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Mi prima Grethel (2)

en Amor filial

Mi prima Grethel (2)

Mi tía Gisella se encontraba de visita con mi prima Grethel, había llegado de Lima, hacía ya quince días. Mi tía, hermana de mi madre era una mujer de 35 años, metro setenta, piernas gruesas, tetas grandes, complexión gruesa, algo gordita pero ricotona, una gran boca de gruesos labios, varias veces imaginé mi coño en esa boca hermosa. Y mi prima pues ella siempre lucía hermosa, con sus tetas medianas, su culo empinado, cachetoncita de labios pequeños.

En casa tenía una amplia habitación por lo que cómodamente la ocupábamos, mi tía, mi prima y yo. Salíamos juntas, Grethel y yo a todas partes. Cuando iba de compras, ella quería acompañarme, cuando un amigo me saludaba estaba pendiente de mi, cuando algún otro me coqueteaba, se le dibujaba un rostro serio en su cara, cuando una nena me invitaba a su casa, ella echaba fuego por los ojos. Pero así era mi prima Gretita linda y maravillosa. Cuando estábamos en casa escuchaba música romántica e incluso llegaba a tararearla, leía poemas de amor que buscaba en la red. Cuando estaba cerca de ella, se sentía feliz.

Mi vida transcurría con normalidad y cuando llegaba a casa de la universidad, ella casi corría a mi habitación, me preguntaba cómo me había ido y me miraba mientras me desnudaba para ponerme ropa ligera y darme un refrescante baño. Algunas veces solía bañarme con ella, nos dábamos besos muy apasionados y unas caricias que nos ponían a tono, toqueteándonos por nuestros cuerpos, nos tocábamos el culo, el coño, las tetas, jugueteábamos con nuestros dedos, entrando y saliendo de nosotros, nos masturbábamos mutuamente, nuestros momentos en el baño duraban más de una hora. Grethel siempre estaba pendiente de mí, se diría que a la nena le gustaba mucho y a sus 16 añitos la nena estaba deseosa. Muchas veces su tía la inquirió preguntándole si había echado un novio, sólo con ánimo de saber, nada de pensamientos cavernarios pues mi tía era una mujer de mente abierta, pero la nena no se abría a su madre.

Llegó el viernes por la noche, noche de fiesta, iba a salir con unos compañeros de la a universidad en una fiesta que organizaba la facultad en la que estudio, administración de empresas. Estando en casa decidí ir a mi habitación a cambiarme, allí estaban mi tía Gisella y mi prima Grethel, no me importó. Me despojé de mis ropas y me quedé en calzoncito y brasier, tratando de escoger una ropa adecuada para la fiesta, algo no provocativo sino casual, mientras bailaba para mi misma.

Mi tía y Gretita no perdía detalle sobre mi, especialmente Gretita:

  • Angie, vas a salir.
  • Si primita, tengo una fiesta en la facultad.

Mi tía me miró directamente a los ojos, como diciéndome porque no invitas a mi nena.

  • Son chicos y chicas universitarias, creo que te sentirás, fuera de ambiente cariño.

Gretita, que se encontraba sentada en la cama, fijó los ojos en el piso y con su mano acariciaba la cama, denotando un aire de tristeza.

  • Quieres venir conmigo amor.

Ella se levantó de la cama de un salto, mientras sus tetitas se bamboleaban al compás de sus pequeños saltitos y sus ojos iluminados de alegría.

  • Ven acá linda.

Ella se acercó a mi lado, la tomé con mis dos brazos de la cintura mientras ella me rodeaba el cuello con los suyos y nos dimos un beso tan lleno de pasión y deseo.

  • Te me portarás bien mi reina.
  • Si mi Angie, te amo.

En nuestro pequeño diálogo, me entretuve acariciando sus nalgas con cariño y amor.

  • Cámbiate amor, salimos en 30 minutos.

