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El hermanito celoso que deseaba a la hermana

en Amor filial

El hermanito celoso que deseaba a su hermana

En la universidad de más de quince mil estudiantes conocí a Alison, una chica de estatura pequeña, de unos 150 centímetros o menos, muy delgada, cabello lacio y muy largo, rubia, piel blanca, ojos claros de niña dulce. Cuando usaba faldas larga de vestir, escondía su cuerpo y pasaba inadvertida además de usar blusas anchas para ocultar su delgadez; pero cuando usaba pantaloncitos ceñidos al cuerpo, se le marcaban bien sus delgadas y bien formadas piernas, su culo pequeño y redondito, su coño y sus pechos también pequeños.

La amistad entre ella y yo empezó a florecer, como mi hermano estudiaba en la misma universidad, nos llevamos muy bien los tres. Mi hermano y yo visitamos su casa un par de veces, ahí le conocimos un hermano mayor que vivía en casa con sus padres y ella, sus otros dos hermanos ya estaban casados y vivían aparte. Su hermano, quien vivía en casa tiene 31 años, algo mayor para ella que tiene 20.

Cuando conversaba con Alison en su casa, tenía sobre mí, las miradas serias de su hermano como si le molestara que la visitara. Cuando mi hermano lo hacía y se jugaban de manos, los ojos de su hermano se encendían como si quisiera desaparecerlo con una mirada. Estos exagerados celos de hermano, me hicieron pensar en muchas travesuras.

Poco a poco Alison y mi hermano se gustaban mucho, se hicieron enamorados, besitos y abracitos por todos lados. En casa de ella, sentados al mueble, cuando no estaban sus padres, sólo el celoso de su hermano; mi hermano la besó en los labios y mientras la abrazaba una de sus manos se deslizó por entre sus faldas, se la subió un poquito, acariciándole las piernas excitantemente.

El hermano de Alison, conversaba de mala gana conmigo, estaba que echaba chispas por los ojos y su mirada estaba dirigida a las piernas de su hermanita, que mi hermano acariciaba lujuriosamente. Poco después mi hermano salió y nos quedamos los tres en casa. Mientras Alison y yo decidimos ir a su cuarto, su hermano quedaba en la sala de la casa. Alison y yo decidimos darnos un baño para refrescarnos por el calor, pasamos del cuarto al baño en pequeñas toallas que cubrían desde el pecho hasta gran parte de las nalgas. Al caminar de la sala al baño, le metí la mano a Alison en sus nalgas, se le subió un poquito, él la quedó mirando fijamente y yo le saqué la lengua desde esa distancia, de al menos unos 8 metros.

 En el baño, mientras disfrutábamos de una refrescante agüita, le propuse una pequeña travesura inocente. Le conté que su hermano era muy mirón, y se le notaban sus celos exagerados, que quería llamar su atención, que me levantara la toallita un poco cuando estuviéramos de espaldas a la sala. al salir del baño, sucedió a la inversa, pues fui yo quien le levantó la toallita a Alison, su hermano pudo ver gran parte de sus nalgas. Ella se hizo la ofendida, entró rápido al cuarto, yo también después de intercambiar sonrisas cómplices con su hermano desde la distancia.

En el cuarto, Alison estaba coloradita del rostro por la vergüenza de haber sido su hermano quien la vio. Me cambié de ropa rápido mientras mi amiga pensaba que cara ponerle a su hermano por como la había visto. Me fui a sentar junto al hermano de Alison, fingí interesarme por la película que miraba en la televisión. Cuando la película se hacía interesante, le comenté:

  • Tu hermana tiene hermosas nalgas (me miró y me sonrió).
  • Seguro que hasta se te puso dura la verga (puse mi mano sobre su pantalón y se la sobé).

Me miró y seguía con la sonrisa pícara en rostro, se la saqué del pantalón, la tenía durísima y grande. Se la empecé a frotar de arriba hacia abajo, masturbándolo.

  • Qué rica está, y tu hermana ya te la vio.

Mientras lo hacía, quería demorarme en ello. Por fin salió Alison del cuarto y me vio cogiéndole la verga dura y grande de su hermano. Al vernos, se dio media vuelta y regresó a su cuarto. La escena lo excitó mucho, sonriendo, me pidió que siguiera masturbándolo. Nos fuimos luego a su cuarto, seguí masturbándolo y chupándoselo hasta que me baño la cara de leche. Como quedé muy caliente, le pedí que me lamiera y chupara mi coño hasta tener un orgasmo. Mientras me lo hacía, gemía mucho por la excitación para atraer la atención de Alison.

