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El Fantasma(4ª parte)

en Fantasías Eróticas

-Veamos, señorita, ¿es que acaso no me ha entendido? ¡Es una consulta urgente, tengo que ver a la jefa ahora mismo!- El hombre sudoroso se pasó la mano por la calva incipiente, empezaba a ponerse nervioso.

La secretaria no cambió de expresión.

-Le repito, señor, que la señorita Sally se encuentra ocupada y no puede atenderle en estos momentos. Si desea una consulta, haga el favor de pedir hora; y si tiene algún mensaje, entréguemelo y yo se lo haré llegar.- Dijo friamente. Era una mujer de cabello negro cortado a la altura del cuello con unos ojos grises e inexpresivos.

El hombre perdió la paciéncia y le dejó(o le tiró) una carpeta llena de papeles encima de la mesa. La secretaria mantuvo su mirada impasible mientras el otro se giraba y salía por la puerta del despacho murmurando a la vez que daba un portazo. Todo se quedó en silencio.

La mujer se puso a ordenar los papeles desperdigados hasta que sus manos se quedaron tensas. Se tapó la boca y soltó un mudo gemido mientras se inclinaba sobre la mesa. Respiraba agitadamente... se incorporó en la silla todavía hiperventilando, bajó la mirada y sus ojos se encontraron con los míos(los de Sally). Le estaba practicando un cunnilingus debajo de la mesa desde hacía 10 minutos. Su resistencia comenzó a flaquear en cuanto centré la atención de mi boca en su abultado clítoris y le metí uno, dos, tres... cuatro dedos en su vagina, que empecé a mover de diferentes formas.

Ella gemía ruidosamente y movía la cabeza mientras los labios se su coño parecían dilatarse y contraerse al vaivén de su respiración. Pronto llegó al climax: levantó y separó las piernas, se agarró fuertemente a la silla y apretó los dientes a la vez que un ruido ansioso salía de su boca. Sus jugos me inundaron el paladar y me los tragué con gusto mientras hundía mi lengua en la cavidad.

Cuando se relajó, yo me levanté y me puse en pié a su lado. Me aparté un mechón de pelo y empecé a chupar golosamente la humedad de mis dedos.

-He de decir que tiene un impresionante autocontrol, señorita Alice- alabé a la secretaria que seguía mis movimientos con una mirada excitada "puede ser muy fría cuando quiere, pero ahora la encuentro adorable"- ¡Está contratada!

Con un gesto elegante, saqué un espejo de bolsillo y me sequé con el pañuelo la restante humedad pegada a mi barbilla- con el tiempo me había tornado cada vez más desenvuelto dentro de ese cuerpo- un movimiento de mis carnosos labios y una pasada con la lengua completaron el ritual. Me senté sobre el mostrador con las piernas cruzadas, sintiendo el roce de mis propios muslos.

-Sin embargo, todavía tiene la silla húmeda- Dije mirándola críticamente -Y de tanto moverse, ha vuelto a desperdigar esos documentos... si quiere trabajar para mí, no puede ser tan desordenada!

-Lo...lo siento, señorita...- Su mirada tan solo me decía: "quiero más".

-En fin, como sanción me llevaré esto- me agaché junto a su silla y cogí las bragas tiradas en el suelo. Me las llevé a la cara y aspiré su aroma -Tendrá que venir a recogerlas a mi casa allá sobre las 7:30 de la tarde, ¿Queda claro?- las doblé y me las metí dentro del escote, donde quedaron ocultas entre los grandes pechos de Sally.

-S...si...- me respondió con un hilo de voz.

-Entonces nos veremos allí- me incliné sobre ella y uní mi boca a la suya, metiendo mi lengua en su paladar sin reparos. "Qué suave".

El beso duró sólo unos segundos, pero ella empezó de nuevo a respirar agitadamente. Noté como una pequeña mano me empezaba a masajear el culo, la aparté suavemente y separé mi boca. Ella seguía con la lengua afuera.

-Hasta luego, Alice- dije con voz sensual. Me incorporé y salí del despacho con ese caminar insinuante que ya me salía solo. "Ha sido una suerte encontrar a una lesbiana como ella entre las candidatas para secretaria.

