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Julie: Nuestro primer encuentro

en Grandes Series

Tener una esclava sexual es muy similar a tener una mascota, tienes que educarla para que comporte como tú lo deseas, premiar cuando las cosas se hacen bien y como tú lo quieres, y corregir las acciones que no son de tu agrado, satisfacer sus necesidades básicas, y después dedicarte a darle espacios para su esparcimiento, su diversión y cubrir otras necesidades superiores, sin dejar de mostrar en todo momento quien es el macho dominante en la manada, el proveedor, el protector, el guía y el maestro. Lograr eso a larga distancia es una proeza, pero si te armas de paciencia obtendrás la fidelidad, la lealtad y la sumisión de tu mascota.

Julie era eso para mí, mi mascota absoluta, la recogí como una perra abandonada en la calle después de haber perdido su confianza en los seres humanos, la cuide, la protegí y le devolví su confianza en sí misma, le enseñe que podría ser amada como ella necesitaba pero si lo merecía al mismo tiempo se podía ser duro con ella de forma asertiva y enérgica.

Paso muchísimo tiempo antes de que le pudiera dar a Julie su collar de entrenamiento, creo que fue poco más de un año, durante ese tiempo fui reforzando su condición de sumisa mediante indicaciones cortas que ella debería realizar a rajatabla, diariamente reciba un correo mío con indicaciones, llegue incluso a decidir cómo debería vestirse cada día, excepto al trabajo porque ella ahora usaba uniforme y Julie me escribía más que a diario, llegando a escribirme hasta tres veces al día, y nos llamábamos con frecuencia por teléfono.

Ocurrió que un día fue necesario que ella realizara algunos cursos en la ciudad de México para su trabajo en una institución bancaria, no me llevo más de dos horas manejando desde Puebla hasta llegar al hotel LARK donde se estaba realizando su seminario, yo tenía reservada una habitación ahí, pedí una suite senior, con cama kingsize, llegue el viernes, haciendo coincidir mi llegada con el ultimo día de actividades del seminario para ejecutivos de cuenta del banco, se suponía que ella debería regresar esa misma noche a Morelia, sí Julie aprobaba el seminario la enviarían a trabajar a Guadalajara.

Aproveche mi estancia en la ciudad de México para dar un paseo por algunos lugares, en esos días estaba yo realizando una investigación sobre la vida de Venustiano Carranza, ex presidente de México protagonista de la revolución, así que fui a hacer algunas investigaciones al museo dedicado a este personaje, para la tarde y el siguiente fin de semana ya tenía yo preparada una sesión especial para Julie, así que le deje un mensaje en la recepción, para que me llamara en cuanto terminaran sus actividades, ella no sabía que estaría en el hotel hospedado, porque se suponía que yo iría a verla ese día para tomarnos un café antes de que ella regresara a la capital del estado de Michoacán, por eso no sospecho cuando leyó el mensaje que le dieron en la recepción.

"SEÑORITA JULIA S… FAVOR DE COMUNICARSE A LA EXTENSION 401, LE RECOMIENDO NO USE LOS TELEFONOS DEL LOBBY E.A."

Julie recibió la nota en el mostrador de recepción, y su nerviosismo fue evidente al reconocer mis iniciales, yo estaba leyendo en los sillones del lobby un libro de Francisco Martin Moreno, la reconocí al instante, estaba vestida con un uniforme azul marino, conjunto de falda y saco, blusa blanca, una mascada color azul con bordados en color vino, no la reconocí por su vestimenta, pues como ella había cerca de 12 chicas igualmente vestidas, le reconocí por su manera de caminar, sé que parece extraño, pero así fue, tenía sus fotografías, sabia su estatura, y conocía muchos detalles de ella, pero su manera de caminar para mi es irresistible e inconfundible, en algunas ocasiones, muy pocas en verdad, la vi por la cámara web, y en cada oportunidad le pedía hiciera cosas que me permitieran verla caminar, me gustaba ese ligero ondular de sus caderas, que a partir de entonces hacia más evidente cuando yo estaba con ella, era su manera natural de caminar, y si a eso le agregas que tiene un culito redondo y paradito no hay nada que hacer… difícilmente no voltearías a verla en la calle.

Cuando ella camino hacia los ascensores yo la seguí, sabía que iba a su habitación a llamarme, Julie subió al primer elevador y yo espere el segundo, cuando llegue al 4° piso me di cuenta que ella iba directamente a buscarme a mi habitación, era algo que no me esperaba pero decidí ver que hacía por lo que me quede en el pasillo caminando hacia el lado contrario, podía verla a la distancia, se detuvo en la puerta de mi habitación, trato de tocar la puerta, pero se arrepintió, regreso por el pasillo y volvió a tomar el elevador rumbo a su piso.

Yo regrese a mi habitación y abrí la puerta con la tarjeta electrónica, había solicitado dos, no bien llegue a mi cama cuando sonó el teléfono, sabia quien era.

Hola Amo!

-Hola mi preciosa esclavita, ¿Cómo estás?

- Bien gracias… me ha sorprendido mucho, termine mi seminario y los compañeros quieren que vayamos a algún lugar a divertirnos, pero yo deseo estar con usted.

- Si, lo sé… ¿a qué hora desocupas la habitación?

