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Mi mejor amante, mi hermano (2)

en Amor filial

Mi mejor amante, mi hermano (2):

En casa de mi prima Grethel

Con mi prima Gretita, íbamos de la mano camino a su habitación, dejando en la cocina a los amantes: mi tía y mi hermano. Pensando en aquella escena de la cocina, excitadas por el momento, la mano de mi prima apretaba fuertemente la mía, transmitiéndome un mensaje cargado de deseo con ese apretón de mano.

En el cuarto nos desnudamos y con la boca abierta dejamos que nuestras lenguas se tocaran las puntitas y juguetearan más y más, nuestras manos empezaron a acariciarnos nuestros pechos y nuestros coños, frotándolos con la yema de los dedos. Luego se puso, mi prima, al filo de la cama, sentada sobre sus piernas, de modo que los talones de sus pies toquen sus nalgas, puso sus manos sobre la cama inclinándose un poco quedando su culo ligeramente levantado pudiendo verse su hermoso coño; yo estaba en el piso de la habitación con mis manos en sus muslos, metiendo mi lengua en su coño y hurgando en su ano. Mi lengua humedecía esas dos partes de su cuerpo. Después me subí en la cama, ella se puso de costado con una pierna levantada, con mi mano izquierda trataba de jalar los bordes de su coño hacia abajo para que se le abra un poco más, ella puso tímidamente su pierna sobre mi cuerpo y empecé a lamer su coño más abierto de lo que mis dedos podían hacer para que mi lengua fuera mucho más dentro de ella. Para lograr que mi prima lograra un orgasmo junto a mí, levantó las piernas hacia arriba, las abrió y las dobló ligeramente, quedando sus rodillas casi a la altura de sus pechos pero no muy cerca porque sus piernas estaban abiertas; con una mano en su vientre y la otra en sus nalgas me apoyaba para que mi lengua hurgara más y más sobre su encharcado coño.

Al salir de ella, puse mis nalgas cerca de cara sin sentarme en ella y me fui bajando hasta que mi coño quedó cerca de su boca, ella tenía sus dos manos en cada una de mis nalgas, tratando de abrirme más con sus dedos, para hurgar en mi coño. Después me incliné para que mis labios besen su coño y lamer, con mi boca abierta abarcaba todo su coño, sin apartarla de ahí la fui cerrando lentamente de modo que mis labios frotaban los bordes de su coño. Traté de chupar su clítoris y mis dedos penetraban su coño, la lengua de mi prima se aplicaba mucho en mi coño y así continuamos hasta que nuestros cuerpos se tensaron, nuestras bocas se bebieron nuestras mieles quedando así entrecruzadas en la misma cama con nuestras manos acariciándonos y nuestros cuerpos quietos.

Luego de un rato, salimos las dos del cuarto con una pequeña toalla cada una que cubría parte de nuestros cuerpos desnudos, la toalla dejaba ver parte de nuestras nalgas al caminar rumbo al baño. Fue un baño rápido y un rápido cambio de ropas para estar juntos otra vez los cuatro, mi tía Gisella, madre de Grethel, mi hermano Carlos, mi prima Grethel y yo. Como ninguno estábamos de ánimos para preparar algo de comer pedimos a un restaurante que nos trajeran a domicilio y nos entretuvimos bebiendo refrescos mientras la comida llegaba en unos minutos. Las miradas iban y venían entre nosotros, con sonrisas de aprobación más que de recriminación, todos sabíamos lo que había pasado entre nosotros.

Y en esta situación nos encontró mi tío, no pudo ocultar su alegría de encontrar a su familia nuevamente reunida, su esposa y su hija. Entre las conversaciones formales, de aquí y de allá, transcurrió el resto del día. En la noche, mi prima y yo decidimos dormir juntas, mi hermano sólo y mi tía con mi tío.

