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Esther, la amiga de Sarah

en Hetero: General

Suelo escribir relatos y publicar las cosas que mis amigas me piden que publique y con su expreso consentimiento para relatar nuestros encuentros, sin embargo, como he dicho antes a pesar de que trato de ser cuidadoso en lo referente a mi identidad y la de las personas involucradas en mis relatos, siempre dejo detalles que ayudarían a identificar a algunos personajes si es que se diera la condición de que alguien nos conociera personalmente, y eso ocurrió precisamente con Sarah, reconoció mi departamento cuando estuvo ahí el día de mi cumpleaños, esto ocurrio antes de lo del dia de reyes.

Como ya explique Sarah fue la esposa de mi abogado, bonita mujer con largo cabello negro ondulado, de piel trigueña de dorado color, mirada de ojos oclusivos casi siempre enmarcadas detrás de unas gafas de lectura cuadradas de armazón rojo, nariz respingada y labios delgados, nada excepcional en su rostro, sin embargo una de esas mujeres muy agradable, y que destaca por donde quiera que anda, algo hay en ella que sin importar las personas que estén a su alrededor llama la atención, captura tu mirada y no puedes menos que recorrer su figura, mirar su rostro, deteniéndote un poco en sus enormes pechos, pero no es de ella de quien tratare en este relato, sino de una amiga suya y los hechos ocurrieron como describo a continuación: 

Sarah había imaginado varias cosas cuando leyó mis relatos, el día de mi cumpleaños estuvo en mi departamento y por alguna razón recordó mis relatos, también tuvo dudas de que se tratara del mismo lugar de mis relatos o que yo fuera el protagonista de dichas narraciones, quizá eso se debió a que tengo una imagen pública un poco diferente a la que solo conocen mis cómplices íntimos y que comparto un poco en estos relatos, sus dudas se desvanecieron cuando en la mencionada fiesta leyó el diploma que mi hermano obtuvo de un evento en Rusia y que adorna una de las paredes de mi depa, releyó los relatos y un día una amiga suya la descubrió analizando cada una de las palabras del relato, tratando de hacer coincidir lo que sabía de mi con lo que leía, por lo cual empezó a compartir mis relatos con ella, Esther, con quien trabajaba en una compañía de seguros hacia algún tiempo.

Ellas dos compartían amenas charlas hablando de mí, tratando de imaginar que partes de los relatos eran ficción, porque no acababan de creer en la veracidad de los mismos, así que un día trataron de descubrirlo y para ello fui invitado a tomar un café cerca del trabajo de Esther, nos encontramos en la terraza del Italian Coffe Co. de La Paz, el que está sobre avenida reforma, la tarde era fresca y llegue temprano como generalmente hago, pero me sorprendió ver que ellas ya estaban ahí.

-Hola Sarah!- le dije en cuanto la descubrí sentada con su amiga, ambas estaban vestidas con abrigadoras chamarras gruesas y pantalones de mezclilla debido al clima inusualmente frio en esos dias, le di un beso a Sarah y ella se levanto a darme un cálido abrazo como para manifestar que eramos muy amigos, lo cual me sorprendió un poco porque no somos tan cercanos pero a ella le gusta hacer gala de que así es, aunque no sé si sea así con todos sus amigos, en verdad no lo sé pero no me importa mucho.

-Te presento a Esther- Me dijo cuando por fin el abrazo termino, Esther es más o menos de la misma edad que Sarah, aunque seguramente algunos años más joven, me pareció un poco flaca en ese momento pero no podía apreciar muy bien su figura, debajo de las chamarras gruesas con que se cubrían la mayor parte, Esther me saludo con una sonrisa de dientes grandes y perfectos, tenía una enorme boca en todos los sentidos, labios delgados pero bonitos, ojos color café claro y cabello castaño claro lacio muy corto, su blanquísima piel le daba un aire principesco, me saludo con un beso en la mejilla, con un sencillo "mucho gusto", justo en eso les sirvieron sus bebidas a ellas y yo aproveche la llegada del servicio para pedir un té, mientras lo hacía Sarah le dijo en bajo volumen a Esther "te dije que es puntual", lo que ya me indicaba que habían estado hablando de mi.

