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Mis Primeras Practicas Profesionales (2)

en Amor filial

Mis Primeras Prácticas Profesionales (2)

Los días en la oficina de Antonio transcurrían normalmente con caricias furtivas cuando nos sentíamos a solas, para no ser objeto de críticas desacertadas.

Es así que en uno de nuestros acostumbrados días llegó por la oficina Julia, la hermosa y delgada hija de Antonio, a quien conocía de mi visita a su casa. De inmediato, nos expresamos cordiales sonrisas mientras saludaba efusivamente a su amante padre. Al poco rato, Antonio tuvo que retirarse de la oficina de la gerencia para ir hacia el departamento de contabilidad, dejándonos a solas para que nos conozcamos un poco más.

Las palabras sobraban, al sentirnos solas en aquella gran oficina. Sin mediar detalle me acerqué a ella y ella hacia mí, sujeté mis manos a sus caderas y la pegué a mi cuerpo de modo que sus pechos golpeaban los míos, pude sentir como sus manos llenaban de caricias mis cabellos y mi espalda, fundiéndonos en un excitante beso y luego nuestras lenguas jugueteaban manteniendo nuestra boca entreabierta a milímetros de distancia una de otra. En el escritorio de la oficina, haciendo a un lado los documentos senté a julia y de un tirón la despojé de sus pantalones y de tanguita, le dije que se recostara, que abriera un poco las pierna y allí, yo, entre sus piernas puse mi lengua en la entrada de su coño y lo lamía de arriba hacia abajo, deteniéndome más en su clítoris. Mis manos se sujetaban a sus muslos tratando de abrir más sus piernas para que mi lengua y mis dedos entraran más y más en ese ardiente coño. Este gran momento de sexo oral culminó cuando Julia se incorporó sentándose en el escritorio sujetando mi cuerpo entre sus dos piernas cruzándolas a mi espalda cayendo sus pies a la altura de mis nalgas, aprisionándome con sus brazos y darnos un gran beso abriendo nuestros labios para sentirnos cerca una de la otra, mordiéndonos con nuestros labios con nuestros labios en un deseo de más sexo.

Poco después, me levanté la faldita, me bajé mi calzoncito, me senté en la silla del escritorio y Julia metida debajo del escritorio, abriéndome las piernas y jalándome hacia el filo de la silla hundiendo su boca y toda su  cara en mi coño y yo sujetándola de su cabeza con mis manos, moviéndosela de arriba hacia abajo guiando su rica lamida y mordisquitos a mi coño y mi clítoris.

Con mis manos sujetando la cabeza de Julia, mi cabeza recostada en el sillón del escritorio gimiendo de placer, que sigilosamente entró y cerró la puerta tras de sí, como adivinando lo que encontraría dentro de la oficina; y no se equivocó, pues me encontró gimiendo por la lengua voraz de la boca de su hija en mi coño. Como estaba recostada en el sillón se acercó y me dio un gran beso en los labios mientras la escena lo excitaba a juzgar por cómo tenía su verga y lo dura que la sentí cuando se la cogí por encima de su pantalón. Quité mis manos de la cabeza de Julia y desabroché el pantalón de Antonio para sacar su verga y darle unas suaves masturbadas mientras Julia me comía el coño. Al levantarse Julia mis manos se fueron directo a su coño y su boca a la verga de su papi que la chupó con agrado hasta recibir toda la leche paterna que no supo compartir porque estaba masajeando su rico coño.

Después de este breve encuentro sexual, entre nosotros, decidimos continuar nuestra experiencia para el sábado más cercano, pero esta vez seríamos cuatro, ya que mi hermano se nos uniría a nuestra orgía filial.

Mi imaginación es muy vívida, así que fantaseé con ese momento tan cargado de placer. Pero no tuve imaginar tanto porque el día sábado llegó muy rápido. Temprano como a las nueve de la mañana, mi hermano Carlos y yo estábamos en casa de Antonio y Julia.

Después de unas cortas formalidades, Antonio trajo unas bebidas para calentar el ambiente. Nos sentamos en muebles uno frente al otro, de un lado mi hermano y yo y del otro lado, Antonio y su hija. En un momento Julia se acercó a mi hermano y se sentó junto a él, acarició su pierna y le dio un gran beso en los labios, llevó sus manos hacia su verga por encima de su pantalón y frotó fuertemente tratando que se le ponga dura al instante, las manos de mi hermano jugaban entre los pechos de Julia, luego se fueron hasta sus muslos debajo de ese corto vestidito negro sobre su hermosa piel blanca. El momento se estaba poniendo más caliente y excitante.

