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Visitando a la familia en vacaciones (3)

en Amor filial

Visitando a la familia en vacaciones (parte 3)

Era el primer día del segundo mes del año y estaba de visita aún en la cas de mis tíos en la cálida sierra del Perú, de la ciudad de Piura, ambiente tranquilo, acogedor, disfrutando del ruido de las aves y de los animales, donde los vehículos estaban de uno por cada cien familias. Sentía que algo dentro de mí estaba faltando, mi nena, mi Rosita no estaba conmigo, me decidí en llamarla para invitarla a pasar una semana conmigo, ahí en el campo, lugar que ella prefería por la tranquilidad y por el paisaje. No quería importunar en la casa de mis tíos entonces tuve la necesidad de contar con la complicidad de mi tía Rocío para dejarnos al cuidad de la casa y disfrutar a nuestras anchas.

Así sucedió que dos días después, al iniciar la mañana, mis tíos estaban yendo de paseo a unas playas muy alejadas de la ciudad, pues el negocio iba viento en popa y debían darse un gustito. Partieron quedando nosotros al cuidado y responsabilidades de la casa con Claudia.

Estuve intranquila todo el día, hasta que al llegar el ocaso del día llegó Rosita acompañada de su primo Albert y nos saludamos formalmente pues el primo contuvo mis ímpetus. Éramos en la casa ya, mi hermano Carlos, mi prima Claudia, Rosita y su primo Albert y yo, Angie

La noche se marcaba claramente, por lo que decidimos aprovechar el tiempo, hasta este momento Albert ya sabía que representaba Rosita para mí, lo que me liberó grandemente. Estaba a un lugar de la sala tomada de la mano con Rosita y en el otro extremo estaban mi prima Claudia con mi hermano y el primo de Rosita, Albert. Por unos instantes crucé miradas con Claudia y me mordí los labios mirándola, como gesto de deseo y de la candente noche que nos esperaba. Así rodeé mis brazos al cuerpo de Rosita y le di un gran beso en su boca, tantas veces deseada por mí, apretándola más a mi cuerpo y tenerla sólo para mi toda esa noche. Mi hermano para calentar más el ambiente le frota el coño a Claudia con ganas al tiempo que ella les agarra sus vergas y se las empieza a acariciar por encima de sus ropas, sin perder tiempo mi hermano le levanta la faldita a Claudia, hasta por encima de su ombligo y le quita su calzoncito dejando su coñito bien a la vista para ser tocado con los dedos de mi hermano y Albert empezaba a manosear los pechos de Claudita y d vez en cuando nos lanzaba miradas de deseo. Por un instante mientras Rosita y yo estábamos echadas en el sofá grande de la casa, Albert tuvo la intención de ir en nuestra ayuda, a lo que Claudita expresó:

  • Déjalas cariño, que se están poniendo al día, quédate con nosotros que estoy ardiendo por dentro.

Entonces Albert despojó de la blusita a Claudia y le quitó su brasier para darle una buena mamada a sus ricas tetas, mientras Carlos la masturbaba con dos dedos y ella los marturbaba intensamente. Decidimos extender nuestros deseos y nos fuimos a la alcoba principal, la más grande de la casa, allí desnudaron completamente a Claudita, pues que ya le faltaba poco, mi hermano y Albert también hicieron los suyo. Mientras Rocío me desnudaba lentamente y me dejaba hacer, cada vez que me quitaba una prenda me daba un beso en esa parte de mi cuerpo y me fue besando el culo, el coño, mis tetas; ahora era mi turno de desnudarla y lo hice tan rápido como pude pues estaba excitada por querer amar ese cuerpo, que es sólo mío.