-Se supone que ya mismo, algunos se quedaran un poco más.

- Envíame tu equipaje con un botones del Hotel, ya están avisados que te quedaras conmigo en la recepción, entrega tu llave y te darán una copia electrónica de la tarjeta de mi habitación, el fin de semana lo pasaras conmigo, específicamente te quiero ver en 33 minutos exactamente aquí, ponte muy guapa pues estarás con tu amo, estoy seguro que no me decepcionaras y aquí te espero.

-Si mi señor… estoy a sus órdenes.

Yo me tome un tiempo para sacar mi maleta deportiva con los implementos a utilizar esa ocasión, tome mi tiempo para prepararme, tocaron la puerta, como aún no había pasado mucho tiempo me imagine que era el botones con el equipaje de julie, de cualquier manera pregunte ¿Quién es? Me respondió el empleado diciéndome que traía equipaje, en ese momento me vino una idea a la mente, tome mi grabadora de reportero que use para grabarme algunas notas del museo, la encendí y la puse en mi bolsillo delantero de mi saco para grabar la conversación y me puse a charlar unos minutos con el empleado del hotel, para mi suerte era un hombre maduro de voz aguardentosa, mi voz es grave, seria y formal por lo que se distinguía claramente de la voz de mi interlocutor. Le pregunte acerca de una estatua que se encontraba en mi habitación, estas estatuas eran comunes en las suites junior como descubrí después, era de bronce, como de medio metro, se trataba de una ninfa hincada, echada hacia atrás hasta que su cabello tocaba la base mostrándose lascivamente, charlamos un rato sobre la estatua haciendo comentarios jocosos y finalmente le pedí que me trajera un par de bebidas del bar, pero que no tardase mucho. En tanto encendí el sistema de sonido del hotel, solo había tres estaciones, puse la de música instrumental.

Metí las maletas de julie en el closet, empecé a ordenar diversas cosas al alcance mío, no tardó en llegar mi servicio, grabe un par de frases más que converse con el tipo y le di una propina, cuando el empleado salió faltaban solo 4 minutos para la llegada de mi mascota, le puse una nota afuera y le deje uno de esos antifaces que me dieron en un vuelo por Aeroméxico para poder dormir, eso era todo, no vi la siguiente escena pero debió ser algo así.

Julie llego con su propia tarjeta para abrir la habitación con su maletín pequeño de rueditas, encontró en el piso junto a la puerta una tarjeta con su nombre, y el antifaz, lo tomo con cierto nerviosismo y leyó la indicación

"Póntelo y toca"

Así lo hizo, sonaron tres golpes en la puerta, no porque yo pertenezca a alguna logia secreta, sino porque el número tres tiene un sentido muy particular en nuestras vidas, julie y yo conveníamos en que ambos éramos parte de la tercera vida del otro, la primera es la vida pública, la segunda la privada, pero nosotros estábamos más allá de esas dos, nuestra tercera vida es la vida secreta. Abrí la puerta para encontrarme con ella, tenía puesto el antifaz azul marino que le impedía verme, una blusa blanca de tela de algodón abotonada al frente con solo tres botones, dejaba ver su vientre plano, una minifalda negra ajustada a sus muslos llenitos y perfectamente bien torneados, de tela elástica y muy cortita, zapatillas blancas de muy alto tacón que se ajustaban a su pie cruzando de lado a lado cuatro correas haciendo grecas y una quinta correa ajustaba sobre su talón, tenía las manos al frente y la mirada abajo, su cabello castaño caía a los lados, sus pechos pequeños y redondos subían y bajaban al ritmo de su respiración que era profunda y acompasada, tras ella una maleta de rueditas.

Julie me diría después que lo primero que percibió de mi fue mi perfume, ese día estaba usando "Eau Savage" de Dior, y que en cuanto el aroma sutil de la fragancia herbal combinada con mi propio pH le excito de inmediato provocándole humedad interior, como un perro de Pavlov salivando ante la luz que le indicaba el placer de la comida. Posteriormente escucho mi voz haciendo que por su mente cruzara fugazmente un "es él, es mi Amo", bien conocía mi voz por haber hablado varias veces por teléfono, sus dudas se disiparon con solo una palabra mía, mi sola voz que le decía "¡bienvenida!".

La tome de la mano y le pedí que me entrara, un par de pasos por la habitación, solo lo suficiente para quitarla de la entrada y recoger su maleta, cerré la puerta, le quite la tarjeta electrónica que aún tenía en sus manos, y le dije

-Sígueme julie, no tengas miedo.

-Mudos y rendidos le he entregado mis sentidos mi Amo, no tengo miedo cuando estoy con usted…

Me agradaba eso de ella, siempre tenía las frases adecuadas en los momentos precisos, la fui guiando hasta la cama, le ayude a sentarse en una orilla y le pedí que me esperara unos instantes, me acerque lo suficiente a su cara para comprobar que no pudiera ver lo que yo hacía, y ella suspiro. Sentí el roce de su aliento en mi rostro, y lentamente me acerque para darle un suave beso en los labios, fue un breve beso, solo pose mis labios sobre los de ella y me retire, dejándola un poco ansiosa.

