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El Fantasma (2ª parte)

en Fantasías Eróticas

Primero bajé al piso de abajo y cogí las llaves del recibidor, salí a fuera y las dejé en un matorral al lado de la valla; luego, me puse los sujetadores y las bragas disfrutando de su tacto y de como de hundían en la raja del culo. Más tarde, agarré del compartimento las esposas, las jeringuillas de afrodisíaco y la morfina. Por último, me tomé una pastilla del somnífero, me puse las esposas en las dos manos y las enganché en la cama lanzando la llave fuera de mi alcance.

Supe instintivamente que era lo siguiente que tenía que hacer y me concentré... unos segundos después percibí un destello y de repente me encontré fuera del cuerpo de Jessica. Miré sonriendo unos instantes su cuerpo dormido(supuse que por los efectos de la morfina, ya que no sabía como reaccionaría al salir de ella), entonces atravesé de nuevo la pared y me dirigí flotando hacia el otro lado del río que pasaba cerca de su casa y que separaba los barrios ricos del resto de la ciudad -ahora tenía que encontrar un hombre al que poseer-.

Al cabo de unos minutos de búsqueda por las calles, encontré una cancha pública de baloncesto donde jugaban varios hombres, allí vi al sujeto ideal: era un hombre negro con pantalones tejanos y camisa de tirantes, una masa de puro músculo y al menos 2 metros de altura. Me acerqué a el y metí la mano en su cabeza.

-Mierda... tío, me ha dado un bajón...  me voy a sentar un rato, OK?

-Vale tío, no será nada espero- le respondió un compañero que cogió el balón y siguió el juego.

Mi objetivo se sentó en el banquillo restregándose la cabeza y me lancé directamente dentro de el.

-¿¡Pero que coño...?!-en esta ocasión todo fue más fácil y me hice rápidamente con el control de su cuerpo. Sin perder el tiempo me levanté y me fui de la cancha en dirección a la casa.

Durante el tiempo que tardé en llegar fui palpando mi nueva adquisición: su escasa barba, el pelo casi-rapado, los gruesos brazos, el cuerpo sudoroso y el enorme bulto del pantalón que iba creciendo cada vez más.

-Como lo pensé, este negro la tiene muy grande- dije, riéndome excitado. Tener un cuerpo completamente distinto era una sensación increíble, seguí tocándome por todas partes, disfrutando del momento, corriendo de vez en cuando para probar mi poténcia física y a pesar de todo no podía dejar de mirarme el paquete. No me gustan los hombres pero sentía una inmensa curiosidad y solo el hecho de que conservara cierto recato me impedía sacárme la verga enmedio de la calle.

Al ese ritmo no tardé en llegar al barrio rico y coger las llaves que había dejado en el matorral con "el otro cuerpo". Abrí la casa, desconecté los teléfonos y entré en el cuarto de Jessica. Esta ya se empezaba a mover y desperezar(por lo visto ese somnífero no era muy potente), así que me di prisa y le inyecté una jeringuilla de afrodisíaco de las que dejé en un lado de la cama.

Jessica poco a poco abrió los ojos y soltó una exclamación.

-¡Oh!... ¡¿Quién eres tú?!... ¡¿Qué haces en mi habitación?!-de repente reparó en las esposas que la retenían en la cama y también en el hecho de que estaba casi desnuda excepto por el tanga y los sujetadores. Se revolvió inútilmente tratando de liberarse consiguiendo únicamente que sus pechos bien ceñidos se bambolearan arriba y abajo.

Yo le sonreí desde mis dos metros de altura mientras me quitaba la camisa sudada.

-Solo soy uno de tus admiradores- el bulto de mi entrepierna empezaba a dolerme y apretarme de verdad, así que me empecé a desabrochar la bragueta- Y me encantaría pasar un buen rato contigo.

-¡no...NO. Vete ahora mismo de... tienes que...!- Enmudeció de repente mientras observaba boquiabierta lo que me había sacado de los calzones: una enorme y gruesa polla negra cuyo tamaño provocó que a mi también se me cortara la respiración... pero en teoría ese era mi cuerpo, así que la sostuve con naturalidad- Mira cariño, está así por ti... ¿no crees que deberíamos remediarlo? "Joder, estoy seguro de que excede los 35 centímetros".

