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El Experimento 8: Amor fraternal.

en Fantasías Eróticas

-Huuuurmmmmmmm...

Me hallaba todavía dentro del cuerpo de Lily, estirada boca abajo en el amplio sofá sin reposabrazos del salón de su casa. Mantenía un cojín abrazado sobre el cual había apoyado la barbilla mientras mis pies se meneaban al son de mi impaciencia. A esas alturas ya ni me importaba el hecho de tener el tetamen de Lily aplastado entre su cuerpo y el mueble, tan solo quería una cosa.

-Mmmmmmmmhmhmhm... (¡¿Pero cuánto va a tardar?!)

Llevaba esperando allí plantada lo que se me hacía una eternidad, viendo dibujos en la tele y comiendo melón que "nuestra" madre había cortado para su querida hija. La mujer parecía realmente aliviada de ver a Lily recuperada tras el arranque de depresión que había sufrido por la mañana, y no tuvo reparos en demostrarlo a base de mimarla con todo tipo de atenciones, lo cual incluía prepararme cualquier cosa que le pidiese y darme constantes besos en la coronilla hasta el punto de resultar embarazoso.

Dejé escapar otro sonido mitad gemido mitad gruñido a la vez que me daba la vuelta hasta quedar boca arriba con las rodillas elevadas y un antebrazo sobre la frente. Mis grandes tetas, en lugar de inclinarse hacia los lados o hacia atrás por efecto de la gravedad, se mantuvieron firmes y elevadas contenidas por el sujetador, tapándome la vista de delante como dos grandes montes de tejido morado coronados por la parte superior del logo de Hello Kitty. Yo me las observé distraída durante un buen rato mientras las hacía menearse de lado a lado con el dedo índice, pero no era más que una pequeña distracción, un leve paliativo para mi impaciencia.

-¡Aaaaaaaaaaaaaargh!... (¡Debería haber llegado hace horas!)

O quizá horas no, pero el tiempo exacto no era algo que en aquel momento le importase a mi mente de adolescente enfurruñada.

Entonces me volví a dar la vuelta por vigésimo-séptima vez, me arrastré hasta borde del sofá y me dirigí a mi madre activando sin pretenderlo el modo de Lily enfadada, el cual consistía sencillamente en hinchar mucho los mofletes y elevar el tono de voz hasta sonar como a una niña mimada de seis años.

-¡Mamiiiiiiiiiiii! ¿Pero cuando va a llegar Veri a casaaa? ¡Tarda mucho!

-No lo sé, cielo- me contestó la madre de Lily con una sonrisa indulgente mientras se desataba el delantal -Su clase terminó hace hora y media pero supongo que le habrá surgido algún imprevisto. Tal vez se haya tenido que quedar a estudiar o tal vez...

De repente el móvil vibró encima de la encimera y la mujer se apresuró a cogerlo tras soltar una pequeña exclamación al ver quién era.

-¿Verity? ¡...Hola cielo! ¿Por donde andas?

Yo abrí mucho los ojos y me levanté del sofá rápidamente para ponerme al lado de mi madre, tratando de escuchar algo.

-...Ajá... ¡Oh, ya veo...! Si... ¿Con tus amigas, dices?- la mujer entonces reparó en mí y me dirigió una mirada elocuente -Es una lástima... ¿Sabes? Lily parece realmente impaciente por verte, lleva nerviosa desde que volvió del instituto y... ¿Como...? Eeeehhh... vale, de acuerdo Verity... ¡No, no pasa nada! Diviértete, cielo. ¡Y saluda a Natalia de mi parte! ...si... ¡Bien, pero ni un minuto más! ...adiós mi pequeña, ¡Te quiero!

La mujer colgó el móvil y lo volvió a dejar sobre la encimera para finalmente dirigirse a mí, que había tratado de seguir la conversación con las manos cerradas tras el trasero y el peso apoyado sobre la punta de los pies mientras no dejaba de dar botecitos, nerviosa.

-Lo lamento, Lily. Parece que Veri ha quedado con sus amigas después de clase y no volverá hasta la noche.

-¡¿Hasta la nocheeeee?! ¡Jooooooooooooo...!

-Lo lamento, cielo- dijo la madre, sonriendo. -Si no te importa, me gustaría descansar un rato. Tanto trabajo me ha dejado agotada. ¡Ah! Y por cierto...- se inclinó hacia mí y me dió un beso en la frente -Me alegro de que te encuentres mejor. Si necesitas algo no dudes en despertarme.

Y tras decirme aquello, se dirigió a su cuarto en el segundo piso.

-(Hasta la noche... ¿Qué voy a hacer hasta entonces?)- pensé, suspirando dramáticamente.

Fijé mi vista por unos instantes en el culo de "mami" mientras subía los escalones... No estaba nada mal, ciertamente. Pensé que tal vez podría poseer su cuerpo un rato para matar el aburrimiento, pero dejando a un lado ese buen culo, aquella mujer entrada en los cuarenta no resultaba precísamente atractiva. Además, parte de mi mente se rebelaba ante la idea de aprovecharme de ella. Lily la quería, sin más. Y ambos estábamos temporalmente unidos en cuerpo y mente así que cada uno influía sobre el otro tanto en los actos como en el subconsciente.

Pero... ¿Qué otra cosa había por hacer en ese barrio anodino? Los vecinos de Lily eran todo viejos jubilados y familias aburridamente tradicionales. Y no quería ponerme a dar vueltas por la calle a ver si me cruzaba con alguna víctima potencial, no en aquel momento por lo menos. Tenía la cabeza repleta de ideas todas ellas con un objetivo en concreto, ¡Y para llevarlas a cabo necesitaba que Veri llegara a casa de una maldita vez!

-¡Pues bien!- exclamé, despejándome la cabeza de pensamientos inútiles -Si esa tonta no va a llegar, significa que su cuarto estará... desprotegido... jujujuju...

En realidad, ni yo ni Lily teníamos un interés exagerado por saber lo que escondía Verity en su habitación. Pero si combinábamos la curiosidad de Lily respecto a todo lo relacionado con su hermana y mi gusto por romper las reglas e invadir privacidades ajenas, entrar en el cuarto de la chica de 17 años se convertía directamente en algo demasiado tentador como para no hacerlo.

Así que, en cuanto escuché a mamá cerrar la puerta de su dormitorio, moví el cuerpo de Lily para que subiera las escaleras a su vez, haciendo que sus pies descalzos resonasen sobre la moqueta. Tardé unos segundos en situarme delante de su puerta, que quedaba justo al lado de la mía, y la abrí.

-¡Con permiso!- exclamé con voz cantarina. -¡...uoooooohhhh! Veri tiene el cuarto tan ordenado... 

En efecto. Si uno tratase de imaginar cómo sería la habitación de una estudiante modelo con una belleza muy por encima de la media y un gran concepto de sí misma, la imagen que les vendría a la cabeza se parecería muchísimo al domitorio de Verity.

Dí unos pasos al interior y observé alrededor. No había nada fuera de lugar, ni una mota de polvo o signo de desorden: la cama perfectamente lisa, el escritorio impoluto, e incluso el gran armario ropero tenía un aspecto sobrio dentro de aquel espacio. El único elemento ligeramente caótico era el cuadro de corcho colgado a un lado del espejo y lleno de fotos de Verity en las que salía con sus amigas o con su novio en todo tipo de situaciones. También había colgada una foto de su madre. Y en cuanto a Lily... tan solo la ví una vez en una captura donde salía la familia al completo en una gran reunión que parecía haberse tomado muchos años atrás.

-¡Haaaaaaahh! ¡Lily era adorable...!

En aquella foto, la pequeña Lily que por entonces parecía tener unos 5 o 6 años salía con el pelo corto y llevaba un sombrerito de color naranja claro que la protegía del intenso sol playero. En una mano regordeta sostenía una pala de plástico de color azul mientras que la otra la tenía cogida de la mano de su hermana mayor. Verity por aquel entonces no llevaba el pelo teñido de color carmesí como en la actualidad, y me sorprendió darme cuenta -ya que no había tocado esa parte de la memoria de Lily- de que su color natural era el mismo que el de su hermanita. Por aquel entonces tan solo las diferenciaban la edad y los ojos, que Verity tenía de un tono azul oscuro mientras que los de Lily eran de color castaño claro.

-hihihi... aunque la cara de Lily no ha cambiado casi nada en estos 7 años- murmuré, acariciándome los mofletes con una mano mientras admiraba frente al espejo su cara en forma de corazón, de expresión inocente y ojos grandes y sinceros. 

Pero entonces me levanté, espantando una mosca que se había metido en la habitación, y decidí que había llegado el momento de curiosear más a fondo: empecé por el armario, donde Verity guardaba todos sus abrigos y conjuntos que solía llevar... cosa que descubrí que no me interesaba ni un ápice, así que me fui directa a las prendas individuales.

-Ehhhmmm... aquí están las camisetas... pantalones y... hummm ¿...cómo se llamaba esta cosa? ¿Blusa... tal vez?

Sostuve la prenda de color azul marino por delante, pensando en su elegancia y suavidad con la parte de mi mente que no me pertenecía. Entonces me giré de rodillas encarándome al espejo y traté de verme con la prenda pegada al torso.

-(¿Tal vez podría...?)

Y sin pensarlo siquiera, dejando que la mente de Lily controlara mis acciones, me desaté la falta provocando que esta cayera al suelo para a continuación cruzar las manos sobre la cintura y tirar de la camiseta -al principio de forma brusca para evitar que se encayara al arrugarse a la altura del busto y al final con delicadeza tratando de no estropearme las coletas.

No pude evitar esbozar una sonrisita pervertida al contemplar a la muchacha en ropa interior frente al espejo. Mi pequeña Lily... su cuerpo era una delicia que cualquier chica mataría por poseer. De caderas anchas, vientre plano y pechos exuberantes apenas contenidos por un sujetador de talla extragrande que todavía olía a nuevo. Todo aquel que la viera jamás sospecharía que Lily todavía no había cumplido los 14 años. Pero aquí y allá quedaban señales de que, en el fondo, seguía siendo solo una niña. No había más que ver la forma en que vestía, todo falditas de colores chillones y camisetas con personajes de dibujos o directamente las braguitas rosas con borlas blancas que llevaba en aquel momento y que se hundían tensas en la raja del culo, incapaces de abarcar con comodidad unas nalgas que habían crecido de forma desmesurada desde que se las regalaron hacía años.

-Y esto va... aaasí...- murmuré al ponerme aquella blusa -hummm...

No, definitivamente no me quedaba bien. al ser la prenda tan ancha y holgada, mis grandes pechos volvían a crear un efecto parecido al de una cortina que dejaba un espacio exagerado entre la tela y el torso. Provocaba que mi abdomen pareciera mucho más grande de lo que era y... encima, el color no pegaba en absoluto con mi pelo y mis ojos amén de que me iba demasiado larga en las mangas.

Solté un resoplido y me saqué la blusa descartándola a un lado mientras empezaba a saquear la cajonera de mi hermana mayor. Dediqué la media hora siguiente a probarme decenas de prendas diferentes convirtiendo la estancia en una improvisada pasarela de modelos.

-Hummm... esta no está mal. ¿Y esta...? Veeeamoss... hehehe... ¡Oh! Y quizá podría combinarla con estos shorts... se ponen así... y... ¡Hungh! No, demasiado estrechos.... A ver si con esto y esto... ¿Tendrá alguna de color fucsia? ....eh, ¿Hoh? ¡Esta me gusta!... y la de al lado... ¡Meh! Demasiadas rayas... ehmmm por aquí todavía no he mirado... a ver a ver...

Era desconcertante lo atraída que me sentía hacia toda aquella ropa tan (¿Madura?) y... (¿Sofisticada?). Hacía que la parte de mi mente perteneciente a Lily se sintiera como una cría pusilánime, todavía con la habitación llena de muñequitas y camisetas de gatitos y princesas.

...y todo mientras aquella maldita mosca seguía tocándome las narices. Había tratado de ignorarla durante un buen rato pero no dejaba de rondar alrededor de mi cabeza y a posarse en sitios incómodos. Traté de espantarla de nuevo sin éxito... y fue entonces cuando me di cuenta del estado en el que había quedado la habitación: repleta de una gran variedad de prendas descartadas de manera descuidada extendidas a lo largo de la cama y la moqueta.

-Joder... Veri me va a matar...- murmuré, dando voz a los pensamientos de Lily.

-Bzzzzzzzzzz... 

-¡Me cago en...!- me saqué la camiseta llena de filigranas que llevaba en aquel momento y traté de golpear aquella maldita mosca sin conseguirlo.