Ella no podía escuchar mis pasos por la habitación porque la gruesa alfombra lo impedía, de vez en cuando hacia algunos ruidos para que me ubicara en la habitación de vez en cuando ella giraba su cabeza tratando de seguirme. Mientras tanto le pedí que me dijera como había sido su semana de seminario y ella me estuvo platicando por unos minutos de sus actividades, de sus experiencias, y todo aquello que le pareció interesante, no dejo de lado decir que estaba nerviosa pero que confiaba plenamente en mí. Yo le dije que la confianza es algo que se debe ganar, y que yo apreciaba en todo lo que vale que ella confiaba ciegamente en mí, si no confiara en mí no estaría ahí vendada, a mi merced, y esperando mis indicaciones, me senté en el sillón que se encontraba junto a una mesa cerca de la ventana, y le dije que me hacía muy feliz tenerla ahí, conmigo, y que quería verla completamente desnuda, que era mi deseo ver cómo había moldeado su cuerpo para mí.

Durante los meses previos, le había pedido que realizar actividades físicas para fortalecer su estado físico, entre otras cosas porque ella necesitaba mantener su mente y su espíritu ocupados a fin de no pensar en las cosas negativas que ocurrían a su alrededor, o que hubieran ocurrido en su pasado. Cada una de esas actividades iba acompañada de frases que ella repetía durante sus entrenamientos, ejercicios o actividades como un mantra.

" Julie ama al Amo Eduardo, julie le pertenece al Amo Eduardo, julie desea que sus piernas sean fuertes para el Amo Eduardo, julie desea que sus pechos sean del agrado de su Amo, julie desea unos brazos delgados y bellos para el deleite de su Amo Eduardo, mi cuerpo le pertenece a mi Amo Eduardo y lo cuido y conservo para él…"

Era el tipo de frases con que ella acompañaba sus ejercicios cuatro días por semana, no los necesitaba en demasía, porque su cuerpo era bello de forma natural, pero ahora veía los resultados de algunos meses de intensa actividad, particularmente sus piernas de muslos llenitos y perfectamente bien torneados, que se coronaban con un culo hermosísimo, dio un largo suspiro de alivio y de levanto, echo su hermoso cabello castaño y ondulado hacia atrás, haciendo algunos movimientos con su cuello, la música en el circuito de audio del hotel no podría ser más acertada, se escuchaba el violín de André Rieu con el tema de amor de Romeo y Julieta, lentamente ella abrió los tres botones de su blusa, dejándola deslizarse después por sobre sus hombros y caer al piso, abrió el broche lateral y bajo el cierre de su falda, que corrió la misma suerte que la blusa, sin embargo no se movió, dejo la falda cubriendo sus pies, ahora podía ver sus medias claras que le cubrían hasta el muslo, inicio un movimiento para bajarlas pero le pedí que las dejara ahí, quedándose inmóvil por unos minutos.

Ahora podía contemplarla a mi placer, además de sus medias sus dos prendas eran un cachetero de encaje que se abrazaba a su cuerpo casi con celos, y un brasier a juego de media copa también de encaje, sobre una de sus medias, en el tobillo izquierdo se encontraba el primer collar que le envié, su collar de consideración, una cadena de plata con un dije también de plata, el color blanco de las prendas que ahora llevaba, incluyendo sus zapatos eran un marco adecuado para su cuerpo, su blanquísima piel resaltaba con esas prendas, le pedí que se quitara los zapatos, el brasier y el cachetero lentamente y que se subiera a la cama, que se ubicara en el centro de la misma.

Con una lentitud que en otro contexto podría ser exasperante, bajo los tirantes del brasier, desabrocho el clip de plástico que los sujetaban al frente y la prenda cayo, dejando a mi vista sus bellos pechos, pequeños y redondos, firmes, con una aureola de color ligeramente rosado, y unos pezones ya endurecidos, el cachetero también bajo muy lentamente abrazándose a sus piernas casi negándose a ceder, sus zapatos salieron sin dificultad, y subió a la cama hincándose ahí.

Le dije que me agradaba verla usando su collar de consideración, y por respuesta dio una frase que por su belleza la he recordado mucho tiempo, una muestra de su abnegación y completa devoción.

"Soy su esclava mi Amo y en cualquier momento y situación luciré con orgullo los atributos que usted me imponga, cuya simple ostentación son para mi fuente de intima satisfacción."

Me coloque a su espalda, le sople en la nuca haciendo que el viento de mi boca recorriera hacia abajo su cuerpo y me detuve en el inicio de sus bellas nalgas, un débil escalofrió recorrió su cuerpo. Fui observando sus tersas nalgas respingonas sin tocarla, los pechos pequeños y muy agradables para mi gusto, perfectos para su cuerpo delgado. Su coño depilado, excepto una débil línea. Sus muslos que ya he dicho hasta el cansancio que eran perfectos y sus pies pequeños y bien cuidados, sus manos estaban al frente impidiéndome ver su tesoro de amor, y su carita agachada, veía sus labios hermosos, que dibujaban una tenue sonrisa.

Me levante de la cama, estaba yo muy ansioso por recorrer su cuerpo y ella me confeso después que le ocurría igual en ese instante, pero me levante a buscar mi grabadora, y note como intentaba, sin éxito, localizarme tratando de ubicarme por el sonido. Me acerque y le lancé mi cálido aliento a uno de sus pechos. Dio un salto al situarme tan cerca de ella y en zona tan delicada. Su respiración se agito al instante, note que el antifaz no sería suficiente para dejarla completamente en la oscuridad, así que tome una bufanda de seda negra y la vende por encima del antifaz que ya tenía puesto, ahora el contraste de la tela negra cayendo por su espalda me hacía desearla más, su piel contrastaba bellamente con la tela satinada negra.