Poco tiempo después, estaba en la habitación de Alison, me preguntó si gustaba mucho de su hermano y respondí que sí. Y que el próximo fin de semana los invitaría a una pequeña fiesta en mi casa.

Los siguientes días en la universidad fueron tranquilos, una o dos veces fue el hermano de Alison a verme hasta allí, pudimos reunirnos los cuatro y planificar la fiesta de fin de semana.

El fin de semana, sábado por la mañana estaban Alison y su hermano Adolfo en mi casa. Amenizamos la reunión con música y bebidas. Me senté al lado de Adolfo, Alison al lado de mi hermano, bajo la atenta mirada de su hermano. En un momento nos acariciábamos y besábamos cada uno con nuestras parejas. Y para separarnos, Adolfo y yo, nos fuimos a mi cuarto, donde continuamos dándonos caricias. Sus manos me recorrían toda, las mías acariciaban su espalda y su trasero.

El calor de nuestros cuerpos hizo que nos desnudáramos rápidamente. Adolfo, se echó en la cama y sobre él subí yo, cruzamos nuestros cuerpos; mi coño quedó a la altura de su boca y su verga quedó a la altura de la mía y nos dimos un delicioso 69. Su verga entraba y salía de mi boca sostenida por mis manos desde el tronco y mi lengua lamía alrededor de la cabecita de su verga. Sentía que los labios de mi coño eran lamidos por sus labios y mordido suavemente por sus labios, que mi clítoris era golpeado por su lengua, que suavemente sentía como un dedo recorría la raja de mi culo.

Empecé a sentir su lengua en mi ano, sentía que me humedecían la entrada de mi culo, sentía como un dedo me penetraba despacio y sin prisa. Luego se levantó y quedé echada en la cama, me jaló hacia el filo de ella, a mitad de la cama, mis piernas en el piso y medio cuerpo en la cama desde mis caderas hasta mi cabeza. Tomó cada una de mis piernas con sus dos manos y las puso en su pecho, las tenía ligeramente abiertas como deseando descansar mis piernas en sus hombros. Con su pecho, me empujó hacia adelante doblando un poco mi cuerpo, con una de sus manos sostenía su verga y me fue penetrando el culo muy despacio.

Cuando sentí la cabeza de su verga dentro de mi culo, no pude evitar grititos de placer, gimiendo de deseo. Luego la penetración se fue dando despacio, abriéndose paso entre mis nalgas hasta sentir que sus piernas chocaban a mis muslos para saber que toda su verga estaba dentro de mi culo.

Con sus manos empujaba mis piernas hacia adelante queriéndome doblar en dos, con mis manos me frotaba el clítoris y metía un dedo en mi coño. El se movía de atrás hacia adelante, en un segundo sacaba su verga a la mitad y al otro segundo tenía toda su verga dentro de mí. Fueron segundos de interminable placer. Los dedos de mi mano en mi coño estaban húmedos de placer. Adolfo se había adueñado de mi culo y poder sentir como su leche caliente llenaba mi culo, entonces sus movimiento empezaron a hacerse lentos y muy suaves, cada vez más despacio hasta quedar inmóvil con su verga dentro de mi culo. Sentí que su verga perdía su dureza, después me la sacó del culo haciendo un ruido extraño como un pequeño jalón entre mis nalgas.

Luego de este delicioso sexo anal, me incorporé y me dirigí desnuda hacia el baño. El baño estaba a cinco metros de mi cuarto. Al salir, mi hermano, Alison y yo cruzamos miradas, y de una forma normal me dirigí al baño dándoles la espalda a los enamorados. Al regresar, desnuda todavía, lo hacía lentamente, las miradas de Alison estaban con mi hermano y conmigo, las miradas de mi hermano estaban con Alison y conmigo y yo, miraba a los dos con sonrisa de haber disfrutado de un delicioso placer.

Ante mi sugerencia, Adolfo hizo lo mismo, salió desnudo al baño y regresó caminando desnudo camino a mi cuarto. Luego de esto cerramos la puerta de mi cuarto y descansamos un rato en la cama, acariciándonos y besándonos con pasión. Así estábamos cuando sentimos que la puerta del cuarto de mi hermano se abría, luego de unos minutos escuchamos como Alison hacía ruidos con la boca como queriendo hablar y no poder, le estaba haciendo un sexo oral a mi hermano. Luego escuchar sus gemidos fuertes, me imaginaba que ahora su coño disfrutaba de la lengua de mi hermano. Después de esto escuchar movimientos de la cama, como si saltaran en ella pero era por la fricción de sus cuerpos que se daban placer.