Se ve que el aburrimiento tras la larga espera, el darme cuenta del desastre que había montado en el dormitorio de mi hermana y el zumbido constante del maldito bicho a un palmo de mis oídos durante todo ese rato me habían dejado algo crispada. Así que me detuve en medio de la habitación, nuevamente en ropa interior, y suspiré con fuerza con la prenda apretujada sobre mi rostro. Trataba de tranquilizarme.

Pero de repente noté un cosquilleo recorriéndome la nalga derecha... la mosca. La jodida mosca.

Apreté fuertemente los dientes tras musitar un juramento ahogado por la camiseta, la cual dejé que se deslizara por encima de mis tetas hasta caer al suelo. A continuación y con lentitud premeditada, fui bajando las manos, preparándome para otro fútil intento de descargar un manotazo que acabase con la miserable existencia de aquella hija de la grandísima...

-Espera...- musité en voz baja. Una idea empezaba a formarse en mi mente.

Sabía donde estaba la mosca. La sentía claramente moverse por encima de la suave piel de Lily... e incluso... -giré un poco las caderas- la podía ver en el espejo.

-A ver si escapas de esto...

Moví una diminuta parte de mi organismo a través del torrente sanguíneo de Lily hacia la zona exacta de la nalga sobre la cual andaba la mosca. La sustancia viscosa se filtró a través de las paredes de los capilares y en un instante atravesó los poros de la piel formando una fina película justo bajo las patas del insecto, dejándolo totalmente inmovilizado como si de pegamento se tratara.

-¡Hahahahahaha! ¡¿Y ahora qué, eh?!- exclamé, triumfal.

Si, así es. ¡Había atrapado a una mosca! ...y me sentía estúpidamente satisfecha por ello. Pido a todo aquel que lea estas líneas que se abstenga de juzgarme.

Extraje unas gotitas más de mi organismo ampliando el pegote que ya se acumulaba bajo el bicho y lo arrastré con la yema del dedo para agarrarlo y así poder ver mejor mi nueva captura. Había dejado de mover las alas y parecía observarme con la inocencia pintada en aquellos ojos multifacéticos. Yo me senté lentamente sobre el colchón y le devolví la mirada durante un buen rato con el ceño fruncido.

-Hummmm...- murmuré, pensativa -(Si... tal vez funcione...)

Bastó una leve orden mental para que una diminuta parte del organismo que cubría a la mosca, quizá uno o dos miligramos, entrara en el cuerpo del insecto. Y entonces... no sentí nada. Pero sabía, estaba segura, de que algo había cambiado. Me di cuenta de que había estado conteniendo el aliento y traté de respirar en suaves bocanadas como si de alguna manera la quietud y el silencio fuesen de alguna ayuda. A continuación reabsorbí la sustancia que cubría la mosca sin perder la tensión, temerosa de no haber conseguido nada y que el bicho se marchara volando, pero... se mantuvo en la misma posición completamente inmóvil.

Parpadeé un par de veces sin saber por donde empezar. Y entonces, como de pasada, deseé que la mosca diese una vuelta sobre sí misma. Y al instante el bicho movió las patas sobre la yema de mi dedo hasta girar por completo y volver a su posición inicial.

Mi reacción ante aquel fenómeno consistió en soltar una estruendosa y aguda carcajada meneando los pies descalzos para todo seguido caer sobre la cama mientras me tapaba la boca con la mano libre por puro reflejo.

Pero aquel ataque de risa irracional duró tan solo unos instantes, ya que en un momento volví a incorporarme y, observando fíjamente el bichito en mi poder, deseé que volara directamente al cuadro de corcho hasta posarse directamente sobre la cara de la Lily de 5 años. Y en el instante exacto de emitir el pensamiento, la mosca batió las alas produciendo aquel zumbido característico mientras se elevaba por encima de mi cabeza hasta que, 3 segundos después, ya se encontraba exactamente donde yo le había ordenado.

-Madre mía... esto es... joder, no entiendo cómo no se me había ocurrido antes...

Durante los 5 minutos siguientes utilicé la mosca como si de un avión teledirigido se tratase disfrutando de aquel juego como la niña que era, mientras me repetía una y otra vez la misma pregunta de cómo aquello no se me había ocurrido con anterioridad. Si era capaz, con una parte de mi organismo, de someter por completo a una mente humana, por pura matemática el cerebro de cualquier ser de inteligencia inferior tenía que terminar siendo coser y cantar. Y todavía más en el caso de un insecto como el que acababa de atrapar, del que apenas se podía decir que poseyera algún tipo de inteligencia.

-ji ji ji ji...

Cada vez que bajaba la guardia, descubría una nueva faceta de mis poderes que no había advertido con anterioridad. Y mientras me deleitaba con la visión de la mosca volando alrededor de los pechos de Lily y entre los mismos como si fuesen un par de montañas(con un puente sobre el valle en forma del elástico del sostén), pensaba en todas las criaturas que podía llegar a controlar mediante mi organismo: Perros, gatos, caballos, cerdos... tal vez incluso...

-¿...elefantes...ballenas?- murmuré.

En algún momento probaría todo aquello y más. Pero como suele decir la gente: "lo primero es lo primero".

Elevé la mano ordenando que la mosca se posase sobre el dorso.

-Hora de decir adiós, mi pequeña amiga. Fue divertido mientras duró.

Y con otra leve orden mental, el organismo que había metido dentro de la mosca se expandió consumiendo sus células hasta que todo el cuerpo del insecto quedó convertido en una gotita de limo azul. Yo sonreí satisfecha, dispuesta a absorberlo através de la piel, pero me detuve al sentir algo extraño... Había... algo diferente en aquella pequeña burbuja. No lo veía, pero, como todo lo referido a mi organismo, lo sentía.

Fruncí el ceño, extrañada, y me concentré con la mirada fija en la sustancia azulada. Había adquirido algo al absorber a la mosca, algún tipo de... ¿Información? Podía "verlo", quizá incluso modificarlo. Me tembló un poco el labio al notar una súbita oleada de inseguridad, temerosa de repente. Pero hice un esfuerzo en olvidar mis temores y me concentré todavía más. Era como un código, quizá un punto de partida. No creo ser capaz de explicarlo con claridad suficiente, pero digamos que era un elemento que podía tomar como base para crear algo.

Y eso hice. Me aferré mentalmente a los fragmentos de código repartidos por la pequeña gota posada sobre mi dedo índice y utilicé mi propio organismo para darle forma. Fue entonces cuando contemplé atónito como la gotita empezaba a moverse con diversos filamentos de color oscuro tomando forma dentro de la misma. Esos filamentos se hicieron más nítidos y gruesos hasta que la gota se oscureció y se retorció hasta adoptar una forma más rígida de la cual surgieron algunos apéndices diminutos, un abdomen bien definido y dos tiras transparentes y laminadas que parecían un par de alas de insecto.

La transformación duró apenas 10 segundos, al término de los cuales volvía a tener la misma mosca que había sido absorbida por mi organismo no hacía ni dos minutos tranquilamente posada en el mismo lugar.

Yo, como era de esperar, estaba estupefacta, anonadada, flipando en colores. Pero no dije nada, no me reí, ni siquiera parpadeé. Lo que hice en cambio fue disolver de nuevo el cuerpo de la mosca en mi organismo y lo absorbí a través de la yema del dedo. ¡Lo sentía, estaba ahí! Ese mismo código... nadando en mi torrente sanguíneo. Lo mandé a través del brazo y el torso hasta la mano izquierda... y la hice reaparecer justo en el pulgar.

-Joder... joder... me cago en la puta...

La mosca renacida dio una vuelta volando a través de la habitación y, a orden mía, se posó sobre el lóbulo de mi oreja derecha. 

-¿Qué más? ¿Qué más soy capaz de hacer?- la voz de Lily sonaba temblorosa pero tremendamente emocionada.

Hice que el bicho se metiera en mi oreja produciéndome unos cosquilleos tremendos junto a una fuerte sensación de morbo y repugnancia. Pero me reí como una loca al tiempo que se disolvía de nuevo y volvía directo a mis vasos sanguíneos a través del conducto auditivo. Y aquella vez decidí ser más audaz: extendí aquel código -el cual estaba segura de que se trataba del ADN de la mosca- utilizando una cantidad mayor de mi organismo, lo dividí en varias docenas de gotas y lo mandé directamente a mis extremidades superiores sacándolo como siempre a través de los poros de la piel.

-Allá voy.

Y con otra orden mental mucho más decidida que las anteriores, todas aquellas gotas recién aparecidas sobre las manos y los antebrazos de Lily tomaron forma rápidamente hasta que terminé con tres docenas de moscas posadas sobre la piel, todas exactamente iguales que la primera.

-¡¡JODER JODER JODEEEEER!!- grité horrorizada y entusiasmada a partes iguales.

-¡¿Lily?! ¡¿Ocurre algo?!- contestó entonces una voz preocupada tras la puerta a la que siguieron unos pasos sordos que se acercaban a la habitación. Parecía que todo aquel ruído y las exclamaciones habían conseguido despertar a la madre de Lily.

-(¡Mierda la he cagado!) ¡No... no, mami! N... no pasa nad...- traté de decir en voz alta, pero el temblor de la voz me traicionó.

-¡¿Estás en la habitación de tu hermana?! ¿¡Pero no te tengo dicho que...!? Bueno da igual... ¡Voy a entrar!

-¡NO, NO, Escucha...!

La mujer abrió la puerta de golpe y la escena que contempló la dejó paralizada en el umbral.

-¡¿Lily...?! ¿Pero qué...?- y fue entonces cuando advirtió que su hija tenía ambos brazos del codo para arriba casi totalmente cubiertos por moscas -¡¡LILY!! ¡¡¿¿QUÉ SIGNIFICA ESTO??!! ¡¡EXPLÍCATE AHORA MISMO!!

En lo que a mí respecta, aquella era solo una mujer nerviosa. Y a esas alturas ya había lidiado con muchas. Pero Liliana Kunkel componía en aquellos momentos la mitad de mi ser. Y a Lily, como toda buena hija obediente e inocentona, se le formó un nudo en el estómago al ver a su madre tan alterada. Quería huir, deseaba desesperadamente dar con una forma de evitar la regañina.

-(¡Una solución!)- clamaba su mente sumida en el pánico -(¡Mami me va a gritar! ¡No quiero que me grite! ¡No quiero! ¡No quiero! ¡No...!)

Noté una leve sensación de vértigo y un extraño vacío cuando, durante unos instantes, Lily tomó el control de nuestras acciones. No supe qué había ocurrido hasta que vi a mi ejército de moscas elevarse al unísono para atacar a la mujer.

-¡¡UAAAAAAAAAAAAHHHHH!! ¡¡NO!! ¡¡¿¿QUÉ ES ESTO??!!- gritó la madre de Lily dando manotazos al aire cuando descubrió su cabeza súbitamente rodeada por una nube de bichos asquerosos.

Mi cuerpo retrocedió un paso, aprensivo, con las dos manos sobre el plexo solar. Pero me detuve y me incliné hacia delante cuando la mujer dejó de gritar y empezó a toser y escupir de manera compulsiva. Varias moscas se le habían metido en la boca.

-¡¡PUAJJJ, Urk... GHAJH, URMPFH!!

-...joder...- musité con voz débil.

Y no solo en la boca, en unos segundos se habían posado casi todas por encima de su cabeza, hombro y cuello y trataban de entrar por las orejas, las fosas nasales e incluso en las órbitas de los ojos, los cuales cerró con fuerza. La madre de Lily se agitaba violentamente y se daba palmetazos por todas partes en un fútil intento por deshacerse de la oleada de moscas. Pero entonces los insectos empezaron a disolverse estuvieran donde estuvieran hasta que toda la sustancia azul en la que se convirtieron terminó introduciéndose en su nuevo huésped, pasando por los diversos agujeros o forzando su paso a través de los poros de la piel.

Y partir de ahí, todo marchó exactamente como en otras ocasiones: mi organismo se acopló a su cerebro a través de la sangre e inmediatamente la mujer dejó de agitarse. Entonces cuando su cuerpo se hubo calmado, "mami" se irgió parpadeando de forma exagerada y fijó la vista en su hijita.

-¿...Lily? ¿Qué estaba... a qué había venido yo...?- murmuró la mujer como si hablara para sí misma.

Yo respiraba agitadamente aún con el susto en el cuerpo. No tenía más que mecerme la teta izquierda para sentir el corazón de Lily todavía retumbando con violencia.

-Joder, mami... me has dado un susto de muerte.

