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El Fantasma(5ª parte)

en Fantasías Eróticas

Mi mano jugueteaba con un mechón de mi cabello mientras el teléfono sonaba. Tardé unos segundos en escuchar la voz aflautada de Jessica.

-Diga?

-Hola, Jessica.- forze un poco el tono para que no reconociera la voz de Sally, quería probar consciéntemente el poder de "La Voz Cantante" y de si funcionaba también a través de la línea telefónica- Quiero que te dirijas ahora mismo a la casa de Sally, no daré explicaciones... pero eso sí, tráete esos juguetitos que guardas en el cajón de tu armario.

-¡¿Que?! ¡¿Quién eres tú y como sab...?!

-¡Soy tu ama y te lo ordeno!- respondí con brusquedad.

-Ehm... si, mi ama.- Tras la vacilación, su voz sonaba ansiosa por obedecer... colgué. Tal vez hablar por teléfono limitaba un poco la efectividad o también es posible que fuera por que a Jessica la poseí tan solo una vez y durante poco tiempo.

-"En cambio, a Marcus lo he poseído tres veces esta semana y responde muy bien a cualquier orden"- cavilé mientras volvía mi atención hacia Alice, que iba cambiando su peso entre sus pies con evidente nerviosismo(o impaciencia)- "Me pregunto como responderá Sally en cuanto me separe de ella".

-Señorita, ya no aguanto más...- Alice dejó caer el abrigo al suelo y se empezó a desabrochar la faldilla -necesito... aliviarme- Se desabotonó la camisa, que cayó junto a las otras prendas.

-¡Vaya!- exclamé -Veo que no te has puesto las bragas de respuesto. Eres una chica cumplidora... confío en que no hayas tenido problemas con el viento de camino a mi casa- me reí mientras me ponía en pie y me quitaba el pantalón de chándal -Aquí tienes tus bragas, tal y como te prometí.

Me puse de espaldas a ella meneando las anchas caderas y me incliné sobre la cama mientras me manoseaba las nalgas para después abrirlas enseñándole las bragas que se hundían profundamente en la raja del culo y estaban tan estiradas que parecían más un tanga blanco. Me reí de nuevo sin remedio.

-Lo siento, de verdad, pero no creo que te vuelvan a ir bien.- De repente me vi con mi cara(y mis pechos) pegada a la cama y las rodillas en la moqueta. -"¿Me ha empujado?" -Me intenté volver hacia ella con cara ofendida, pero una fuerte presión en el coño me obligó a reconsiderarlo. Alice tenía un dedo presionando con fuerza las bragas entre mis labios vaginales, provocando que se hundieran sin remedio.

-La señorita debería estarse quieta por el momento, este es un trabajo delicado- Dijo con burla. Ya no sonaba tan sumisa. Las bragas me apretaban más y más a medida que Alice hundía el dedo en mi cavidad.

-Perdona Alice... pero ¿podrías quitarme las bragas... antes de hacer eso...?- Dije con la respiración agitada. Ella meneó el dedo un par de veces más hasta que lo retiró. Luego pasó la mano apreciativamente por una de mis nalgas y le dio un lametón para a continuación volver a pasar un dedo detrás de las bragas estiradas. Tiró de ellas y las soltó, golpeando mi rajita como si fuera una goma elástica(sentí el golpe especialmente por la parte del clítoris, que ya empezaba a abultar). Dí un respingo involuntario. "¿Es que acaso está jugando con mi culo?".

Me sorprendió notar varios tirones más acompañados de dos fuertes chasquidos. La tensión de mi trasero se disipó.

-¿Has roto tus...? UUUUuuuuuuhhhmmmmmmm- Alice estaba usando sus pulgares para abrirme el ano mientras lo chupaba por fuera y por dentro. No tardó en hundir su lengua profundamente.

Yo empecé a a soltar gemidos estrangulados -"¿Como puede tener la lengua tan larga?"- Notaba como se movía dentro de mí. No se parecía a ninguna otra forma de sexo oral que hubiera experimentado antes. Hacía que me sintiera sucia, pero me encantaba. Notaba la necesitad de flexionar más y más las piernas, lo que provocaba que mis tetas(ya duras) se apretaran contra el colchón y mis rodillas se elevaran, sosteniéndome tan solo por las puntas de los pies.