La tarde fue muy amena, la pasamos charlando de diversos temas, ambas son muy buenas conversadoras, hubo varios momentos en que Sarah hizo algunas alusiones a chicos que pasaban, indicando que se le antojaban, siendo Esther más conservadora en ese aspecto sus mejillas se encendían ante estas situaciones, parecía una chica poblana tradicional, sus mejillas se coloreaban vivamente debido a la palidez de su piel, lo cual no dejaba de llamarme la atención.

Bien, no paso nada relevante, salvo un momento en que Esther coqueteo directamente aunque de manera discreta cuando dijo que si no fuera porque estaba yo (mirándome significativamente a los ojos) ella también escogería algún chico que pasara para decir que se le antojaba, a lo que Sarah de inmediato le dijo:

-Amiga, recuerda que noooo, nada de nada hasta después de la tercera cita… no antes.

-Si- contesto Esther como ratificando la idea de un maestro en la universidad.- porque si no pareceré una… cualquiera.

-Una puta- dijo Sarah

-Una mujerzuela, cachapalitos, talonera, facilota, Güila, Celestina, prostituta, zorra, hetaira, mil polvos, buscona, calienta pollas, casquivana, mujer de cascos ligeros, guarra, disoluta, meretriz… y no me acuerdo que mas…- complete yo.

Las risas no se hicieron esperar… ellas empezaron a encontrar más sinónimos (y vaya que había varios) hasta que tuvimos que despedirnos porque Esther debía retirarse, pero quedamos para otro café dos días después, en otro Italian Coffee Co.

Llegue temprano al Italian de Plaza Fuertes y como no traía algo que leer tome unas revistas que había disponibles para matar el tiempo, ellas llegaron muy tarde, prácticamente cuando estaba por irme llegó el Mini Cooper Rojo de Sarah así que me volví a sentar y no pude dejar de quejarme con Sarah por la impuntualidad tan manifiesta, ella le hizo una señal a Esther y ambas me abrazaron al unisonó tratando de dejarme sin argumentos, pero aun tuve la molestia por que llegaran tarde, nos sentamos en la parte interior, como era temprano había un viento muy fresco afuera y no salimos a la terraza como es mi costumbre.

Esta vez Sarah vestía con un pantalón de mezclilla muy entallado, y una chamarra corta, color blanca, mientras que Esther vestía de negro, lo que resaltaba la blanquísima piel de esta mujer, una chamarra gris sobre un sweater de un gris más claro le daba un poco de contraste al conjunto, su largo vestido negro le cubría completamente y sus piernas se marcaban muy bien entre los pliegues de la falda, lo cual no había notado la primera vez que nos vimos.

La charla fue amena, hasta que dio la hora en que los hijos de Sarah tenían que salir de la escuela, ella no se suele ocuparse de ir por los chicos a la escuela, porque generalmente lo hace Antelmo, pero esa ocasión Sarah dijo que tenía que ir por ellos, Esther le dijo que quería quedarse un rato conmigo, pero le recordó lo de la tercera cita… ambas rieron, Sarah me pregunto que tenía planeado para ese día por la tarde y le conteste que no tenía problemas con el horario, que si querían les acompañaba por los niños, pero Sarah solo movió la cabeza y me dijo que no, que nos veíamos en el restaurant La Zanahoria del centro porque nos invitaba a comer, es uno de mis restaurantes favoritos porque es vegetariano, así que por mi parte acepte mientras que ella pasaba por los chicos y nos veíamos allá.