Coloque mi mano en su hombro y la hice caer un poco, su cabello ahora estaba sobre la cama, se apoyó sobre sus manos, y le pedí que así se quedara, que pasara lo que pasara no se moviera de esa posición, respondió afirmativamente mientras me dirigí a la puerta y la abrí, para inmediatamente cerrar dándole la impresión de que había salido, no fue así, le había dado la indicación de que esperara sin moverse y así lo hizo, en un momento dado encendí mi grabadora, se escuchó mi voz de la charla que previamente había grabado con el empleado del hotel.

-Me gusta mucho, ¿no te parece que es una belleza?

-Sí, hay más en otras habitaciones del hotel.

Obviamente estábamos hablando de la escultura de bronce en mi habitación, y no había nadie más en la habitación, pero julie no lo sabía, empezó a ponerse nerviosa, imaginaba que varios hombres entraron a la habitación y la estaba exhibiendo como un trofeo, como una res en una exposición de ganado, ese sentimiento de humillación y excitación que ella ya conocía.

-Lo sé, pero esta es mía- risas ahogadas -me gusta esa postura, hincada con las piernas abiertas, parece una ninfa que se entrega al placer, su cabello cayendo como una cascada, muda, ciega, expuesta, mostrándose sin complejos para deleite de quienes la admiran. ¿Qué opinas de ella?

-Pues a mí me gustan las que son más grandes, esta esta pequeña… ¿vio la que está abajo en el lobby?

-Sí, es la que le da la bienvenida a todos los que llegan al Hotel, pero créeme, no la cambiaría por la que está aquí, me va a acompañar todo el fin de semana, ¿Qué más puedo pedir?

-¿Una que si se mueva? Si usted gusta algo en particular solo hágamelo saber y le conseguiré cualquier tipo de diversión que necesite, estamos para servirle en lo que usted requiera.

-Lo tomare en cuenta, más tarde vendrá otra dama a acompañarme como te darás cuenta por el equipaje, pero háblame un poco de los lugares interesantes para ir tres personas con ganas de divertirse sin tabús en esta ciudad.

El empleado del hotel me recomendó algunos antros, bares, discotecas y hasta un centro cultural de la diversidad sexual en la que cabían todo tipo de preferencias sexuales en la zona rosa de la ciudad, lo deje que hablara animándole con las manos, a fin de siguiera hablando por algunos minutos, y esos minutos de la grabación fueron importantes, porque en ese momento me senté en la cama junto a ella, le susurre al oído que era yo, que no se preocupara y empecé a acariciarle su vientre, ese vientre plano pero suave al mismo tiempo, le dije que podía cambiar de posición y acomodarse como quisiera pero no podía hablar, salvo la palabra de seguridad.

La palabra de seguridad es una indicación de que tu sumisa desea interrumpir la sesión, sin importar en qué punto esta se encuentre, previamente habíamos acordado que la palabra en si no era una sola palabra propiamente, sino tres seguidas, seria "rojo, rojo, rojo", tres veces continuas, pero ella no la pronuncio.

Levanto su cabeza, le ayude un poco colocando mi mano en su espalda, luego se echó hacia adelante, quedando en cuatro patas, estaba yo acomodando la bufanda a los lados cuando mi voz se escuchó en la grabación, había dejado el aparato en el tocador cerca de la puerta del baño al inicio de la habitación, ella dudo, reconocía mi voz a tres metros de ella, pero si yo estaba allá… ¿Quién estaba con ella sentado en la cama? Tenía mis manos sobre su espalda y pude percibir claramente un temblor de nerviosismo ante la expectativa. Me levante y apague la grabadora justo cuando me escuchaba decir… "¿me alcanzas eso de ahí?".

En esta posición, apoyada sobre sus cuatro extremidades, podía contemplar a mi gusto sus nalguitas pequeñas y paraditas, justo al inicio de estas un par de hoyuelos coquetos, el perfecto colofón para una espalda bella, tersa y suave, el canal de su columna vertebral dividiendo simétricamente su cuerpo, ese cuerpo delgado que resaltaba porque su muy breve cintura estilizaba sus caderas, haciendo parecer que son más grandes de lo que en realidad eran, y esos muslos bien carnosos, torneados y elegantes, era un poema verla en cualquier circunstancia, y sublime tenerla en esa posición a mi disposición absoluta.