No le dí tiempo a responderme y, después de quitarle el sujetador le agarré con ansia sus dos tetas(mis gruesas manos apenas podían acapararlas) y me puse a succionarlas. Ella no tardó en empezar a gemir mucho más fuerte de lo que yo recordaba(tal vez por el efecto del afrodisíaco).

Por mi parte no le di tregua: le lamí y mordisqueé los pezones, le estrujé los pechos con brusquedad e hice que una mano le recorriera el vientre para acabar masajeando su coño tal y como yo mismo había hecho horas antes. Dos gruesos dedos se introdujeron en su vagina mientras el pulgar acariciaba el clítoris constantemente. Jessica no parecía acusar tal precipitación, más bien al contrario: empezó a moverse al vaivén de sus gemidos y no me puso ningún impedimento cuando uní mi boca a la suya e hice que mi lengua recorriera su paladar.

El momento duró y duró hasta que decidí ponerle fin: abandoné mi acción, le quité el tanga con brusquedad(no controlé mi fuerza y lo rompí involuntariamente) y hundí mi lengua en su coño mientras le pellizcaba el clítoris con dos dedos.

Eso fue demasiado para ella y soltó un último y agudo gemido mientras su cuerpo se tensaba y sus fabulosas piernas se abrían más y más. Una oleada de humedad me bañó la cara de la cual me tragué una parte. Tenía un sabor algo salado y muy excitante.

-¿Te ha gustado, cariño?- Ella me miró temblando y jadeando, "qué postura tan familiar"- ¿Te gustaría seguir con el juego?- yo le sostuve mi enorme polla negra delante de su coño de forma sugerente... ella abrió mucho los ojos y cerró las piernas instintivamente, pero al cabo de un momento se lo pensó y las abrió lentamente.

-...Si...- su voz pretendía ser firme pero escondía una súplica mal disimulada, estaba desesperada por sentir mi verga en su interior.

Yo respondí apartándome de su coño y acercando mi polla a su cara.

-Pero yo ya he jugado contigo...Si la quieres dentro de ti tendrás que jugar antes conmigo -Le sonreí mientras su jugo vaginal chorreaba por mi escasa barba- dime, ¿quieres jugar con mi polla negra?

-s...si, si quiero... quiero... quiero jugar con tu polla negra.

-Bien, entonces te liberaré... pero no intentes escapar, ¿eh?-cogí las llaves de las esposas y se las quité. Jessica no perdió el tiempo y cogió mi miembro para empezar a masajearlo lentamente(sus pequeñas manos apenas podían abarcar mi grueso pene).

Ella aumentó el ritmo y su suave lengua comenzó a chuparme el glande al ritmo de las sacudidas de sus manos cubriéndolo de su saliva. La sensación de frescor y el placer de tener a ese bombón praticándome una felación con un cuerpo que no era el mio(y el hecho de que llevara 1 hora aguantándome las ganas) casi hicieron que me corriera allí sin previo aviso... pero decidí aguantarme hasta llegar al clímax.

Jessica dejó de lamer y se metió la punta de mi verga en la boca para empezar a succionar fuertemente, eso me provocó un gemido a mi también que sonó como un ronco suspire. Cuando ella empezó a meterse y sacarse mi polla del paladar le acaricié su rubia melena por reflejo. Ella se la sacó y dedicó unos momentos a respirar.

-Es muy grande...- su voz no tenía reproche, solo admiración -...nunca había visto nada igual...- de repente se inclinó un poco hacia adelante, apuntó mi miembro hacia su garganta, abrió la boca lo máximo que pudo y se la empezó a tragar lentamente: 5 centímetros... 10... 15...

-¡Oh, dios mio...!- notaba como mi polla bajaba por su garganta... por el esófago... su barbilla se acercaba a mis testículos hasta que... ¡La muy zorra se había tragado mis 35 centímetros de verga!.

Su cabeza se empezó a mover adelante y atrás mientras mi pene iba entrando y saliendo entre mis roncos gemidos de satisfacción. La idea de que podía ser un sueño se me pasó una o dos veces por la cabeza pero en ese momento concentrarme en el placer era mucho más importante. El ritmo fue aumentando rápidamente mientras la ayudaba con mis manos.