Me animé a coger la verga de Adolfo para masturbarlo y sus dedos hicieron lo mismo en mi coño. Cuando se la sentí dura, le dije que me siguiera el jueguito, salí de mi cuarto y me fui al de mi hermano. Encontré a mi hermano sobre el cuerpo de Alison en la pose clásica del misionero, ella estaba abierta de piernas, mi hermano con su cuerpo entre sus piernas moviéndose ruidosamente. Al estar junto a ellos, acaricié el pecho de mi hermano, ante la atenta mirada de Alison. Él con una de sus manos alcanzó a acariciarme las nalgas.

Adolfo, llegó hasta donde estábamos, expresando su extrañeza por haberlo dejado muy solito. Su grande y dura verga se movía al ritmo de su caminar firme y rígida. Se fue sobre mí, me abrazó, me besó, me recostó a la pared, me abrí de piernas, se inclinó un poco, tomó su verga en su mano y me penetró en un segundo. Las miradas entre nosotros cuatro eran evidentes, mucho más la de los hermanos, Alison y Adolfo. Mi hermano llevó al orgasmo a Alison y él junto con ella, terminaron extasiados de placer. Al separar su cuerpo de ella, Adolfo pudo ver todo el cuerpo desnudo de su hermana y aceleró sus embestidas conmigo como si se lo quisiera hacer a su hermana. Al sentir los latidos de su verga en mi coño y sus penetraciones rápidas y muy rápidas nos separamos, me arrodillé ante él, tomé su verga con mis manos y metí la parte superior de su verga en mi boca para lamer la parte d su verga que estaba dentro de mi boca mientras mis manos la masturbaban. Alison, pudo notar toda la verga de su hermano, mirando casi con descaro como se la chupaba a él que terminó bañándome los pechos de leche caliente y parte de mi boca.

Descansamos los cuatro en la misma cama, en medio de mi hermano y Alison quedé yo y Adolfo al costado de su hermana. Luego de unos minutos, mi hermano me acariciaba los pechos, me lamía los pezones, me mordía los pezones con sus labios, con una de sus manos me frotaba el coño, yo con una de mis manos tomaba su verga deseando que se le ponga dura de nuevo. Me puse de costado, mi hermano se pegó a mí, frotando su vega en mi culo, sintiendo que se le iba poniendo dura. Mis manos fueron hasta el coño de Alison, penetrando su coño con mis dedos. Adolfo estiró sus manos para acariciar mis pechos.

Quité mi mano del coño de Alison para tomar las manos de Adolfo y ponerlas en los pechos de su hermana, apretando mi mano a la suya, estrujando los pechos de Alison. Se lanzaban muchas miradas entre ellos y nada más. Puse de costado a Alison frente a mí, con mis manos acaricié sus piernas, mis labios se adueñaron de sus pechos y finalmente mis labios se unieron a los suyos. Mis manos bajaron hasta sus nalgas para estirar un poco más mis manos hasta tomar la verga de Adolfo, la cual fui jalando hasta dejarla en la entrada del culo de su hermana. Entre Alison y yo nos dábamos caricias, nuestros hermanos nos frotaban el culo con sus vergas.

Me senté luego en la cama y dos dedos de una de mis manos penetraban el coño de Alison. Mi hermano se puso de pie en la cama y acercó su verga a mi boca para chupársela. Luego se acercó a Alison para que se lo chupe ella, incliné más mi cara más cerca del coño de Alison y le pedí a Adolfo que acercara su verga a mi boca, quedando su verga a unos pocos centímetros del coño de su hermana. Despacio quité los dedos del coño de Alison, para que la verga de Adolfo penetrara el coño de su hermana. Cuando Alison expresó un pequeño gemido, toda la verga de Adolfo estaba dentro del coño de su hermana, se miraron fijamente, pero Adolfo siguió moviendo su verga dentro del coño de su hermana.

Me puse al costado de ellos y sobre mí, mi hermano que me tuvo con mis piernas en sus hombros penetrándome el coño cada dos segundos. Esto animó a Adolfo a hacer lo mismo, ante la poca colaboración de Alison. Al momento de querer alcanzar el mayor grado de excitación abrí más las piernas para que el cuerpo de mi hermano se pegara a mis pechos y acelerara sus penetraciones. Adolfo, también pegó su cuerpo al de su hermana y las manos de Alison acariciaron el cuerpo de su hermano. Luego de este sublime momento, nuestros hermanos bañaron nuestros pechos de leche.