De la mesita escritorio donde había dispuesto varios artículos tome una pluma de pavorreal, le acaricie suavemente con ella, solo lo suficiente para despertar la sensibilidad de la piel, la caricia fue solo un suave recorrido de su silueta, seguí sus extremidades con la pluma, su piel se erizaba conforme la recorría. Alcance un tubito de lubricante base agua que tenía dispuesto sobre el buró, me unté el dedo medio de mi mano derecha, me acerqué a su rajita que emanaba un aroma que hasta la fecha me parece irresistible, podía observar su depilado coño con esa breve línea que me indicaba el camino a seguir. Ahora, desde mi posición podía observara mi gusto la anatomía intima de julie, vellosidad rizada color caramelo, labios interiores muy pequeños, casi inexistentes pero de un color rosado ligeramente pigmentado de una tonalidad cobriza, abriendo sus labios mayores accedí al clítoris, un pequeño botón apenas perfilado de un tono más intenso que el resto. Ella profirió el primer suspiro. Mi dedo lubricado, favorecido por los iniciales flujos de julie, se movía con extrema suavidad y golpeaba muy débilmente al botoncito de placer de la bella mujercita a mi disposición. No tardo su clítoris en aumentar de tamaño, al mismo tiempo que la excitación era más evidente en ella.

Estuve así por algunos minutos… lentamente le metí mi dedo, desesperantemente lento, sentía sus temblores, y empecé a hablar con ella, a recordarle algunas sesiones de sexo cibernético que habíamos tenido, de cómo me excitaba, pero particularmente de como ella se excitaba siguiendo mis indicaciones, le recorría su raja diciéndole cosas como: "seguramente así te metiste un dedo cuando…" "Aquella vez te habrás metido un vibrador así…" "recuerdas cuando metiste tres dedos jugando más o menos como ahora te hago…" rescatando de su memoria diversos pasajes, mi voz suave pero al mismo tiempo firme y los movimientos que mis dedos hacían en su raja le tenían extasiada, le di con velocidad, lentamente, a varios ritmos, con un dedo, con dos, con tres… por varios minutos estuvo ahogando sus gemidos, como aspiraciones rápidas de un asmático, como una perra en celo, jadeaba y me inundaba la mano de sus flujos, no exagero cuando digo que mis cuatro dedos estaban llenos de flujos vaginales de julie, su excitación era enorme, creo que exagere cuando le pedí que no hablara, porque de repente un chorro de jugos más abundante que antes me empapo la mano, las paredes de su vagina se estrecharon en deliciosas contracciones y julie arqueo su cuerpo jadeando más intensamente ahora, mientras su cuerpo temblaba con los espasmos del placer recién alcanzado.

-¡Eres una perra!... ¿Por qué te corriste sin mi permiso? ¿No podías aguantar un poco pinche puta?

-¡Perdón Amo!, pero me pidió que no hablara, no pude pedirle permiso… le pido perdón por haberme dejado llevar y le doy las gracias por el placer que mi Amo me ha regalado.

Tenía razón, ella se limitó a cumplir mis órdenes al pie de la letra, acepte sus razonamientos, pero eso no podía quedarse así, alcance un bambú de castigo, que consiste en un trozo de bambú de poco más de medio metro de longitud, tiene un mango de cuerda y está dividido en el centro a fin de provocar ruido cuando golpeas algo con él, sin importar que tan fuerte o lento sea el golpe hará un ruido seco, usualmente se emplean para corregir perros en entrenamiento, le das un golpe y el ruido les hace entender que han cometido una falta, no es el golpe mismo, es solo el ruido. Puse el artefacto enfrente de ella y le pedí que me diera el objeto que estaba delante de ella, a unos centímetros de su mano izquierda.

Julie palpo el objeto, sintió el largo y se asustó, tembló porque por un instante se imaginó que lo usaría para metérselo en algún agujero, pero me lo paso como se lo indique, lo tome diciéndole.

-Me estás haciendo quedar muy mal, siempre te has adelantado a mis deseos, me intuyes, me entiendes, y en consecuencia no deberías haberte corrido sin mi permiso, sabes bien que no me gusta la aplicación de castigos físicos, pero en esta ocasión definitivamente te has ganado un correctivo, ¿entiendes que debo corregirte y porque?

Julie solo movió su cabeza afirmando, pero no me dijo nada, di un golpe fuerte sobre la almohada con el bambú que sonó con un seco "¡Clap!" que la hizo saltar un poco asustada, al tiempo que le preguntaba severamente "¿Entendiste?"

-ssii… -cajum!- Si amo.

Coloque el bambú en las nalgas níveas de julie, le avise que solo sería un golpe, pero que no podría gritar, que tendría que aguantar el dolor sin proferir grito alguno, y ella asintió nuevamente, estaba a punto de recriminarle por no contestar cuando ella dijo suavemente, con esa voz cristalina y melodiosa de agudas notas - "Si mi amo"

Bien, le anticipe que podría dolerle, y le recordé que aún tenía la posibilidad de usar la palabra de seguridad, en cuyo caso pararíamos la sesión pero al mismo tiempo me decepcionaría muchísimo pues eso significaría que sus acciones no sostendrían sus palabras, y tenía presente todas sus promesas de obediencia, de fidelidad y de absoluta confianza en mí, así que espere un poco, como no dijo nada, le retire el bambú de las nalgas para asestarle el golpe, pensé que en el último momento iba a pronunciar la palabra de seguridad, pero no lo hizo.

El golpe provoco un sonido seco que resonó con eco por la habitación, no fue un golpe fuerte, pero el sonido del bambú hizo parecer que sí lo era, por lo cual julie emitió un grito que no fue de dolor, sino una reacción natural, pero ese simple hecho ya merecía una corrección, por la indicación que previamente le había hecho.

-¡Aaaayyyssshhh! ¡Chin!- dijo ahogando el grito al darse cuenta que no le dolió en realidad.