En la ardiente sala de la casa las manos de Julia se fueron hasta el filo de los pantalones de mi hermano, bajándolo hasta sus rodillas y luego su ropa interior sacando su gran verga, lo que me puso a mil. La nena de papi, se arrodilló ahí mismo, la tomó entre sus manos, y se introdujo la cabeza de esa gran verga que tantas veces he tenido en mi coño, en mi boca y en mi culo. Ya de sólo mirar estaba excitada, Antonio no se hizo esperar, estaba con sus dedos hurgando en mi coño por encima de mi ropa íntima, yo masajeaba su verga mientras la escena de al lado me elevaba de excitación. Ahí de pie Antonio se sacó su verga y la puso cerca de mis labios que chupé ansiosamente mientras él con una mano sujetaba mi cabeza y con la otra acariciaba y apretaba mis pechos. Los ánimos estaban caldeados de placer.

Poco después mi hermano tiró los cojines al piso, se quitó toda su ropa al tiempo que Julia hacía lo mismo, ella se subió sobre él, en posición contraria de modo que su coño quedaba a la altura de la boca de mi hermano y la verga de mi hermano cerca de los labios de Julia para fundirse en un delicioso 69. Antonio me tenía con mi faldita subida y mi ropa íntima, mi calzoncito debajo de mis rodillas con su golosa lengua que me frotaba el clítoris y sus dedos frotaban mi caliente coño, yo no perdía detalle entre mi hermano y Julia porque esto aumentaba mi placer, veía como Julia tomaba la verga que tenía frente a ella con una mano y con la otra se sujetaba a uno de los muslos de mi hermano, le lamía desde el tronco a la cabeza de su verga y desde la punta hasta sus bolas causando mucho placer en mi hermano mientras que él, tenía toda su boca llena del coño de Julia, sus dedos hurgaban entre su coño y su culo dándole doble placer, como dos de sus dedos de su misma mano se introducían en su coño y en su culo, su lengua se movía entre la entrada de su coño a su clítoris.

Antonio me tenía gimiendo con su lengua en mi coño y su cara pegada a mis muslos. Luego, Antonio me despojó de mi trucita interior, levantó mi faldita hasta por encima de mi ombligo, me hizo recostar en el mueble, se bajó los pantalones y todo lo demás hasta sus tobillos quedando toda su verga expuesta, dura y grande. Me tomó de las piernas, una en cada mano, me las abrió, puso una de mis piernas en cada uno de sus hombros, levantándome un poco, quedando mi culo ligeramente al aire, sujetando cada una de mis piernas desde mis muslos con cada una de sus manos y su verga apuntó a mi coño y me penetró tan fuerte y tan rápido como pudo. Así con medio cuerpo en el mueble y desde mis nalgas hasta mis pies sobre el cuerpo de Antonio, era embestida una y otra vez, tratando de vez en cuando sujetar mis manos a sus nalgas para que la penetración fuese más intensa.

Julia y mi hermano no embromaban el tiempo, pues ella estaba en cuatro sobre los cojines del piso y detrás de ella mi hermano se movía con su verga en el coño de ella, tomándola desde sus caderas para que sus embestidas fuesen intensas mientras ella gemía con sus manos en los cojines y su cara mirando el piso con sus pechos moviéndose por el movimiento de sus cuerpos de adelante hacia atrás. Al momento de culminar, Antonio y mi hermano se salieron de nosotras y se pusieron frente a los pechos de Julia apuntando con sus vergas, derramando toda su leche en sus pechos, uno de cada lado. Estaba casi sentada cerca de la cara de ella y le ofrecía mi coño a Julia, en la que ella puso su lengua y lamió golosamente donde antes estuvo la verga de su papi. Ahí terminamos en el piso, con los brazos sobre los muebles de la sala relajados de tan ardientes momentos, en lo que pudimos terminamos de desnudarnos completamente y sin prisas sentados en el piso, tocándonos suave y deliciosamente, confundidos entre los cuatro amantes.

Nos dábamos suaves caricias en estos momentos de relajación, tocamientos suaves en las nalgas, en los pechos, caricias en el coño, en sus vergas, todo lo que no permita enfriar el momento que estaba tan caliente. Así, entre tantas caricias, nos volvimos a encender, ahora era el momento que el amor filial surja en su expresión más sublime, hacerlo entre hermanos y entre padre e hija.