Pague la cuenta y me fui con Esther al restaurante, pero como pensé que tardarían un poco más que nosotros que iríamos directamente decidí pasar antes al mirador de Los Fuertes, en el cerro de Loreto, me detuve en el mirador atrás de un turibus con extranjeros que tomaban fotografías de la ciudad desde esa altura, le conté a Esther algunas historias de mi infancia y adolescencia en esa zona, y un poco de la historia de la batalla del 5 de Mayo que sucedió en el lugar donde nos encontrábamos en ese momento, le explique que las fuerzas armadas mexicanas derrotaron al entonces ejército más poderoso del mundo, el ejército Francés de Napoleón III, y ella me miraba casi subyugada con mis historias y anécdotas, me acerque a su ella para señalarle algunos puntos interesantes a la distancia, mi rostro estaba cerca del suyo con toda intención, solo quería ponerla nerviosa, quería jugar un poco, pero ella no desaprovecho la ocasión que se le presentaba y tomando mi rostro entre sus dos manos me beso.

Siempre he pensado que la seducción empieza con un beso, y esta vez, aunque sabía que ocurriría, no lo esperaba en ese instante, sus manos se pasaron por atrás de mi nuca para jalarme hacia ella, fue un beso largo, muy arrebatado de su parte, era como si una presa se hubiera roto dejando correr sus ansiedades desbordadas, me beso por todas partes, beso mis ojos, mis mejillas, mis labios, mi barbilla, mi cuello…

Mis manos no se quedaron quietas, una se enredo con su cortísimo cabello, mientras que la otra subía los amplios pliegues de su falda con ansiedad para acariciar sus piernas pero se toparon con unas medias gruesas…

… BIP… Bip… bip… Un insistente pitido nos saco de nuestra actividad. Era un mensaje de Sarah en el celular de Esther indicando que ya estaba en el restaurante, por un momento olvide lo rápido que ella suele manejar su Mini. Nos arreglamos un poco y puse en marcha el vehículo, llegue en solo unos minutos más al restaurante y la encontramos en las mesas del segundo patio, los chicos (dos niños y una niña) ya estaban pidiendo su comida.

Debido a la presencia de los niños no pude preguntarle a Sarah acerca de sus problemas con Antelmo y con Gonzalo, pero fue una comida muy buena, con anécdotas familiares y chistes inocentes por parte de los niños, de todos en general.

Al terminar la comida Sarah le pregunto a Esther si la llevaba a algún lado, pero ella dijo que iba a comprar unas cosas en el centro y que se quedaría por ahí, yo le dije que la acompañaba hasta el estacionamiento porque dejo su sweater en mi coche, nos despedimos todos, y en el trayecto al coche le pregunte a Esther si me acompañaba a mi depa, ella alego que no, que aun no era el momento.

-Técnicamente - le dije- después de la comida se cumplió la tercera cita. No faltarías a un principio de tu maestra.

Ella se quedo callada mientras lo pensaba, yo le abrí la puerta del auto y casi por inercia se dejo llevar, maneje rápidamente para llegar a mi depa, no por ansiedad, sino para no darle mucho tiempo para pensar lo que seguiría, cuando entrabamos por el pasillo de acceso a mi departamento ella me abrazo, parecía muy contenta de estar conmigo, cuando abrí apenas me dejo cerrar la puerta cuando ya estaba encima de mí, a pesar de su baja estatura alcanzo mis labios cuando se colgó de mi cuello con sus brazos y se repitieron los besos arrebatados que nos habíamos dado antes, parecíamos dos animales en celo, deje caer las llaves al suelo, mi chamarra de gamuza cayó en la sala sobre el tapete de bambú y en los sillones quedaron su mascada y su chamarra.