La madre de Lily parpadeó un par de veces antes de poner una expresión arrepentida.

-¿Yo... te he asustado? Lo... lo siento cielo, mamá se encuentra algo confusa en... ehm... en estos momentos- dijo con voz lánguida llevándose una mano a la frente.

Tras un par de profundas inspiraciones, conseguí calmarme por completo. A continuación le dirigí a la mujer una mirada severa y me adelanté para dar un par de vueltas a su alrededor sin despegar la mirada ni por un instante. Mientras tanto, sondeé la mente de Lily y advertí aliviado que se sentía perpleja pero expectante. No parecía entender qué había ocurrido tras su arrebato pero, debido a nuestra unión mental, conocía la parte importante.

-Mami, ahora estás bajo mi control- afirmé con petulancia deteniéndome de nuevo frente a la mujer. -¿Sabes lo que significa eso?

"Mami" parpadeó de nuevo y frunció el ceño, sin responder a la pregunta de su hijita.

-Significa que harás todo lo que te mande, sin rechistar y sin importar lo denigrante que sea.

-¿Pero qué dices, Liliana?- me contradijo la mujer en una respuesta casi automática -No puedo hacer eso, son las hijas las que deben obedecer a las...

-¡Ponte a cuatro patas y empieza a mugir como las vacas!- la interrumpí en tono autoritario.

Al instante, la madre de Lily bajó las manos al suelo y se puso a soltar mugidos bovinos. Componía una escena tan ridícula que estallé en carcajadas infantiles, las cuales se redoblaron cuando la falda de "mami" se dobló sobre sí misma hasta dejar su culo al aire debido a la elevación de sus posaderas respecto a los hombros

-¡Hahahahahaha! ¡Vale! Vale, ya puedes parar de mugir... ahora, ponte de rodillas que te vor a dar tu premio por ser una madre tan obediente.

Me puse en cuclillas frente a ella y la miré a los ojos con aire de superioridad. En esa postura me llevé calmadamente un dedo a la nariz cuya punta introducí en una de las fosas nasales, de la cual, tras "rebuscar" un rato, conseguí sacar un moco de color blancuzco que le ofrecí a la mujer.

-Toma, mami. Es todo para tí... Venga, abre la boca y cómetelo. Vaaamos... te prometo que estará delicioso.

La madre de Lily abrió la boca con reticencia al tiempo que sacaba la lengua y unos hilillos de baba se dejaban vislumbrar tras sus dientes. Yo le introduje el dedo bien hondo y dejé que fuera ella misma la que despegara la burilla con su lengua.

-Así me gusta...- la felicité con una sonrisa perversa -lámelo bien para no dejarte nada.

La mujer se esmeró en cumplir las órdenes de su hija pequeña y dedicó casi un minuto en chuparme todos los dedos de la mano, como si en cada uno fuese capaz de encontrar un rastro de aquella asquerosidad que se acababa de tragar para mi regocijo.

A continuación me levanté y, situándome a su lado, le dí unas palmaditas en la coronilla como si se tratara de mi mascota.

-¡Bien hecho, mami! Ya puedes levantarte.

La mujer me obedeció poniéndose de pie al tiempo que se relamía los labios.

-¿A que estaba rico?

-...estaba delicioso- me contestó asintiendo con vehemencia.

Dejé escapar una risita ante la pobre ilusa.

-Pues ahora recoge el cuarto de Veri hasta dejarlo bien limpito y ordenado, o se enfadará conmigo y me gritará.

"Mami" soltó un jadeo, al parecer escandalizada por la posibilidad de que alguien pudiese pegarle una bronca a su querida(y ahora venerada) hija pequeña, y se puso enseguida manos a la obra. Mientras tanto, yo me vestí de nuevo con la ropas que llevaba al principio y enseguida pensé en el ejército de moscas que hacía pocos minutos había hecho brotar directamente de mi piel. Fruncí el ceño al rememorarlo y traté de localizar de nuevo aquel pedazo de organismo con el ADN de la mosca, pero me dí cuenta enseguida que la muestra se había esfumado de mi cuerpo.Me acerqué entonces a la madre de Lily y le pasé una mano por la nuca, provocando que la mujer se detuviera en el acto.

-No te preocupes, tú sigue con lo tuyo.

No necesité concentrarme demasiado para que unas gotas de mi organismo alojado en la cabeza de "mami" brotaran de su conducto auditivo hasta caer de vuelta a la palma de mi mano.

-Nada...- murmuré por lo bajo. No conseguía detectar el ADN del insecto. Parecía como si, al perder el contacto mental con el organismo contenedor, aquella anormalidad que era el código genético de la mosca se hubiese disuelto en el resto de mi sustancia orgánica.

O sea que sencillamente no podía almacenar el ADN de otra criatura por largos períodos de tiempo. Por lo tanto... la manera más fácil de utilizarlo a voluntad era disponer el cuerpo de la criatura en sí o...

-O de un pedazo del mismo...- completé en voz alta, mirando de nuevo a la madre de Lily.

De nuevo alargué la mano pero esta vez hasta tocarle el vientre.

-Quédate quieta un momento, mami- dije con voz melosa.

Le introduje sin miramientos la mano bajo la falda y la levanté para a continuación introducirla de nuevo, pero esta vez en sus bragas.

-¿¡Li... Lily?!

Me relamí los labios mientras agarraba fuertemente una parte de su vello púbico, y tiré.

-¡Lo tengo!- exclamé con unos cuantos pelos negros y ondulados atrapados entre mis finos dedos.

Salí del cuarto sin hacer más caso a la mujer pasmada y, en pocos segundos, ya me hallaba sentada en propia cama con los pantalones y bragas tiradas a un lado.

Abrí bien las piernas y me incliné, tratando de contemplar el monte de venus de Lily, pero mascullé una maldición al darme cuenta de que apenas podía ver nada por culpa de sus pechos. Realmente me encantaban, pero había que reconocer que eran aparatosos de narices.

Corrí al baño con la prisa marcando mis pasos y volví a la habitación de Lily con un espejo de mano.

-Ahora sí.

Abrí de nuevo las piernas y contemplé en el reflejo el coño rosadito de Lily. Era pequeño, con unos labios vaginales apenas visibles en el valle que formaban los dos montes de carne pálida que eran sus labios mayores, y todo bien coronado por unos escasos pelitos de color castaño pálido. Era el coño de una muchacha joven en la flor de la vida.

Sosteniendo bien el espejo con una mano, con la otra sujeté delicadamente uno de los pelos que le había arrancado a mi madre y lo situé encima de mi monte de venus, justo en medio de mi incipiente vello púbico.

-Bien... y ahora...

Con una breve orden mental, conseguí insertar aquel único pelo en los poros de mi piel mediante la intervención de mi organismo.

-¡Oh!- exclamé.

¡Lo sentía! ¡Estaba ahí! Un nuevo código genético justo encima de mi coño.

-Y ahora: la prueba de fuego...

En ese momento, me concentré al máximo irradiando un solo pensamiento: que aquel ADN se extendiera hacia abajo y a los lados.

Al principio no pasó nada... pero, al cabo de medio minuto de esfuerzo mental, varios pelos negros e hirsutos idénticos al primero empezaron a crecer a su alrededor. Y poco a poco, a aquellos pelos se les sumaron más y más hasta que, pasado otro minuto, mi monte de venus había desaparecido bajo una espesa selva negra del tamaño de un puño toda rizada entre sí. Pero todavía estaba lejos de detenerme. Aquel nuevo ADN no solo afectaba al pelo, sino a todo lo demás. Enseguida, dos delgadas líneas de vello brotaron sobre los labios mayores de la vagina de Lily al tiempo que su propia piel, antes pálida y sin mácula, se oscurecía volviéndose algo más accidentada hasta adquirir un aspecto más propio de una mujer en sus cuarenta que el de una muchacha de 13 años. Pero la guinda del pastel vino justo a continuación, cuando los labios vaginales de Lily pasaron de un vivo color rosado a un tono más pálido al tiempo que se ensanchaban hasta sobresalir completamente de unos labios mayores que parecían haber retrocedido hasta quedar en segundo plano.

La capucha del clítoris se retrajo y supe enseguida por las extrañas sensaciones que incluso el interior de la vagina se ensanchaba y alargaba...

-Joder... esto es bestial...

Con mucho cuidado y los brazos temblando, doblé una pierna para que actuara de soporte para el espejo y me separé los labios vaginales con los dedos. La joven Lily ahora poseía el órgano sexual de su madre. Había pasado de ser un chochito rosado y coqueto a un coño en plena madurez que ya había vivido media vida amén de dar a luz a dos hijas.

En aquel momento decidí dar rienda suelta a la tremenda curiosidad que sentía y empecé a acariciarme la vagina sobre los labios bien abiertos.

-Aaaaahhh...

Era diferente, muy diferente a masturbarse con la vagina original de Lily. Desde luego, no era tan sensible ni de lejos pero...

Me inserté los dedos corazón y anular en la cavidad para dedicarme a masajear el interior.

-¡Huuuuuuuungh!

Se abría con más facilidad... y la textura del interior parecía más correosa y uniforme. Además estaba la forma con la que se movía, envolviéndose alrededor de mis dedos, generando jugos sexuales como un torrente. Si... aquel era un coño acostumbrado al sexo tras décadas de practicarlo.

Me saqué los dedos produciendo un leve sonido de succión y estuve lamiéndomelos durante un rato, pensativa.

-...Si antes he conseguido transportarlo a través de mi cuerpo, tal vez ahora pueda hacer lo mismo... ¿Pero donde?

Bajé la mirada hacia las tetas de Lily. Tan grandes... y pálidas con el color de la leche fresca... así que, tras unos instantes de reflexión, me apresuré a sacarme la camiseta y el sujetador hasta quedarme completamente desnuda. A continuación agarré mentalmente un pedazo del ADN de mi nuevo coño, lo dividí en dos y lo llevé a través de la sangre directamente hasta la punta de mis pezones rosados.

-Allá voy...

A partir de ahí, seguí el mismo proceso que con mi vagina, pero en esta ocasión me fue mucho más facil. Al principio, ambos pezones se encogieron levemente, como si se mostraran reticentes al cambio, pero no tardaron en adquirir una tonalidad marron oscuro al tiempo que se contraían. A continuación, las aureolas tomaron el mismo color y se expandieron un tanto mientras los mismos montes pálidos que eran los pechos de Lily empezaban a cambiar.

-Increíble... haha... oh Dios...

¡Se estaban encogiendo! Se hacían más pequeños y menos redondeados. Mis tetas iban perdiendo firmeza y caían todavía más por efecto de la gravedad. Hasta que, al cabo de medio minuto, su transformación se frenó quedándose a la mitad del tamaño que habían tenido originalmente: Una copa C... o D.

Dejé escapar una risotada y negué con la cabeza, perpleja, mientras me las palpaba con las palmas de las manos. 

-¡Tengo que verme en un espejo más grande!- exclamé. Así que me puso en pie y me dirigí rauda hacia el baño.

En cuanto contemplé mi reflejo en el gran espejo sobre el lavamanos, gemí por lo bajo. La estampa de Lily con aquella gran mata de pelo negro cubriéndole la entrepierna y poseyendo las tetas de su madre resultaba realmente... perturbadora.

-Jodeeeer...- musité mientras me las volvía a mecer, haciéndolas rebotar sobre mis manos. Lo cierto es que eran sexys y se veían realmente grandes sobre el menudo y juvenil cuerpo de Lily... pero no podían compararse en absoluto con los pechos originales de aquella muchacha bendecida por los dioses.

Enseguida deseé tenerlas de vuelta, y para ello no tuve más que hacer la misma transformación de antes pero a la inversa: tomando el ADN del mismo cuerpo de Lily y haciéndolo avanzar hasta cubrir las zonas a las que deseaba devolver su forma original. Y ahí estaban: como un capullo floreciente, mis tetas volvieron a ganar forma y redondez; se hincharon con cada respiración, haciéndose más grandes y tersas por momentos, hasta que pasados veinte segundos tuve de nuevo aquellas dos masas de sebo tapándome la vista... tan pesadas y aparatosas como siempre.

No pude evitar sonreír de oreja a oreja y me las abracé como si fueran un par de cachorritos. Dos minutos sin ellas y ya me había dado tiempo a echarlas de menos. 

Por supuesto, a no mucho tardar hice lo mismo en mi coño. Y como resultado, el espeso vello púbico retrocedió y los pálidos labios vaginales de mujer adulta se retrajeron hacia el interior.

-(suspiro)... Nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdeee...eh... ¿Huh?

