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En la tranquilidad del hogar

en Amor filial

En la tranquilidad del hogar

Estaba en mi casa tranquila, realizando mis labores habituales, en la comodidad de mi hogar, con Carlos, mi hermano, Leonor, mi madre, Antonio, mi padre como siempre trabajaba todo el día de lunes a sábado.

Era un día martes de la primera semana de noviembre. Me encontraba en mis labores rutinarias, regresando de la universidad por la tarde, ordenando mis cosas por el resto de la tarde, revisando mis mensajes. Sin embargo, había un pensamiento que rondaba mi mente, tenía en mi madre una mujer hermosa, piel morena, culo grande y redondo, tetas grandes, a sus 41 años y con la coquetería de una mujer se conservaba bien. Ese día por la noche con mi padre ya en casa, mi hermano en su cuarto, yo en el mío, mis padres en su habitación, sentí el deseo de saber como eran los amantes en la cama pero tendría que aguardar el momento adecuado. Es así que al tratar de mirar varios minutos después, pude ver a mi padre echado en la cama y mi madre de espaldas a él ofreciéndole una visión de su culo mientras con su mano trataba de me terse su verga en el coño. Una vez que lo hizo, empezó a moverse lenta y suavemente para gozar de esa buena verga, pues mi padre era contemporáneo de mi madre, así que eran relativamente jóvenes, en plena madurez sexual. Mientras mi madre disfrutaba de esa verga, miraba hacia arriba cerrando los ojos tuve que hacer algo para que notara mi presencia y así fue que un pequeño ruido la alertó, volviendo la mirada hacia estaba yo gozando de tan bello cuadro. Ella seguía moviéndose de atrás para adelante mientras mi padre la cogí por el culo acariciándoselo al tiempo que su verga entraba y salí del coño de mi madre, ella me hacía gestos para que me retire de la habitación pero la escena era excitante y no fue hasta cuando acabó que tuve que salir rápido de la habitación. Estando en mi habitación me desnudé completamente y decidí esperara que mi madre saliera de su habitación.

Cuando lo hizo, camino al baño, me puse desnuda en la puerta de mi habitación, al verme quiso regresar pero era ya tarde, ya había visto su increíble cuerpo, sólo le dediqué una leve sonrisa al verla y ella me devolvió otra sonrisa disimulada. Al día siguiente, sin mi padre en casa, mi hermano no se encontraba, estábamos solas mi madre y yo. Me acerqué a ella por detrás y le acaricié el culo.

  • Anoche, la pasaste de maravilla, mami.

Sin ánimo e continuar la conversación, me fui a mi habitación y me desnudé completamente y me eché en la cama. Mi madre llegó a verme y así me encontró ofreciéndole una grata visión de mi cuerpo que turbó a mi madre.

  • Disfruté mucho viéndote hacerlo, mami.
  • Pero nena, no puedes hacer eso.

Mientras posaba sus manos en mis muslos, me decía:

  • Y tú lo haces con tu novio.
  • Sí, muy pocas veces, pero ahora no, porque no tengo novio.
  • Crees que soy linda, que mi cuerpo pueda gustarle a los chicos.

Recorrió todo mi cuerpo con la mirada.

  • Si amor, tienes un hermoso cuerpo y un color de piel muy lindo.
  • Gracias mami, tu siempre tan maravillosa.
  • Está bien, Angie mi amor, me daré un baño porque ando algo acalorada, conversamos luego.
  • Me dejas bañarme contigo.
  • Por qué no amor, al cabo estamos solas y no tiene nada de malo hacerlo.

Nos metimos al baño, ella se desnudó delante de mí y pude admirar su gran hermoso cuerpo. Estando debajo de la ducha, no me resistí más y le dije:

    • Mami, tienes unas tetas muy grandes, son más grandes que las mías.
    • Las tuyas son también muy lindas amor.
    • Tienes el coño muy peludito, casi no se te ve. Qué suavecito está.
    • No hagas eso amor, que me pones incómoda.

Y sin más que decir, le metí un dedo en el coño, con mi dedo pulgar busqué acuciosamente su clítoris para masajeárselo bien. Ya en ese estado me acerqué a comerle las tetas, mordiendo sus pezones con mis labios, jalándolos como si quisiera arrancarlos brindándole placer a su cuerpo. Ella estaba recostada en la pared de del baño, yo me pegaba más a su cuerpo, masturbando su rico coño y chupando sus grandes tetas. Ella acariciaba mi espalda hasta el comienzo de mi culo mientras se dejaba hacer. Saqué mi mano de su coño y se lo froté con ganas, la abrí de piernas y me arrodillé para comerle el coño, lamía el contorno de su coño por todos los costados, con mis dos manos tomaba su culo, pegando mi cara a su coño quedando mi nariz dentro de él, oliendo sus flujos para degustarlos después, moviendo mi cabeza de lado a lado, ella gemía de gusto y me acariciaba la cabeza por encima de mi cabello. Luego se dio vuelta y su culo quedó a centímetros de mi cara, le puse mis dos manos en sus nalgas, la palma de mis manos y cuatro dedos afirmaban ese culo y con mis dedos pulgares le abrí el culo para lamer el interior por las paredes de su ano, metiéndole mi lengua lo más adentro que pude. Ella levantó un poco más el culo por lo que liberé una de mis manos para meterla por debajo hasta alcanzar su coño y meterle un dedo en el coño haciendo círculos dentro de él. Así la llevé hasta el estremecimiento de su cuerpo. Liberé mis manos y mi lengua y con mis manos acariciando su cuerpo me fui subiendo hasta poner mi boca en su cuello, saqué mi lengua y la metí dentro de sus oídos para aumentar su excitación, mi coño se refregaba en su culo, en sus piernas. Mi madre se inclinó poniendo su cara en mi coño, por fin esa boca materna en mi coño, abría su boca y la cerraba en mi coño como si quisiera comérselo haciéndome unos chuponcitos maravillosos, mojaba con su lengua las paredes de mi coño y con sus dedos estimulaba mi clítoris, luego sobaba sus pezones en mi coño como queriéndome violar con ellos. Fue un baño espléndido. Al salir del baño:

