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Un gran amor del ayer (2)

en Lésbicos

Un gran amor del ayer (2)

Era día domingo, me encontraba en casa, pensando en la sonrisa disimulada de Tatiana al salir de casa, llevaba dos días sin ir a visitar a Eloísa. Ese día llegué temprano a casa de mi gran amiga-amante.

Al abrirse la puerta de su casa, me recibió Tatiana, la luz del sol iluminaba su rostro y resaltaban sus hermosas pecas, me recibió con un hola muy parco y simple. Llevaba puesto un vestido amarillo largo que le cubría hasta las rodillas, me dijo que su mami estaba en la cocina, al entrar no vi a Carla, supuse que estaría o en su habitación o en el baño; Tatiana me dio la espalda y se encaminó hacia la mesa de la sala, hasta allí la seguí yo, pegué mi cuerpo al suyo con la intención de abrazarla desde atrás pero ella se sacudió de mi y con el empujón me hizo perder el equilibrio y chocar mi espalda con una de las sillas, me dolió más el rechazo que el golpe de la silla a mi espalda. No quise desaprovechar la oportunidad e hice mi pequeño teatro, dar la impresión que el golpe me había herido sobremanera, llevé una de mis manos a mi espalda y esbocé un leve quejido de dolor. Le dije que iría al baño para arreglarme un poco y tratar de calmar mi dolor, ella me miraba con sentimiento de culpa dibujado en su rostro de niña buena.

Al ir al baño, pasé rápidamente por la cocina, saludando a Eloísa y Carla después que se hallaba en su habitación. Dejé la puerta del baño entreabierta y del lavador del baño me eché agua en el rostro y con mis manos húmedas, llevé una de las mías a un costado derecho de mi espalda. Así me encontró Tatiana cuando entró:

  • Quieres que te ayude, Angie.
  • Si corazón, me duele mucho y no puedo verme desde aquí.

Me levanté un poco el polo, me bajé un poco el pantaloncito, de modo que una de mis nalgas quedaba visible ante sus ojos grandes, negros y hermosos.

  • Por aquí corazón, sóbame, sólo espero que no se me ponga morado.

Tomando una de sus manos para ponerla casi al inicio de mis nalgas.

  • Perdóname, si, pero es que tú me pones intranquila.
  • Intranquila o excitada.

Me devolvió la mirada y me regaló una leve sonrisa. A este punto, la tomé y recosté en la pared del baño que estaba justo detrás de la puerta, pegué mi cuerpo al suyo, llevé mis dos manos debajo de su vestido, le bajé su calzoncito hasta las rodillas, luego pegué mis labios a los suyos con mi cuerpo muy junto al de ella, con mi dedo medio de mi mano derecha sobé de arriba hacia abajo su coñito sin dejar de acariciar su clítoris en la pasada de mi dedo hasta la entrada de su coñito, con mis otros dedos le sobaba los labios de su coño en cada ir y venir de mi dedos. Ella me abría su boca entregándomela toda, tenía sus manos pegadas a la pared, cerraba los ojos en cada refregada de mis dedos en su coño y mis labios en los suyos, ahogando sus gemidos dentro de mi boca. Sentí que mis dedos empezaban a humedecerse en su coño y como sus tibias manos empezaban a acariciar mi espalda. De inmediato me salí de ella y la dejé recostada en la pared con su calzoncito debajo de sus rodillas, mirándome fijamente a los ojos y al resto de mi cuerpo con gran deseo; delante de mi, se levantó su vestido y se subió su calzoncito que se manchó en su coño húmedo, puse ni mano derecha en su barbilla y con mi dedo pulgar recorrí sus labios, me acerqué a ella y le dije:

  • Te espero en mi casa, en media hora, y me dejaré tocar por ti.

Ella movió su cabeza afirmativamente y salió del baño, minutos después salí yo y me dirigí hacia la cocina donde estaba Eloísa, madre de Tatiana y mi gran amiga-amante, le hablé coquetamente sobre su catálogo y los productos de belleza que exhibían en él, sobre la posibilidad de convencer a mi madre de convertirla en un cliente de sus productos, pues ella es una mujer joven y vanidosa, sin duda sería fácil convencerla. Me abracé a ella, le di un beso furtivo pero muy apasionado que le dejé el sabor de mis labios y los de Tatiana en los suyos. Me encaminé hacia la puerta de salida, allí estaba Tatiana, sentada en el mueble de la sala, me agaché hacia ella y le di un beso en sus labios y ella levantó su cara para corresponderme el beso, susurrándole al oído, le dije:

  • Te espero en casa corazón.

