miprimita.com

Él tenía razón

en Hetero: General

-¡Estate quieto, idiota!

-¡Parad!

-¡Venga chicos, quitadle los pantalones!

-¡Parad, por favor!

Un grupo de matones de mi antiguo instituto me tenía tumbado e inmovilizado en el suelo de un callejón. Me habían agarrado de pies y manos por lo que yo solo podía gritar y contemplar impotente como me quitaban los pantalones mientras uno de ellos, con una cruel sonrisa pintada en la cara, sacaba el móvil dispuesto a tomar unas cuantas fotos del momento. Probablemente tenía la intención de fotografiarme desnudo y usar esas fotos para chantajearme o para divertirse a mi costa.

-¡¡Dejadlo ya, no os he hecho nada malo!!- exclamé.

-¡Cállate, no me seas marica!- me respondió el chico que tenía encima.

-¡Quítale los calzoncillos de una vez, joder!- dijo a su vez el tipo del móvil mirando nervioso a la entrada del callejón.

Yo decidí callarme, resignado a mi inevitable porvenir. No es que tuviera miedo al uso que les dieran a esas fotos, pues soy consciente de que mi "situación" inspira cierto respeto; más bien tenía miedo a quedar expuesto, a que la gente descubriera mi secreto... otra vez.

-ehm... no... "¡Maldita sea, Dios!, ¿Por qué me pasa esto a mí?"- pensé.

-¡¡¡AAAAAAAAAAAAHHHH!!!

-¡¿Pero qué es esto?!

Los 5 matones que me rodeaban estaban pasmados.

-¡¡¿¿COMO COJONES TIENE LA POLLA TAN GRANDE??!!

Sus actitudes habían cambiado completamente, todos habían dejado de agarrarme simultáneamente y me miraban con una especie de fascinación morbosa como la que se siente al contemplar una anaconda gigante que te observa tras el cristal de un zoológico.

-Tío, ¿Qué coño le pasa a este para tener la salchicha tan enorme?- dijo uno con los ojos bien abiertos.

-¡Whoa! Esa cosa debe doler- respondió otro entre risas, tocándose el trasero.

-¡Corred!

Un "CRIC" vibrante resonó en mi cabeza... estaba sentado en mi pupitre de la tercera fila. Abrí mucho los ojos y parpadeé fuerte para despejarme, había vuelto a soñar despierto. Por suerte estaba lejos de la pizarra y la profesora no se había dado cuenta.

-"Ojalá dejara de recordar esas cosas"- pensé, deprimido.

-Hey, Nishi- dijo una voz a mi lado. Era Sakurai, la chica que se sienta en el pupitre de mi derecha -Se te ha caído el lápiz.

La chica se agachó y me lo alcanzó.

-Aquí.

-Gra... gracias, Sakurai, perdona.

-De nada- me sonrió para luego volver la vista a su cuaderno. Yo hice lo mismo, sonrojado. 

Me había cambiado de instituto recientemente para poder estudiar en un sitio donde nadie conoce mi secreto, pero aún así no podía quitármelo de la cabeza. Mi padre siempre dice que tener esta cosa es genial, pero yo no estaba tan seguro.

Miré a Sakurai de reojo... ella es realmente hermosa(pensé)... 15 años: cabello negro, liso y largo con ojos castaños y una sonrisa que me derrite por dentro. Me fijé en sus pechos, que abultaban de forma considerable detrás del uniforme y mi mirada siguió involuntariamente hasta el pedazo de muslo visible entre sus medias negras y la falda escolar. De repente sonó el timbre y dí un respingo, recojí mis cosas a toda prisa y salí de la clase, más sonrojado que nunca.

Deseaba poder empezar una relación con ella, de ser algo más que amigos, pero supuse que era algo imposible. Con este cuerpo no tenía oportunidad con una chica como Sakurai... no es que sea poco atractivo físicamente, pero siempre en cuanto la gente advierte mi "secreto", todo el mundo empieza a evitarme como a la peste; unos me ignoraban, otros se reían de mí y otros cuchicheaban a mis espaldas. He salido de varios institutos con motes como "Torocachondo", "El Hombre Manguera" o "Horseman" y ya estaba harto de todo. Por culpa de mi maldito pene iba a crecer solo y morir solo... vaya asco de vida, pensaba.

-¡Señor caaaabaaaalloooooo!- dijo una voz cantarina a mis espaldas.

Me quedé paralizado del susto, como si sintiera mis propios pensamientos al descubierto.

-Ah, eh... ¡¡¡Haruno!!!, ¡Eso ha sido...!

-¿Te he asustado? Solo era una broma- respondió la chica con una expresión divertida. 

Haruno es otra compañera de clase y amiga de Sakurai; tiene el cabello corto y castaño claro con unos ojos grandes y verdes sobre un cuerpo de curvas exuberantes y pechos envidiables. Era de mis pocos compañeros con los que me he llevado bien desde el principio, tal vez por que su personalidad extrovertida le impide llevarse mal con nadie.