-¡Con un carajo!, ahora tendré que tomar nuevas medidas correctivas… voltéate, recuéstate sobre la cama y estira los brazos… abre las piernas y estíralas también.

- Perdón… perdón… perdón Amo… lo siento mucho… no me dolió… es que no lo pude evitar.

-Ni me supliques, ya es inevitable, tienes tus indicaciones…

-por… por favor…

Fue lo último que alcanzo a decirme en voz muy baja, lentamente se giró sobre la cama obedeciendo al pie de la letra mis indicaciones, suspiro profundamente resignándose a lo que sea que viniera a continuación, tome un par de mascadas de seda que tenía dispuestas para esto, le ate las dos manos a la cabecera de la cama pasando los codos por encima de su cabeza, después le jale por los tobillos hacia abajo para dejarla estirada, use un par de cuerdas de perlón de 5 mm de espesor para atarle las piernas a las patas de la cama pero dejándola abierta, haciendo una letra "Y" invertida con su cuerpo al dejarla inmovilizada y completamente abierta para mí, comprobé que estaba bien sujeta, apague el sonido ambiental, quería que sus sentidos se agudizaran tratando de anticipar el castigo, encendí un fosforo de madera para prender una vela roja que traía conmigo, el chirriar del fosforo al encenderse y el breve siseo de la vela al encender le dieron una pista, reconoció claramente que había una vela encendida, le indique que le daría un castigo de cera dejando caer la cera derretida de la vela sobre su cuerpo, sin dejar de recordarle que tenía la opción de usar la palabra de seguridad, solo asintió con la cabeza, no dijo nada.

Empecé a decirle pausadamente que la cera pura de la parafina se derrite aproximadamente entre 130 a 135 grados Fahrenheit. No se lo dije en grados centígrados porque en Fahrenheit es mayor el número y se trataba de hacerla sufrir de manera anticipada y quería que se imaginara lo que venía y lo asimilara lentamente en su mente. Le expliqué a julie que la adición de la estearina hace la cera más dura y evidentemente su derretimiento es a una temperatura más alta. Mientras que si se le adicionaba aceite mineral la cera es más suave y su derretimiento es a una temperatura más baja.

Mientras hablaba de eso me dedique a cubrir su cuerpo con aceite de almendras, hay una razón para eso, además de lo agradable que era para mí recorrer su cuerpo vulnerable y a mi merced, me entretuve un poco en sus pezones, su cuerpo brillaba con el aceite derramado y esparcido cuidadosamente por su anatomía, ahora era un verdadero monumento a la belleza, me levante sobre la cama sosteniendo la vela de parafina roja en mi mano, y le avise que ahora le iba a dejar caer algunas gotas de cera sobre su cuerpo, levante la manos con la vela inclinándola y un breve chorrito de gotas rojas de cera cayeron sobre su vientre salpicando un poco y dejando pequeñas gotas de roció rojizo alrededor de su ombligo, julie no pudo evitar un grito de dolor… tardo en darse cuenta de lo que en realidad estaba pasando… evite esa zona y luego más gotas recorrieron su cuerpo, ahora vivos ríos de cera rojiza se dibujaban sobre su geografía, aun así ella siguió profiriendo gritos de reflejo más que de dolor, porque la cera a la distancia desde donde la solté no causaría daño, el aire fresco de la habitación la enfriaría lo suficiente para que al caer sobre el cuerpo de julie solamente calentaría la piel sin causar abrasiones pero ella tardo en darse cuenta, sus gritos eran ahogados porque estaba tratando de evitarlos, pero no podía evitarlo del todo.

Al cabo de algunos minutos su cuerpo estaba cubierto de cera roja por todas partes, el aceite de almendras ayudaría a prevenir quemaduras al absorber el calor residual de las gotas de cera y al mismo tiempo impedía que la cera se adhiriera al cuerpo haciendo más fácil desprenderla de ella, pero julie se veía hermosa así… sus pezones estaban completamente erectos, y por su rajita se observaba su humedad brillosa producto de su excitación.

-Muy bien… te has portado muy bien mi zorrita…-

-Gracias mi amo dueño y señor…

-Te has ganado un premio…

Me acerque a su boca, y pose mis labios en los suyos, probando el sabor de sus labios, como si de un néctar se tratara, buen un beso muy tierno, sus labios en extremo suaves, su aliento fresco y herbal, fue un beso tierno como ya dije, pero también muy largo… el tiempo no nos importaba, deje con cierto pesar sus labios pero le seguí recorriendo el cuerpo con besos bajando por su cuello, por su pecho, por su vientre, hice rafting con mi lengua en sus ríos de cera ahora endurecida, hasta alcanzar su monte de venus, abierto para mí, como una orquídea esperando al colibrí que la polinizara.

-Tu almeja es bellísima- Exclame.

No le dije nada más… decidí desnudarme lentamente al mismo tiempo que empecé a recorrer su raja humedecida con mis labios, con mi lengua, besando, mordiendo, lamiendo, me deleite en ella por mucho tiempo… solo se escuchaban sus gemidos en la habitación porque no había sonido ambiental en ese momento, mis manos le sostenían sus nalgas para acomodarme mejor, en verdad que esas nalgas son mi debilidad, ella no necesitaba tener pechos grandes porque sus solas nalgas te hacen olvidarte de los pechos, toda ella me volvía loco de pasión, de deseo, de lujuria… incubus para sucubus.