Debíamos aprovechar cada segundo y cada minuto, con la finalidad eliminar las limitaciones entre nosotros. Nos tomamos un descanso entre nosotros, luego de baño refrescante apara aliviar el calor de nuestros cuerpos.

El estar desnudos en el baño, las caricias de nuestros cuerpos, despertó nuestros deseos. Me subí en la cama, me puse en cuatro patas, al medio de la cama y detrás de mí, mi hermano, con una de sus rodillas clavadas en la cama y la planta del pie de la otra pierna en la cama, teniendo su pierna a medio doblar para penetrarme el coño cómodamente. Debajo de mí, echado todo su cuerpo en la cama, Alison, para darnos besos, donde nuestras lenguas se entrelazaban, nuestras bocas  besaban luego nuestros pechos. Las manos de Adolfo, abrieron las piernas de Alison y en un momento estaba metiendo su verga en el coño de su hermana una vez más. Los cuatro al mismo tiempo, disfrutando del placer.

Dejamos las inhibiciones y nos entregamos al placer los cuatro amantes en este momento.

El deseo de Adolfo por Alison era muy fuerte. Así estando todos echados en la cama, él se baja de la cama y coloca su cara en el culo de su hermanita, que se hallaba boca abajo en la misma cama, coloca sus manos en la cama, una a cada lado de su cuerpo; su lengua empezó a recorrer su raja por su parte superficial. Puso su lengua de forma que podía lamer desde su raja sus dos nalgas, luego se detuvo casi a la mitad y se ayudó con sus manos, deseaba meter su lengua en su ano, mojarle su parte interior y lo hizo. Mientras le abría el culo con sus dedos, con su lengua le penetraba el culo.

Se subió en la cama luego y puso a su hermanita de costado, cerca de él, quedando su culo a la altura de su verga. Sosteniendo su verga con una de sus manos, le frotaba la puntita de arriba hacia abajo, recorriendo toda su raja del culo. Después la puso justo en la entrada de su ano y la penetró con la cabecita de su verga, ella soltó un quejido cuando la sintió dentro. Él se detuvo, con sus manos empezó a acariciar sus muslos, desde las rodillas hasta sus caderas, luego subió hasta sus pechos, apretándolos lujuriosamente, luego usando la yema de sus dedos le frotaba sus pezones y besaba su cuello. Poco a poco, Adolfo, iba empujando desde atrás, hasta que sus piernas chocaron a las nalgas de su hermana. Luego la sacaba despacio hasta la mitad y volvía a empujar golpeando nuevamente sus piernas a las nalgas de su hermana, y así una y otra vez mientras ella gemía de placer.

Esta escena nos excitó a mi hermano y a mí. Tomamos una silla con respaldo fuerte, la pusimos contra la pared, quedando el respaldo frente a la pared y no junto a ella. Mi hermano se sentó en la silla, frente a la pared, dándole la espalda a Alison, pasé una de mis piernas por encima de la silla, por encima de las piernas  de mi hermano quedando abierta de piernas con el coño a la altura de la verga de mi hermano. Me senté lentamente y sentía como la verga de mi hermano iba penetrando mi coño hasta que mi culo tocó las piernas de mi hermano supe que la tenía toda dentro de mí, me recosté a la pared, quedando mi rostro frente a la cama.

Podía ver a los ojos de Alison, ella podía ver los míos, en nuestros rostros se dibujaba la sonrisa cómplice de los amantes. Con mis brazos rodeé el cuello de mi hermano para apoyarme recostada sobre la pared y cabalgar en las piernas de mi hermano con su verga dentro de mi coño. Ambas gemíamos de gran placer, ella al ver que mi hermano me hacía suya y yo al  ver que ella hacía lo mismo. Estallamos todos en una excitación extrema hasta el éxtasis.

Nuestras vidas, a partir de esos momentos fueron más íntimas. Adolfo y Alison, estaban como hermanos muy unidos, cada vez más que antes. Él se preocupaba más por ella, tenía detalles que la hacían importante. Según Alison, siempre que había momentos a solas en su casa, aprovechaban para darse caricias y tener el mejor sexo, mejor que el día anterior, y que el anterior. Cuando coincidíamos en un fin de semana, nos juntábamos los cuatro, rememorando el primer momento que despertaron a este amor y deseo que te hacen sentirte más vivo y más preocupado por la persona que amas y deseas.

Sólo eran cómplices, la música a volumen alto, para entretener a los vecinos sin que estén pendientes de nosotros, la misma casa que era testigo de nuestros deliciosos desenfrenos.

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