pies pendiente de la conversación, guarde silencio, pues no podía denostar a su pareja frente a ella, me aguante la retahíla de tonterías que me dijo Antelmo, ya tendría oportunidad de charlar con él en otras circunstancias más favorecedoras.

Julie se me quedo mirando, conocía mis reacciones y aunque mi cara trataba de no mostrar sorpresa ella me intuye mejor de lo que cualquiera podría hacerlo, así que con un gesto me pregunto qué pasaba, solo levante la mano diciéndole que se calmara, ella me dio un beso y le dio otro a Sara para despedirse, me dijo que me llamaba mañana con gestos de su mano, tomo las llaves de su Sentra y todavía en la puerta me envió un beso con la mano.

-Tony… hablamos mañana, debo despedir a unos invitados… gracias por llamar…- le colgué.

Sarah no me quitaba los ojos de encima, quería saber que me había dicho Antelmo, como no le dije nada me pregunto:

-¿Qué te dijo?-

-¿Te estás divorciando?

Bajo sus ojos apenada, me dijo que si con voz apagada, no me molestaba que no me lo dijera, me molestaba que me usara de pretexto para sus chingaderas, la mire severamente, le dije que arreglara su situación con Antelmo y dejara de embarrarme en sus asuntos.

Se puso su abrigo, Pato salió de la recamara ya vestido, le acompañamos al estacionamiento para que abordara su coche, ante la presencia de Patricio no hablamos mucho, y de suyo parecía que nos despedíamos tranquilamente como grandes cuates, pero yo ya tenía un rencor adicional para con Sarah, me dio un beso en los labios antes de abordar su auto, la vimos salir rumbo al periférico, antes de cerrar el portón del edificio pude ver un taxi que arrancaba y seguía al mini Cooper, me pareció ver a Gonzalo en el asiento del pasajero.

Al entrar en el departamento decidí recoger un poco del desorden en el depa, mientras recogíamos las cosas de la fiesta mi hermano y yo, le pregunte si se divirtió, me dijo que si, aunque fue muy rápido, una cosa me vino a la mente las palabras de Antelmo, "coge bien rico" y le pregunte a mi hermano, "Pat… ¿coge bien?"

-Mira bro.. la verdad es que no, casi no se movió, todo el trabajo lo tuve que hacer yo, no hizo gran cosa, yo diría que su desempeño es mediocre, es una de esas chicas que están acostumbradas a ser deseadas y en consecuencia piensan que no tienen que hacer nada más que abrir las piernas, besa muy rico, y tiene unas tetas enormes, pero en verdad… no creo que sea la mejor experiencia de mi vida.-

Pero como siempre, a Eduardo no puedes contarle nada, yo tengo que probar las cosas por mí mismo, así que… tenía que buscar una ocasión para comprobar por mi mismo esas habilidades.

Pronto les contare en que termina esto.