Alice seguía chupando ansiosa como un muerto de hambre que sorbe una caña de azúcar. Una de sus manos empezó a masajearme el coño, ya húmedo, sin andarse con rodeos. Se detuvo un momento y metió cuatro dedos de golpe que se puso a meter y sacar rápidamente. En este punto yo gemía con la boca abierta... me encantaba... Me encantaban esos movimientos dentro de mi vagina chorreante; me encantaba la sensación, también húmeda, de mi ano al dilatarse y constreñirse sobre su lengua independientemente de mi voluntad; me encantaba la cómoda presión de mis grandes pechos sobre las mantas; la baba que se me caía por la barbilla sin importarme y los agudos gemidos que salían de mi garganta. Realmente nunca me acostumbraría al cuerpo de una mujer como Sally.

Alice movió la mano una vez más. Entonces la sacó... y de repente noté algo más duro, grande y contundente que entraba de golpe. La muy bestia había metido el puño entero. Se me elevaron las pupilas y apreté los dientes mientras agarraba las mantas con fuerza. Cuando el puño empezó a entrar y salir me vi obligado a morder la tela para aguantar sin venirme abajo. Notaba esa familiar sensación electrizante a la que me había vuelto tan adicto, aquella que me entumecía los músculos y me dejaba babeando en el acto: un orgasmo de los largos.

La tensión se disipó poco a poco y dejé de hiperventilar -"Se supone que yo soy la jefa y... joder es realmente buena"- Me giré lentamente y me volví a sentar tratando de coger una postura digna. Alice estaba de pie otra vez mirándome con cara de depredador mientras se chupaba la mano derecha empapada en los jugos de Sally(mis jugos, me corrijo). -"¿Cuándo se ha quitado el sujetador?"- Sus pechos eran pequeños y firmes, con unos pezones gruesos y rosados.

-Así que quieres jugar duro?- Me puse en pié y me quité la camiseta, dejando mis enormes y pálidas tetas al descubierto como dos piezas de artillería. Era bastante más alta que ella. Si Sally medía 1,70, Alice no debía de sobrepasar los 1,55. Agité mi cabeza, desparramando la espesa melena color castaño por mi espalda y le devolví una mirada igual de feroz. Su expresión cambió radicalmente y se mostró temerosa, tal vez intimidada.

-"Tú te lo has buscado"- pensé. La cogí por el brazo y soltó un grito mientras la tumbaba sobre la cama; me puse sobre ella y apreté mis pechos contra los suyos, que prácticamente fueron devorados por la diferencia de tamaño. Apreté mi boca contra la suya en un beso salvaje. Mi lengua estuvo recorriendo su boca durante medio minuto, y cuando la retiré ella me miraba espectante.

Como castigo por lo anterior no hubo preliminares: metí cuadro dedos de mi mano izquierda en cu coño mientras mi pulgar jugaba con el clítoris y empezaba la tarea de morderle los pezones. Me concedí un momento para chuparlos como un bebé. Alice se tapaba los ojos con el antebrazo mientras gemía ruidosamente -"Tal vez cuatro sean demasiados para empezar..."- me lo pensé un momento y sonreí: hundí la mano todavía más y volví a aplicarme a la tarea de morderle los pezones. Alice apretó los dientes, elevó las piernas y se quedó rígida unos segundos... no tardó en relajarse a la vez que sus jugos vaginales empapaban las mantas.

Me senté a su lado y me ajusté las finas gafas con aire de suficiéncia. En lugar de chuparme la mano, puse los dedos en la boca de Alice, que se puso a chuparlos obediéntemente... quería probar cosas nuevas, y esa menuda pero enérgica chica parecía un recipiente ideal.

-Cierra un momento los ojos- Dije con voz sensual. Ella obedeció y extendió los brazos; yo la imité y me tumbé en la cama mientras me concentraba en salir... salir... noté un poco de frío y un destello muy familiar. De repente me encontré fuera del cuerpo de Sally, que ya tenía los ojos cerrados. Hice una filigrana en el aire y me lancé sobre Alice como si fuera una piscina.

-Ummmmmm... ¿Que...? Uggggghhhhhhhhhhh- Un espasmo en las extremidades, me encogí sobre mi mismo y me volví a estirar, como si en lugar de ajustar un traje a mi medida me ajustara yo a la suya... abrí los ojos, cada posesión me producía sensaciones distintas.