Claudia estaba en la cama y tenía a mi hermano entre sus piernas que le comía el coño, Albert estaba que le mamaba las tetas y le mordía sus pezones. Yo, estaba a un lado de la cama, besando a Rosita y acariciándonos nuestros cuerpos, como reconociéndonos, siempre me gustaba tocar y apretar su hermoso culo porque así la deseaba más, la arrinconé a la pared que estaba frente a la cama, me puse de rodillas, la abrí de piernas, le metí dos dedos a su coño y con mi lengua le masajeaba el clítoris, con mi lengua recorría los bordes de su clítoris y dos de mis dedos entraban y salían de su coño hasta ponerla más caliente, luego tomé sus nalgas con mis dos manos y metí mi boca en su coño para succionarlo, apretándome con las fuerza de mis manos desde su culo su coño a mi boca. Intercambiamos posiciones luego, ahora era yo quien estaba de pie con las piernas abiertas y la tenía sujeta de su cabeza para que no apartara su boca de mi coño, cómo deseaba esa rica lengua dentro de mi coño y masajeándome el clítoris. En tanto que Claudita disfrutaba gozosa de dos vergas, tenía la de mi hermano Carlos en la boca, con la cabeza de su verga bien metida en su boca y Albert que la penetraba por el coño, en unas embestidas salvajes, la tenía bien sujeta de las caderas y la jalaba hacia él para ponérsela bien adentro de su coño, mientras mi Rosita me seguía comiendo magistralmente el coño, decidimos satisfacernos mutuamente y nos dimos un 69 de aquellos pues con la lengua le masajeaba el clítoris, la entrada del coño y con un dedito de mi mano se lo metía en el culo, se lo metía y se lo sacaba; ella me hacía lo mismo a mi hasta ponernos perdidas por la lujuria del sexo.

Claudia por otro lado seguía aplicada en lo suyo la miraba de rato en rato para excitarme más de lo que estaba con mi nena, veía a mi hermano echado en la cama y Claudia trepada en él cabalgándolo, ensartada por la verga de mi hermano en su coño, inclinada para ofrecerle sus tetas en la boca golosa de mi hermano y Albert intentando penetrarla por el culo, Claudia estaba fuera de si, quería las dos vergas dentro de ella al mismo tiempo y vaya que le dieron el gusto. Albert la empujada hacia adelante con la verga ensartada en el culo de Claudia y eso hacía que ella se moviera hacia delante donde Carlos la tenía sujeta jalándola un poco hacia adelante logrando un movimiento delicioso que le daba placer a las dos vergas. El vaivén de Claudia era rico, y más verlas así con las piernas bien abiertas encima de Carlos y apoyando su cuerpo en él, esto me encendía más y le comía el coño con más ganas a mi Rosita, la eché al piso le empecé a mamar las tetas y morderle sus pezones y con una mano detrás de su cuello y con la otra frotarle coño para meterle mis dedos mientras ella hacía lo mismo con el mío con unas metidas y sacadas tan rápidas que estábamos a segundos de estallar y cada vez más rápido sin detenernos, con desesperación y me separé de ella para ponerle mi coño en su boca y comerme el de ella y en ese momento exploté derramando mis jugos en su cara, en sus tetas, sobándome el coño por todo su cuerpo, limpiándome en ella mientras con mi mano recibía sus flujos para chuparme los dedos y tomarme los de ella; en ese momento y para terminar de gozar la levanté la puse al filo de la cama con las piernas bien abiertas y le pegué mi coño así mojadito como estaba el de ella y refregamos nuestros coños esos últimos instantes y terminamos abrazadas las dos, yo encima de ella en un descanso reparador.

En tanto, Claudia, se daba gusto con dos vergas dentro de ella y faltó poco para que Albert se la sacara del culo para bañarla con su leche desde el cuello hasta sus tetas, mientras que ella se salía de Carlos para recibirla en su boca derramando un poco por sus labios siendo retenidos por ella al sacar su lengua por el lado de sus labios donde se le había salido y volverlos a introducir en su boca como el más delicioso manjar.

Estaba ahí encima de mi Rosita, sudadas por el cansancio, felices de haberlo hecho.

  • Oh, mi Rosita hermosa y primorosa, eres la mujer que amo y completa mi vida, tu cuerpo es mío y el mío es tuyo.

A este tiempo estaba Claudita llena de semen y nos dimos un baño reparador y un descanso de la jornada. Rosita y yo nos dirigimos a la habitación donde descansaba y Claudia se dirigió a la habitación principal de la casa a descansar con los dos hombres de la casa con sus buenas vergas. En la habitación mi nena y yo nos echamos desnudas en la cama y dormimos pegaditas dándonos besitos apasionados hasta quedar profundamente dormidas.