De repente... me sentía extrañamente aturdida. Al principio no entendí el motivo, pero al escuchar como el estómago de Lily empezaba a rugir debido a un hambre repentino, lo entendí: Todas aquellas transformaciones consumían mucha energía, tanto de mi organismo como del cuerpo que parasitaba en esos momentos. Llegué entonces a la conclusión de que si quería seguir con mis pruebas necesitaba una gran fuente de alimento.

-¡¡MAMÁ!!- Llamé asomándome al pasillo.

Enseguida la madre de Lily se asomó por la puerta de al lado con varias prendas dobladas sobre los antebrazos.

-¿Quieres algo, cielo?

-Cuando termines de ordenar el cuarto de Veri, vete al supermercado y compra carne suficiente como para llenar el congelador. Me da igual de qué tipo.

Volví a entrar en mi habitación, segura de que "mami" cumpliría aquellas órdenes, y recogí mi ropa del suelo para vestirme por tercera vez.

Y mientras me agachaba para ponerme las bragas, escuché un zumbido familiar a poca distancia: otra mosca. Esbocé una sonrisa taimada. Lo primero sería tomarme un generoso tentempié y luego... luego buscaría algo de azúcar o miel para atraer a mis nuevas amigas.

 

 

 

...

 

 

 

Verity llegó a casa a las once de la noche, sabiendo que por entonces Lily ya se habría acostado. La muchacha se sentía un poco mal por cómo le había hablado antes de marcharse por la mañana, pero era obvio que su hermana pequeña llevaba buscándoselo desde hacía meses, así que Verity no se arrepentía en lo más mínimo. De hecho, estaba convencida de que lo volvería a hacer, todo fuera por que aquella pesada entendiese de una vez que no la quería a su lado.

-(Es culpa suya si no sabe pillar las indirectas)- pensó la chica, librándose de cualquier remordimiento.

Su madre la saludó en el umbral y no tardó en desearle las buenas noches mientras se retiraba a su habitación. Le había dejado la cena preparada, pero Verity no tenía hambre puesto que ya había cenado en casa de su amiga tras pasar una excelente tarde en la que visitaron un salón de té que abrió recientemente y que Sophie no dejaba de recomendarles, para más tarde irse de compras al centro comercial. A Verity, como a toda chica joven y hermosa, le encantaba ir de compras. Pero por otra parte le frustraba no tener más dinero para gastar... no como la dichosa Natalia, que siempre llegaba a casa con varias bolsas bien cargadas con ropa de marca.

A pesar de ello, Verity estaba satisfecha con sus compras. Se había hecho con un elegante sujetador negro con bordados mates tras haber estropeado el anterior en la lavadora, un juego de falda y shorts que cada vez se estaba poniendo más de moda y unos bonitos adornos de bisutería para el pelo.

La chica fue revisando sus compras mientras subía la escalera camino a su cuarto y, como siempre, pasó junto a la habitación de su hermana que solía dormir con la puerta abierta. Verity sabía que debía ignorarla, pero por alguna razón se demoró unos instantes en el umbral, provocando que la luz del pasillo proyectara su sombra en el suelo de la desordenada e infantil habitación de Lily.

Allí estaba ella: rebozada en sus mantas completamente dormida mientras dejaba escapar aquel pequeño suspiro cada vez que soltaba aire, señal inequívoca de que dormía profundamente. Era un rasgo que a la Verity del pasado siempre le pareció adorable pero que hoy día le crispaba los nervios. Inmediatamente después de eso, sus ojos fueron directos a la mesita de noche justo al lado de la cama sobre la cual reposaba, tirado sin cuidado aparente, el último sujetador de Lily, cuya visión provocó que a Verity se le ensombreciera el semblante.

"¿Por qué?"- pensaba ella -¿Por qué era el mundo tan injusto? Verity Kunkel era una chica que destacaba sobre las demás en todos los aspectos: para empezar era muy guapa, pues se podía decir que poseía el cuerpo de una modelo, alto y esbelto de curvas tentadoras y carente de defectos. También era inteligente, una estudiante  de sobresalientes que participaba de manera asídua en el Consejo Escolar. Y por último pero no menos importante, tenía estilo; tanto en su forma de moverse, como en su forma de vestir, como en la manera que tenía de relacionarse con los demás. A Verity no le faltaba de nada, era una privilegiada con todas las de la ley...

...Pero había un factor que desde hacía un par de años proyectaba una sombra sobre su perfecta imagen.

Su hermana... esa estúpida bobalicona a la cual, a pesar de su parentesco, no se parecía en nada. Lily era una niña ruidosa, torpe y descuidada que se seguía recogiendo el pelo en dos coletitas como si aún tuviese 8 años mientras se vestía igual que sus muñecas. Era una mocosa completamente incapaz de relacionarse con los demás sin ponerse en evidencia y encima sus notas dejaban mucho que desear. 

Daba igual cómo se mirase, Verity superaba a su hermana pequeña en cualquier aspecto importante. Pero entonces... ¡¿Por qué cada vez que la observaba se sentía tan poca cosa?! La chica sabía muy bien que daba igual como vistiera, el maquillaje que usara o el nuevo color escogido para su largo cabello. Sus estudios, sus logros, su belleza refinada, nada de aquello importaba cuando Lily estaba cerca; pues de forma invariable e inevitable, toda la atención siempre convergía sobre ella atraída por sus pechos, tan grandes y desproporcionados en su cuerpecito de 13 años.

Verity recordaba a menudo con total aversión que incluso su novio, durante una visita a su casa, no había cesado de echarle miraditas a las tetas de Lily cada vez que ésta desviaba la atención. ¡Y el problema no terminaba con su novio! Hasta sus propias amigas hablaban a menudo de la "increíble hermana de Veri" y se extrañaban de que a ella no le hubiesen crecido los pechos un poco más teniendo en cuenta su parentesco. Verity deseaba gritarles que eran hijas de padres distintos y que seguramente los atríbutos de Lily venían heredados de la otra parte, pero aquel pensamiento tan solo le hacía sentirse peor por que le entraban ganas de despotricar contra su padre fallecido o contra su madre, cuyos pechos ya de por sí doblaban en tamaño a los de su hija mayor.

Cuando Verity recordó todo eso a punto estuvo de agarrar aquella paupérrima copa-B con relleno que acababa de adquirir en el Centro Comercial y tirarla a la basura.

Ya estaba, una breve ojeada en la habitación de Lily había bastado para agriarle un día estupendo. Se vio tentada de cerrar su puerta de un portazo y así importunarle el sueño, pero se contuvo. Había sido ella la que dijo que no quería tener más contacto, y no pensaba pecar de hipócrita. Se limitó a suspirar con el ceño fruncido para seguidamente meterse en su habitación y trató así de olvidarse del tema.

Tuvo que pasar una hora y media tras su llegada para que Verity dejara por fin de dar vueltas en la cama y lograse conciliar el sueño. La chica ya se encontraba respirando de forma profunda y regular cuando se oyeron los pasos de unos pies descalzos golpeando la moqueta tras la puerta. La muchacha no escuchó nada de eso, como tampoco reaccionó cuando varios bichitos que parecían moscas, tras pasar caminando por debajo de la entrada, empezaron a volar directamente hacia ella.

Las cinco formas oscuras se posaron silenciosamente sobre su cabello a pocos centímetros de la oreja semidescubierta. Entonces se disolvieron al unísono y la espesa sustancia azulada en la que se tornaron se vertió a sí misma directamente dentro del conducto auditivo.

 

 

 

...

 

 

 

Para conseguir los resultados que deseaba no tuve ni que abrir la puerta. Había logrado La Conexión, y la mente de mi estimada y admirada hermana mayor estaba allí mismo, completamente a mi merced.

Pero enseguida advertí, con una diabólica sonrisa dibujada en mi rostro infantil, que realmente no necesitaba cambiar mucha cosa. Adentrándome en el rincón de su cerebro reservado a Lily, encontré exactamente lo que esperaba hallar: un desprecio y rechazo autoimpuestos a lo largo del tiempo totalmente eclipsados desde lo más hondo por unos abrumadores sentimientos de celos y envidia que la orgullosa Verity jamás admitiría en voz alta. Adentrándome más, casi en el terreno de su subconsciente, encontré algo del apego y el cariño de los tiempos pasados pero se parecía más a un tipo de añoranza que a un sentimiento real.

Dicho de otra forma: el orgullo y un absurdo complejo de inferioridad habían convertido a Verity en una auténtica cretina... y yo pensaba corregirlo de la manera más satisfactoria tanto para mí como para Lily, la cual era en aquellos momentos quizá el único ser humano al que yo apreciaba en todo el mundo.

Para conseguirlo, empecé debilitando los sentimientos de rechazo y utilizando gran parte de su orgullo para fomentar un profundo sentimiento de culpabilidad tanto por sus emociones dañinas como por cómo había tratado a Lily durante los últimos años.

A continuación, ya debilitada su capa de intolerancia, retorcí ligeramente sus celos hasta convertirlos en admiración, y usé aquel mismo sentimiento para acentuar la otra cara de su envidia hasta tornarla en una completa obsesión rayana en lo malsano.

Pero lo más difícil, lo que me llevó más tiempo conseguir fue reavivar el aprecio por su hermanita. Pues encontrar sentimientos bien asentados y transformarlos en algo similar era tarea facil, mientras que reavivar unos rescoldos pisoteados y enterrados a lo largo de los años era otro cantar.

-No puedo esperar a ver los resultados- susurré lo más bajo que pude, pero aún así la suave voz de Lily retumbó por un pasillo sumergido en un silencio absoluto.

Emití una breve orden mental y, un minuto después, las mismas cinco moscas que había mandado a hacer el trabajito aparecieron de nuevo bajo el marco de la puerta. Entonces abrí la boca y las cinco se posaron sobre mi lengua para disolverse inmediatamente en cuanto la cerré de nuevo. Pero esta vez no iba a perder su ADN, pues para ello había ideado una técnica muy sencilla consistente en conservar un pedacito diminuto, rodearlo de mucosa y hacerlo aparecer sobre la piel del sobaco en forma de peca. No tenía más que un milímetro de grosor y apenas se veía, era perfecto.

Me metí de nuevo en la habitación de Lily soltando una risita juguetona, la misma que soltaría una niña de colegio tras una travesura.

 

 

 

...

 

 

 

-Hmmhmmmm... ummmm...

Verity se despertó con una violenta exhalación y se incorporó en la cama.

-hah... hah... ¿Eh?

Tenía la frente cubierta de sudor frío y le dolía la cabeza a la altura de las sienes... "Pero qué... ¿Qué hora era...?"

Verity miró el reloj y advirtió que no había pasado mucho desde que se acostó, quizá un par de horas. Pero... ¿Por qué de repente se sentía tan extraña? Despertándose así... con esa sensación dentro de su cráneo y con cualquier rastro de sueño borrado por completo... La chica dejó escapar un suspiro y puso los pies sobre la moqueta, decidiendo que lo mejor era tomarse una aspirina.

Se levantó y abrió la puerta para dirigirse al baño donde se encontraba el botiquín, pasando de nuevo por delante de la habitación de Lily.

En aquel momento, más por puro hábito que por deseo, le echó un vistazo a su hermana al pasar antes de dejar atrás la puerta. Pero entonces se detuvo, con los pies descalzos totalmente paralizados y presa de una súbita sensación que no había conocido en muchos años. Se le había formado un nudo en la garganta y notaba una especie de vértigo en el vientre que le indicó que algo iba realmente mal.

Verity se observaba los dedos de los pies con los ojos desencajados, quieta como una estatua, y tan sumida en el silencio del pasillo que de nuevo volvió a escuchar la vocecita de Lily suspirando cada vez que dejaba escapar el aire. Era tan reconocible... tan propio de su hermanita... le hacía recordar aquellos momentos del pasado en los que una Lily atemorizada por las pesadillas se metía en su cama buscando protección. Cuando enseguida se dormía entre sus brazos acariciándole el cuello con su cálido aliento mientras dejaba escapar aquellos suspiros tan adorables...

El nudo en la garganta se acentuaba cada vez más y Verity se tapó la boca con la mano. Entonces dio un paso atrás y se asomó de nuevo a la habitación inclinándose desde fuera. 

Ahí seguía Lily, en la misma postura de siempre, con su preciosa cara en forma de corazón sumida en un sueño relajante y sus increíbles pechos abultando la sábana de una manera fascinante, formando dos amplios montes que subían y bajaban al compás de su respiración.