-¡¡¡joder, JODER, VOY A CORRERME!!!- la oleada de placer me inundó mientras emitía un rugido salvaje. Jessica se apresuró a sacarse mi pene empapado y lo agitó con las manos mientras abría la boca ansiosa por su premio. Y este no se hizo esperar: el chorro de leche, mucho más de lo que podía tragar le inundó la boca, le cegó los ojos, le empapó completamente la cara y se le cayó por el cuello cubriéndole las tetas de semen.

La corrida duró unos 8 segundos en los que Jessica rió alborozada mientras trataba de tragar lo máximo posible, tras lo cual se chupó las manos y se encargó de dejar mi polla limpia con su lengua. Yo le devolví el favor chupándole las tetas y la cara demasiado excitado como para importarme el hecho de chupar el semen "de otro hombre".

-Ahora te toca a ti, grandullón- me dijo sensualmente. Yo me senté en la cama y me puse delante el espejo de cuerpo entero, contemplando con detalle mi cuerpo, que me recordaba a una mezcla entre un jugador de fútbol americano y uno de esos enormes negros de la NBA; solo que desnudo, sudoroso y con una espléndida verga cubierta por la saliva de una modelo.

Jessica pasó sus piernas por encima de las mías y yo deseché esa opción: la cogí con facilidad(que poco pesaba) y la tumbé en la cabecera de la cama en la tradicional posición de frente a frente con las piernas abiertas.

-No se si me va a caber...- dijo ella dudosa y excitada.

-Oh, ¿en serio?- fingí pensármelo- entonces quizá debamos dejarlo para otra ocasión- retiré despacio mi polla de su vagina. Ella se lo tomó como una tortura.

-¡¡¡NO, MÉTEMELA POR FAVOR!!!.

-bueno, si me lo pides así...- La volví a acercar y mi glande entró en contacto con sus labios vaginales. La diferencia de tamaño era considerable. Poco a poco la introduje en su húmeda cavidad, que se abrió y pareció dilatarse para recibir mi regalo personal... cuando hube introducido la punta dejé a un lado cualquier consideración y, de un fuerte empujón, la introduje hasta el fondo. Todavía sobraban centímetros por meter, pero Jessica soltó un agudo gemido y se quedó tensa mientras temblaba y jadeaba.

-¡¡¡oh... no... dios mio... Ooohhhh!!!- su vagina constreñía mi grueso pene. Parecía atrapado en esa caliente y reconfortante humedad... ella y yo nos mantuvimos en tensión hasta que empecé a meter y sacar mi miembro de forma pausada primero y más rápido después.

Jamás había experimentado un placer tan intenso(ni cuando estaba "vivo"). Los instintos animales se habían apoderado de mí. Yo era un monstruo de 120 kilos embistiendo a un animalillo que no debía superar los 50. Ese animalillo gemía de una forma nunca vista, haciendo retumbar las paredes de su madriguera. Yo lo agarré como pude para que no se escapara de mis manos: las tetas que se bamboleaban arriba y abajo no tarde en atraparlas y  succionarlas. Si ella me agarraba fuertemente por los hombros yo la apretaba más contra la cabecera de la cama.

No se cuando se corrió ella, ni siquiera de si se corrió. Yo solté un rugido similar al primero y derramé mi leche en su interior, pero esta se desbordó hacia fuera empapando las sábanas. Mi cuerpo se relajó completamente, saqué mi verga, ya satisfecha, del coño de Jessica y me tumbé a su lado. Ella tenía los ojos cerrados y una sonrisa de satisfacción en su cara dormida; me acordé con sorpresa de que me había corrido dentro de ella, o más bien: había hecho que un hombre desconocido se corriera dentro de ella. Sonreí pensando en las consecuencias de ese acto.

De repente, sonó el timbre. Decidí no contestar pero me asomé a la ventana por curiosidad... una mujer vestida formalmente esperaba junto a la puerta.

-Mi ex-jefa- advertí con asombro... entonces sonreí. Había cambiado de idea.