A la mañana siguiente nos levantamos frescos y con ganas de más. Hacía un calor intenso, bordeaba los 35° Celsius, así que no tuvimos necesidad de llevar ropa encima de nosotros y así estuvimos disfrutando de una comida ligera para engañar al estómago pues a ninguno de nosotros nos apetecía meternos a la cocina a preparar algo de comer, unos sándwich con refrescos, fruta y lo que aplaque nuestro hambre. Pasaron como hora y media entre charlas y terminar de asimilar los alimentos. Después tuvimos una ocurrencia magnífica, arrinconamos los muebles de la sala de modo que quedó un gran ambiente como el patio de una escuela y colocamos allí unos cubrecamas para tirarnos a descansar en ellas como una gran cama de seis metros por lado. Y allí estábamos tres mujeres para dos machos. Max, la fiel mascota, no entraba en escena ni tampoco lo pensé, quizás en otro momento. Así que esta vez decidimos acoplarnos y armar una buena orgía.

La mañana había concluido, y la tarde se nos presentaba sonriente ante nosotros. Necesitábamos calentar el ambiente y decidimos poner música lenta, algo romántico quizás, un poco de tragos tal vez, algunos dulces de crema o manjar; acertamos en lo de la música y en la crema de dulce pero no en los tragos así que bebimos refrescos. Sonó la primera música, cada uno tenía su pareja decidida, pues yo tenía a mi nena Rosita y Claudia lo hacía con mi hermano y Albert, después vinieron los intercambios de parejas y siempre tratábamos de bailar música suave para estar pegaditos, rozándonos nuestros sexos, tocándonos por todas partes, pegándonos más con una mano en la espalda de nuestras parejas. Estos bailes estaban cumpliendo su propósito, nos estaban calentando de nuevo. Decidimos elegir a una reina de la fiesta, todos me eligieron a mí porque de alguna manera había tenido algo que ver conmigo. Entonces me pusieron en el centro de la supuesta cama con las piernas semi abiertas y mirando hacia arriba y llenaron mi cuerpo de manjar, dulce típico regional hecho a base de leche, azúcar, bicarbonato y esencias de vainilla, me untaron toda y cada uno de los participantes debía comer un poco. Albert se encargó de comerlo de mi coño y de mis piernas, mi hermano Carlos se encargó de comerlo de mis tetas y Rosita se encargo de comerlo de mi cara y de mi vientre. Estaba que disfrutaba de este jueguito, los tenía a todos comiendo de mí. Así con sólo el uso de sus lenguas me fueron limpiando hasta no dejar nada sobre mi cuerpo. Estaba melosa y así Carlos se encargó de hurgar en mi coño para juguetear su lengua con mi clítoris. A este tiempo Albert me daba una extraordinaria mamada sobre mis excitadas tetas, jugueteando su lengua con mis pezones y además tenía la boca llena con el coño de Claudia mientras ella se lo comía a Rosita que estaba de pie con su coño expuesto a la cara de Claudia, qué sensación de placer. Estaba con la idea fija cuando Claudia cogía con los dos machos y decidí darme el gusto puse a Carlos echado en la supuesta cama y yo me le subí encima para meterme su verga dentro de mi coño y cabalgarlo así, me incliné un poco hacia adelante con la intención de ofrecerle mis tetas y Albert que se afianzaba en meterme un dedo al culo para metérmela por ahí, me penetró de un solo golpe que sentí un pequeño dolorcillo pero aguantable por el placer que me estaban dando. Rosita y Claudia se estaban dando un delicioso 69, comiéndose el coño como posesas, poseídas por el dios de la lujuria, con sus caras impregnadas de sus propios flujos, degustándolo como el más delicioso manjar. Y nuestra tarde se hizo corta con estos momentos de placer.

El cansancio físico era evidente, a la mañana siguiente nos decidimos a pasear por la zona, el campo, las aves, los animales, la quietud del ambiente, todo lo que era diferente en la ciudad. Y así nuestra rutina continuó hasta culminar la semana. Mis tíos Manuel y Rocío estaban a horas de su regreso. Nuestra rutina era algo obvia y a mi las rutinas no me animan la voluntad, necesitaba algo más prohibido, más picante, que encendiera mis sueños eróticos hasta el punto máximo de mi ser y entregarme a la lujuria. El regreso de mis tíos me estaba abriendo a las ideas.