Y entonces... le vinieron los recuerdos. Lo cual provocó que el pecho de Verity se sacudiera dos veces, dos sollozos que trató de contener apretándose la boca con más fuerza. La chica se retiró de la puerta y apoyó la espalda contra la pared. Lily... no había cambiado nada, nada en absoluto. Durante todos aquellos años había seguido siendo la misma chiquilla alegre y animada llena de amor por su familia y admiración hacia su hermana mayor... mientras que Verity... le había hecho el vacío, olvidando una infancia llena de buenos recuerdos tan solo por que sus tetas eran más pequeñas.

Su pecho se sacudía una y otra vez y Verity apretaba los dientes mientras las lágrimas se le escurrían entre los dedos. Se dejó caer lentamente contra la pared hasta que terminó sentada sobre la moqueta.

-...huuuuu...¡ufu... ufu...! aahhhhh...

Los recuerdos seguían llegando sin que la chica pudiera hacer nada por remediarlo. Recuerdos de cómo Lily jamás había cejado en su intento por volver a ganarse su afecto. Ella siempre la saludaba al llegar a casa y se ofrecía a ayudar en cualquier tarea; cada vez que se sentía alicaída, Lily lo notaba y le daba un fuerte abrazo o sencillamente trataba de animarla al ver que Verity no quería ser abrazada. Su hermana pequeña siempre era la primera en felicitarla por su cumpleaños, la primera en darle la enhorabuena cuando llegaban las notas o la primera en quedarse estupefacta con los ojos brillando admirados cada vez que Verity bajaba las escaleras luciendo un nuevo conjunto. Cada vez que llegaba la Navidad o durante su aniversario, siempre había un regalo de Lily entre los demás, un regalo casi siempre hecho a mano y que le debía de haber llevado horas.

¿Y qué había hecho Verity a cambio? Tratarla como a la basura. Siempre con frialdad, siempre despreciando todo lo que hacía, hablando mal de su hermanita a cualquiera que sacase el tema, lanzando a un contenedor los monigotes, guantes y bufandas que ella le regalaba y regodeándose cada vez que Lily llegaba a casa sorbiéndose las lágrimas con pinta de haber pasado un infierno en la escuela.

Ella... su hermana mayor. Quien debía protegerla... ser su modelo a seguir... le había hecho todo aquello.

¿Cómo... cómo podía ser tan despreciable?

-aaaaaaaahhh...aaaaaaahhh...

Y entonces rememoró la escena de aquella misma mañana; cuando Lily quiso, con todo el cariño, regalarle su antiguo sostén tratando de ayudarla con sus problemas... hasta que todas sus buenas intenciones le explotaron en la cara debido a la orgullosa Verity y a su envidia malsana. La muchacha rememoró una y otra vez la expresión desgraciada de su hermanita cuando le arrugó el regalo y se lo tiró sin más sobre la cabeza... ¿Cómo se debía de haber sentido entonces? ¿Era siquiera capaz una persona tan ruin como ella de imaginar tal sentimiento de traición?

Verity estuvo largo rato llorando abrazada a sus rodillas, abatida por una culpabilidad que le quemaba por dentro y le hacía desear que se la tragara la tierra ahí mismo. 

"¿Qué podía hacer?", "¿Cómo podía compensarla?"- pensaba la chica cuando sus llantos por fin remitieron. Pero entonces le llegó de nuevo el sonido de los suspiros de Lily, que a pesar del ruido seguía profundamente dormida.

¡La tenía ahí mismo! ¿No sería lo mejor empezar por disculparse? Debía decirle cómo se sentía, contarle la verdad acerca de sus sentimientos. Debía... debía...

Verity se levantó de golpe y entró en la habitación de Lily, pero se quedó de pie ante la cama respirando agitadamente como si viniera de hacer un sprint.

-...Lily...- susurró la chica por lo bajo.

Se inclinó hacia adelante, dispuesta a cualquier cosa... pero se detuvo en el acto. Al darse cuenta de lo que estaba haciendo, todo su valor y convicción se desvanecieron en un instante. ¡¿Pero en qué estaría pensando?! ¿Acaso tenía ella derecho a despertar a su hermanita tan solo por que se sentía culpable? ¿No había sido ya lo bastante egoísta con Lily como para encima irrumpir en su habitación en plena madrugada después de lo mal que la había tratado?

Verity ya se iba a dar la vuelta, dispuesta a pasar la noche en vela tras la puerta hasta que Lily se despertara por sí misma. Pero el repentino sonido del roce de sábanas la dejó clavada en el sitio.

-Huuuhh...- gimió Lily por lo bajo mientras se incorporaba y encendía la luz sobre la mesita de noche. El brillo mortecino de la lamparita iluminó su semblante adormecido y Verity observó con la mirada desencajada cómo su hermanita se restregaba los ojos y parpadeaba un par de veces antes de fijarse en su presencia. -¿...Veri?

Verity jadeó y sintió como todo su cuerpo al completo temblaba por la tensión contenida. Estaba pálida y muerta de miedo, un miedo como el que jamás había sentido en toda su vida. ¡¿Qué demonios estaba haciendo allí?! ¡¿Cómo se atrevía a despertarla?! ¡No había pasado ni un día desde que le dijo esas palabras tan horribles y no se le ocurría nada mejor que volver en plena noche para molestarla, como si su pobre hermanita no hubiese sufrido ya demasiado debido a su mezquindad!

En cualquier momento Lily oscurecería el semblante y le gritaría que se marchara, o desviaría la mirada y le pediría con voz temblorosa que la dejase en paz de una vez, por que Verity ya le había hecho demasiado daño. Se limitaría a responder al rechazo con rechazo, tal y como merecía su traicionera hermana mayor... y ésta sería incapaz de soportarlo. Bastaría un encogimiento de hombros por parte de Lily o ver como la muchacha arrugaba la frente para que Verity se viniera abajo y terminase huyendo por la puerta de casa descalza y en pijama.

Ambas hermanas se siguieron observando durante unos instantes que a Verity se le hicieron eternos.

-Veri...- dijo de nuevo Lily con su suave voz, provocando que su hermana contuviera el aliento con el corazón amartilleándole en el pecho. -¿...estás... llorando? ¿Has tenido una pesadilla?

Verity parpadeó, confusa. Su hermanita no parecía aprensiva o enfadada. Más bien parecía... ¿preocupada? Verity iba a negar con la cabeza pero entonces notó algo extraño que le llamó la atención, algo que atrajo su mirada por completo. Lily... sus senos... parecían más grandes y redondeados que de costumbre... ¿Acaso le habían vuelto a crecer? ¿Y en un solo día? O tal vez no era eso, quizá no eran realmente más grandes que antes pero definitivamente había algo distinto... Su fascinación iba creciendo a pasos agigantados, toda su atención súbitamente centrada en las dos ubres que colgaban perezosamente del torso de su hermana, que estaba ladeada con un codo apoyado sobre la almohada.

-¿Veri...?- susurró Lily con preocupación en su voz.

El cuerpo de Verity se estremeció, sacando a la muchacha de su ensimismamiento como si despertase de un trance.

-...¿Eh?

Tenía los ojos muy abiertos y advirtió sorprendida que las lágrimas volvían a correr por sus mejillas. Trató de secárselas, desesperada y avergonzada de que su hermanita la viera en ese estado, pero no paraban de salir y lo único que conseguía era esparcirlas por toda su cara enrojecida.

-¿Te encuentras mal?

-No... (sollozo)... yo... yo no... huuuhh...

Pero a través de su vista nublada vio como los labios de Lily se curvaban hacia arriba en una sonrisa. Y no había burla en ella. Ni rastro de pedantería o del desprecio que Verity se merecía. Era una sonrisa abierta, sincera y acogedora llena del cálido amor fraternal que Lily siempre le había profesado... como si el calvario de aquella mañana jamás hubiera tenido lugar.

Entonces se movió un poco bajo las sábanas y las apartó a un lado, dejando un espacio en su cama.

-Ven.- dijo sencillamente, y aquello fue la gota que colmó en caso. La mandíbula de Verity empezó a temblar y la chica rompió a llorar, pero esta vez de verdad. La altiva hermana mayor se vino abajo presa del llanto, todo su orgullo olvidado en un rincón cuando se dejó caer en la cama de Lily y permitió que ésta la arropase; dejó incluso que su hermanita la abrazase de forma maternal hundiendo su cara entre aquellos pechos tan cálidos y blanditos.

-¡Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento... uuuhhhh... lo siento.... lo... aaaahhh...!- repetía Verity una y otra vez, abrazando a su hermanita con todas sus fuerzas.

-Shhh... tranquiila... no pasa nada...- decía Lily, meciéndole los oídos con su dulce voz mientras sus gentiles dedos le acariciaban el cuero cabelludo.

Y durante los largos minutos que siguieron, Verity soltó todo lo que llevaba dentro con la cara hundida en las tetas de su hermana pequeña, a la que había despreciado durante años. Dejó que las lágrimas brotaran con total libertad, plenamente consciente de que Lily no se burlaría de ella pasara lo que pasara. Al final terminó por quedarse dormida, completamente en paz consigo misma.

 

 

 

...

A la mañana siguiente.

...

 

 

 

 

 

 

-¿Qué... tal me queda?- se atrevió a preguntar Verity.

-¡Veriiii! ¡¿Cómo voy a saberlo si no dejas de tapártelo?!- exclamó Lily con los brazos en jarras.

-Ah... de... acuerdo...- titubeó la hermana mayor, roja como un tomate, mientras bajaba los brazos que hasta el momento había tenido cruzados sobre su pecho, revelando así un sujetador de color rosa claro con borlas blancas. Era el mismo que Lily había querido regalarle la mañana anterior y que entonces ella había rechazado con tanto desdén.

-¡Wooooaaaahh...!- suspiró su hermanita con sus grandes ojos brillando como faros -Te queda tan bonito...

-¿E... eso crees?- titubeó Verity con la vista vuelta hacia el espejo de su habitación mientras tiraba nerviosa de uno de los elásticos del viejo sostén.

La muchacha estaba muerta de vergüenza, ahí posando en ropa interior luciendo una prenda que había llevado su hermana en sexto de primaria. La Verity de hacía unos días(o unas horas) habría considerado indigno incluso tocar aquel sostén tan hortera e infantil. Pero en aquel momento, viendo la cara de felicidad de Lily mientras la admiraba desde todos los ángulos posibles, Verity reconsideró su opinión.

-(De todos los regalos que Lily me ha hecho, este es el único que he podido conservar...)- pensó la chica bajando la vista hacia su escote casi inexistente, y esbozó una  tímida sonrisa -(supongo que... no me queda mal del todo...)

Pero entonces Lily se situó justo a su lado frente al espejo, observando el reflejo de ambas con ojo crítico. Llevaba el largo cabello suelto y, al igual que su hermana, vestía tan solo la ropa interior.

-(dios mío...)- fue todo lo que pudo pensar Verity en aquel momento mientras contemplaba el busto de Lily, capaz por sí mismo de llenar aquellas dos copas-F que colgaban de su torso como dos globos pálidos e hinchados, tan suaves y prístinos que casi parecían reflejar la luz del sol que entraba por la ventana.

La hermana mayor tragó saliva y contuvo el impulso de volver a cubrirse sus propias tetas, que se veían incluso más pequeñas de lo normal debido a que aquel sostén no llevaba relleno. Era frustrante ya de por sí, pero en esa situación se volvía doblemente frustrante, ya que las demás diferencias empezaban a resaltar como luciérnagas en la noche.

Personalmente, Verity adoraba la atención, y siempre disfrutaba cuando sus amigas alababan sus largas piernas de caderas estilizadas dignas de una modelo de fitness. Pero al lado de Lily, con sus muslos llenos y vigorosos de caderas anchas que completaban una figura de reloj de arena, Verity se sentía como un espantapájaros con ramas en lugar de extremidades.

...Aunque parecía ser la única con esa opinión.

-Hurmmrmm- gruñó Lily con los mofletes medio hinchados mientras situaba una mano en posición horizontal a la altura de su coronilla.

-¿O...curre algo?- preguntó Verity, esforzandose por despegar la vista de las tetas de su hermana.

-Ohh... es que soy tan bajita comparada contigo... ¿Crees que de mayor llegaré a ser tan alta como tú?

Verity se quedó un momento en silencio con los ojos como platos, pero entonces resopló y negó con la cabeza, sonriendo para sí misma. ¿Sería cierto? Lily siempre había afirmado abiertamente que envidiaba el cuerpo de Veri. Pero al contrario que en su caso, la de Lily había sido una envidia sana, llena de amor y admiración. ¡Demonios! No había más que ver el brillo de sus ojos. Cada vez que Lily decía que Veri poseía un cuerpo precioso, Lily no mentía.