    • Mami, que buen baño nos hemos dado.
    • Sí amor, pero sólo entre nosotras.
    • Ok mami, pero quiero que se repita.
    • Lo que tú digas nena.

Momentos después, estaban en la casa mi padre y mi hermano. Llamé a mi hermano a mi habitación y le conté mi encuentro con nuestra madre con todos los detalles. Creo que disfrutó porque la verga se le puso grande y dura, cuando se la sacó tuve que darle una buena chupada para aliviarlo, me bajé de la cama, él sentado en ella, le cogí la verga con las dos manos y con mi boca le succionaba la cabeza de su verga. Luego con una mano sostenía el tronco, con la otra le acariciaba las bolas y con la boca se lo mamaba rico. No duró mucho porque se vino en mi boca y me lo comí todo, ahí de rodillas junto a la cama estaba con mi boca llena de leche.

Al día siguiente, por la mañana, mi padre se hallaba en el trabajo, ahora estaba en casa con mi madre y mi hermano. Mi hermano supuestamente salió de casa pero con la firme intención de regresar en el momento adecuado. Así que sin más, me fui sobre mi hermosa mami, metí mis dedos debajo de su falda, dentro de trucita buscando su raja para acariciarla todita. Sentir mis dedos en su rajita encendió su deseo. Nos encaminamos hacia su habitación, en el camino iba que le sopesaba su hermoso culo, llena de pensamientos lujuriosos, por fin esas nalgas maternas serían mías y todo lo demás. Ya en la habitación, desnudas pude admirar con más detalle su hermoso cuerpo. Me prendé de sus tetas y le sobaba a placer sus nalgas grandes y redondas, se las amasaba y se la apretaba duro. Ahí mismo en la cama mu subí sobre ella y le puse mi coño en su boca, me incliné para comerle el de ella, ese grande, peludito y gordito coño materno, causa de mis muchas fantasías, ahí mismo cerca de mí, a punto de ser devorado por mi golosa boca. Metí mi lengua en el fondo de su coño y se lo malí con gusto mientras mi manos sostenían sus piernas. Luego me puse en el piso de la habitación con mi cabeza en la cama, mi madre se subió en la cama con medio cuerpo en ella, de la cabeza hasta sus caderas, quedando sus piernas en el piso en el filo de la cama, bien abiertas, poniendo su coño en mi boca, desde el piso le sujetaba las piernas por sus muslos mientras mi lengua recorría cada milímetro de su coño. Estaba tan excitada, de pronto sintió unas manos en sus caderas que la sobresaltó pero lo que más la sobresaltó fue una verga que le entraba por el culo mientras yo la sostenía, con mis dos brazos, sujetándola de los muslos, sentada en el piso y ella medio cuerpo en la cama, yo comiéndole el coño. Ese sobresalto se convirtió en placer, pues sus hijos la estaban haciendo gozar.

    • No quería desperdiciar la oportunidad de probar este hermoso culo, mami.

Mi mami regresó la cara para buscar al intruso y vio como mi hermano taladraba su culo de una forma de forma lenta y suave, al mismo tiempo que yo no dejaba de comerle el coño. Así la verga de su hijo Carlos, entraba y salía de su culo y la lengua de su hija Angie, se le introducía en su coño.

En ese estado de gran lujuria, sentí el palpitar de su coño, mi hermano apuraba sus embestidas. Sentí el discurrir de su coño en mi boca, ella quería salirse pero mis brazos agarrados a sus muslos desde el suelo no se lo permitieron como tampoco las manos de mi hermano en sus caderas y la verga que se le metía en el culo. Todo la lechita de mi hermano quedó dentro del culo de mi madre. Así agitados y sudorosos, mi madre subió más a la cama boca arriba mientras le ofrecía mi coño para que lo degustara de la misma forma mi hermano degustaba del gran coño materno. Estaba tan excitada, que mis flujos muy pronto mojaron su cara y su boca, su cuerpo se contraía por el placer que le daban sus hijos. Ahí quedamos, los tres juntos en la cama, descansando la tarde del día miércoles cuando el ocaso empezaba a saludar.

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