El regreso de mis tíos, fue de un total agrado y expectación y sólo nos contaron los detalles clásicos del paseo, que el paisaje, que la atención, que las playas, en fin, lo superficial.

Esa noche en cama con Rosita de un lado y Claudia del otro, pensaba en que todos debíamos participar de nuestro pequeño grupo de amor y sexo, incluidos mis tíos, quizás la nota que encendiera mi morbo sería ver como mi tío Manuel coge con su hija Claudia. Y nos dimos a la tarea con la complicidad de todos nosotros, incluida mi tía Rocío, que venía necesitada de más marcha, pues había disfrutado mucho de nuestros encuentros con mi hermano en ese trío fenomenal de puro sexo.

El día siguiente se pintaba de mil colores. Mi hermosa Rosita se había puesto un short de lycra muy pegado al cuerpo, de modo que resaltaba su enorme y redondo culo, sus increíbles piernas macizas y torneadas, un polo ajustado al cuerpo, sin nada debajo que marcaba sus pezones y se veían sus grandes tetas a través de su polo que parecía querer reventar de su cuerpo. Decidimos dar un corto paseo mientras en casa quedaban Rosita y mi tío Manuel que se encontraba en su habitación. El anzuelo estaba puesto, sólo faltaba que pique la presa.

Al salir de la habitación mi tío se encontró de frente con Rosita, estábamos cerca de la escena pero no tanto para no hacer un mal tercio de la pareja. Ella lo encaró sobre trivialidades de la zona y todo lo demás, exhibiéndose por demás provocativa ante él y de vez en cuando se levantaba e iba hacia la mesa mostrando intranquilidad y darle una buena visión de su grande y hermoso culo.

  • Qué es lo que te inquieta Rosita.
  • No lo se don Manuel, creo que habré dormido mal porque me he levantado con un pequeño dolor en la espalda y me gustaría un pequeño masaje.
  • No te preocupes amor. Si te sirve de apoyo puedo ayudarte.
  • Échate ahí en el sofá, preciosa, ahí boca abajo.

Al intentar echarse en el sofá, levantó un poco su polo, tratando de ocultar con sus brazos sus tetas, pero éstas eran grandes y redondas que solo lo pudo hacer en parte y se dispuso lo más cómoda que pudo, quedando ante la vista de mi tío su hermoso culo, bien empinadito como una pequeña montaña, que provocaba morderlo en ese momento. Y el tío Manuel se dio gusto en masajear y acariciar la espalda de Rosita durante 8 minutos más o menos. Al concluir dicho masaje, mi tío se apartó a un metro de distancia de ella y Rosita se dio vuelta para impulsarse con su mano derecha puesta en el sofá y sentarse olvidándose que tenía el polo levantado ofreciendo a mi tío una hermosa vista de sus tetas y dibujándose una sonrisa pícara en su rostro.

  • Rosita, qué hermosa eres, tienes unos pechos impresionantes.
  • Son hermosos en verdad don Manuel
  • Claro, mi reina, tienes un cuerpo divino.
  • Y quién es el afortunado de estar contigo amor.
  • Soy la nena de Angie, a ella le gusta mucho mi cuerpo y a mi me gusta ella, es mi incorregible traviesa.

Tal revelación, encendió su cuerpo, se pudo notar por la verga que se le marcaba en su pantalón y se sentó al lado de Rosita, metió su mano debajo del polo de ella para acariciarle sus tetas visiblemente admirado por ellas. En ese momento Rosita le agarró la verga por sobre su pantalón para palpar su tamaño y su grosor y por la sonrisilla de su rostro se advertía que la tenía grande y dura, porque así le gustan a mi nena. De inmediato, mi tío le dio un gran beso a Rosita al tiempo que manoseaba su gran culo mientras ella lo masturbaba por encima de su pantalón. Minutos después se hallaban camino a la habitación para continuar con sus caricias y ricos tocamientos.