-¡Hehe... hahahaha!- la muchacha se carcajeó mientras seguía negando con la cabeza. Se sentía extrañamente reconfortada.

-¡Oye, que lo digo en serio! No te rías de mí... Veri mala...- acusó Lily con los labios fruncidos.

-¡Ah, eh... no! ¡No es eso!- exclamó Verity tratando de contener la risa.

Y entonces se movió, situándose detrás de Lily para apoyarse en ella y abrazarla con fuerza, más feliz de lo que había estado en años. Aquello provocó que su hermanita se sonrojara, haciendo su reflejo todavía más adorable si cabe.

-Eh... ¿Veri...?

-Te quiero- dijo Verity, sin más -Y te... te prometo que haré todo lo posible para... compensarte por lo mal que te he tratado. Yo... no entiendo cómo... cómo he podido- calló, incapaz de continuar debido al temblor de su voz.

Lily, con una expresión de pasmo y sorpresa, no dijo nada. En lugar de ello, sostuvo las manos de su hermana y ambas compartieron un largo minuto de íntimo silencio sin cambiar de postura.

-¿Ah... Lily?- preguntó Verity, advirtiendo la repentina expresión de incomodidad de Lily, que se había puesto todavía más roja. -¿Te encuentras bien?

-¿Eh? ¡Ah, no! Es que...

-¿Ocurre algo?

-...son... tus pechos. Me aprietan contra la espalda y... es que son tan blanditos que... se siente raro.

Verity, con los ojos muy abiertos, sintió por un momento el impulso de apartarse y disculparse. Pero en lugar de eso, se descubrió extrañamente irritada y miró a su hermana a través del espejo frunciendo el ceño.

-¿A... sí?- preguntó con voz cavernosa.

-Eh...

-¡¿Y qué crees que siento yo cuando me aprietas estos contra la espalda?! ¡¿Eh?!- exclamó de repente al tiempo que pasaba las manos bajo las axilas de Lily directamente a sus tetas, que empezó a estrujar por fuera de las copas.

-¡Uaaaahhhh hahahahahaha! ¡No! ¡Para!

-¡En serio, con estas cosas podrías parar un tren en marcha! ¡Y tú vas y te burlas de mis tetitas! ¡Te mereces un castigo!

-¡Yo no me he...! ¡Pffhahahahahaha! ¡De... deja de... que me haces cosquillas!

Sin parar de reír, Lily se retorció involuntariamente, lo que provocó que ambas hermanas perdieran el equilibrio y terminasen cayendo sobre la cama. Pero Verity no soltó sus tetas. Al contrario, metió las manos dentro de las copas del sujetador para poder tocarlas directamente.

-¡Aaah! Ve...ri... ¡Hunnngh! Eh...

De verdad que eran fabulosas. Tan suaves y pesadas... y cálidas... ¿Cómo podían estar más calientes que sus propias manos? Y su tacto era sencillamente adictivo, hasta el punto en el que se creía capaz de pasarse todo el día con las manos hundidas en aquella carne suave y maleable.

-Ahhh... Lily... 

Verity no se daba cuenta, pero su cuerpo había estado deseando una oportunidad como aquella... esperando la ocasión... ¿La ocasión de... qué?

La muchacha no lo sabía, pero se sentía demasiado a gusto como para que le importara.

...

Mi "hermana" parecía hallarse enmedio de un trance. Se había pasado los últimos 10 minutos jugando con mis tetas sin prestar atención alguna a mis protestas. Ni siquiera parecía darse cuenta de que movía los labios constantemente, murmurando palabras inteligibles, tan bajo que incluso teniendo su boca casi pegada a mi oído no lograba entender nada.

-(Sus pezones... están duros, los... los siento en mi espalda... Veri está excitada...)

¿Pero y qué había de mí? ¿Cuánto tiempo pensaba seguir así? Mis tetas estaban hinchadas y enrojecidas por culpa de sus interminables caricias; y la sensibilidad era simplemente apabullante, hasta el punto en el que incluso mis propios gemidos sonaban temblorosos. Pero faltaba algo, y mi estimada hermana mayor no parecía tener la intención de ir más allá. Verity nunca me estrujaba los pechos más de la cuenta, y parecía evitar jugar con mis pezones.

-Ah... Ah... Veri... ¡Ah! Por... favor...- le supliqué. Quería más...

Pero no había manera. Verity seguía igual de ausente y ensimismada le dijera lo que le dijera... hasta que de repente sentí como apoyaba la barbilla sobre mi hombro con sus ojos vidriosos fijos en mi escote. Y en esa ocasión sí que pude escuchar sus murmullos.

-...si las miro desde aquí es casi como si estuvieran pegadas a mí... casi como si fueran... mias... hehehehe... aahhh, son tan bonitas... ¿Cómo... cómo se sentirán... si las aprieto así?

-Aaahhh... eh... ¡Ngah!...(Joder... está claro que algo se ha roto dentro de mi "hermana")

-...se han hinchado tanto... están más... grandes que antes.... Lily está excitada... a mi hermanita le gusta lo que le hago... heheeeee... soy tan feliz...

Me mordí el dedo índice, mirando al techo con los ojos desencajados y las mejillas teñidas de escarlata. Dios... aquello era una crueldad. Deseaba correrme de una maldita vez, pero Verity me mantenía en vilo, constantemente al borde del orgasmo.

-(Que le jodan, voy a hacer trampas, no puedo aguantar más...)

Así que me llevé una mano temblorosa dentro de las bragas, entre la cálida humedad que ya se extendía por ellas, y me dediqué un momento a acariciar los gruesos y protuberantes labios mayores de Lily, disfrutando del tacto blandito y anticipando lo que vendría a continuación.

Jadeaba, aguanté un momento la respiración lo justo para lamerme los labios. Entonces empecé a insertar lentamente el dedo corazón en mi joven vagina...

-Aahhh... Aahh...(creo que era por esta zona)... eeh...(¡Aquí!)

Dentro de mi coño, doblé el dedo envuelto en carne húmeda y viscosa y dí un fuerte tirón hacia arriba, hacia el punto G de Lily. Buscaba provocar una reacción en cadena en un cuerpo que ya llevaba demasiado rato al borde del orgasmo... y vaya si lo conseguí.

Pero quizá me pasé un poco con la presión...

-¡¡¡NGHIAAAAAAAAAAAAAAAAAAaaaaaahhh!!!- grité con fuerza, tan abrumada por el súbito placer que mis brazos se crisparon y mis piernas se tensaron tanto que, por un momento, perdí la sensibilidad hasta la altura de las rodillas.

El precioso cuerpo de Lily sufrió un espasmo, luego dos, corriéndose, liberando toda la tensión acumulada. Y al cabo de varias respiraciones mi rostro se relajó en una expresión alelada y satisfecha.

-¡¿Li... Lily?!- exclamó Verity alarmada, cuando mi cabeza cayó hacia atrás hasta apoyarse en su hombro.

-Eehh... haahh... haaah...(ha sido tan... intenso... estoy temblando...)

-Lily... ¿Te encuentras bien? Oh Dios, no... esto ha sido por mi culpa...

-¿...Veri? ...ehehehe... parece que has... despertado por fin...

Y en efecto, mi adorada hermana mayor por fin había vuelto en sí. Pero parecía arrepentida... ¿Por qué parecía arrepentida? No lo entendía. Y mi confusión se acentuó todavia más cuando Veri se apresuró en apartar sus manos de mis pechos como si le quemaran. ¡¿Por qué las apartaba?! ¡Si yo sabía que le encantaban! Es verdad que acababa de tener un orgasmo y las tetas se me habían puesto dolorosamente sensibles, pero las chicas nos recuperamos rápido y enseguida podría volver a acariciármelos. ¡Así Veri estaría contenta! ¡Y yo volvería a sentirme bien!

-No... Lily, esto que he hecho... no ha estado bien... perdóname por favor. ¡No se qué me ha pasado! En algún momento he perdido el control y... y... una hermana no puede actuar así... yo...

¿Qué era toda esa cháchara? ¿Es que acaso Veri ya no quería hacerme sentir bien?

-Deja, voy a... arreglarte el sostén. Dios mío, te lo he dejado hecho un desastre... ahhh... ¿En qué estaría pensando?- masculló Veri mientras se ponía delante mío y me ajustaba las cintas y copas del sostén. Incluso hizo ademán de tocarme los senos para recolocarlos bien dentro del tejido, pero le empezó a temblar la mano y la retiró, insegura.

Su actitud me empezaba a irritar.

-Voy a tu habitación a... a buscar tu... tu ropa- dijo en voz baja, temblando como una hoja -E... espera aquí un momento... ahora mismo vuel...

Pero en cuanto se empezó a girar en la cama, me lancé sobre ella como una pantera sobre su presa y, con un vigor jamás visto por mi pobre hermana mayor, pegué mi boca contra la suya.

-¡¿MNUH?!

Mi lengua irrumpió en su paladar, dominándola con la fuerza de mi aliento; mis muslos envolvieron los suyos y me apreté contra su cuerpo con tanta fuerza que nuestras formas sinuosas prácticamente se fundieron en una sola. La obligué a adaptarse a mí, mientras nuestros vientres se restregaban el uno contra el otro, mientras la obligaba a saborear mi abundante saliva y sus pequeños pechos desaparecían, engullidos por los míos debido a la diferencia en tamaño.

En un primer momento Verity se tensó y trató de empujarme; pero estaba tan excitada que todas sus fuerzas se habían esfumado y no tardó en deshacerse entre mis brazos como un trozo de gelatina. Entonces aproveché su momento de mayor debilidad para deslizar una mano sobre la raja del culo y hundir dos dedos directamente en su húmeda vagina por la parte de detrás.

Aquello provocó un punto de ruptura en el anhelante cuerpo de mi hermana y enseguida noté cómo sus paredes vaginales se cerraban entorno a mis dedos. Su espalda se crispó y la sentí aferrarse a mí con desesperación mientras su aullido vibraba entre nuestras bocas unidas.

-¡¡¡MMMMMMMMMNNNHÚUUUUUUUUUUUHH!!!

En pocos segundos, sus jugos vaginales cubrieron mi mano por completo y Verity terminó por relajarse, con los brazos caídos y los ojos en blanco. Solo entonces aflojé mi presa y la dejé caer hacia atrás hasta que terminó tumbada sobre el colchón mientras yo seguía sentada sobre sus muslos.

-¿Te encuentras bien, Veri?- le pregunté, juguetona.

-...haahhh... haaaahh... Lily... creo que me he... haaahh, corrido... lo siento... aahh... soy... una mala... haah... hermana...

-hi hi hi hi... Veri... a veces eres tan tontita...

Con una amplia sonrisa me aparté un largo mechón de cabello castaño de la cara. Entonces me desabroché el sujetador y lancé la prenda a un lado de la cama mientras las grandes tetas de Lily caían un par de pulgadas, liberadas de cualquier restricción. Pesaban más de lo normal debido a lo hinchadas que las tenía, con sus formas esféricas ligeramente aplastadas sobre mi torso y los gordos pezones rosados despuntando hacia fuera de manera provocativa. La tensión que sentía en hombros y espalda era un precio insignificante a cambio del orgullo de poseer aquellas tetas inigualables, de poder sentirlas, disfrutarlas y hacer lo que quisiera con ellas.

Me eché a reír ante la expresión pasmada de Veri, que seguía los movimientos de mis pezones con ojos anhelantes. Pero decidí interrumpir el espectáculo al acercarle mi mano izquierda, todavía empapada por sus jugos vaginales.

-¡Mira Veri! Esto ha salido de tí. ¡Hay muchísimo!- exclamé, volviendo a poner mi voz infantil.

 

 

 

...

 

 

 

Verity se tapó la cara con las manos, más avergonzada que nunca.

-¡No Lily! ¡Por favor no me muestres eso! ¡Yo no quería...! ¡¿...Eh?! (¿Qué está haciendo?)

La muchacha no podía creerse lo que veían sus ojos: ¡Lily había empezado a restregarse sus jugos vaginales por encima de las tetas, untándoselas como si se tratara de crema solar!

-(¡Oh dios!)

Para Verity, aquello era como una visión de ensueño y no se podía creer que estuviera pasando de verdad. Lily, sentada sobre sus muslos prácticamente desnuda cubriéndose tanquilamente aquellos grandes pechos pálidos y sudorosos con sus jugos más íntimos hasta hacerlos brillar como dos esferas pulidas. En algún momento a Verity se le empezó a caer la baba, pero su atención estaba demasiado centrada como para darse cuenta. Apenas se había corrido pero la vagina volvía a dolerle y se llevó la mano a un pezón de forma involuntaria.