Realicé el típico ritual: ponerme en pie, mover mi nuevo cuerpo, etc... Alice era muy distinta de Sally o Jessica, su cuerpo era más delgado, más esbelto. No notaba el acostumbrado bamboleo de esas tetas descomunales que tenían las dos ni ese culo grande y blando que también se movía al caminar. El cuerpo de la secretaria se parecía más al de una gimnasta

-"¿De una gimnasta?"- pensé. -"Tal vez..."- abrí las piernas al máximo hasta que mi trasero entró en contacto con la moqueta.

-Alucinante- Me reí. Como hombre había sido imposible abrir las piernas hasta ese punto(ni siquiera las dos terceras partes). Estaba tan distraído con ese juego que el timbre me pilló por sorpresa.

Me encaminé a la puerta dando un par de vueltas de baile, me sentía muy ligero. Abrí sin importarme mi desnudez y me encontré a Jessica. A pesar de ser yo la desnuda, me quedé más sorprendido/a que ella: llevaba una chaqueta corta y roja sobre un corsé de cuero negro que apretaba unos pechos más grandes que los de Sally; de este salían unas tiras que sujetaban unas medias también negras. Llevaba zapatos de tacón y la melena compuesta por tirabuzones rubios recogida en una cola de caballo, la faldilla apenas lograba cubrir su trasero.

-Saludos Jessica- le dije con naturalidad mientras le pasaba una mano por su vientre descubierto y sin hacer caso de su expresión perpleja -veo que has traído lo que te pedí, pasa pasa, y deja que te ayude. Le cogí la bolsa y cerré la puerta. Casi me caí... "Todavía no me acostumbro al equilibrio de este cuerpo"

-Quiero que te quites toda la ropa excepto las medias- Dije con una risa juguetona -Esta noche nos lo vamos a pasar muy bien- Empecé a hacer muecas delante del espejo "Bonitos ojos". Luego saqué la lengua lo máximo que pude, me llegaba más allá de la punta de la barbilla "pues tenía razón, la tiene muy larga". Comprobé que llegaba tranquilamente a chuparme la nariz y las mejillas.

Cuando me dí la vuelta, Jessica se había desnudado tal y como le dije, y se acercaba a mí bamboleando esos enormes pechos. Me quedé tan prendado/a en ellos que no me dí cuenta de los "juguetitos" que llevaba en una mano. Era alta, yo(Alice) solo le llegaba a los hombros, asi que dí un paso hacia ella y hundí la cara entre sus pechos. Los echaba de menos. Había tenido los de Sally a mi disposición durante una semana, pero estos eran de otro calibre.

-¿Qué comes para que te crezcan tanto?- Mi voz sonaba a chiquilla envidiosa -eehhmmm... ¿Y qué es esa cosa?

Jessica chupaba un objeto color morado y forma alargada, pero dejó de hacerlo en cuanto vió mi interés. Sim embargo no contestó a mi pregunta.

-Veo a mi ama un poco excitada- Me contemplaba como quien observa un rompecabezas que trata de descifrar -Pero no se como satisfacerla.

-¿Qué estás diciendo?- "¿No me escucha?" -Quiero que te sientes en esa cama junto a Sally, abras las piernas y me enseñes tu chochito.

-¿Que, Sally? -Parecía sorprendida- ¡Oh, Sally, seguro que ella sabe lo que hay que hacer!

Pasó junto a mí sin hacer caso de mis palabras y se puso a zarandear a la otra mujer con ansiedad en el semblante.

-¡Despierta Sally, despierta!

Sally empezó a moverse y bostezó como si hubiera dormido un día entero.

-¿Jessica?... ¿Eres tú? -No pareció extrañarse de estar desnuda junto a otras dos mujeres en su propio piso- Y... ¿Quién es ella? Es muy guapa -Dijo con aire inocente mientras me comía con los ojos. ¿Por qué se había fijado en mí? A todas luces, Jessica llamaba mucho más la atención que Alice... ¿Tal vez percibía la conexión que había entre nosotros?(o entre ella y mi cuerpo astral). Sin embargo, era evidente que se había puesto cachonda nada más verme.

-Por fin despiertas- Jessica hizo un puchero -Verás. mi ama me necesita pero no se como satisfacerla... ¿me puedes ayudar? Tú sabes mucho de estas cosas. ¿Me ayudas?¿Me ayudas?¡¡¡Por favooooooooooor!!!