Hacía ya una semana que había "muerto". La mayor parte del tiempo había estado dentro del cuerpo de Sally disfrutando al máximo de la experiencia como mujer y follando casi cada noche con Marcus, el enorme negro que había poseído hacía 6 días. Más que un novio, lo trataba como a un esclavo sexual, y a el no parecía importarle; al contrario, se mostraba encantado de obedecer cada una de mis ordenes por muy absurdas que parecieran.

Bajé por el ascensor y entré en el vestíbulo de la Empresa mientras que, como siempre, sentía todas las miradas puestas en mí; los hombres con deseo y las mujeres con envidia. Me había apropiado completamente de la vida de Sally, y curiosamente no había sido difícil; ya que, con el tiempo, había ido adquiriendo sus recuerdos y podía imitar su personalidad de forma eficaz para no levantar sospechas. Sin embargo, los recuerdos de dos personas no caben dentro del mismo cerebro así que tenía lagunas en la memoria. Si no fuera por que yo también había trabajado en la Empresa, asumir su dirección me habría resultado imposible.

Entré en el garaje y me dirigí hacia el coche de Sally, un Porsche de color rojo. Sentía una presión en los pezones y notaba una humedad extendiéndose en mis bragas Pese a los días que habían pasado y a que me creía acostumbrado a ese cuerpo, debía ir con cuidado. Una mirada en un espejo, un bamboleo de mis tetas al caminar, la cómoda presión de mi culo al sentarme, una pasada de lengua por mis carnosos labios o cualquier contacto conmigo mismo/a podían bastar para excitarme sin remedio. Y cuando eso pasaba(que era más a menudo de lo que me gustaría) tenía que ir al baño o encontrar un sitio privado donde "aliviarme".

-"Hay que ver"- pensé con exasperación -"¿Cómo puede alguien vivir con un cuerpo como este y no estar cachonda a todas horas?"- Me metí en el coche y me dirigí a la casa de Sally.

Su casa era un piso de lujo situado en la 14ª planta de un gran edificio con una decoración exótica, vistas a la ciudad, una temperatura ideal a todas horas, un jacuzzi en medio del salón y un portero en la planta baja. Sin perder tiempo me quité la ropa, tomándome un tiempo extra para la ropa interior y me dirigí a la sauna privada para tomar un baño de vapor- últimamente me había aficionado a esos baños.

Accioné los controles y me senté en el banco de madera disfrutando de la sensación... -me di cuenta de que seguía cachonda- Bajé la mirada hacia mis pechos: dos blancas tetas del tamaño de balones de balonmano que contrastaban con la piel bronceada de Sally y subían y bajaban al vaivén de mi lenta respiración. Empecé a manosearlos... estaban gordos, sudados y llenos de humedad. Parecían dos globos cubiertos de lubricante.

Con una mano me pellizqué un pezón mientras con la otra me levantaba otra de mis tetas para después llevarme el pezón a la boca, que empecé a chupar como si fuera un caramelo. Con un espasmo, separé mi boca y solté un gemido sordo- nunca había probado a hacer eso antes -Sin embargo, decidí que me gustaba, así que me puse a chupar mis dos pezones a la vez mientras estrujaba mis pechos con las manos, acentuando el placer. La humedad de mi coño cada vez se notaba más y mas mientras mientras iba sintiendo los pechos más calientes y duros. Sin previo aviso, un temblor me recorrió  el tórax y se extendió por todo mi cuerpo; solté un profundo gemido -había tenido un orgasmo... pero no había tenido la intensidad que yo deseaba, así que me metí los dedos de la mano derecha en la vagina mientras con la izquierda jugaba con mi clítoris. Allí me vino la euforia y gemí con libertad hasta que, pasado un minuto, disfrutaba de mi segundo orgasmo... y tras un leve descanso me llevé de nuevo uno de mis pezones a mi boca mientras seguía el trabajito dentro de mi coño... y me corrí por tercera vez.

Descansé unos momentos en el banco de madera hasta que decidí levantarme y salir de la sauna. Me dí una ducha fría y el shock me despejó la mente. Me puse rápidamente el albornoz.