-Haah... haah...

-Veri...- dijo Lily con su suave voz.

-¡¿Eh?!

-¿Te gustan mis pechos?

-s... si... ¡Sí!

-¿Te gustan mucho?

-¡Me... me encantan!

-¿...y tienes envidia de ellos?

-¡Yo...! Yo... si...

-¿Por qué?- le preguntó su hermanita mientras se abrazaba y elevaba sus preciosas tetas, haciendo que rebotaran sobre sus antebrazos como dos flanes.

-Por que... por que...- trató de contestar Verity intentando contener sus balbuceos. Se sentía desesperada y no entendía el motivo. -¡Por que son grandes y... y bonitas y...! Y todo el mundo te mira y...

-¿Y... qué?

-¡¡Y se deben sentir muy bien!!- casi gritó Verity. Tenía lágrimas recorriéndole las mejillas.

Lily pareció sorprendida durante un momento, pero su adorable sonrisa enseguida volvió a aparecer. Sin embargo en su cara había algo diferente. Eran... sus ojos... La miraba de una manera como nadie la había mirado jamás. Tan abiertos... con las pupilas ligeramente contraídas. Era... intimidante.

-Veri...- dijo Lily, bajando la voz un par de octavas. -¿Quieres que te haga sentir bien?

-hah... hah...(glups)... si...- musitó. Era como si no lo hubiese dicho ella, como si su cuerpo hubiese decidido expresar sus deseos y hablar en su lugar.

-No te oigo, Veri. Tienes que hablar más alto.

-s... ¡¡Si!! ¡Por... por favor...!

Entonces, lentamente, Lily se puso de pie sobre la cama y se bajó las bragas húmedas hasta quedar totalmente desnuda, con su cuerpo de ensueño cerniéndose sobre la temblorosa Verity como un monolito de altura inalcanzable. Su hermanita se relamió los labios y empezó a acariciarse la zona bajo el ombligo.

-Ehe... hehehehe... ¡Quería probar esto! ¡Lo estaba deseando! Oh Veri... ¡No sabes lo que te espera!- exclamó Lily -¡Observa Veri! ¡Observa! ¡¡Esta es la prueba de mi amor por tí!! ¡¡...UNGH!!

Lily apretó los dientes y, durante un rato, no ocurrió nada. ¿Qué estaba haciendo? Verity quería preguntárselo, pero entonces vio algo que la dejó totalmente helada.

Los labios vaginales de Lily se estaban estrechando, mientras que el puntito rojo justo encima que era su clítoris se hacía cada vez más grande.

-¿...eh?

En pocos segundos, su clítoris alcanzó el tamaño de un pulgar y, mientras la rajita de debajo terminaba de cerrarse, dos protuberancias empezaron a brotar justo bajo el creciente apéndice. A medida que crecía, el nuevo órgano se iba aclarando, pasando de un color rojo escarlata a un rosa fucsia y, más tarde, cuando ya alcanzaba el medio palmo de longitud, a un color carne cada vez más pálido.

-Li... Lily... ¿Qué está... pa... pasando?- tartamudeó Verity con un nudo en el estómago.

Pero Lily tan solo sonreía, sonreía como una loca mientras sus recién brotados testículos caían hacia abajo como dos bolsas bien llenas, mientras su nuevo pene se elevaba, grueso y palpitante, por encima de su ombligo. Solo entonces dejó de crecer y Lily se lo agarró encantada, sus manos empequeñecidas por el tamaño de aquella monstruosidad.

-¡Uaaaahhhh... Está caliente!- exclamó para seguidamente echarse a reír.

Verity sacudía la cabeza, la sacudía de forma compulsiva negándose a creer aquello que veían sus ojos. A Lily le había crecido un pene, ¡¡UN PENE!! Aquello no podía ser real, tenía que ser una visión, o... o una broma de su hermanita. ¡Si! ¡Era eso! ¡La tontita de Lily había decidido gastarle una broma!

-hehe... Esto... no tiene gracia, Lily... hehehe... Por un momento he llegado a pensar que...

-¿Que qué?- la interrumpió su hermanita -¿Que tal vez sea de verdad?

Entonces Lily se arrodilló sobre ella y se sostuvo la polla con la punta a dos centímetros de la nariz de Verity. A continuación agarró una de sus manos y la invitó a que le tocara el nuevo órgano. Y en cuanto sintió el tacto de aquella carne dura como la roca tuvo que controlarse para no hiperventilar.

Estaba caliente, ¡Muy caliente! Y lo sentía palpitar bajo sus dedos. La sensación era tan real que... tan real que...

-(Oh no... el olor...) haaaaahhhh...

Era embriagador... era... era de verdad. Lily... ¡Lily tenía un pene real!

-hihihi... ¿Te gusta, Veri? Lo he hecho crecer expresamente para tí, por que te quiero mucho muchísimo- dijo Lily con su vocecita de niña esperanzada.

-(Tengo que estar soñando, si... esto tiene que ser un sueño, un sueño... no... no hay otra explicación...) ¡UAH!- exclamó de repente al notar el intenso calor en la mejilla cuando Lily se la rozó con el glande rosado. -¡Aparta eso de mi cara!

Verity se echó hacia atrás con movimientos atolondrados hasta toparse con la pared, sin despegar la vista ni un instante de aquella masa de carne que brotaba de la ingle de su hermana.

-¿Veri?- preguntó, confundida. -¿Por qué te apartas?

-¡Por que... por que... esto no es...! ¡¿Qué clase de...?!

-¿Es por el tamaño, quizá?- inquirió Lily inocentemente -No me la he medido, pero diría que son unos... hummm... poco más de 20 centímetros. Ya se que es un poco grande... ¡Pero estás tan mojada seguro que te entra! ¡Y como somos hermanas seremos bien compatibles!

-No...haaahhh... No...- Verity se agarraba el cuello, incapaz de hablar. Tenía un nudo en la garganta y le faltaba el aire.

-¿O es por tu novio?- siguió Lily, totalmente ajena a su estado emocional.

Su hermanita pequeña se puso a cuatro patas y se le acercó de nuevo, sin variar su expresión, con los pechos prolongándose hacia abajo estirados por su propio peso y la gruesa punta de su pene despuntando entre ellos entre meneo y meneo.

-No te preocupes por él, Veri. Ya no lo necesitas... ahora me tienes a mí. Nos tenemos la una a la otra... por que somos las mejores herma... ah... ¿Veri? ¿...te ocurre algo...?

El corazón le latía a diez mil por hora. Verity no podía respirar, ¡No podía...!

Y de repente todo se volvió negro.

 

 

 

...

 

 

 

-¡Veri!- exclamó la dulce voz de su hermanita.

La muchacha abrió los ojos, parpadeando un par de veces, confusa. Y se encontró con la cara de Lily casi pegada a la suya.

-¿...Lily? ¿Cuando he...?

-¡Ufff, menos mal! Cuando te desmayaste pensé que me iba a dar algo. ¿Estás bien, Veri?

-Yo... creo que... si.

Su mente era una maraña de pensamientos confusos e imágenes absurdas. Frunció el ceño y pestañeó con fuerza, tratando de recordar algo importante.

-¡Qué bien! ¡Entonces por fin podremos hacerlo!

-¿Ha...cer... qué?

Como en una secuencia, la cara de Lily de sonrisa radiante descendió unos palmos frente a sus ojos... y entonces volvió a subir. Pero cuando lo hizo, cuando se elevó de nuevo hasta la altura de su barbilla, Verity notó una extraña presión bajo sus piernas, justo en... justo en...

-¡¡Allá voy... Ve... riiiiiiihhh!!

-¡¿Eh?!

Su coño enseguida cedió ante el empuje y la muchacha soltó todo el aire contenido al sentir una inexplicable masa de algo duro y caliente abriéndose paso por sus entrañas a la fuerza.

-...hack... hah... ¡Hnggghh!

-Veeriiii... por fin somos una... ahhhh... llevaba tanto tiempo esperando esto...

Su hermanita empujó un poco más y Verity estuvo a punto de perder la compostura cuando aquello se estampó contra su útero, más allá de lo que su novio habia llegado jamás. La muchacha apretó los dientes mirando a ninguna parte con las manos temblorosas sobre los hombros de Lily. En un instante, todas sus fuerzas se habían desvanecido... y lo recordó todo de golpe.

El... pene... el pene de su hermanita... lo tenía dentro...

-Lily...(jadeo)... no... saca(jadeo)... saca eh...- Suplicó Verity, terriblemente asustada pero incapaz de levantar la voz debido a los temblores.

-Veeriiiii... haaah... estás tan... apretada...

Lily la miraba desde abajo exactamente igual que cuando iba a preescolar y le regalaba un dibujo o una manualidad hecha en clase de la que se sentía particularmente orgullosa. Tímida y expectante al mismo tiempo, sin perderse una sola de sus reacciones, buscaba su aprovación en todo momento. "¿Le gustará este dibujo de ella y yo dándonos la mano?", "¿Le gustará este cuadro con su nombre escrito con macarrones?", "¿Le gustará la sensación de mi gorda polla violando su vagina?".

...

La cara de Veri era un espectáculo. Estaba tan excitada... su cuerpo anhelaba tanto ser follado por mi palpitante pene de hombre... era todo lo que había querido y más: La unión definitiva, el cúlmen de nuestro amor fraternal, un amor que quedaría grabado para siempre en cuanto plantase mi semilla en su interior. Veri tendría a mi bebé, y le daría de mamar cada día con sus pequeños pechos hinchados de leche materna. Entonces, si el bebé llegase a nacer sano y fuerte, tal vez mi amo podría ocupar su cuerpo y vivir conmigo para siempre.

-("¿Mi amo?" Un momento... ¿En qué estoy pensando?)

-Lily...po... por favor... no quiero esto... haaah, tienes que... sacarlo...- Me suplicó Veri, temblorosa, interrumpiendo cualquier razonamiento.

-Aaahh... (Veri es tan sexy... ¿Cómo puede hablarme con esa voz y luego esperar que me contenga?)

Entonces, conteniendo la risa y sin despegar la vista de su cara, le saqué mi polla lentamente, hasta un punto en el que tan solo quedó la mitad de mi glande rosado encajado entre sus labios vaginales. Veri pareció inmediatamente aliviada, y esperé unos instantes mientras dejaba de temblar y su respiración adquiría de nuevo un ritmo regular y pausado.

-...pero Veri... ¿Cómo sabes que no lo quieres si todavía no lo has probado?- dije, burlona.

Solo entonces separé mis tetas de su vientre, proyecté las caderas hacia adelante y le volví a hundir toda la polla de golpe, estampándome contra su cervix con la fuerza de un puñetazo.

Por lo visto, aquello fue demasiado para Veri, y contemplé estupefacta como ponía los ojos en blanco y de nuevo perdía la consciencia.

-¡¿Veri?! ¿...eh? ¡Uaaaahhh!- exclamé al sentir un reguero de algo húmedo y caliente bajando por mi pubis y empapándome los testículos.

Como si no fuese bastante con volver a desmayarse, a la tonta de mi hermana mayor encima se le había aflojado el esfínter y lo estaba dejando todo perdido de pis. 

Y mi reacción ante aquello, obviamente, consistió en hinchar los mofletes totalmente indignada.

-¡Booooh! ¡Eres un caso perdido, Veri! ¡¡...pues no esperes que pare ahora que se estaba empezando a sentir tan bien!! ¡¡TOMA ESTO!! ¡¡Y ESTO!!- exclamé con ilusión al tiempo que me empezaba a follar su cuerpo inconsciente salpicando gotas de sudor, meado y jugos sexuales.

...

Los minutos siguientes fueron una locura absoluta. Verity pasó la mayor parte del tiempo en una duermevela repleta de sueños incoherentes e imágenes sin sentido. Pero a ratos, entre desmayo y desmayo, lograba recuperar el conocimiento el tiempo suficiente como para sentir la tormenta desatada en su vientre por la acción contínua de la gran polla de su hermanita.

Cada vez que la penetraba, cada vez que se abría paso por sus entrañas desplazando la húmeda y cada vez más dilatada carne de su vagina, Verity se sentía un paso más cerca de perder la cabeza. La sensación de su útero al ser golpeado era como si la punta de aquel grueso pene le estuviera machacando directamente el cerebro. Y para cuando por fin logró mantenerse consciente, Verity ya se había rendido, olvidados todos sus temores y repugnancia. La muchacha se entregó al placer.