En el camino a mi casa, iba pensando en Tatiana, si realmente vendría. Y hasta cuando estaba ya en mi casa ese pensamiento no me abandonaba. Mis deseos eran ahora más intensos y mis ganas más. Los minutos se me hacían largos, después de 45 largos y pacientes minutos se presentó en mi casa Tatiana, traía una mochila cargada de libros y cuadernos; había salido de casa con el pretexto de realizar un trabajo de la universidad. La tomé de la mano y la llevé de inmediato a mi habitación, donde la colmé de muchos besos en sus labios y rodeando mis brazos en su espalda acercándola más a mi cuerpo. Recorrí con mis manos su cuerpo y la despojé de su vestido quedando en calzoncito y sujetador, qué hermosa se veía; nos quitamos la ropita y nos quedamos totalmente desnudas mirándonos a los ojos y a nuestros cuerpos. La eché en la cama de espaldas a mi, boca abajo, con sus nalgas levantaditas y virginales, con un dedo recorrí su rajita y mis manos acariciaban su cuerpo en cálidos masajes que trataban de dar placer y relajación a su cuerpo. Me senté en sus nalgas y mis manos recorrían su espalda desde la cintura hasta sus hombros. Me eché encima de su cuerpo y mi coño quedó entre sus nalgas, mis brazos aprisionaron su cuerpo al mío y mi boca buscaba su cuello para morderlo del gusto, introduciendo mi lengua dentro de su oreja, jalándole el pabellón de su oreja con mis dientes. Me puse de costado y empecé a amasar sus ricas nalgas, tratando de meter delicadamente uno de mis dedos en su culo pero se resistía a entrar en su virginal culo, así que tuve que hacer un poco de fuerza provocando un quejido de dolor en ella que se tradujo en una excitación mientras me abría más sus piernas. Luego de ese momento nos pusimos de costado en la cama y juntamos nuestros pechos, nuestros pezones, nuestros cuerpos uniendo nuestros labios, sintiendo el contacto de nuestras manos sobre nuestros cuerpos, nuestra espalda, acariciándonos las piernas, las nalgas y toda forma de caricia que experimentara el placer. Al estar tendida en la cama recorrí con besos y caricias todo su cuerpo de pies a cabeza, tratando de memorizar cada parte de él. Mi dedo medio d mi mano derecha subía y bajaba de su coño con rapidez mientras mi boca empezaba a enjugar sus pechos, mi lengua se adueñaba de sus rosaditos pezones y sus manos me acariciaban la espalda. Estaba hecha un mar de deseo y quise disfrutar de su coño y usando sólo mi lengüita escarbé entre su clítoris y la entrada de su coño, con la punta de mi lengua trataba de abrir los labios de su coño, queriéndome meter en él, estuve gozándola por varios minutos y luego me senté en la cama, me abrí de piernas e hice que Tatiana me masturbara a dos dedos, al tiempo que me ofrecía sus labios para unirme en ellos y juguetear con nuestras lenguas.