-Ya vuelvo a ser yo- dije con una sonrisa como si hubiera hecho un chiste. Para andar por casa me puse tan solo una camiseta blanca en la que ponía "Super Milk" en letras azules y las bragas de Alice por pura diversión(se notaba que no eran de mi talla, ya que me apretaban y se hundían profundamente en mi culo. Sobre ellas me puse un pantalón corto de chándal.

-Al trabajo- Me senté en frente de la mesa con el ordenador y me dispuse a buscar(como cada día a esa hora) información sobre el misterioso colgante de serpiente que había comprado antes de El Salto. Sin embargo, hasta ahora tan sólo había encontrado referencias a películas de terror, reencarnaciones, simbología, relatos eróticos y a la serpiente Uroboros en varios idiomas, pero nada que encajara con la descripción del amuleto o sus poderes.

Ya estaba cansado de buscar en vano así que puse por poner "amuleto serpiente" en el buscador y me encontré con una sorpresa: en la primera entrada de millones, con letra cursiva ponía "Amuleto de la Serpiente Fantasma".

-"He buscado demasiadas veces y esto no estaba"- pensé extrañado -"No puede ser una coincidencia"- Cliqué en el enlace y apareció una página con fondo rojo y letras amarillas con un dibujo exacto de mi amuleto en el margen superior izquierdo. Lo había encontrado.

Examiné ansioso todo el texto: no había historia, tan solo mencionaban que era una antigüedad, sin hacer hincapié en sus orígenes. Todo lo demás era tan sólo la descripción de sus cualidades repetidas una y otra vez tan solo por ocupar espacio:

"Si el amuleto se lleva durante el momento de la muerte, quedará unido al alma del dueño impidiendo que esta suba Al Más Allá pero dándole la libertad de ir a donde le plazca con tan solo desearlo. El Fantasma resultante, una proyección astral del sujeto, tendrá el poder de poseer a cualquier ser vivo con el tamaño o inteligencia adecuado para albergar su consciencia, adquiriendo con el tiempo parte de sus recuerdos y personalidad. Tras este proceso, el dueño del amuleto pasará a ser La Voz Cantante; y todos aquellos que hayan sido poseídos por El Fantasma sentirán el deseo de escuchar y obedecer a La Voz Cantante invariablemente del cuerpo en el que se encuentre. Cuanto más se prolongué  la posesión de un cuerpo, mayor será la amnesia que sufrirá el huésped. Para desvincularse del Amuleto de la Serpiente Fantasma se necesita seguir el siguiente proceso: primero..."

Dejé de leer, no estaba interesado en deshacerme de esos poderes, así que imprimí el texto de la página -sospechaba que desaparecería tan repentinamente como apareció-, lo doblé y lo guardé en la caja fuerte del piso.

-"Así que La Voz Cantante"- pensé. Ahora me explicaba la docilidad y obediecia de Marcus hacia mí.

Me volví a sentar en la silla, me ajusté las gafas y me apreté los pechos con lo brazos- ...Esto es como un sueño- pensé en voz alta. De repente me puse a reír como una niña mientras daba vueltas a la silla del estudio. Me daba cuenta de que podía hacer lo que quisiera, ir a donde me pareciera y follar con o como me diera la gana. Me detuve al oír el timbre, así que me levanté con presteza y eché a andar descalza sobre la moqueta hasta llegar a la puerta del recibidor.

-Hola, Alice. Dije con una gran sonrisa al abrir la puerta, llegas pronto.

Alice se me quedó mirando boquiabierta, yo era muy consciente de mis voluminosos pechos que se insinuaban bajo la camiseta y del fino pantalón de chándal que no hacía nada por disimular mis formas.

-Pasa por favor- la invité al tiempo que cerraba la puerta -Y te ruego que en mi casa dejes las formalidades, OK?- Acerqué mi cara a la suya mientras apartaba su bolso y manoseaba su firme y bien proporcionado culo por debajo de la falda que llevaba en esos momentos. Me separé, juguetona.

-Ahora mismo llevo puestas tus bragas, espero que no te importe- Alice no dijo nada, pero me siguió comiendo con los ojos mientras me sentaba en la gran cama. -Pero antes de empezar llamaré a una amiga.

Cogí el teléfono, le guiñé un ojo y marqué el número de Jessica.

Continuará...