No tuve muchas consideraciones en ese momento, mis zapatos salieron quedando en el camino, pero no la iba a tomar en la sala, así que la cargue y con un poco de incomodidad pase por el estrecho espacio del pasillo hacia la recamara al tiempo que con un pie abría la puerta de la recamara, ella seguía besándome, y se aferraba con fuerza a mí, prácticamente arroje a Esther sobre la cama y empecé a besar otras partes de su cuerpo, recorrí su cuello y seguí hasta los botones al frente de su vestido de pesada tela, notoriamente pasado de moda, un vestido completamente conservador, le desabroche los botones y ella libero con presteza la parte superior, dejándome ver un brasier blanco que contenía un par de pechos muy pequeños, le bese los bordes, siguiendo los contornos de la prenda, llegue a sus hombros y baje por sus brazos con mis labios, mis manos estaban soltando el cinturón que marcaba las estrecheces de su cintura, cuando mis besos llegaron a su vientre ella se giro, dejándome confundido por un momento, pensé que se levantaría por alguna razón.

La intención de su movimiento fue quitarse el vestido rápidamente, con un rápido y hábil movimiento se despojo del mismo, dejándome ver el resto de sus prendas, unas panties de color blanco también muy tradicionales, y unas medias blancas que llegaban hasta sus muslos llenitos, debajo de toda esa ropa había un cuerpo ardiente y de magnificas proporciones… unas piernas muy bien torneadas, de pantorrillas muy bien delineadas aunque un poco delgadas, y una breve cintura como pocas veces he visto, sus caderas parecía muy amplias, pero solo era un efecto que provocaba la breve cintura, su vientre seguramente en algún tiempo fue perfecto, pero ahora lucia una suave curva hacia su pubis y sus pechos eran muy pequeños, casi de adolescente.

Aproveche la breve pausa y me levanté para quitarme el cinturón de mi pantalón, cuando ella se lanzo hacia mis manos y al tiempo que se hincaba a mis pies me dijo:

-Déjame que lo haga yo- y sin darme tiempo a pensarlo o a dar una respuesta acto seguido me bajaba el pantalón y acariciaba mi pene erecto sobre la tela de algodón del bóxer amarillo que tenia puesto, ella me tomo por las nalgas con una mano atrayéndome hacia su cara, respiro un vaho caliente de su boca sobre la escasa tela que separaba mi pene de sus labios y mi erección fue aun mayor no perdió tiempo y de inmediato engulló mi verga introduciéndola en su garganta hasta el fondo, lo que le provoco una ligera arcada, abrió los ojos y la saco de su boca completamente empapada, pude sentir la calidez de su boca y mi escroto se contrajo acercando mis huevos a mi cuerpo.

Busque una caja de condones… sabía que había unos debajo del muñeco de peluche en el buro, me estire para tomarlo.

-No te pongas condón…- dijo Esther sacándose mi pene de la boca- soy alérgica al látex… pero estoy sana, aunque no he tenido sexo en muy largo tiempo… no te lo pongas… ó ¿tienes de hule caucho natural?

-Creo que no- le conteste- pero está bien, hare una excepción contigo.

Volvió a meter mi pene en la boca y mientras una mano me apretaba las nalgas, la otra rodeaba mi tranca subiendo y bajando rítmicamente al compas de su boca, era un placer intenso, disfruto muchísimo cuando una boca de mujer esta mamándome, y desde esta perspectiva era un espectáculo maravilloso, una mujer de aspecto frágil, solo vestida con ropa interior blanca, brasier, panty y medias blancas, mamando con avidez mi hombría.

No supe en qué momento perdió el calzado, pero a pesar de no ser lencería sexy, la imagen de Esther hincada ante mi era mucho muy excitante para mi, desabroche mi camisa mientras ella seguía entretenida con mi pene, en un momento dado se levanto besándome el vientre, luego el pecho, chupo mis pezones y luego lamio mi cuello, y luego una vez más mi boca, reconocí en su boca un sabor ligero a frutas acidas y me imagine que así debe de saber mi pene, mientras nos besábamos desabroche su brasier y ante mi vista quedaron un par de pezoncitos pequeños, con una aureola color rosa del tamaño de una moneda de un euro, mis labios se prendieron al instante de ellos, mamaba, besaba y mordía alternadamente cada uno de ellos y rápidamente el pequeño botón de sus pezones se endureció formando una especie de pirámide sus pechos como base, su aureola en una segunda plataforma y en lo más alto de este templo pagano del placer sus pezones excitados.