El día siguiente llegó, mi tío se levantó muy temprano y habló  a su hija desde la puerta de la habitación que estaba cerrada y con seguro, le contesté desde mi cama diciendo que nos demarraríamos más en levantarnos. El transcurso del día fue normal, es decir, sexo con nuestros amantes, hasta la llegada de mi tío por la tarde. Mi tío trató de aprovechar los momentos a solas con mi prima, es así que cuando mi tía fue hacia su habitación y mi hermano fue hacia su cuarto ante un gesto mío, nos quedamos a solas mi prima y yo con mi tío, él aprovechó para acercarse más a mi prima, meter su mano en su coño y hacer a un lado su calzoncito de modo que su coño quedara expuesto para que sus dedos empezaran a masturbarla rápidamente. Yo metí mi mano dentro de su pantalón, dentro de su calzoncillo y los masturbaba incómodamente. Sin esperar más, nos fuimos al cuarto de mi prima, allí nos desnudamos a puerta cerrada. Se echó en la cama, chupé su verga por unos segundos y me subí luego en él, me fui sentando sobre su verga despacito sosteniéndola con una de mis manos hasta que entró toda en mi coño, me empecé a mover en zigzag, como una licuadora, es decir, de lado a lado, bajaba una nalga y subía la otra, y así, movimientos lentos que encendían a mi tío, luego sin mover casi mi cuerpo más que mi culo me la sacaba un poco y me la volvía a meter, tenía mis rodillas apoyadas en la cama con los pies también en la cama, mis manos se sostenían en su pecho. Mi prima puso su coño cerca de la boca de mi tío, para que éste la penetre con su lengua y sus dedos. Así él le mordía el clítoris con sus labios, sus dedos penetraban su coño y yo me movía cada vez más rápido, llegando juntos y rápido a alcanzar nuestros orgasmos.

En esta labor de encuentros sexuales no éramos los únicos, pues desde el cuarto donde estábamos podíamos oír los gemidos intensos de mi tía y los gritos de mi hermano que la penetraba salvajemente sin duda. Las habitaciones estaban separadas por una pared así que se podía oír todo fácilmente. Y así, ante la sorpresa y leve molestia de mi tío, de saber que su esposa era cogida por mi hermano, tratamos de acabar con su débil machismo. Luego de un rato de disfrutar de los placeres prohibidos, un profundo silencio en la casa, primero se oían nuestras respiraciones entrecortadas y luego nada.

Al día siguiente, mi tío se levanta temprano como siempre, sin duda que pudo ver a su esposa desnuda sobre el cuerpo de mi hermano, pues la puerta de su cuarto estaba abierta cuando nosotras, mi prima y yo nos levantamos. Ya los encuentros secretos dejaban de serlo.

En la noche de ese segundo día, en el cuarto de mi prima, estaba mi hermano, en el cuarto de mis tíos, estaba yo, separados por una pared de no más de 20 centímetros de ancho. Mi tío se echó en la cama y mi tía fue acercando su boca a la verga de mi tío, la tomó por el tronco y empezó a lamer la parte superior de la verga, luego se la fue metiendo poco a poco a su boca hasta que le entró casi la mitad de la verga, empezando a subir y bajar su cabeza, apretando sus labios a la verga de mi tío subiendo y bajando como si se penetrara la boca, luego con su mano se la masturbaba suavemente y le lamía las bolas por todos sus lados, yo me subí en la cama de espaldas a mi tío, con mis nalgas cerca de su cara y mi coño cerca de su boca para que hurgue con su lengua el coño. En la otra habitación los gemidos de placer eran intensos y los ruidos de la cama eran muy frecuentes como si saltaran en ella.

Mi tía se puso a cuatro patas sobre la cama y detrás de ella, mi tío con sus rodillas apoyadas en la cama, con su verga tomada por una mano y penetrando su coño, cuando lo metió en el coño de mi tía, tomó sus nalgas con sus manos para sujetarse y moverse más rápido de atrás hacia adelante, luego estiró su pierna izquierda puso la panta del pie en la cama y la pierna ligeramente doblada, tomando sus nalgas con más fuerza para darle más rápido a mi tía que ya gemía del gusto, yo ahogué sus gemidos poniendo mi coño en su boca que me lo lamía torpemente ante las embestidas de mi tío y me ayudaba con mis dedos frotando mi clítoris, luego intercambiamos roles con mi tía ante la complacencia de mi tío y goce de los tres.

Nuestro placer era más intenso cada día. Hice entender a mi tío que mi prima no sería la puta de sus amigos sino la nuestra, al menos por ahora.

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