-¡¡Aaaaaahhh!! ¡¡Aaaaaah haaaah...!! ¡¡Eeeeeeaaaaahhh!!(¡Es demasiado! ¡Nunca había sentido nada igual!)

-¡Hah! ¡Haah! ¡Haah! ¡Veriiii! ¡¿Te gusta?! ¡¿Te gusta mi pene?!

-¡Si! ¡¡Sssiiiiii!! ¡¡Es tan grande!! ¡¡Aaaaaahhhh, aahhh!! ¡Me va a rompeeeehhhhr!

Con cada embestida, Lily la llenaba por completo. Cada vez que la penetraba, Verity sentía como su indefensa vagina era moldeada por la fuerza, adaptándose al tamaño de la polla de su hermanita.

-¡¡Uaaaaaaahhhh!! ¡¡Iiaaaaaahhh!! ¡Ungh! ¡¡Jodeeeeeeeeerrr!!

Si seguía así mucho tiempo, Verity no sería capaz de volver a tener sexo con una verga que no fuese aquella. Se veía incapaz de imaginarse a sí misma sintiendo placer de nuevo con el meapilas de su novio. La de Lily era tan diferente... tan larga y gruesa... y la follaba con tanta pasión...

-¡Veri! ¡Veri! ¡Tu vagina! ¡¡HAAAH!! ¡¡Me encantaaaaahhh!! ¡Haaahh!

Los gemidos de Lily al darse placer con su coño eran el sonido más dulce que Verity había escuchado en toda su vida. Y la muchacha descubrió una vez más que quería a su hermanita con locura, pero ahora más que nunca; amaba todas sus virtudes y defectos; y cada uno de sus gestos y atríbutos personales se habían convertido en un tesoro de valor incalculable. 

Mientras contemplaba los enormes pechos de Lily botando con violencia al tiempo que seguía follándole el coño a placer, Verity supo que toda su envidia y celos habían sido substituídos por un sentimiento de adoración.

...

-¡¡Hah!! ¡¡Hah!! ¡¡Eah!! ¡¡Hah!! (¡Es increble! ¡Jamás pensé que el pene de un chico se sintiera tan bien!)

Había llegado a tal punto que ya me daba todo igual. Una parte de mi cabello había terminado cayendo por delante de la cara y me impedía ver nada con el ojo derecho, lo tenía pegado a la frente por el sudor y los pelos se me metían todo el rato en la boca abierta de par en par, con la lengua fuera como si fuese un perrito, echando babas por todas partes sin que me importase un pimiento. Además, las tetas se me sacudían con tanta violencia que no paraban de golpearme en la barbilla y los mofletes; parecía que saldrían volando en cualquier momento como un par de boleas.

Era tan incómodo y aparatoso... que me descubrí riéndome como una loca mientras mientras mis caderas aceleraban hasta convertirse en un borrón. Era por culpa de mi amo, a él parecían encantarle esas cosas. Y cada vez que se reía, yo sentía aquellas mariposas en el estómago que hacían que me echase a reír también.

-¡¡Haaaaah!! ¡Iiiiiigh! ¿¿Eeeeh??(¿Otra vez? ¡Está pasando de nuevo! ¡Es como si nuestras personalidades se estuvieran mezclando!)

Mierda, y justo en el peor momento. Aquello que había intentado evitar por todos los medios estaba ocurriendo en ese preciso instante.

-¡¡Hah!! ¡¡Hah!! ¡¡Hah!! (¡Pero ahora no puedo parar!)

...

-¡¡OOOOOOOAAAAHHH!! ¡¡IIIIAAAAAAHHHH!! ¡¡LILYYYYYYYY!!

¡A punto de enloquecer de placer! El cuerpo de Verity cuerpo se retorcía de manera casi involuntaria perdido en el éxtasis sexual, con los labios abiertos de par en par y la mirada desenfocada.

De repente, sintió como la polla de Lily crecía en su interior haciéndose incluso más gruesa que antes.

-¡Me corro, me corro, me corro!- masculló su hermanita con cada exalación al tiempo que acortaba sus sacudidas cada vez más hasta tener la cabeza en forma de hongo besando directamente la entrada de su útero.

-¡¡AAHH!! ¡¡HAAH!! ¡¡SI!! ¡¡SI!! ¡¡DÁMELO, DÁMELO TO... OH...!!

-¡¡¡NNGHIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHH!!!

-¡¡¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOHHHHHHHHH!!!

El placer explotó en su vientre con la violencia de un huracán y Verity se sintió tan abrumada que volvió a perder el sentido. Pero en esta ocasión tan solo fueron unos segundos, y en cuanto recuperó cierto raciocinio se descubrió a sí misma con brazos y piernas envueltos alrededor de Lily y en su vientre la sensación más rara que había experimentado nunca antes: como la de algo muy espeso y caliente entrando en ella a raudales, llenándola y presionando las paredes de su útero.

-¡¡Heeeaaaaaaaahhhhhhh!!(¡Se está corriendo en mi interior! ¡Lily me está llenando! ¡Hay mucho, jodeeeeeeer!)

-¡Eeehhngh... aaahhhh! ¡Haaaaaahh...! Veriiii... tómalo todo... todo mi amor...

Tras unas pocas sacudidas más, Lily por fin se detuvo. Y se dejó caer con todo su peso encima de su hermana mayor, abrazándola con la dulce satisfacción de la niña que abraza su gran osito de peluche. Verity sonrió con dulzura y le acarició los largos cabellos castaños, amándola en silencio y sintiéndose cada vez más exausta. Empapada en sudor, lágrimas, saliva y jugos sexuales; con la cama hecha un estropicio y la polla semierecta de su hermana todavía en el interior de su vagina de la que no cesaba de manar leche blanca como en un manantial.

Verty se durmió de nuevo, sintiéndose plena y satisfecha.

...

Cuando la respiración de Veri por fin se hizo regular, me levanté con cuidado tratando de no agitarla demasiado pero sin poder controlar mis temblores. Para entonces, ya había sacado mi polla flácida de su coño, y al observar a mi hermana mayor no pude evitar sentir una pizca de envidia. Parecía tan contenta... Lo único que yo deseaba en aquellos momentos era tumbarme a su lado y quedarme dormida hasta la madrugada.

Pero tenía cosas que hacer antes de poder reposar.

Me levanté pesadamente y salí de la habitación, tambaleándome y goteando sudor, de tal forma que iba dejando regueros húmedos por la moqueta. Encontré a la madre de Lily en el salón, mirando una telenovela.

-¿Mami? Apaga esa basura y levántate, tenemos trabajo que hacer.

...

5:32pm del mismo día.

...

Verity abrió los ojos lentamente y se los restregó con fruición, contemplando ensimismada la lamparita de noche de al lado de la cama. Se sentía... extraña. ¿Qué hora era? ¿Cuánto tiempo había dormido? Y aquella... no era su habitación.

-Buenas tardes, Veri dormilona. ¡Por fin despiertas!

Verity se sobresaltó al escuchar la voz de Lily, y se giró rápidamente para encontrársela sentada en su silla de estudio al lado de la cama. Estaba ojeando un álbum de fotos sobre sus piernas cruzadas y no llevaba puestas más que las bragas y una de las camisetas de Verity, probablemente saqueadas de su armario. Al verla así, tan cómoda y satisfecha a su lado, Verity sintió una calidez reconfortante en el vientre.

-Lo siento, ¿Qué... qué hora es?- preguntó mientras en sus labios se formaba una lenta sonrisa.

-Son más de las cinco y media, boba. Llevas toda la noche, mañana y tarde durmiendo la mona en mi cama. Pero como es fin de semana y parecías tan a gustito... ni yo ni mami quisimos despertarte.

¿Estaba en... la habitación de Lily? Pero entonces... todo lo que había ocurrido... lo que ella recordaba con tanta claridad...

Verity se levantó de golpe, poniéndose roja como un tomate. Entonces observó a Lily con atención, fijándose en la zona de las bragas.

-(¡¿Eh?! ¡No hay... nada! ¡Está plano!)

-¿Veri? ¿Te encuentras bien?

Entonces, bajo las sábanas, Verity advirtió que estaba húmeda justo ahí abajo. ¡Lo tenía todo empapado!

-No puede ser... Entonces yo... yo...(¡Oh... dios mio!)

¿Había sido todo un sueño? ¡¿De verdad había tenido un sueño húmedo en el que a su inocente hermanita le crecía un...?!

Verity giró la cabeza y miró a Lily con los ojos desenfocados. Su hermanita tenía una ceja levantada y parecía preocupada, sin más. Verity reaccionó cubriéndose rápidamente con las sábanas tratando de esconderse de su propia vergüenza.

-¡¿Veri?!

-¡Nooooooooooooo...!

Joder, ¡Pues claro que era imposible que algo así ocurriera en realidad! ¡¿A qué clase de tonta pervertida le pasarían por la cabeza esa clase de ideas?! ¡Pues a ella, como no! ¡Y encima su traicionero cerebro decidía obsequiarla con el sueño más realista y detallado de toda su maldita vida! No estaba segura bajo esas sábanas, ¡Necesitaba encontrar una roca bien grande y esconderse debajo!

-¡Veeeeeeriiiiiiiiii! ¡Sal de ahí de una vez, que pareces una cría!- exclamaba Lily mientras le daba golpes con el dedo.

-(¿Y eso me lo dices tú?)- pensó la hermana mayor, que de repente estalló en carcajadas cuando aquel dichoso dedo le tocó el costado, donde tenía más cosquillas. -¡Vale, vale! ¡Ya salgo! ¡Para por favor!

Verity lanzó la sábana arrugada hacia un lado y se puso de pie rápidamente, dispuesta volver a su habitación y cambiarse de ropa.

-Espera un momento, Veri.

-¿Eh?

-¡Toma! Te lo estuve guardando...- dijo Lily con timidez mientras le ofrecía, bien doblado y planchado, un pequeño sujetador rosa con borlas blancas.

-Pero si ese es...- respondió, confusa -Si ya me lo... ¡Ah!

-¿Es que... no lo quieres?

-¡Si, si por favor!- exclamó la muchacha al tiempo que se lo arrebataba de las manos -Muchas... muchas gracias, Lily. Te... ¡Te quiero!

Verity se sorbió las lágrimas sin que el rubor desapareciera de sus mejillas y salió de la habitación. En el pasillo se encontró con su madre, que la miró con los ojos entrecerrados. Su típica mirada de desaprobación.

-Buenas "tardes", Verity. Te he guardado un plato de la comida, por si tienes hambre. Aunque en dos horas toca hacer la cena...

-¡Gracias mamá! Bajaré en unos minutos- exclamó la muchacha, esquivándola hábilmente.

Al llegar a su dormitorio, Verity se quitó el pijama con impaciencia y lo primero que hizo fue ponerse el sostén que Lily le había regalado, el cual en esos momentos se había convertido en su posesión más valiosa. Tras unos pocos ajustes en las correas, la muchacha dio a las copas un par de tirones hasta que por fin lo tuvo bien encajado. Era cómodo y suave, y le sentaba como un guante. Verity apoyó las manos sobre las caderas e hizo un par de poses frente al espejo, observándose desde varios ángulos.

-...precioso...- murmuró sonriendo a su propio reflejo, algo que nunca había hecho estando sola en su habitación. Era una sonrisa feliz y genuína, como no había visto desde que dejó atrás su infancia.

Lily tenía razón en tantas cosas...

...

Cuando entré en su habitación, Lily corrió a abrazarme tal y como llevaba haciendo desde que tomé el cuerpo de su madre.

-Mi amo...- dijo con su voz ahogada por mi busto.

Según ella, el hecho de por fin ser capaz de tocarme, de abrazarme y de poder hablar conmigo como una persona diferente la hacía más feliz que nada en el mundo. Decía que estaba enamorada de mí, y no paró de repetírmelo desde que por fin salí de su cuerpo.

Yo le acaricié la coronilla, con una sonrisa maternal plantada en mi rostro. Era tan sencillo... en aquel cuerpo bastaba con pensar unos instantes en Lily, mi hermosa hijita, para que mis labios se curvaran hacia arriba de forma involuntaria. 

-Mi querida Liliana... tenemos tanto por hacer...

Aquello no había hecho más que comenzar.

Muchas gracias por leer mi relato(el más largo hasta la fecha), espero sinceramente que os haya gustado.

Como siempre agradezco cualquier comentario y puntuación, ya que como bien sabréis, es lo que de verdad me anima a seguir escribiendo.

Si a alguno de mis lectores de los que no disponen de cuenta en todorelatos le apetece dejarme algún comentario, respongo al correo BuggsB.TDR@gmail.com