-Heh, no seas tan vulgar- dije con un ademán algo exagerado por mi nerviosismo. Sin embargo, ella parecía no prestarme atención.

-Es más o menos, aaaaasí de grande, ¿cierto?- dijo mientras separaba las palmas de las manos hasta más allá de sus hombros.

-¡¿COMO?! ¡¿Como sabes lo que tengo aquí abajo?!

-¿"Aquí Abajo"?- respondió, inquisitiva.

-Por favor.... para. ¿Tu... tu la has visto? Esto... mi pene.

-¡No lo digas así tan fácil!- exclamó, alarmada.

-Ah, perdón...

Haruno acercó su cara a la mía.

-¿Debería decírselo a ella?¿Debería decírselo a Sakurai?

Sencillamente expiré y sentí una repentina debilidad en todo mi cuerpo.

-"Entonces... ella lo sabe..."

Haruno me dijo que la siguiera al almacén gimnasio, vacío a esas horas por la carencia de actividades deportivas. La seguí desganado y le pregunté:

-¿Por qué me estás diciendo esto tan de repente?¿Qué estás haciendo?- No me apetecía preguntarle como descubrió mi secreto, en ese momento no tenía ganas de nada.

-¡Decidido!

-¿Que?

-¡Enséñamela!

-Pero...

-Quiero verla.

Bajé la mirada, azorado.

-"No puedo ser expuesto de nuevo... no puedo..."- pensé. A pesar de todo, me empecé a desabrochar el cinturón mientras Haruno me miraba fijamente. Me quité los zapatos y me bajé los pantalones hasta que la chica se acercó el puño a la boca en cuanto advirtió el gran bulto debajo de mis boxers. Finalmente me bajé estos y me quedé de pie con las manos a la espalda y mi gran verga colgando semierecta hasta casi la altura de mis rodillas.

-In... increíble.- Haruno parecía estar sin habla. Se bajó del montón de colchonetas sobre el que estaba sentada y procedió a agacharse delante mío.

-A... así de grande... y sigue creciendo... ¿Como?- La cogió para sostenerla delicadamente con una mano.

-¡Ah, no la toques!- Era infinitamente consciente del tacto de sus dedos sobre mi miembro y lo que eso significaba. Notaba mi pene palpitando de forma familiar mientras se elevaba hasta alcanzar su máxima longitud.

-¡Aaaahhh!- exclamó Haruno al notar mi polla dura entre sus dedos.

Se tomó cerca de un minuto para observar mi miembro atentamente, con las piernas flexionadas y las manos en el suelo, como si en cualquier momento fuera a arquearse y morderla.

-¿No te sientes algo mareado?- me preguntó con voz temblorosa. Estába tan sonrojada como yo.

-...si...- respondí con voz débil. -"Por favor, tan solo detente. Todo esto es muy raro"- pensé para mis adentros. Pero antes de darme cuenta, Haruno había agarrado mi pene por la mitad y se había metido la punta en la boca.

-¿Eh?

Noté sorprendido como su lengua recorría ansiosa mi glande todavía dentro de su boca, provocándome unos espasmos que nunca había sentido antes.

-¡Ah, oooohh!-gemí. La chica empezó a mover la cabeza adelante y atrás, dejando escapar unos fuertes sonidos de succión, observé como su saliva mezclada con mis jugos caía por el tronco..

-¡Oh, NNG...! ¿Por... por qué? ¡¡¡AAAH!!!- me incliné involuntariamente hacia adelante, nunca había sentido nada igual. Haruno empezó a acompasar los movimientos de su boca con sacudidas a dos manos. Yo llevé las mías a su cabeza apretándola contra mí en acto reflejo.

-¡¡¡me... ME CORRO!!! ¡AH!- la apreté todavía más fuerte hasta meter casi la mitad de mi polla en su boca.

-¡OOOH!, ¡OOH, ¡¡OOOOOOOOHH!!- Disparé varios chorros consecutivos de semen en su boca, disfrutando del placer de mi primera felación. Me mantuve así durante 10 segundos hasta que Haruno se sacó mi miembro de su boca. Entonces lo sostuvo con las dos manos y lo estrujó por abajo, escurriendo los restos de corrida. Poco después me miró a los ojos con mi semen llenando su barbilla y las comisuras de su boca.

-Te has corrido mucho- Dijo, admirada.

-¿Ya... ya has terminado?

-¡No seas tonto! Solo estamos empezando.

Contemplé asombrado como Haruno se desvestía hasta quedar totalmente desnuda frente a mí. Me sonrió encantada con la situación, y, en lugar de hacer cualquier intento de cubrirse o parecer algo tímida, prefirió realizar una vuelta de exhibición a mi alrededor hasta acabar sentada sobre las colchonetas con las piernas abiertas. Para entonces mi polla ya me dolía incluso más que antes.