Mi tía Gisella nos observaba desde su cama situada a varios metros desde donde estábamos nosotras, sin pronunciar palabra alguna. Salimos a la fiesta ante la atenta mirada de nuestras madres. La fiesta transcurría entre un clima formal de diversión, entre parejas heterosexuales o al menos así se supuso, algo intrascendente. El durar de la fiesta fue hasta casi las 3:30 de la madrugada y a esa ahora decidimos que era tiempo de ir a casa a descansar.

En la casa, dentro de nuestra habitación, me despojé de mis prendas de vestir quedándome en tanguita en la que un pequeño triángulo cubría mi coño y una delgada tira me cubría la raja y un polo encime de mi cuerpo sin nada debajo, Gretita y su madre estaban tomadas de la mano, ella contándola sobre la maravillosa fiesta y los nuevos amigos que había hecho pues la nena era lindísima y pretendientes no le faltaron. En su ameno coloquio, no perdía detalle sobre mí, estaba preparándome para ir a cama en el otro extremo de la habitación. Al tiempo de estar Grethel con su madre, me dijo:

  • Angie, puedo dormir contigo en tu cama esta noche.

Mi tía Gisella no nos quitaba la mirada de encima a las dos.

  • Claro amor, si te apetece ven a mi lado.

Apartó sus manos de las de su madre y se dirigió a mi cama. Ella vestía un short algo holgado con un polo una blusa que le cubría el brasier y parte de su cuerpo.

  • Pero así no amor, llevas mucha ropa encima.

Entonces ella se quitó su short, se quitó su blusa para recostarse sobre mí, en la cama, como una nenita miedosa que necesitaba cuidado. Me levanté de la cama con dirección a apagar la luz de mi cuarto, mi tía no apartaba la mirada de mi cuerpo mientras me movía hacia el interruptor, del otro extremo de la habitación Grethel me esperaba en mi cama, volteé la cara hacia donde estaba mi tía Gisella, sin avanzar hacia ella, le di une beso volado, ahí, a la distancia, por sus lascivas miradas a mi cuerpo, ella me sonrió con una sonrisa pícara, apagué la luz y me fui a la cama. Ya en la cama y estando a oscuras, Grethel y yo nos desnudamos para cobijarnos en la cama. Gretita quedó en la cama boca arriba y yo me subí en ella aprisionando mi cuerpo al de ella, tomándola desde la cintura y metiendo mi otra mano debajo de su cuello, pegando mis tetas a las de ella, tocándose nuestros coños, prodigándonos un sonoro beso y toda clase de caricias que podían oírse en toda la habitación. Luego me puse a los pies de la cama y la abrí de piernas para comerle el coño, le lamía el clítoris, mis dedos entraban y salían de su coño, con mi otra mano le acariciaba sus tetas que se confundían con una de sus manos que también se las tocaban y con la otra mano me acariciaba la cabeza para que no me apartara de su coño, en estas sensaciones de extremo placer ella gemía incontrolable:

  • Oooooh!!, Angie, cuánto te deseo.
  • Mhhmmm!!, mi amor quiero ser tuya siempre.

Sin duda que nuestras caricias y gemidos tan llenos de placer, llegaban hasta los oídos de mi tía pero la cama en el otro extremo de la habitación permanecía inmóvil. Así con mi hermosa Gretita nos hicimos un maravilloso 69, con nuestras lenguas y nuestros dedos en los coños de cada una. Mi prima estaba en la cama y yo estaba encima de ella comiéndole el coño al mismo tiempo que ella me lo comía a mí. Cuando nuestros orgasmos estuvieron a punto de aflorar nos quedamos en esa posición y ella tomó todos mis jugos y yo con la lengua trataba de tomar los suyos. Así bien corridas, desnudas, y sin una manta encima de nosotras descansamos un rato, quedándonos dormidas.