Me gire acomodándome sobre la cama para recibir las mismas atenciones, le puse mi verga en su cara y continúe lamiendo, no tarde en sentir como ella aun con los ojos vendados y a pesar de lo limitado de sus movimientos por seguir atada buscaba mi pene para mamarlo, como una cachorrita recién nacida en busca de la lactancia, guiándose por el acre olor que provenía de mi intimidad alcanzo mis huevos lamiéndolos y besándolos con timidez, buscando y tratando de adivinar que parte de mi tenía entre sus labios, me exploro por varios minutos, me era difícil concentrarme en su placer recibiendo de ella esas consideraciones que me extasiaban.

Al cabo de un buen rato su cuello estaba cansado, no podía sostenerlo y se recostaba de vez en vez besándome la parte interior de los muslos en esos momentos, me levante y le dije que tenía presente muchas faltas que merecían que la cogiera sin piedad, para que nunca olvidara su primera sesión conmigo como su Amo.

-¡Cójame como quiera mi señor!

-Así lo hare… le dije y golpee con mi verga la entrada de su cueva dándole tres golpecitos, mi endurecida hombría estaba lista para tomar posesión de sus aposentos, julie me pertenecía y era el momento de hacerlo patente.

Mi verga se acomodó de manera natural y lentamente en su entrada, avanzo unos milímetros y después la ensarte completamente hasta que mis huevos tocaron su culito, ella emitió un grito ahogado, similar a los proferidos con la caída de la cera, eran una melodiosa y rítmica sinfonía de sonidos agudos, eran como largos ecos de campana diciendo: "ahmmm, ahmmm… ahmmm" siguiendo el ritmo de mis embestidas, lo cual era en extremo excitante, una bella mujer atada y a mi merced que me dedicaba esa canción tan hermosa.

Estaba yo muy excitado, pero no por eso pude dejar de notar como mi pene se acomodaba perfectamente a su cavidad, creo que pocas vaginas me han atrapado como lo hizo esta, amoldándose perfectamente a la forma de mi verga y estrechándola con firmeza y exaltando mis sensaciones como nunca antes lo recordaba, para ella, según me confeso después, también fue muy agradable comprobar que la longitud de mi verga era adecuada para su vagina, al margen de la sesión de juegos y que sus sentidos estaban en extremo sensibles, esa noche comprobamos que encajábamos muy bien no solo en lo físico.

Salí de ella para acomodarme un poco, desate las piernas dejándola solo atada de las manos, julie jadeaba recuperando el aliento con gemidos contenidos similares a los que escucharías en una película de anime japonés, mientras tanto yo hacía lo mío, levante sus piernas haciendo que sus rodillas rozaran sus pechos… después gire ambas rodillas a su derecha y desde esa posición le volví a penetrar, su sinfonía de sonidos fue aumentando… al mismo ritmo que mis embestidas.

Minutos después estaba un poco cansado, la abrace besando su cuello y susurrándole algunas mentiras, le dije que tenía que esmerarse más porque teníamos público presente y que quería sentirme orgulloso de mi putita personal… me gire abrazándola y ella quedo encima de mí, pero seguía atada por las manos… así que tuve que contorsionarme y me acomode lo más arriba que pude colocando mi cabeza sobre las almohadas de la cama, así que julie se acercó un poco a la pared, se apoyó con las manos de la pared lo más alto que las ataduras de seda le permitían y nos acomodamos un poco más, le apunte el glande de mi pene justo en la entrada de su almeja, ella dio un suspiro largo, y se dejó caer empalándose a sí misma al tiempo que profería un larguísimo "aaaahhhhh!!!!" que seguramente se escuchó en las habitaciones contiguas.

Ella tomo la iniciativa y me cabalgo como una amazona, con salvaje frenesí, hasta que en una de esas sacudidas me Salí de su interior y mi pene le golpeo en el vientre al salir de su interior… ambos gritamos a coro.

Nos tomamos poco menos de un minuto para recuperarnos, me puse de lado ahora a 90 grados de ella y se la volví a meter, ahora Julie tomo un ritmo más suave, lento y pausado… que disfrute muchísimo mientras acariciaba sus pechos, mis manos recorrían su pecho, su vientre, su estrechísima cintura, muy breve cintura… uno de mis dedos le empezó a acariciar el clítoris… ella jadeaba aumentando el ritmo de sus movimientos pélvicos, fue un buen rato… muy largo… no sabría cuánto tiempo fue, pero lo disfrutamos mucho.