Prácticamente le arranque la panty, al bajarla con brusquedad mis dedos dejaron marcas rojas en sus muslos, sobre la parte que no cubrían sus medias, esas se las deje, se veía muy linda así… desnuda y solo cubierta con un par de medias a los muslos, Esther se abalanzó sobre mi jalándome hacia ella, quedo tendida y abrió las piernas estirándolas lo mas que pudo, tenía mucho que no tenia sexo desenfrenado y no iba a dejar pasar la ocasión, se la metí de un solo golpe, ella gimió en una mezcla de placer y dolor…

-Aaaayyyyhhhhhh!!!- respiro fuerte y volvió a gemir- Mmmmhhhhhh, Ahhhh…

Mi pene entro con suma facilidad pues sus jugos permitieron la entrada sin problemas, su cueva se estrechaba deliciosamente alrededor de mi pene, la cueva no era en extremo cálida, más bien tibia, pero muy húmeda, ya estaba hasta el fondo y entonces empecé a darle arremetidas fuertes, apoyando mis pies firmemente en el suelo y abriéndole las piernas que tenia aferradas de los tobillos con mis manos, le di con un ritmo rápido y brusco… era deseo animal… me sentía un lobo en celo… y ella era mi perra.

-Domíname… domíname… mas fuerte… do.. domíname… do… mi…name… - empezó a decirme ella entre gemidos…

-¡Cállate perra!, lo único que quiero oír de ti es tus gemidos de placer…

-Si… si… si mi señor….

Fue en ese momento que supe que había leído mis relatos, sonreí… se despertó mi instinto medio sádico… así que se la saque pero ella siguió moviendo las caderas… como tenía sus tobillos en mis manos la gire y quedo con las nalgas hacia arriba, le dije que se callara y por desobediente le di una sonora nalgada, mi mano quedo marcada perfectamente reconocible en esa nalga blanca como una rojiza marca, me hinque y le empecé a chupar su conchita, estaba completamente húmeda y llena de flujos, los bebí con fruición, dos de mis dedos me ayudaron, ella gemía de placer… en un momento dado le puse saliva de mi lengua en su culo apretado y rosado, saque mis dedos de su interior y le di a chupar, le pedí que los humedeciera bien, y acto seguido le metí uno en su culo, ella gimió, le ordene que se relajara y sorprendentemente lo hizo, porque de inmediato sentí como mi dedo se deslizo hacia su interior con facilidad, lo saque y metí un par de veces más y luego le metí dos.

Al cabo de unos segundos su culo estaba listo, le puse la punta de mi verga y se la deje ir, completamente… la estuve cogiendo así por varios minutos, luego la puse levantando sus nalgas pero ella seguía con la cara en la cama, me subí al colchón para alcanzar su culo y nuevamente la cogí… mis arremetidas fueron furiosas, ella solo me decía… así… aasi… así… aahhh… ahhhssiii

Y no tarde mucho en venirme… le llene el culo de mi semen y me deje caer encima de ella, ambos estábamos sudorosos… cansados y felices, mi verga aun estaba dentro de ella y se estaba poniendo flácida saliendo poco a poco de ella.

Estuvimos unos instantes mas así, hasta que ella se movió lentamente, me rodé hacia la cama y quede boca arriba, ella no perdió tiempo y tomo papel higiénico de la mesa de noche, me limpio mi pene, se limpio un poco ella, y luego volvió a mamarme mi flácido pedazo de carne, que empezó a reaccionar ante esas caricias bucales… como ella estaba entretenida sobre mi miembro, tenía la cola levantada por lo que inicie mis caricias sobre sus nalgas, mis manos jugaron con sus partes, recorriendo su pelambrera castaña de clarísimos bellos casi rubios, jugué con mis dedos entre sus labios rosados y brillantes por los jugos que emanaban de lo más profundo de su raja… era un corazón perfecto el que se mostraba ante mi formado por sus nalgas y que y recorría con una mano, la otra no estaba quieta, le acariciaba un tobillo, recorría su pantorrilla, jugaba un poco con sus muslos suaves, la jale hacia mi… puse cada una de sus rodillas a cada lado de mi y acomode una almohada bajo mi cabeza para alcanzarla mejor y me di a la tarea de devolverle el favor con un largo cunnilingus a dúo.