Mi hermano empezó a explorarme el coño con sus dedos y frotándome con la palma de su mano, sus labios mordían suavemente mis pechos, y yo, echada ahí sobre los cojines, dándole masturbadas lentas sobre su deliciosa verga. Antonio y Julia estaban unidos en un 69, estimulándose la verga de él y el coño de ella, luego él se puso de pie y Julia sentada en el piso sobre los cojines, Antonio estaba frente a ella con su verga dura para ponerla dentro de su boca, acercó la punta de ella y se la introdujo hasta la mitad, luego tomó su cabeza con las dos manos sujetándose a sus cabellos, moviéndole su cabeza de atrás hacia adelante, violándole la boca, lo que ambos disfrutaban, ella sujeta a las dos piernas de él, firmes y sudorosas.

Pusimos los cojines luego, como formando una cama con ellos, sobre ellos estaban echados Antonio y Carlos, mi hermano, casi juntos uno del otro. Julia subió sobre papi, se abrió de piernas puso la punta de la verga de su papi en la entrada de su coño y se fue sentando lentamente hasta introducirse toda la verga dentro de ella para empezar a moverse de atrás hacia adelante. Yo me subí en mi hermano y de solo golpe me senté en su verga, moviéndome en círculos sobre su verga. Mi pierna izquierda chocaba con la pierna derecha de Julia, estábamos tan cerca que nos atrevimos a darnos un beso entre nosotras, y juguetear con nuestras lenguas y nuestros amantes estrujaban y acariciaban nuestros pechos, mi hermano los míos y Antonio los de su hija, en esta posición nos tocaba a nosotras movernos de costado y lentamente, lo que agradó a nuestros amantes.

Por unos momentos Julia y yo dejamos de tocarnos, para movernos de atrás hacia adelante, gozando con nuestros amantes, ahora ellos tenían sus manos tomando nuestras nalgas con firmeza como haciéndonos mover más rápido, en este estado febril de pasión mi hermano introdujo un dedo entre mis nalgas en mi ano, lo que sentí delicioso, Antonio hizo lo suyo en el culo de su hija Julia. Esta doble penetración nos encendía entre gemidos de placer y éxtasis, que durante muchos minutos gozamos con ellos y los descabalgamos para darles una rica chupada de sus vergas y tomar de ellas una deliciosa leche caliente, espesa y pegajosa que aumentaba más mi deseo.

Los siguientes momentos fueron de calma, descanso y relajación. Caricias lentas iban y venían a nuestros cuerpos. Nuestros cuerpos relajados y sucios pidiendo más placer, movidos por nuestros deseos, necesidad de sentirnos más unidos uno del otro. Y nos atrevimos a más, porque nuestros cuerpos deseaban sentirse tocados y acariciados. Antonio quedó en los cojines echado nuevamente, sobre él su hija Julia, con la verga de su papi dentro de su coño. Ella un poco inclinada hacia adelante ofreciéndole los pechos a esa rica lengua paterna, detrás de ella estaba mi hermano que lubricaba con uno de sus dedos el ano de Julia y luego ella levantar un poco el culo para que la penetración anal se diera, sujeto mi hermano a sus caderas; mi hermano empujaba a Julia hacia adelante, ella en respuesta se movía hacia adelante llegando sus pechos a la boca de su padre que mordía desesperadamente uno a otro sin cesar en su intento. Como pude me puse cerca de mi hermano para ofrecerle mi coño y me lamiera a mi placer, traté de ponerme entre el cuerpo de Julia, ella debajo de mis piernas y mi coño frente a la cara de mi hermano, lo hice, en otro momento me puse al costado de mi hermano y finalmente le ofrecí mi coño a la boca golosa de Antonio, en un momento que Julia levantó un poco su cuerpo hacia arriba, chocando su espalda al cuerpo de mi hermano. Me puse en cuatro con mi coño a la altura de la cara de Antonio para que me unos deliciosos lametones en mi clítoris y la entrada de mi coño, una gran visión para mi hermano penetrando el culo de Julia y teniendo frente a él, el culo abierto de su hermana, tantas veces suyo. No faltó el dedo gentil de Julia que viéndome en tal posición uno de sus dedos llegó a penetrar mi culo. Así terminamos en una deliciosa orgía, doblemente penetradas, ella con dos vergas y yo por los inquietos dedos de Julia y la lengua de Antonio, llegando la cara de Julia a estar cerca de mis nalgas y terminar apoyada en ellas. Estos momentos compartidos hacían más intensa la relación entre mi hermano y yo.

  

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