Cuando por fin se detuvo me salí de ella y la volví a colocar de espaldas, le abrí las piernas colocando sus pies a un lado de sus muslos y nuevamente arremetí recordé lo flexible que ella era y decidí ponerlo a prueba, tome uno de las almohadas, la jale nuevamente de los pies y dándole la vuelta coloque su vientre sobre la almohada, dejándome su culito levantado aún más, tome sus pies y los empecé a abrir, quería saber si sus pies podrían tocar la orilla del colchón kingzise, cuando mis manos no pudieron abrirla más debido a la extensión fui recorriendo con mis manos sus tobillos, sus pantorrillas, sus rodillas… hasta que llegue a sus muslos y seguía yo abriendo sus piernas, era en verdad muy flexible, ahora su cuerpo formaba una letra "T" invertida con los pies asomando por la orilla de la cama, pensé en atarla así, pero ya no tenía las cuerdas sobre los tobillos y la vista que tenia de ella era increíble, decidí que le tenía que clavar mi verga en ese momento, me subí sobre ella poniéndole mi verga en la raya que forman los cachetes de sus glúteos y le recorrí tres o cuatro veces mi lanza por ahí, hasta que nuevamente me encontré en la entrada de su cueva de amor, le metí la verga lentamente, dejándome erguir por ella, me apoye en sus nalgas y nuevamente me la cogí, mis rodillas mantenían sus muslos abiertos le di más rápido que antes, sus nalgas me enardecían haciéndome desear perforarla con salvaje ritmo, y así lo hice, de repente me sorprendió una nalgada en mis pompas, no deje de bombearla, pero voltee a ver quién había sido, me encontré que con el frenesí de la cogida julie había encogido los pies, pero seguía abierta, al flexionar las rodillas sus pies me dieron una nalgada con la planta y quizá no debería reconocerlo, pero me excito más…

-Hazlo de nuevo julie…-

-ah… ah… ah… ¿Qué cosa… amo?... ah… ah…

-La nalgadita que me diste con los pies…

-ah… ah… Perdón amo… ah… no fue… intencional…

-lo sé, no te lo estoy recriminando, quiero ver como lo hiciste y si puedes repetirlo…

-ah… tratare… amo…

Y ¡plaf! Se repitió la nalgada, mi verga endureció mas, si es que eso fue posible, y le di más duro… ella se dio cuenta y me dio una nalgada más, era muy raro… pero me estaba gustando esto… le devolví la cortesía y le di una nalgada fuerte en su glúteo derecho, ella solo emitió un gemido apenas más fuerte que los que estaba dando, y claramente sentí sus espasmos previos a su venida… estaba por correrse de nuevo, mi mano quedo perfectamente marcada en su nívea piel como una huella rojiza de propiedad.

Me acerque a ella poniendo mis manos en sus hombros sin detener mis arremetidas, susurrándole al oído frases entrecortadas diciéndole que me pertenecía por completo, que era mi juguete sexual, que era mi esclava, que su placer me pertenecía, su cuerpo y sus pensamientos, y lo feliz que me haría saber que ella gozaba como nunca conmigo, que mi zorra tenía mi permiso para correrse si así lo deseaba, y que era mi placer y privilegio escuchar sus gritos de placer al hacerlo… y eso sucedió… se dejó llevar por oleadas de placer… se corrió sometida por mí.

Yo no podría aguantar más, si julie me volvía a nalguear me iba a venir… ¡plaf!... ahí estaba… me corrí llenándola de mi leche, me aferre a las nalgas de julie dejando ahora las marcas de mis dedos, y seguí dándole recio… hasta que me detuve disfrutando mis latidos que bombeaban leche en su interior al mis tiempo el que el sístole y diástole de mi corazón.

Me deje caer sobre ella, nuestros sudores se fundieron junto con el abrazo que nos dimos, o más bien, que yo le di… ella me abrazaba con las piernas mientras yo besaba su espalda, solté las mascadas que detenían sus manos dejándola libre. Ella se volvió hacia mí abrazándome sin quitarse la venda de los ojos y me beso largamente.

Y nos quedamos así por varios minutos hasta que sentí un poco de frio, ella me soltó, no sé si temblé o hice algo, pero ella sabía que yo tenía frio y así, a oscuras jalo las cobijas de la cama para cubrirme, me deslice entre las telas y ella me volvió a abrazar…

-Gracias mi amo…

-De nada mi zorrita…

Ella se acurruco jalando las cobijas, cuando me dio la espalda la abrace, quedamos en posición de cucharita y así nos quedamos dormidos por algunos minutos, o por lo menos yo, cuando desperté (creo que dormí un par de horas) ella seguía abrazada por mí, cuando me estire un poco ella se dio la vuelta y lentamente se quitó la venda mal acomodada que aún tenía sobre su rostro… parpadeo varias veces, tratando de acostumbrarse a la escasa luz pero que le molestaba, me miro y me dedico la sonrisa más bella que jamás antes le había visto, me beso con ternura, casi con temor…

-Mucho gusto Amo… eres más guapo en vivo que en fotos.

-Es porque me miras con ojos de veneración y es tu devoción lo que te causa esa impresión, la belleza esta en los ojos de quien mira.

Ella volteo a mirar la habitación, escudriñándolo todo lentamente, vio la escultura, los objetos usados, parecía tratar de encontrar a las ficticias personas que nos acompañaron de espectadores.

-¿Me dirás un día si en verdad estábamos con público? ¿O será un secreto?

-Creo que tú sabes la respuesta sin que tenga que decirte nada más…

- No necesito preguntar como supiste mi fantasía de hacer el amor con un desconocido… por algo mis pensamientos te pertenecen y yo también… muchas gracias mi amo… ¿Cómo le puede agradecer esta sierva suya sus atenciones mi lord?

-Podrías empezar con una buena mamada… y veremos que más…

Y nuestros juegos empezaron nuevamente