Me había quedado pasmado/a. Era impactante ver a Jessica haciendo pucheros, dando saltitos ansiosos y llevándose las manos a las mejillas como una niña de 7 años. Lo habría sido aunque no estuviera desnuda ni llevara ese consolador XXL todavía en la mano.

-Vaya vaya, no tienes remedio- Sally se puso en pié elegantemente, se ajustó las gafas y puso lo brazos en jarras, actuando como si todavía llevara su ropa formal -Ven, y presta atención.

Yo seguía incapaz de decir palabra. ¿Cómo se había recuperado Sally tan rápido? Había estado en su cuerpo durante una semana casi ininterrumpida y ahora ni siquiera padecía la amnesia que habían sufrido tanto Jessica como Marcus con tan solo unas horas de posesión. Es más, su cara era una copia de la otra mujer ¿Tanta era su ansia por satisfacerme?.

Perdido en mis pensamientos, no me dí cuenta de que tenía la cabeza apoyada entre las tetas de Jessica. Estas me rodeaban el cuello y descansaban sobre mis hombros -era como estar sobre un cojín elástico, blandito y caliente-. Mis piernas estaban totalmente abiertas de forma que mis rodillas llegaban a tocar los pechos de la otra mujer, que se encargaba de mantenerlas en esa postura sujetándolas con las manos.

Delante mío, Sally rebuscaba en la bolsa de Jessica hasta que sacó una especie de juguete hecho con 5 bolas de goma del tamaño de pelotas de tenis unidas por un cable casi transparente que terminaban en un objeto metálico de varios botones. Ésta se acercó con andares contoneantes chupando el consolador en forma de pene que había cogido de Jessica para a continuación ponerse de rodillas y empapar la primera bola de la cadena en los jugos vaginales que salían del coño de Alice. La bola estaba muy fría y tuve un escalofrío por todo el bajo vientre en cuanto me rozó el clítoris.

Sally me miró a los ojos e introdujo bruscamente la esfera en mi culo, provocando un sonido de succión. Yo apreté los dientes y me llevé las manos a la boca de forma involuntaria. Sally siguió con la faena introduciendo la bola todavía más empujando con los dedos y dejando espacio para la siguiente de la cadena, que entró con más facilidad... La sensación de presión y cosquilleo no tenía nada que ver con el placer que había experimentado hasta ahora, pero era igualmente adictivo y me sorprendí soltando gemidos entre dientes y moviendo la cabeza adelante y atrás mientras Sally introducía la última de las bolas presionando con la mano.

-Es impresionante, mi ama tiene un buen culo -parecía hipnotizada contemplando mi ano(el ano de Alice) constreñirse y dilatarse- me esforzaré para que quede bien satisfecha.

Sally cogió el extremo del cable, el que quedaba fuera de mi ano y apretó un botón; dí un grito de sorpresa cuando todas las bolas que tenía dentro empezaron a vibrar al unísono. Jessica se puso a pellizcarme los pezones con mis piernas posadas encima de los antebrazos.

Como toque final, Sally cogió la polla de plástico y la metió en mi coño. Ese último shock me pilló totalmente por sorpresa y el orgasmo que vino a continuación fue como venirme abajo. La electricidad de mi cuerpo me hizo retorcerme y dejó esa sensación de debilidad y sensiblidad... sin embargo la otra mujer no me dio tregua y siguió la faena de meter y sacar el consolador cada vez más rápido.

Yo sentía deseos de suplicarle que me diera un respiro, pero de mi boca tan solo salían gemidos. No se cuanto duró todo aquello, en qué momento Sally  activó el mecanismo de la polla de plástico(que resultó ser otro vibrador)... no se cuantas veces me corrí... pero allí, entre orgasmo y orgasmo empecé a comprender que Alice tenía un don(o una maldición). Su deseo era insaciable, y obviamente yo lo notaba de primera mano; se recuperaba mucho más rápido que cualquiera de las otras dos mujeres y en lugar de relajarme me excitaba cada vez más y más.

Mientras Jessica me mordisqueaba la oreja y se dedicaba a jugar con el vibrador que no había salido de mi coño, escuché a Sally hablar por teléfono.

-¿Marcus, estás ahí? Si, soy yo, Sally. Necesito que vengas a mi casa ahora mismo, mi ama te necesita.

Continuará...