Luego ella quedó sobre la cama y yo sobre ella mordía con mis labios y con mis dientes sus pezones, jalándolos más hacia a mi, tratando de darle más placer a su cuerpo, mi lengua en medio de sus dos tetas tratando de lamer de una y de otra bajando hasta la altura de su vientre y llegar hasta su coño que lo colmé de besitos, haciéndole chuponcitos en los labios de su coño, los chuponcitos y lametones arrancaban gemidos de placer en ella. Con mis dedos palpaba y frotaba la rajita de su coño para lamer con mi lengua su clítoris, así mis dedos trataban de meterse en su coño y mi lengua lamía sus clítoris, juntos para darle más placer a mi nena. Así estaba taladrando su coño con mis dedos y mi lengua que se deshacía lamiéndole el clítoris, ella levantaba su cuerpo y abría las piernas, arqueándose un poco, quedando su espalda a la cama, con una de sus manos sostenía mi cabeza y con la otra se asía a la cama con sus potentes gemidos que me daba. Los chuponcitos y lametones a su clítoris y mis dedos en su coño la hacían delirar del gusto y con mi mano libre sostenía sus nalgas en el aire mientras ella se impulsaba desde su espalda. En este estado de excitación ella puso sus dedos en su clítoris estimulándoselo y yo con los míos en su coño penetrándola. Al ver como ella se frotaba y jalaba su clítoris no perdí la oportunidad de lamérselo con muchas ganas, más que lamer y chupar mis labios, succionaban ese coño rico y mis manos en sus nalgas tratando de levantarla más hacia mi boca, de vez en cuando abría grande mi boca para que toda mi lengua pueda recorrer su rico coño. Ella gemía sostenida a la cabecera de la cama y luego de unos momentos me subí en ella y nos dimos un gran beso donde nos comíamos la boca con lujuria y refregábamos nuestros coños una y otra vez sin parar. Luego me apoyé en la cabecera de la cama con el cuerpo inclinado dejando mi culo y coño a 30 centímetros de la cama y Tatiana debajo de mí, que estimulaba mi clítoris con sus dedos y la entrada de mi coño, de vez en cuando me dejaba caer para que mi coño quedara a la altura e su boca y me volvía a levantar para que sus dedos siguieran dentro de mi, estaba tan excitada que me acariciaba las tetas, me las estrujaba mientras sentía la entrada y salida de sus dedos, luego con los dedos de una de sus manos me los introducía en el coño y con un dedos de la otra manos me lo introducía en el culo, yo me subía y me bajaba para que entraran y salieran dentro de mi arrancándome grititos de gusto y placer, me tocaba toda. Luego de esto me fui hasta su coño para hacernos un delicioso 69, ella con sus dos manos me apretó el culo para que mi coño se pegara más a su boca y yo empezaba a lamerle el suyo. Sus dos manos en mis nalgas y me movía de adelante hacia a atrás mientras lamía su coño, con mis dedos se lo abría un poco, sentía su humedad y me los lamía para que mi lengua siguiera lamiendo y succionando su coño, de la misma forma que ella succionaba el mío. Mi lengua lamía desde su clítoris hasta la entrada de su coño y de vez en cuando mis dedos se introducían en su coño para que la punta de mi lengua hurgara su clítoris y de la misma forma sentía como sus dedos me penetraban el coño y su lengua me lamía el clítoris, en esas succiones a mi coño me hacía tiritar sosteniendo mis nalgas con sus dos manos, abriéndomelo más y más. Yo estaba a punto y mis dedos se posesionaron de su clítoris estimulándoselo frenéticamente mientras me deshacía de placer. Y el inicio de nuestros orgasmos fue el clímax que experimentamos con nuestros cuerpos, quedando ahí, abrazaditas una a la otra.

Nos reincorporamos y decidimos darnos un buen baño para relajar nuestros cuerpos. Allí en el baño nos fundimos en besos y caricias mientras el agua caía sobre nuestros cuerpos, nos comíamos la boca, nos tocábamos las nalgas, nos acariciábamos las tetas, luego la llevé hacia la pared del baño y le mordía con mis labios sus tetas mientras con mis manos le levantaba su pierna hasta la altura de mi caderas, sosteniéndose ella a la pared para acariciarle sus nalgas mientras sus pechos eran míos, luego aparté mi boca de sus tetas para ofrecerle mis labios a los suyos, devorándonos la boca. Nos pusimos totalmente de pie, abrazadas y besándonos, acompañadas con el caer del agua. Así ella de pie, yo me incliné para morder sus tetas y seguir bajando hasta encontrarme con su coño y seguir succionándolo con más ganas que antes, estaba sentada al piso del baño disfrutando de su rico coño mientras mis dedos penetraban el mío provocándome más placer, de vez en cuando ella se estimulaba el clítoris con sus dedos mientras mi lengua se deshacía en sus labios del coño y en la entrada de su coño. Luego ella se inclinó un poco para morder mis tetas y yo levantaba más mi cuerpo para ofrecérselas a mi nena y sus manos se fueron hasta mi coño y yo sostenida de mis brazos al piso del baño, luego quitó su boca de mis tetas y nos dimos besos excitantes cargados deseo. Ella se levantó de mi lado y se recostó en la pared para nuevamente comerle el coño, yo desde abajo sentada al piso, para terminar finalmente las dos sentadas al piso, besándonos, acariciándonos el culo, el coño , como redescubriéndonos una vez más. Así, sentadas al piso del baño, besándonos, con mis dedos en su coño y los de ella en el mío, mientras con nuestra mano libre nos acariciábamos por nuestro cuerpo, y el agua caía sobre nosotros como participante de nuestro sexo, formando un trío magnífico que nos inundaba por todas partes, sensibles de lujuria y deseo.

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