Pasamos varios minutos entretenidos en esa labor, Esther había logrado que mi pene estuviera nuevamente dispuesto para la batalla desde los primeros minutos de su labor, baje mi cabeza que a pesar de la almohada ya se había cansado, y eso fue como una señal para ella, se levanto echando su cabello corto hacia atrás, hincada como estaba camino un par de pasos acercándose a mi lanza que estaba dispuesta para penetrarla, y sin más se la acomodo para introducírsela profundamente pues se dejo caer sobre ella apoyando su mano en mi pecho, la tome por la cintura para darle un poco mas de ritmo a su sube y baja, ella pretendía llevar el mismo ritmo desenfrenado de hacia unos minutos, pero sabía que podíamos disfrutar un poco más si nos dábamos tiempo para hacerlo, puedes saciar tu hambre si comes un bocado deprisa, pero lo disfrutaras mas si te das el tiempo para masticarlo y digerir tu alimento, así que baje su ritmo y empezamos a hacerlo pacientemente, ya había pasado el momento de ser arrebatados, y ahora podíamos hacerlo con la tranquilidad y el disfrute que nos merecíamos.

Así que ahora los gemidos eran más pausados, mis manos podían tomarla por la cintura, casi podían tocarse mis dedos al formar el aro sobre su cinturita muy breve, acariciaba su vientre, sus pechos, sus medias, le magreaba las nalgas, ella se acomodo hacia el frente y puso sus manos sobre mis muslos, agacho la cabeza y aumentamos el ritmo, sus gemidos aumentaron también, en volumen y en intensidad.

- Me voy a venir… me voy a venir… - me decía. Mientras repetía esas contracciones que no sentí la primera vez por tener mi pene en su culo y no en su vagina, un breve temblor en su cueva me indico que se estaba viniendo, y luego, un chorro caliente que lubrico aun más esa gruta del placer.

-Aaahhhhh, ahhhh…. – dijo arañando mis muslos cuando se corrió producto del constante bombeo.

Esta vez fui yo quien la sujeto y se dejo caer a un lado mío, aun unidos, quedando en la posición de cucharita, apoyo su cabeza sobre mis bíceps, mi brazo se convirtió en su almohada, mientras que yo la abrazaba y atraía hacia mí, nuestros cuerpos cálidos no tardaron en adaptarse a la nueva posición, y de inmediato encontramos un ritmo adecuado para seguir en lo nuestro, sentir sus nalgas en mi vientre era sumamente excitante, lo mismo que aferrarme a su cintura con la única mano libre que me quedaba, de vez en cuando la atraía hacia mí con firmeza, cambiando el ritmo inesperadamente, hasta que la monotonía de la posición nos llevo a buscar una nueva pose.

Durante este tiempo ella empezó a hablar y a hablar, como si estuviera nerviosa, hablaba mucho, no me dejaba concentrar, decía que Sarah era así… o asa… o lo que sea… creo que se sentía culpable de que tenía algo que su amiga aun no conseguía, y no pude evitar las comparaciones, generalmente no lo hago, nunca comparo, disfruto lo que tengo y en el momento en que lo tengo, pero ella estaba hablando sin parar de su amiga, la diferencia más notable el contraste de pieles, la piel trigueña de Sarah contrastaba notoriamente con la blanquísima piel de Ester, pero sobre la anatomía de los cuerpos eran los pechos, los de Sarah eran enormes a causa de la operación, pero el culo redondo y muy bien formado de Esther haría olvidarse a cualquiera de ese detalle, Sara tenía un culito pequeño y casi caído, que al igual que sus labios recuerdan los de una adolescente en formación, era como un culito de 16 años, ambas eran bellas, pero de una personalidad diferente, mientras que Sarah llamaba la atención de los hombres en cualquier parte que se presentara, Esther pasaría desapercibida aunque solo hubiera un par de personas a su alrededor.