Al empezar la mañana del nuevo día, unas suaves caricias en mi culo me despertaron. Entre despierta y dormida, sentí como un dedo de esa mano se dirigía hacia la entrada de mi culo, directamente dentro de mi ano. Levanto la cabeza para besar a mi prima Grethel pero no era ella, mi prima estaba dormida debajo de mí, era mi tía Gisella que al ver levantada mi cabeza me dio un tremendo beso que yo correspondí con lujuria. Me levanté de la cama dejando dormida a Gretita en mi cama y me dirigí con mi tía hacia su cama. Se había excitado por el encuentro que tuve con Gretita. Ya en su cama nos volvimos a besar mientras mi mano buscaba su tan preciado coño porque ella ya se había adueñado del mío para frotarlo con furia, provocando en su cuerpo espasmos de placer. Así me encontró Gretita a un lado del cuerpo desnudo de su madre y a mí besándola, masturbándola con mis dedos. Fue hacia nuestro encuentro y empezó a masajear las tetas de mi tía, su madre, inclinándose para chuparlas y morder sus pezones, para lamer sus tetas y jalonear sus pezones con las yemas de sus dedos.

Mis padres no se encontraban en la casa, pues mi padre trabaja todo el día y toda la tarde de lunes a sábado, mi madre salía a realizar sus compras semanales y acostumbraba ir sola para decidir ella misma las cosas a comprar. En casa estábamos mi tía Gisella, mi prima Grethel, mi hermano Carlos que descansaba en la habitación contigua y yo.

Así nosotras tres nos seguíamos dando placer. Le comía las tetas, mordiendo sus ricos pezones, Gretita que le comía el coño. Los ruidos de la habitación se escuchaban más lejos de la misma quizás hasta la habitación de mi hermano porque no tardó en llegar hasta donde estábamos nosotras. Ahí mismo se sacó la verga y se la puso en la boca a nuestra tía que ya reclamaba una. Mi tía abrió su gran boca y se tragó casi la mitad de la verga de mi hermano y estuvo así violándole la boca durante varios minutos, luego apartó a Gretita del coño materno, se subió en la cama, abrió más de piernas a nuestra tía, sosteniendo con sus dos manos sus piernas y de una estocada la verga de mi hermano fue a dar hasta el fondo del coño de mi tía que pegó un sobresalto por la embestida. Carlos le daba con fuerza a su tía, mi tía Gisella, Gretita y yo juntamos nuestras bocas a la boca de mi tía para comernos la boca entre las tres. Luego de unos minutos se salió de mi tía y se echó en la cama para subirme encima de él y clavármela en el coño, me subía y bajaba golpeando mis nalgas en sus muslos mientras mis tetas se bamboleaban al compás mis subidas y bajadas de mi coño en su verga. A un costado de la misma cama mi tía le estaba comiendo el coño a Gretita, su hermosa hija. Me hizo salir de él para derramas toda su lechita en la boca de Gretita, yo sobaba mis tetas en la espalda de mi tía para que se afianzara en la comida de coño de Gretita.

Pusimos a mi tía en el centro de la cama con las piernas bien abiertas y le empecé a introducir mis dedos a su coño, mis dedos entraban y salías de su coño con tanta rapidez que hacía retorcer sus piernas de un lado hacia el otro, Gretita se había adueñado de sus tetas y las mamaba con deleite, Carlos le puso la verga en la boca para que terminara de limpiársela después de la corrida que se había dado. Y así le dimos a mi tía hasta que la hicimos tiritar del gusto, satisfecha por el placer recibido y dado tendida en la cama, abierta de piernas, brazos extendidos y la mirada perdida hacia el blanco humo del techo de la habitación.

Mi hermano se dirigió al baño para refrescarse, ponerse algo de ropa y sentarse en la sala de la casa mientras aguardaba a que llegara nuestra madre. Grethel también se arregló algo y se encaminó a la cocina para preparar algo de comer para nosotros. A este momento mi madre ingresó a casa y lo supe porque cuando salía desnuda con dirección al baño me topé con ella, dejando la puerta de mi habitación entreabierta. La puerta de mi habitación fue abierta por mi madre de para en par encontrando a mi tía como perdida, extasiada del gusto, completamente desnuda. Al verla mi tía se incorporó con dificultad, argumentando:

  • Ni te imaginas Leonor, la maravillosa hija que tienes.
  • Angie es una traviesa.

Y con la mano extendida, con los dedos de la mano abiertos, le dio una tremenda nalgada y se dirigió al baño, donde me encontraba yo.

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