-Métela aquí, en mi vagina- dijo tímida de repente mientras de abría los labios vaginales con los dedos -No te quedes tan solo mirando.

Yo estaba totalmente mudo, sin decidirme. Tragué saliva y empecé a avanzar.

-Vamos- insistió con la voz alarmada -¡Deja de mirar y métela!

-El coño... de Haruno... -dije con voz suave y excitada. Ella abrió y cerró la boca dos veces y desvió la mirada hacia mi miembro, insegura de repente.

Agarré mi pene cerca de la punta y masajeé con ella la vagina de Haruno, totalmente húmeda. Ella gimió llevándose el puño a la boca. Poco a poco empecé a empujar y noté como su cavidad se cerraba con firmeza en torno a mi glande y parte de mi tronco.

-¡No la metas tan rápid... AAah! ¡¡Nng!!- Comencé a meterla y sacarla lentamente, más adentro en cada sacudida.

-¡AAAaahh! ¡¡Increíble!!- Haruno cada vez gemía con más fuerza -¡Y todavía queda mucho por meter!- exclamó al ver que apenas había conseguido abarcar la mitad.

Ella movía las caderas al ritmo de mis sacudidas, yo la observaba mientras dejaba escapar gemidos roncos pero intensos. Nunca había soñado con sentir un placer ni remotamente parecido a ese. Haruno se puso encima mío con una mano en su nalga y la cabeza sobre mi cuello.

-¡Es... es como si fuera mi primera vez!- dijo entre gemidos. -¡AH!, ¡AAAHH!, ¡¡IIIIIIHH!!, ¡¡¡AAAAAAHHH!!!, ¡Increíble!, ¡¡MI COÑO ESTÁ TOTALMENTE LLENO!!

Para entonces, Haruno estaba totalmente subida encima mío cabalgando mi polla con todo su cuerpo y agitando sus grandes tetas delante de mi cara. Yo tenía las manos apoyadas en la colchoneta mientras empujaba la cadera con energía. Notaba como mi órgano se deslizaba en su apretada cavidad y como mi glande tocaba su cérvix con cada movimiento. De repente se quedó paralizada con la lengua babeando fuera de su boca, aunque yo no me detuve.

-¡Cor... m, me corr... oh, OOOHHHHH!- Noté como sus jugos se esparcían por su interior y exterior, mojando mis muslos y testículos; hasta que mis propias sacudidas provocaran que me corriera yo también, liberando una gran cantidad de semen en su interior y desbordándose a través de su cavidad.

Los dos nos quedamos medio minuto así, hasta que Haruno cayó de rodillas y yo la sostuve para evitar daños, ya que mi polla seguía en su interior. La chica tenía la cabeza caída con la mirada perdida y lágrimas en los ojos.

-Es... es mejor de lo... que imaginé... increíble- balbuceó.

Yo estaba totalmente pasmado por el camino que habían tomado los acontecimientos.

-"Puedo... puedo hacer que las chicas enloquezcan por el éxtasis"- advertí, anonadado.

-Vamos a hacerlo un poco más- dije mirando a Haruno con determinación.

Ella trató de decir algo, pero tan solo pudo soltar un gritito, sorprendida, en cuanto la tumbé, le abrí totalmente de piernas y la comencé a penetrar salvajemente.

El resto fué una locura total. Follé a Haruno de todas las formas que se me ocurrieron: por delante, por detrás, por la boca, estrujando sus pechos al rededor de mi polla; ella lamió mis bolas, yo lamí sus pechos y clítoris y mucho antes de quedar exhausto, ella ya parecía haber perdido la cabeza.

Cuando me corría por quinta vez pensé: 

"Padre, tenías razón... tener una gran verga es algo genial"

Tras nuestra sesión de sexo, el almacén acabó hecho un desastre y tuve que limpiarlo todo yo solo, pues Haruno estaba rendida. Durante la noche dormí como un bebé y al día siguiente acudí al instituto más animado que nunca. Traté de cruzar mi mirada con Haruno pero ella me evitó hasta el final de las clases. A la salida por fin me miró a la cara y me guiñó un ojo, traviesa. Yo no entendí nada ya que después de eso se fué por su lado. La gran sorpresa fue que, poco después de volver a casa llamaron a mi puerta y me encontré a Sakurai en el umbral.

-¿Hmm? ¿Sakurai?, ¿Qué estás haciendo aquí?

La chica estaba ladeada y evitaba mirarme, tenía la cara totalmente sonrojada.

-Oh... ah... nada...- dijo con una timidez sorprendente.

-ehm... - creí saber como abordar la situación. -¿Es algo sobre lo que has oído... que quieras tu también?- Dije con suavidad, expectante.

Sakurai me miró, recatada. La mirada más intensa que me han echado nunca.

"Grácias, Dios, por este fantástico don... a partir de ahora las cosas pintarán mucho mejor."

¡Comenten si quieren una continuación!