Y sin embargo, Esther enfundada en un vestido corto, entallado, con una mini y botas sobre las rodillas seria la mujer más envidiada en una reunión, porque sus muslos son de campeonato y su culo aun más.

Cuando se canso de hablar de Sarah empezó a hablar de sí misma, me decía que esto y más es lo que obtendría el hombre que decidiera quedarse con ella, que aquel afortunado tendría sexo con ella cada día, y que no era lo único que ella le daría, que estaba dispuesta a darle todo a un hombre como yo si decidiera pasar el resto de mi vida a su lado… esas cosas…

Decidí que ya estaba bien de que hablara, era exasperante… la voltee boca abajo y le dije que se callara, le metí su ropa interior en la boca y le dije que dejara de hablar, que me había cansado ya su retahíla con Sarah… y con ella misma.

Posiblemente por sus palabras incesantes y desesperantes, no pude correrme, me molestaba escucharla todo el tiempo, lo único que me gusta escuchar en la cama son suaves gemidos y frases cortas, pero en su afán de animarme a venirme Esther abusaba del placer de la comunicación y me distraía... estuve mucho tiempo con ella pero no pude venirme, y ella parecía desear mucho que me corriera en su interior, no lo hice, pero logre que tuviera un último orgasmo antes de que decidiera que ya había sido suficiente diversión para un solo día.

….

EPILOGO

Nos duchamos juntos, aun en la regadera ella acariciaba mi pecho, era una chica ansiosa de cariño, y si, debo reconocer que me dieron ganas de poseerla una vez más en la regadera, pero por desgracia lo menciono en ese momento, me dijo que no podía entretenerse más porque tenía que llegar a atender a su hija.

¿Casada? Me pregunte… no, Sarah me hubiera prevenido, ¿o no?, no me quise quedar con la duda y le pregunte.

-No, soy viuda y divorciada, tengo una hija que es mi adoración, ¿no te lo dijo Sarah?

-No, explícame eso de que eres viuda y divorciada.

-Enviude del papa de mi hija, y me volví a casar, me divorcie hace tres años pero desde hacía 5 años no disfrutaba como hoy.

-Ajá… ahora entiendo mucho de ti… te casaste muy joven, imagino.

-Mmmm... sí, a los 17, mas por rebeldía contra mis padres que por verdadero amor, pero me dejo sola cuando tenía yo 22 años, falleció de un cáncer, lo quise mas cuando murió que cuando nos casamos, fue un buen hombre, después me case con un tipo que me prometió el cielo y las estrellas, pero luego de cinco años de matrimonio nos divorciamos, nunca me di cuenta que era alcohólico, me maltrato mucho los dos últimos años de la relación, pero… busco mi último y definitivo marido…

Eso último me lo dijo observándome con una muy significativa mirada, no... el precio era muy alto y no seria justo para Julie.

-Debes saber que tengo alguien en mi vida, y no puedo ofrecerte nada formal ni a corto o largo plazo mientras ella este en mi vida, o por lo menos por ahora, hay una mujer que es eje en mi vida, me permite ciertas libertades pero no puedo ofrecerte nada estable porque ya lo tengo.

-¿Te refieres a Julie? Pensé que era un personaje de ficción en tus fantasías eróticas.

-Veo que has leído mis relatos, no son fantasías, son relatos… pero… ¿cómo supiste que era yo?

-Los encontró Sarah, ella fue quien me lo conto… y me gustan tus relatos… ¿crees que puedes escribir uno mío con lo que paso hoy?

-Eso se me va a volver costumbre…

Y aquí estamos… escribiendo una nueva aventura que quedo solo en eso pero vale la pena escribirlo como constancia del hecho.