Estando los amantes dentro de la habitación, hicimos nuestra entrada silenciosa a la sala de la casa, para visualizar todos los detalles de la cogida. El ambiente estaba caliente, al grado que mi tía Rocío se dirigió a una de las habitaciones pequeñas para darse una buena cogida con mi hermano Carlos y Albert. Carlos no perdía ritmo y sobaba con deseo el culo de nuestra tía ante la vista e los que estábamos allí mientras marchaban a la habitación contigua. En la habitación principal Claudia y yo pudimos observar detrás de la puerta a Rosita echada en la cama con las piernas abiertas y a mi tío que le comía el coño a ella, veíamos como movía su cabeza de arriba hacia abajo y de derecha a izquierda, Rosita la tenía sujeta con sus dos manos su cabeza como si quisiera meter la cabeza de mi tío dentro de su coño. Después de esto él se subió encima de Rosita para penetrarla de una buena vez y lo hizo de un solo golpe y ella gimió de placer y empezó a degustar de sus hermosas tetas grandes y redondas pero ella no lo dejó terminar sino que le propuso un jueguito nuevo para él.

  • Vamos a divertirnos un poco más amor.
  • Como tú digas amor, soy todo tuyo.
  • Quiero vendarte los ojos para puedas disfrutar de mi sólo usando el tacto amor.
  • Está bien mi reina, si me dejar tomarte toda.

Rosita le acercó sus ricas tetas a la boca de mi tío, susurrándole:

Así será amor, te quiero muchas veces dentro de mí.

Al estar vendado ingresamos a la habitación Claudia y yo, a un lado estaba Rosita y en la cama mi tío Manuel. Claudita se encargó de darle una suave masturbada a su papi, mientras Rosita cerca de Claudia decía:

Te gusta como te lo hago amor.

Si cariño, pero no lo hagas tan rápido porque quiero tenerte encima de mí.

Claro amor, me tendrás como tú quieras,

Claudia le dio una lamida rápida a la verga de su papi, desde las bolas hasta la cabeza de su verga, se montó encima y se metió esa hermosa y grande verga que debía tener unos 20 centímetros tomándole sus dos manos para llevarlas a su cintura mientras se movía de atrás hacia delante en una cabalgata suave y cadenciosa.

  • Te gusta como te cabalgo amor, decía Rosita.
  • Si amor, tienes un coño delicioso, quiero tenerte así todo el día.
  • Oh amor, qué feliz me haces de saber que te gusta mi coño.
  • Quieres verme ahora para que te des más gusto amor.
  • Si amor, hazlo.

En ese momento Rosita quita la venda de los ojos a mi tío Manuel y observa a su hija Claudia que estaba siendo taladrada por su rica y gran verga.

  • Pero, qué demonios……….

Entonces Claudia apoyó sus manos en la cama y empezó a moverse rápidamente como si la vida se le fuese en ello hasta que mi tío no pudo más y se vació dentro de su amorosa hija. Cuando Claudia se salió de él, le limpió la verga a su papi, usando la lengüita como herramienta y mi tío estaba absorto por los acontecimientos, pero creo que lo disfrutó a decir por su verga.

Después de esta maravillosa experiencia, hicieron su entrada en la habitación, mi tía Rocío que venía desnuda con el cuerpo sudoroso lleno de semen y el coño brillante, detrás de ella mi hermano Carlos y el primo de Rosita, Albert, que también venían desnudos con sus vergas fláccidas. Rocío le dio un cálido beso e mi tío Manuel en la boca diciéndole:

  • Que tal se ha portado la nena amor, gozaste rico.
  • Ustedes son unas sucias perras, y éstos unos cabrones de mierda.

Al tiempo que tocaba con amor y deseo los coños de Claudia y de mi tía Rocío, cada uno con una mano.

  • Creo que los próximos días la pasaremos muy bien.

Y pues no se equivocó. Dimos rienda suelta a nuestros instintos animales de placer y sexo y volvimos a hacer de la sala una gran cama pero esta vez éramos siete los protagonistas, augurando una cogida de aquellas, nuestro Sodoma y Gomorra en nuestra sala del placer.

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